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Sin corazón por zandaleesol

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Título: Sin corazón

Personajes: Harry/Draco

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de propiedad de J.K. Rowling, solo los tomo prestados para divertirme. No percibo ningún beneficio económico.

Advertencia: Universo Alterno. Mpreg. Otras.



Capítulo 16.


No fue fácil que todo volviera a la calma. Finalmente Albus Dumbledore debió levantar la voz para que el orden regresara. Al instante el lugar se sumió en un silencio profundo. A pesar de su avanzada edad, el jefe de magos del Wizengamot infundía un reverente temor en todos los magos.


-Existe mucha verdad en lo que acaba de expresar el joven Malfoy -dijo Dumbledore mirando a los magos que le observaban con rostros precavidos -. Aún no se prueba el origen del señor Potter. Ya sabemos que su padre fue un mago, pero no sabemos nada de la madre.

-Pues el asunto es claro Dumbledore -expresó un mago de la tercera fila -, si no sabemos nada de la madre de este muchacho, es simplemente porque tenía origen muggle.

-Es cierto -coincidió Blaise Zabini -, personalmente hablé con la hermana de la madre de Potter.

-Veo que se ha tomado muchas molestias en este asunto, señor Zabini -puntualizó Dumbledore -. No creo que este tribunal deba concluir tan precipitadamente sobre el origen muggle de la madre del señor Potter.

-Pero Dumbledore, es evidente el origen muggle de la madre de este… muchacho; su tía lo es.

-Creo que para que no quede ni la más mínima duda al respecto, la oficina de Aurores debería investigar la información aportada sobre la madre de este joven.

-Yo personalmente recabé esa información -intervino nuevamente Blaise.

-Ya lo sabemos señor Zabini, pero realmente un asunto de semejante trascendencia quisiera ponerlo en manos más expertas, si los demás miembros del Tribunal lo aprueban -respondió Dumbledore mirando a los magos.


Se escucharon murmullos de aprobación.


-Entonces continuaremos esta audiencia después de que logremos ubicar a la tía del señor Potter y pueda prestar su testimonio -propuso Dumbledore.

-¿Y supongo que hasta entonces ese muggle continuara en prisión? -preguntó Blaise.


El mago de barba blanca le dio una mirada a Harry, luego se fijó en los miembros del tribunal.


-Yo creo que en este caso no es necesario que el señor Potter continúe en prisión.


Blaise se puso de pie hecho una furia.


-Por supuesto que debe estar encerrado es un peligro para cualquier mago.

-Eso no es cierto -se escuchó la voz fuerte y clara de Draco Malfoy -. Conozco a Harry y sé que él nunca lastimaría a nadie.

-Yo también conozco a Harry -intervino Arthur Weasley -. Ha convivido con mi familia por varias semanas y es un buen muchacho. Por eso quisiera pedirle al tribunal que me designe su custodio hasta que se reanude el juicio.


Dumbledore asintió, la idea parecía agradarle mucho.


-Me parece una alternativa apropiada. Este tribunal carece de pruebas con las que afirmar inequívocamente que este joven ha cometido un delito, creo que sentaríamos un mal precedente si no le diésemos el beneficio de la duda.


Algunos magos se resistían a la idea de que Harry no volviese a la prisión. Sin embargo, notaban la mirada benévola que dirigía Dumbledore al muchacho de ojos esmeraldas, así que la mayoría prefirió no cuestionar las palabras del viejo mago. Después de todo éste era un mago con poderosa influencia en la comunidad mágica. Todos sabían que si no ostentaba el cargo de Ministro de la magia, era simplemente porque no le atraía el poder.


Naturalmente que los magos de la facción más dura, encabezados por hombres como Nott, Parkinson y otros, sabían esto. Y así como estaban las cosas intuían que no era conveniente granjearse la antipatía del mago más poderoso de los últimos años, así que optaron por fingir una conformidad que no sentían realmente.


Draco sintió alivio al saber que Harry no volvería a la prisión de los muggles. Lamentó que el padre de Weasley se adelantara en su petición, él deseaba que Harry quedase bajo su custodia. Aunque presentía que luego de lo ocurrido, el muchacho de ojos esmeraldas no estaría con la mejor disposición hacia su persona.


La audiencia continuaría en cuanto ubicaran a la única pariente consanguínea de Harry. Petunia Dursley.


Harry se encontraba inmerso en un cúmulo de sentimientos contradictorios, primero porque su suerte definitiva no estaba sellada. No existía certeza de que no sería condenado a pesar del testimonio dado por Colin Creeavey. La presencia de Draco era lo que menos esperaba en relación a todo lo acontecido en el tribunal. No sabía qué sentir, si agradecimiento o enojo después que el chico rubio hablara en su favor. No quería deberle nada más a Draco. Le hubiese gustado tener el dinero suficiente como para restituirle todo lo que Lucius Malfoy había gastado en él.


El jefe de magos, Albus Dumbledore informó a Harry que se quedaría con la familia Weasley hasta que se reanudara el juicio en los días siguientes.


Sirius por su parte se acercó al chico para darle un fuerte abrazo e infundirle confianza.


-Harry, debes estar tranquilo. Estoy seguro de que el tribunal tendrá en cuenta que tú solo pretendías defenderte de ese tal Zabini -dijo Sirius.

-Creo que estos magos querrán condenarme por ser hijo de un mago que se casó con una muggle -contestó el muchacho apesadumbrado.

-Tú no eres culpable por algo que hicieron tus padres, es absurdo que pretendan atribuirte alguna responsabilidad al respecto. En todo caso, si alguien debe responder por ese hecho acontecido hace más de dieciocho años, ese soy yo.

-Pero tú escuchaste lo que dijeron, me llaman «aberración».

-Te aseguro que no todos los magos piensan del mismo modo -intervino Arthur Weasley.

-Es cierto -concordó Sirius.


Harry notó la mirada que Draco le dirigía desde el mismo sitio que ocupaba en la parte alta de la sala. Apartó la vista porque era doloroso observar al chico rubio y recordar el modo tan frio y despiadado en que se comportó. En ese momento deseaba sentir desprecio por el joven mago, pero resultaba imposible. A su mente regresaban los detalles de la noche en que habían hecho el amor. Aunque en realidad Harry estaba convencido de que aquella noche solo fue él quien realmente sintió amor; Draco solo deseó satisfacer una necesidad física.


Draco observaba con fijeza al hombre de cabello negro que en ese momento le dirigía la palabra a Harry. Sentía una pesadez en el estómago al notar como ese sujeto miraba a Harry. Se preguntaba quién era, tenía la sensación de haberlo visto en algún sitio.


-Severus -llamó el chico rubio -, ¿conoces a ese hombre que está junto a Harry?

-¿Weasley? -preguntó el hombre con tono frío.

-No, el otro, el de cabello negro, tengo la sensación de haberle visto antes.

-Pues yo no lo recuerdo de nada. Si es inglés de seguro ha vivido en el extranjero. Aunque reconozco que sus facciones me recuerdan a alguien.


Severus Snape experimentaba un vivo deseo de conocer la identidad de ese hombre. Su naturaleza normalmente fría, no se impresionaba con facilidad. Pero ese hombre de cabello negro logró perturbar sus sentidos. No sabía qué era, si el aire arrogante y a la vez enérgico que poseía o quizá su evidente atractivo. Se sintió estúpido. Le tranquilizó saber que ese desconocido no podía adivinar lo que estaba sintiendo en ese instante.


Draco llevado por un deseo irrefrenable comenzó a bajar hacia el centro de la sala, donde aún permanecía Dumbledore junto a Harry y los dos hombres mayores. Snape fue tras él.


Lo que menos deseaba Harry en ese momento era tener a Draco cerca, no solo porque le despertaba enojo, sino también porque era demasiado humillante.


-Profesor Dumbledore -llamó el muchacho rubio.


El mago de aspecto benévolo miró a Draco con amabilidad.


-Si señor Malfoy.

-Podría hablar con Harry un instante -pidió respetuosamente.


El anciano mago miró a Harry y de inmediato notó que tenía la mandíbula tensa y sus ojos se desviaron para no mirar a Draco.


´-Me temo que ahora no es posible señor Malfoy. Aún estamos en la sala del tribunal. Tal vez cuando el señor Potter se marche con la familia Weasley…

-El Conde Malfoy y yo no tenemos ningún asunto que tratar -respondió Harry sin siquiera mirar al rubio.


Sirius observó con cierta sorpresa a Harry, pues el muchacho rubio acababa de hablar en su favor, pero aquello parecía no importarle al chico de ojos esmeraldas.


Draco se sintió avergonzado al escuchar la negativa de Harry, pero comprendía el enojo que debía sentir el chico, no insistió y luego de un segundo de indecisión dio la media vuelta y se marchó.


Snape a pesar de saber que Harry tenía todo el derecho del mundo a sentirse dolido, igual miró al chico con cierto encono, sin embargo, no hizo comentario y siguió a Draco hacia la salida.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Para Harry era muy significativo que le fuera posible esperar la reanudación del juicio en la casa de la familia Weasley en lugar de la prisión de la calle Bow. Aunque esto no le quitaba el temor que le causaba su incierto destino.


La señora Weasley estaba feliz de tenerlo en su casa y le acomodó en una habitación sencilla, pero cómoda.


La gente del Ministerio de la magia, eso sí, tomó ciertas previsiones con respecto a la estancia de Harry en casa de Arthur Weasley. Dijeron que era para seguridad del joven. Kingsley Shacklebolt temía una represalia contra Harry, después que se había establecido su posible origen mestizo.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Mientras estuvo en el tribunal Sirius mostró al instante simpatía por la familia Weasley, estaba muy agradecido de que acogiesen a Harry con tanto afecto y que no le dieran mayor importancia a su origen.


Esa misma tarde en torno a la mesa, todos hablaban de las distintas aristas del caso de Harry, pero aquello se interrumpió con la llegada de Sirius que esta vez venía acompañado por Remus Lupin.


El muchacho de ojos esmeraldas experimentó emoción solo con verle llegar. Nunca en su vida conoció esa grata sensación que procuraba saberse importante para otro ser humano. La mayoría de las personas que le demostraron interés en sus dieciocho años de vida fue solo con el propósito de utilizarlo. Era el caso de sus parientes, Lucius Malfoy, Blaise Zabini y Draco.


Sí. Draco también, tal vez no de un modo tan premeditado como los anteriores, pero también le había utilizado.


Ya caía la noche y la familia junto a sus invitados analizaba las posibilidades que tenía Harry de salir bien librado de aquel juicio, cuando se vieron interrumpidos por que las barreras mágicas puestas en torno a la propiedad intentaban ser traspasadas. Sirius fue el primero en levantarse y ponerse en alerta, Remus le imitó, así como también los demás integrantes de la familia Weasley. Todos temían lo mismo. Alguien intentaba un ataque contra Harry. Pero Arthur Weasley comprobó que no se trataba de un ataque, sino de un visitante. Draco Malfoy.


Todos miraron a Harry con cierta curiosidad, pues aunque nadie lo mencionó, recordaban perfectamente que Draco Malfoy salió en defensa del chico de ojos esmeraldas durante la audiencia.


Ron Weasley era uno de los más extrañados con la visita, porque nunca imaginó que alguien tan arrogante como Draco pondría los pies en su casa.


-Ni en mil años me hubiese imaginado verlo aquí -dijo Ron -. Es claro que ha venido por ti Harry.


El aludido vio como todas las miradas se posaban en él.


-No comprendo qué hace aquí porque no somos amigos.

-Pero habló en tu favor ante el Wizengamot -le recordó Sirius.

-No sé por qué hizo aquello. La relación que tuvimos fue muy breve -respondió Harry.


Tras esta respuesta los presentes intercambiaron miradas unos con otros.


El chico de cabello azabache sintió necesidad de explicarse.


-El administrador del anterior Conde Malfoy me envió a la casa que está en Londres y ahí conocí a Draco.

-¿Entonces ustedes son amigos? -preguntó Ron bastante asombrado.

-No. Amigos no. Naturalmente yo no estoy a la altura de alguien como Draco Malfoy. El jamás me querría como amigo.

-Pero si se ha tomado la molestia de venir hasta aquí, debe existir un motivo -dijo Sirius.


Harry se puso más nervioso. No deseaba que la familia Weasley, su padrino y el amigo de éste se enteraran de que había convivido con Draco por casi un mes. Con toda seguridad cambiarían la opinión que tenían de él si llegaban a saber que la deuda contraída con Lucius Malfoy, fue cobrada por su hijo. Nadie creería que él se había entregado al chico rubio por amor. Ni Sirius creería algo semejante.


-No hay ninguna razón para que haya venido… hablaré con él para que se marche lo antes posible -dijo Harry.

-Nosotros entraremos, así Harry podrá hablar con ese chico con más libertad -dijo la señora Weasley.



Todos obedecieron a la sugerencia de la señora Weasley, que en realidad era más una orden. El único que no se movió fue Sirius, pero como era el padrino de Harry nadie cuestionó aquello. El hombre había notado claramente la confusión de su ahijado.



-Harry si lo prefieres me quedó contigo -dijo Sirius.

-No es necesario Sirius, mi conversación con el señor Malfoy será breve -respondió Harry.

-Está bien, si lo prefieres -aceptó Sirius.


Todos los integrantes de la familia ya habían entrado a la casa, los últimos en hacerlo fueron Sirius y Remus.


La barrera mágica fue levantada por el señor Weasley, por fin Draco pudo ingresar a la propiedad.


El chico rubio caminó decidido hacia Harry pese al nerviosismo que experimentaba. Cuando se encontró a unos pasos del moreno se detuvo. Aquella era la primera vez en su vida que se encontraba en la situación de tener que pedir disculpas; ahora sabía que entre Harry y Blaise no había ocurrido nada de lo que él pensó. Lo que presenció aquella noche tuvo una motivación bastante diferente, pero como se dejó llevar por los celos malinterpretó el asunto.


Luego de un segundo de indecisión Draco avanzó un poco más y enfrentó la mirada dura y fría que Harry le dirigía.


-¿Qué hace usted aquí? -fue la pregunta que le hizo el moreno, marcando especialmente el acento en la palabra «usted», como para dejar bien establecida la distancia que los separaba.


Draco no se descolocó, pues esperaba una reacción de este tipo.


-No podía dejar pasar ni un minuto más sin hablar contigo, Harry.

-Ah, ¿y qué es aquello tan urgente que desea hablar conmigo?

-Harry, sé que no me comporté contigo de manera correcta…

-No es necesario -cortó Harry de golpe -. Cuando me marché de su casa ya no existía deuda entre nosotros, por lo tanto no hay nada que disculpar.


El rubio miró a Harry con aire consternado.


-Dejaste todas tus pertenencias en mi casa.

-Nada de eso era mío realmente. No tenía derecho a llevarme nada.

-Sí eran tus cosas -respondió Draco y tras una pausa breve, agregó -. Harry necesito explicarte mi comportamiento de esa mañana.

-No sé de qué habla.

-La mañana en que te pedí que te marcharas.

-No deseo que me explique nada -dijo Harry -. Usted tuvo razón, la relación no era conveniente para ninguno de los dos.

-Harry, te juro que lo que dije esa mañana no era lo que sentía realmente.


A esas alturas y con todo lo que le había sucedido desde su salida de la mansión de Draco, para el chico de ojos esmeraldas las explicaciones no tenían valor y no le importaba las razones que tuvo el rubio para actuar de aquella manera.


-No sé a qué se refiere y tampoco me importa. La mañana en que me expulsó de su casa todo quedó claro para mí.

-No Harry, te equivocas… yo… existió un motivo por el cual actué así. Ahora sé que cometí un error, un terrible error.

-Error -repitió el moreno -. No tú no cometiste error alguno. Si alguien se equivocó, ese fui yo.

-Harry, me equivoqué y no tienes idea de cuánto lo lamento.

-¿Te equivocaste? ¿En qué? ¿En no echarme a la calle desde el primer día?

-No. Te juzgué mal… no confié en ti y estoy muy arrepentido.

-No entiendo.

-Regresé a Londres la noche en que Zabini te citó en el establo. Te vi salir de ahí… con la ropa y el pelo cubiertos de heno y luego lo vi a él, a Zabini… pensé que tú y él se entendían a mis espaldas; creí que te habías burlado de mí.


Harry por un par de segundos se quedó sin habla. Apenas creía que lo dicho por el rubio fuese cierto. Conocer el verdadero motivo por el cual Draco actuó tan miserablemente con él, le resultaba más decepcionante y doloroso.


-Me dolió que me echaras de tu casa y de tu vida del modo en que lo hiciste. Pero en ese momento pensé que lo hacías porque yo era inconveniente para ti; y ahora dices que el motivo en realidad fue que me viste salir del establo con la ropa desarreglada.

-Harry yo…

-No -le cortó el moreno -. No quiero escucharte, ya comprendí todo. Dices que cometiste un error, pero no es cierto. Lo que sucedió fue que como acepté ser el amante de tu padre a cambio de una educación, y luego fui a tu cama con la misma facilidad, entonces no era extraño que también me abriera de piernas para Zabini. Fue eso lo que pensaste, ¿no?

-Harry no… yo nunca…

-No te atrevas a negarlo Malfoy -dijo Harry marcando en el apellido del chico toda la rabia y desprecio que sentía en ese momento.


Draco bajó la mirada por un par de segundos. No podía negar que fue justamente eso lo que pensó aquella noche, se sintió burlado por el moreno.


-Cuando estuve en la escuela de magia, Zabini sedujo a un chico que creía mi novio, por eso pensé que ahora sucedía lo mismo. Debes recordar cómo los encontré aquel día que llegué a la mansión.

-Sí claro, cómo podría olvidar que ese día me trataste como una basura. Pero sabes aquella vez dolió menos porque no te conocía, no existía lazo alguno entre nosotros.


Draco comprendió a qué se refería Harry. Ahora lamentaba el haberse dejado llevar por la ira y los celos. Si hubiese actuado con más calma, quizá buscar una explicación a lo que había visto, todo sería diferente.


-Harry, me equivoqué. Debí confiar en ti, preguntarte que había sucedido, pero no supe qué hacer, me dejé llevar por los celos. Harry si no fueses importante para mí hubiese dado igual que te vieras con Zabini.

-Honestamente ya no me importa. Ahora solo deseo que este juicio termine pronto y olvidar que Zabini existe.

-¿De mí también quieres olvidarte? -se atrevió a preguntar el rubio.

-A ti comencé a olvidarte desde el mismo instante en que me fui de tu casa. Por favor, no vuelvas por aquí, no tenemos nada que ver, somos muy diferentes.

-No eres tan diferente a mí si tu padre fue un mago como dijeron.

-Y mi madre era muggle. Escuchaste lo que dijo Zabini, soy una aberración, un mezclado.

-No me importa si eres muggle o mestizo… te amo Harry.


Si Harry se sorprendió con esta declaración no lo demostró. Solo observó al chico rubio con frialdad.


-Tú no sabes lo que es amar, nunca lo has sabido.

-Te amé a ti Harry… desde la primera vez que te vi en la plaza de Surrey, cuando teníamos trece años.


Harry al escucharlo vaciló por un segundo. Recordó la noche en que hicieron el amor, la manera tan dulce en que Draco lo trató; pero decidió apartar el recuerdo porque no debía engañarse, eso no fue amor, nunca lo sería, no por parte del rubio.


-Por favor, márchate. Esta no es mi casa y ya le he causado muchas incomodidades a la familia Weasley.

-Vendré mañana.

-No, entiéndelo, no quiero verte otra vez.

-Harry yo sé que tú me amas.

-Te equivocas. Lo que amaba era a ese chico de trece años, solo fue una ilusión no es real.

-Harry ese chico soy yo, soy real, no tengo trece años, pero soy la misma persona y te amo.

-No repitas eso otra vez, sabes que no es cierto.

-Ponme a prueba Harry, te demostraré que sí te amo.

-Por favor, vete ya.


Draco sentía que aunque Harry tenía razón para estar enojado, el trato que le daba no era justo. El sí lo amaba, estuvo dispuesto a dejarlo todo por él. Sin embargo, prefirió no insistir en ese momento, era mejor guardar energías para batallas futuras, porque estaba claro que Harry le daría guerra antes de perdonarlo.


-Está bien Harry, me marcho, pero igual estaré pendiente de ti y lo que suceda en el juicio.

-¿Realmente te importa?

-Claro que sí. Estaba en Bulgaria cuando me enteré de lo ocurrido y vine enseguida.

-No debiste tomarte semejante molestia solo por mí.

-No iba a permitir que Zabini te acusara de ese modo. Está claro que te odia porque mi padre se fijó en ti.

-Sí, me di cuenta de quién es realmente Zabini. Lo más increíble de todo es que tú conociéndolo tanto, creyeras que podía pasar algo entre los dos; ni por un segundo se te pasó por la cabeza que odiándome tanto no sería capaz de tocarme ni un cabello y menos en la casa que fue de Lucius.

-Los celos me cegaron Harry, me hicieron perder la cabeza. Si enfurecí tanto fue porque eres demasiado importante para mí.

-No quiero saber nada más de ti y menos de Zabini.


Draco pensaba insistir en lo ya dicho, pero en ese momento Sirius salió de la casa y la conversación quedó interrumpida. El chico rubio reconoció enseguida al hombre. Ahora que podía observarlo con más calma, le parecía más atractivo y los celos se retorcieron inevitables en su estómago.


-Harry, ¿está todo bien? -preguntó Sirius, mirando fijamente a Draco.

-Perfectamente Sirius, el Conde Malfoy ya se marcha.


Draco apenas reparó en las palabras de Harry, su atención se centró en Sirius, a quién no conocía, pero ya veía como rival.


-Lo vi en la audiencia, qué tiene que ver usted con Harry -preguntó el rubio con tono desafiante.


Sirius experimentó un poco de sorpresa, pero enseguida sonrió un poco burlón.


-Tengo mucho que ver -respondió el mago de cabello negro, mirando al muchacho que tenía en frente de pies a cabeza, mientras Draco a su vez le devolvía una mirada envenenada -. Así que tú eres el hijo de mi prima.


El chico rubio le devolvió una mirada desconfiada.


-¿Su prima?

-Tu madre, Narcisa era mi prima.

-Yo no recuerdo a ningún primo de mi madre -respondió Draco cortante.

-No teníamos una relación cercana la verdad. Cuando yo ingresé a Hogwarts, tu madre estaba en séptimo curso, y ya era novia de tu padre.

-Usted no aparece en mi árbol genealógico.

-El que no aparezca no significa que no sea un Black. Mi querida madre me borró de el cando abandoné la casa. No perdonó que no deseara vivir de acuerdo a los «sagrados» principios de la familia Black.

-¿Qué relación tiene usted con Harry?


Sirius iba explicarlo, pero Harry lo detuvo.


-No Sirius. La relación entre nosotros no le incumbe al Conde Malfoy, además él ya se iba.


La respuesta de Harry, enojó a Draco, pero mucho menos que el oír al moreno llamar a ese hombre por su nombre de pila. Cuándo y cómo Harry conoció a ese que decía ser un Black. Ahora estaba seguro de que el chico de ojos esmeraldas no había tenido que ver con Zabini, que él era el único que tuvo el amor del moreno, ¿pero hasta cuándo? Harry estaba resentido, y bien podía entregarse a este primo suyo solo por venganza. Hizo un esfuerzo y apartó esos pensamientos. Harry lo amaba, a pesar de todo lo amaba y no se lanzaría a los brazos de otro así como así.


-Me voy… por ahora. No soy de los que se dan por vencidos Harry. Lo que dije es verdad y no descansaré hasta que me creas -dijo Draco y luego de mirar con encono por última vez a Sirius, se dio la media vuelta, cruzó el patio y enseguida desapareció.



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