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Sin corazón por zandaleesol

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Título: Sin corazón

Personajes: Harry/Draco

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de propiedad de J.K. Rowling. Solo los tomo prestados para divertirme con ellos. No percibo ningún beneficio económico.

Advertencia: Universo Alterno. Mpreg. Otras.



Capítulo 3.


Londres, Inglaterra, julio de 1805


Hacía siete días que se encontraba viviendo en la mansión de la calle Bond. Un poco antes de que acabara el mes de junio y con ello su vida de estudiante, recibió indicaciones de un señor Thompson, administrador de Lucius Malfoy, ordenándole partir a Londres e instalarse en la mansión que el mago rubio poseía en dicha ciudad. No le quedó más remedio que obedecer, pues aparte de no tener otro lugar al que ir, sabía que debía enfrentarse al hombre que era prácticamente su dueño.


Pero tenía la esperanza de que una vez que se encontrara al mago rubio, podría explicarle sus sentimientos actuales con respecto al pacto realizado cinco años atrás. Lucius Malfoy no podía ser tan cruel como para no comprender que ese trato fue motivado por la desesperación e ignorancia. Era un chico de apenas trece años, que no sabía nada de la vida.


Desde el primer instante de su llegada a la mansión, el mayordomo le había mirado de modo burlón y displicente. Era fácil deducir que ese hombre conocía la situación, aquella actitud le había hecho comprender que el resto de su vida sería mirado de ese modo.


En la mansión no había mucho que hacer, en realidad no tenía nada que hacer. Se suponía que solo debía esperar a que Lucius Malfoy se presentara de un momento a otro para cobrarle su parte del trato. Sin embargo, la espera comenzaba a desesperarle. Decidió salir a dar un paseo por el parque, pues quedarse encerrado en la mansión solo esperando le estaba volviendo loco.


A pesar de la educación que había recibido, aún Harry se veía a sí mismo como un chico poca cosa. Sus compañeros de escuela, durante cinco años se habían encargado de que no olvidara jamás que era pobre y, por lo tanto, no valía mucho, aunque fuese más inteligente que la media de los chicos con los que debió compartir estudios.


Harry no se daba cuenta de que muchas de esas personas con las que se cruzaba en el parque le miraban con interés. Era atractivo, pero él era completamente inconsciente de ese hecho. Lo único que recibió en su vida fue malos tratos, primero en el orfanato, luego por parte de sus tíos. Después indiferencia y menosprecio de sus compañeros de estudios. Hasta ahora solo una persona había mostrado interés por él, aunque ese interés no naciera de un acto de nobleza realmente.


El muchacho iba tan absorto en sus pensamientos que recién reaccionó cuando tropezó con un joven que caminaba en sentido contrario.


-Lo siento -dijo Harry mirando al joven, al instante comprendió por el vestuario que debía tratarse de un mago.


El joven mago no pareció molestarse, por el contrario miró a Harry con cierto interés.


-No se preocupe, ha sido mi culpa venía algo distraído -respondió el joven de piel morena con una sonrisa gentil.


Harry se quedó algo perplejo. Generalmente los magos, sobre todo si eran jóvenes, no se mostraban amables con un muggle, solían ser bastante arrogantes.


-De todos modos me disculpo -reiteró Harry, inclinando la cabeza en señal de cortesía.


Una amplia sonrisa fue la respuesta a su gesto. Le devolvió una media sonrisa al joven moreno y se dispuso seguir su camino, pero otra vez escuchó la voz del mago.


-Disculpe, sería mucho atrevimiento acompañarle en su paseo.


Harry se sorprendió más, no sabía qué responder.


-Supongo que le parezco demasiado osado…

-No -respondió al instante Harry -, es que me sorprende, usted es un mago y yo…

-Eso de la sangre mágica y no mágica para mí no tiene mayor importancia. La buena compañía se relaciona con las personas, no con la sangre.

-No he conocido a muchos magos en mi vida, pero no creo que el suyo sea un pensamiento común.

-Sí, posiblemente no lo sea, pero yo no soy un mago común -dijo el muchacho moreno mientras extendía su mano -. Me presento, mi nombre es Blaise Zabini.


Harry se apresuró a tomar la mano que el joven le tendía.


-Soy Harry Potter.


Después del saludo los jóvenes se percataron de que los que paseaban por el parque a esa hora, les miraban con algo más que curiosidad. Blaise tomó la iniciativa para invitar a Harry a que continuasen el paseo. El muchacho de ojos esmeraldas aceptó encantado, le animaba la idea de no tener que pasear solo por aquel lugar.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Los paseos con Blaise se habían vuelto habituales. Hacía una semana que se conocían y Harry sentía mucha simpatía por el muchacho moreno. Sin embargo, aún no había tenido el valor de explicarle al joven mago su real situación. Aquella tarde se mostraba menos comunicativo que los otros días, y ello se debía a que estaba seguro que de un momento a otro se presentaría Lucius Malfoy en la mansión.


Por supuesto que Blaise notó aquello y se atrevió a hacer la pregunta de rigor.


-¿Existe algo que te preocupe Harry?


El muchacho de ojos esmeraldas desvió la mirada. Evitó mencionar a Lucius a propósito, pues estaba casi seguro de que si Blaise era un mago perteneciente a una familia importante, con toda seguridad conocía al hombre rubio.


-Blaise, nunca antes había tenido la oportunidad de tratar a un mago de forma tan íntima.

-Pero eso no extraño, estoy al tanto de que muchas familias de magos más tradicionales evitan todo contacto con muggles. Me imagino que por eso soy el primer mago al que tratas.

-No eres el primero, Blaise.

-¿Ah no? -preguntó el muchacho bastante sorprendido -. La verdad di por sentado que yo era el primero. Supongo que debí preguntar, pero dime Harry, dónde has conocido a otros magos, ¿tu familia se relaciona de algún modo con magos?

-No Blaise. No tengo familia, no algo que realmente se pueda llamar familia. Pero mi tío sí tenía relación con un mago muy rico, un Conde que le arrendaba una propiedad.

-¿Tú tío es arrendatario de un Conde?

-Lo era la última vez que lo vi.

-Ah, y cuándo lo viste por última vez. Presiento que fue hace mucho.

-Sí. Hace cinco años exactamente, no he vuelto a saber de él. Y en realidad me alegro, no era un buen hombre.

-Entiendo ¿Y recuerdas el nombre de ese mago?

-Claro que sí. Se llama Lucius Malfoy.


Blaise apenas pudo ocultar la sorpresa que se dibujó en su rostro. Nada en el mundo le hubiese hecho imaginar que Harry conocía a Lucius Malfoy. Esta sorpresiva información despertó muchas ideas en su cabeza.


-Supongo que debí pensar que tal vez conocías a Lucius Malfoy, después de todo eres de Surrey -dijo el mago moreno.

-Yo no nací en Surrey, o eso creo.

-¿Y dónde naciste?

-No lo sé -respondió Harry e hizo una pausa -. Blaise supongo que debí decirlo antes, pero… soy huérfano. Crecí en un orfanato aquí en Londres. Tenía trece años cuando mis tíos, a los que nunca había visto vinieron a buscarme y me llevaron a Surrey para hacerme trabajar en el campo.


Blaise solo se limitó a mirar a ese joven tan atractivo. No había esperado semejante revelación.


-Seguramente te ha decepcionado saber que solo soy un campesino después de todo.

-No, claro que no Harry. Por favor sigue contándome tu historia, la verdad me resulta muy sorprendente.

-Te estarás preguntando cómo es que estoy aquí en Londres.

-Bueno, sinceramente sí.

-Yo viví solo un par de meses con mis tíos. Mi tía me odiaba porque le recordaba a mi madre, nunca la quiso y mi tío… bueno él…

-¿Qué pasaba con él, Harry?

-Era un mal hombre, con bajas intenciones.

-¿Bajas intenciones hacia ti?

-Sí -respondió el muchacho de ojos esmeraldas con pesar -. Tuve que huir de él… fue cuando conocí a Lucius Malfoy.


Blaise escuchaba con mucha atención cada palabra de Harry. Se preguntó si el muchacho estaba al tanto de la muerte del mago rubio acaecida hacía siete meses.


-Blaise, nunca me has preguntado dónde vivo aquí en Londres.

-Es cierto, es que asumí que lo hacías con tus padres, lo siento.

-Por favor, no te disculpes. Soy yo el que no he sido sincero contigo.

-Eso no tiene importancia, lo estás siendo ahora ¿Y dime Harry, dónde vives entonces?

-Llegué a Londres hace casi dos semanas y desde entonces vivo en la mansión Malfoy de la calle Bond.


Blaise procesó con rapidez la nueva información. Harry era un chico muggle, huérfano, pobre. Estaba viviendo en la mansión Malfoy. Existía una sola explicación posible, Harry Potter había sido el amante de Lucius. Sin embargo, algo no concordaba del todo, Harry decía que había dejado la escuela hacía poco.


-Creo que comprendo Harry. Conociste a Lucius Malfoy hace cinco años, cuando huiste de casa de tus tíos, y dices que vives en la mansión de la calle Bond hace dos semanas, y dónde has estado después que huiste de tus tíos.

-En una escuela para muggles que hay en Essex. Una escuela privada que pagó Lucius Malfoy.


Blaise abrió la boca impactado. Sabía que Lucius Malfoy fue un mago excéntrico, pero jamás imaginó que llegara a tanto.


-Veo que te sorprende mucho.

-Bueno Harry, sí, es que la verdad no es común entre los magos.

-Pero Lucius Malfoy es un mago que gusta de tener «protegidos». Yo soy uno de ellos.


Blaise solo se limitó a asentir.


-Entenderé perfectamente que no quieras continuar nuestra amistad. Sé que los magos en general no miran con buenos ojos que uno de los suyos se involucre con un muggle como yo.

-Bueno sí, algo hay de eso, pero yo no soy de esas ideas.

-¿Lo dices en serio?

-Claro Harry.

-Aun así… ya has comprendido porque Lucius Malfoy pagó mi educación, y porque vivo en su casa desde que dejé la escuela.

-La verdad es que…

-Hice un pacto con Lucius Malfoy, acepté su ayuda a cambio de que cuando acabara mi educación debía entregarme a él, convertirme en su amante -dijo Harry con tono acongojado.


Esta parte de la historia no sorprendía tanto a Blaise como Harry creía. Había llegado a esa conclusión en cuanto el muchacho de ojos esmeraldas dijo que el mago le había pagado la escuela. Lucius había sido del tipo que no hacía nada gratis. Sin embargo, por el pesar que notó en las últimas palabras de Harry, comprendió que, por algún extraño motivo el joven no estaba al tanto de la muerte de su benefactor.


-Debes pensar que soy lo peor Blaise y no te culpo.

-¿Por qué iba a pensar tal cosa?

-Un chico muggle y pobre que acepta la ayuda de un mago…

-Harry, estoy seguro que hiciste eso por desesperación.

-Sí, así fue, y ahora me arrepiento.


Blaise comprendió que con solo revelarle al muchacho que Lucius Malfoy había muerto hacía varios meses lo liberaría de su aflicción, sin embargo decidió guardar silencio. No entendía porque el administrador no había informado a Harry de la muerte de su benefactor. Pero después de meditarlo un segundo llegó a la certera conclusión de que aquello se debía a una orden explícita de parte de Draco. Conocía muy bien al señor Thompson, jamás haría o dejaría de hacer algo sin consultarlo antes con Draco, que se había convertido en el nuevo Conde Malfoy, tras la muerte de su padre. Una alegría se expandió por su pecho. No podía creer que fuese tan afortunado al encontrarse con Harry Potter, sin duda el destino era extraño.


-Harry, no creo que debas preocuparte mucho por ese trato.

-Cómo no voy a preocuparme, es ahora que comprendo las reales implicancias de lo que hice hace cinco años.

-Créeme cuando te digo que no debes preocuparte por esto.

-Blaise, ¿acaso tú crees que Lucius pueda cambiar de opinión?

-No puedo decir nada, no me corresponde, pero soy sincero al decir que puedes contar conmigo para lo que necesites.

-Te lo agradezco, lo que debo afrontar es muy difícil.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


No había sido la intención de Draco el retrasarse tanto en su viaje a Londres, pero ciertos asuntos con unos arrendatarios de Surrey, lo demoraron más de lo presupuestado.


Acababa de pasar por la oficina del señor Thompson, el hombre le informó que el joven Harry Potter, estaba instalado en la mansión desde comienzos de julio, tal como él había ordenado. Y por supuesto que seguía ignorando que el Conde Malfoy jamás se presentaría para exigirle el cumplimiento de su parte de aquel trato. El nuevo Conde era él, y no pretendía hacer valer derechos adquiridos por su difunto padre.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Había planeado el asunto detalladamente. No resultó muy difícil saber a qué hora se presentaría Draco en la mansión. Un mago talentoso como él tenía miles de recursos para conseguir un objetivo. En ese momento solo deseaba llevar a cabo su plan. Harry era adorablemente ingenuo y serviría a sus propósitos de un modo maravilloso.


Y no solo Harry, también el extraño clima de Londres, que siendo pleno verano les había sorprendido con una copiosa lluvia aquella tarde. Insistió en dejar al muchacho en la puerta de la mansión en la calle Bond. Sin embargo, la sorpresiva invitación de Harry a que tomasen una taza de té, le puso de magnífico humor. Draco llegaría de un momento a otro. Saboreaba de antemano el placer de mirar el rostro del rubio cuando viera a la promesa de amante de Lucius, en su compañía.


Cuando Harry le anunció al mayordomo que tenía un invitado a tomar el té, el hombre mostró su habitual falta de emoción. Sin embargo, pareció cambiar cuando vio que el invitado era Blaise Zabini. Pero se limitó a ir por el té. Cuando le servía a ambos jóvenes, sonrió para sí, al imaginar la cara que pondría ese atrevido muggle cuando se presentara el nuevo Conde de un momento a otro, seguramente le echaría a la calle en el acto.


Blaise a esas alturas ya no podía más de los nervios. Su plan había salido mejor de lo esperado. Luego de sonreírle a Harry dejó a un lado su taza y decidió ocupar un lugar en el mismo sofá que el muchacho de ojos esmeraldas.


Harry no se sintió incómodo por la repentina libertad que mostraba su reciente amigo, sin embargo, le preocupó un poco que alguna de las doncellas entrara a la sala de improviso y le viera.


-Harry, hay algo que me gustaría decirte.

-¿De qué se trata?

-Me gustas mucho Harry.


No hubo respuesta de parte del muchacho de ojos esmeraldas, solo miró al joven mago desconcertado.


-¿Yo?

-Sí, tú Harry -respondió Blaise con una suave sonrisa -, y no comprendo porque te causa tanto asombro, ¿acaso no sabes que eres encantador?


Harry parpadeó rápidamente mientras sus mejillas se tornaban rojas.


-Blaise, yo no sé qué decir… es inesperado para mí y aunque me halaga mucho, no creo que sea apropiado que tú me digas esas cosas.

-¿Por qué no Harry?

-Porque eres un mago y yo un muggle y además… mi situación no es precisamente honrosa.

-No tienes nada por lo que avergonzarte Harry, no has hecho nada malo -dijo el mago mientras se apoderaba de una mano del muchacho.

-La situación en la que me encuentro no es como para sentir orgullo, Blaise.

-Harry, si has pretendido desalentarme con tus palabras has fallado, no me importa en absoluto tu posición… eres tan especial -murmuró el moreno mientras acariciaba el rostro de Harry.


El corazón de Harry comenzó a latir con prisa, era sincero al reconocer que Blaise le agradaba como nunca nadie antes, pero creía que las cosas estaban yendo con demasiada rapidez, temió que el muchacho moreno quisiera besarlo. No sabía cómo hacer para rechazarlo sin ofenderlo.


Blaise no estaba dispuesto a darle a Harry la oportunidad de que lo rechazara, así que en un movimiento completamente inesperado se abalanzó sobre el chico de ojos esmeraldas de tal forma que éste quedó prácticamente acostado sobre el sofá, y Blaise aprovechó aquello para besarlo.


Harry estaba aturdido por la sorpresiva acción de su nuevo amigo, tanto que no reaccionó en absoluto cuando sintió unos labios posarse sobre los suyos. Era la primera vez que le sucedía algo así, estaba a punto de empujar a Blaise cuando el joven se apartó de forma brusca. Se incorporó de golpe y con miedo vio como Blaise, era levantado por una fuerza invisible y daba con la pared del otro extremo de la sala.


Tardó solo un segundo en comprender qué pasaba. En la entrada del salón había una persona que le apuntaba con una varita. Era la segunda vez en su vida que veía una, pero la primera en que era consciente del poder de aquel extraño objeto. Completamente asustado se paró de golpe del sofá. Su cerebro era una vorágine y no acertaba a comprender qué sucedía.


Draco jamás esperó encontrar a ese muggle revolcándose en «su sofá» con alguien. Cómo era posible que fuese tan descarado. La furia se apoderó de él al ver la escena y sin más sacó la varita. Sin embargo, tras unos segundos se dio cuenta de que Harry Potter no se revolcaba con cualquiera, sino con un mago, con Blaise Zabini, su más odiado enemigo.


Esta era la segunda vez en su vida que sentía tanto miedo. Trataba de poner sus ideas en orden, pero ver a ese mago frente a él, aferrando su varita y mirándole con profundo odio, le impedía moverse.


Blaise se puso en pie como pudo y miró a su antiguo compañero de escuela con odio visceral.


-Malfoy -murmuró el mago moreno.


Harry al oír el nombre dio un respingo. Estaba tan nervioso y asustado que no había comprendido lo evidente. Al mirar con atención el pelo rubio y las facciones de aquel mago joven comprendió que se trataba del hijo de Lucius Malfoy.


-Lárgate Zabini, no te atrevas a acercarte a esta casa otra vez.


Blaise miró a Harry.


-Harry, te aseguro que no será la última vez que nos veamos…

-Claro que será la última vez -atajó Draco -, me conoces Zabini, yo no soy de los que amenaza.


Blaise miró a Draco con odio. Una vez más era humillado por el rubio. No esperó que las cosas salieran de ese modo. Había planeado cuidadosamente cada paso, había sido su objetivo que Draco le encontrase en una situación comprometedora con Harry Potter, pero jamás pensó que actuaría de ese modo. Le dirigió una mirada a Harry y luego abandonó la sala.


Después que Blaise salió Harry recuperó un poco la calma y también el aplomo.


-¿Puedo preguntar quién es usted? -dijo mirando fijamente al rubio, aunque ya conocía la respuesta.

-Soy el Conde Malfoy, el señor de esta casa -respondió Draco con tono enojado.


El cerebro de Harry era un mar de confusión.


-No comprendo… el señor Malfoy…

-Yo soy el señor Malfoy, no hay otro.

-Pero usted no es…

-Sé muy bien que esperabas a mi padre, me habló de ti antes de morir -soltó Draco de golpe, sabiendo la conmoción que provocaría en el muchacho.

-¿El señor Malfoy ha muerto?

-Sí, así es. Yo he pagado tus gastos de este último año, eso incluye la ropa que llevas puesta -dijo Draco altivez -. Es mucho lo que me debes.


Harry se sintió dolido al escuchar esas palabras y el tono en que fueron dichas.


-Ha sido muy atrevido de tu parte traer a mi casa a tu amante.

-Blaise no es mi amante -respondió al instante Harry.


Draco se acercó unos pasos, aún tenía la varita en la mano y con ella apuntó al moreno. Miró fijamente a Harry, su frente se contrajo por un segundo, le examinó exhaustivamente de pies a cabeza y luego poco a poco bajó la varita.


Harry hizo un esfuerzo y se mantuvo en el mismo sitio.


-No me engañas con tu cara de chico inocente, conozco a los muggles como tú. Seguramente Zabini te contó que mi padre había muerto y pensaste que estás en libertad de buscarte otro amante.

-No tenía idea que el señor Malfoy había muerto.

-Eres muy embustero Harry Potter.

-No lo soy, digo la verdad.


Draco se dio la vuelta.


-¿Qué te ofreció Zabini? -preguntó Draco y luego agregó -. A mi padre te vendiste por una educación.


Harry apretó la mandíbula y los puños, hubiese querido gritarle al hijo de Lucius que él no se había vendido, pero en su corazón sabía que era justamente eso lo que había sucedido.


Draco guardó silencio esperando que Harry respondiera, pero el muchacho guardó un silencio que lo hizo más culpable a sus ojos. Se volteó y lo miró con desprecio.


´-Como heredero de mi padre, seré yo quien cobre su deuda. Esta noche te quiero en mi cama -dijo Draco con tono frío.


Harry abrió los ojos impactado. No podía creer que eso le estuviese sucediendo realmente. Era evidente que el hijo de Lucius no poseía ni su caballerosidad ni su gentileza. Estaba irremediablemente perdido.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Draco salió del salón y se dirigió al despacho. La furia todavía bramaba en su interior sin control. En su mente se repetía la escena una y otra vez. Harry Potter y Zabini, acostados en el sofá. Quedaba claro que ese muggle era de los que estaban dispuestos a abrirse de piernas a cualquier mago. Esa noche le daría una gran lección, de un Malfoy nadie se burlaba. De Blaise Zabini se ocuparía luego, con más calma. No podía ser que ese imbécil llegara por causalidad a entablar una relación con Potter. Había algo más detrás de eso, averiguaría qué era.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Harry se encerró en su habitación con llave. Estaba aún aturdido por todo lo sucedido. Si antes había creído que su situación era terrible, pues ahora podía decirse que estaba acabado. No podía creer que Lucius Malfoy, su benefactor, estuviese muerto. Ahora debería pagarle su deuda al hijo. Presentía que ese chico no sería gentil, de pronto sentía la tentación de escapar. Pero era probable que el nuevo Conde, hubiese tomado medidas para que eso no pudiera hacerse.


Nunca creyó que volvería a verlo. Habían pasado muchos años desde aquella vez en la plaza del pueblo, cuando esos ojos grises se posaron sobre él apenas un segundo. Era evidente que el muchacho rubio no recordaba aquello, cómo iba hacerlo, el solo era un chico muggle sucio y harapiento, por qué iba a ser recordado. Sin embargo, la certeza de ese olvido por parte del muchacho rubio le dolía mucho. No era nadie en ese entonces y tampoco lo era ahora. No quería pensar en lo que le esperaba en la habitación de quién se había transformado en su nuevo dueño.


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