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Mi dulce señor por zandaleesol

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Título: Mi dulce señor

Pareja: Harry/Lucius

Disclaimer: Los personajes de esta historia pertenecen a J.K. Rowling, yo sólo los tomo prestados para divertirme y espero que también para entretener a los lectores, no percibo ningún beneficio económico por este trabajo.

Advertencia: AU. Mpreg. Violación.



Capitulo 22. Más confesiones



Sirius estaba realmente preocupado. Había transcurrido casi una hora desde que Lucius le pidiera hablar con Harry, ¿por qué tardaban tanto en decir lo que fuera que tuvieran que aclarar? Finalmente se levantó del sofá, estaba seguro de que sería muy poco sutil ir hasta el cuarto de su ahijado y golpear la puerta, pero ciertamente la angustia lo estaba matando. Afortunadamente para él, escuchó por fin que la puerta se abría y unos murmullos y lo que parecían ser risas ahogadas, le hicieron pensar que tal parecía que las cosas no iban tan mal para Harry.


Sus sospechas se confirmaron cuando vio al chico llegar a la sala con una sonrisa tan radiante como su mirada. La expresión de Lucius también era diametralmente opuesta a la que tenía al llegar, aquello le confirmó a Sirius que los sentimientos de Harry eran compartidos por el hombre rubio.


-Sirius… -comenzó Harry.

-Harry, permite que sea yo quien hable, creo que es lo correcto -interrumpió Lucius.


El muchacho asintió y miró a su padrino sonriente, sabía que Sirius apoyaría aquella relación.


-Sirius, yo amo a Harry, y deseo pasar el resto de mi vida haciéndolo feliz. Sé que nuestra diferencia de edad es mucha, pero te aseguro que mi salud es excelente y viviré muchos años -dijo el hombre rubio, mirando a Harry -. Es más, mi salud es tan buena que estoy seguro que Harry deberá matarme cuando se cansé de mí.

-¡Lucius! -exclamó Harry escandalizado.


El hombre rubio sonrió.


-Sólo bromeo. Sirius, ¿crees que puedas otorgarme la mano de Harry?


Sirius se quedó sin habla lo mismo que Harry, que miró al rubio con ojos asombrados.


-¿Qué? -preguntó al chico -. No me digas que pensabas que lo nuestro sería algo informal… Nuestro hijo debe nacer dentro de una familia y creo que debemos apresurarnos.


Sirius miró con alegría a Lucius y con más respeto del que había sentido nunca por alguien, sólo un hombre excepcional podía aceptar con sinceridad y alegría al hijo de otro, definitivamente Lucius era lo mejor que podía haberle sucedido a Harry.


-No podría desear a nadie mejor para compañero de Harry, porque estoy seguro de que no existe nadie. Seguro que el asunto entre ustedes está completamente aclarado, ¿pero que sucedió con Remus? Él es mi amigo y…


Harry se adelantó a explicar.


-Remus, comprendió que Lucius y yo nos amábamos y decidió dejarlo libre para que pudiésemos ser felices -explicó Harry, mirando al rubio fijamente a los ojos, Lucius comprendió al instante la intención del muchacho.


Harry a pesar de todo no podía dejar de querer a Remus. Le perdonaba de todo corazón, Remus se había equivocado, pero lo había hecho en razón del amor que sentía por Lucius. Harry estaba seguro de que él jamás hubiese actuado de ese modo, pero no por eso condenada a Remus, esperaba que encontrara la felicidad y algún día regresara con su corazón completamente curado.


-Estoy realmente feliz -exclamó Sirius -.Sin duda que esto amerita una celebración.

-Estoy completamente de acuerdo -respondió Lucius mirando sonriente a Harry -. Propongo un almuerzo en la mansión mañana.

-Eso suena maravilloso -dijo Harry mirando al rubio con ojos llenos de amor.

-Desde hacía mucho que no me sentía tan feliz -repuso Lucius -, aunque…


El hombre se interrumpió y Harry que ya lo conocía mucho comprendió.


-Tú felicidad sería completa si Draco estuviera aquí para compartir este momento, ¿cierto?


Lucius miró a Harry con una mezcla de alegría y tristeza.


-Sí, es verdad. Lamento tanto que la última vez que hablamos sólo fuese para herirnos mutuamente.


Harry le dirigió una mirada a Sirius, el hombre de ojos negros comprendió.


-Lucius, espero que puedas perdonarme por no hablar de esto contigo antes, aún en este momento no estoy seguro, sin embargo creo que nuestra amistad lo demanda y, espero que después de oírme aún me sigas considerando tu amigo.

-¿De qué hablas, Sirius?

-Bueno… Yo… Sé dónde está Draco.


Lucius arrugó el ceño confuso primero y luego sorprendido.


-¿Tú, pero cómo? Él huyó la noche de la batalla y, ¿acaso se contactó con ustedes? -preguntó el hombre mirando seriamente a Harry.

-No, por favor no pienses que Harry tiene algo que ver con esto. Él, acaba de enterarse, está mañana se lo conté por fin.

-¿Sabes dónde está mi hijo y me lo has ocultado? ¡Sirius por Merlín!

-Lucius, por favor te suplico que me escuches.


Harry sólo atinó a tomar la mano del hombre rubio en una silenciosa súplica. Lucius no pudo resistirse a eso, Harry tenía un efecto catalizador sobre sus sentidos.


-Está bien, te escucho Sirius -respondió mientras se acomodaba en el sofá, presentía que esa conversación sería para largo.


Sirius procedió a contar la historia desde el inicio. Cuando Harry y él habían instado al chico rubio a que huyese aquella noche de la batalla. Después habló de lo sucedido con Harry, por supuesto que no quiso aludir a hechos que todos conocían y que no deseaba que volvieran a perturbar el corazón del chico.


Luego habló de su propia situación después de que Harry aceptara vivir en la mansión, por primera vez reconoció ante su ahijado lo solo que se había sentido de pronto. Y por una noche había decidido salir a buscar un poco de compañía al Londres muggle. Y entonces una causalidad asombrosa le llevó a ese lugar de diversión nocturna, sitió en el que encontró a Draco. Por supuesto que omitió el tipo de actividad a la que se dedicaba el muchacho rubio en ese lugar y cuando Lucius quiso saberlo dijo que trabajaba como mesero en ese club nocturno.


Algo del orgullo Malfoy se resintió en Lucius al oír esto. Pero decidió apartar aquello y pensó que su hijo había sido muy valiente al trabajar en un sitio rodeado de gente que siempre había detestado.


Sirius creyó que era mejor omitir la información acerca de la verdadera actividad que realizaba Draco en ese club nocturno, no tenia caso que Lucius se enterara, aquello sin duda lo haría sentir muy mal.


Harry le dirigió a su padrino una mirada agradecida.


Sirius continuó con su relato y explicó al rubio que decidió regresar a ese club cada vez que le fue posible, omitiendo que lo hacía porque los atributos físicos de Draco le habían despertado sus instintos más primarios. Eso sí aclaró al hombre rubio que en innumerables ocasiones le había ofrecido ayuda a Draco, inclusive le instó a que le buscara, pero Draco estaba seguro de que Lucius no dudaría en enviarlo a Azkaban.


Harry esta vez miró con enojo a Sirius, creía que no era necesario decir aquello.


-Sirius, comprendo perfectamente que hayas ocultado el hecho de que te veías con mi hijo. No me extraña que Draco piense que soy capaz de enviarlo a Azkaban, pero te juro que jamás lo haría.

-Es lo que me dijo Harry esta mañana cuando le conté todo. No sabes la defensa que hizo de ti.


Lucius oprimió con ternura la mano del chico.


-Creo que piensa demasiado bien de mí, me ve con los ojos del amor, pero yo no he sido un buen padre, por eso Draco se fue, no sólo para salvarse de Azkaban, sino para no volver a saber de mí -dijo el hombre con profundo pesar.

-Eso no es cierto Lucius -intervino Harry -, él estaba arrepentido y avergonzado de haberte decepcionado, lo último que dijo fue que esperaba pudieras perdonarle por todos sus errores.

-Fui yo quien cometió los mayores errores. El primero fue permitir que Narcisa se hiciera cargo de su educación, yo siempre estuve demasiado ocupado en mis negocios y eventos sociales como para prestarle atención, no comprendí que me necesitaba. Además de esas ideas que Narcisa metió en su cabeza, estoy seguro de que en parte el resentimiento que guardaba hacia mí le hizo finalmente huir.

-Lucius, él me dijo que lamentaba mucho haberte decepcionado -repuso Harry.


Lucius se levantó repentinamente.


-Ojala pudiera decirle cuanto lo lamento, soy gran parte el responsable de que haya arruinado su vida.

-Creo que a pesar de las circunstancias que vive Draco, no te culpa. Las veces que hemos tocado el tema siempre dice que la decisión de unirse a los mortífagos fue inspirada en el odio que sentía hacia los muggles -explicó Sirius.

-¿Y ahora vive entre ellos? Eso no tiene ningún sentido -respondió Lucius.

-Tal vez ya no siente el odio de antaño -intervino Harry -, estaba muy arrepentido de las cosas que había hecho.

-Más que ser una mala persona creo que Draco sólo era un chico confundido -terció Sirius.

-Sí, tal vez, pero eso no borra los delitos que cometió, si regresara sería enviado a Azkaban y yo no podría hacer nada para evitarlo. Supongo que entre los muggles puede considerarse a salvo.

-Lo está -respondió con mucha seguridad Sirius.


El hombre rubio asintió con la cabeza.


-Lucius… Hay otra cosa de la que deseo hablarte -dijo Sirius.


Harry miró con un poco de temor a Lucius, el hombre estaba a punto de saber que su padrino tenía una relación con Draco.


-Creo que yo los dejaré a solas, así podrán hablar más tranquilos -dijo Harry.


Lucius miró un tanto confundido al chico, éste le sonrió con aire preocupado.


-¿Tan grave es el asunto que Harry no puede oír? -preguntó Lucius mirando a Sirius, luego volvió a mirar a Harry -, no es necesario que te marches.

-Harry ya sabe de que se trata, también le hablé de eso esta mañana -dijo Sirius.

-Entonces cuál es el problema, no tienes que irte Harry.


El muchacho asintió en silencio.


-Lucius… Bien espero que no me juzgues mal por lo que voy a confesar.

-¿De qué se trata? -preguntó el hombre intrigado.

-Como ya te dije antes, fue una casualidad la que me llevó hasta el bar muggle donde trabaja Draco. Después de que Harry se instaló en tu casa… Yo comencé a frecuentar mucho más aquel bar y al final, pues terminé siendo amigo de tu hijo, sé que a pesar de todo extraña el mundo mágico y tener contacto con magos.

-Eso lo entiendo Sirius y te lo agradezco mucho.

-Hace dos meses… nuestra relación cambió.

-¿Qué significa eso?

-Cuando Harry dejó la mansión, yo consideré que de una vez por todas debía asumir mi deber de padrino y ocuparme de él. Esa noche fuí hasta el bar muggle para despedirme de Draco, ya no podría regresar tan asiduamente… él… Draco, bueno tú eres su padre, conoces el carácter que tiene, yo no tenía la intención de que él conociera mis sentimientos…

-Sentimientos -repitió Lucius.

-Yo… me enamoré de Draco, pero nunca tuve esperanza de que él me correspondiera, soy muy mayor y… además la situación de los dos es muy diferente.


Lucius le dio una rápida mirada a Harry, entendía perfectamente el sentir de Sirius.


-¿Tienes una relación con mi hijo?

-Sí, la tengo.


Lucius miró en derredor, no sentía molestia de que Sirius tuviese una relación con su hijo, no era el más indicado para poner impedimentos por la diferencia de edades. Era otra cuestión la que le preocupaba.


-Sirius, es muy probable que tú y Draco jamás puedan estar juntos formalmente.

-Sí, eso lo sé.

-¿Él también te ama?

-Sí, me ama.


Lucius otra vez miró a Harry.


-La situación será muy difícil para ustedes, pero créeme cuando digo que me hace feliz saber que un hombre como tú ama a mi hijo.


Harry miró a Lucius con el corazón henchido de orgullo.


*~*~*~*~*~*


Sirius sintió que se quitaba un tremendo peso de los hombros al decirle a Lucius la verdad sobre la relación que tenía con Draco. Agradecía la comprensión del hombre, sin duda que el amor que sentía Lucius por su ahijado, ayudaba mucho a que aceptara. Pero aún algo le preocupaba, la reacción que tendría Draco cuando él dijese que había hablado con Lucius con respecto a ellos.


Lucius se había quedado en la habitación de Harry, acompañando hasta que el chico se durmió, prometiendo volver muy temprano por la mañana. Tenía unos deseos incontrolables de ir al club nocturno para encontrarse con Draco y contarle de lo sucedido con su padre y Harry. Las cosas cambiaban bastante ahora que por fin no había impedimentos para que Harry fuese feliz al junto al hombre que amaba. Podía ser que eso también abriese una posibilidad hacia la felicidad que deseaba alcanzar junto a Draco.


Pero decidió esperar hasta la mañana. Mejor buscaría a Draco en el departamento y así podrían hablar con más calma, esperaba que el muchacho rubio no se tomara a mal que contara la verdad sobre ellos a Lucius. Aunque Draco ya no estaba resentido con su padre Sirius no se atrevía a apostar como tomaría semejante noticia, después de todo el carácter del chico era bastante difícil.


*~*~*~*~*~*


Tal como lo había prometido Lucius se apareció en el apartamento muy temprano y por su parte Harry despertó mucho antes de lo que era habitual, a las ocho en punto ya estaba listo sentado en la sala esperando que la campanilla de la puerta sonara de un momento a otro. Lucius y él pasarían juntos aquel día, intentando recuperar aquellos dos meses en que habían estado separados, por una voluntad ajena a la de ellos.


Sirius también tenía sus planes para ese día. Esperaba que las cosas salieran bien para él, estaba decidido a hacerle al muchacho rubio una petición más formal, ya no podía conformarse con esos encuentros esporádicos, quería una relación sería y para toda la vida.


Después de que se presentara al fin Lucius para llevar a Harry con él, prometiéndole a Sirius lo cuidaría como la más preciada joya. El hombre también dejó el apartamento para ir al Londres muggle en busca de Draco. Con toda seguridad lo encontraría durmiendo, pues el chico nunca dejaba el club antes de las tres de la madrugada, pero sin duda que con las novedades que iba a contarle lo haría despertar de un solo golpe.


*~*~*~*~*~*


Sirius no tuvo ninguna dificultad para entrar al departamento de Draco, pues el chico le había entregado una llave luego de aquella primera noche en que estuvieron juntos. La llave estaba hechizada y él único que podía utilizarla era Sirius.


Estaba todo silencioso cuando entró al apartamento. Una brisa fresca entraba por una de las ventanas abiertas. Draco había puesto un hechizo a esa ventana, nadie que no fuera mago podía ver que estaba abierta, era una buena técnica para protegerse de algún muggle curioso, además había protecciones en el apartamento, justamente la llave que tenía Sirius era la que las desactivaba al momento de introducirla en la cerradura. Esa era una plena muestra de confianza de parte del muchacho rubio hacia el hombre que había conquistado su corazón.


Sirius sabía que a esa hora Draco estaba durmiendo, todos los días despertaba pasadas las tres de la tarde. Se sentía algo nervioso por lo que iba a decirle al muchacho, no imaginaba como reaccionaría al saber que había hablado con Lucius de la relación que mantenían, ¿qué pasaría si Draco se enojaba y no deseaba volver a verlo? No podía pensar siquiera en esa posibilidad.


Se dirigió a la habitación del rubio y suavemente abrió la puerta, Draco dormía profundamente, vestía un pijama de color azul, estaba medio descubierto. Avanzó unos pasos hacia la cama para observarlo desde más cerca. Se veía tan hermoso dormido, pensó Sirius, su rostro era tan juvenil y perfecto. No pensó en despertarlo, era muy temprano, esa vida nocturna que llevaba Draco era agotadora, necesitaba ese descanso. Salió de la habitación cerrando la puerta con el mismo sigilo que utilizara al entrar.


Tenía bastantes horas por delante antes de que el muchacho se despertara así que aprovecharía aquel tiempo para sorprenderlo con una exquisita cena, nada de esas comidas que se cocinaban en el microondas, o esos platos «fat food» que no eran nada saludables. Sin embargo, para preparar una comida decente debería ir al supermercado. Aquello era algo que no realizaba desde los tiempos en que los padres de Harry vivían, y Lily le hacía que la acompañara a las compras, porque James detestaba esos lugares atiborrados de muggles. Sonrió al recordar aquello, habían transcurrido tantos años desde entonces y todo era tan diferente.


Prefirió apartar la melancolía en la que empezaba a sumirse. Aunque era un poco difícil, pues su amigo más querido, Remus también se había marchado y no estaba seguro de si regresaría alguna vez, esperaba que sí, a la cosa que más le temía en su vida era a la soledad.


*~*~*~*~*~*


Draco despertó como lo hacía todos los días después de las tres. No lograba dormir más tiempo porque el calor no se lo permitía, además le gustaba tomar algún alimento y sólo después volver a dormir. Pero aquel día su rutina sufriría un cambio. Lo comprendió cuando al abrir la puerta de su habitación de inmediato notó un delicioso aroma. Sonrió gozoso, Sirius había venido y además estaba preparando el almuerzo. Aquellas gentilezas de Sirius lo hacían sentirse amado.


Descalzo llegó hasta la cocina y vio al hombre vistiendo ropa muggle. Tenía las mangas de la camisa remangadas hasta más arriba del codo y estaba afanado ocupándose de las ollas y de lo que fuera que preparaba, a Draco le pareció que aquello olía de maravilla, esperaba que supiera igual. Se quedó observándolo en silencio por unos segundos, hasta que el hombre levantó sin querer la mirada.


-¡Ya despertaste! De seguro que sentiste el aroma de la comida -dijo Sirius.

-Eso huele muy bien, espero que sepa igual -repuso el muchacho con una sonrisa.

-Es que acaso estás dudando de mis dotes culinarias.

-Bueno… supongo que sin tener un elfo doméstico en tu casa, pues no te quedó otra opción que aprender a hacer los quehaceres del hogar tú mismo.

-Es cierto, y es menos difícil de lo que imaginas, no te vendría mal aprender.

-¿Yo? No lo creo… De seguro quemaría hasta la ensalada.


Sirius sonrió.


-Pues no te preocupes por eso, te daré clases de cocina y te aseguro que te agradará.


Draco se quedó mirando al hombre silencioso mientras le veía saltear unas verduras. Pensó el muchacho cuando tendría Sirius tiempo para él después que naciera el hijo de Harry, seguramente lo vería rara vez por ahí.


-Supongo que tienes apetito… después podrás volver a dormir y será un placer acompañarte.

-¿Te quedarás conmigo? -preguntó Draco sorprendido.

-Sí.

-¿Y Harry?

-No está en casa. Pero está en la mejor compañía.

-Los Weasley.

-No, con tu padre -respondió Sirius como si fuese la cosa más normal del mundo.

-Pero no se supone que mi padre está de viaje con Remus.

-Lo estaba, regresaron ayer por la mañana. Además ya no están juntos.

-No entiendo -dijo Draco.

-Quiero decir que ya no son pareja. Remus anoche dejó la mansión.

-¿Dejó a mi padre? ¡Pero si lo adoraba!

-Sí es cierto, pero esa pasión no era correspondida, al final terminó aceptando que no podía obligar a Lucius a que estuviera a su lado sólo por compromiso, mucho menos sabiendo que tu padre ama a otra persona.


Draco lo miró con bastante asombro en un comienzo, pero enseguida comprendió quien era esa persona a la que su padre amaba.


-Mi padre está enamorado de Harry -declaró el rubio sin más.

-Sí, ¿te molesta?

-¿Por qué iba a molestarme?

-Pues… Harry espera un hijo y Lucius no es el padre.

-Eso no fue culpa de Harry, fue una víctima. No soy el más indicado para condenarlo.

-Entonces no te molesta que estén juntos.

-¿Harry ama a mi padre?

-Sí, lo ama… sufrió mucho cuando se alejó de Lucius.

-Mi padre merece ser feliz, también Harry.

-No te molesta que el bebé de Harry pueda llevar tu apellido aunque no sea un Malfoy realmente -preguntó Sirius.

-No entiendo por qué preguntas tanto, yo no tengo ninguna incidencia en la vida de mi padre, jamás regresaré a la comunidad mágica, así que da igual.

-No Draco, no da igual. A mí no me da igual. No podría estar a tu lado sabiendo que odias a Harry.


Draco levantó la mirada con cierta sorpresa.


-¿Me dejarías si digo que odio a Harry?

-Lo haría -respondió determinado Sirius.


Draco guardó silencio.


Sirius dejó lo que hacía y se acercó rápidamente al muchacho.


-Draco te amo, pero no podría estar junto a una persona que aún siente odio. No importa si ese odio es hacia los muggles, mestizos o hacia tu padre y Harry. El odio es como una prisión Draco, no te deja ser libre, y yo deseo que lo seas, no sólo libre físicamente, sino de tus viejas creencias, ese será el único modo en que podamos ser felices tú y yo.


Luego de unos segundos, Draco levantó la vista y se encontró con la mirada profunda de Sirius.


-Ya no siento odio Sirius, dejé de sentirlo inclusive antes de que acabara la guerra. Cuando estuve con ellos y vi de lo que eran capaces, la crueldad con la que actuaban, entonces comprendí contra qué luchaba mi padre. Yo estaba equivocado Sirius, los principios de la pureza de la sangre mágica en realidad no importaban, sólo era una forma de justificar la maldad y los actos más horrendos. El que yo consideraba mi mejor amigo, Nott, abusó de Harry y yo me sentí tan impotente de no poder hacer algo para ayudarlo -dijo Draco cubriéndose el rostro para que Sirius no viese las lágrimas que caían. Era la primera vez que el chico rubio hablaba de aquello.


Sirius sólo atinó a estrecharlo en sus brazos.


-Sé que intentaste ayudar aún arriesgando tu propia vida.

-Mi vida ya no valía nada Sirius, no después de las cosas que me vi obligado a hacer. No merezco que me ames tanto, que te arriesgues por mí… Yo soy… un criminal.

-No seré precisamente yo quien te condene Draco, te amo. Lo único que me importa es que ya no eres la misma persona, has cambiado y lo has hecho para bien. En cuanto a los errores de tu pasado deberás aprender a vivir con ellos.

-Yo no merezco tu amor ni mucho menos ser feliz.

-No seas tan duro contigo mismo. Lo que importa es que te has arrepentido de todo eso.

-Es tan difícil Sirius, haber adquirido conciencia de todo el daño que hice.


Sirius dejó escapar un suspiro mientras seguía apretando al chico contra su cuerpo.


-Nada puede borrar el pasado Draco, pero el futuro puede cambiarse si tú así lo deseas. Tal vez hacer el bien a otros pueda ser la nueva misión de tu vida.

-¿Hacer el bien? No te comprendo.

-En este mundo muggle hay mucha gente que necesita ayuda.

-Pero a nosotros nos esta prohibido intervenir… el secreto…

-Draco, este mundo es también ahora tuyo, es aquí donde vives, ¿no te gustaría ayudar a mejorarlo? Y no me refiero a cosas extraordinarias, sino a pequeñas cosas, hay muchas formas de ayudar a las personas.

-Creo que te comprendo.

-Estoy seguro de que encontraras un modo de convivir con esta gente y hacer que su vida sea un poco mejor.


Draco por fin sonrió.


-¿Te habían dicho algunas vez que eres un gran hombre?

-Hmm… creo que no, no me gustan los elogios, pero si vienen de ti, pues los acepto dichoso.


Draco se dejó llevar un instante por la maravillosa idea de vivir el resto de su vida junto a Sirius, pero sabía que eso era imposible, sin embargo, no por eso dejaría de disfrutar cada segundo que pudiera estar junto al hombre que había conquistado su corazón. Así por lo menos, cuando por fuerza debiera renunciar a él, se quedaría con el consuelo de haber sido feliz aunque fuese por breve tiempo.


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