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Steve, yo y mis otros yo por Aomame

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Steve, yo y mis otros yo

Los dormidos

—¡HEY!—Tony tiró del brazo de Toni y la obligó a despegarse de Steve.

—¡¿Qué?!—le espetó ella.

—¡¿Sigues dormida o qué?!

Toni lo miró, efectivamente, con cara de dormida.

—Es mi marido, no te metas—hizo amago de continuar con lo que estaba haciendo, pero Tony se puso entre ellos.

—¡Él no es tu marido! ¡Despierta maldición!

Toni lo miró indignada, descubrió la taza de café de ese Tony y le dio un largo sorbo. Una luz se encendió en su rostro.

—Bueno, tú no lo usas—le dijo en broma—, y yo lo extraño.

—¡Pero no es él!

—Tony—Steve llamó su atención—, ¿quién es ella?

—Ella...

—Natasha Stark—Toni se adelantó y le tendió la mano—, es un gusto, Steve de este universo. Lamento haberte confundido cofcof-en-realidad-no-cofcof , pero te pareces mucho a mi esposo.

Steve estrechó su mano y asintió ante su disculpa. Sin embargo, para disgusto de Tony, Steve no hizo ningún gesto de desagrado por el beso recibido. Aunque, ultimadamente, pensó, no debía importarle.

—Oh, hay hot cakes—sonrió Toni

—Steve y yo los hicimos—dijo el joven Tony orgulloso y, también, en la perspectiva de sus otros yo, presumiendo.

Toni se trepó a un banco y se sirvió.

—Si los hizo Steve, deben estar deliciosos—dijo, volteó a ver al capitán y le guiñó un ojo.

Tony, el adulto, frunció el ceño ante el leve sonrojo de Steve causado por ese gesto.

—Capsicle—empezó, ya era tarde para ocultarle las cosas; ni modo, se dijo, tenía que contarle—, verás, pasó algo en el laboratorio y...

Pero justo cuando estaba a punto de llegar al punto de interés, el último intruso hizo su aparición en la cocina. Al igual que Toni, parecía estar más dormido que despierto, aunque a diferencia de ésta no bajó en ropa interior, sino en un conjunto deportivo negro, tal vez, tomado prestado del armario del vengador (cualquiera que fuera éste) del que había ocupado la habitación.

El hombre se tallaba los ojos al atravesar el umbral de la puerta. Caminó en automático hacia Steve, al cual se abrazó sin pensarlo.

—Buenos días, Beloved—le dijo, al tiempo que apoyaba la mejilla en el pecho de un perplejo capitán—. Me llegó el aroma de hot cakes hasta mi cama, pero me cansé de esperar a que me llevaras, ¿qué te demoró? ¿Eh, comandante?

Toni y el joven Tony, sonrieron ante la escena mientras devoraban sus respectivos desayunos, pero Tony, el Tony en su propia realidad, frunció el ceño molesto; y su enojo sólo aumentó cuando se dio cuenta de que Steve devolvía el abrazo. Sí, un poco laxo, lleno de confusión, pero ¡lo estaba abrazando de vuelta!

—Otro dormido—farfulló y tiró una vez más de su otro yo para apartarlo de Steve. Le costó más trabajo separarlo, pero cuando logró un poco de su atención le entregó una taza de café para que también recordara dónde estaba.

Tony "el alto" Stark parpadeó y sonrió al ver a Steve frente a él. Recordó que no se encontraba en su universo, y que el Steve que tenía delante, no era el suyo. Pero le daba mucho gusto verle, ver ese par de pupilas marinas, su cabello rubio, el ancho de sus hombros y la suave curva de su media sonrisa. Se giró hacia su yo más bajo, pero adulto y masculino.

—¿Lograste encontrar cómo vamos a volver?

Tony negó al tiempo que miraba a Steve de reojo.

—Bueno—reflexionó el otro, mirando, también, a Steve—, si no vuelvo, creo que sobreviviré.

Los otros dos Tonys rieron.

—Creo que tendríamos una cruenta batalla aquí—dijo Toni—. Pero me parece que tengo ventaja.

—¡No es justo!—protestó el joven Tony.

Tony frunció el ceño y bufó notablemente molesto.

—¡No! ¡Ninguno de ustedes se quedará aquí! ¡Así que ni se acomoden!—tomó la muñeca de Steve, casi por reflejo—¡Y este es mi Steve! ¡Tienen a los suyos así que déjenlo en paz!

Después, tiró del capitán y lo sacó de la cocina.

Los tres Tonys que se quedaron, se miraron unos a otros.

—¿Ustedes que creen?—aventuró el más joven de ellos.

—¿Qué creo?—Toni le dio un sorbo a su café— Que nos encontramos en el peor escenario.

El otro Tony tomó asiento y comenzó a servirse el desayuno.

—El universo donde Tony ama a Steve, pero Steve a él no—dijo.

Se escuchó un suspiro a tres voces.

***

—Tony, Tony... ¡Tony!

Steve se detuvo y al hacerlo, obligó a Tony a lo mismo. El ingeniero volteó a verlo con el ceño fruncido, completamente enfurruñado.

—¡¿Qué?!

—¿Me puedes explicar qué está pasando?

Tony bufó y se cruzó de brazos.

—Ya lo sabrías, si no te estuvieras besuqueando con todos ahí adentro.

—¿Disculpa? Sólo fue un beso y yo no lo di.

—Pero bien que lo disfrutaste... ¿y qué me dices del abrazo?

Steve se encogió de hombros.

—Idiota—murmuró Tony—, mantente lejos de ellos, nada más.

—¿Por qué? ¿Quiénes son ellos?

Tony se mordió el labio inferior.

—Yo.

—¿Tú qué?

—Son yo.

Steve le miró extrañado.

—¿Cómo?

Tony inhalo profundamente.

—Tuve un pequeño accidente en el laboratorio e imprevistamente traje a esos tres... ¿Sabes algo de los universos alternos o de realidades alternas?

Steve asintió.

—Bueno, pues ellos provienen de tres universos distintos, pero todos ellos son yo. Es decir, mi versión en esos universos. Como viste, uno es un adolecente; otro es un hombre como yo, claro que no tan sexy, pero más alto; y por último, ella, una versión femenina de mí mismo.

—Pero ella dijo llamarse...

—Natasha, sí, pero todos le dicen Toni.

Steve aguardó un poco, mientras asimilaba lo que le acababan de decir. Ya entendía porque el muchacho se llamaba Anthony, también.

—El punto es que es mejor que te mantengas lejos de ellos.

—¿Por qué?

—¿No te diste cuenta?

—¿De qué?

Tony rodó los ojos exasperado.

—Eres lento... que bueno que eres terriblemente guapo porque si no...

—Tony...— advirtió Steve.

—¡Pues todos ellos tienen una relación contigo, so bobo!

—¿Todos?

—¡Todos! Ese niño sale un tu versión adolescente, aquella está casada con tu versión de su universo; y el otro vive contigo, quiero decir, con el tú de su mundo.

—¿Me estás diciendo que en otros universos, tú y yo somos pareja?

—¿Te lo explico con manzanas, capsicle? ¡Pues sí, caramba!

Steve le miró incrédulo.

—Me estás jugando una broma, ¿verdad?

Tony puso los ojos en blanco.

—¡Absolutamente no! No estoy ganando nada, capsicle. Pero no durara mucho, ya verás; los mandaré de regreso a sus hogares. Definitivamente, lo haré.

Dicho eso se encaminó a su taller, pero antes de desaparecer escaleras abajo, se giró y lo señaló con un dedo acusador.

—Te estoy viendo—le dijo.

Y Steve lo vio marcharse, al tiempo que sentía un escalofrío recorrerle la espalda.

—Stevie, querido—esa era una voz femenina—¿Me ayudas?

Steve giró sobre sus talones y la miró, ella aún estaba en ropa interior. Tragó saliva ¿cómo diablos se mantendría lejos de ellos, si eran ellos quienes lo buscaban?

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado. 


¿Qué si Steve tiene tendencias bisexuales? ¡No! ¿cómo creen? ¿qué les hizo pensar eso? 


jajaja no sirvo para el sarcasmo. 


Continuará...


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