Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Coma profundo por Fullbuster

[Reviews - 103]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Es la primera vez que le doy cierto margen a Naruto. Desde el accidente o más bien, desde que entré en coma, no he dejado de perseguirle, movido por este sentimiento de soledad que me invade. Hoy es el primer día que miro desde la distancia.


Me había prometido ni siquiera seguirle, pero aquí estoy, en el centro comercial, flotando por sus pasillos a una distancia prudencial para que él no me vea. Sólo tenía que esperarle en casa mientras él compra el regalo para esa dichosa fiesta de cumpleaños con Hinata, pero ni eso he podido. ¡He aguantado diez minutos estando solo! ¡No quiero estar solo! Y aunque me cuesta admitirlo, es así como me siento.


Entran en una tienda tras otra, no parecen encontrar nada que a Hinata le guste para su amiga y supongo que quiere aconsejar bien a Naruto, aunque otras veces pienso que sólo quiere estar más rato a su lado. ¿Por qué no iba a querer? Es un gran chico, con un optimismo único pese a ser huérfano. La vida le dio la espalda y él… sólo ofrece sonrisas. Supongo que por eso me calma estar a su lado y me agrada.


Espero junto a la fuente, rodeado de gente incapaz de percatarse de mi presencia. Soy muy consciente de esos ciertos celos que me carcomen por dentro, de ver cómo la única persona con la que puedo hablar, se aleja de mí, pero no puedo pedirle que se quede a mi lado. Sólo soy un fantasma y Naruto debe seguir viviendo su vida.


¡De nuevo ese dolor en mi pecho! No puedo hablar, me cuesta respirar, tan sólo siento el intenso dolor y cómo una fuerza superior tira de mí. Miro mis manos, desvaneciéndose una vez más frente a mí. He vivido esa sensación antes, al menos unas cuantas veces y es, sin duda alguna, el desfibrilador tratando de hacer funcionar mi corazón nuevamente. ¡En ese instante me moría y nadie lo sabía! Mi corazón se había detenido y los médicos estarían luchando en el hospital por reanimarlo. ¡Las descargas dolían demasiado!


Mis ojos se fijan una última vez en el rubio que sonríe en la entrada de la tienda. Hinata también lo hace a su lado. Parecen haber encontrado un regalo por la bolsa que Naruto sostiene. Es entonces, cuando los cristalinos ojos de Naruto se desvían hacia mí. ¡Me ha visto! Su sonrisa cesa un instante al darse cuenta de que allí estoy yo pero no puedo hacer nada, excepto luchar por mantenerme aquí y ni eso consigo. Soy transportado directamente al hospital y todo se vuelve un caos.


Los médicos no paran de hablar de términos que yo no conozco, intentando reanimarme una vez más. El monitor a mi lado indica que estoy en parada cardíaca y tan sólo puedo esperar. Quizá es mejor morir aquí y ahora, dejaría de ser una carga para mis padres, para Naruto. Además… ¡Morir tras ver la sonrisa de Naruto no está tan mal! O eso quiero creer.


¡Un minuto! Y finalmente mi corazón vuelve a latir para alivio de los médicos. Realmente no sé si estoy contento o no. Una parte de mí piensa que tengo más tiempo al lado de Naruto y de mi familia, otra parte piensa que es un desperdicio, que jamás volveré con ellos. ¿Por qué seguir viendo una vida que jamás podré vivir?


Los médicos empiezan a disiparse y por fin veo mi cuerpo. Sigo entubado pero parezco estable nuevamente. ¡Un día más! Eso es lo que pienso, que estoy un día más tirado en esa cama, muriéndome lentamente, deteriorando mi cuerpo. Aun así, me siento en una de las sillas y espero.


¡Quizá espero a que mi cuerpo abra los párpados! No estoy seguro, pero en lugar de eso, sólo hay paz, tranquilidad y soledad a mi alrededor. Los minutos pasan lentamente, cada segundero que avanza con ese “clac” tan característico, es un suplicio para mis oídos, pero cuando me doy cuenta, han pasado casi tres horas. ¡Hoy nadie ha venido a verme! Puede que mi madre lo haya hecho esta mañana pero… en realidad no estoy pensando en los que han venido a verme o los que no, sino en Naruto, él no ha podido pasar hoy a verme y quizá es eso precisamente lo que echo en falta.


Cuando decido volver a aparecer en el cuarto de Naruto, la luz está apagada y no le veo por ningún lado. Estoy seguro que se ha ido ya a esa dichosa fiesta de cumpleaños. Sé que no debería enfadarme, que sólo es una fiesta y tiene todo el derecho a ser sociable con mis compañeros pero… aun así, siento un dolor terrible en el pecho. ¡Estoy dejando de ser importante para él! Lo noto.


Salgo del cuarto atravesando la puerta y echo un vistazo primero a la habitación de mi hermano. ¡Está estudiando! Él siempre estudia demasiado pese a la facilidad que tiene para memorizar las cosas. En el escritorio, tiene una fotografía donde salimos juntos, siempre hemos sido como un equipo y debe sentirse realmente solo ahora que yo no estoy por la casa. Es muy seguro que se sienta tan solo y perdido como lo estoy yo.


Coloco mi mano sobre su hombro, pero él no siente nada, sigue con los ojos sobre el libro y entonces, me doy cuenta de que está húmedo. ¡Ha estado llorando! Las lágrimas han caído sobre las hojas. Nunca antes he visto a mi hermano llorar, pero no me extraña en absoluto que lo haga a escondidas, fingiendo ser fuerte de puertas hacia fuera de su habitación, intentando animar a todos cuando aquí dentro se desmorona. ¡Adoro a mi hermano! Pero no sé cómo aliviar su carga ni su sufrimiento.


- Lo siento – susurro, pero él no me oye – lo siento, Itachi.


Me retiro de su habitación. Necesito alejarme del aura de tristeza que él desprende cuando está allí encerrado y entonces, bajo a la cocina, pero el ambiente no es mejor. Mi madre también está llorando. Sentada en la mesa de la cocina, llora sobre un trapo de cocina sintiéndose a solas. Me doy cuenta de que todas las sonrisas que desprenden cuando están juntos son fingidas, en cuanto están a solas, todos lloran en silencio.


No hay una zona segura en esta casa. Naruto parece ser el que trae alegría y optimismo, pero en cuanto él desaparece, todos vuelven a caer en esta depresión de la que yo no puedo sacarles. Al final, decido ir a la fiesta, sólo para saber cómo le está yendo a Naruto allí.


La casa de Sakura es grande y lujosa, los adolescentes se han descontrolado, algunos bebiendo y bailando en el interior de la casa, otros en el jardín y los más atrevidos… hasta se lanzan a la piscina. ¡Odio las fiestas y el descontrol! Yo soy muy organizado y esto… no tiene nada de divertido para mí. Quizá por eso nunca me invitan a las fiestas.


Busco entre la gente, apartándome cuando esos brutos vienen en mi dirección. ¡Como si pudieran darme! Me doy cuenta de ese “pequeño detalle” cuando interpongo mis manos frente a mi cara tratando de cubrirme de un chico que viene corriendo para tirarse a la piscina tras de mí. ¡No quiero caer a la piscina! Por eso trato de cubrirme, pero el chico me atraviesa y acaba tirándose al agua, salpicando a algunos presentes a mi alrededor.


- Joder – me maldigo por no haberme acostumbrado aún a esa sensación de cubrirme de cosas o personas que vienen hacia mí.


Sigo buscando a Naruto, alejándome de la piscina, de la gente borracha que tanto odio y del patio. ¡No le encuentro por ningún lado! Y dentro de la casa es todavía peor el ambiente. Todos están completamente borrachos, gritando, bailando y haciendo el idiota. ¡Odio las fiestas!


Besos, revolcones, gritos, todos en ese maldito instituto están fatal de la cabeza. Siempre creí que los institutos privados tenían unas normas rigurosas y así era, pero al parecer sólo funcionan dentro de la institución, porque al salir fuera, toda esa represión que sufren dentro, parecen desbocarla fuera.


Voy hacia la cocina, viendo a un par de robustos chicos que estoy convencido no eran de nuestro instituto, traer un barril de cerveza por la puerta trasera. Por un instante, pensé en volver a casa. Sólo tenía que cerrar los ojos, imaginarme mi añorada cama y ya está, como fantasma aparecería allí donde deseaba estar, sin problema y fácil, pero mi cabeza sólo piensa en Naruto. ¡Espero no encontrarle borracho!


Salgo por la puerta trasera de la cocina y entonces, al final del patio, lo encuentro. Una sonrisa se ilumina en mi rostro al dar con él. Sonríe, como siempre hace. Es lo más gratificante del día, poder ver su sonrisa después de los llantos en mi hogar. Camino hacia él, embelesado en esos labios curvos, en la sonrisa que parece devolverme un poco de paz y me hace olvidar el sufrimiento de mi hermano y mi madre, para darme cuenta de que no es para mí. Sonríe a Hinata, sentada frente a él.


Me detengo en seco y la sonrisa se borra de mi rostro. Mis piernas se niegan a dar un paso más, mi corazón se acelera nervioso, mis ojos son incapaces de apartarse de la escena y entonces… entiendo lo que me ocurre. ¡Me empieza a gustar! Estoy a gusto a su lado, me gusta hablar con él, me gusta escucharle, me gusta cuando me insulta o se queja, me gusta su forma de ser y cómo ilumina el oscuro camino de toda mi familia. ¡Le quiero!


Suena egoísta pero… le quiero para mí, le quiero a mi lado, quiero que hable conmigo, que me mire, que me sonría como le hace ahora mismo a Hinata, quiero ser importante para él como él lo es para mí. En cambio, me siento desplazado, solo y amargado. Nunca he sido bueno con los sentimientos, menos para expresarlos y soy incapaz de decirle todo esto a Naruto, por eso mismo, aprieto los puños y mantengo el silencio pese a que quiero gritar por la frustración.


Siento que los latidos de mi corazón se aceleran una vez más, esta vez con más violencia que antes. El pecho me duele y llevo mi mano hasta la camiseta, agarrándola con fuerza a la altura de mi corazón. ¡No debería dolerme nada pero lo hace!


Los labios de Hinata sobre los de Naruto es lo último que deseaba ver, pero es con lo que todo mi cuerpo se paraliza. Los estruendosos gritos de la gente a mi alrededor cesan, cada vez escuchándolos más lejanos a mí, disipándose hasta que ya no tenían importancia, hasta apenas ser audibles. Todos mis sentidos están centrados en esa escena y a mis oídos… llega un nuevo sonido, un pitido intenso y continuo. ¡No puedo respirar! Necesito oxígeno pero por más que intento obtenerlo, nada llena mis pulmones.


- ¿Sasuke? – escucho la voz de Naruto, todavía a demasiada distancia de mí, pero elevo mis ojos hasta ver cómo me mira.


Se levanta del lugar donde está y corre hacia mí, pero mi vista se nubla, apenas puedo identificar una sombra borrosa antes de que mi cuerpo se tambalee hacia atrás contra un árbol. No puedo tocarlo, ni puedo apoyarme pese a que mis manos intentan agarrarse a la desesperada. ¡Caigo! Mi cuerpo está cayendo hacia atrás pero cuando voy a tocar el suelo y antes de que Naruto llegue hasta mí, aparezco en el frío suelo del hospital, rodeado por médicos que entran en la sala con un desfibrilador. ¡Estoy muriendo! Puedo sentir cómo la vida se escapa de mi cuerpo, la falta de oxígeno, la presión y finalmente… de nuevo ese dolor en el pecho como si mil agujas se clavasen a la vez, una descarga que intenta volver a hacer latir mi cansado y roto corazón.


¡Muere de una vez! Es lo que pienso, porque ya no puedo seguir viviendo así, no soporto ver pasar mi vida como un fantasma, sin poder sentir nada, ni tocar a nadie, sin nadie con quien hablar, viendo la tristeza de mi familia… sin poder amar. ¡Sólo muere ya! Casi suplico a mi cuerpo. ¡Dejadme morir! Suplico a los médicos que luchan por reanimarme una vez más.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).