Personajes: Harry/Draco
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de propiedad de J.K. Rowling, solo los tomo prestados para divertirme con ellos, no percibo ningún beneficio económico.
Advertencia: Universo Alterno. Mpreg. Otras.
CapÃtulo 22.
Ron tomó una decisión. Harry no se marcharÃa de Inglaterra, creyendo que Malfoy no le amaba. DebÃa intervenir porque era quien conocÃa esa verdad. El muchacho rubio amaba a Harry, debÃa ser asà porque solo un mago muy enamorado serÃa capaz de renunciar a la que era su esencia para estar con un muggle. El mismo James Potter lo hizo por la madre de Harry. Aunque Ron tenÃa el presentimiento de que Sirius podÃa representar un serio obstáculo en su deseo de reunirlos. En una primera instancia pensó en solicitar la ayuda de Remus, pero después de analizarlo con calma comprendió que para el hombre de ojos dorados serÃa difÃcil tomar partido, pues era muy amigo del padrino de Harry.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Draco tenÃa la situación muy clara con respecto a Harry. No se darÃa por vencido. De un modo u otro le harÃa entender al chico de ojos esmeraldas que no mentÃa. Lo suyo por Harry no era un simple capricho como decÃa Severus.
Se apareció en la propiedad de la familia Weasley y comprobó, tal cual ocurrió el dÃa anterior, que la barrera mágica seguÃa ahÃ. Era un fastidio sin duda, pero comprendÃa que esos pelirrojos hacÃan aquello por la seguridad de Harry. El mejor que cualquiera conocÃa lo vengativo que podÃan ser algunos magos, especialmente magos como Zabini, cuyo plan por destruir a Harry se le fue al trasto.
Esperó tranquilamente a que alguien saliera de la casa. Le molestó en sobremanera ver que se trataba de Sirius Black. Otra vez ese sujeto insoportable no le permitirÃa hablar con Harry. Sin embargo, tras Black, se apersonó la figura de chico de ojos esmeraldas. Afortunadamente para él, no fue el mago de mayor edad quien caminó hacia el lÃmite de la propiedad, sino Harry. ParecÃa que el chico por fin estaba dispuesto a escucharle. Inspiró con lentitud, debÃa calmar su ansiedad. No podÃa cometer otro error.
Se preguntó si Weasley le habÃa contado a Harry de la conversación sostenida el dÃa anterior. Espera que sà y encontrar al muchacho mejor predispuesto hacia él. Pero al tener al chico a un metro de él comprendió que nada habÃa cambiado en el ánimo de Harry.
-¿Otra vez tú aqu� -preguntó Harry con tono duro.
-SÃ, otra vez yo -contestó Draco sin darse por enterado -. Y vendré todos los dÃas de ser necesario.
-¿Por qué no dejas esto de una vez?
-Dejarlo. No. No Harry, no pienso hacerlo hasta que me perdones, hasta que comprendas que te amo.
Harry experimentó un retorcijón en el estómago. Draco parecÃa tan seguro, tan sincero. Pero no, no caerÃa otra vez, no podÃa ser débil por mucho que aún lo amara.
-Lo tuyo no es amor, es solo deseo.
-Es amor, siempre ha sido amor, aunque me costó un poco comprenderlo.
-Ah y lo comprendiste justo después de saber que mi sangre es mágica como la tuya.
Draco entrecerró los ojos, ofendido.
-Me conoces, eso nunca me importó.
-Te equivocas. En realidad no te conozco, nunca llegué a conocerte. Has cambiado constantemente desde la primera vez que nos vimos. No sé cuál de todos esos eres tú.
-Todos los que has conocido, son parte de mÃ. Nunca tuve intención de ocultarte mi naturaleza. Soy impulsivo y cuando me provocan como lo hizo Zabini, pues me descontrolo.
Harry pensó por una fracción de segundo que el muchacho también se descontrolarÃa al saber que fuera de todo pronóstico iba a convertirse en padre sin haberlo planeado.
-Ya no importa, todo eso es pasado -dijo Harry y luego de una pausa agregó -. En un par de dÃas mi padrino regresará a Alemania, y yo iré con él.
-¿Iras a Alemania? ¿Y cuándo regresas?
-No regresaré.
-Eso es imposible. Tú vives aquÃ, has crecido aquÃ, Inglaterra es tu hogar.
-Sirius me ha ofrecido un hogar y acepté.
-No tienes que irte a otro paÃs para tener una familia. Porque no se queda él aquà y ya está.
Harry no podÃa decirle al chico que se marchaba lejos para que nunca se enterara de que esperaba un hijo suyo. Un hijo inesperado, que ninguno habÃa buscado ni deseado, especialmente Draco.
-Quiero irme y es lo que haré -respondió escuetamente Harry.
Draco sintió que la furia despertaba dentro de él. No podÃa evitarlo. Sin embargo, no dijo ni una palabra más porque de hacerlo sin duda serÃa una estupidez que más tarde lamentarÃa en grande. Solo le limitó a mirar al chico de ojos esmeraldas profundamente dolido, se dio la media vuelta para marcharse.
Harry por su parte solo se quedó observando el sitio donde el rubio desapareció. Se repitió insistentemente que era lo mejor para todos. Pero eso no evitó que un profundo dolor se apoderara de su corazón. Buscó consuelo en el pensamiento de que al fin tendrÃa un verdadero hogar. Aunque en lo Ãntimo de su ser y, pese a que nunca lo admitirÃa en voz alta, deseaba construir ese hogar junto al rubio y al bebé que habÃan concebido. Pero era imposible. Una vida feliz con Draco solo era un sueño que nunca se realizarÃa. Harry aprendió desde pequeño que los sueños nunca se hacÃan realidad, y era mejor asÃ, soñar con lo imposible era una tonterÃa.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Draco regresó a su mansión en Londres y encontró a Severus esperándole.
-Ni siquiera tengo que preguntar de dónde vienes. Otra vez fuiste a rogar a ese… Potter.
-Severus déjame en paz, no tengo ganas de discutir contigo.
-No te dejaré en paz hasta que entres en razón y te olvides de él -dijo Snape -. Draco, por muy mago que haya resultado ser, no es para ti.
-Antes me decÃas que era imposible porque suponÃas como todos que era un muggle, ahora ya sabes que es un mago y continúas rechazándolo.
-SÃ, es un mago, pero no como tú. Draco, no le restes importancia al hecho de que Potter se vendió a tu padre. No tiene una pizca de honor, no conoce la palabra decencia. Porque si la conociera jamás se habrÃa metido en tu cama.
Draco miró al hombre con resentimiento.
-No sabes nada sobre eso, no lo conoces como yo.
-Conozco a los de su clase, con eso me basta.
-¿Los de su clase? ¿A qué te refieres con eso?
-Me refiero a que Potter es otro más de esos que hacen cualquier cosa por salir de la miseria, se venden al mejor postor.
Draco guardó silencio y miró seriamente a Severus.
-No puedo comprender por qué lo odias tanto. Estabas presente cuando mi padre y Harry hicieron ese trato, conoces las circunstancias mejor que cualquiera y pese a eso lo desprecias.
Luego de una pausa el chico rubio continúo.
-Eres como mi padre, eres mi familia. No dejaré de quererte porque ame a Harry. Severus no me pongas en la posición de tener que elegir entre tú y él.
-¿Elegir? -preguntó el hombre -. Yo jamás te pedirÃa algo semejante Draco. Este no es un asunto de celos ni de que tengas que elegir entre Potter y yo.
-Intento comprenderte Severus, pero no puedo.
-Eres joven Draco. Hay tantas cosas que no sabes. Yo te conozco mejor que nadie. Pareciera que no, pero en el fondo eres confiado, demasiado, eres noble. Siempre supe que acabarÃas entregándole tu corazón a cualquiera que te dedicara una mirada ardiente.
-No ha sido tan asà tampoco. Harry me gustó hace años y…
-Sà ya lo sé -dijo el hombre interrumpiendo al chico -. Fue una terrible suerte que le conocieras en la plaza de Surrey hace años.
-No es asÃ. Creo que fue el destino.
-¿No hablarás en serio?
-Claro que sÃ. Estoy seguro de ello. Harry y yo estábamos destinados el uno al otro. Nada ha ocurrido por casualidad. Nos vimos en Surrey cuando tenÃamos apenas trece años. Después él huyó de sus… de esos muggles y en su huida se atravesó en el camino de un mago y no cualquier mago, sino mi padre. Mi padre, por alguna razón no le trató como a sus habituales «protegidos» muggles. Le envió a la escuela por cinco años y con eso retrasó el momento de hacerlo su amante. Y finalmente enfermó y murió de forma inesperada cuando se suponÃa que tendrÃa una vida larga como todos los magos.
El hombre de ojos negros miró intensamente al chico rubio por un segundo. Luego sacó su varita y con un breve movimiento hechizó la habitación para que nadie pudiese oÃr lo que dirÃa.
-Ahora quieres convencerme de que fue cosa del destino -dijo el hombre y luego hizo una pausa -. He vivido lo suficiente como para conocer a muchos muggles. Está bien, dirás otra vez que Potter no es uno de ellos. Pero creció con ellos, piensa como ellos y actúa como ellos.
-No Severus, no es asÃ. Porque no puedes entender que Harry es diferente.
-Draco eres muy joven como para darte cuenta, has convivido muy poco con los muggles y por eso supones que todos son honestos. La verdad es que los muggles nos detestan y nos temen, ha sido asà desde hace siglos. Sé que llegará el momento en que tendremos que apartarnos de ellos definitivamente.
-Si piensas eso significa que estás de acuerdo con el Estatuto del Secreto.
-Lo estoy. Lo más inteligente que podemos hacer los magos es ocultar nuestra existencia y apartarnos de los muggles.
-Me queda claro que no confÃas en los muggles, pero que tiene que ver Harry con eso.
-Draco porque eres tan ciego. Es que no vez que Potter ha actuado desde el principio como otro muggle oportunista. Aceptó la ayuda de tu padre y después de saber a Lucius muerto te enredó.
-No es asÃ. Es que no escuchaste nada de lo que dije antes. Fue el destino Severus.
Snape miró a su ahijado con tristeza.
-Si te obstinas con Potter, más adelante sufrirás una gran decepción.
-Sé no será asÃ. Harry me ama y…
-Muchacho idiota -respondió Snape enojado -. Mi madre también creÃa ciegamente en el amor de ese miserable que fue mi padre, y al final obtuvo solo amargura y dolor.
Draco se quedó helado. Nunca en sus dieciocho años escuchó al hombre que tenÃa delante hablar de sus padres.
-¿De qué estás hablando Severus?
-Mi madre era una bruja perteneciente a una importante familia de magos, antigua, con tradición, con una gran fortuna. Pero tuvo la desgracia de conocer a ese muggle y se enamoró de él. Lo dejó todo por su causa.
El muchacho rubio se quedó perplejo, y tras unos segundos comenzó a calibrar la verdad que revelaban las palabras de su padrino.
-¿Severus… tu madre abandonó a tu padre por causa de un muggle?
El hombre de ojos negros sonrió de forma grotesca.
-¿Dejar a mi padre? No Draco… ese muggle era mi padre. Mi madre huyó para casarse con él. Un miserable que en realidad no la querÃa, solo anhelaba el oro que la familia de mi madre guardaba en el banco mágico. Naturalmente que no fue perdonada. Fue la vergüenza de la familia Prince.
-Tu padre era un muggle -repitió Draco desconcertado.
-SÃ. Puedes decirlo con todas sus letras, soy en realidad un «mestizo» -dijo el hombre mientras se dejaba caer con aire derrotado en el sofá.
El chico rubio miró consternado al hombre.
-Soy un mezclado, una «aberración» dirÃa más exactamente Zabini.
Los ojos de Draco se humedecieron sin que pudiera evitarlo. Le daba igual que su padrino fuese mestizo, nada cambiaba para él, pero el dolor del hombre le llegaba al alma. Se acercó y ocupó un lugar en el sofá.
-Severus, te he querido más que a mi propio padre y te querré siempre. Me importa poco si eres mestizo. Para mà eres Severus Snape, mi padrino. El hombre que me enseñó a leer y escribir, el que me regaló mi primera escoba. El que se quedaba conmigo en las noches para velar mi sueño después de la muerte de mi madre ¡Qué demonios puede importarme tu origen! Eres el mago más inteligente y capaz que conozco.
El hombre duro y frÃo que solÃa ser Snape se conmovió a su pesar con esas palabras y derramó silenciosas lágrimas.
Draco no dijo más, no lo creÃa necesario y abrazó a Snape como éste lo habÃa hecho tanta veces siendo él niño.
La verdad más importante ya la conocÃa y Draco imaginó que ahora su padrino podrÃa responder algo que él nunca pudo comprender, pero que ahora adquirÃa un poco de más de sentido.
-Severus, ¿fue tu verdadero origen la razón por la que no fuiste a Hogwarts?
El hombre tardó en responder.
-SÃ. El apellido de mi padre muggle era Snape. Mi madre investigó si existÃa alguna familia de magos con ese apellido y encontró a una que habitaba en Gales, pero eran gente que no tuvo descendencia. De todos modos mi madre los usó para falsear mi árbol genealógico, pero creyó que por precaución era mejor que yo no hiciera mis estudios de magia aquà en Inglaterra, por eso me envió a Dumstrang.
-Ahora comprendo porque estás de acuerdo en que magos y muggles vivan separados.
-Draco defiendo la segregación porque es el único modo de impedir que las sangres se mezclen. No te imaginas como ha sido mi vida. Siempre cuidando que mi verdadero origen no salga a la luz.
-Y supongo que es el mismo motivo el que te ha impedido encontrar un compañero.
-No soportarÃa enamorarme de alguien y que luego me rechazara porque soy en realidad un mestizo.
-¿Mi padre lo sabÃa?
-SÃ, y nunca le importó. Por eso también soportaba estoico mis crÃticas por sus conquistas muggles.
-Estoy seguro que existe por ahà un mago al que no le importara tu origen y te amará por la persona que eres.
Snape sonrió con aire triste.
-Hace veinte años que espero y aún no llega.
-Llegará a tu vida en el momento en que deba llegar, te lo aseguro. Todo sucede por una razón.
-Draco, no cambiaré de opinión con respecto a ese Potter.
-Claro que lo harás.
Snape prefirió guardar silencio.
-Harry me aseguró que se irá a Alemania con su padrino -soltó Draco de pronto.
El hombre de ojos negros le miró desconcertado. Si Potter habÃa decidido irse con su padrino significaba que su negativa a perdonar al chico rubio no era una artimaña para tener a Draco tras él rogándole incansablemente.
-Con mayor razón debes olvidarte de él.
-No, eso es imposible.
-Draco regresemos a Bulgaria, estoy seguro de que Viktor te espera con los brazos abiertos.
-No Severus. Ni Viktor ni ningún otro harán que olvide a Harry.
-Harry, Harry, Harry ¡Pero qué terco eres!
-Asà es, si no es Harry entonces no será nadie.
Snape miró a su ahijado con tristeza, tenÃa la impresión de que Draco sufrirÃa más por causa de Harry Potter.
-Te dijo claramente que pensaba marcharse con su padrino, que más necesitas para comprender que ya no le importas.
-Sé que en su corazón Harry no desea marcharse -dijo Draco con voz segura -. Haré lo que sea para evitarlo, asà tenga que secuestrarlo.
-¿SerÃas capaz?
-Por supuesto. Estaba decidido a dejarlo todo a pesar de creerlo muggle, voy a luchar por estar con él, aunque sea contra su voluntad. Harry es mÃo y nadie nos separara.
Snape no sabÃa si enojarse o admirar el espÃritu belicoso de su ahijado.
-Draco el padrino de Potter no te hará las cosas fáciles.
-Lo sé, pero no me preocupa. Harry podrá adorar a su padrino, pero a mà me ama y Sirius Black no puede cambiar eso.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Estaba todo decidido. Dentro de cinco dÃas Harry viajarÃa a Alemania con Sirius y Remus. Pero éste último solo lo harÃa por un breve tiempo, estaba completamente decidido a regresar a Inglaterra, sus intenciones con Ron era totalmente serias.
-Remus estás seguro de esto -preguntó Sirius incrédulo luego de escuchar la noticia de labios de su amigo.
-Muy seguro Sirius, nunca estuve tan seguro de algo en mi vida.
-Ronald Weasley, ¿no crees que sea demasiado joven?
-Es joven, pero me gusta mucho y quiero darle una oportunidad a mi corazón.
-Pero no lo amas.
-No como te amé a ti si a eso te refieres.
El hombre de ojos negros bajó la mirada. Lamentaba no poder amar a Remus.
-Hablas en pasado Remus.
-SÃ. Porque ya no estoy enamorado de ti Sirius. Creà que nunca podrÃa liberarme de este sentimiento, pero finalmente acabó. Supongo que cuando acepté que nunca podrÃas amarme como yo a ti, mi corazón se rindió, y sin esperanzas a las que aferrarse, pues lo que sentà por tantos años se apagó.
Sirius miró al hombre tan atractivo que tenÃa delante con una mezcla de alivio y tristeza. El amor silencioso e incondicional de Remus fue para él una carga difÃcil de llevar, la culpa de no ser capaz de corresponderle le atenazaba el corazón sin tregua. Por fin ahora los dos eran libres. Avanzó unos pasos y abrazó a Remus con intensidad. Una intensidad que muy pocas veces se permitió porque nunca quiso con gestos como ese alentar las esperanzas de su amigo, al que querÃa de todo corazón, pero bien sabÃa que nunca podrÃa amar.
-Me alegro por ti Remus. Eres un hombre increÃble y mereces más que cualquiera ser feliz. Estoy seguro que Ron es perfecto para ti a pesar de su juventud.
Remus sonrió alegre.
-Lo es, estoy seguro de que seré feliz a su lado.
-Tú lo mereces más que cualquiera amigo mÃo -dijo Sirius estrujando al hombre con fuerza -¿Ya hablaste con sus padres?
-Aún no.
Sirius soltó por fin a su amigo y le miró sorprendido.
-Pero ya has hecho planes, ¿qué harás si no te aceptan?
-Ron está seguro de que no se opondrán. La señora Weasley sabe que Ron me ama.
-Pero y su padre, es un hombre agradable no hay duda, pero es su hijo del que estamos hablando.
-Sà lo sé, pero estoy seguro de que como todo padre desea la felicidad de su hijo.
-En todo caso si pone algún reparo, nada más tiene que hablar conmigo y yo le diré que la felicidad de su hijo está garantizada, ese chico es inteligente no podÃa haber elegido mejor hombre.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Ron sentÃa que caminaba entre algodones, tenÃa una sonrisa tonta dibujada en el rostro la mayor parte del tiempo. Harry sentÃa una sana envidia por la felicidad de su amigo.
Esa noche cuando ya estaba cada cual en su cama de la habitación que compartÃan, hablaron de la nueva situación del chico pelirrojo.
-Creo que tus padres ya sospechan algo.
-¿En serio?
-SÃ.
-Ojala no les parezca mal que Remus me lleve veinte años.
-Claro que no, tú mismo has dicho que los magos envejecen de modo distinto a los muggles.
-Asà es. Ya viste a Dumbledore, tiene ciento cincuenta años y espantó a todos durante el juicio del Wizengamot.
-Es una garantÃa que los magos conserven su vitalidad estando tan entrados en años.
Ron miró a Harry con cierta sorpresa.
-¿Estás hablando de vitalidad en «ese» sentido?
Harry sonrió.
-No lo habÃa pensado en «ese» sentido, pero creo que también es bueno. Eres afortunado Ron, nadie puede negar que Remus sea atractivo.
-Lo es -dijo Ron con tono acalorado —-Y besa de una manera ¡Por MerlÃn!
Harry esta vez se rio a carcajadas.
-Vaya, tal parece que Remus te ha despertado los sentidos de modo intenso.
-No tienes idea.
-Por favor no digas más, me puedo imaginar lo que te sucede en este preciso instante.
-Lo siento Harry.
-No te apures, recuerda que estudie en una escuela de chicos.
-Discúlpame Harry, creo que saldré a tomar un poco de aire.
-Adelante, que lo disfrutes -dijo Harry volteándose hacia la pared para no avergonzar a Ron mientras éste salÃa de la cama con una hinchazón evidente en su entrepierna.
Cuando la puerta de la habitación se cerró Harry sonrió otra vez. Pero su sonrisa poco a poco se fue desvaneciendo. El momento gracioso ya habÃa pasado. Pensó en lo afortunados que eran su amigo pelirrojo y Remus que podÃan amarse sin que nadie se opusiera. Su caso era muy diferente. Su padrino despreciaba a Draco luego de enterarse de todo lo sucedido, nunca le perdonarÃa su proceder. Tampoco él serÃa aceptado jamás por Severus Snape, le odiaba intensamente. No importaba que hubiese resultado ser de sangre mágica igual que el chico rubio, ese hombre nunca olvidarÃa que él hizo un trato con Lucius, y tampoco dejarÃa que Draco lo olvidara.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Desde ahà ya podÃa divisar la figura alta y medio desgarbada del chico pelirrojo. Sonrió y apresuró el paso. HabÃa recibido la nota de manos de Harry. Ron le esperarÃa allà cerca del gran abeto que dominaba el paisaje de la colina. Era nuevo para él todo el asunto, pero muy agradable, compartir con el chico miradas a hurtadillas y devorarlo con los ojos era parte de un silencioso cortejo que mantenÃan hacÃa tres dÃas.
-Por MerlÃn, estaba muriendo de la impaciencia -dijo Ron mientras le sonreÃa al hombre.
La respuesta de Remus fue un abrazo apasionado que dejó al pelirrojo sin aliento.
-Me morÃa de ganas de estar a solas contigo.
-Ya estamos solos -respondió Ron con aire travieso.
-Espero que tus padres no sospechen, no me gustarÃa que pensaran que intento sobrepasarme contigo.
-No lo harán. Saben que eres un hombre correcto.
-Supongo que deseabas verme con tanta urgencia para preguntarme cuando hablaré con ellos, ¿cierto?
-La verdad no querÃa verte para eso. Todo lo contrario, me gustarÃa que lo pospusiéramos.
-Ronald pasado mañana viajaré con Sirius y Harry, quiero hablar con tus padres antes de marcharme.
-Es mucho más urgente que hagamos algo por Harry, él no puede marcharse sin decirle a Draco que espera un bebé.
-Ronald, no creo que debamos intervenir, Harry tomó una decisión.
-Pero está equivocándose Remus. Yo sé que Malfoy lo ama realmente.
-Eso nadie puede asegurarlo.
-Remus, si yo estuviese seguro de que Harry será feliz en Alemania, me quedarÃa callado, pero sé que sufre por Malfoy, más ahora que espera un bebé de él. Harry cree que Malfoy lo quiere ahora porque sabe de su sangre mágica, pero está equivocado.
-¿Por qué estás tan seguro de eso Ronald?
-Porque solo un mago que ama mucho es capaz de hacer lo que Malfoy.
-¿De qué hablas? No te comprendo.
-Malfoy estaba decidido a renunciar a ser mago para estar con Harry.
-¿Qué?
-Estaba decidido a dejarlo todo. Se enfrentó a su padrino porque amaba a Harry. Por eso cuando regresó de Surrey y vio a Zabini, y creyó que Harry se burlaba de él lo echó de su casa. Estaba dolido porque unas horas antes habÃa decidido renunciar a toda su vida por alguien que creyó le mentÃa.
-¿Es posible? No será que ese chico te inventó aquello para conmoverte y hablaras a su favor.
-No, Malfoy jamás inventarÃa algo asÃ. Con lo orgulloso que es, no debió ser fácil para él confesar algo asà y menos a mÃ. El arrogante Draco Malfoy enamorado de un muggle elegido por su padre para amante.
Remus guardó silencio por un momento. Esta información nueva le daba otro matiz a la historia de Harry y Draco.
-Harry ama a ese chico, de eso no tengo dudas, pero es probable que no crea de buenas a primeras lo que tú me has contado.
-Con lo que pasó es comprensible. Pero hay un modo de probarle a Harry que Malfoy no miente.
-¿Cómo?
-El padrino de Draco conserva el recuerdo de esa conversación, si Harry pudiera acceder a dicho recuerdo, pues todo se solucionarÃa.
-Por supuesto, tienes razón. Aunque no sabemos si ese hombre accederÃa a entregarlo, odia a Harry eso lo sabemos.
-La verdad no creo que odie a Harry más de lo que Sirius odia a Draco.
-SÃ, es cierto.
-Creo que hay un modo de que ese hombre acceda a entregar ese recuerdo.
-SÃ, cómo.
-En cuanto sepa que Harry espera un bebé de Draco, dejará de odiarlo.
-Ronald, no podemos traicionar la confianza de Harry revelando su secreto.
-Es por su felicidad Remus.
-¿Y qué tal si cometemos un error? ¿Qué tal si el tal Snape al saber del embarazo de Harry decide quitarle el bebé?
-No lo creo, algo me dice que ese hombre no es malo, solo ha querido proteger a su ahijado, evitar que sufra.
El hombre de ojos dorados se quedó pensativo. Tal vez si todos los involucrados ponÃan algo de buena voluntad la historia de Harry y Draco pudiera tener un final feliz.
-Está bien Ronald, lo haremos, buscaremos a Snape y le contaremos lo que sucede.