Personajes: Harry/Draco
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de propiedad de JK Rowling, sólo los tomo prestados para divertirme con ellos, no percibo ningún beneficio económico.
Advertencia: Universo Alterno. Mpreg. Otras.
CapÃtulo 17.
Harry dejó escapar un involuntario suspiro. A pesar de lo herido y enojado que estaba con Draco, lo amaba, y deseaba sacárselo del corazón. Pero sabÃa que no serÃa posible. El muchacho rubio habÃa dejado una marca imborrable en su cuerpo y alma.
Sirius estaba más sorprendido que antes. Le pareció extraño que ese chico viniese hasta la casa de los Weasley para ver a Harry, y aunque él no estuvo presente en la sala, desde el inicio de la audiencia sà supo que habló a favor de su ahijado. No comprendÃa porque Harry se mostraba tan molesto con una persona que deseaba ayudarlo. Pero no se atrevÃa a preguntar, pues temÃa ser indiscreto y por otra parte tenÃan tan poco de conocerse que no imaginaba a Harry queriendo contarle algo al respecto. Se quedó en silencio unos segundos y justo cuando iba a proponer que entraran a la casa Harry suspiró.
Por un par de segundos el muchacho moreno se quedó mirando el sitio donde vio desaparecer a Draco y prácticamente se olvidó de que Sirius estaba junto a él.
-¿Estás bien Harry? -preguntó la voz de Sirius de pronto.
El chico volvió a la realidad de golpe.
-Eh sÃ, estoy bien -respondió con tono triste.
-Pues no lo parece, tengo la impresión que la conversación con mi primo te dejó triste.
Harry arrugó el ceño y miró al hombre.
-¿Realmente él es tu primo?
-SÃ. Mi madre era tÃa de la madre de Draco.
Harry asintió.
-Aunque imagino que no tiene la influencia de su padre porque es muy joven aún, estoy seguro que será bueno para tu causa el que hablase bien de ti. Escuché a varios comentar que generalmente sentÃa odio por los protegidos de su padre -dijo Sirius.
-No entiendo porque lo hizo.
-Quizá porque te aprecia -acotó Sirius.
-¿Apreciarme? No. Quizá sintió lástima después de todo.
-Por el modo en que te miró y además lo que dijo, yo dirÃa que está lejos de sentir lástima.
-Si no es lástima lo que siente entonces es culpa -dijo Harry categórico.
Sirius guardó silencio un momento, luego habló otra vez.
-Harry, sé que soy un extraño para ti, pero realmente deseo de corazón que confÃes en mÃ. Imagino que no es fácil, pues toda tu vida debiste arreglártelas solo, sin embargo ahora estoy aquÃ. Soy tu padrino no lo olvides.
Harry miró al hombre con cierta indecisión. Lo sentÃa sincero y le agradaba mucho saber que era importante para alguien, pero temÃa lo que Sirius pudiera pensar de él, si se enteraba de lo que habÃa sucedido entre Draco y él.
-Creo que al final resultaré una gran decepción para ti Sirius.
-Cómo se te ocurre decir algo semejante, tú jamás me decepcionarás.
-¿Aunque te diga que hice algo vergonzoso?
-¿De qué hablas Harry?, no te comprendo.
-La deuda que contraje con Lucius Malfoy, terminé pagándosela a su hijo -soltó Harry con tristeza.
-¿Qué tú qué? Te convertiste en el amante de Draco -preguntó Sirius con más sorpresa que otra cosa.
-Tal vez amante sea decir mucho, pero al final el resultado fue el mismo.
Sirius guardó silencio por un momento, luego reaccionó de un modo que Harry no esperaba.
-¡Miserable muchacho! ¡No puedo creerlo! ¿Te obligó a qué fueras a su cama?
Harry abrió los ojos un poco espantado por lo que Sirius estaba imaginando.
-No, no Sirius. No me obligó a nada -respondió con prisa Harry, recordando el primer encuentro con Draco y el modo tan humillante en que le trató el chico rubio aquel dÃa.
-¿Cómo que no te obligó Harry? Es evidente que utilizó su poder de mago.
-Te juro que no fue asÃ, yo me entregué voluntariamente a él.
-En la situación en que estabas, completamente en desventaja con respecto a él, lo tuyo difÃcilmente podrÃa considerarse algo voluntario Harry. No me asombrarÃa que hubiese utilizado algún hechizo ilegal.
-De qué hablas.
-Hay un hechizo con el que un mago puede hacer que otra persona haga cualquier cosa que él quiera.
-No Draco no serÃa capaz de algo asÃ. Además estoy seguro que fui yo quien propicio la situación.
-¿Estás seguro?
-Sirius, no es como te imaginas -dijo Harry -. En un comienzo, cuando recién lo conocÃ, es cierto que fue desagradable conmigo, pero se debió más a un mal entendido que otra cosa.
-Harry, aunque no lo veas asÃ, ese chico se aprovechó de ti.
-Fui yo quien tomó la decisión de ir a su cuarto una noche. Él ni siquiera me lo habÃa insinuado.
-Pero Harry… no entiendo.
-Me enamoré de él, Sirius.
El hombre miró con sorpresa al muchacho de ojos esmeraldas.
-Lo amo desde que lo vi por primera y única vez en la plaza de abastos de Surrey cuando vivà con mis parientes, entonces tenÃa solo trece años.
-¿Estás diciendo que conocÃas a Draco desde entonces?
-Solo lo vi aquella vez. Cuando hice aquel trato con Lucius Malfoy naturalmente deduje que debÃa ser el padre de aquel chico que habÃa visto en la plaza unos meses antes.
-Pero Draco no te conocÃa, ¿o sÃ?
-Al principio no pareció reconocerme, después de todo apenas nos habÃamos mirado por un par de segundos hacÃa muchos años.
-Entonces esa fue la razón por la que habló en tu favor ante el Wizengamot.
-Ojala no lo hubiese hecho -respondió el chico con gesto duro.
-Me doy cuenta de que estás enojado con él, pero por qué ¿ese tal Zabini tiene algo que ver?
-Tiene todo que ver. Draco creyó que me entendÃa con Zabini al mismo tiempo que estaba con él.
Sirius arrugó el ceño.
-¿Y por qué pensó algo semejante?
-¿Por qué? -preguntó a su vez Harry -. Porque pensaba que yo soy un muggle que se va a la cama de cualquier mago.
-Es un miserable bastardo si piensa eso de ti.
-Dijo que me vio salir del establo cubierto de heno, después vio salir a Zabini y creyó que habÃamos tenido un fogoso encuentro amoroso.
-¿Eso te dijo?
-No. Ni siquiera se molestó en decÃrmelo, simplemente me corrió de su casa.
-Ahora entiendo porque me miró de aquel modo.
-Exacto, ahora piensa que tengo algo contigo.
-Por eso no le dijiste que yo soy tu padrino.
-No tengo que darle explicaciones, que piense lo que quiera, no me importa.
Sirius se acercó al chico y le puso la mano en el hombro.
-Haces bien Harry. Nunca más debes permitir que un mago te humille, ya fue suficiente. No estás solo, el que pretenda hacerte daño tendrá que pasar por encima de mi cadáver antes.
Harry experimentó un gran deseo de abrazar a su padrino, pero aún no se acostumbraba a eso, después de todo nunca supo lo que era el afecto fÃsico, asà que se contuvo.
-Harry te agradezco que confiaras en mÃ.
-Yo debo agradecerte por no pensar mal de mÃ.
-No tengo motivos para hacerlo. Todo lo que ha sucedido no es otra cosa que consecuencia de lo solo que has estado siempre, sin nadie que velara por ti. Ya verás como todo esto pronto quedará atrás y me aseguraré de que tu vida mejore.
-Eso espero. Ya viste que esos magos están muy decididos a condenarme por ser mestizo.
-No hay nada que debas temer, no tienes ninguna culpa. Dumbledore me llamará como testigo en la próxima audiencia. Contaré lo que sucedió con tus padres, eres inocente, no es tu responsabilidad ser mestizo.
Harry se quedó pensativo por un momento.
-Sirius, crees que existan más magos mestizos.
-No tengo duda alguna. Estoy convencido de que muchos magos y brujas han falseado sus antecedentes de sangre. Casi todos los magos están emparentados. Por eso creo que hay muchos más mestizos haciéndose pasar por magos sangre pura.
Harry se quedó pensando en ello. Los magos llamaban «aberración» a alguien de sangre mezclada. Si es que era cierto que habÃa por ahà más mestizos, éstos nunca lo reconocerÃan abiertamente.
-Vamos adentro Harry, te hace falta descansar, ha sido un dÃa largo.
Harry caminó junto al hombre sintiéndose mucho mejor. Saber que tenÃa a su padrino le producÃa una indescriptible sensación de alivio.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Draco entró al salón y se dejó caer en un sillón. Snape le miró de reojo.
-Por tu cara presumo que no te fue muy bien con el muggle.
El muchacho rubio no respondió enseguida, luego de un segundo volvió el rostro para mirar al hombre mayor.
-Ahora ya sé porque la cara de ese sujeto se me hacÃa conocida -soltó Draco sin más.
-Ah sÃ, ¿y por qué? -dijo el hombre con interés.
-Es mi primo… bueno primo de mi madre en realidad.
-¿Cómo qué tu primo?
- Se llama Sirius Black, él mismo me lo dijo.
El hombre mayor arrugó el ceño en un gesto de concentración, intentando recordar a un primo de Narcisa.
-No recuerdo que tu madre me comentara algo sobre un primo… aunque —se detuvo el hombre.
-¿Qué? -. SÃ, creo recordar ahora algún comentario de Lucius sobre una tÃa abuela de tu madre que tuvo dos hijos. Claro ya sé, tu padre lo dijo en una ocasión. El hermano mayor murió y nadie reclamó la herencia porque el hermano menor habÃa desaparecido sin dejar rastro.
-SÃ, ese hombre dijo que su madre lo habÃa borrado del árbol genealógico.
-Vaya, debió hacerla enojar muchÃsimo.
-Dijo que abandonó el hogar de sus padres porque no estaba dispuesto a vivir bajos los principios de la familia.
-Asà que es un rebelde -dijo Snape con acento divertido que extrañó bastante a Draco.
-Tiene una relación con Harry -soltó el chico rubio de golpe mientras se sentaba en el sofá.
-¿En serio?
-SÃ, el mismo Harry lo admitió.
-¿Estás seguro?, se me hace muy mayor para ese muggle.
Draco volvió el rostro hacÃa Snape.
-Severus, ¿quieres dejar de llamar a Harry «el muggle»?
-¿Y cómo debo llamarle entonces? ¿El mestizo? Eso suena peor.
-Solo dile Harry o sino Potter.
El hombre rodó los ojos en señal de impaciencia.
-¿Y qué tipo de relación tiene Potter con ese primo de tu madre? -preguntó Snape -. Porque no necesariamente tiene que ser una relación romántica, podrÃan ser solo amigos.
-No. Es algo más que amistad. Cualquiera se darÃa cuenta del modo en que el tal Sirius mira a Harry.
Snape sin saber por qué sintió un punzante malestar.
-Debe ser un sujeto muy peculiar si no le importa que Potter sea un mestizo -dijo Snape.
-Es muy atractivo, ahora que pude observarlo con más detenimiento me di cuenta. Harry podrÃa perfectamente amarlo ya.
-Oh por favor Draco, debe tener mi edad.
-Los magos siempre tienen una apariencia más joven, tú no representas treinta y ocho.
Snape no respondió pero sin duda la observación de Draco le halagaba.
-Entonces ya no te preocupes por él.
-¿Crees que me daré por vencido asà nada más? Pareciera que no me conoces.
-Draco -llamó el hombre al chico con tono seco -. Una cosa fue que te permitiera venir a Inglaterra para que hablaras a favor del mu… de Potter, pero es otra muy diferente que vaya a permitir que tengas una relación con él. OÃste lo que se dijo, es mestizo… serÃa un desprestigio para ti estar a su lado.
-No me importa -respondió Draco con terquedad.
-No me digas que nuevamente comenzarás con esa tonterÃa de que te quieres casar con él -dijo Snape con tono recriminatorio.
-¿Por qué no? Lo amo y sé que él también me ama.
-Pues yo preferirÃa verlo con ese tal Sirius Black antes que contigo.
-No me daré por vencido Severus, lograré que Harry me perdone y vuelva a mi lado.
-OlvÃdalo. Es muy probable que cuando acabe este asunto del juicio, Potter se marche lejos con ese Black. Ni los magos ni los muggles lo aceptaran jamás. Eso lo sabes muy bien.
-Si es necesario que me marche lejos para estar con Harry, pues lo haré -dijo el rubio, y levantándose del sofá salió del salón.
Snape rogó secretamente porque Harry Potter nunca perdonara a Draco.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Durante los dos dÃas que transcurrieron hasta la reanudación del juicio, Harry vivió en una inquietud mortal. Aquello se acrecentó cuando Kingsley Shacklebolt le informó que habÃan encontrado a sus parientes y que se presentarÃan ante le Wizengamot. Harry con solo pensar que tendrÃa que ver a esa gente se sintió descompuesto repentinamente.
Remus Lupin le recomendó una poción tranquilizante y con eso el chico logró calmar un poco sus nervios.
Harry detestaba la idea de tener que ver a sus tÃos, especialmente a Vernon. Por fuerza deberÃa recordar lo que ese sujeto miserable intentó hacerle el dÃa en que huyó. SerÃa más vergonzoso para él, si aquella historia se hacÃa pública. Esperaba tener fuerza suficiente para enfrentar a esa gente.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Los asistentes a la audiencia ya se acomodaban en sus asientos. Draco igual que la ocasión anterior ocupó un asiento en la parte alta de la sala, y otra vez Snape se encontraba junto a él. Antes de salir de la mansión, el hombre mayor hizo toda clase de advertencias al muchacho rubio, de que se cuidara de hacer alguna escena durante la audiencia, la única respuesta que recibió de parte de Draco fue una mirada glacial.
Tras unas palabras de Dumbledore con los aurores que estaban en la primera fila, el mago alzó la voz para dar comienzo a la audiencia. De inmediato las conversaciones a media voz cesaron y el silencio se extendió por el tribunal, todos miraban expectantes al mago de largo cabello blanco.
-Como recordaran -comenzó Dumbledore -, la audiencia quedó suspendida hasta que los parientes del señor Potter pudieran presentarse ante el tribunal. La oficina de aurores los encontró y ahora escucharemos lo que ellos nos puedan decir con respecto a la madre del señor Potter, puesto que ya se estableció claramente la identidad del padre de este joven.
Blaise Zabini, desde su lugar junto a los mismos magos que apoyaban la idea de castigar a Harry por ser de sangre mestiza, miró con satisfacción descarada al chico de ojos esmeraldas, pero éste ni siquiera lo notó pues estaba demasiado nervioso.
Draco desde su puesto no dejaba de mirar a Harry, hubiese dado cualquier cosa por estar sentado junto al moreno, tal como lo estaba Sirius Black en ese momento. Aunque este último era su pariente, de todas formas el rubio lo detestaba a un poco más a cada minuto.
Dumbledore hizo una ligera señal con la mano y de inmediato una puerta se abrió para dar paso a Petunia y Vernon Dursley. Estos últimos tenÃan el recelo patentado en la cara y miraban a todos lados con ojos desorbitados. A una indicación de Dumbledore se sentaron uno junto a la otra. Las cadenas que estaban en las sillas tintinearon un poco, pero luego se quedaron en su lugar.
-¿Ustedes son los señores Dursley, no es as� -preguntó Dumbledore con amabilidad.
Harry al escuchar la pregunta pensó en lo irónico que resultaba que a esos miserables se les llamara señores.
-Sà -respondió Vernon Dursley con sequedad.
Vernon detestaba profundamente a los magos y aunque ese lugar estaba repleto de ellos no pensaba mostrarse intimidado.
El mago de barba blanca asintió.
-Antes de entrar aquà se les ha hecho beber Veritaserum, la poción de la verdad, ¿no es as� -dijo Dumbledore.
Vernon iba a responder, pero Petunia se le adelantó.
-No era necesario, nosotros no tenemos nada que ocultar -dijo la mujer con altivez.
Algunos magos murmuraron por lo bajo y movieron la cabeza en señal de negación. Los de la primera fila, entre ellos Blaise Zabini miró a los Dursley con repugnancia.
-Señora Dursley, a todos los que dan testimonio en este tribunal se les hace beber Veritaserum. Por encima de cualquier consideración aquà se busca establecer la verdad en forma inapelable -explicó Albus Dumbledore -. Aprovecharé de comenzar con usted. Señora, dÃgame si está en esta sala un joven llamado Harry Potter, sobrino suyo.
Petunia al instante fijó sus ojos en Harry. El muchacho recién miró a la mujer.
-Sà -respondió la mujer, acto seguido levantó la mano y señaló en dirección de Harry —. Es él.
Blaise Zabini sonrió con malicia.
-Bien señora. Entonces queda muy claro que el señor Potter es su sobrino, hijo de su hermana Lily.
-SÃ.
-Señora Dursley, ¿en su familia existe o existió un mago o bruja?
-No.
-Es decir que su origen familiar es muggle, eso significa persona no mágica.
-Asà es.
Blaise Zabini sonrió nuevamente y esta vez con aire triunfal.
-¿Cuándo fue la última vez que vio a su sobrino? -preguntó Dumbledore.
-Hace cinco años. El dÃa en que atacó a mi esposo y después huyó -dijo Petunia mirando con rabia a Harry.
Se formaron murmullos en la sala, pero antes que Dumbledore hablara estos cesaron.
-¿Qué edad tenÃa el señor Potter en ese entonces? -preguntó el anciano mago.
-Trece años.
-¿Volvió a saber de él después de que huyó?
-No, jamás. Hasta el dÃa en que un mago llegó a nuestra casa preguntando por él.
-Ese mago que la visitó en su casa, se encuentra en esta sala.
-SÃ, es aquel -dijo Petunia señalando a Blaise.
Blaise se mantuvo imperturbable.
-¿Qué cosas en especÃfico deseaba saber el señor Zabini, con respecto a su sobrino?
-QuerÃa saber quiénes fueron los padres del chico.
-¿Usted sabÃa que el padre de Harry era un mago?
-SÃ, yo lo supe.
-¿Cómo se enteró señora Dursley?
-Llegaron a mi casa una noche acompañados de otro hombre, también era mago.
-¿Sabe usted porque llegaron a su casa?
-No lo dijeron, pero les oà hablando de ello, huÃan de alguien que buscaba lastimarla a ella.
-¿A quién se refiere con ella?
-Lily, por supuesto.
-Llegó a saber usted quien era la persona que deseaba lastimar a su hermana.
-Recuerdo el nombre.
-DÃgalo por favor.
-Tom Ryddle.
-Sabe usted quien era ese hombre Ryddle y por qué deseaba lastimar a su hermana.
La mujer dirigió por primera vez su mirada hacia Harry, pero fue apenas un segundo, luego fijó su atención otra vez en Dumbledore.
-SÃ, lo sé.
-¿Su hermana le contó el motivo de aquella persecución?
-No, ella ni siquiera podÃa imaginarlo.
-¿Lily Potter no sabÃa porque aquel hombre llamado Ryddle la perseguÃa, pero usted sÃ?-preguntó Dumbledore extrañado.
-Yo lo sabÃa porque aquello tenÃa que ver con su origen. El verdadero.
-No le entiendo, ¿a qué se refiere?
En su asiento Sirius se movió con cierta sorpresa y luego de darle una breve ojeada a Harry fijó con más atención su mirada en Petunia.
-Ella no era mi hermana en realidad, ese hombre Ryddle se la entregó a mis padres cuando ella era una bebé de dÃas.
-¿Lily Potter no era su hermana de sangre?
-No.
Harry no se sintió tan impactado al escuchar aquello, más bien esa revelación le ayudaba a comprender el comportamiento de Petunia. Ahora le hacÃan sentido muchas cosas.
-Ella no sabÃa eso, y presumo que usted no se lo reveló ni siquiera cuando aquel hombre la perseguÃa.
-No, porque lo harÃa, ella no me importaba, no era nada mÃo.
Harry desde su asiento miró atónito a la mujer que, si lo que decÃa era cierto, no era su pariente en realidad. Ahora comprendÃa porque ella lo despreciaba tanto, no existÃa ningún lazo entre ellos.
-Asà que ese hombre llamado Ryddle buscaba a su hermana para dañarla.
-¿SabÃa usted que relación tenÃa ese hombre con Lily? -preguntó el mago.
-La esposa de ese hombre era la verdadera madre de Lily. Ella le engañó con un mago y quedó embarazada. Murió al dar a luz. Tom Ryddle ordenó a alguien para que abandonara a la recién nacida. El hombre no fue capaz de hacerlo asà que se la entregó a mis padres. Mi madre decidió criarla como si fuese su hija, mi padre le dio su apellido.
-¿Sabe usted que fue de ese hombre Ryddle?
-Según supe fue el mismo quien provocó el incendio en que murieron Lily y su marido. Ese hombre Ryddle quedó muy mal debido a las quemaduras, también murió tiempo después.
Harry escuchó aquello con dolor profundo. Era demasiado doloroso saber que sus padres murieron de aquella manera, hubiese preferido continuar creyendo que la peste habÃa acabado con ellos.
Dumbledore miró por un segundo a Harry.
-Cómo llegó el señor Potter a su casa.
-Un hombre lo trajo. Se llamaba Peter Pettigrew. Fue el padre de él quien entregó a Lily a mis padres, pero a su señor le juró que el bebé estaba muerto. Ese hombre no me lo explicó, pero este hombre Ryddle de algún modo se enteró de que su empleado no habÃa cumplido con su orden. Después de eso comenzó a buscar a Lily para terminar con su vida, ella ya se habÃa casado y esperaba un hijo. Fue ese hombre, Pettigrew quien le avisó del paradero de Lily a Tom Ryddle, no sabÃa que su propio padre fue asesinado por el hombre al que tan fielmente servÃa. Según me dijo se enteró la misma noche del incendio, decidió salvar al hijo de Lily solo por esa razón.
El tribunal estaba sumido en un profundo silencio. Muchos ojos se volvÃan hacia Harry que no apartaba su mirada de aquella mujer. Ahora comprendÃa muchas cosas. La más importante, su madre no era una muggle, sino mestiza.
El muchacho de ojos esmeraldas bajó los ojos e hizo un esfuerzo sobrehumano para no dejar caer las lágrimas que pugnaban por salir.
Sirius a su lado tomó su mano y la apretó con fuerza queriendo darle algo de consuelo y sentirlo él mismo. Le dolÃa comprender que de no ser por la prohibición de la ley mágica, quizá James y Lily hubiesen tenido una mejor vida, ni siquiera hubiesen muerto.
Blaise Zabini desde su asiento escuchó atentamente el relato. Maldijo una y otra vez en silencio. Si se hubiese enterado de la verdad del origen de la madre de Potter, ni esa mujer y su marido estarÃan ahora sentados en el tribunal, hubiese sido capaz de acabar con ellos antes de permitir que la verdad saliera a luz. A partir de esa revelación Potter ya no serÃa considerado un mestizo. Su madre lo era, pero el padre pertenecÃa a una antigua familia de magos. De pronto recordó a Lucius Malfoy. El hombre rubio no le dio a Potter el mismo trato que a sus otros amantes muggles, quizá aquello se debió a que se enteró de la verdad y por eso lo mandó a la escuela. Nunca tendrÃa la certeza de si Lucius pensó seriamente en ese idiota de Potter.
Dumbledore le dio una mirada a Harry y luego fijó su vista en los demás magos del tribunal, se detuvo especialmente en Blaise Zabini.
-La madre del señor Potter era hija de un mago.
-¿Y eso qué? -preguntó Blaise con insolencia -. Eso no lo convierte a él en un mago.
-Por supuesto que lo hace un mago. En sus venas corre sangre mágica, su padre era un mago y por lo que acabamos de oÃr su madre también tenÃa sangre mágica a lo menos por parte de padre -dijo Dumbledore mirando a los demás magos -. Por otra parte, siendo totalmente honestos, sabemos que existen magos mestizos entre nosotros. Sabemos que las familias mágicas están todas emparentadas, pero sospechamos que desde hace varios siglos más del algún matrimonio impedido de concebir habrá recurrido a un hombre muggle para tener hijos.
En lo alto de la sala donde Snape estaba sentado junto a Draco, apretó los labios con rabia.
Blaise Zabini no iba permitir que Dumbledore con su palabrerÃa convenciera al tribunal de perdonar a Potter.
-No puedo creer que este tribunal haya caÃdo tan bajo como para que pretenda reconocerle algún derecho a la bastarda de un mago…
Harry sin pensarlo se levantó con la intención de lanzarse contra Zabini, pero Sirius se adelantó sacando su varita dispuesto a castigar al mocoso insolente, sin embargo, Kingsley Shacklebolt se lo impidió y la varita de Sirius saltó por el aire. De inmediato se armó una discusión generalizada a la que Dumbledore puso terminó dando un grito.