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Promesas por Abadon007

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Notas del capitulo:

AVISO: incluye escenas de sexo, quizá abuso, lemon, no sé, pero sobre aviso no hay engaño. Lo siento por los que son seguidores del DamiJon

La teoría del caos.


 


AVISO: incluye escenas de sexo, quizá abuso, lemon, no sé, pero sobre aviso no hay engaño. Lo siento por los que son seguidores del DamiJon.


 


Los labios de aquel hombre chocan con los suyos, reclamando, dominando, el muchacho se deja hacer, lo acepta, pero Kal se separa y lo mira a los ojos.


— ¿Crees que es correcto? En estas tierras es normal desposar a los menores con gente mayor… pero aunque Talía acepte, yo… no puedo concebir que ella te suelte así, sin importarle que su hijo sea tomado, sin saber que será lastimado de la peor forma, sin saber que puede morir en el acto de la consumación.


Damián abre los ojos, Kal aun lo tenía sujeto del rostro, esa mirada azul, reflejaban algo más perverso y peligroso, una conquista, un desahogue y el menor era el medio que Kal buscaba para liberarse y vaciar esa soledad que lo ahoga, alguien en su lecho. Solo que el hombre de acero le está dando la oportunidad de huir, de decir que no quiere nada de eso. Damián tiembla, por su futuro, por la promesa, pero también lo necesita, tanto como necesitaba de Jonathan, esa soledad, ese vació que lo abruma, en los últimos días ha querido escapar de todos los deberes que tiene, ya no lo soporta, solo se deja llevar por lo que Talía le solicita, pero esta vez siente que pueden sacar provecho de todo, saciar ese vacío con algo más que una compañía y aunque Superman en años humanos tiene la edad de Bruce, su apariencia es la de un hombre joven, demasiado joven para disgusto de su madre que deseaba seducirlo, pero que por razones obvias el hombre de acero era inmune a los encantos de la mujer.


Sus pensamientos regresan a la realidad, las manos grandes recorren su piel desnuda, no puede creer que una leve caricia lo estremezca como una virginal doncella, su mirada se cruza con la del hombre quien le pregunta nuevamente:  


— ¿Crees que es correcto?


Esa mirada azul estaba ansiosa, ansioso de un indicio de permiso, no continuara hasta saber que el menor está de acuerdo y consciente con lo que sucederá después.


— No me detendré, sabes lo que vendrá…


El rostro del hombre de acero se hunde en el cuello moreno, roza su nariz en la piel, olfatea el aroma de ese cuerpo joven lleno de vida, escucha con suma atención como el latido del corazón de Damián se acelera, fácilmente puede tomarlo, destrozarlo si lo desea, pero no es el caso, no hay deseo ni entrega, no hay contacto mutuo si lo fuerza, lo quiere todo, quiere que se entregue voluntariamente.


— No…


Una negativa silenciosa, Kal desliza sus manos de la espalda desnuda del menor hasta la cadera, atrayéndolo a su propia pelvis, rosando sus miembros que despertaban con cada contacto, Damián alza sus manos para tomar con brusquedad el rostro del mayor, lo besa demostrando su experiencia en el acto, abre su boca permitiendo que la lengua ajena lo pruebe, no desea más besos castos, Superman lo estrecha con mayor fuerza, sin hacerle daño, lo encamina hasta la cama sin dejar de besarse, lo recuesta en ella para finalmente darle espacio para respirar. Sin aplastarlo queda encima del muchacho.   


— ¿Qué paso con esa negativa?


Sonríe el hombre de acero, Damián se molesta mientras trata de respirar, responde con dificultad:


— Tt… No… no te detengas… ya estamos aquí… al menos de que quieras que te deje así…


Superman siente como el menor restriega su pelvis con la de él, se agita ante ese atrevimiento, su cuerpo reacciona, sonríe con malicia al notar el rubor del muchacho, que a pesar de fingir que tiene experiencia, no puede ocultar su timidez ante el mayor.


— Damián… no hay vuelta atrás… sabes que no permitiré que te marches de nuevo como lo haces…


El menor estaba por burlarse, pero para su asombro, Kal comienza a desvestirse frente a sus ojos dejando al descubierto su bien formado cuerpo, los músculos tensos, su abdomen marcado y finalmente ese miembro que cree será imposible que entre en su pequeña cavidad. Por un momento su mirada no puede apartarse de ese escultural cuerpo, para cuando recuerda el mayor ya le había quitado lo que restaba de su ropaje, lo tenía encima marcando cada parte de su piel, no había salido de su estupor hasta que siente las mordidas y los miembros desnudos rozarse en un vaivén que su propio cuerpo reacciona ante las caricias. Se siente sofocado, como un niño asustado y al mismo tiempo todo su ser reacciona ante la actividad que se da, suelta un jadeo al sentir los labios del superhombre succionar uno de sus pezones, morderlo con levedad y de nuevo succionar el otro,  mientras que una de las manos baja furtiva hasta separar las piernas que inconscientemente el menor había cerrado al ver el titánico falo despierto, Kal acaricia el falo de su compañero hasta los testículos, deslizando sus dedos hasta la pequeña hendidura, con su dedo medio lo contornea con suavidad.


La tentativa de follarlo sin prepararlo, sus instintos despiertan como un pequeño monstruo que oculto durante su duelo y perdida, surgiendo ante ese hermoso y exótico joven que tiene a su merced, sabe que Damián fue entrenado para soportar el dolor, lo aguantara, pero la simple idea es horrible, le agrada más la imagen de que el muchacho se entregue completamente, saborea cada centímetro de ese joven cuerpo, lo marca dejando sus dientes y moretones donde succiona la piel, escucharlo jadear es un canto de sirena que lo invita seguir dejando esas marcas, cada una indicando que es de su propiedad, solo de él y de nadie más, esa piel morena quemada por el sol, las cicatrices de batalla, y ahora dejara otras en nombre del contacto físico que tanto anhelaba, siente esas frágiles manos aferrarse a su cabello, tirando de él, Damián tiene miedo, lo siente, un arrepentimiento, aunque sus palabras fueron el permiso para seguir, su cuerpo muestra que se está negando a entregarse, temor, vergüenza, lujuria, una gama de sentimientos que el hombre de acero comprende, pero el menor es tan orgulloso, ese maldito orgullo aumentado por la sangre Wayne y al Ghul es lo que hace que el joven continúe en el acto de consumación, no se negara, no llorara por lo que está por hacer, nunca, aunque su propio corazón le pertenece a Jonathan Kent, la soledad el contacto, Damián por más de que se jacte de ser alguien demasiado activo sexualmente, la realidad es que Kal se da cuenta de dichas mentiras, el menor es tan virgen como una doncella y algo de culpa y remordimiento surge cuando en cada contacto el rostro del menor muestra sorpresa por sus zonas erógenas que va descubriendo en el acto.   


“Es un niño”


Se dice en sus adentros Superman, al descubrir lo que tanto temía,


“Es virgen, Talía no permitiría que nadie tocara a su retoño, lo más valioso que tiene para intercambiar cuando fuera necesario, al más apto.”


Algo dentro de él continua, ignorando la verdad descubierta, al mirar el rostro ruborizado del arrogante muchacho solo lo incita a continuar, choca sus labios contra los del menor, robándole el aire, aceptando el tan hermoso y excitante regalo de Talía. Su mano masajea sin descanso el falo de Damián, endureciéndolo, cubriendo su mano con los fluidos pre seminales, juntando su falo duro con el del menor en un ritmo para mejor placer,  los dos se contienen, el calor de sus cuerpos es insoportable, el muchacho se siente sofocado por esa lengua que invade su boca, un hilo de saliva escurre de su comisura, aquel hombre manipula su cuerpo con experiencia, las caricias lo queman de una forma agradable, se deja hacer, se estremece entre el miedo y el placer al sentir el duro miembro del mayor tallándose en el suyo, una de esas manos baja humedeciendo el recorrido con los fluidos hasta llegar a su pequeña hendidura, se arquea al sentir uno de los dedos invadirlo con algo de prisa, entre esos labios que no le dan tregua para respirar susurra casi en suplica:


— K… Kal…


El mayor con dificultad libera los labios del pequeño Al Ghul, ataca el cuello succionando la piel, mientras introduce otro dedo en la entrada, estirando el contorno, entrando y saliendo, adaptando esa virginal zona. Damián gime trata de que su respiración se normalice, trata de relajarse, la sensación de dolor al adaptarse a esa invasión, el miedo se mezcla al recordar  el tamaño que entrara en su cuerpo. Clark lo siente, huele el miedo, sus sentidos leen todo del muchacho, con total confianza y voz aterciopelada susurra en el oído para tranquilizarlo.


— Ibn al Xu´ffasch, no te hare daño…


El joven cierra los ojos, las dulces mentiras que lo encaminan al placer, siente como el mayor separa sus piernas para recorrerlo en un camino de besos y mordidas por todo su cuerpo hasta el vientre, masajea su miembro aun endurecido, lame la punta, esta vez Damián solo se aferra a las sabanas, la cabeza de Karl baja y sube, succionando toda esa esencia, lamiendo como si se tratara de su dulce preferido, por instantes olvida la invasión de esos dedos que ahora son tres que entran y salen, ensanchándolo, finalmente el menor grita sin pensarlo el nombre del mayor, al sentir que esos dedos tocan ese punto electrizante, rasguñando las sabanas.


— ¡¡Kal!!


El hombre sonríe, besa la punta del falo que escurre semen al correrse sin aviso, su rostro se asoma entre las piernas morenas, lo observa lascivo, Damián entre la vergüenza y el placer se estaba mordiendo el brazo para no gritar mas, pues el maldito alienígena no dejaba de meter los dedos presionando sucesivamente ese punto encontrado, jadeos y ronroneos que trataba de ocultar mordiendo su piel hasta hacerla sangrar, Superman saca sus dedos, lame por última vez el fluido que brota del pene, toma la mano del menor, aquella que estaba mordiendo para no gritar más, la toma atrayéndola para besar la herida. 


— Pídelo…


Damián niega, observa como este toma sus piernas y las eleva sobre sus costados, palpando la entrada lubricada con la punta de su pene que lagrimea humedeciéndola más.


— ¿No lo quieres?


Los ojos del menor estaban cubiertos por lagrimas, se suelta de la mano de Kal, bruscamente se limpia esas lagrimas que lo delatan. Se estremece, pues el Súper hombre lo dejo necesitado, había tocado ese punto donde todo su mundo lo vio borroso por el placer, se estremece porque el bastardo solo lo está provocando, tallando su falo en la entrada palpitante y necesitada del menor. Lo mira como este sonríe perversamente, no lo follara hasta que se lo pida. 


— No… no rogare…


Imprevistamente el joven Al Ghul, con todas sus fuerzas lo patea, tirándolo de la cama, Kal mas que enojarse se talla la cabeza por el imprevisto ataque, no esperaba eso, de hecho no puede pensar, ya que su necesitad es más, al ponerse de pie, observa la escena más obscena y excitante que tal vez nunca vio ni en su juventud, el hermoso demonio masturbándose para deleite de sus ojos, con esa mirada arrogante insinuando que jamás suplicara por favores carnales, la piel morena sudorosa, el aroma a sexo, poseído por la misma imagen gatea hasta estar encima del menor el cual retándolo lo mira con esa arrogancia y orgullo.


— Termina… termina lo que has empezado… — Jadea entre el clímax, mientras bombea su propio miembro, abre las piernas invitándolo, esta vez el hombre de acero no se contiene, ese impetuoso muchacho, lo incita, no le ruega, le ordena, toma las piernas elevándolas hasta sus hombros, Damián solo juega como un niño con fuego, y aquel fuego comienza a invadirlo sin sutilezas, sin más, poseyéndolo y adentrándose profundamente de una sola estocada, la mirada del hombre se clavan en las expresiones del muchacho, quien soporta la titánica invasión a su ser, Superman gruñe al sentir las paredes estrecharse en su miembro, aprisionándolo, y aunque desea enloquecer dentro de él, primero debe permitir que el menor se adapte o lo terminara desgarrando. 


— Relaja tu cuerpo…


Gruñe, Damián había cerrado sus ojos el extraño dolor mezclado con el placer, el aire se le fue al sentir como el mayor de una estocada lo penetro, sin darse cuenta ya se había aferrado a los hombros, respira, Kal se estaba encargando de darle más placer, masajeando su falo, siente como las paredes de esa entrada antes virginal, se relajan permitiendo que comience ese vaivén.


— Así… trata de relajarte… Damián…


Después de tanto tiempo su nombre sonaba más familiar, no el hijo del demonio, no el príncipe de Gotham, no era Robín, era Damián nuevamente, en los brazos del hombre de acero. Entre besos y caricias la música de sus cuerpo chocaba obscenamente, la habitación se había llenado de su aroma, en una batalla campal donde la danza más exótica y carnal se reflejaba en cada movimiento, aprisionado en las manos del alienígena, al inicio se dejo hacer, dejo que Superman manipulara su cuerpo a su antojo, saciándose, llenándolo hasta sentir que de sus glúteos se escurría esa semilla que jamás crecerá, embistiéndolo sin una pisca de remordimiento, robándole el aire hasta dejarle la vista nublada en el placer y la necesidad. Ahora era él quien se empalaba en el falo de Kal mientras este lo masturba, todo en ellos, sus fluidos los hacen resbaladizos.  


— D… Damián…


Gruñe el mayor, mientras se corre nuevamente en el muchacho, esta vez cae exhausto en el pecho del hombre, trata de respirar, de tomar aire, Kal trata de tomarlo en brazos, pero el acto ya estaba consumado, el golpe a la realidad es tan cruel, que el menor trata de calmarse, bruscamente se suelta y se pone en pie, traspillando en el acto, Superman lo sostiene, sabe que para ser la primera vez fue mucho para el muchacho.


— Deberías… deberías descansar… yo me encargo de limpiarte…


Damián se suelta del contacto, niega con la cabeza.


— Estoy bien…


Toma sus ropas poniéndose una a una las prendas, un escalofrío lo recorre al ver que todo está oscurecido, follo con el hombre de acero hasta el anochecer, se dejo llevar por esa necesidad, se dejo llevar por esa soledad que ambos los embargaba, por esa debilidad. Comienza a sentirse sucio, sale de la habitación azotando la puerta, dejando al mayor con un rostro de preocupación.


 


Cuando llega a su habitación se deja caer deslizándose en la pared hasta ocultar su rostro en las rodillas y manos, su cuerpo le duele, todo su ser esta adolorido, pero es más su orgullo y dignidad por caer en la debilidad carnal, por traicionar el recuerdo de Jon… por traicionar a su padre con los deseos de su madre. Quiere huir de todo, quiere olvidarse de todo, de la venganza, de la traición, se pone de pie, se marea por todo el peso que carga tanto su cuerpo y mente, se siente asqueado por engañarse, por obedecer tan ciegamente una promesa que quizá no pueda cumplir y de la cual se está hundiendo más en la mierda del mundo que construyeron.


Y en esa misma noche Damián Wayne trato de limpiar no solo su cuerpo, sino su mente de todo lo que azotaba en su entorno. Ordeno que no se le siguiera, ordeno estrictamente que nadie lo buscara que necesitaba estar solo, necesitaba encontrarse.


Tanto Talía y Kal obedecieron, la mujer no se preocupo pues la consumación que tanto planeaba por fin se había hecho, el hombre de acero ahora les pertenecía y no se marcharía, no dejaría solo a Ibn al Xu´ffasch, jamás puesto que ahora era la única persona más importante para Superman.


 


Damián camina precariamente entre las ruinas de Metrópolis, o lo que queda de ella, cenizas, un vasto desierto sin vida, la radiación que impregno el lugar hace imposible que surja. El joven tiene escasos minutos para estar ahí, antes de que sienta los síntomas de la radiación, antes de que sea tarde, esto fue lo que quedo después de aquella cruel batalla donde muchos héroes y civiles murieron, donde Jon regreso enloquecido con la idea de destruir a sus seres amados, a su progenitor.


— Jony boy… me odiaras…


En estos momentos no le importa su vida, deseaba salir y disfrutar de la soledad, alejarse de Bagdad, de todos los planes que tenía, pero sobre todo alejarse de Superman. Talía, su madre lo ofreció para ser el compañero de Kal-El, lo peor de todo es que él mismo acepto ser el compañero de Súper, todo para que no se marchara de la Tierra y ahora después del acto siente que traiciono todo lo que creía todo lo que alguna vez amo.


— Jon… Jon…


Camina ladeándose de un lado a otro, se cubre con la capucha de su traje obscuro, aun esta débil, salió huyendo de los recuerdos donde se entrego al hombre de acero, aun tiene las marcas de su ahora dueño, quien preocupado siempre llega a rescatarlo, pero esta vez exigió que lo dejaran en paz por unos días y que pronto regresaría. 


— Lo siento…


Esas lagrimas que tanto oculto, esas lagrimas donde se siente más huérfano que nunca, está entre la espada y la pared, ahora todo se vendrá abajo, sabe que sus hermanos adoptivos están tramando derrocarlos, entre el odio y el coraje elimino a Canario Negro y a uno de los Flash, por el solo hecho en creer que ellos fueron parte de la causa, ahora con toda la realidad que le cae, esto es el principio del Caos, del que tanto su abuelo Ra´s le hablo cuando aún era un niño de cinco años como crear caos para llegar al orden.


El calor del desierto de Metrópolis es insoportable, cala en los huesos como el mismo aire que respira, se quita la capucha, que lo cubre dejando ver que lleva una camisa de cuello Mao para cubrir los moretones, sigue caminando en el desolado lugar. No existe nadie, solo el sonido del cruel viento, aquella ciudad es solo un recuerdo triste de lo que fue, solo recuerdos de su querido amigo y amante.


— Damián


Sonríe el muchacho al escuchar la voz de su amigo, sonríe porque sabe que está al borde de la locura, de esa locura donde en cualquier momento se volverá un suicida involucrándose en batallas que no ganara porque en realidad es un cobarde, no se quitara la vida sin una razón que valga la pena, y eso es en batallas, morir con honor, cuando en realidad estas buscando la muerte.


— Damián…


Claramente esa voz lo llama, voltea para encararse con el desolado entorno de muerte, su tiempo en dicho lugar está llegando al límite, tiene que llegar pronto a la nave, para salir o morirá por la radiación.


— Que locura… ya estoy escuchando su voz…


De pronto es tirado al suelo en el montón de arena, se queda helado al ver que un jovencito lleva el uniforme de una escuela que era tan familiar para Jon y él.


— ¡¡¡Damián!!! ¿Qué es esta pesadilla?


El muchacho se suelta bruscamente arrastrándose hacia atrás, lejos de esa ilusión que ve tan clara como el agua.


— Jon… Jonathan…


El niño estaba volando sobre él, se miran mutuamente,  los dos con miedo, uno por esa ilusión y el otro al ver ese entorno de destrucción.


— Damián ¿Dónde estoy? ¿Qué es este lugar?


Era Jonathan, su Jonathan antes de desaparecer ese día, con el mismo uniforme de la escuela.


*


*


*


*

Notas finales:

Antes que nada gracias por seguir leyendo hasta este capítulo, estamos llegando a los hechos, al porque de lo que sucedió, pero creo que muchos ya sabían para donde iba o quien fue el causante de esa locura de Jonathan Kent.


Bueno no me adelanto.


Saludos, besos y abrazos del Superman bueno, no de este abusivo. XD


Ahora sí, salgo corriendo de aquí. 


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