Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Coma profundo por Fullbuster

[Reviews - 103]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

No he pegado ojo en toda la noche, lo he intentado de mil maneras, pero es cierto que cada vez que abro los ojos, me encuentro a Sasuke pensativo, sentado al fondo de la habitación mirando su cuerpo inerte sobre la camilla. No hemos hablado del tema del “Novio” desde que lo solté aquella tarde. A la mañana siguiente, sus padres regresan y con ellos… el tema que he estado evitando con el moreno.

 

No paran de hablar fuera de la habitación y no sé qué están tratando exactamente, pero miran hacia donde yo estoy. Sasuke, en cambio, observa a sus padres que parecen estar hablando algo importante, no dejan de gesticular y sé que es algo sobre nosotros por la forma en que frunce el ceño cada vez que un brazo nos señala… o más bien a mí.

 

- La has hecho buena, idiota – se queja Sasuke - ¿Mi novio? ¿En serio? Ni siquiera sé cómo es posible que se hayan creído eso.

 

- Yo tampoco – lo digo con incredulidad – pareces un amargado, nadie querría salir contigo.

 

- Vete al infierno.

 

- Tú estás más cerca – le aclaro, pero al ver de nuevo esos ojos tristes y desconcertados, me doy cuenta de que ha sido cruel – lo siento, no quería…

 

- No, tranquilo, puedes decirlo, estoy medio muerto. Es la realidad.

 

- No quería sonar así – le comento al darme cuenta de que era demasiado cruel incluso para un capullo como él - no debería gastar bromas con este tema.

 

- Ahí vienen.

 

- ¿Qué?

 

Es cierto, ahí vuelven a entrar esa elegante pero afligida mujer con su esposo, mirándome sin siquiera pestañear como si hubieran llegado a una decisión referente a mí.

 

- Van a darte el alta, así que hemos decidido acercarte a casa, es lo menos que podemos hacer por ti – me dice la mujer con un tono dulce.

 

- No aceptes, es una trampa – escucho a Sasuke.

 

¿Una trampa? ¿De qué? Es lo único en que puedo pensar. ¿Qué podrían querer de mí? Soy huérfano, vivo en un pequeño estudio mugriento a las afueras y ni tengo dinero ni nada de interés que ellos puedan querer de mí. Creo que Sasuke ve mi cara de asombro por sus palabras y resopla frustrado, como si le cansase tener que explicarme todo.

 

- Quieren sacarte información, idiota – me dice – quieren saber si realmente me conoces como para ser mi novio.

 

Eso sí me asusta, porque yo no sé nada sobre Sasuke. ¿Qué debería contarles de él? Lo único que conozco es que me salvó ese día y ni siquiera sé por qué lo hizo. Según él… “Su cuerpo se movió solo”.

 

- Déjame coger las cosas de Sasuke y te acercamos – sonrió Mikoto de nuevo – lavaré su ropa y la traeré de nuevo por si… - se calla.

 

Todos sabemos lo que quiere decir, “por si despierta”, aunque ni los médicos están seguros de que eso vaya a ocurrir en un futuro cercano. Miro hacia Sasuke, ahora más preocupado todavía, como si hubiera recordado algo.

 

- No le dejes coger mis pantalones – comenta aterrado pero yo le miro sin entender nada – joder… tengo marihuana en el bolsillo de atrás. ¿Sabes lo que van a pensar de mí? Por favor, no dejes que piensen que estaba fumando o yo que sé… que me drogaba o que hacía cosas así… no he hecho nada parecido.

 

Sasuke observa con temor cómo su madre va hacia el armario, sin poder evitarlo de ninguna de las formas. Da igual cuánto se acerque a ella o intente ponerse en medio, su madre le atraviesa y yo no puedo decirle nada, no delante de sus padres allí. Habrían pensado que estoy loco por hablar solo con su “supuesto hijo”.

 

Su madre consigue finalmente llegar al armario y no se me ocurre nada razonable para sacarle de ese lío, pero siento que debo hacer algo, él me ha salvado la vida y, a cambio, me está pidiendo algo muy sencillo, sólo que no piensen mal de su hijo medio muerto.

 

Su madre coge finalmente los pantalones y por suerte para ambos, no revisa los bolsillos, por lo que veo a Sasuke respirar tranquilo por ahora. Imagino que si hace igual que yo, revisará los bolsillos antes de meterlo a la lavadora y no estaré allí para proteger a Sasuke. Sólo me queda una solución, quitarle la mariguana del bolsillo del pantalón sin que nadie se dé cuenta. Algo que no debería resultar muy complicado.

 

- Muchas gracias por el ofrecimiento aunque no quisiera ser una molestia – le insinúo, aunque necesito subir a ese coche para acercarme a los pantalones.

 

- No es ninguna molestia – comenta Mikoto – vamos, seguro que quieres descansar y volver a tu vida cuanto antes.

 

- ¿Qué estás haciendo? – me pregunta un confuso Sasuke.

 

- Necesito acercarme a los pantalones para quitarte la marihuana – le susurro mientras recojo las pocas pertenencias que tengo en la mesilla de la habitación.

 

- Te van a descubrir, te hablarán de mí.

 

- Pues o me ayudas a ayudarte, o nos pillan a los dos – le aclaro.

 

El trayecto en coche es silencioso. Sus padres no parecen muy dispuestos a hablar y desde luego… yo prefiero mantenerme al margen. Miro hacia mi lado, Sasuke está sentado allí, callado y envuelto en sus propios pensamientos. No parece molestarle el silencio, pero sí se sobresalta al escuchar a su madre.

 

- ¿Y cómo os conocisteis? – pregunta su madre, a lo que yo miro instintivamente hacia Sasuke.

 

- Di algo creíble – comenta Sasuke, casi como si pensase en algo.

 

- En la biblioteca – le digo con una gran sonrisa, a lo que Sasuke se queda atónito antes de gritarme.

 

- ¿Eres idiota? Nadie se va a creer que tú puedas pisar una biblioteca.

 

- ¿En la biblioteca? – pregunta Mikoto – la verdad es que Sasuke pasaba horas allí encerrado. ¿Qué estudiabas?

 

- Oh, genial – susurra Sasuke al darse cuenta de que no podía responder a algo así.

 

- Pues… realmente nada, no tengo dinero para la matricula de la universidad y supongo… que aún debería acabar el último curso de instituto aunque ni estoy matriculado, pero me gusta ir a la biblioteca y ojear libros de cocina. Me gusta mucho cocinar, hago repostería también, a veces hasta mi jefe me deja vender alguna tarta o postre aparte del pan.

 

- Quizá tenga que pedirte alguna receta – sonríe Mikoto.

 

- Claro, podría llevaros una tarta como agradecimiento por acercarme a casa.

 

¡Todo está complicado! Mikoto ni siquiera ha soltado los pantalones. Siguen allí perfectamente doblados sobre sus rodillas, en el asiento del copiloto y me es imposible alcanzarlos. Miro a Sasuke, quien también me mira algo angustiado por aquel hecho. Al llegar al barrio donde vivo, el rostro de Mikoto cambia radicalmente. Las afueras no es precisamente el mejor lugar para vivir, pero era lo más económico que pude conseguir pese a que tengo que coger varios metros para llegar a mi zona de trabajo.

 

- ¿Vives aquí? – me pregunta Mikoto con ese tono más de preocupación que otra cosa.

 

- Sí, en el número seis – le digo antes de señalar hacia el portal. Ella lo mira unos segundos y posteriormente, cuando estoy dispuesto a abrir la puerta y agradecerles que me hayan traído, oigo cómo los cierres de las puertas se cierran.

 

- ¿Quieres venirte a cenar a casa? – me pregunta Mikoto.

 

- Conozco esa mirada… - comenta Sasuke – dile que no ahora mismo. No le gusta dónde vives.

 

- Se lo agradezco de verdad, pero no quiero molestar más y estoy convencido de que aún me queda algún bote de comida precocinada por algún armario.

 

- ¿Precocinada? – pregunta casi incrédula – está decidido, te vienes a casa.

 

- Mikoto, seguro que el chico quiere volver a su rutina – intenta excusarme su esposo.

 

- Pero mira dónde vive, es… - susurra ahora para que no la escuche aunque puedo oírla claramente – es el novio de Sasuke. No puedo dejarle aquí. Ya he perdido a un hijo.

 

- Mikoto, no puedes intentar reemplazar a un hijo por otro – le comenta Fugaku en el mismo tono bajito y yo prefiero mantenerme al margen.

 

- Genial… ahora querrán adoptarte para que llenes el vacío que voy a dejarles – sonríe Sasuke con recelo.

 

- No tiene padres y a nosotros nos sobra una habitación de invitados. Además ya oíste a su médico, aún tiene que regresar al hospital en las próximas semanas para hacerse pruebas por lo del coma, dijo que debería vigilarle alguien por si acaso y no tiene a nadie.

 

Me gustaría decirles que les estoy escuchando discutir sobre mi futuro y realmente no quiero ir a vivir a su casa, aunque me sorprendo al escuchar lo que el médico les dijo. Ir a su casa es complicado para mí, no porque vaya a estar mal ni nada por el estilo, sino por dos motivos en concreto, el primero es que ahora tengo mi independencia, no tengo que decirle a nadie dónde voy, a qué hora salgo o cuándo vuelvo. La segunda y más importante… ¡He pasado por tantas casas y todos me habían acabado devolviendo! No puedo ser el “hijo” perfecto que buscan esas familias y no quiero volver a pasar por una “devolución” como si fuera un juguete roto o en mal estado. Sasuke se fija en mi rostro y al verme melancólico, parece que quiere decir algo, pero yo le detengo con una de mis sonrisas para que no se preocupe.

 

- Perdonad – les comento al matrimonio – la verdad es que no tienen por qué preocuparse por mí, estoy bien, de verdad. Muchas gracias por acercarme, es más de lo que deberían haber hecho por un desconocido. Si no les importa… me gustaría poder pasar a ver a Sasuke mañana.

 

- Por nosotros está bien – comenta Fugaku al instante – el problema van a ser los médicos, no quieren que entren visitas que no sean familiares. Deberíamos hablar de ese asunto con los médicos por si pudieran hacer una excepción contigo pero…

 

- Lo entiendo.

 

- Vamos, Fugaku, por favor – casi suplica Mikoto – si viviera con nosotros, sería como un hermano para Sasuke, le dejarían entrar a verle cuando quisiera, sería de la familia y además… me sentiría más tranquila sabiendo que no le ocurrirá nada, ni tendrá efectos secundarios ni nada, al menos hasta que acaben de hacerle todas las pruebas.

 

- Sí, es una opción pero…

 

- Esperad… ¿Podría verle siempre que quisiera si vivo con vosotros? – les pregunto, a lo que veo cómo Sasuke se angustia más.

 

- Ni se te ocurra, no puedo ayudarte tanto. Naruto, te acabarán descubriendo.

 

- Por favor – les suplico – prepararé las comidas, limpiaré la casa, no os daré ninguna clase de problemas, pero dejadme ver a Sasuke.

 

Ambos abren los ojos al ver cómo yo uno las palmas de mis manos y les ruego. Me da igual perder mi libertad si con ello soy capaz de tener tiempo con Sasuke y poder encontrar una forma de despertarle. Se lo debo, él me salvó.

 

- Supongo que podemos probar y también estaré más tranquilo si estamos para comprobar su estado de salud – acaba aceptando Fugaku con un largo resoplido, a lo que Mikoto se pone feliz por primera vez en esos fatídicos y tristes días.

 

***

 

- Guauuuu, me encanta – sonrío con emoción, no puedo dejar de mirar a todos lados.

 

- Siéntete como en casa – me sonríe Mikoto.

 

¡Su casa es preciosa! No puedo creerme que vivan en una casa tradicional en el centro de la ciudad. El patio me embelesa. Yo jamás podría permitirme algo así y enseguida me doy cuenta… de que deben ser una familia importante o con recursos. Aun así, al ver el rostro melancólico de Sasuke, empiezo a pensar que quizá lo que para mí es un palacio, para él fue una jaula.

 

- Lo siento – bajo mi euforia al ver a Sasuke, justo cuando ya todos han entrado.

 

- ¿De qué hablas? – me pregunta algo confuso.

 

- Me he emocionado demasiado, no creí que… para ti fuera a ser algo…

 

- Deja de intentar excusarte, es normal que te guste. He visto tu barrio – me sonríe – no tienes por qué bajar tu entusiasmo sólo porque yo no tenga el mismo que tú. Oye… - me detiene cuando estoy dispuesto a entrar en la casa - ¿Por qué pusiste aquella cara tan triste en el coche cuando te dijeron de venir?

 

- Yo… vamos Sasuke… soy huérfano, puedes imaginarte lo que es pasar de una casa a otra.

 

- No, no puedo, no lo he vivido.

 

- No es agradable cuando te devuelven ¿Sabes? Te sientes como si no fueras importante, como alguien defectuoso para la sociedad, alguien a quien no quieren, que no cumple las expectativas o requisitos. Pero me esforzaré por quedarme, te lo prometo, voy a esforzarme mucho para poder sacarte del coma.

 

- Ya te he dicho que es impo…

 

No quiero escucharle más, él parece estar en una etapa de “todo negatividad” y lo entiendo, es un fantasma, está en coma, al borde de la muerte y sólo yo le puedo escuchar y ver, es lo más lógico del mundo que él vea todo color negro.

 

- Ey, no me dejes con la palabra en la boca – se queja aunque yo le ignoro.

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).