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¿Por qué tú? {TianShan - 19 Days} por IreneBN

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La música inundaba el lugar incluso detrás del escenario. El ambiente era caliente y pesado. Las hormonas se mezclaban en el aire, creando un combinado que contribuía a mejorar el ánimo del espectáculo que se estaba aconteciendo. Sin embargo, no todo el mundo lo veía con los mismos ojos

-          ¿Cuántas veces te he dicho que me hagas caso?

Un castaño bastante enfadado perseguía a cierto pelirrojo todavía más molesto, quien con mucha fuerza de voluntad ignoraba las ganas que tenía de girarse y golpearle la cara por obligarlo a hacer algo detestaba.

-          ¡Mierda, Guan Shan! Gírate cuando te hablo – agarra el hombro del escurridizo Mo para obligarlo a darse la vuelta

-          ¡¿Qué mierdas quieres?! Ya te he dicho que no voy a hacerlo

El malhumorado castaño, escasos centímetros más alto que el otro, suspira pesadamente llevándose los dedos a las sienes. Ese maldito y terco omega le hacía perder la paciencia y los nervios

-          Te recuerdo que soy tu jodido jefe y que SI YO TE DIGO QUE HAGAS ALGO LO HACES, ¿VALE? A NO SER QUE TE QUIERAS QUEDAR DE PATITAS EN LA CALLE, ¿ENTENDIDO?

El tono de voz del más alto fue elevándose hasta prácticamente salirse de sus casillas y gritar. Realmente no podía más con Guan Shan, si seguía manteniéndolo allí era porque a la gente le gustaba y podía hacer más dinero, pero le era un dolor de cabeza constante tener que ir detrás de él para hacerle cumplir parte de su trabajo.

Jamás había visto un omega tan rebelde como ese.

Tal vez por eso era tan querido por los alfas del local. Tal vez transmitiera esa rebeldía. Tal vez se veía salvaje. Tal vez su color de pelo ayudara. ¿Quién sabe?

Mo Guan Shan aprieta los puños con fuerza para canalizar toda su ira y no destrozarle la cara a puñetazos a su jefe. ¿Por qué mierdas tenía que obedecer a ese cabrón? Odiaba con todas sus fuerzas trabajar ahí, tener que moverse medio desnudo frente a un público como ese y notar sus putas hormonas fuera de control. Eso podría satisfacer a otros, pero a él le daba asco.

Y lo peor es que ahora le exigían bajar del escenario para acercarse a ellos y dejarse tocar, como si no tuviera suficientes acosos sexuales e intentos de violaciones cada vez que salía de trabajar de ese jodido bar de striptease.

Pero necesitaba el dinero, y la desesperación es muy mala.

-          ¡JODER! – grita el más bajo antes de darse la vuelta nuevamente y caminar hacia el “””””camerino””””” donde tenía guardada toda la ropa que usaba - ¡Muérete!

El castaño lo mira de brazos cruzados y realmente espera que lo obedezca, no quería llegar a echarlo, pero dominarlo le era realmente difícil. “Ese chiquillo necesita un buen alfa que lo controle” es lo que día tras día pasaba por su cabeza cada vez que trataba con él y su testarudez.

-          ¡No tardes! – le gritó al pelirrojo antes de largarse del pasillo, dejando que la música fuera nuevamente lo único que se escuchase

Guan Shan soltó aquella rabia contenida contra la mesa en la que estaba apoyado, tirando todos sus supresores en forma de pastilla al suelo

-          ¡Oh, mierda! – se agacha para recogerlos y volver a meterlos todos en el bote donde los guardaba y cierra la tapa para evitar que vuelvan a desparramarse

Tras suspirar pesadamente y gruñir un par de veces se deshace de su ropa, quedando completamente desnudo frente al espejo, pero por poco tiempo, pues toma la ropa interior incómoda y casi inexistente para ponérsela, justo antes de los pantalones de cuero rasgados que había usado hasta la saciedad y que todavía le obligaban a llevar.

Se pone de costado al espejo para observar su reflejo, llevando una mano a su trasero, es más pequeño que el del resto de omegas pero le importa una mierda, bastantes preocupaciones tenía en la cabeza para darle importancia su físico, era una nimiedad.

Agarra la camisa de fina tela blanca y sale del supuesto “camerino” para dirigirse hacia el escenario y esperar su turno

 

La música del coche no lograba distraerle bajo ningún concepto de todos los problemas que abordaban su podrida mente; extorsiones, manipulaciones, cuentas saldadas, amenazas, negocios, tráfico ilegal… realmente detestaba vivir de esa manera y sentirse más corrompido conforme los años pasaban. No había nada que le hiciera feliz y saber que nunca lo encontraría le dejaba un sabor amargo en la boca.

Chasquea la lengua

-          Señor He… ¿se encuentra bien? – pregunta el chofer de He Tian al percatarse por el retrovisor de la incomodidad de su jefe

-          Perfectamente – dice sin más para después dedicarle una falsa sonrisa de las que ya se ha acostumbrado a fingir

Por suerte para el moreno, el conductor no vuelve a abrir la boca y de nuevo se sumerge en esos asquerosos pensamientos que lo consumían día tras día, ahogándolo en un pozo de desesperación. Joder. Necesitaba un poco de desfogo y dejar la mente en blanco por unas horas.

Mira por la ventana.

¡BINGO!

-          Para el coche, me bajo aquí

El chófer, un hombre ya entrado en edad, frunce el ceño no muy convencido de dejarle pero obedece, esperando a que su jefe cerrara la puerta del auto, no sin antes despedirse y desearle una buena noche.

Unos metros más atrás habían dejado un bar en el que, parecía ser, se exhibían distintos omegas y eso podría resultarle bastante interesante. Retrocede unos cuantos pasos y al encontrarse cara a cara a la puerta se da cuenta de que el antro no era precisamente de lujo, aunque tampoco le toma mucha importancia, no siempre le apetecía frecuentar sitios tan estirados como los que acostumbraba.

Nada más abrir el aroma a alfa llega a sus fosas nasales. “Que asco” es lo único que piensa antes de notar que varias miradas de estos sujetos se giran para verlo, y sabe precisamente la razón por la que lo hacen: su ropa. La gente de ahí era mucho más mundana a la hora de vestir, con menos recursos, con menos dinero… nadie iba con traje a un sitio como ese.

Ignora por completo esas miradas furtivas y pide una copa en la barra. Una beta bastante agradable y sin mucha tela encima le atiende y He Tian no puede evitar fijarse en su bonita figura “Nada mal…” se dijo a si mismo mientras esta preparaba su bebida, y una vez la tuvo, colgó su chaqueta en el perchero más cercano y caminó hacia la primera fila del escenario para tomar asiento y lo que vio, le hizo sonreír.

¡Rubio! ¡Trae tu trasero aquí! ¡Te voy a hacer gritar como la perra que eres! ¡Te la pienso meter tan adentro que te va a salir por la boca!

He Tian frunce el ceño, había oído multitud de comentarios soeces durante toda su vida, él mismo los había usado en alguna ocasión, pero esos se llevaban la palma a la ordinariez.

El rubio en cuestión hace caso omiso a los comentarios y sigue bailando, moviendo las caderas en círculos sugerentes que le hacen volar la mente al moreno, imaginando lo bien que se sentiría estar dentro de él y disfrutar en sus propias carnes de esos movimientos. Ya estaba decidido, había elegido la que sería su presa esa noche, y nada más llegar. Que suerte.

Por desgracia, la actuación de ese omega había terminado y se dijo a si mismo que iría a buscarlo nada más cerraran el bar, no podía dejar pasar algo así tan fácilmente.

Termina su copa y toma del brazo a un camarero, semidesnudo nuevamente, para pedirle un par de copas más, era bastante tolerante al alcohol así que podría soportarlo. El chico en cuestión asiente con una sonrisa y pocos minutos después regresa con las bebidas. He Tian saca un billete de los altos y los mete en los boxers de cuero del camarero, guiñándole el ojo y murmurando de forma coqueta un “quédate con las vueltas”, acompañado con una sonrisa pícara. Eso hizo sonrojar violentamente al chico y tras darle las gracias, desapareció de ahí. La reacción de este hizo que el ego del moreno se hinchara todavía más y, al fin y al cabo, era normal que se comportara de esa forma: era rico, era guapo, tenía buen cuerpo y sabía conquistar a la gente.

Más todo se quedaba en el exterior.

 

El pelirrojo frunce el ceño muy molesto por los comentarios que está recibiendo su compañero, y no precisamente por llevarse bien con él, sino por el hecho que le repatea ser tratados como objetos y tener que soportar esas barbaridades, pero no le quedaba otra que sobrevivir con eso, era lo que tenía por haber nacido con ese género, tan solo le quedaba defenderse como podía.

En el momento en que el rubio abandona el escenario, pasa delante de Guan Shan avisando a este de que era su turno. Chasquea la lengua con fastidio y no intenta ocultar en ningún momento su cara de molestia, tampoco es como si esos alfas se fijaran en su cara, aunque sabe que su jefe si lo hace y en el fondo está empezando a temer que a este le de por despedirlo, pero realmente le es imposible luchar contra sus pensamientos.

Sale al escenario con todo en penumbra y la música no tarda en sonar, suave al principio, acompañada de leves movimientos y destellos de luz hacia la figura del pelirrojo, hasta que la letra se hace presente y todas las luces son encendidas.

Guan Shan trata de llevar el ritmo lo mejor que puede, y ciertamente no se le da nada mal, así que los comentarios obscenos que tanto lo irritaban no se hacen esperar, torturando a un muy mosqueado Mo, quien se negaba por completo a desnudarse delante de esa panda de pervertidos, pero que bien sabía que debía hacerlo, como todas y cada una de las noches que trabajaba ahí.

Desabrocha los botones de su blanca camisa, siempre al ritmo de la música y asegurándose de acariciar su piel y mostrar un gesto de “placer” pese a su habitual rostro fruncido. Puede notar las hormonas de todo el público en el ambiente, y por primera vez en todo lo que llevaba en ese antro, se siente levemente dominado y le tiemblan las piernas. “Mierda… ¿qué…?” no entendía que estaba pasando, pero no por ello iba a dejar de bailar. Quedando tumbado en el suelo, alza las piernas para deslizar los pantalones de forma sensual por estas, hasta sacárselos completamente y quedar únicamente con la minúscula ropa interior.

Gira sobre sí mismo hasta quedar a cuatro patas sobre el escenario y de espaldas al público, ofreciendo una vista para nada santa a todos los ahí presentes. Genial, ahora sí que venían los verdaderos “piropos” fuera de lugar.

¡Zorra pelirroja, me la has puesto durísima! ¡Quítate el tanga y metete los dedos, puta! ¡Baja aquí y monta una buena polla!

Sin embargo, no es eso lo que tiene preocupado a Guan Shan, es la presión que siente en su cuerpo sin razón aparente, como si el ambiente se tornara más pesado de lo que realmente estaba. Nuevamente, ignora esa sensación y continúa moviendo la cadera de forma vulgar, no dejando mucho a la imaginación hasta que… la canción cambia y se ve obligado a bajar del escenario para restregarse un poco contra el público.

Casi puede sentirse violado por todas esas miradas y muy lejos de disfrutarlo, lo aborrece. Se acerca al alfa que tiene más cerca para sentarse en sus piernas y mover la cadera suavemente y en círculos, presionando contra la para nada pequeña erección del hombre, quien no dejaba de gruñir y no tenía reparo alguno en estrujar las nalgas del pelirrojo pero… dejándolo con la miel en los labios, Guan Shan se aleja de él pese a los quejidos que este soltaba.

Tomando la mano de otro de los allí presentes, la coloca en sus no muy marcados abdominales para permitirle tocarlo, pero el imbécil se pasa de listo y gira al menor para tener la vista que tanto quería, pero Mo Guan no está de humor para aguantar a tipos como el, y resistiendo las ganas de darle una paliza (de la que sabía que no saldría bien parado), se gira para mirarlo con un gesto de odio y pasar radicalmente de él.

“Bien, uno más y ya está” se decía mientras al ritmo de la música buscaba al último “afortunado” de esa noche, alguien que no fuera a hacerlo sentir tan jodidamente asqueado con su propio cuerpo. Escudriñó todo el local, no le importaba irse más allá de la primera fila si con eso iba a evitar al tipo de gente que tanto odiaba, pero no le da tiempo a buscar mucho más, pues en cuestión de segundos se topa con unos ojos grises que le miran con aire de desconcierto pero con un deseo y una fiereza que le atraviesan.

Algo hace clic en su mente y en su cuerpo, pues su corazón se encoge y se siente increíblemente atraído hacia ese hombre de aspecto intimidante. Las piernas comienzan a temblarle pero no puede moverse del lugar.

¿Qué mierdas estaba pasando?

¿Acaso ese era su alfa? Joder. Eso sonaba terriblemente mal.

“Mierda. No. Guan Shan, muévete, sal de ahí. ¡Corre!” su mente gritaba en sus últimos momentos de lucidez, pues un abrumador calor se estaba apoderando de él y su gran anhelo en ese momento era juntarse con el desconocido, y no de una manera amistosa y pura… En el mismo instante en el que nota sus piernas mojadas, sabe que ha entrado en celo. Era el momento de huir.

Corre. Sube al escenario y desaparece tras este dejando al moreno muy desubicado y con una erección entre las piernas.

Notas finales:

Es el primer fanfic de todos los que tengo que me atrevo a subir. No soy muy dada a escribir o leer omegaverse (pese a que me guste), así que si fallo en algo lo siento... >.<


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