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Mi dulce señor por zandaleesol

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Título: Mi dulce señor

Pareja: Harry/Lucius

Disclaimer: Los personajes de esta historia pertenecen a J.K. Rowling, yo sólo los tomo prestados para divertirme y espero que también para entretener a los lectores, no percibo ningún beneficio económico por este trabajo.

Advertencias: AU. Mpreg. Violación.



Capitulo 21. El triunfo del amor segunda parte


Harry no sabía qué hacer, mucho rato después de haberse marchado Remus, aún permanecía con ese sobre entre las manos sin atreverse a abrirlo.


Sirius estaba tan confundido como el muchacho. Aquella visita tan imprevista y breve de su amigo le parecía de lo más extraña, en realidad todo en Remus había sido extraño, desde su actitud hasta sus palabras. ¿Por qué le había pedido a Harry, perdón? Era evidente que sentía culpa por alguna razón, pero, ¿cuál?


-Harry, ¿leerás esa carta?

-La verdad me da miedo hacerlo Sirius, ¿por qué Lucius me escribió una carta y la envió con Remus y no vía lechuza?

-También me parece bastante raro, pero quizá la respuesta a eso también esté en la carta.

-Iré a mi cuarto… para leer con más calma.

-Sí hazlo y, tómate el tiempo que necesites Harry. Después ya me contarás que dice esa carta… bueno si quieres.


Harry asintió con la cabeza y por fin se levantó del sillón con algo de dificultad. Una vez que estuvo en su cuarto abrió la carta que no estaba sellada, lo había notado en cuanto Remus le había entregado el sobre, por consiguiente era muy posible que el hombre de ojos dorados conociera el contenido. Sin dilatarlo más sacó el pergamino doblado en cuatro y leyó la primera línea.


Harry


Es sorprendente y maravilloso a la vez, que un nombre tan pequeño signifique tanto. Dentro de un rato amanecerá y yo aún no he podido dormir, pero tú sí duermes, y lo haces en mi cama, es casi quimérico, porque jamás imaginé que viviría una noche como esta. Te admiré desde la primera vez que te vi Harry, pero creo que eso ya lo sabes. Sin embargo en este momento además de admiración son otros sentimientos los que invaden mi corazón; son tantos y tan intensos que me cuesta ponerlos en orden.


Debo confesar muchas cosas Harry y, supongo que debo hacerlo en orden para que puedas comprenderme. Desde la primera vez que nos vimos en San Mungo, me inspiraste algo muy especial. Durante muchos años sólo estuve rodeado de muerte y desgracia, la guerra es el mayor infortunio que puede sucederle a una sociedad y las cosas que debí enfrentar desde mi cargo de Jefe de aurores fueron especialmente difíciles, creo que no fui inmune a tanto dolor y tragedia y por esa razón mi corazón se fue enfriando.


Después de que nuestro lado finalmente venció yo no podía evitar preguntarme ¿Y ahora qué? La guerra había acabado y me sentí feliz, pero también vacío; mi hijo se había marchado y yo sabía que era el único modo del que podía librarse de un destino peor que la muerte. Azkaban hubiese acabado con él. Por ese motivo cuando te conocí aquel día en San Mungo y, que dijiste que Draco había huido después de hacer lo posible por ayudar a dos chicos que fueron sus compañeros me sentí aliviado, más aún cuando te escuché decir que mi hijo estaba realmente arrepentido y que pedía que yo le perdonara.


Estoy seguro que a partir de ese momento yo renací a una nueva existencia. Y el responsable de eso has sido únicamente tú Harry. Ya lo he dicho, después de acabar la guerra me sentí vacío, pero tú llegaste cuando más te necesitaba y por como ha sido nuestra relación desde entonces estoy seguro de que tú también necesitabas de mí. Saber eso me ha hecho inmensamente feliz, quizá suene un poco egoísta de mi parte, pero ahora debo reconocer honestamente que mientras más me acercaba a ti, más te necesitaba; no comprendía porque, pero así es hasta esta misma noche.


Te convertiste en alguien especial e importante para mí Harry. Ese mismo sentimiento me llevó a proponerte que vinieras a vivir a mi casa cuando me enteré de tu estado y, aunque de todo corazón deseaba ayudarte, también debo aceptar que aproveché esa circunstancia para tenerte cerca de mí, porque eso era lo que más deseaba he vivido una felicidad que casi había olvidado que podía existir.


Sin embargo también hubo momentos en los que has logrado que mi corazón sienta angustia y eso sucedió especialmente cuando nos enteramos de que no todo iba tan perfecto con tu bebé, se debilitaba. Te vi entonces acongojado y temeroso y eso me afectó mucho, pero después conocí el motivo por el cual tu embarazo no iba del todo bien y aquello me provocó tanta inquietud y temor como a ti. Pero he de confesar que la solución para lo que estaba sucediendo con el bebé me resultó tan inquietante como el problema mismo, o quizá mucho más. Al comienzo estuve seguro de que me preocupaba tu bienestar, no era una situación fácil después de lo vivido, pero te vi seguro y decidido y eso me dio algo de tranquilidad.


Después hubo otra cuestión que perturbó mi corazón mucho más que las anteriores, debías elegir a alguien que le diera su magia al bebé. Las alternativas para ti eran escasas y sobre todo complicadas por todo lo que habías vivido. Recurriste a mí por ayuda y no te puedes imaginar cuan agradecido me sentí por eso. Quizá esto te suene egoísta, pero estaba convencido de que sólo yo podía ayudarte en esta situación. En aquel momento te dije que era algo importante, no decidiría solo, Remus era mi pareja. No fui sincero, en realidad aunque Remus no estuviese de acuerdo yo había decido ser quien entregara la magia que el bebé necesitaba.


¿Y por qué decidí hacerlo? ¿Por qué soy un hombre excesivamente generoso? Me temo que la respuesta es no. No fui generoso en ese momento Harry, al contrario, fui egoísta, no te imaginas cuánto. El motivo para mi actuar no fue sólo el intenso deseo de ayudarte, aunque siempre ha sido verdadero, también ha existido otro. Harry, ¿serás capaz de comprenderme cuando te confiese que deseaba darle mi magia a tu hijo, porque la posibilidad de que otro pudiera hacerlo me enloquecía? Sí Harry, así es, no podía imaginar siquiera que fuera cualquier otro y no yo, quien tomara tu cuerpo.


¿Por qué me arriesgo haciendo esta confesión que tal vez provoque que me desprecies para siempre? Necesito hacerlo, necesito abrirte mi corazón, que puedas comprender cada uno de mis sentimientos. Harry, debo confesar algo más, quizá te cause asombro esto, pues sé que tienes un alto concepto de mi persona, pero la verdad mi pequeño es que nunca, jamás he amado a alguien; he sentido afecto y aprecio por muchas personas, sin embargo el amor es algo que jamás conocí, creo que ni siquiera amé a mi propio hijo. Estoy seguro de que fue eso lo que en realidad le hizo huir de mi lado.


Asumo ante ti esta verdad que me resulta vergonzosa, tampoco logré amar a Remus como sé que merece. Más de una vez pensé que todo estaba perdido para mí en este sentido, pero llegaste tú a mi vida, para cambiarlo todo. Harry, hace un tiempo comprendí que sí alguna vez conocía el verdadero amor, serías tú quien me lo inspiraría. Mi deseo se ha cumplido. Hasta esta ahora, yo era un hombre a medias, tú me has completado, me has hecho mejor de lo que soy. Por eso debo hablar de lo que ha pasado esta noche. He comprendido cuanto te amo. Te amo como jamás amé antes, como jamás podré amar a alguien más, sería feliz si pasara el resto de mi vida a tu lado. Siento culpa con respecto a Remus, confía en mí y no deseo por nada del mundo lastimarlo, pero es inevitable, te amo Harry. Espero que puedas comprenderme y aceptes mi amor. Quiero con estar contigo, quiero ser el otro padre de tu bebé, al que ya amo como si fuese mío.


Cuando te vea, después de que hayas leído estas líneas, me bastará con mirar tus ojos y sabré si puedo considerarme el hombre más afortunado y feliz que pueda existir en el mundo.


Tuyo por siempre,


Lucius



Después de leer, Harry se recostó y apretó aquellas palabras contra su corazón. Jamás imaginó el haber inspirado sentimientos de tal magnitud en Lucius. Se sintió apreciado, protegido, pero ese amor que Lucius confesaba sentir, jamás lo creyó posible. Su corazón latía dichoso, pero recordó en qué circunstancias dejó a Lucius, éste esperó una respuesta y en cambio le había devuelto unas pocas líneas agradeciendo sus atenciones y afecto. Tenía una idea de cómo debió sentirse Lucius tras su marcha, a pesar de amarlo lo hirió, aunque no voluntariamente. No llegó a leer la carta, por alguna razón no llegó a su mano y aún no comprendía por qué.


Estaba feliz aunque confuso, debía poner en orden sus ideas. Pensó en Remus, quien vino a entregarle la carta, le resultaba inverosímil que Lucius le hubiese enviado. La única explicación era que de algún modo esa carta llegó a manos de Remus y éste, la guardó hasta que decidió entregársela finalmente, era la razón de su extraño comportamiento y ese «perdóname» que había pronunciado.


Se preguntó qué debía hacer ¿Sería muy tarde para decirle a Lucius que también le amaba? ¿Creería en él? Dobló la carta y la guardó dentro del sobre. Una gran angustia se apoderaba de su corazón, pero con esa verdad había nacido la esperanza, quizá su amor aún tenía posibilidad de concretarse.


*~*~*~*~*~*


Winka obedeció las indicaciones. Después de terminar de arreglar los baúles fue hasta el despacho y entregó la carta de Remus. Lucius con muchísimo asombro recibió la carta de manos de la elfina, la primera idea que tuvo fue que Remus intentaba sorprenderlo para animarlo un poco, la verdad era que estaba poco dispuesto en esos días.


Sin ánimo comenzó a leer la carta. Su rostro en un comienzo fastidiado fue cambiando a medida que avanzaba en la lectura. Lo que leía no era divertido, al contrario. Remus principiaba solicitando perdón, esto sorprendió mucho a Lucius, no entendía el motivo de aquello, pero la claridad llegaba poco a poco.


Remus hablaba de los celos que sintió de la relación que forjó con Harry desde el primer instante. Había odiado su cercanía con el chico de ojos esmeraldas, pero la soportó porque sentía cariño por Harry. Sin embargo, los celos pudieron más y acabó detestándolo, pues sentía que se había interpuesto entre ellos. Lucius estaba atónito con esta confesión. No pasó del todo inadvertida aquella frialdad de Remus con Harry, pero jamás imaginó que el asunto se transformaría en algo tan mezquino.


El sentimiento de decepción que experimentó Lucius mientras leía no tuvo comparación con nada que hubiese sentido antes. Remus, que siempre tuvo un corazón generoso llevó a cabo un acto repudiable, interceptado la carta que había escrito para Harry. La carta en que declaraba su amor. Tras leer aquella carta en la que desnudó toda su intimidad, le pidió a Harry que se marchara de la mansión, que los dejase en paz para siempre. Apenas creía que Remus fuese capaz de actos tan mezquinos y crueles.


Ahora comprendía. Harry no se había marchado de la mansión porque rechazaba su amor, sino porque Remus se lo exigió. Ese fue el motivo de esa partida repentina que le dejó con el corazón roto. Remus actuó de forma baja y solapada. Apenas lo creía, recordó las conversaciones tras la marcha de Harry, mientras él sufría, Remus estaba dichoso, cómo había pasado por alto aquellas señales.


*~*~*~*~*~*


Lucius analizó la situación. Remus al confesarle la verdad ponía un punto final a la relación; todo había terminado, después de esto ni siquiera quedaba espacio para la amistad. Sentía enojo y dolor por el actuar de Remus, siempre tan noble. No había dudas de que los celos causaron aquello. No podía culpar solamente a Remus por todo lo sucedido. Era cierto que Remus actuó de forma muy egoísta, pero él tenía muchos errores a su haber. No podía negar que su propio actuar fue impulsivo y torpe en muchos sentidos. Sus sentimientos hacia Harry se desbordaron y dominado por su pasión cometió errores. Antes de entregarle esa carta a Harry, debió hablar con quién era su pareja, tal como lo había decidido, pero se había precipitado, ansioso de conocer los sentimientos de Harry.


Pensaba ahora en el sufrimiento que Remus vivió luego de leer aquella carta. En realidad quien debía sentirse culpable y avergonzado era él. Pero pronto sus pensamientos convergieron hacia Harry. Remus decía que el chico de ojos esmeraldas esa misma noche recibiría por fin aquella carta que debió leer dos meses atrás ¿Qué estaría pensando y sintiendo Harry en ese momento? ¿Lo amaría?


Revivió la misma inquietud y emoción de la noche en que depositó la carta en la mesa de noche mientras Harry tomaba un baño. Vivió dos meses terribles a causa de lo que entendió como un rechazo, la marcha de Harry y esa ausencia total de algún sentimiento que pudiera alentar los suyos. No habría más cartas, esta vez enfrentaría la situación de forma muy diferente, iría hasta la casa de Harry y miraría al muchacho a los ojos, sólo así sabría si era correspondido.


Dejó el despacho llevando consigo la carta de Remus, debía mostrársela a Harry, era necesario que el chico entendiera todo lo sucedido.


*~*~*~*~*~*


Sirius estaba en la sala. Había transcurrido casi una hora desde que Harry entró a su habitación para leer la carta de Remus. Se preguntaba qué diría la carta, todo lo sucedido esa noche era extraño. La inesperada llegada de Remus, su actitud, sus palabras. No sabía muy bien que pensar, pero deseaba de todo corazón que fuera lo que fuera, Harry no saliera lastimado otra vez, el pobre muchacho ya había tenido bastante.


De pronto Sirius pensó que tal vez le sucedió algo malo con Lucius. Pero lo desechó, de ser así escucharía el llanto de Harry, ya se había acercado dos veces a la puerta de la habitación y no se oía nada. Sin embargo la incertidumbre le enloquecía, se levantó decidido a saber qué decía Lucius en esa carta. Cuando ya salía de la sala, escuchó que otra vez sonaba la campanilla, era ya las once de la noche. Rápidamente fue hasta la puerta.


El rostro perturbado de Lucius le causó aflicción. Muchas ideas incoherentes le vinieron a la mente; que algo malo le había sucedido a Draco, tal vez le habían descubierto y ahora estaba preso en Azkaban, pero, ¿cómo podía haber sucedido? Nadie conocía su paradero. El tono nervioso de Lucius hizo que se apartaran esas ideas.


-Buenas noches Sirius. Sé que es muy tarde, pero realmente yo…

-No, no te disculpes, por favor, eres bienvenido siempre, eso lo sabes -respondió Sirius mientras tomaba al hombre del brazo y le obligaba a traspasar el umbral de la puerta.


Lucius rápidamente con la vista recorrió el salón esperando ver a Harry, pero no estaba ahí.


-¿Sucedió algo? ¡Por Merlín! Espero que no sea nada malo… Es que verte aquí así de forma inesperada…


Pero de pronto Sirius se interrumpió como si una nueva idea surgiera en su confundido cerebro.


-Hace muy poco ha estado aquí Remus, para entregarle una carta tuya a Harry.


El rostro de Lucius pareció debatirse por un breve segundo entre la felicidad y el miedo.


-Sí, lo sé. Recién esta noche me he enterado de cosas que sucedieron y… Por favor Sirius, necesito hablar con Harry, no puedo esperar ni un minuto más.


Sirius asintió con la cabeza.


-Harry lleva un buen rato encerrado en su habitación, leyendo esa carta, no he querido interrumpirlo. Esta es una noche extraña, de pronto aparece Remus así sin más y dijo cosas raras. Ahora eres tú quien viene, ¿Lucius qué sucede?

-Sirius, te prometo que te explicaré absolutamente todo, pero ahora necesito ver a Harry, te lo suplico.

-Está en su cuarto, puedes pasar -indicó el hombre con un ademán.


*~*~*~*~*~*


Tomó la manija de la puerta y sin golpear empujó. La luz era tenue, enfocó su vista y vio al chico de ojos esmeraldas tendido en la cama de costado, aferrando con fuerza su carta sobre el corazón, esto le dio esperanza. Se quedó observándolo por una par de segundos, aquella visión le parecía un sueño.


-Harry -llamó el hombre rubio.


El chico de un saltó se reincorporó de la cama y miró a Lucius cual si éste fuese una aparición. Miles de ideas vinieron a la cabeza de Harry, el que Lucius estuviera ahí le causaba casi el mismo impacto que produjo aquella carta.


-Finalmente has leído mi carta -dijo Lucius, sin despegar sus ojos grises de los esmeraldas.


Harry sólo atinó a mirar la carta y mover afirmativamente la cabeza. Lucius se acercó lentamente, tomó las manos de Harry entre las suyas, con ternura las besó.


-Harry he venido para explicar algunas cosas que tú ignoras, como yo mismo las ignoraba hasta esta noche. Remus se ha marchado… todo acabó entre nosotros.


Harry abrió los ojos sin poder creerlo.


-Me dejó una carta, donde me aclaraba varias cosas, por ejemplo que había sustraído esta carta de tu habitación mientras tomabas un baño. Supongo que ya has comprendido que la escribí aquella noche en que… hicimos el amor.


Al muchacho no le salían las palabras y por eso sólo se limitó a asentir con la cabeza.


-También me ha confesado que te pidió que te marcharas de la mansión.


Harry por fin se decidió a decir algo.


-Sí, me lo pidió aquella misma noche.

-Más que pedirlo sospecho que te lo exigió.

-Pues algo de ambas cosas. Pero no era necesario, yo había tomado por mí mismo la decisión de salir de la vida de ustedes.

-Te marchaste dejándome sólo una carta -reprochó Lucius.

-Lo hice porque sabía que si te enfrentaba, me faltaría voluntad para marcharme.

-¿Por qué Harry, si en ese momento no sabías que yo te amaba?

-Es cierto, no lo sabía. Pero desde hacía un tiempo yo había comprendido lo que sentía y creí que era lo más sensato, tú estabas con Remus.

-¿Lo qué sentías?


Harry sonrió levemente.


-Lo que siento -se corrigió el muchacho -, porque yo te amo Lucius, desde hace mucho, por eso decidí correr el riego de pedirte que fueras tú quien diera su magia para mi hijo, jamás hubiese podido aceptar a otro.

-Harry, no te imaginas cuanto sufrí con tu partida, creía que lo hacías para no tener que rechazarme.

-Me fui porque te amaba tanto y que no podría verte cada día sabiendo que pertenecías a Remus, no después de aquella noche.

-Harry yo nunca pertenecí a nadie. Remus era mi compañero, sentía muchas cosas por él, pero nunca lo amé.

-Sí, pero de todos modos él estaba a tu lado y tenía más derecho que yo -respondió Harry mirando intensamente esas pupilas grises.

-Aquella noche fue la primera vez que hacía el amor, amando no sólo con mi cuerpo, sino también con mi corazón.


Harry ya no aguantó más y se arrojó a los brazos de Lucius.


-Te amo Lucius, te amo con toda mi alma.

-No creo que pueda existir en el mundo un hombre más feliz que yo, me parecía tan lejana la posibilidad de tu amor, eres tan hermoso y joven… Y yo…

-No digas nada por favor, no creo ser digno de tu amor…

-¡Oh por Merlín, Harry! Eso que dices es una locura, no puede haber nadie más digno que tú.

-Es que me cuesta entender el que tú me ames, por supuesto que lo he deseado con todo mi corazón, pero soy tan insignificante…

-No puedes pensar algo semejante Harry, eres maravilloso -dijo Lucius -. Soy yo quien siente que eres demasiado para mí, eres tan joven y hermoso.


Harry bajó la mirada cohibido.


-¿Realmente crees que soy hermoso?

-Tan hermoso que me haces estremecer. Solo por respeto a Sirius me contengo, sino te haría el amor aquí mismo.

-¿Sirius te intimida? -preguntó Harry divertido.

-¿A caso a ti no? El es tu padrino.

-Debe estar muy nervioso sin saber qué sucede.

-Sí pobre, deberíamos ir a la sala para contarle, pero que le diremos, ¿él sabe lo que tú sientes por mí? -preguntó Lucius.

-Sí, lo sabe.

-Entonces sólo falta que se entere de que yo te también te amo. Espero que no me considere demasiado viejo, aunque si lo hiciera tendría razón, yo podría ser tu padre.

-Te aseguro que no le importa la diferencia de edad, con saber que tú me haces feliz le bastará.


De pronto Lucius dio una mirada en derredor y recién se percató de la cuna que estaba en la habitación. Miró a Harry sonriente.


-Acabo de comprarla hoy -explicó Harry con una sonrisa después de dirigir su vista hacia donde miraba Lucius.

-Es preciosa.

-Mientras la compraba pensé en ti, en lo mucho que me gustaría que estuvieras a mi lado en ese instante. Creo que fue un presagio, estando en la tienda me sentí algo triste.

-Nunca más dejaré que vuelvas a estar triste -dijo el hombre rubio mientras buscaba con delicadeza los labios del muchacho.


El beso de ser en un comienzo suave y dulce poco a poco se transformó en intenso y pasional. Aquello les hizo rememorar esa noche en que conocieron el amor cada uno en brazos del otro.


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