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Tres hombres y dos bebés por zandaleesol

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Título: Tres hombres y dos bebés
Pareja: Harry/Severus

Disclaimer: Los personajes pertenecen a J.K. Rowling., no percibo beneficio económico por esto.

Advertencias: AU. Mpreg. Chan. Contenido Hetero.


Capítulo 5.


Dumbledore pensó que la historia de una alumna embarazada por un compañero, era menos escandalosa que la misma alumna embarazada por un profesor. Faltaban poco más de dos semanas para el final de ese curso, el asunto tras la graduación se olvidaría, por lo menos eso era lo que esperaba que ocurriera.


-Como sabrán es mi obligación tomar decisiones que, ante todo, resguarden el prestigio de esta escuela.


James y Severus ya estaban hechos a la idea de que esas dos semanas serían las últimas como profesores de Hogwarts.


-Por esa misma razón no aceptaré tu renuncia Severus, ni tampoco la tuya James -dijo Dumbledore.


Los dos hombres intercambiaron una mirada de asombro.


-Aunque la falta que cometieron es muy grave, no es mi deseo que este asunto trascienda. Tendría que dar muchas explicaciones en el Ministerio si ambos renuncian a sus puestos.

-Albus -intervino la profesora McGonagall -, es compresible que desees evitar el escándalo, pero me parece que eso ya es imposible, toda la escuela sabe que la señorita Granger está embarazada.

-Sí, es cierto -concordó el director -. A pesar de ello creo que es menos escandaloso que todos continúen creyendo que el padre del bebé de la señorita Granger, es Harry.


La profesora miró horrorizada al director.


-Pero, Albus…

-Tranquila Minerva -respondió el director y luego miró a James -. Creo que lo mínimo que tengo derecho a pedirle a la señorita Granger y a ti James, es que permitan que los alumnos sigan creyendo que Harry es el padre de ese niño.

-No creo que eso sea una buena idea -intervino Severus -. Harry, también espera un bebé.

-Severus, lamento mucho si mi idea no te agrada, pero esta vez no voy a tomar en cuenta tu opinión, estoy bastante decepcionado de mis dos profesores. Jamás imaginé que fuesen capaces de involucrarse con sus alumnos, a quienes por encima de cualquier sentimiento romántico, debían respetar.

-No fue culpa de Severus -intervino Harry dando un paso hacia delante -. Todo esto sucedió por mi culpa, fui yo quien lo persiguió durante un año, él no quería nada conmigo, pero yo insistí.

-Harry, es admirable que aceptes tu responsabilidad tan honestamente, pero eso no cambia el hecho de que Severus es mayor que tú, por lo tanto debía actuar con más responsabilidad -respondió Dumbledore.

-Habla usted como alguien que nunca se enamoró -refutó Harry.


Dumbledore miró fijamente a Harry, guardó silencio por unos segundos y luego respondió.


-Te equivocas Harry, sí conocí el amor y también tenía diecisiete años al igual que tú.

-Siendo así debería hacer un esfuerzo por comprender entonces. Severus sólo amó a una persona, y esa fue mi madre. No fue correspondido por ella, y no era justo que renunciara a una segunda oportunidad sólo porque es mayor.

-No digo que no tuviera derecho a enamorarse, pero debió esperar a que tú terminaras la escuela por lo menos.


James intercambió una mirada con Hermione, las palabras del director era válidas para ellos también.


-Es totalmente comprensible su molestia -intervino James.

-James, estoy más decepcionado que molesto, ustedes traicionaron mi confianza.


Estas palabras fueron suficientes para Severus.


-Tiene toda la razón director en sentirse de esa manera. Será mejor que comience a buscar un profesor de Pociones para el próximo curso; y en cuanto a las explicaciones que pueda pedirle el Ministerio, no tengo problemas en darlas personalmente, fui yo quien cometió la falta, no usted.

-Severus no se trata de eso…

-Me enamoré de Harry, y es cierto que era menor cuando eso sucedió, usted no hará que me sienta avergonzado. No lamento nada de lo ocurrido con Harry… nunca lo lamentaré -terminó el hombre de ojos negros mirando desafiante al director.


Dumbledore se sentó otra vez en su sillón, sintiendo de pronto que el que había cometido una falta en realidad era él.


-Severus, lo último que deseo es que te avergüences de tus sentimientos.

-Pues no lo parece, me hace sentir como que he cometido el peor de los crímenes -contestó el profesor de Pociones con el ceño fruncido en señal de disgusto.

-Embarazaste a tu alumno Severus, no puedo creer que no seas capaz de reconocer tu falta -reconvino el director.

-¿Cómo podía saber que Harry era un mago fértil? Ni siquiera él mismo lo sabía -respondió el hombre de ojos negros.

-No puedo creerlo…

-Es inútil continuar con esta discusión… Si me disculpa director, tengo una clase que impartir.


Dumbledore se quedó boquiabierto con la actitud de su profesor.


Severus miró a Harry. Se acercó al chico y le besó la frente.


-Tú y yo tenemos una conversación pendiente.


Harry asintió completamente asombrado. Nada de lo que había dicho Severus desde que entrara al despacho había dejado de sorprenderle.


Luego el hombre se apartó y miró a Hermione. La chica le devolvió una mirada atemorizada.


-Mis sinceras disculpas señorita Granger por el mal entendido -luego miró al padre de Harry -. James, estoy disponible para que conversemos cuando tú lo desees.


James miró con bastante asombro a su colega y sólo se limitó a mover la cabeza en señal de aceptación.


Después de eso Severus dejó el despacho con paso firme y tranquilo.


Luego de la marcha del profesor de Pociones nadie se atrevía a decir nada.


Harry miró a su padre aún nervioso, pero James le sonrió.


La profesora McGonagall que aún estaba pasmada por todo lo sucedido y también molesta, miró a Harry y Hermione.


-Será mejor que ustedes dos vayan a sus clases.


James soltó la mano de Hermione y le sonrió brevemente. La mirada que le dirigió bastó a la chica para terminar de calmarla por completo.


Cuando sólo quedó James en el despacho, éste iba a decir algo pero Dumbledore lo interrumpió.


-James, no quiero escuchar nada más, para mí este asunto está cerrado.


El hombre de ojos castaños, sintió culpa para con el director, le debía mucho a Dumbledore.


-Sólo quería decir que lamento sinceramente lo sucedido.

-Sé que lo lamentas James. Pero no creas que aceptaré que renuncies. Esta noche después de la cena hablaremos con más calma sobre la señorita Granger. No es bueno para ella que toda la escuela esté murmurando.


James asintió, luego de mirar seriamente a la profesora y a la enfermera salió del despacho también.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Cuando Severus llegó al aula de Pociones, la discusión entre los alumnos de Slytherin y Gryffindor había llegado a un total descontrol. Era evidente que los hechizos habían volado en varias direcciones, su aula tenía bastantes destrozos. Sin embargo, él era más feliz que nunca después de saber con certeza que Harry le había sido siempre absolutamente fiel y que además le había dado un maravilloso regalo, sería padre. El regocijo ante semejante noticia bien podía haberlo predispuesto a perdonar el desastre causado por los alumnos, pero no lo haría, alumnos de séptimo comportándose de forma tan inapropiada, aunque él no era el más indicado para hablar de “conducta inapropiada”, pero él era profesor y era Severus Snape y no dejaría pasar la oportunidad de aplicar castigos, pues en realidad era lo más divertido de ser profesor.


-Veo que han estado divirtiéndose -susurró con ese tono que espantaba a los alumnos, de Gryffindor en especial.

-Profesor, miré lo que le hizo Weasley a Draco -acusó Pansy indicando con la mano al chico rubio.


Snape alzó la ceja cuando vio a Draco cubierto por unas extrañas protuberancias de color verde que le crecían en la cabeza. Se hubiese reído a carcajadas al ver al presumido Draco con esas fachas. Pero guardó la compostura, no podía burlarse de un alumno de su Casa.


-Draco ve a la enfermería.


El chico rubio abrió la boca con asombro y también evidente furia.


-¿Eso es todo? ¿No debería castigar a Weasley?

-¿Quien comenzó la pelea?

-¡Ellos! -dijeron al unísono los alumnos de Slytherin y Gryffindor apuntándose mutuamente.

-Alumnos a punto de graduarse comportándose como niños de primer año. Debería restarle puntos a todos, pero no lo haré, tienen suerte de que me sienta tan feliz hoy.


Harry y Hermione que hacía apenas unos minutos habían llegado al aula se habían quedado pegados al muro al ver que los hechizos volaban de un lado a otro, temerosos que de alguien pudiera golpearlos con alguno, se miraron sonrientes.


-Draco vete ya a la enfermería… y en silencio. Parkinson acompáñelo.


Draco miró furioso a Ron, pero también al jefe de su Casa. Pansy lo arrastró de la mano para llevarlo con madame Pomfrey.


Severus dio una mirada en derredor, su aula estaba hecha un desastre. Debería postergar la próxima clase, pero eso no le molestaba, quería estar a solas para dar rienda suelta a su felicidad.


-Naturalmente alguien debe ser castigado por todo este desastre.


Los alumnos de ambas Casas contuvieron la respiración.


-Este castigo será para quienes son verdaderamente responsables de todo esto -dijo Severus recorriendo con la mirada los rostro asustado de todos, detuvo su mirada más temible en dos alumnas de Gryffindor -. Brown y Patil.


Las dos chicas abrieron los ojos espantadas y se tomaron de las manos.


-Eso no es… -dijo Ron, pero al ver la mirada de Snape se detuvo.

-Será mejor que se calle Weasley, sino se unirá a su novia en el castigo. Aunque pensándolo bien, usted también montó un gran escándalo durante el desayuno, tal vez debería castigarlo también por no comportarse con madurez.


Ron negó con la cabeza.


-Brown y Patil, vendrán a las cuatro a clasificar una nueva partida de ingredientes que me llegaron ayer y necesitan ser guardados.


Las dos chicas se miraron horrorizadas, sabían que el profesor ocupaba para sus pociones toda suerte de bichos muertos y cosas asquerosas.


-Estoy seguro que hoy aprenderán una gran lección. No se debe oír conversaciones ajenas y mucho menos esparcirlas por toda la escuela.


Ron esta vez se abstuvo de intervenir. Le pareció un castigo asqueroso, muchas veces Snape se lo aplicó a él, pero Laverder y Parvati se habían pasado de la raya, se lo merecían.


Luego de eso Snape hizo salir a todos los alumnos, era imposible hacer clase con el desastre causado y además sólo quedaba media hora. Todos salieron, el único que no obedeció la orden fue Harry.


Cuando Severus lo vio salir de aquel rincón donde se había estado ocultando lo miró con sorpresa.


-¡Harry! ¿Has estado ahí todo el tiempo? Pensé que habías regresado a tu sala común -dijo el hombre yendo al encuentro del muchacho.

-Después de salir del despacho del director Hermione y yo decidimos venir aquí, aunque no fue buena idea. No imaginé que todos estuvieran peleándose.

-Espero que te hayas mantenido al margen de toda esta tontería, mi hijo no puede correr ningún peligro.


Harry sonrió ampliamente al oír ese comentario.


-Claro que sí, jamás lo pondría en peligro, por eso me quedé en ese rincón con Hermione, casi nadie se percató de nuestra presencia, estaban demasiado ocupados peleando.


Severus movió el cabeza en señal de negación.


-Tú Harry Potter, siempre provocando problemas… aunque sea indirectamente.

-Yo no tuve la culpa Sev, todo fue un malentendido.

-Lo sé.

-Creí que me desmayaría cuando te vi entrar a la oficina del director de ese modo, parecías tan furioso.

-Y lo estaba. Esta mañana no quise ir a desayunar, me quedé en el cuarto recordando la noche que habíamos tenido. Salí de allí con el corazón saltando de felicidad y llego aquí al aula y sucede que lo primero que me dice Draco es que me perdí el desayuno más divertido que ha tenido lugar en Hogwarts en los últimos tiempos. Resultaba que Granger estaba embarazada y tú eras el padre del bebé.

-Oh Sev, me imagino lo que debiste sentir. Desde ayer andaba el rumor, pero como yo vine a verte anoche no me enteré de nada, sólo en el desayuno noté que sucedía algo raro y Ginny nos contó lo que estaban diciendo. Pensé que tu ausencia del desayuno era por lo mismo, que ya te habías enterado y estabas en tu despacho odiándome con toda tu alma.


Severus sonrió al tiempo que tomaba a Harry y lo apegaba a su cuerpo.


-Bueno debo reconocer que cuando Draco me contó lo sucedido en el desayuno, tuve deseos de morir, no podía creer que me hubieses engañado de ese modo. Pero anoche cuando estuviste aquí me hablaste de tener hijos y eso me hizo pensar que era cierto que eras el padre del bebé de tu amiga. Por un segundo pensé en odiarte, pero luego preferí odiarla a ella, la culpé de todo, quise imaginar que te había seducido, y que tú habías caído en su trampa porque le tenías lástima.

-Sev, ¿de veras pensaste todo eso? -preguntó el chico entre asombrado y risueño.

-Eso y cosas peores, pobre chica, cuando llegué a la oficina del director tenía ganas de enviarle una maldición.

-Sí me di cuenta de eso, pobrecita Hermione estaba temblando como una hoja.

-Tú no sabías que esperaba un bebé de James, sino me lo hubieses dicho.

-Me enteré anoche Sev. Ella lo supo ayer por la mañana, mi papá tampoco tenía idea, sólo Ron lo supo.

-Debió decirlo de inmediato, nos hubiésemos ahorrado este mal momento.

-No la culpo, ella no sabía cómo decirle a papá lo del bebé, él sólo el día anterior le había hablado de terminar esa relación.

-¿Pero yo pensé que James la quería?

-Y la quiere, yo lo sé. Mi papá tenía miedo de que yo no aceptara su relación con Hermione.

-Lo comprendo, yo he tenido el mismo temor. Soy mayor que tú y además somos hombres.

-Bueno el amor no discrimina ni sexo ni edad.

-Es cierto, has dicho una gran verdad.

-Sev, lamento no haberte dicho lo del bebé. Quería hacerlo en un momento especial, siento que hayas sabido así, jamás imaginé que se armaría todo ese alboroto con el bebé de Hermione.

-Anoche me hablaste de tener hijos, era por eso, soy un tonto ni siquiera se me pasó por la cabeza la posibilidad de que tú… pudieras embarazarte.

-A mí mucho menos, fue una gran sorpresa cuando el sanador de San Mungo me dijo del bebé, ni siquiera sabía que los magos podían ser fértiles naturalmente.

-Han existido algunos casos, pero no son comunes. Es maravilloso que tú tengas ese don, nunca me pasó por la mente la idea de ser padre, pero ahora que es un hecho concreto me parece lo más grandioso, soy tan feliz Harry.

-Yo también soy feliz Sev, más de lo que fui nunca. Deseo tanto tener a este bebé entre mis brazos.

-¿Cuánto tiempo tienes Harry?

-Un poco más de un mes. No lo creerás, pero tengo el mismo tiempo que Hermione, me embaracé de ti el mismo día que ella de mi padre.

-¿Hablas del día en que le quitaste la Copa del Quiddich a mi Casa por séptima vez consecutiva? -preguntó Severus fingiendo molestia.

-Sí.

-Recuerdo esa noche. Te dije que debías pagarme con tu cuerpo la humillación de hacerme perder la copa otra vez. Y me pagaste de forma maravillosa, aunque después tuve dolor de espalda.

-Y yo apenas podía sentarme. Esa noche fue la más maravillosa de mi vida, ¿Por qué no la revivimos Sev? Para celebrar que seremos padres.

-¿Qué te parece el domingo?

-Creo que es una gran idea, así preparamos algo especial, después todo estamos esperando a nuestro primer bebé -respondió el muchacho animado.

-Hoy es miércoles, faltan tres días para celebrar el día del padre.


Harry abrió la boca.


-Por Merlín tienes razón, con todo lo sucedido lo olvidé por completo. Debo comprarle un regalo a papá.

-Me parece que el regalo ya lo ha recibido y por partida doble. Será abuelo y padre al mismo tiempo.

-Tienes razón -dijo Harry con una sonrisa -. Además estoy seguro de que Hermione estará feliz de darle un regalo extra… así como nos daremos uno nosotros.

-Por qué no nos damos un adelanto pequeñito ahora mismo -preguntó el hombre mayor con sonrisa sugerente.

-No, el domingo. Celebraremos en grande el día del padre, te lo prometo.

-Esta bien -respondió Severus con tono resignado.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Desde que Harry había ingresado a Hogwarts y su padre aceptara el puesto de profesor de Defensa, celebraban el día del padre de forma íntima. Harry le preparaba alguna sorpresa del tipo: entradas para ver juntos el partido de la liga de Quiddich, o ir al cine muggle y ver esas viejas películas que tanto le gustaban a James porque le recordaban a Lily. Pero Harry pensó que ahora tal vez a su padre ya no le atraería la idea de ir a un cine muggle. Después de barajar muchas posibilidades al fin tuvo una idea que estaba seguro era perfecta para celebrar aquella ocasión, que ese año tenía grandes significados. Quería celebrar con su padre como siempre, pero además deseaba incluir a Severus, después de todo juntos debían celebrar que serían padres aunque el bebé no hubiese nacido.


Por otra parte estaba seguro que su padre desearía estar con Hermione, ya que la chica lo convertiría en padre por segunda vez. Celebrar como una sola familia, era lo que debían hacer, pues ahora lazos paternales unían los apellidos Granger, Snape y Potter. No tenía ninguna duda de que pronto se convertirían en una familia con todas las de la ley. Severus le pediría matrimonio y naturalmente que él lo aceptaría dichoso; y era muy probable que su padre también hiciera lo mismo con Hermione.


La idea de una gran familia lo hacía tremendamente feliz. Por muchos años sólo fueron James y él, pero ahora entraban a la familia Severus y Hermione. Su familia crecía de golpe, ahora tendría un hermano o hermana tal vez, y su amiga se convertiría en su madrastra, eso le parecía un poco raro, porque siempre la había visto como una hermana. En cuanto a Severus ya no sólo sería amigo y colega de padre, sería su yerno, le resultaba muy raro pensar en todo eso, pero dejando de lado todas esas consideraciones del tipo parental, era más feliz que nunca.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Era domingo y el día parecía estar en consonancia con la felicidad que sentían Hermione y Harry. Salieron temprano de la cama emocionados por el gran día que tenían por delante.


Hermione como siempre ya esperaba a Harry sentada en un sillón en la sala común. Vestía un vaporoso vestido muggle con estampados de flores color lavanda. El muchacho sonrió ampliamente al verla.


-Realmente te vez preciosa, creo que si me hubiese sentido atraído por las chicas, me habría enamorado de ti -dijo Harry mientras la besaba en la mejilla.

-Eres un empalagoso, los dos sabemos que eso no es cierto, pero te lo agradezco.


Se sonrieron ampliamente.


-Estoy realmente emocionado. Este será un gran día y lo recordaremos por siempre.

-Así será Harry.

-Vamos ya, nos esperaran en las afueras de Hogsmeade. Aunque es temprano es mejor ser precavidos.

-Cuando noten nuestra ausencia pensaran que salirnos a celebrar el que seremos padres.

-Sí es seguro. Pero nadie hará comentarios, no después de que la otra noche el director durante la cena les prohibiera a todos seguir hablando del asunto -dijo Harry con una sonrisa.

-Sí, bajo la pena de perder todos los puntos ganados durante el año escolar. Ahora siento pena por Lavender y Parvati, no son nada populares en estos días, ni siquiera entre los profesores.

-Tal como dijo Severus esta lección les servirá para el resto de sus vidas, nunca más se entrometerán en la vida de otros.

-Lo dudo la verdad. Ron me dijo anoche que Lavender recibió una carta de Rita Skeeter, invitándola a ser parte de su equipo en el diario El Profeta después de que se gradúe.

-No me extraña que desee reclutar a una chismosa más joven, de seguro que le ha visto el potencial que tiene -dijo Harry.

-Claro que sí, y por supuesto que Lavender ha pedido una plaza para Parvati -respondió Hermione moviendo la cabeza en señal de negación -. Pobre de Ron, espero que nunca se le ocurra pedir la mano de Lavender, porque si lo hace tendrá que pedir también la de Parvati.


Harry soltó una carcajada.


-Tienes toda la razón, si se casa con Lavender tendrá a Parvati respirándole en la nuca todo el tiempo, peor que una suegra.


Los dos jóvenes rieron de buena gana ante el poco alentador futuro romántico de su amigo pelirrojo.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Sin ninguna prisa hicieron el camino hasta Hogsmeade. A las afueras del pueblo se encontraron con los dos hombres mayores que les esperaban con evidente nerviosismo.


James una vez más se sintió deslumbrado ante la belleza de Hermione que era evidente. En cuanto a Severus con solo mirar los ojos esmeraldas de Harry le hacían sentirse subyugado.


Aquel día del padre lo celebrarían juntos, como la familia que ya se consideraban, después de la graduación, se ocuparían de hacer las cosas de manera formal. Los lazos sanguíneos prevalecían en este día especial.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Ese paseo por el lago sería algo que Hermione recordaría por siempre. Para ella era lo más maravilloso que podía sucederle el estar ahí, en medio de la oscuridad, con ese maravilloso panorama que les daba las luces del castillo encendidas. Sin querer recordó su primer curso cuando cruzó el lago en eso botes, sintiendo que vivía el más esplendoroso sueño. Ya no era la niña de once años de aquel tiempo, pero esa noche se sentía reviendo una emoción diferente, pero de todos modos intensa, su mano unida a la del hombre que amaba era para ella la felicidad misma.


-Te amo James, te amaré siempre.


El hombre besó apasionadamente la mano de la chica.


-Y yo a ti mi ángel, lo único que deseo en la vida es hacerte feliz para siempre.

-Soy feliz, completamente feliz. Este fue un día maravilloso que recordaré por siempre.

-Te prometo que habrá en tu vida muchos días que desearás recordar por siempre.

-No tengo ninguna duda sobre eso. Este día ha sido muy especial, siento que hoy comenzó a concretarse nuestra familia.

-Sí, yo me siento igual, sólo éramos Harry y yo, la familia creció de golpe.


Hermione guardó silencio y miró hacia el cielo estrellado, mientras James la observaba a ella.


-Eres tan hermosa, te amo con locura -susurró el hombre enlazando la cintura de la chica.

-Yo también te amo.

-Quiero hacerte el amor.


Ella sonrió.


-Y yo quiero que me hagas el amor… aquí y ahora.

-Pero no creo que sea…


No terminó la frase porque Hermione lo besó.


-Este lugar es perfecto -dijo la muchacha.


James sonrió, dio una mirada en derredor y comprendió a que se refería Hermione. Sacó la varita y con ella convocó una manta mullida que luego extendió sobre la húmeda hierba. Una brisa cálida le azotó el cabello de la joven frente a él, sintió que su estómago daba un vuelco, aquello era como una invitación. Todo parecía conjugarse en el momento para hacer de ese encuentro algo maravilloso.


La besó intensamente en los labios y fue correspondido de igual modo. Con suavidad sus dedos desabotonaron los ojales del vestido, pudo admirar en todo su esplendor las formas perfectas de esa belleza femenina.


La chica tomó la iniciativa y se fue tendiendo sobre la manta mientras arrastraba al hombre con ella.


A James le pareció que nunca había lucido más bella. La deseaba con locura. Sintió que su masculinidad crecía, aunque no era la primera vez y Hermione por lo mismo lucía menos nerviosa no quiso apresurar las cosas, se tomó su tiempo, la preparó con delicadas caricias. Primero posó sus manos sobre los pechos delicados y los acarició una y otra vez sintiendo como ella se estremecía con aquel contacto. Luego sus labios entraron a ese juego erótico, besando primero y luego succionado suavemente los pezones pequeños y rosados. Gemidos del más puro e inocente placer se escaparon de los labios de Hermione. Aquello hizo crecer su necesidad, su deseo caminaba hacia una inevitable explosión de placer. No hubo necesidad de palabras, aquellos dos cuerpos ardientes hablaban por sí mismos. Sus dedos fueron en busca de aquel preciado tesoro de la joven, de la mujer que había despertado en aquel cuerpo ardiente, y lo encontró entre sus muslos, aquella humedad cálida era una invitación clara.


No demoró más el momento. Lentamente se fue adentrando en esa estrechez suave y húmeda que lo recibió con gozo. Se quedó quieto disfrutando de aquel sublime contacto, oyendo los gemidos suaves y excitantes de la joven a la que había amado en secreto durante dos años sin esperanza de ser correspondido. Los cuerpos acoplados de forma perfecta comenzaron aquella danza voluptuosa de dar y recibir, repitiendo una y otra vez sin prisa. Cerca del final ya no fue posible mantener la calma, aquellos cuerpos exigían más energía, más entrega. Se dejaron llevar sin control.


James con la embestida final se dejó ir, mientras su cuerpo era presa de los espasmos del orgasmo. Con orgullo y satisfacción comprobó que la muchacha que se aferraba a él con fuerza inusitada también pugnaba con las sensaciones que le estaban provocando el orgasmo final. La sostuvo con fuerza mientras ella era arrebatada por sensaciones maravillosas. Sólo aligeró el abrazo cuando la escuchó gemir para luego quedar totalmente relajada aunque respirando con dificultad al igual que él.


Un beso dulce y a la vez apasionado selló aquel encuentro. Sus cuerpos húmedos y ardientes aún se apretaron en un abrazo fuerte, la manta sirvió para conversar un poco más de tiempo el calor de aquel encuentro tierno y voluptuoso.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Cómo había sucedido en la mañana Hermione y Harry regresaron juntos a la escuela. Pero al cruzar las rejas de Hogwarts, se separaron. Secretamente habían hecho planes con sus respectivas parejas. Hermione le dijo que aún no se iría a dormir, no estaba cansada y deseaba dar una vuelta por el lago, la noche estrellada y tibia era ideal para un paseo. Harry sonrió, definitivamente el panorama de su amiga era completamente distinto al suyo, las chicas eran románticas y gustaban de paseos a la luz de la luna; de seguro que su padre estaba por ahí oculto esperándola.


Pero él no iba a cuestionar eso aunque Severus y él gustasen de otras formas de romance. Ellos eran más pasionales, si todo dependiera de la voluntad de ambos se lo pasarían en la cama las veinticuatro horas al día haciendo el amor.


Harry caminó con prisa hacia las mazmorras era más de las diez y nadie podía estar merodeando por los pasillos a esa hora, de todos modos abrió los ojos muy bien por si se encontraba con alguien. Pero con el único que se topó fue con Severus que lo atrapó en un apretado abrazo y lo besó con pasión. Luego se dirigieron hacia las habitaciones privadas de Severus, y aunque Harry las conocía de memoria esa noche en especial le parecieron diferentes y así se lo comentó al hombre de ojos negros.


-Sev, tengo la impresión de que todo se ve diferente, pero no has cambiado nada -dijo el muchacho dando una mirada en derredor.

-Es cierto, no hay ningún cambio físico, pero tú lo ves todo diferente porque la situación ahora es diferente. Ya no estamos escondiéndonos, a lo menos no de tu padre ni del director.

-Tienes razón eso debe ser -respondió el muchacho echándole los brazos al cuello -, es genial estar así, sin ese peso de la culpa.

-Totalmente de acuerdo. Ahora te haré el amor como nunca antes.

-¿Qué significa eso? ¿Es que acaso antes te reprimías?

-Mi amor, me refiero a que ahora que ya no me siento que estoy aprovechándome del hijo de mi colega, me siento más libre para amarte, y jamás me he reprimido, eso lo sabes. Esa culpa que has mencionado también la sentía yo y estoy seguro que el sexo sin esa culpa tendrá un sabor maravilloso.

-La verdad es que yo creo que el sexo con culpa es más delicioso aún -dijo Harry besando el cuello del hombre mayor.

-Eres un muchachito muy perverso lo sabías.

-Hmm… Lo sé… Y no sabes que perversiones estoy ideando en este mismo momento.


Severus sonrió. Sabía muy bien hacia donde iban esas insinuaciones. Una imagen mental de Harry montado sobre él le golpeó e hizo que su entrepierna despertara con mucha rapidez.


-Oh Harry… quiero sentirte ahora mismo -dijo el hombre con voz susurrante y embargada por el deseo.

-Entonces no esperes más y llévame a la cama ahora mismo.


Severus alzó al muchacho y obediente lo condujo hasta la habitación. Una vez dentro de ella le ayudó a quitarse la ropa que el chico llevaba puesta después de haber pasado el día en el Londres muggle. El primer paso consistió en quitarle la camisa y luego lo empujó suavemente hacia la cama. En completo silencio fue despojándole de los vaqueros cuando el chico estuvo solo con bóxer se concentró en besarlo con la pasión y la ternura que el inspiraba ese amor.


Harry generalmente no era tan controlado, pero comprendía que Severus deseaba hacer de esa noche algo especial, después de todo estaban celebrando el día del padre y ambos lo serían dentro de ocho meses, sabía que sería maravilloso unir esa magia y amor, y que el receptor de eso fuera ese bebé que comenzaba a formarse dentro de él.


Severus ocupó mucho tiempo en repartir besos por ese cuerpo que tanto amaba. Sentía que esa noche era tan maravillosa como la primera vez. Los suaves gemidos que se escapaban de los labios del chico lo llenaban de felicidad. Se apartó un instante y procedió a quitarse la sencilla túnica por la que había cambiado la ropa muggle que había vestido aquel día. Harry se deleitó con la imagen, le enorgullecía saber que sólo él conocía todos los secretos que ocultaban el cuerpo de Severus.


El hombre se tendió en la cama completamente desnudo. La mano de Harry le acarició sedosamente el pecho y luego siguió bajando hasta llegar a su erección que se levantaba impetuosa, y que esa caricia sólo logró arrancarle un gemido muy erótico que excitó en grande al chico de ojos esmeraldas. Harry cambió su posición y se montó sobre Severus, que le sujetó de la cintura y le ayudó para que sus cuerpos se acoplaran de modo perfecto.


La preparación por parte de Severus consistió en caricias sobre esas nalgas blandas que su tacto conocían de memoria. Harry le animaba rozando su propia erección sobre la del hombre mayor. Todo estuvo pronto en su punto y Harry cerró los ojos y gimió como hacía siempre, era la señal que le enviaba siempre a Severus para decirle que estaba completamente preparado para él.


El tener conciencia clara de que un bebé crecía dentro de él y era producto de ese amor tan grande hizo de esa unión algo sin precedentes, la pasión y el amor fueron llevados a otro nivel esa noche, todo fue tan apasionado como la primera vez, pero con la experiencia de aquel año que ya tenían de estar juntos. Y sabían que esa unión que dentro de poco sería formal del todo, a medida que pasara el tiempo, se haría más plena de gozo y felicidad.



FIN

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