El día era agradable. Dejando de lado el viento que azotaba sus rostros, era un maravilloso día para dar un paseo. Misaki miraba maravillado el horizonte donde el río se perdía, en tanto Akihiko observaba su semblante lleno de entusiasmo y se hundía en sus ojos verdes que siempre fueron su perdición. A pesar de que era mediodía el cielo comenzaba a oscurecerse por las nubes que provenían del mar.
-Usagi-san- llamó Misaki, el aludido parpadeó un par de veces saliendo del trance para atender su llamado
-Tengo hambre
Akihiko levantó la mirada ante el reclamo, buscando una solución ante el mismo. A unos metros de la ribera, divisa un pequeño puesto de comida al paso, a lo que de inmediato toma la mano del castaño para llevarlo casi a rastras. En cuanto sintió su mano, Misaki se sobresaltó ya que no acostumbraba a que le tome de la mano en público. por lo que de manera instintiva, mira hacia todos lados como si de algo prohibido se tratara y se sorprendió al ver que no veía miradas acusatorias o de desaprobación sino que les observaban como si fueran una parea como cualquier otra. Sintiendo menos peso en su consciencia, se dejó llevar por las suaves manos de su amante.Cuando llegaron al puesto, les golpeó de lleno un fuerte olor a carne asada lo que provoca una melodía en dueto de estómagos vacíos. Ambos de manera instantánea cierran levemente sus ojos y aspirar mejor aquella fragancia que les hizo aumentar mas el apetito. Sobre la vieja parrilla, estaban cocinándose trozos de carne y pollo cuyos jugos ya estaban asomándose. Uno llamó la atención del castaño y ese fue el que pidió para que se lo colocaran en un pan ya recalentado y abierto a la mitad. Misaki se relamía al verlo, tenía mucha hambre y no podía esperar para probar. Ni bien lo tuvo entre sus manos, le dio un gran mordisco que casi lo atragantó. Todo mientras Akihiko pagaba y no dejaba de observar a su pareja, preguntándose si era consciente de lo que estaba haciendo. Misaki notó la «discreta» mirada que le dirigía, sabía muy bien que detrás de esa mirada había ciertas intenciones que a veces prefería no saber, pero en esa ocasión no pudo evitar incomodarse un poco. Y con un tono de reproche se lo hizo notar
-¿Qué miras tanto... pervertido?- agregó lo último en un hilo de voz que sólo el aludido escuchó
Akihiko rio antes de responder ante la duda de Misaki
-Sólo recuerdo que la palabra «chorizo» no sólo es lo que comes
El chico sólo sentía mas curiosidad ante esa respuesta por lo que prosiguió con el interrogatorio, no sin antes darle otro mordisco a su sandwich
-¿A qué te refieres?
Al verlo tan despreocupado y sin tomar recaudo ante su ligera manera de comer, Akihiko no pudo evitar ahogar una carcaada con sus manos. Luego tomó las manos de Misaki deteniendo su acción. Acercó su rostro hasta que sus labios estaban a la altura de su oreja y le susurró
-Me excita verte comer el chorizo Misaki
En ese momento, el castaño se quedó observando su aperitivo y mientras en unos segundos recordaba a qué se refería su rostro iba coloreando de rojo.