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De fuego y sueños por Yusei156

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La noche era fría, hasta ese momento se había dado cuenta de que habría sido una buena idea salir del departamento desconocido con algo de dinero y una chamarra. Afortunadamente no había sufrido por ello, a excepción del frío, ese día le habían regalado la comida cuando paso por la cafetería, una chica le había invitado un café, recibió al menos dos números de celular y una dirección. Era increíble lo que podía pasar durante unas horas siendo alfa. Definitivamente no envidiaba a la pareja de ese hombre.


 


—Hola guapo, me estaba preguntando si querrías meterme la lengua hasta la garganta— escuchó de repente. No podía creer cómo alguien podía ser tan atrevido con un desconocido en el parque.


 


—No— le contestó secamente sin siquiera mirarlo, tenía mejores cosas en las que perder el tiempo.


 


—Es una lástima, puedo jurar que eres mi persona destinada— dijo Sirius por fin llamando la atención. Verse de frente era mucho más confuso que nada.


 


Para Severus la sensación era la misma. No estaba seguro de cómo actuar, ni siquiera podía creer que todo eso estuviera pasado. Pero estaba allí, su cuerpo parado frente suyo con un montón de bolsas y ropa que jamás había visto. Necesitaría una explicación sobre lo que había hecho ese día.


 


—¿Sirius Black?— preguntó aunque era obvia la respuesta no lo pudo evitar, era demasiada la impresión al verlo frente suyo.


 


—Severus, perdona pero no tuve el placer de conocer tu apellido— contestó saludando cortesmente. Aunque noto una mirada insistente en las bolsas que estaba cargando. Como acto reflejo busco esconderlas lo que ocasionó que el interés en ellas se incrementará.


 


—¿Qué hiciste hoy? — preguntó Severus con una mirada inquisidora lo cual solo hizo ver al Black sus ojos transformados en los de su madre cuando se enojaba. Definitivamente necesitaba una gran excusa.


 


—Te compré unos regalos—  estirando la mano para entregarle una de las bolsas. No había mucho que hacer, a final de cuentas todo era de su talla.


 


Severus tomó de mala gana la bolsa y comenzó a inspeccionarla. Había al menos dos pantalones, varias playeras y unos accesorios. No entendía para qué querría todo eso hasta que se dio cuenta de que todo era de su talla. Volteo a verlo intentando descubrir qe pensaba en ese momento. Además de su claro nerviosismo notó que había tres bolsas más en sus manos.


 


—¿Y todo esto?— preguntó señalando el resto de las bolsas. No es como si fuera necesario, estaba seguro de que el Black sabía de lo que hablaba, solo que era lo bastante listo como para fingir ignorancia.


 


—Regalos— volvió a contestar. No había nada que hacer.


 


—No los quiero— le dijo con los brazos cruzados. ¿Qué clase de persona iba y se gastaba todo su dinero en un solo día? No podía aceptarlo, menos cuando sentía que lo estaba comprando con eso.


 


—Son de tu talla— comentó intentando entusiasmarlo —Se te ven muy bien puestos— volvió a decir sin exito alguno de persuasión.


 


—Tú tienes pareja ¿recuerdas? Y yo no necesito nada tuyo— declaró ligeramente molesto. Estaba claro que había algo mal en todo ese trato. El nada disimulado coqueteo y ese regalo impulsivo eran una mala broma del destino que deseaba juntarlo con alguien con novio “Si la cosa fuera distinta” pensó.


 


—Remus es más alto, no le quedaría nada de esto— dijo como si fuera lo más obvio del mundo  —Y no me olvido que estoy con él, es sólo que me gustaría conocerte—


 


—No necesito que me regales nada para eso— le dijo un poco más tranquilo.


 


—Además termine comprando todo esto después de huir y entrar a una tienda donde me trataron mal por ser Omega, ¡debiste de ver la cara de esas chicas! La siguiente vez que vayas seguro te suplicaran que compres allí— verlas pálidas y frustradas justo cuando lo vieron pasar no solo con un atuendo nuevo sino con las bolsas y el ticket pegado a la ventana con una cantidad considerable escrito en el mientras caminaba no había tenido precio.


 


Poco tiempo después comenzaron a caminar. Necesitaban ponerse al día sobre lo que había pasado todas esas horas. Severus le contó sobre cómo había ido a buscarlo a su habitación y sus intentos fallidos, cómo es que era acosado por medio mundo a donde sea que fuera y lo más importante, la comida gratis que había recibido. Claro que se había dado el lujo de pasar por algo su despliegue de celos frente a Lucius, con mucha suerte eso no sería mencionado jamás.


 


Por su parte, Sirius se dedicaba a relatar con lujo de detalles su paseo con su hermano, más que contarle su día por obligación parecía que disfrutaba mucho de decir que había visto y convivido con Regulus. Cosa que Snape entendería posteriormente.


 


También contó la casi declaración y cómo había huido de manera eficaz. Además del maltrato sufrido por su condición de Omega y claro, como había restregado después  las muestras de su gran capacidad adquisitiva. Un par de veces que le coqueteaban y los mandó al carajo y fue básicamente el final de su día.


 


—¿Sabes? Si yo estuviera en mi cuerpo no permitiría que cargaras mis cosas—  dijo Severus quien de alguna manera había terminado cargando dos de las bolsas.


 


—¿Orgulloso, eh?— se burló, era lindo saber que podría molestarlo con eso en un futuro —Nunca pensé que un chico tan lindo fuera orgulloso— comentó.


 


—Y yo no esperaba que mi “alma gemela” fuera una persona tan exasperante— dijo intentando hacerlo callar pero parecía que solo le animaba a seguir.


 


—Alma gemela— dijo cantado cada monosílabo —Estamos yendo muy rápido y acabamos de conocernos, deberiamos de ir a celebrar este encuentro.


 


—Eres estúpido ¡Tú fiesta!— le alertó Severus quien no podía creer lo que estaba haciendo. Sin duda fuera de romántico más bien parecía una broma de mal gusto esto del cambio de cuerpo.


 


Miró alarmado al ojiplata y se dio cuenta de que este tenía un plan, uno estúpido y muy elaborado pero desafortunadamente no tenía alternativa. No iba a arruinar una sorpresa que le habían preparado con mucho cariño por el simple hecho de que se tratara de uno de los mayores idiotas que había conocido.


 


Pasaron solo quince minutos antes de estar frente a la entrada del dichoso departamento. Snape miraba con incredulidad a Sirius quien mostraba una excesiva confianza, una expresión que jamás había visto en su rostro. Tan pronto entraron al departamento escucharon un estridente “¡Sorpresa!” de parte de todos los invitados, claramente habían comenzado sin el invitado principal y quién podía culparlos si lo estaban esperando desde hace más de dos horas.


 


Los cálculos de Remus habían fallado desde el momento en que intentó comunicarse con él y se dio cuenta de que había olvidado su celular en la habitación. Después de eso no hubo manera de contactarlo, aunque se enteró que había estado deambulando por el área de ciencias, ya que unos amigos lo habían saludado pero este ni les prestó atención.


 


Por eso cuando le vio llegar le sorprendió verlo tan diferente. Podía tener un montón de bolsas, ropa nueva puesta e incluso se notaba que acababa de peinarse su ondulado cabello, pero le faltaba esa sonrisa suya que era un sello distintivo. Aunque quizá lo más sorprendente era la persona que lo acompañaba.


 


Era un Omega claramente, de ojos color negro y cabello liso largo y bien arreglado. La piel era tan blanca, su rostro reflejaba una expresión que no podía describir pero que a su vez se le hacía tan familiar. Quizá lo que más alarmó a Remus fue el recordar que esa era la descripción de la persona más importante en la vida de su novio.


 


Intento ignorar aquello y se acercó con mucho cariño, esperaba que todo estuviera en su imaginación, que hubiera una explicación lógica para eso y claro, que nada fuera justo como parecía. Pero cuando se acercó a su novio para besarlo fue rechazado de manera gentil, se notaba tenso, incluso le desviaba la mirada. Esa noche fue larga, no sólo Sirius se alejó de él, estuvo prácticamente toda la noche acompañado de Severus. Lo peor, este se quedo a dormir. Sabía muy bien que tenía que hablar seriamente con su novio a la mañana siguiente.


 

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