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Sin corazón por zandaleesol

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Título: Sin corazón

Personajes: Harry/Draco

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de propiedad de J.K. Rowling, solo los tomo prestados para divertirme con ellos. No percibo ningún beneficio económico.

Advertencia: Universo Alterno. Mpreg. Otras.



Capítulo 29.



Draco no podía perdonar a Severus ni a Sirius de que le hubiesen privado del placer de la venganza. Cuando cruzó la primera mirada con ellos, a su regreso a la mansión, les recriminó por intervenir en algo que estaba seguro le correspondía a él como el esposo de Harry.


Como era de esperarse, Severus ni se inmutó ante su molestia. Pues le recordó que habían convenido que Sirius y él se encargarían de Dursley. Draco respondió que el acuerdo no era tal, porque el principal interesado que era él mismo, nunca dio su aprobación.


-No voy a disculparme por evitarte un problema -dijo Severus -, si hubiésemos dejado este asunto en tus manos, ahora estaríamos temiendo que los aurores te investigaran por abusar de un muggle.

-O asesinarlo -aportó Sirius que estaba despatarrado en el sofá.


Draco negó con la cabeza en señal de indignación. Sin embargo, no comentó otra cosa, pues en ese momento entraba Harry a la sala acompañado de Ron y Remus.


-Ya terminaste con las cartas -dijo Harry mirando a Draco.


El rubio, cambió su expresión enojada a otra de total felicidad. Lo último que deseaba en la vida era causarle alguna preocupación a Harry.


-Sí -respondió el muchacho mientras le tendía la mano y hacía un espacio en el sofá para que el moreno se acomodara junto a él.

-Tengo una noticia que darles -dijo de pronto Remus tras intercambiar una mirada con su prometido.


Sirius le miró con atención.


-Han aceptado mi solicitud en San Mungo. A partir de la próxima semana seré un sanador más del hospital mágico de Inglaterra.


Harry sonrió realmente feliz.


-Eso es una gran noticia, ya que te considero mi sanador personal. Podrás atenderme cuando vaya al hospital -dijo el muchacho de ojos esmeraldas.

-Y eso será la próxima semana, quiero que seas mi primer paciente ahí -respondió Remus.

-Ahí estaré, lo prometo.

-Estaremos, porque yo quiero ir contigo -dijo Draco.

-Cuento con ello -le dijo Harry.

-Y a propósito de noticias, ya se enteraron de que la Confederación Internacional de Magos se reúne en febrero para votar sobre la instauración del Estatuto del Secreto -comentó Remus cambiando abruptamente de tema.

-Ya habían tardado mucho en tomar la decisión. Se avecina otra guerra entre los muggles -aportó Severus.


Draco miró preocupado a su padrino.


-¿Qué pasará con el señor Thompson? ¿Y con los demás muggles que trabajan para magos? -preguntó el rubio.

-Supongo que la ley contemplará aquello, pues no son pocos -respondió Severus.

-¿Qué significará el Estatuto del Secreto, exactamente? -preguntó Harry.

-Tendremos que vivir apartados. Con toda seguridad los magos tendremos que fundar nuestros propios asentamientos, lejos de lo muggles-razonó Severus.

-Quizá no tan lejos, los magos no somos tantos. Es probable que se funden pueblos donde vivan magos en grupos no muy grandes -aportó Remus.

-Será una tarea larga el modificar de la memoria de los muggles la existencia de los magos -dijo Sirius.

-Sin duda que llevará tiempo, según he sabido por gente del Ministerio de la magia, se les modificará la memoria primero a los muggles más cercanos a los magos -dijo Remus.

-Eso significa que nunca más volveré a tener contacto con Dean Thomas -dijo Harry.


Draco miró seriamente a Harry, pero el moreno ni se dio cuenta. Sí lo hizo Sirius y le pareció gracioso que el rubio se mostrase celoso con la sola mención de aquel amigo al que Harry, luego de salir de la escuela no había vuelto a ver.


-No me agrada la idea de perder al señor Thompson -reclamó el joven rubio.

-Yo también lo lamentaré -concordó Snape -. Me pregunto si no será posible alguna excepción para casos como el del señor Thompson.

-No creo que la Confederación Internacional haga excepciones, sería como dejar brechas que al final podrían perjudicar el proceso -analizó Sirius.

-Pero quizá, en el caso de quienes trabajan para los magos, el proceso de modificación de la memoria no implique que deban romper toda relación -aventuró Remus.

-Ustedes son demasiado ingenuos. El Estatuto no persigue proteger a los magos, sino apartarlo de los muggles antes de que la mezcla de sangres ya no pueda detenerse -dijo Sirius categórico.


Sin querer Draco miró a Severus y notó la incomodidad de su padrino antes este comentario.


-La mezcla de sangres no tiene nada que ver con que un mago sea mejor que otro -declaró el chico rubio.

-Ese es un pensamiento muy idealista Draco, pero no es real -sentenció Sirius -. Los magos no quieren que vayan por ahí naciendo niños mestizos. Si eso pasara es muy probable que la antigua y noble estirpe de los magos terminara por desaparecer.

-¿Y eso te molestaría mucho? -preguntó Draco levantando una ceja de modo desafiante.


Snape miró con atención a Sirius.


Sirius arrugó el ceño y luego soltó una atronadora carcajada.


Harry le miró con cierto asombro. Era la primera vez que le oía reír de aquella forma. Hasta Remus se sorprendió.


-¿A mí molestarme?-preguntó Sirius e hizo una breve pausa -. Cuando mi madre se enteró de que había ayudado a mi mejor amigo, proveniente de una antigua y noble estirpe de magos, a casarse con una chica muggle, no solo me desheredó, sino que me borró del árbol familiar. Nunca fui tan feliz en mi vida. La noble y ancestral familia Black era un asco.

-Mi madre era una Black -le recordó Draco.

-No conocí a mi prima Narcisa, no sé qué ideas tendría ella al respecto de la sangre mágica, pero mi madre era una loca. Decía que los muggles eran basura y así los trataba. Cuando un sirviente cometía un error lo castigaba con torturas. Era una bruja malvada -terminó diciendo Sirius con una nota de odio en la voz.


Harry miró con gesto apenado a su padrino.


Snape miraba fijamente a Sirius. Algo muy profundo se despertó en él al oír al padrino de Harry. Le atraía Sirius, ya lo había admitido, pero lo que frenaba el manifestar sus sentimientos era aquel secreto que guardaba tan celosamente. Solo Draco conocía la verdad de su origen. Era un mestizo.


Se hizo un silencio tras estas últimas palabras de Sirius.


-Por lo que dices Sirius, entonces si te enamoraras no te importaría que esa persona fuese muggle o un mestizo -señaló Draco.

-La verdad Draco, yo no soy de los que se enamoran -respondió Sirius tajante.

-Entonces eres igual a Severus -respondió el rubio.


Sirius le dirigió una mirada a Snape.


-El amor es una tontería -afirmó Snape reafirmando lo dicho por Draco.


Remus miró seriamente a Snape.


-Entonces en esta mesa hay mayoría de tontos, porque somos varios los que estamos enamorados -dijo el hombre de ojos dorados.

-A mí no me importa ser tonto -dijo Harry mirando a Draco.

-A mí tampoco -le respondió el rubio sonriente.

-Pues no se apenen entonces porque son «tontos felices» -declaró Sirius.


Draco miró con algo de disgusto a Sirius, pero al desviar su mirada hacia Severus se dio cuenta de que el hombre de ojos negros, observaba con franca aprobación al padrino de Harry. Tal parecía que le agradó saber que a Sirius le daba igual aquello de la mezcla de sangres. De pronto se dio cuenta de que la idea de verlos juntos cada vez le agradaba más y más.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


El domingo al mediodía se despidieron Remus y Ron de la pareja de recién casados. Ron debía volver a su casa y Remus prepararse para su primer día de trabajo en el hospital mágico. Harry les vio partir con cierta tristeza, Draco por el contrario sintió alegría, pues finalmente volvería a tener al moreno exclusivamente para él. Y aunque estaban a media tarde, el rubio tenía muy claro lo que necesitaba en ese momento. Aprovecharía que Harry acababa de despertar de su siesta, estaba descansado y con muy buena disposición además.


-Vamos amor, no estés triste, los veremos pronto -dijo Draco mientras besaba el cuello de Harry.

-Supongo que me siento así porque me gusta estar rodeado de personas que considero mi familia, siempre estuve demasiado solo. El orfanato no era un hogar y los Dursley…

-Lo sé, te comprendo muy bien Harry. Yo también me sentí solo muchas veces, a pesar de tener a Severus casi siempre a mi lado.

-Quiero una familia grande Draco.

-¿A qué te refieres amor?

-Me gustaría tener más de un hijo, tres por lo menos.

-Tres -repitió el rubio.

-¿Te parece demasiado?

-Hmm… bueno me gustaría que nuestro hijo tenga más hermanos, yo crecí muy solitario.

-Es lo que me gustaría a mí también.

-Bueno, pero creo que nos estamos apresurando, debemos esperar tranquilamente a que el bebé nazca y después ya veremos -dijo Draco, mientras renovaba sus besos en el cuello de Harry.


El moreno sonrió por las cosquillas que le provocaban los besos del rubio.


-¿Estás queriendo decirme algo Draco?

-Hmm… no te entiendo.

-Cuando me besas en el cuello por lo general acabamos haciendo el amor.

-Me alegra que captes el mensaje tan rápidamente, porque es justamente lo que quiero… es agradable tener visitas, la casa se siente alegre y llena de vida, pero es difícil también tener que contenerme, porque lo cierto es que te deseo a cada minuto -susurró el rubio en el oído de Harry.

-Yo también te deseo, me gusta sentirte dentro de mí -respondió Harry con voz ronca.

-A mí me gusta estar dentro de ti. Si no fuera porque esperas un bebé, pasaría todo el día follándote, Harry.

-¡Draco!

-¿Qué?

-Nunca usas esa palabra.

-¿Te molesta amor, te parece muy vulgar?


Harry se mordió el labio, sus mejillas se habían ruborizado, pero sonrió.


-No si eres tú quien la dice… me gusta cómo suena en tus labios -con una mirada llena de deseo.

-Nunca nadie me provocó lo que tú Harry, haces que pierda la cordura y la vergüenza -susurró el rubio mientras empujaba al moreno suavemente sobre la cama.

-Y tú haces que me olvide hasta de cómo me llamo cuando estás dentro de mí… todo se borra de mi cabeza, solo te siento a ti, llevándome a la locura.


Draco sintió que su cuerpo ardía como brasa al escuchar al moreno.


-Tú me enloqueces Harry… siempre ha sido así, con la primera mirada te hiciste mi dueño absoluto… te necesito.

-Yo te pertenezco, soy tuyo… tómame ahora, te lo suplico.


El rubio no esperó un minuto más para atender al ruego de su amado esposo.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Sirius estaba recostado sobre la cama vestido con una bata, pensando seriamente en marcharse de Surrey, lo comentó durante la cena. Harry se había puesto un tanto serio al oírlo. Pero Sirius creía que era lo mejor. Su ahijado y Draco eran un matrimonio joven que necesitaba de su intimidad, no era bueno que Severus y él estuviesen cada segundo del día sobre los muchachos. De pronto unos golpes suaves sonaron en su puerta. Se levantó y abrió.


-Me alegra que aún no duermas -dijo Snape mirándolo fijamente.


Sirius alzó la ceja.


-¿Sucede algo? -preguntó el padrino de Harry.

-Sí, necesito hablar contigo -dijo Snape.

-Pero, pudiste esperar hasta mañana -respondió Sirius.

-Quiero resolver este asunto cuanto antes.


Sirius se encogió de hombros y se apartó de la puerta para darle paso al interior de la habitación.


Snape le dio una mirada lenta al cuarto y luego fijó sus ojos negros en el hombre de atractivo rostro.


-¿Realmente estás pensando en marcharte? -preguntó directamente.

-Sí, es lo que debe ser ¿no? Harry y Draco no necesitan que yo esté permanentemente encima de ellos.

-A ellos no les molesta ni tu presencia ni la mía. Estuviste toda la vida separado de Harry, ahora te necesita a su lado. En cuanto a Draco, lo conozco, este asunto del embarazo le hace sentirse inseguro y me necesita a su lado.

-¿Él te lo dijo?

-No es necesario, lo sé.

-La verdad no lo sé -titubeó Sirius.

-Esta bien, entonces seré más directo. Quédate, por no Harry, sino por mí.


Sirius miró con sorpresa a Snape.


-No te comprendo.

-Dijiste que lo de dormir juntos no era una broma. A eso me refiero.

-Ah… eso.

-¿Ya cambiaste de idea?

-No. Pero no volví a decir nada porque pensé que no estabas interesado en tener una relación conmigo.

-No es que no me intereses o no me gustes, Sirius. Son otras cosas las que me hacen dudar.

-¿Y qué cosas son esas? Si lo hablamos tal vez yo pueda aclarar las cosas y los dos sabríamos en qué terreno estamos pisando -dijo Sirius.

-Pensé que Remus y tú tenían algo, se veían como una pareja… bueno eso hasta que nos dio la noticia de que se había comprometido con el señor Weasley.

-Sí, yo me alegré sinceramente por él. Siempre lo he querido mucho.

-Él te ama.


Sirius miró sin sorprenderse a Snape.


-Yo nunca podré corresponderle. Él lo sabe y por eso decidió darse una oportunidad con Ron. Y espero de todo corazón que pueda ser feliz, que llegue a amar a ese chico.

-Remus es un hombre muy atractivo y tiene un carácter agradable, no entiendo cómo después de vivir tantos años con él no llegaste a amarlo.

-Las cosas suceden o no suceden, así de simple.

-Aún amas al padre de Harry -afirmó Snape más que preguntar.


Esta vez sí que le tocó sorprenderse a Sirius.


-No es tan difícil darse cuenta… a mí me sucedió lo mismo con Lucius.

-¿Tú y Lucius?

-No, no hubo un Lucius y yo. Solo fuimos los mejores amigos, igual que tú con el padre de Harry.

-Yo nunca tuve la más mínima oportunidad con James, porque a él le iban las chicas, para él fui como el hermano que no tuvo.

-Y a pesar de que lo amabas le ayudaste a casarse con la madre de Harry.

-Lily era una chica maravillosa, se amaban y yo solo quería ver feliz a mi amigo.

-No sé si hubiese tenido tu generosidad. Aunque dudo que Lucius con su naturaleza se enamorara alguna vez.

-Entonces por eso aún no tienes a nadie. Sigues enamorado de Lucius.

-Mi razón para no buscar a alguien no fue precisamente lo que sentía por Lucius. Y es de eso que me gustaría hablarte. Si en caso de que llegase a haber un tú y yo, hoy, mañana, en el futuro, no quisiera que existieran secretos entre los dos.

-Yo no tengo problema Severus. Tampoco tengo mucho que ocultar sobre mí. Sabes prácticamente todo. Fui expulsado de mi familia. Borrado del árbol genealógico por no tener prejuicios de sangre. Ayudé a mi mejor amigo a casarse con una chica muggle. Después él murió junto a su esposa y yo solo pensé en vengarme, pasé años tras ese miserable que los asesinó sin lograr nada. Después acabé en el hospital mágico de Colonia, donde estuve loco por años, gracias a Remus me recuperé y cuando salí de ahí después de siete años, me fui con él y vivimos juntos hasta que leí en un diario mágico lo del juicio. Lo demás ya lo sabes. Ese es el resumen de mi vida.

-Ya me había dado cuenta de que no eres hombre de muchos secretos -dijo Severus -. Pero fue una agradable sorpresa saber que no tienes prejuicios de sangre. El otro día cuando dijiste que te había alegrado que tu madre te expulsara de la familia… fue… me hizo sentir bien.


Sirius solo sonrió y se encogió de hombros, mientras se tendía en la cama.


-Yo… guardo un secreto Sirius. Es algo que he ocultado toda mi vida, solo Lucius lo sabía y no hace mucho se lo revelé a Draco.


Sirius miró con interés al hombre de ojos negros.


-Tiene que ver con mi origen, el verdadero.


Sirius observaba expectante al hombre.


Severus se sentó en la cama de Sirius.


-Tú y yo tenemos la misma edad, no te ha parecido extraño que yo no haya asistido a Hogwarts.

-Sí, es cierto, pero nunca le he dado muchas vueltas a eso. Ahora presumo que hubo una razón para ello.

-Sí, la hubo -dijo Snape y después de una breve pausa continuó -. La verdad es que mi madre pensó que era mejor que estudiase en el extranjero.

-No es común, pero de seguro que tuvo sus razones para ello.

-Ella hizo todo para mantenerme alejado de la comunidad mágica inglesa.

-¿Y eso por qué?

-Es una historia que comenzó cuando ella conoció a mi padre.


Sirius presintió que estaba a punto de escuchar una importante confesión. Adoptó una posición expectante.


-Mi madre no fue una mujer hermosa, ni siquiera cuando era joven, debido a eso vio pasar los años muy sola, no hubo ningún joven mago que se interesara en ella, a pesar de que tenía oro. Cuando se había resignado a permanecer soltera toda su vida, conoció a un hombre muggle y se enamoró de él perdidamente. Ella huyó para casarse con él en secreto, poco después de la boda él la abandonó, robándole casi todo lo que tenía. La decepción para ella fue gigantesca, lo único que le quedó de ese casamiento fui yo. Ese miserable ya se había largado cuando ella supo que yo venía en camino. Se marchó de la ciudad donde vivía. Viajó al norte a Gales, había ubicado allí una familia de magos de apellido Snape, que coincidía con el apellido de mi padre muggle. Hizo pasar a mi padre por un primo lejano de aquellos magos y allí se estableció. Ella sabía cuáles serían las consecuencias si alguien llegaba a saber que yo era un mestizo. Cuando llegó la edad para que yo fuese a la escuela, nos fuimos al extranjero. Estudié en Dumstrang, allí existían menos posibilidades de que alguien descubriese que mi padre no era un mago.


Snape hizo una pausa como si ordenara sus recuerdos.


-¿Y fue así? -preguntó Sirius.

-Efectivamente, en la escuela no fueron muy quisquillosos con eso del árbol genealógico, para nuestra fortuna. Terminé mis estudios en Dumstrang sin ningún contratiempo.

-¿Y entonces cómo conociste a Lucius?

-Un compañero de estudios tenía un hermano mayor que era amigo de Lucius. Así lo conocí.

-¿Cómo fue que regresaste a Inglaterra? ¿No te preocupó qué alguien supiera la verdad?

-Me hice muy amigo de Lucius, y esa amistad fue mi pasaporte para el mundo mágico inglés. Nadie jamás cuestionó el origen mágico del mejor amigo del Conde Lucius Malfoy.

-Ahora entiendo. Y esa es la verdadera razón por la que no formaste una familia Severus.


El hombre de ojos negros reparó en el hecho de que Sirius aún le llamaba por su nombre de pila.


-Sí, eso me ha perseguido como una sombra.


Se hizo un breve silencio. Después Sirius hizo la pregunta que Snape ya esperaba.


-¿Por qué te opusiste tan férreamente a la relación de Harry y Draco?

-¿A caso no hiciste tú lo mismo?

-Lo hice. Después de saber lo mal que se había portado Draco con Harry.


Snape miró brevemente al hombre recostado en la cama.


-No quería que Draco viviera lo mismo que yo. Es espantoso vivir así, temiendo que alguien descubra quién eres realmente. Cuando Draco vino a verme aquí a Surrey y me dijo que estaba enamorado de Harry y que pensaba casarse con él, sentí un miedo terrible. Recordé todo lo que mi madre debió enfrentar. La verdad es que creí que Harry era igual al miserable de mi padre muggle.

-Ahora entiendo porque actuaste así. Pero no fuiste justo con Harry.

-En ese momento no lo conocía como ahora. Solo me quedé con la idea del chico de trece años que aprovechó la oportunidad que le dio un mago de cambiar de vida.

-No fuiste el único que se equivocó, yo también juzgué mal a Draco.

-Supongo que por culpa de ese que me dio la vida he juzgado duramente a todos los muggles.

-El hecho de que tu padre fuese un oportunista no tiene que ver con que fuese muggle, pudo ser un mago y actuar del mismo modo.

-Eso lo comprendo recién ahora.


Sirius se quedó en silencio, analizando todo lo dicho por Snape. Le sorprendía mucho enterarse de que era mestizo.


-¿Draco conoce la verdad?

-Sí, se lo conté no hace mucho tiempo.

-Ahora que lo conozco mejor presumo que no le dio importancia.

-No. Dijo que para él nada cambiaba.

-Pienso igual que Draco -respondió Sirius.

-¿Estás seguro?

-Por supuesto.


Se hizo un silencio. Snape aún permanecía sentado en la cama y Sirius en la misma posición que ocupaba antes.


Finalmente el primero pareció tomar una decisión y se levantó.


-Bien, es tarde… te dejo descansar -dijo Snape.


Sirius le miró de una forma extraña y también se levantó de la cama.


-Sí es tarde -señaló Sirius -, hay que dormir, pero no es necesario que te marches, puedes dormir aquí conmigo.


Snape miró con sorpresa al hombre y luego medio sonrió.


-Un día de estos terminaré por tomarte la palabra.

-Esa es la idea. Porque no comenzar esta misma noche.


La sonrisa de Snape se borró.


-No juegues, Sirius.

-No lo hago.


Snape de pronto se puso muy nervioso y los latidos del corazón se le aceleraron de golpe. Sirius en ese momento le miraba fijamente. No recordaba cuando un hombre tan atractivo le había contemplado de esa manera. En realidad nunca le había ocurrido.


-Sirius… yo no… -balbuceó nervioso.

-Severus, somos adultos y libres, ¿cuál es el problema? -interrumpió Sirius.

-Pero somos casi familia, nuestros ahijados están casados.

-Tomémoslo como una ventaja entonces.

-Sirius no es una buena idea.

-¿Te gusto Severus?

-¡Por Merlín, claro que me gustas!

-Tú también me gustas, no necesitamos nada más.

-Y si no resulta, podríamos arruinarlo y eso afectaría a la larga a los chicos.

-Severus no usemos a los chicos como excusa, estoy seguro que a ellos les gustaría vernos juntos.

-¿Juntos… cómo?

-Juntos, como amigos como pareja no lo sé exactamente. Estoy harto de estar solo y sé que tú también. Quiero estar contigo, no sé todavía en calidad de qué, en el camino lo averiguaremos.


Snape miró a Sirius sin poder creer lo que oía. Ese hombre tan atractivo quería estar a su lado. Nunca en su vida recibió una propuesta como esa. Presentía que si decía que no, lo lamentaría el resto de su vida.


-Sirius, yo no sé cómo es esto… como se es pareja. Yo solo he tenido relaciones de una noche.

-Yo tampoco lo sé. La verdad es que ni siquiera he tenido relaciones de una noche. Ya ni me acuerdo cuando fue la última vez que tuve sexo con alguien.

-¿Lo dices en serio?

-Claro, estoy tan falto de práctica que hasta podría considerarme virgen.


Snape rio por un segundo, pero luego se puso muy serio. Sirius estaba cada vez más cerca, tanto que percibía su aliento cálido y respiración un poco agitada.


-Te deseo Severus. Quiero hacer el amor contigo, quiero volver a sentir como un ser humano otra vez.

Snape no necesitó oír nada más, miró los ojos del hombre por un segundo y supo que estaba perdido. Lo que le despertaba Sirius era mucho más que deseo, más que pasión. Acercó sus labios temblorosos a los del mago y tanteó suavemente aquellos labios perfectos que se abrieron para él. Sintió el cuerpo de Sirius tembloroso y estremecido. Era él quien realmente provocaba aquello se preguntó incrédulo. Y entonces comprendió que en realidad estaba enamorado de Sirius. Ya no podía negarlo un día más. Estaba decidido, haría todo por conquistar el amor de Sirius, el esquivo corazón de aquel mago sería suyo.



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