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Luna de Sangre por lala-sama

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Notas del capitulo:

Aqui os dejo con el capítulo 2

Con rapidez la policía llegó a la escena y se puso manos a la obra. Habían llegado tres coches policiales repletos de agentes. De los nueve agentes que había, cuatro tomaban declaración a los adolescentes que habían observado la escena, mientras que los otros tres subían por la verja para poder entrar en el lugar.


-¿Que ha pasado? - comentó el primero de ello acercándose a la muchacha


-Si no responde jovencita será arrestada - comentó el segundo sin dejarle tiempo a contestar


Luna no podía contestar ante tal pregunta. Su mente seguía confundida por tantas cosas sucedidas. Los agentes al no escuchar respuesta le leyeron sus derechos y se la llevaron a la comisaría a un interrogatorio. Luna de buena voluntad hizo lo que ellos le ordenaban y no dudaba en entrar al coche. A los pocos kilómetros de la casa de campo alquilado y presa de la incertidumbre comenzó a llorar dentro del coche policial dejando sorprendidos a la pareja de conductores. La pareja de policías al ver la escena pasaron en una cuneta apenados por la joven que llevaban consigo.


-Tranquila pequeña - comentó la agente de policía


-¿Nos contarás lo sucedido? - preguntó el segundo con delicadeza


-Si - llego a decir al fin Luna


Sin dudarlo y entre lagrimas comenzo a contar la historia de tu cumpleaños. En unos minutos les contó minuciosamente lo que había pasado. Los policías se miraron entre ellos y comenzaron a hablar sobre lo ocurrido. En completo silencio volvieron a meter a la pequeña en el coche y condujeron en silencio pensando qué hacer con lo ocurrido. Una vez allí el drama se volvió más altivo al encontrarse Luna con sus padres. Un policía alto de pelo azabache, ojos castaños, barba corta y corpulento se acercó a la familia de tres. El hombre se puso en la piel de los padres y habló con la muchacha.


-Buenas noches. Mi nombre es Colmo y soy un inspector que llevará vuestro caso. Me han informado que su hija tomó venganza de ello.


Los padres de Luna la miraron con los ojos abiertos como platos. Ella por su parte ego con la cabeza mientras otros policías se la llevaba a una sala para interrogarla.


-No se preocupe, averiguaremos la verdad pero agradeceria que fueran con ellos para confiar la muerte de su hija y si conocían al chico muerto.


Los padres se marcharon con otro par de agentes para comprobar lo que le había pedido el inspector. Por su parte, Luna se encontraba en una sala siendo intimidada por el inspector. El hombre había perdido toda expresión comprensible y ahora ponía una cara seria y algo enfadada.


-¡Dime la verdad!


-Pero si ya lo he hecho señor - dijo apunto de romper a llorar por los nervios nuevamente


-¿Querías venganza por tu hermana, verdad?


-Se equivoca señor, en ese momento, solo quería huir de ese hombre con intenciones de violarme y luego asesinarme.


-¿Conocías al muchacho?


-No señor, era la primera vez que lo había visto


Tras varias preguntas más fue llevada a una celda se encontraba en el mismo edificio. Allí, se encontraban un par de persoas con pinta raras. El inspector sin mediar una palabra más la obligó a entrar atrayendo las miradas de los presentes.


-Te quedarás aquí hasta esclarecer tu caso


-Pero yo no...


-¡A callar! - la irrumpió - no sabemos la verdad y deberás esperar


Luna se quedó mirando al policía mientras se marchaba riendo con un compañero. Viéndose sola miró al interior y los dos hombres dirigieron sus ojos a ella y esta se exalto.


- ¿Estas bien muchacha? - preguntó el más sucio y mugriento de ambos


-Parecer nerviosa y apunto de llorar - preguntó el segundo que vestía ropa rota


Luna sorprendida por la pregunta miró a ambos y hablo un poco más tranquila.


-¿Qui...quienes sois? - preguntó con voz inocente


-Yo soy Theodor - dijo el hombre sucio


-Y yo soy Carl - pronunció el segundo


-¿Y...y que ha...haceis aqui? - pregunto nerviosa


-Soy una vagabunda. Entre en un bar para pedir un plato de sopa caliente con lo que había conseguido pero llamaron a la policía en vez de echarme


Los tres se sentaron en el banco que había dentro del lugar. Luna estaba más calmada y aquellos hombres que no se habían asustado de ella con esas ropas sucias de sangre y rotas. Todo lo contrario a sus padres y resto de personas del lugar.


-Yo solo robe un bolso. Necesitaba dinero para mi familia. Mis hijos tienen hambre y estamos en la calle. La primera vez que robo y la que me pillan.


Luna miró hacía el suelo algo incómoda por la situación.


-¿Y tú pequeña?, ¿Que haces aqui? - pregunto Theodor


-¿Qué edad tienes?, los niños de primaria no deberían estar en este lugar - preguntó el segundo


Dicho comentario molesto levemente a Luna. Era muy baja pero no le gustaba que se lo restregarán.


-Mi hermana fue asesinada por un hombre


Luna por tercera vez en la noche contó la historia de su cumpleaños. Una historia que empezaba a odiar cada vez que la contaba y empeoraba a cada segundo. Luna miró al suelo y notó que ambos le pusieran las manos en la espalda. De alguna manera sentía aquellas manos cálidas. En su interior se sentía confundida. Ciertamente estaba nerviosa no por el asesinato sino por su hermana. Al contrario de lo que se esperaba, clavar el arma en el pecho del hombre y probar esa gota de sangre logró que algo en su mente hiciese un clink de un hilo rompiéndose. Pero eso era algo que se guardaría para ella misma.


Con lágrimas en los ojos por la pérdida de su hermana levantó la mirada derramando estas por sus mejillas hasta caer en una de las manos de sus compañeros de sala. Uno de ellos se levantó y fue hasta los barrotes y habló con el guardia. En ese momento las campanas de media sonaron.


-El mejor cumpleaños de mi vida - comentó con una clara ironía y una voz rota


El padre de familia le tomó la mano y con una llave que tenía en el bolsillo la sacó del lugar. La muchacha le miraba sorprendida. El mendigo con una sonrisa la despidió y fue llevada ante el inspector. El inspector ahora tenía una sonrisa grande en el rostro. Frente a frente con Luna, este le toco la cabeza y le removió el pelo con cariño.


-Me alegro que no nos hayas mentido - dijo el mayor mientras se agachaba para estar a la altura - No me hubiese gustado mandar a una niña tan joven a un reformatorio.


-¿Qué edad cree que tengo? - pregunto molesta Luna


-Quizás... ¿diez?, ¿doce años? - preguntó el hombre


-Se equivoca - dijo el hombre que estaba hacía unos minutos con ella en la celda - tiene quince años. El asesinato fue el día de su cumpleaños.


El inspector se asombró. No esperaba encontrar una chica tan bajita a esa edad y no dudaba en demostrarlo en su rostro.


-Increible, tienes la misma edad de mi hijo


Expreso asumiendo la relación altura-edad. El hombre con una sonora carcajada alteró el ambiente de una manera y aliviandola del tema principal.


-No te preocupes, creceras. Mi hijo es igual de bajo que tú pero ambos daréis el estirón - sonrió - bien, ahora que tenemos la confesión grabada en audio y por video podemos darnos cuenta de que realmente no mientes. Pronto habrá un juicio donde dictarán sentencia para ti pero tranquila. No habrá grandes represalias.


Luna y sus padres se miraron entre sí al igual que los miembros de la comisaría. Todos estaban preocupados por la joven y su futuro. Los policías involucrados habían visto y escuchado la confesión de la muchacha por lo que difícilmente algún juez la denominaría culpable por ello. Sin embargo, sería algo que marcaría su vida por el resto de su vida.


-Se que esto va a sonar muy raro pero dame tu ropa - añadió el comisario - tu ropa es una prueba del delito cometido por lo que debes quitartelo.


Unas policías trajeron con ellas una camiseta y un pantalón que tenían en comisaría para casos así. Luna algo cohibida se cambió de ropa en el cuarto de baño mientras era observada por una mujer para evitar que pudiese eliminar alguna prueba. Una vez con la ropa prestada puesta - que era de un tamaño inmenso a su pequeño cuerpo - volvió junto a sus padres que estaban terminando de firmar unos papeles.


Ese día Luna se marchó a su casa con sus padres para comenzar el duelo de su hermana mientras esperaba la vista para la sentencia de la joven. Llegaron a casa en la madrugada, sin embargo, a pesar de la hora ninguno de los tres tenía sueño. Rápidamente Luna se fue a la ducha para lavarse la sangre seca del cuerpo y quitarse la ropa. Estaba cansada tanto física como psicológicamente pero no podía irse a la cama. Su mente se sentía atropellada con la inmensa cantidad de pensamientos y sentimientos contradictorios que florecían a cada segundo.


La sangre seca tras ser humedecida comenzó a correr por todo su cuerpo besándola en sangre. Su pelo rubio que estaba manchado de matices rojos ahora volvía a estar de su color natural pero el olor que la impregnaba aún no desaparecía. De alguna manera, ese olor metalizado no le desagradaba, más bien la emocionaba y hacía que su corazón se acelerase. Mientras sus manos pasaban por su cuerpo para quitarse por segunda el jabón volvió a sentir por su cuerpo la sensación de caer sobre el hombre desconocido. Sentía con claridad el suave efecto de deslizar un objeto afilado a través de la carne firme y tersa; la salida de la sangre que permanecía escondida en el interior por el agujero mientras se iba apagando y enfriando el cuerpo que alguna vez albergó vida. Ese sentimiento permanecía en cada poro de su cuerpo a la vez que su mente recordaba la escena. Era algo que nunca podría olvidar.


Salió de la ducha y se cambió de ropa. Bajo a la cocina a por algo de comer mientras observaba a sus padres llorar como magdalenas en el sofá de la sala que había junto a la cocina. Sus padres se encontraban mucho más afectados que ella por la pérdida de su hermana. Sus padres se encontraban mucho más afectados y ellos comprendían el motivo. Rápidamente pasaron las horas mientras en el silencio de la casa continuaban los lamentos. Por la mañana y una vez que sus padres estaban de secos de tanto llorar comenzaron a llamar por teléfono a familiares y conocidos de su hija.


Toda la mañana el teléfono se la paso sonando. Decenas de personas querían saber qué había pasado. En ningún momento fue nombrada Luna y su caso por lo que logró aliviar un poco los sentimientos de preocupación que tenía. Luna quería usar el teléfono para llamar a sus dos mejores amigas para que viniesen y estuviesen en uno de los momentos más extraños de su vida pero no podía. Ambas se encontraban juntas en un viaje fuera del país y el teléfono se encontraba colapsado.


Evitando el ruido y queriendo descansar fue a su habitación para encontrar un poco de paz y aclarar sus pensamientos. Sin comprenderlo, en la habitación donde se encontraba en la completa soledad y el silencio podía escuchar mucho más ruidos y muchas más cosas que agolpaban sus oídos. Podía escuchar con claridad los gritos de sus compañeros; su respiración alterada mientras huía del hombre; el sonido de los pasos del muerto; sus insultos y sus gritos; sentía como la lengua bífida pasaba por el interior de su boca, todo. Con los ojos cerrados podía sentir, escuchar y repetir de manera incesante todo lo que había vivido a lo largo de la noche como un bucle infinito. Las horas pasaban y se mantenía aletargada en su cama sin moverse.


-Se supone, que el asesinato es algo malo. Arrebatar la vida a una persona te produce pesadillas y nervios. Malestar general. Un toque a la humanidad de la persona. que provoca arrepentimiento pero no soy así. No me siento mal por haber asesinado a esa personas, al contrario me encuentro bien y me gusta la sensación que ha dejado en mi cuerpo. Me gusto observar la expresión del hombre al ser herido y como lentamente se le difuminaba la mirada. Me excite al verlo inmóvil y frío al igual que saborear su sangre. No era asquerosa, sabía igual que un pequeño caramelo de café negro, algo amargo pero delicioso.


Las horas pasaban mientras esos pensamientos llenaban su mente y boca mediante suspiros confusos. A la hora del almuerzo su madre la llamó para comer y con ello tuvo una conclusión clara de todo.


-El asesinato de aquel hombre no me causaba ningún problema moral. Es algo que me ha gustado hacer


Resolvió para sí misma mentalmente mientras bajaba las escaleras. Una vez en la cocina observó a sus padres masacrados por la pena mientras miraban un plato de espaguetis con lástima mientras movían de un lado a otro cada componente del plato. Luna se sentó en la mesa y fingió una cara de tristeza mientras comía con lentitud el plato. En aquel momento, ella no albergaba sentimiento alguno de pena o tristeza de su hermana solamente gozaba de un éxtasis interior por no poder olvidar ni dejar de sentir todo lo que había vivía.


Su interior se encontraba dividido en dos partes. La primera de ellas era la parte humana que lucha por mantenerse a flote con la racionalidad. Y la segunda era el gozo y la pasión por aquello que acababa de vivir y que no la abandonaba.


-¿Cómo te encuentras hija? - Preguntó su madre con grandes ojeras y los ojos rojos de tanto llorar.


-Bien... - disimulo con una voz apagada y algo rota - nerviosa y algo asustada - completo


-¿Conocías al chico? - preguntó su padre con el mismo tono de voz apático de su esposa


-No... ni idea - Luna disimulaba como la mejor de las actrices - solo se... que...


De sus ojos comenzaron a caer lágrimas que no tardaron en caer sobre el plato y comenzar a mojarlo. Con este gesto sus padres se levantaron con rapidez para abrazarla. Entre los brazos de sus padres se sentía muy cálida pero no tanto como el estar sobre aquel cadáver. Escondida entre los pechos de sus padres y aún soltando lágrimas sonrió sin que nadie pudiese verla. Una pequeña sonrisa de la victoria interna de la parte malvada que lentamente salía a flote.


Tras aquel momento se secó las lágrimas, se limpió la nariz y se terminó de comer el plato solo para subir y dormir hasta la noche. 

Notas finales:

No se olviden de comentar y dejad vuestro apoyo. Poseo de otros canales en otras plataformas donde la historia se actualiza con antelación por lo que si os encontráis interesados en la historia no dudéis en pasaron por allí.


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