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Tres hombres y dos bebés por zandaleesol

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Título: Tres hombres y dos bebés

Pareja: Harry/Severus

Disclaimer: Los personajes pertenecen a J.K. Rowling., no percibo beneficio económico por esto.

Advertencias: AU. Mpreg. Chan. Contenido Hetero.


Capítulo 3.


Hermione olvidó por completo todo lo que le preocupaba, James tenía el tremendo poder de hacer que ella no razonara. Lo amaba más allá de su sensatez, de no ser así ahora no estaría embarazada. Sólo habían hecho el amor una vez, aquella en que Gryffindor ganara la copa de Quiddich el mes anterior. Y ella quería repetir esa experiencia sublime de encontrarse en los brazos del hombre que amaba.


-Temí que no quisieras verme otra vez -susurró James mientras le acariciaba el cabello.

-¿Lo dices por nuestra disputa de anoche?

-Sí.

-La verdad anoche también creía que sería de ese modo.


Estaba decidida a no volver a verte.


-¿Lo dices en serio?

-Sí, muy en serio. Supongo que no hubieses hecho nada por buscarme, sin duda darías todo por terminado.

-¡Por Merlín! No puedo creer que pienses tan mal de mí, Hermione.

-No es pensar mal, soy realista con respecto a esta relación.


James tomó a la chica de la mano y la condujo hacia un sofá. Luego la miró muy seriamente.


-¿Realmente me crees capaz de algo tan indigno?

-No es indigno James, es la realidad nada más.

-Hermione, no voy por ahí seduciendo a mis alumnas cada dos por tres.

-No fue eso lo que quise decir -respondió la chica castaña.

-Sé que te cuesta comprender el conflicto que tengo dentro. No quiero lastimarte por nada del mundo. No soy un experto en cosas del corazón, sólo amé a la madre de Harry.

-Lo sé -respondió Hermione, desviando la mirada.

-Quiero decir que mi experiencia es muy poca a pesar de tener treinta y siete años.


Hermione volvió a mirar al hombre.


-Pero no fue eso lo que dijiste anoche. Hablaste de nuestra diferencia de edad.

-Lo mencioné porque esa diferencia es real, existe.

-James, en el mundo mágico esas cosas de la edad y el sexo no son importantes, en el mundo muggle sí, pero aquí no.

-Tus padres viven en el mundo muggle.

-Sí tú estás seguro de que me amas realmente a ellos no les importará tu edad.

-¿Y qué me dices cuando dentro de diez años tú seas toda una mujer, joven y hermosa y yo vaya declinando?

-Pues cuarenta y siete años no me parece que sea una edad en que un mago deba considerarse viejo. Además los magos envejecen de forma más lenta. La verdad creo que tu mayor temor es que Harry no lo acepte.


James no respondió.


-Supongo que tu silencio significa que acerté ¿Ahora te avergüenza haberte involucrado con una alumna?

-Jamás, aunque debería sentirme avergonzado, los estatutos de la escuela lo prohíben.

-James, olvida los estatutos, dentro de unos días dejaré de ser una alumna de Hogwarts. Pero no dejaré de ser amiga de Harry, esa es la verdad.

-Eso es justamente lo que no deseo que ocurra. No quisiera que la relación entre tú y Harry se estropeara.

-Harry es muy maduro.

-Sí yo lo sé, pero nunca me ha visto con nadie. No será fácil para él que de un día para otro le diga que estoy enamorado de otra persona.

-Han pasado diecisiete años desde la muerte de Lily, ¿no crees que él debería estar preocupado de porque su padre aún está solo?

-Nunca hemos hablado del tema.

-Harry no es el problema, eres tú. Estás inseguro de lo que sientes por mí.


James miró a la chica y negó efusivamente.


-No, eso no, te lo juro.


Hermione se levantó del sofá.


-Había venido con la intención de estar contigo… deseaba estar en tus brazos, pero de verdad que fue una tontería.


James se levantó alarmado.


-Hermione eso suena maravilloso, aún recuerdo nuestra primera y única noche juntos…

-Sí, por desgracia yo también tendré que recordarla el resto de mi vida.

-¿Qué quieres decir con eso?

-Para que intentar que lo comprendas, no podrías -dijo la muchacha dándole la espalda para salir del despacho.


James reaccionó con rapidez tomándola del brazo.


-Hermione espera, no puedes marcharte de ese modo otra vez, aún no hemos terminado…

-Sí, ya terminamos James, se acabó.

-No puedes estar hablando en serio, tú me amas.

-En este mismo instante me preguntó que vi en ti, que me hizo amarte.

-Hermione, no merezco eso…

-Es cierto no lo mereces, por eso no volverás a saber de mí. Nunca me busques James, y puedes estar tranquilo jamás nadie sabrá lo que sucedió entre los dos. Puede sentirse a salvo profesor Potter -dijo la muchacha con una nota de desprecio en la voz y, apartándose bruscamente salió del despacho.


Una vez fuera dejó caer las lágrimas que había intentado contener. Corrió por el pasillo para alejarse lo antes posible por si James tenía la ocurrencia de seguirla. Se ocultó silenciosamente tras un pilar de un pasillo poco iluminado. Había transcurrido apenas un instante cuando escuchó unos pasos apresurados caminar en dirección opuesta. Los reconoció, era James, tomando el camino que llevaba hacia la torre de Gryffindor, de seguro esperaba alcanzarla creyendo que ella había marchado hacia allí.


Las cosas no salieron como ella deseaba. Había ido hasta el despacho del profesor para revivir aquel encuentro amoroso sucedido esa noche de mediados de mayo, algo así como una despedida. Pero viendo a James tan preocupado, cambio de opinión. Era mejor terminar así, pues James no la buscaría otra vez y, Harry no tendría que enterarse de la verdad. Su amigo era un mago fértil, esperaba un bebé y podía ser peligroso que sufriera algún disgusto. En cuanto a ella, se sentía más preparada para afrontar su estado, era mujer, era natural, aunque era demasiado joven para ser madre. Pero su bebé estaba ahí y ella debía cuidarlo, nadie más lo haría.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


James, al no alcanzar a Hermione en el vestíbulo, decidió salir a los jardines. La noche era fresca y agradable para dar un paseo, necesitaba pensar en su vida.


Muchas cosas dichas por la chica eran ciertas. Debía reconocer que temía la reacción de Harry al saber de lo sucedido entre ellos. Pero además Hermione, también tenía razón en otra cosa, siempre había estado solo. Desde la muerte de Lily sólo vivió para Harry. Nunca puso los ojos en mujer alguna, nadie pudo competir jamás con el recuerdo de ella, la única a la que amó en su vida, desde la primera vez que la viera en el Expreso en aquel primer curso. Cómo había llegado a amar a Hermione, no lo tenía muy claro, pero la amaba, de eso sí estaba muy seguro aunque ahora ella lo pusiera en duda.


En quinto año había comenzado a apreciarla. Conforme ella iba creciendo la veía convertirse en una chica realmente bella, además de inteligente y por supuesto con una extraordinaria sensibilidad. La cercanía que tenía con Harry le obligaba a verla contantemente y entonces sucedió lo que jamás pensó. Lentamente dejó de ver en la chica sólo a la amiga incondicional de su hijo, sino a una joven atractiva, vivaz y alegre.


Para el inicio de aquel último curso sus sentimientos por Hermione los tenía muy claros. Pero naturalmente jamás abrigó ni la más remota esperanza de ser correspondido. Las razones para esa certeza eran claras. Ella era demasiado joven como para fijar su atención en un hombre de su edad y por otra parte estaba Ron, era muy cercano a la chica, tanto como Harry. Todos los compañeros aseguraban que ese último curso por fin el pelirrojo le pediría que fuesen novios. Hasta él mismo lo esperaba. Pero no sucedió y a sólo unos días de comenzado ese curso resultó que Ron finalmente estrenó novia, pero la elegida no era Hermione como él había creído que sucedería, era otra chica, también alumna de último año, Lavander Brown.


A todos tomó por sorpresa, inclusive a él mismo. Puso más atención en Hermione intentando encontrar algo que le hablara de alguna decepción o tristeza por el noviazgo de Ron. La chica castaña no manifestó ni lo uno ni lo otro, sólo algo de disconformidad ante tal elección de su amigo, pero nada más.


Eso lo hizo feliz, pese a que naturalmente no abrigaba esperanzas de ningún tipo. De todas formas sondeó a su hijo al respecto para saber cómo se sentía Hermione, y Harry le aseguró que su amiga sólo sentía un gran afecto por Ron, pero nada más, no estaba enamorada de él como todos habían creído siempre. Ante esta noticia, su corazón se alegró momentáneamente, pues imaginó que era imposible que no hubiera otro alumno en Hogwarts que se interesara por la chica, y tuvo razón. De pronto ella pareció despertar interés en los muchachos; tal parecía que la sensación de que ella y Ron estaban enamorados había mantenido alejados a otros.


Con un dolor que ocultó muy bien la vio salir por primera vez a una cita con un muchacho en el primer paseo a Hogsmeade, un chico llamado Zacarías Smith. Luego de eso les vio juntos varias veces y cada vez que sucedía una punzada de dolor le clavaba el corazón y otra el estómago, esta última la identificaba como el alfilerazo de los celos. Muy ridículo de su parte, pero no podía evitarlo, sentía celos. Aquella sensación dolorosa le acució hasta el mes de diciembre.


Para Navidad como sucedía cada año, se celebró un baile al que asistían los alumnos de quinto a séptimo curso. Aquella noche del baile por primera vez atisbó una remota esperanza que puso su corazón a mil por hora. Los jefes de las casas habían ayudado a organizar el baile, a excepción de Severus que se negó en rotundo a participar en lo que él calificaba de una cursilería espantosa. Así que la profesora McGonagall recurrió a él para que ocupara el sitio de Severus entre los organizadores, en realidad más exactamente organizadoras, pues tres de las cuatro casas tenían como jefas a mujeres. Por eso Severus se había negado a participar rotundamente. Pero en definitiva todos los profesores tomaron parte en la organización.


Esa noche del baile todos los chicos iban en parejas. Harry que era muy diferente a él, a esa misma edad, no consiguió pareja para el baile, pese a que era evidente que muchas chicas deseaban que las invitara, pero su hijo era un chico despistado a más no poder y al final llegó al baile con Hermione. Suponía que como padre debió sentirse decepcionado de su hijo por no conseguir otra chica como compañera de baile, pero un sentimiento muy egoísta le hizo sentirse feliz al saber que no vería a Hermione bailar con algún chico que pudiera propasarse con ella, Harry era de su total confianza, era como ver bailar a dos hermanos.


Pero algo muy peculiar sucedió esa noche del baile. Harry se sintió mal y debió retirarse temprano. Hermione quedó sin pareja y él vio con terror como los chicos la asediaron, pero ella los rechazó uno a uno.


Los profesores esa noche también bailaron, aunque no todos. Severus miraba la fiesta con evidente aburrimiento, hasta que no lo soportó más y simplemente se marchó. Quedaron el director y él como los únicos observadores que no bailaban. Fue idea de Albus que él bailara, dijo que era joven y no debía quedarse sin bailar, pero ya todas las profesoras tenían sus parejas y entonces le sugirió que bailara con Hermione. Naturalmente que él se negó de inmediato, no sería bien visto que un profesor bailara con una alumna. Pero el director insistió, diciendo que Hermione no era cualquier alumna era la mejor amiga de Harry, a nadie le resultaría impropio que él bailara con la chica que era inseparable de su hijo.


La verdad era que moría de ganas de bailar con ella, pero le daba miedo. Le preocupaba delatar su sentir ante ella. Aunque era muy joven, era un chica inteligente y se ponía muy nervioso con la sola idea de rozarla. Pero luego de pensarlo un poco decidió hacerlo, quizá esa fuera la única oportunidad que tuviera en su vida de bailar con ella. Se acercó y la invitó, pese a la sorpresa evidente en los ojos de Hermione, no se negó como lo había hecho con los muchachos.


Bastó un baile para que sus sentimientos se acrecentaran aunque sabía que era una completa locura. Esa noche, una mirada fue suficiente para atar su corazón pese a la nula esperanza que tenía de ser correspondido. Y también desde esa noche su trato con Hermione tuvo un cambio importante. Dejó ser tan formal, ella ya no se mostraba cohibida, parecía que la niña por fin se convertía en una mujer.


Ahora estaba parado frente al lago, observando las oscuras aguas. Reconocía que esos meses transcurridos desde el baile de Navidad habían sido muy especiales, y todo debido a ese sentimiento que la amiga de Harry le había inspirado, lo cierto era que volvía a sentirse como si tuviera diecisiete otra vez. Definitivamente su historia con Hermione no podía concluir de ese modo, no lo permitiría, la amaba y actuaría en razón lo que sentía.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Harry, mientras su padre se debatía con un cúmulo de sentimientos, él disfrutaba en los brazos de su amado profesor.


-Severus, adoro estar contigo, no quiero dejarte jamás.


El hombre de ojos negros sonrió.


-Yo no permitiré que me dejes jamás… Eres mío Harry, mío para siempre.

-Y es así cómo lo deseo, estar contigo, pero ya no quiero ocultarlo Severus.

-Tampoco quiero esconder más mi amor por ti. Aunque debo confesar que el secreto tiene algo de emocionante, pero ya ha sido suficiente… No sé cómo hemos logrado engañar a todos durante un año completo.

-No me gusta la palabra engaño, Severus.

-Pero es la que se aplica a la situación que vivimos, Harry. Tu padre está convencido, así como tus amigos, de que vienes aquí para perfeccionarte, y en realidad no te he instruido en el «sutil arte de preparar pociones».


Harry sonrió pícaramente.


-No, me has instruido en el “arte de amar” ¡Y qué gran maestro eres!

-Tú también resultaste ser un alumno bastante aventajado.

-Es cierto -respondió Harry cambiando de posición para quedar sentado a horcajadas sobre Severus -. Es que tú me despiertas sensaciones tan maravillosas, me haces tan feliz.

-Y tú a mí Harry. No sé qué haría si alguna vez te perdiera…

-Eso jamás sucederá, has dicho recién que soy tuyo para siempre, y es verdad porque jamás podré amar a nadie como te amo a ti.

-¿Harry y si en el futuro dejarás de amarme? Eres muy joven, tan atractivo y si alguna vez te enamoraras de alguien más joven que yo.

-Severus, lo único que veo en mi futuro es a ti. Nos veo juntos, casados, felices, con hijos…

-¿Hijos?

-Sí, hijos. Una familia completa como debe ser. ¿A caso tú no imaginas lo mismo?
-Bueno Harry, no he pensado mucho en eso de los hijos.

-Los hijos son parte de ser familia, ¿y si podemos tenerlos por qué no? Hay muchos que no tienen esa fortuna. Mi padre dice que los hijos son lo que realmente hace sentir realizado a una persona, completa.

-No todo el mundo piensa como James. No todos ven en sus hijos una realización personal.

-Lo dices porque tu padre no te quiso, ¿verdad?

-Ante ti puedo reconocerlo sin problemas, sí lo digo por eso.

-¿Y no crees que por lo mismo, eres el más capacitado para darle tu amor a un niño?

-Harry a veces no es tan simple, las experiencias que nos marcan en la niñez…

-Severus, a eso me refiero, puedes imaginarte amando a un niño, un hijo tuyo y darle todo lo que tú no recibiste en tu niñez.

-Me da miedo no ser un buen padre, a veces sin querer repetimos las mismas historias.

-Eres diferente, no repetirás la misma historia, porque tú sí sabes amar. Me lo demuestras cada día, y no sólo cuando estamos en la cama y hacemos cosas deliciosas.

-Un padre -dijo Severus con un tono algo indefinido.

-Sí, ¿Por qué lo dices de ese modo?

-¿Cuál modo?

-No sé, como si fuera algo extraño.

-Bien, es que no me imagino como un padre… Es tan extraño.

-No tiene nada de extraño Severus.

-La verdad Harry no estoy seguro de que sería un buen padre. Mírame como soy con los alumnos, los aterrorizo. Y no es que yo quiera hacerlo, es algo natural en mí.

-No mientas Severus, si asustas a los alumnos es porque así lo deseas, te gusta tu papel de profesor temido.

-Sí, me gusta para que voy a negarlo, me encanta imponer castigos y quitar puntos. Pero si tuviera un hijo temo que sería igual.

-No sería igual, si tuvieras un hijo serías el padre más dulce y tierno del mundo.

-¿Yo tierno? Nunca aprendí a ser tierno Harry, ya vez que me perseguiste por más de un año antes de que yo aceptara que estaba loco por ti.

-Severus eso tiene una razón de ser. No recibiste el amor al que todo niño tiene derecho, por eso te cuesta tanto mostrar tus sentimientos. Pero conmigo lo haces. No te das cuenta pero eres maravillosamente tierno. Me gustaría que pudieras verte como yo te veo.

-Bueno no me extraña nada. Desde la primera vez que me confesaste tu amor, te dije que estabas muy ciego y más loco que nadie.


Harry sonrió.


-Me acuerdo de eso. Fue en la final del Quiddich del sexto curso; tú y mi padre habían hecho una apuesta. Recuerdo que estaba al borde del campo cubierto de barro por causa de la inesperada lluvia.

-Y yo a regañadientes te felicité, después de todo Slytherin había perdido la copa otra vez.

-Entonces apareció tu alumno favorito y me golpeó lanzándome al suelo.

-Bueno, era comprensible que Draco se sintiera tan furioso, era la sexta vez que perdíamos la copa.

-Sí, y Gryffindor estuvo sin ganarla desde la época en que mi padre fue el Buscador.

-Sí James agarró a Draco y se lo llevó donde Dumbledore. Y yo te llevé a mi despacho para curarte el moretón que te había dejado en la frente la budger que te había golpeado.

-Sí, fue una locura de verdad. Estaba mojado, cubierto de barro, adolorido, pero totalmente feliz no sólo por haber ganado la copa, sino por el hecho de que no estuvieras odiándome por hacer perder a tu casa una vez más.

-Sí y mientras curaba tu frente, soltaste aquella frase que me dejó impactado.

-Sólo fueron dos palabras: «te amo».


Severus sonrió ante ese recuerdo.


-Te miré creyendo que delirabas a causa del golpe.

-Y yo repetí otra vez que te amaba. Entonces detuviste tu mano y me miraste con el ceño fruncido. Aún no olvido tu respuesta: Potter, esa es una declaración muy inapropiada de parte de un alumno hacia su profesor. Ya tuve suficiente con que tu equipo derrotara al mío, no quieras seguir burlándote de mí.

-¿Qué otra cosa podía pensar? Estabas ahí todo mojado cubierto de barro diciendo que me amabas. Habías recibido un golpe de una budger y otro de parte de Draco Malfoy.

-Y entonces me armé con el valor Gryffindor y te robé ese beso maravilloso.

-No fue maravilloso, sabias a lodo.

-Mientes Severus, mi beso con sabor a lodo te fascinó.


Te quedaste paralizado por causa de la emoción.


-No era emoción. Fue impresión al ver que te habías vuelto loco.

-Pero luego te besé otra vez… y me correspondiste.

-Sólo fue un momento de debilidad.

-Sí, tu momento de debilidad me hizo saber que estabas loco por mí ¡Por Merlín! Me besaste como si hubieses pasado años sin besar.

-Es cierto, y eso mismo me hizo comprender al instante que te amaba.

-Pero no quisiste aceptarlo en ese minuto porque eres muy terco y porfiado.

-¿Y qué esperabas? ¿Qué me lanzara en tus brazos? Eras mi alumno Harry, tu padre mi colega y… yo era un viejo… bueno aún lo soy.

-Todo es cierto, menos lo último. No eres viejo. Estás en tu mejor edad -dijo el muchacho mientras con un movimiento restregó su miembro contra el del profesor, que reaccionó al instante -, ya vez, apenas un roce y ya se te ha puesto dura, eso no es signo de vejez.

-Eres un tramposo, siempre haces lo mismo cuando quieres salirte con la tuya. Sabes que cuando me excito soy incapaz de negarte algo.

-Hmm… Sé que me aprovecho de ello. Llévame a la cama amor, esta noche necesito tenerte dentro, quiero sentirte mío como nunca antes.

-Soy tuyo -susurró Severus -, y también quiero sentirte, te deseo, quiero estar preso dentro de ti… amor.


Harry ante esas palabras y ese tono excitado y sensual, perdió toda la lucidez. Ahora su cuerpo sólo clamaba por la pasión de Severus. Apoyó la cabeza en el cuello del hombre y le besó la zona sensible, luego se puso de pie y ayudó a Severus a levantarse.


El hombre le rodeó la cintura y lo levantó del suelo. Harry enredo sus piernas alrededor de la cintura y aferró sus brazos al cuello, se fueron haciendo lentamente el camino hacia la habitación sin dejar de besarse.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Harry regresó pasadas las doce a la torre. Entró con sigilo a la sala común aunque estaba seguro de que todos los alumnos dormían. Pero de pronto notó que en realidad no todo el mundo dormía, Hermione estaba sentada en un sillón cercano al fuego. Se acercó con sigilo pensando que tal vez dormía, pero luego le preocupó verla que estaba llorando.


-Hermione -llamó a la chica suavemente.


Ella volvió el rostro sorprendida y rápidamente secó las lágrimas.


-¿Pero por qué lloras?

-No estoy llorando Harry, no te preocupes.

-Hermione, no me trates como un idiota. Algo te sucede y quiero sabe que es.

-Te juro que estoy bien, es sólo una tontería.

-No lo es -la voz de Ron resonó en lo alto de la escalera.


Harry volvió el rostro sorprendido y Hermione asustada.


-¿Tú sabes que le sucede a Hermione?

-Sí, lo sé.

-Ron -advirtió la chica.

-Hermione si me consideras tu amigo, debes decirme que te sucede.


La chica volvió el rostro, no tenía valor para decirle a Harry la verdad.


-¿Vamos que sucede, Hermy? Yo confié en ti, recuerdas nuestra conversación.

-¿Cuál conversación? -preguntó despistado Ron.

-Eh… bueno Ron, es algo que… Bueno después hablamos de eso ahora quiero saber que le sucede a Hermione.

-Hermione está embarazada -soltó Ron de golpe.


Harry abrió los ojos impactado.


-¿Tú también? -preguntó Harry sin poder contenerse.

-¿Cómo que tú también? ¿Quién más está embarazada? -preguntó Ron confuso, pero luego su rostro se iluminó -. Harry… ¿embarazaste a una chica?

-No digas tonterías, no embaracé a nadie -dijo Harry, luego volvió a mirar a su amiga -. Hermy, ¿Quién es?

-¿Quién? No entiendo a qué…

-Déjate de tonterías Hermione -le cortó Harry de golpe -. Ahora entiendo porque estabas llorando, ¿Quién fue el imbécil que te hizo esto?


La chica enrojeció y sus ojos se llenaron de lágrimas.


-Harry… no te molestes -intervino Ron con voz repentinamente tímida.

-¿Qué no me moleste? ¿Qué clase de amigo sería si no lo hiciera? ¡No puedo estar contento de ver a mi amiga llorar por un miserable!

-¡Cállate Harry! -ordenó Hermione furiosa.- No sabes absolutamente nada.

-No puedo creer que aún defiendas a ese…

-¡Por Merlín Harry! Por favor no digas nada que después lo lamentarás -intervino Ron.

-¿No entiendo por qué dices eso?

-Hermione esto se está saliendo de control, Harry debe saberlo.


Harry miró extrañado a Ron.


-¿Cómo voy a decírselo a Harry, cuando ni siquiera pude decírselo a él? -respondió Hermione angustiada.

-¿A él quien, hablas del padre del bebé? -dijo Harry.

-También deberá saberlo, tarde o temprano, tiene un deber que asumir.

-Por favor ya basta, dejen de hablar así, todavía estoy aquí no se olviden -reclamó Harry.

-Ron, por favor…

-Lo siento Hermione, las mentiras no conducen a nada bueno.


Harry arrugó el ceño.


-Dios -gimió Hermione.

-Hazlo de una vez o lo haré yo -repitió el pelirrojo.


Hermione se sentó en el sillón, mientras las lágrimas se le resbalaban por el rostro.


-Harry -dijo la chica sin mirar a su amigo -, el padre de mi bebé… es un profesor.



Harry abrió la boca asombrado. No podía creer lo que escuchaba, su amiga era la chica más sensata que había conocido nunca, romper una norma de la escuela y, más aún una tan grave como involucrarse con un profesor no era el tipo de cosas que haría Hermione, sólo él era lo suficientemente alocado como para hacer algo así, pero no la chica castaña.


-Hermy, ¿un profesor? Pero quien…


De pronto Harry fue atropellado por la verdad. Una verdad confusa, extraña, incomprensible.


-Un profesor… Obviamente no es Severus -concluyó Harry.


Ron le miró extrañado, debido a que llamaba a Snape por su nombre de pila.


-Sólo puede tratarse de mi padre -susurró Harry.


Hermione sintió vergüenza y culpa, era insoportable para ella, rompió a llorar desconsolada.


Harry la observó silencioso. Era demasiado evidente el sufrimiento de la chica. Tras unos segundos se acercó a su amiga.


-Ni siquiera necesito preguntarte si lo amas, es más que evidente -dijo por fin Harry.

-Lo siento Harry, lo siento tanto… Yo…

-No digas nada, no tienes que explicármelo, sé lo que es enamorarse. Pero… ¿él te ama o sólo fue un… algo accidental?

-Sucedió… la noche en que celebrábamos la final del Quiddich -respondió Hermione con un hilo de voz.

-Entonces, no tenían una relación…

-No teníamos una relación, pero sé que él me amaba desde hace tiempo, yo le correspondía… y sucedió aquello.

-¿Le dijiste que estás esperando un bebé?

-No.

-¿Por qué no? Acabas de decir que te ama.

-Me habló de terminar lo nuestro.

-¿Qué? Pero cómo piensa terminar contigo si… ah claro ya comprendo a eso se refería Ron, no le has dicho lo del bebé.

-No quiere hacerlo, pero yo le he dicho que no puede ocultarle algo así -dijo Ron.

-Tienes toda la razón. Él debe saberlo, debe cumplir con su deber.

-Jamás lo obligaría a nada -respondió Hermione.

-No comprendo Hermione, dices que te ama, pero quiere terminar contigo, ¿por qué?

-¿No es obvio Harry? -preguntó Ron.

-Porque es un profesor y Hermione su alumna, no me parece motivo suficiente, en unos días ya no será alumna -razonó Harry.

-No es eso Harry -habló Hermione -. Es por ti, le aterra la idea de que no lo comprendas y lo juzgues mal, tiene miedo de perder tu cariño.

-Sólo perdería mi afecto si te abandonara -respondió Harry -. Pero quiere hacerlo sólo por miedo a lo que yo pueda pensar, además no sabe lo de tu embarazo, así que puedo entenderlo. Hermione, le dirás lo del bebé a mi padre, no sólo tiene una responsabilidad que cumplir, es su derecho saberlo.


Hermione rompió a llorar. Harry se acercó y la abrazó fuertemente.


-No llores… por favor. Es cierto que estoy muy sorprendido con todo esto, jamás se me pasó por la cabeza que mi padre y mi mejor amiga se amen, soy más ciego de lo que creía.


Ron sonrió con satisfacción.


-¿De verdad no estás enojado Harry? -preguntó la chica con una media sonrisa.

-Claro que no, siempre te he visto como una hermana, pero supongo que ahora debo verte de otra forma.

-No Harry, por favor. A pesar de todo esto quiero que me sigas viendo como una hermana.

-Estoy de acuerdo -intervino Ron -. Sería un poco raro que la vieras como tu madrastra.


Hermione miró con enojo al pelirrojo, pero Harry sonrió.


-Es cierto, prefiero seguir viéndote como una hermana y no como mi madre, aunque a veces te comportas como una -dijo el chico con una sonrisa.


Hermione sonrió y abrazó a su amigo.


-Gracias Harry.

-No, yo te lo agradezco a ti, esto me facilita mucho las cosas -respondió Harry.


La chica le miró comprensiva. Harry también esperaba un hijo y el padre también era un profesor de Hogwarts.


-¡Por Merlín Hermy! Tendré un hermano, es maravilloso. Pero lo mejor es que tendrá con quien jugar. Te das cuenta de lo asombroso que es, tío y sobrino. Mi hijo y el tuyo tendrán la misma edad.


Ron abrió la boca con asombro.


-Harry… tú también serás padre -dijo Ron -. Pero si dijiste que no había ninguna chica embarazada.

-Y es cierto Ron, no hay ninguna chica. El que espera un bebé soy yo.


El pelirrojo palideció.


-Sí, así es. Soy gay, además resulté un mago fértil… Y el padre de mi bebé es Severus Snape -terminó diciendo Harry con una gran sonrisa.


Ron no dijo nada, sólo se dejó caer en un sofá.



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