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Coma profundo por Fullbuster

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Naruto:


Llego a mi apartamento, vacío, solitario y oscuro. Acabo de entregar mi carta de renuncia. Es cierto que durante esos años de estudios con Sasuke he aprendido mucho y que soy muy bueno y ágil con las manos como para ser cirujano pero... no me siento preparado para hacerlo en solitario. Tengo confianza gracias a Sasuke, a que él esta a mi espalda siempre, pero ahora que ha despertado, ya nada tiene sentido. Le prometí dejarlo si él despertaba, volver a una profesión que me apasionase de verdad.


Una sonrisa sincera aparece en mi rostro. Estoy feliz porque aunque es cierto que no he podido entender el coma, ni he conseguido hacer demasiado por él pese a estudiar ambos el caso, está despierto y por lo tanto, mi objetivo en la vida esta cumplido. Sasuke está bien, más o menos. Todo su cuerpo se resiente aún y su cerebro funciona algo lento pero, tiene muchas opciones con rehabilitación y ejercicios para la memoria de recuperarse. Por otro lado... él no recuerda nada de su vida como fantasma. Su último recuerdo se remonta a hace siete años, a ese fatídico día del atraco. No sabe que nos conocemos, no sabe que nos hemos enamorado, no recuerda haber estudiado conmigo en la universidad... eso consigue que la sonrisa se borre de mi rostro y las lágrimas broten.


Me siento devastado. Él no sabe lo que pierde, pero yo recuerdo cada acontecimiento de estos siete años y sé que lo que viví con él, era auténtico y puro. Le conocí, me enamoré y llegué a vivir con él en este mismo lugar. Nunca pude tocarle, nunca le besé, no sentí su calidez y cada día fue una tortura por no poder tener más de lo que un pobre fantasma podía darme... conversaciones, sueños y promesas con intención de que un día... se hicieran realidad. Pero la realidad es... que todo se desmoronó en el momento en que abrió los ojos. En su mente, es un chico de diecisiete años y no uno de veinticuatro. Esos siete años juntos... acaban de desaparecer de un plumazo.


La luz del teléfono fijo me indicaba que tengo mensajes, pero no quiero escucharlos. Seguramente será del hospital para pedirme explicaciones por una renuncia tan precipitada, pero ya he hecho mis llamadas. Mi antiguo jefe enseguida se alegró de escuchar mi voz y desea que vuelva con ellos a la panadería. Puede parecer estúpido... pero me gustaba la panadería. No es un trabajo tan glamoroso como neurocirujano, pero es lo que me apasiona. Aún no sé cómo voy a mantener este apartamento en el centro de la ciudad sin mi sueldo de neurocirujano pero algo se me ocurrirá. Por ahora necesito alejarme del campo de la medicina.


Me siento en el sofá y enciendo una lámpara de la pequeña mesilla a mi lado. Del cajón saco un cuaderno. Hay muchas hojas en él, todas ellas escritas a mano como si de un código se tratase, es mi contrato con Sasuke. Lo leo una vez más, porque todas las noches lo hago, recordando todos los puntos en los que habíamos quedado. Allí dice que yo seré el primero en besarle, el primero en mantener relaciones con él si despertaba pero... Sasuke no me recuerda y no es que no me recuerde... es que a sus diecisiete años no me conocía. Su vida como fantasma nunca ha existido y ahora... me cuestiono si no fue todo lo vivido una mala jugada de mi imaginación. No puedo ir simplemente allí y besarle, sería desconcertante para él y nada saludable.


Vuelvo a dejarlo en el cajón. No hay solución con ese tema. Debo empezar a olvidarme de Sasuke y eso duele demasiado. Siete años ha perdido ese chico, no es justo que ahora yo llegue frente a él diciéndole locuras sobre fantasma y cosas semejantes. Sasuke debe empezar a vivir de nuevo y a tener sus propias ideas, a planificar su futuro. Seguro que él podrá llegar a ser lo que quiera en la vida.


Me acuesto en el sofá y miro el techo. ¿Realmente ha sido todo fruto de mi imaginación? ¡Siete años! Empiezo a creer que soy yo el que está loco. He tenido una relación de siete años con una persona imaginaria, así me siento y he vivido tan feliz que ahora... ya nada tiene sentido. He perdido lo único que me hacía sonreír cada mañana al despertarme, esa voz profunda que solía lanzarme algún insulto pero me sacaba una sonrisa luchadora, él era mi meta, mi objetivo y ahora... ya nada parece tener sentido.


Miro las fotografías de la galería de mi teléfono móvil. Sasuke no aparece en ninguna. Era un fantasma... o quizá mi imaginación. ¡Claro que no aparecía! Quizá estoy loco pero no tengo explicación para estas cosas.


Lloro en silencio. Es tan estúpido llorar por un sentimiento que no ha ocurrido. Los fantasmas no existen. Me giro sobre el sofá y coloco mis manos sobre mis oídos como si quisiera dejar de escuchar gritos que no existen. Es mi cabeza, sé que está confusa, que ella creé haber vivido algo que en realidad no ha pasado. Puede que el problema sea yo, que tenga algún tumor que me dejase aquel atraco y me hiciera ver fantasmas. ¡Estoy enfermo! Así me siento, completamente loco. Mis lágrimas no dejan de salir sintiéndome tremendamente estúpido por imaginarme cosas tan irreales e imposibles. Tengo que concertar una cita urgente con algún buen médico que me revise posibles secuelas cerebrales de aquel accidente.


***


Sasuke:


- ¡NARUTO!


El grito desvela a mi hermano. Él había decidido quedarse hoy a cuidarme por la noche. Le he sobresaltado, lo sé por la forma tan brusca en que se ha despertado, pero también yo me he despertado igual. Estoy empapado en sudor, todo mi cabello chorrea y mi corazón se acelera como si hubiera tenido una pesadilla.


- Ey... ¿Estás bien? ¿Era una pesadilla? – pregunta Itachi, acercándose a mi para tocar mi frente – Dios, estás ardiendo. Voy a buscar algo para que te seques el sudor.


Retengo su brazo antes de que se vaya. Apenas tengo fuerza y pese a las dos semanas que llevo aquí en el hospital, no he podido siquiera levantarme. Mis piernas están tan débiles que no son capaces de sostener mi cuerpo. Mi médico no ha vuelto a venir por aquí desde hace una semana y cuando pregunté... sólo me dijeron que había dejado su profesión, así que no volverá pero... ¡he soñado con él! Bueno... ni siquiera sé si es un sueño, parece demasiado real como para serlo y él... él era un adolescente.


- Yo... nunca sueño – le digo a mi hermano – bueno... sí sueño, todos lo hacemos pero nunca recordaba mis sueños y de hecho aunque lo hubiera hecho seguramente al abrir los ojos, en apenas siete minutos se habría borrado de mi mente lo que he soñado.


- Sasuke ¿Estás bien? – me pregunta y me doy cuenta que primero... estoy hablando muy rápido y segundo, que hablo de cosas que no debería saber. Yo no he estudiado nada sobre sueños, ni sobre cómo funciona el cerebro pero los datos vienen a mi cabeza como si ya estuvieran allí.


- Yo... no sé por qué sé todo esto pero... la cuestión es que he soñado, pero no parecía un sueño.


- Sasuke enserio, me estás preocupando. No te entiendo y son las tres de la madrugada, mi cerebro no está despierto para este tipo de conversaciones.


- Naruto – repito el nombre en un susurro – Naruto – vuelvo a pronunciarlo. Quiere sonarme de algo, como si lo hubiera pronunciado mil veces aunque mi cerebro intenta decirme que yo no conozco a nadie con ese nombre. Todo es confuso y la cabeza me duele - ¿Dónde está mi móvil? – pregunto aunque mis brazos ya se están moviendo de forma violenta, buscando en la mesilla y entre las sábanas, hasta que mi hermano me lo acerca. Lo coloca en mis manos y las presiona con las suyas para que deje de moverlas de esa forma tan alocada.


- Está aquí, tranquilo.


- Necesito... encontrar una cosa, yo... tiene que estar.


- ¿Qué buscas? – pregunta Itachi confuso al ver que mis torpes dedos intentan desbloquear el teléfono, por lo que finalmente, es mi hermano quién lo desbloquea y se sienta a mi lado para que pueda ver lo que hace – dime lo que buscas y trataré de ayudarte.


- En contactos.


- Contactos – presiona la tecla y aparece una lista reducida de números. No tengo demasiados porque no tengo amigos. La mayoría son números de emergencias como la policía, los bomberos, la ambulacia, mi hermano, mis padres y...


- "Narulove" – susurro al ver el número.


- Ya... es el número de tu novio.


- Ya te dije que yo no tengo novio – me quejo – pero... no sé, me vas a tomar por loco pero, he soñado con él, he soñado con el día en que grabó éste número de teléfono en mi agenda. Yo me enfadé mucho y él me dijo que intentase impedir que lo pusiera en mi agenda. Es un sueño tan nítido que siento como si lo hubiera vivido.


- Quizá es un recuerdo.


- No puede ser un recuerdo.


- ¿Por qué no?


- Porque yo no existía – le digo claramente – yo... ya estaba en coma cuando todo esto ocurrió, era... un fantasma, por eso no podía impedirle que grabase su número y sé como suena, me estás mirando como si estuviera loco y créeme... es tan confuso para mí como para ti. Sólo es un sueño pero... quería ver si el número estaba grabado.


- Sasuke – sonríe mi hermano como si tuviera una explicación – los sueños son así, parte de realidad y parte de imaginación de tu cerebro. Quizá sí grabó éste número pero no de la forma en que lo ha grabado en tu sueño. No sé si me explico, puede que sea real que guardase el número pero tu cerebro haya imaginado una escena que no concuerda con la realidad de lo que ocurrió.


- Que no conozco a ningún Naruto – intento hacerle entender – no es ningún compañero de clase y no conozco a nadie más que a mis compañeros.


- Quizá conociste a alguien ese día y no lo recuerdas ahora mismo, has estado siete años en coma y...


Marco el teléfono y mi hermano se sorprende al ver como inicia la llamada. Son las tres de la madrugada, han pasado dos semanas desde que desperté y estoy llamando a un total desconocido. ¿Qué narices me pasa para hacer estas tonterías? Es como si necesitase sacarme las dudas de lo que está ocurriendo. ¡Voy a despertarle! ¡Va a matarme esa persona desconocida!


- ¿Sasuke? – escuchó al otro lado del teléfono una somnolienta voz.


- ¿Na...Naruto? – pregunto por el manos libres que ha puesto mi hermano.


- ¿Te ha ocurrido algo?


¡Era médico! Puede que lo haya dejado pero lo era, se preocupa por si estoy mal y yo necesito que venga para comprobar que estoy en lo cierto. Miro mi muñeca, estoy seguro que yo no tenía ningún tatuaje pero ahora lo tengo y también salía en mi sueño. Todo es muy raro.


- Yo... me encuentro mal – le digo – necesito... necesito ayuda. Necesito verte.


- Voy ahora mismo.


No me da tiempo a decir ni una palabra más, ha colgado el teléfono y sé que está tan loco como para hacerme caso y venir en plena madrugada. Mi hermano en cambio, me mira extrañado. Sabe que ocurre algo, quizá estoy loco. ¿Por qué tengo estos sueños tan raros? ¿Por qué me despierto todas las noches empapado en sudor? ¿Por qué estoy recordando estos sueños que son tan vívidos? No tengo respuestas pero espero que Naruto sí las tenga. Él era neurocirujano, ha estudiado el cerebro, debería poder ayudarme.


- Has despertado a un chico a las tres de la madrugada – me expresa Itachi su preocupación.


- Lo siento.


- Y él está siempre tan loco como lo estás ahora mismo tú. Seguro que aparece por aquí en un rato.


- Sé que es una locura Itachi pero... creo que le conozco.


- Claro que le conoces, era tu novio, eso dijo él.


- No es de eso, siento que le conozco no sé... no sabría decirte... que le conozco mucho más profundo, de haber hablado con él durante años, de conocer absolutamente todas sus preocupaciones, sus sueños, metas, como... si hubiéramos estado juntos por años. ¡Dios! Sé cómo suena esto, es una maldita locura pero... tienes que creerme, es una sensación muy rara. Sólo quiero comprobar si es un sueño o...


- ¿Real? – pregunta mi hermano al verme tan raro.


- Sí – le aclaro – no sé quién es ese chico... pero aparece en todos mis sueños y por estúpido que parezca... era feliz con él.


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