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Sin corazón por zandaleesol

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Título: Sin corazón

Personajes: Harry/Draco

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de propiedad de J.K. Rowling, solo los tomo prestados para divertirme con ellos, no percibo ningún beneficio económico.

Advertencia: Universo Alterno. Mpreg. Otras.


Capítulo 24.


Harry permaneció un buen rato en el despacho del señor Weasley luego de la marcha del padrino de Draco. Lo visto en aquel Pensadero dejó al muchacho impactado. Solo unos días antes el chico rubio había asegurado amarlo, pero naturalmente él no creyó que fuese cierto, sin embargo luego de ver aquel recuerdo le quedaba claro que Draco no le había mentido, le amaba aún antes de saber que era un mago, y estuvo dispuesto a renunciar a su vida para estar a su lado, tal como hizo su padre James por su madre, Lily.


Un solo motivo evitaba que el chico saliera a toda prisa para ir en busca de Draco. En medio de esa situación estaba ahora su padrino. Se suponía que partirían al siguiente día a comenzar una vida como la familia que nunca pudo ser. El problema era que ya no deseaba marcharse, pero cómo le explicaba a Sirius eso. Su padrino estaba tan entusiasmado con los proyectos que tenía para esa nueva vida. Y por otra parte estaba aquel asunto de la salud. Le había tomado tantos años al hombre recuperarse de la culpa que sentía por la muerte de sus amigos. Dos gruesas lágrimas rodaron por sus mejillas pálidas, nunca encontraría valor para decepcionar a Sirius. Ya había tomado una decisión y no era tiempo de retractarse.


Se levantó con decisión. Al día siguiente se marcharía con su padrino de acuerdo al plan trazado. Salió del despacho dispuesto a fingir delante de todos que nada había cambiado. Sabía que preguntarían el motivo de la visita de Snape. Simplemente diría que Draco le había enviado a pedir una segunda oportunidad, pero que se la había negado.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Todos esperaban con disimulado nerviosismo el regreso de Harry a la sala. El visitante inesperado se había marchado raudo luego de proferir un seco «Buenas noches». Lo extraño fue que el chico de ojos esmeraldas no mostró más alegría ni menos pesar del que todos hubiesen esperado. No se le veía diferente a antes de la visita de Snape.


Sirius sintió alivio. Por un momento temió que ese hombre viniese con alguna petición especial de parte de Draco Malfoy y que Harry se dejara convencer de aceptar al muchacho otra vez en su vida.


Ron por su parte miró a Remus y ambos sin palabras compartieron la decepción. Les quedaba claro que Snape no había hecho bien las cosas y no logró convencer a Harry. Era una lástima.


La señora Weasley decidió darle el vamos a la cena para poner término al momento un poco extraño que se sucedió con la llegada de aquel hombre. Ya con todos sentados a la mesa el asunto pareció regresar a su cauce normal. Nadie preguntó nada y todos decidieron fingir que ninguna visita les había interrumpido.


Ron notó a su amigo más callado y taciturno que nunca. Deseaba estar a solas en el cuarto con Harry para preguntarle qué había ocurrido con Snape.


La señora Weasley sin quererlo sirvió al deseo de su hijo, al enviar a Harry y a la cama tempranamente, pues según ella, debía estar descansado para su viaje del siguiente día.


Harry agradeció el gesto infinitamente, pues lo único que deseaba era estar a solas y en silencio para dar rienda suelta a sus pensamientos sobre Draco. Así que con una sonrisa se despidió de su padrino y de Remus y se fue a la habitación.


Una vez que Harry se encontró en el cuarto se dejó caer con abatimiento en la cama. Rememoró su conversación con el padrino de Draco. Lo visto en el Pensadero le impactó en un primer momento, pero ahora estaba completamente acongojado. Sintió rabia contra Severus Snape. No era justo que viniese recién ahora a revelarle esa verdad. Ahora que ya no tenía oportunidad con el chico rubio. Tal vez hubiese sido mejor marcharse sin saber jamás la verdad. Ahora sabía con certeza que su corazón estaba roto en mil pedazos, pero no por la decepción que sintió antes, sino por la amargura de no ser capaz de un acto egoísta y correr a los brazos de Draco y no separarse jamás de él.


Ron entró a la habitación con sigilo. A pesar de que Harry tenía el rostro vuelto hacia la pared el chico pelirrojo sabía que no dormía. Sin embargo, se desvistió en silencio sin atreverse a preguntar lo que tanto le inquietaba. Para su sorpresa, y mientras se ponía el pijama, fue el mismo Harry quien se dio la vuelta y se sentó en la cama.


Ron solo le dirigió una mirada interrogativa.


-Tenías razón Ron -dijo Harry con tono triste.

-¿A qué te refieres Harry?

-Draco me ama.


El otro muchacho no pareció sorprenderse con la afirmación.


-¿Qué te hizo convencerte de ello?

-Snape.

-¿Cómo así?

-Supongo que siendo un mago habrás escuchado alguna vez que existe un artefacto llamado Pensadero.

-Pensadero -repitió Ron fingiendo hacer memoria -. Sí, creo que… una vez que fui llamado al despacho del director de Hogwarts vi que tenía una de esos en su escritorio. Son como una vasija de piedra, ¿cierto?

-Sí. Se pueden contener recuerdos en él, como para verlos después.

-Ah… y cómo sabes eso, Snape trajo un Pensadero y te mostró algún recuerdo.

-Sí. Me mostró un recuerdo muy específico.

-¿Y qué fue?

-La conversación o mejor dicho pelea que se produjo entre ellos el día en que Draco fue a visitarlo a Surrey.

-¿Pelearon?

-Sí.

-Draco le confesó que estaba conmigo y que me amaba.

-Bueno, ese Snape es su padrino, tenía que decírselo, de todos modos iba a enterarse cuando llegara Londres y te encontrara en la mansión.

-Pero hubo algo más y fue eso lo que desató el enfrentamiento.

-¿Qué cosa?


Harry hizo una pausa para dejar escapar un suspiro.


-Draco le dijo que me amaba y que se casaría conmigo.


Aunque Ron ya sabía esto último, pues el mismo chico rubio se lo había confesado, igual fingió perfecta sorpresa.


-Bueno eso de que te amaba creo que no me sorprende tanto, pero lo otro… es impactante.

-Draco le dijo a su padrino que estaba dispuesto a todo por mí. No le importaba renunciar a sus privilegios de mago con tal de estar conmigo.

-Lo mismo que tu padre hizo por tu madre.

-Sí, lo mismo.

-¿Y qué piensas de todo esto?

-¿Qué pienso? Pues que me equivoqué al no creerle cuando dijo que me amaba aún antes de saber que yo era un mago también.

-Bueno Harry, es lógico que no le creyeras después de cómo se portó contigo.

-No es que pretenda justificarlo, pero ahora entiendo un poco más porque me echó de su casa de ese modo al creer que le engañaba con Zabini. En parte comprendo su decepción. Tal vez… hubiese actuado igual en su lugar.

-¿Y qué harás? Regresarás a su lado.

-No, no puedo hacerlo.

-No te comprendo Harry, tú lo amas y ahora sabes que él también te ama, ¿cuál es el problema?

-El problema es Sirius. Está completamente ilusionado con el viaje, no puedo decepcionarlo.

-Harry, ¿pretendes ignorar tus sentimientos y los de Draco por causa de tu padrino?

-Ron no comprendes lo importante que es para Sirius…

-Me parece que es más importante tu futuro y el de Draco. Además esperan un bebé. Eso es más importante que cualquier otra cosa.

-No tengo valor para decirle a Sirius que ya no quiero marcharme con él.

-Debes hacerlo Harry. Tienes derecho a la felicidad de una vez por todas.

-Pero le haré daño, y él ha sufrido mucho en su vida.

-Pues a mí me parece que tú has sufrido mucho más. Harry en este momento tienes que pensar en ti y en ese bebé. Tiene derecho a conocer a su otro padre.

-No existe modo de que se entere.


Ron miró al chico desconcertado.


-¿Es qué estás pensando en ocultárselo a Draco?

-Quizá sea lo mejor para todos.

-Harry eso es una estupidez. Lo mejor para ti, para Draco y el bebé es estar juntos y formar una familia como Merlín manda. El bebé será un mago y tiene derecho a nacer en un hogar legítimo.

-¿Y qué hago con Sirius?

-Decirle la verdad, que amas a Draco, aunque eso él ya lo sabe. Si te quiere realmente, comprenderá. No puede condenar a tu bebé a vivir con un solo padre cuando puede tener a los dos. Harry, tú no pudiste tener un hogar verdadero, sabes lo que se sufre con eso, no hay ninguna razón de peso para que condenes a tu hijo a lo mismo. Piensa en tu padre. Él tomó el camino difícil, se casó con tu madre aun suponiéndola una muggle, no le importó dejar todo por ella. Quiso formar una familia a pesar de todo lo que se oponía, y Draco pretendía hacer lo mismo contigo, eso es amor. Aunque después actuara como un idiota eso no le resta méritos, insisto en que merece otra oportunidad, los dos la merecen.


Harry se quedó en silencio.


-Piensa en el futuro Harry, tienes la oportunidad de ser feliz. Tal vez Sirius se sienta decepcionado, pero te aseguro que lo superara tarde o temprano.

-Creo que esta noche no podré pegar un ojo.

-A mí la decisión me parece muy clara. Te vas con Sirius y te resignas a ser infeliz el resto de tu vida.

-Nunca antes fue tan difícil tomar una decisión.

-Solo sigue los dictados de tu corazón Harry, te aseguro que no te equivocarás.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


La noche fue demasiado larga. Harry apenas consiguió cerrar los ojos un poco antes del alba y cuando ya era hora de levantarse evidenció el cansancio que deja en el cuerpo una noche en vela. Cuando salió de la cama y se fue al baño, su amigo pelirrojo aún dormía. Tenía una pesadez en el estómago, una sensación de zozobra. Había tomado una decisión y esperaba que fuese la correcta.


El desayuno en la cocina esa mañana no fue tan bullicioso ni alegre como otros días. Aunque los hermanos de Ron y sus padres reían y parecían aminados como siempre, Harry percibía esa tristeza que precede a la partida de alguien querido.


El Traslador internacional se activaría a las once y treinta. Sirius debía llegar a acompañado de Remus a eso de las once.


Ron desde su puesto en la mesa le daba miradas a Harry. Esperaba que su amigo hubiese tomado la decisión de quedarse con Draco.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Sirius y Remus se presentaron en La Madriguera, puntualmente. Luego de saludar a todos, Remus dirigió una mirada interrogativa a Ron. El chico pelirrojo respondió con un gesto negativo.


Remus miró fijamente a Harry y le pareció evidente la angustia que reflejaba su mirada. No podía creer que Sirius no se diera cuenta de eso. Una parte de él quería intervenir para evitar que Harry se marchara, pues era evidente que no deseaba hacerlo, pero algo le decía que el chico de ojos esmeraldas era un adulto, debía resolver por sí mismo, solo él podía tomar las decisiones que considerara mejores para su vida.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Snape esa mañana intentaba concentrarse, sin mucho éxito, en la lectura del periódico que se publicaba semanalmente con los acontecimientos relativos a la comunidad mágica. Cuando finalmente aceptó que era inútil, dejó el periódico a un lado y se levantó del sofá y comenzó a pasearse por la sala.


Draco aún no salía de su habitación. No le parecía extraño, después de todo era lógico que su ahijado estuviese deprimido por la inminente partida de Potter a otro país. Apretó los labios e intentó contener el enojo que le instaba a pensar cosas malas con respecto al chico de ojos esmeraldas. Esperaba un hijo de Draco, solo por eso se libraba de que sus labios soltaran las peores injurias que tenía en su repertorio, reservadas para quienes odiaba con especial intensidad.


Ahora comenzaba a cuestionarse su proceder. Tal vez debió poner en conocimiento a Draco sobre el estado de Potter en cuanto lo supo. Al parecer no fue una buena idea confiar en el buen juicio de ese mocoso, todo indicaba que pese a saber la verdad igual se marcharía con el tal Black, sin que le importase ni un poco que dejaba a Draco con el corazón destrozado. Comenzó a dar vueltas por la sala pensando en algún modo de componer aquella situación, pero no veía cómo. No era mucho lo que se podía hacer, si Potter quería irse con su padrino nada podía impedirlo. Los derechos de Draco sobre el bebé no serían legales hasta que éste hubiese nacido.


Decidió ir a la habitación de Draco. Solo el día anterior se había enterado del estado de Potter, y como al parecer éste no daría ninguna muestra de sensatez, no le quedaba más remedio que actuar y contarle a su ahijado lo del embarazo. Cuando llegó a la habitación no encontró al muchacho. Preguntó a los empleados de la casa y nadie le había visto desde la noche anterior. Trató de imaginar a dónde pudo ir el chico y la única alternativa era a la casa de los Weasley. Draco dijo que no se resignaría a perder a Potter, comenzaba a sospechar donde estaba en ese preciso momento.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


La barrera mágica ya no estaba levantada, el padrino de Harry y ese otro hombre que le acompañaba acababan de cruzarla. Si no era ese el momento, no lo sería nunca. El hechizo desilusionador que se aplicó era muy útil a su propósito. Solo tenía una oportunidad, en cuanto Harry se alejara un poco activaría el Traslador que los llevaría lejos. Tal vez el chico le odiara por secuestrarlo, pero no importaba, al final acabaría comprendiendo, estaba seguro.


Todos los Weasley se habían reunido en el patio para despedirles. Harry miró a su padrino una vez más, queriendo encontrar el valor para decirle que no deseaba marcharse. Solo faltaban diez minutos avisó Sirius consultando su reloj.


Harry intercambió una mirada con Ron y el chico pelirrojo aprovechó aquello para hacerle una seña con la mano. Se apartaron un poco del grupo.


-Harry, aún estás a tiempo, habla con Sirius -apremió Ron.


El chico de ojos esmeraldas miró una vez más a su padrino. En el último minuto pareció armarse de valor.


-Lo haré -dijo sin apartar la mirada de Sirius.


Ron le animó con una sonrisa.


-Sirius -le llamó Harry mientras se acercaba.


El hombre consultó su reloj una vez más y le sonrió.


-Solo faltan tres minutos Harry -respondió Sirius.

-Necesito decirte algo.


Harry avanzó un paso más y justo en ese instante sintió que unas manos lo aferraban por la cintura y luego solo una sensación de ser jalado por una especie de gancho desde la zona del estómago, mientras en rededor todo se desvanecía.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Apenas en una fracción de segundo percibió la textura mullida de una alfombra bajo sus rodillas, aún era sostenido con fuerza por algo o mejor dicho por alguien. Y sabía quién era, antes ya había sentido esos brazos rodeando su cintura. No hizo nada por apartarse y aunque no podía verle permitió que le ayudara a ponerse de pie. Cuando levantó la mirada para ver a Draco se asombró. El chico rubio era ¿transparente? Aunque no exactamente, porque podía verlo aunque de una forma muy extraña. El rubio murmuró algo y entonces recuperó su aspecto normal.


Harry lo miró con asombro e incredulidad.


-¿Qué fue eso?

-Un hechizo desilusionador -dijo el rubio.

-No hablo de eso, sino de lo que acabas de hacer conmigo.

-Ah… bueno te traje hasta aquí con un Traslador. Es otra forma de viajar para los magos, sirve en el caso de que el mago no pueda usar la Aparición o una chimenea -explicó Draco con tranquilidad.

-Eso ya lo sé, estaba a punto se usar uno para viajar a Colonia con mi padrino.


Draco no respondió.


-Acabas de secuestrarme -dijo Harry con tono de reproche.

-No me dejaste alternativa Harry. Te dije que no era del tipo que se da por vencido.

-¿Y puedo preguntar cuál es tu siguiente plan?

-Nos quedaremos aquí.

-¿Hasta cuándo?

-El tiempo que sea preciso hasta que entiendas que te amo, que siempre te he amado y que nunca me importó que fueras muggle.


Harry miró por un par de segundos los ojos grises que se clavaban en él con intensidad.


-Me echaste de tu casa -recordó Harry.

-Lo lamento Harry. Cometí un error… los celos me privaron de la razón.

-No confiabas en mí.

-Fui un idiota. Me equivoqué y no sabes cómo me duele… dame una oportunidad y te juro que dedicaré el resto de mi vida a compensarte por ello. Te haré feliz Harry, te daré todo el amor que nunca le entregué a nadie.


Harry acortó la distancia que lo separaba del rubio.


-No existió un solo día en que no pensara en ti… un solo día en que no te extrañara… un solo día en que no te amara locamente.


Draco no necesitaba escuchar nada más, buscó los brazos de Harry y fue dichoso al sentirse acogido por estos. Ese abrazo con el que tanto soñó era real, por fin.


Ese contacto tierno y necesitado les trajo el recuerdo de esa primera y única noche en que se amaron.


-Harry… te amo -murmuró el rubio mientras acariciaba la espalda de Harry.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


En cuanto apareció en la propiedad de los Weasley, comprendió que su sospecha era totalmente fundada. Parecía estarse produciendo una fuerte discusión entre el padrino de Potter y su amigo sanador. Sin embargo en cuanto se dieron cuenta de su llegada dejaron de hablar y el hombre de cabello oscuro le miró con rostro desencajado y de unas cuantas zancadas estuvo a su lado, levantó la varita y le apuntó.


Severus Snape no era del tipo que se intimidaba, alzó una ceja con ironía.


-Espero que esté dispuesto a usarla… porque no permito que nadie me amenace gratuitamente.

-¿Dónde está? -preguntó Sirius aferrando con furia la varita.

-¿Dónde está quién?

-No se haga el idiota -susurró Sirius amenazador.

-Tenga mucho cuidado con sus palabras o de lo contrario podría terminar en San Mungo -advirtió Snape con el mismo tono.


Remus decidió intervenir.


-Sirius, debes controlarte. Recuerda que no estamos en nuestra casa -dijo Remus.


Sirius retrocedió un paso, pero no bajó su varita.


-Usted y ese mocoso planearon todo esto -acusó Sirius a Snape.

-No tengo la menor idea de lo que me habla.

-Su ahijado ha secuestrado a Harry hace apenas un instante.


Snape rodó los ojos en un gesto no muy propio de él. Cosa que hizo que Sirius y Remus intercambiaran una mirada.


-Bueno creo que me equivoqué al no tomar en serio las palabras de Draco cuando me dijo que no permitiría que Potter se marchara, aunque para ello debiera secuestrarlo.

-¿Quiere hacernos creer que esto no lo planearon juntos? -preguntó Sirius enojado.

-El secuestro es un delito que se paga con cárcel, jamás permitiría que Draco se metiera en semejante lío. El chico ha actuado a mis espaldas.

-Por lo menos sabemos que Harry no corre peligro -dijo Remus -. Estoy seguro de que su ahijado jamás lo lastimaría.

-Por supuesto que no. Está enamorado de Potter -respondió Snape.

-Claro, lo ama ahora que sabe que es un mago -dijo Sirius con tono rencoroso.

-No lo juzgue porque no lo conoce. Draco fue capaz de enfrentarse a mí por causa de Potter. Aunque en ese momento ignoraba que tenía sangre mágica estaba dispuesto a casarse con él. Supongo que sabe lo que eso implica para un mago.


Sirius miró a Snape con incredulidad.


-Me da igual si me cree o no. Ayer vine aquí para mostrarle a Potter el recuerdo que tenía de esa conversación con Draco cuando fue a verme a Surrey.

-Los recuerdos se pueden manipular, estoy seguro de que Harry no le creyó, puesto que se marchaba conmigo.


Ron decidió intervenir.


-Disculpe señor Black -habló Ron con algo de timidez -. Conozco a Harry un poco y estoy seguro de que él se convenció del amor de Malfoy… creo que deseaba quedarse, pero no quería decepcionarlo. Dijo que usted había sufrido demasiado.


Sirius miró atentamente al chico pelirrojo, éste no mentía. Tenía que aceptar que desde que Snape se presentó ahí la pasada noche, Harry ya no era el mismo. Lo percibió triste, acongojado y quiso creer que era porque le dolía marcharse a pesar de saber que era lo mejor para él y su bebé. Pero lo cierto era que el chico había elegido sacrificar su corazón y el de Draco, para no decepcionarlo a él, para no herirlo. Solo en este instante tomaba conciencia de lo egoísta que había sido. Remus tenía razón, quería recuperar en Harry al amigo perdido, a James. Pero Harry no era James, nunca lo sería por más que se le pareciera. Sintió una culpa terrible, tanta como la experimentada al saber que Harry no pudo disfrutar de la vida a la que tenía derecho.


Cuando Sirius miró a Snape otra vez ya no había en sus ojos rastros de enojo, solo decepción. No dijo una sola palabra más, solo cruzó el límite de la propiedad y desapareció.


Remus solo se quedó mirando el vacío con una tristeza profunda en el corazón. Lo lamentaba por Sirius, pero estaba seguro de que al final comprendería y terminaría aceptando que Harry tenía derecho a vivir su vida y ser feliz junto a Draco. El chico ya había sufrido bastante durante dieciocho años.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


-¿Harry, te casarás conmigo? -preguntó el chico rubio sin dejar de acariciarle la espalda.

-Debo hacerlo.


Draco se apartó para mirarlo a los ojos.


-¿Debes?

-Debemos casarnos si queremos darle a nuestro hijo un hogar de verdad.

-¿Hijo?

-Draco, estoy embarazado, soy un mago fértil.


El muchacho rubio se quedó sin aliento.


-Esperas un bebé… mío -repitió Draco mirando el vientre de Harry -¡Por Merlín!

-Tengo casi cuatro meses.

-Entonces esa noche… tu y yo… pero cómo no lo pensé antes, debí sospecharlo, al fin de cuentas eres un mago y… ¿Pensabas marcharte con tu padrino sin decírmelo?


Harry miró al chico con aire culpable.


-Draco, estaba seguro de que no me amabas y conozco tu sentido del deber, no quería obligarte… esa noche tú no buscabas concebir un bebé conmigo, yo era muggle y tu confiabas en que yo no podría quedar embarazado. .. Se suponía.

-Cuando dices que yo no te amaba, ¿te refieres a esa noche en particular?

-Esa noche y después…


Draco miró con enojo a Harry por unos segundos, pero luego su expresión cambió.


-Esa noche ya te amaba… cometí un error al no decírtelo. Lo siento Harry, imagino que te sentiste utilizado.

-No. Eso no, fui yo quien tomó la iniciativa al ir a tu habitación no podía quejarme.

-Supongo que tu padrino sabe lo del bebé.

-Sí.

-Y a pesar de ello pensaba llevarte lejos de mí -dijo Draco, y luego agregó -.No ha sido muy noble de su parte el querer separarme de ti y de mi hijo.

-No fue por maldad Draco, él solo quería protegerme.

-Protegerte de mí.


Se hizo un silencio en el que Draco pareció meditar.


-Harry, nunca en la vida intentes dejarme otra vez… porque si lo haces… yo me muero.

-Draco un instante antes de que me tomarás y me sacaras de la casa de los Weasley, iba a decirle a Sirius que no podía irme con él, porque te amaba y no podía renunciar a ti.

-¿De verdad Harry? ¿De verdad habías decidido quedarte conmigo?

-Te lo juro.


Draco sonrió por fin. Sabía que Harry no mentía.


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