Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amor del demonio por Sakuriita_Henandez

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

"En un páramo desconocido, lejano a su mano, la ley de Dios no existe y el demonio es ignorado.A ese lugar deseo llegar junto a ti, tomado de tu mano."


 


.


.


.


 


Se removía inquieto en la estrecha cama que compartía con su pareja.


Mil voces sonaban en su cabeza y no podía reconocer de donde o a quien pertenecían.


Las imágenes distorsionadas de sus tíos, el dolor en su pecho al ver que su avión se había desplomado, los recuerdos de vidas pasadas y torturas constantes acribillaban sus sentimientos sin piedad.


Un dolor agudo le atraviesa la espalda, le quema como si brazas ardientes hubieran sido atadas a sus hombros.


Ruega a su cuerpo abrir los ojos, pero estos no reaccionan a sus órdenes.


Siente como alguien lo sujeta entre sus brazos, le llama con desesperación.


Todo se vuelve negro en un momento y después una explosiva luz blanca inunda el lugar, mostrando un desierto de arena carmesí y dorada, donde un oasis de agua cristalina se deja ver.


Dos ángeles juegan a la orilla, los ve tan claros, pero a la vez tan difusos, los escucha reír y su alma se calma por un momento, sus pies tratan de avanzar hacia ellos, pero unas manos que brotan de la tierra lo detienen tratando de hundirlo bajo la arena.


La desesperación regresa a él de forma abrupta.


Llamas rojas y negras envuelven aquellas manos similares al carbón, lo jalan con más fuerza, logrando sumergir más de la mitad de su cuerpo entre la arena.


"¡Ayuda!" – trata de gritar, pero el miedo le ha creado un nudo en la garganta que le impide soltar alguna palabra, entonces trata de rezar, reza con todas sus fuerzas, esperando que su dios lo salve.


Entonces uno de los ángeles vuela a él con toda prisa.


Lo saca de la arena y hace que aquellas manos vuelvan a donde pertenecen.


El alivio dura hasta que es arrojado de regreso al suelo y entonces se ve a sí mismo con una vestidura totalmente blanca.


"Soy..."


"Idiota, eso eres" – responde el ángel con furia – "No puedo creer que aun quieras rezar al dios que nos ha arrancado todo en esta vida, todo lo que he hecho... Todo lo que has hecho... ¿Estás dispuesto a tirarlo por la borda así de fácil?"


"Pero esas manos..."


"Estaban jalándote al lugar en el que debemos estar... ¿No lo has entendido Nagisa? – cuestiona el ser angelical - Nuestro tiempo cada vez se acorta más, pronto sucederá que Él nos recoja de la tierra y nos vuelva a confinar en el rincón más profundo del cielo... Donde solo estaremos rodeados por la soledad eterna... Nuevamente... ¿Es eso lo que quieres?"


"No... Pero me aterra el infierno..."


"Lo se... A Karma Igual... Por eso hacemos esto..."


"¿Cómo ayudamos a Karma de esta forma?"


"Todo lo sabrás sobre la marcha... De momento, será mejor que despiertes... Él está preocupado..."


Un empujón, la sensación de una caída y el duro golpe de la realidad.


Todo al mismo tiempo.


Cuando sus ojos se abrieron, lo primero que encontró fue el rostro preocupado de su pareja.


Karma tenía una apariencia maltratada y se veía angustiado, sus ojos estaban bañados en dolor y desesperación, el sudor rodaba por su frente y su respiración estaba realmente agitada.


Pero en cuanto azul y ámbar se toparon, una ola de tranquilidad también golpeo a ambos sujetos dentro de aquella habitación.


-Karma, yo...


-Gracias por abrir los ojos – le interrumpió el pelirrojo envolviéndolo en un abrazo desesperado, el demonio lloraba mientras hundía si nariz entre el cuello y el hombro de su pareja, se aferraba a él como si en cualquier momento fuese a desaparecer – Gracias por no abandonarme...


Nagisa percibía un ligero temblor en el cuerpo de su amado, además de un olor a sangre.


¿Qué es lo que está pasando? ¿Qué hora es? – cuestiono el peliazul tratando de disipar la tensión del momento.


Acariciaba con cuidado la cabeza de Karma. Hablaba con dulzura e intentaba calmarse a sí mismo en el proceso.


-Son alrededor de las 3 de la mañana... - le respondió el pelirrojo separándose poco a poco de su pareja – de un momento a otro comenzaste a llorar... luego a retorcerte como si te estuvieran torturando, trate de despertarte pero no podía... luego te salieron unas alas bastante extrañas que terminaron por explotar en miles de plumas que parecían navajas...- comenzó a explicar Karma, ocultando sus brazos con la sabana que poco a poco se teñía de rojo sanguíneo – me preocupe aún más cuando un enorme destello de luz te desapareció por segundos de mi vista... y después... después tu...


Karma dejo de narrar apartando con dolor su mirada del peliazul, mordía su labio inferior con fuerza, tratando de ahogar en dolor las lágrimas de tristeza que sus ojos arrojaban.


Nagisa se preocupó entonces, recién notaba de donde provenía aquel olor a sangre, también notaba una marca en forma de cruz sobre uno de los ojos de su demonio, una cruz casi imperceptible, pero bastante presente.


-Karma... ¿Yo te hice eso? – pregunto con temor a la respuesta.


Respuesta que no sería fácil de sacar.


-Karma, mírame por favor...- le llamo el peliazul tomando su cara entre sus manos para obligarlo a sostenerle la mirada - ¿Yo te hice eso? – volvió a preguntar.


-No precisamente...- respondió su pareja desviando nuevamente su mirada y apartando con cuidado las manos del más pequeño – es complicado explicar algo que ni siquiera yo entiendo...


-Podrías empezar por explicar que ocurrió... Como es que tienes esos cortes en los brazos y en la cara, como es que tu ojo termino de esa manera...- sugiere Nagisa sentándose al filo de la cama – Y como es que nadie ha venido con todo el alboroto que, seguramente, cause...


Karma suspiro tratando de calmarse un poco, tomo el pequeño banco que tenían en la habitación y se colocó frente a Nagisa, mirándolo con seriedad.


-Nagisa, en cuanto llegamos a este lugar, pensé que podría ocurrir cualquier cosa que no nos sería fácil de explicar, por esa razón coloque una barrera que le impide a cualquiera, humano, demonio, ángel o ser sobre natural, el enterarse de lo que está pasando en esta habitación – responde a la primera pregunta – con respecto a lo otro... es más complicado de explicar...


-Entonces si fui yo quien te lastimo...


-Si, pero no eras tú en ese momento... - aclaro rápidamente el pelirrojo – las plumas fueron involuntarias... pero lo que paso después... Estoy seguro de que no se trataba de ti – aseguro sujetando con más fuerza su pijama – fue como si otro ser te poseyera... Me conocía... Y no se si yo lo conocía... Pero...


-Pero?


-Nagisa... ¿Y si mejor dejamos esto? Creo que no es conveniente que sigas haciendo esto... Tu siempre has pertenecido al cielo...- sugirió el demonio tratando de no llorar.


Un silencio asesino.


Una bofetada.


Un beso lleno de indignación, tristeza y dolor.


Todo en un solo momento.


Ángel y demonio habían caído al suelo de la habitación.


El rostro de Nagisa, apenas iluminado por la pálida luz de la madrugada, tenía una mueca de dolor y molestia totalmente impropia de él.


Karma, por su lado, miraba a su pareja con resignación, dolor y...


Miedo.


-Nagisa, creo que no deberías alterarte en estos momentos... Yo...


¡No! – grito Nagisa interrumpiendo a Karma – Todas mis vidas he escuchado lo que otros quieren que haga, incluso en mi muerte he obedecido la orden de alguien, no quiero volver a padecer de la soledad que siempre ha estado conmigo, no quiero perder lo que hoy tengo por primera vez después de años de sufrimiento – dijo con voz quebrada, tenía un nudo en la garganta gracias a todas las emociones encontradas del momento, sus ojos comenzaban a gotear lagrimas que caían en el rostro de Karma – Es injusto... Muy injusto... Quizás para los dos... Pero no me puedes detener... No ahora, después de todo lo que he hecho, yo sabía desde el primer asesinato que esto era un punto sin retorno... lo sabía y no me importo...


-Pero Nagisa... tú no eres un ser que pueda estar en el infierno – le dijo el pelirrojo tratando de apartar todos los sentimientos negativos que ardían dentro de su corazón – Nagisa... tu realmente no quieres ir al infierno, quizás quieras estar junto a mí, pero no quieres andar el camino que te estas labrando – le aclaro – Tu siempre has sido un ser muy puro, jamás has abandonado tu fe... Aun confías en Él... y no te culpo... después de vivir por tanto tiempo en ese lugar... Yo también buscaba cualquier excusa para salir de ahí... me encantaba ir a molestar a Gabriel... Es un gran sujeto...


Karma aparto el pequeño cuerpo de su pareja para poder sentarse, ya tenía más claras sus ideas y creía poder hablar sin que su pareja se ofendiera.


CREÍA...


-Entonces, ¿te parece correcto dejarme solo porque intentas protegerme?


-Nagisa... Yo jamás haría algo que te causara daño, ¿No lo has entendido? – cuestiono ahora el demonio – Pude irme con tu alma desde un inicio, pero cuando te conocí, algo dentro de mí me grito que debía mantenerme junto a ti, por eso hice lo que hice, por eso me adueñe de un cuerpo, me hice amigo de un caza demonios, amigo de tus amigos... Por qué te amo más que a mi propia existencia es que estoy en un convento... Y es porque te amo más que a toda mi existencia, pasada, presente y futura, que debo detener esto...


- ¿Qué?


-Te sacare ya mismo de aquí... no dejare que hagas algo que te condene a un lugar al cual no perteneces – decreto con decisión tratando de tomar los brazos de Nagisa – saldremos de aquí y después eliminare todo recuerdo que tengas de aquel trio, lo que has hecho y todo cuanto has vivido junto a nosotros...


-No, no puedes hacer eso... ¡No tienes derecho! – gritaba Nagisa con desesperación – tu... ¡Tu no debes tocarme!


Quizás no quiso dañarlo.


Quizás solo quería que le soltara y poder hablar tranquilamente del tema, poder evaluar nuevamente la situación y hacer entender a su amado demonio, que el estaría bien incluso en el infierno si el jamás soltaba su mano.


Pero eso no importaba...


El grito desgarrador de dolor que soltó Karma erizo toda su piel, tenía manchas de sangre en su rostro, en sus manos, en su ropa.


Karma se retorcía en el suelo sujetando su rostro con ambas manos, haciendo presión en el ojo izquierdo, ojo donde estaba la marca.


Entonces Nagisa entendió que había pasado.


-Karma... Tu ojo... Déjame verlo, debemos curarlo – dijo con voz entrecortada y llena de terror mientras extendía una de sus manos hacia el pelirrojo – Yo no quería hacerte daño, yo solo...


¡No lo hagas! – la voz de una chica irrumpió en ese momento, atravesándose entre Nagisa y Karma – No lo debes tocar, tu no debes poner ni un solo puto dedo sobre el – amenazo para después tomar al demonio entre sus brazos.


¿Quién eres tú? ¿Por qué tomas con tanta confianza a Karma? ¿Con que derecho me prohíbes tocarlo? – pregunto Nagisa molesto y asustado.


-No es una prohibición, pero, a no ser que quieras matarlo, no debes tocarlo – respondió la chica recobrando su compostura – Conozco a Karma desde que cayo, siempre ha sido como mi hermano y estoy segura de que Koro-sensei puede curarlo... O eso espero...


La chica de largos y lacios cabellos dorados evaluaba la gravedad de las heridas de su amigo bajo la inquisidora mirada del peliazul, sentía miedo al igual que Karma, quien recién había quedado inconsciente, pero no podía mostrárselo al "angelito" de su amigo, pues él era el más asustado de todos.


-Mi nombre es Rio Nakamura, al igual que él, soy un demonio contratista – se presentó una vez que termino su chequeo – perdona que no te salude como es debido, pero ahora mismo, el contacto contigo es para nosotros lo que el ácido para los humanos, ¿ok?


¿Karma estará bien? – pregunto el peliazul abrazándose a sí mismo y dando algunos pasos lejos de los otros dos seres.


-El daño en el globo ocular no puedo valorarlo correctamente, pero es de Karma de quien hablamos, un demonio clase A no cae con cualquier golpe, el problema será el daño psicológico – confeso la chica con pena – necesito llevarlo ante Koro-sensei para que lo sane lo antes posible, ¿De acuerdo?


- ¡Si! ¡Por favor! – pidió el peliazul clavando sus uñas en sus propios brazos – Por favor... Cúrenlo y manténganlo a salvo... yo me encargare de todo lo demás...


-No es necesario, ya arreglé su salida de este lugar – aseguro Nakamura cargando al pelirrojo en su espalda - pero te recomiendo que actúes con espontaneidad... Y...


- ¿Y?


Tener fe nunca ha sido nada malo, Nagisa, aun nosotros obedecemos sus mandatos... todo el mundo está atado a una cadena inquebrantable que Él controla con su mano – comento la chica formando un círculo con su pie – solo recuerda que, aunque tu reduzcas este lugar a cenizas, lo habrás hecho porque Él así lo quiso.


¿Como debería tomar eso viniendo de ti? – cuestiono el peliazul sin levantar su vista del suelo.


-Como quieras tomarlo, yo solo te regreso el comentario que un día me hiciste...


¿¡Ya te conocía!?


-Eso es lo de menos, ¿algún mensaje para el moribundo cuando despierte? – pregunto Rio evitando responder la pregunta del peliazul.


-Si... Que lo amo... Y que no quiero que regrese hasta que yo no haya terminado con lo que tengo que hacer aquí – declaro Nagisa viendo como unas llamas amarillas y negras poco a poco desaparecían a los dos seres.


- ¡Perfecto! – acepto la chica – ¡Nos vemos después Nagisa-chan!


-Adiós, Nakamura...


 


.


.


.


 


El bullicio en el convento incrementaba al tiempo en el que los días para la fiesta se reducían.


Todas las monjas y las novicias que habían llegado como apoyo corrían de un lado a otro poniendo y quitando decoraciones, preparando alimentos y realizando las tareas diarias del lugar.


Nagisa, por supuesto, no era la excepción.


Corría de arriba abajo detrás de la madre superiora, quien no paraba de dar órdenes a todo el mundo.


-El trabajo nunca termina y todas estas novatas no realizan ninguna de sus tareas como es debido – se quejaba la mujer mientras evaluaba los trabajos hechos en la cocina - ¡Mira! Ni siquiera saben pelar una papa, ¿Por qué no pueden ser como tu y Karma? Nos haría bien que todas fueran así – comento la mujer devastada – extraño bastante a esa chica, pero si solo no se hubiera acercado a la oficina del arzobispo...


-Si, su transferencia ha sido bastante dura – apoyo Nagisa sintiendo como una daga en su pecho era clavada al pensar en aquella noche.


-No logro entender porque querría trasladarse, se veía tan bien cuando llego y los días que estuvo con nosotras – dijo la anciana lamentándose - ¿No sabes tú la razón?


Nagisa sintió entonces como si la sangre en su cuerpo dejara de fluir y su piel se congelará por completo.


¿Qué si sabía la razón? ¡Él era la razón!


Y nada podía dolerle mas que recordar aquella imagen de Karma totalmente lastimado y todo era su culpa, solo había pasado una semana desde que eso paso y la imagen seguía tan presente como si lo acabara de ver.


Quería llorar.


Quería gritar y salir corriendo en busca de Karma.


Pero por el bien del pelirrojo, debían permanecer separados durante un tiempo.


-Algo me comento sobre querer ir a un lugar diferente para aprender nuevas cosas – mintió el peliazul tratando de ocultar sus emociones.


-Es una gran idea... Pero pudo haber esperado un poco, al menos hasta que pasara la fiesta – refunfuño la mujer sin dejar de evaluar el trabajo de las demás novicias – en fin, supongo que nos las apañaremos de alguna forma, sígueme, hay que revisar el trabajo en la capilla.


- ¡SI!


 


.


.


.


 


Welcome to hell, are you having a good time? – preguntaba una pelinegra de anteojos – I'm glad Karma-kun... Porque ahora mismo, yo sí que lo estoy desfrutando... Y mucho.


-Nakamura... ¡aparta a la loca de mí! – suplicaba el pelirrojo mientras se arrinconaba en una cama de negras sabanas – dile a Koro-sensei que no volveré a jugarle bromas mientras me sana – suplicaba a la rubia que veía con diversión la escena frente a él.


-Lo lamente Karma, se lo debes a tu ex... Y a mi no me agrada la idea de que sus hechizos caigan sobre mi – se disculpó Nakamura encogiéndose de hombros – tarde o temprano ella tomaría venganza, así que déjala gozar su momento.


-Su momento me está matando.


¿Te duele lo que yo estoy haciendo? – cuestiono Okuda empujando mas su magia contra el pelirrojo – pero no te dolía cuando andabas de puta rogándole al mortalito ese, ¿no? – alego con molestia – preferiste que ese anormal te dejara como una mierda y tuvieras que regresar aquí arrastrándote como pendejo.


¿No te parece que ya ha sido suficiente? Cortamos hace mas de 500 años, ¡por amor a Lucifer! – grito Karma.


-No me importa el tiempo que haya pasado – informo ella con molestia – lo que me ha indignado es que prefirieras coger con un niño mortal con poderes mortales para ti.


¿Como sabes que cogí con él?


- ¡Soy una súcubo!


-Cierto...


- ¿Solo eso vas a decir? Maldito demonio, ¡te voy a hacer sufrir tanto que desearas no haber caído jamás! – informo la chica a punto de lanzarle otro hechizo.


Pero un tentáculo amarillo la detuvo antes de que pudiera terminar su hechizo.


-Muy mal Okuda, una enfermera esta para cuidar, no para lastimar – informo un ser amarillo que entraba por la puerta de acero carmín – además, me parece que Karma y esta muy mal, no es necesario hacerlo sentir peor.


-Pero el...


-El nada, ahora adiós – ordeno Koro-sensei arrojando a la chica al pasillo para después cerrar la puerta evitando que pudiera volver a entrar.


-Gracias Koro-sensei, sentí que moriría...


-Y casi mueres realmente allá arriba – le informo su maestro – Hemos sanado tus heridas lo mejor que hemos podido, pero no te encuentras ni cerca de una recuperación completa – informo mostrando su molestia y preocupación – lo peor es que no todas han sanado, como ya debiste darte cuenta.


-Mi ojo...


- ¡Correcto! Nos ha sido imposible regenerar el globo ocular, deberás aprender a vivir con un solo ojo.


-Mientras pueda seguir comiéndome a mi ángel con un solo ojo, no tengo problemas – bromeo el pelirrojo recibiendo un golpe por parte de su profesor - ¿qué parte de demonio herido no les queda clara? ¡Ángeles!


- ¡Si no quieres recibir golpes deja de hablar tonterías! – le regaño el mayor cambiando de amarillo a negro – lo que paso fue realmente serio, recibiste una maldición divina y lograste sobrevivir porque Nagisa realmente no quiso hacerlo y no fue el quien te maldijo – explico el ser con preocupación – esa maldición fue impuesta por un miembro de las dominaciones... Y eso es aún peor.


- ¿Esto puede ser peor? – pregunto Karma con ironía.


- ¿No te lo parece? Nagisa es, básicamente, un principado, su posición esta por debajo de los dominantes – le respondió Koro, comprendiendo que la actitud de Karma era su escudo que ocultaba el miedo que sentía – La cosa se ha complicado bastante Karma, necesito saber que paso esa noche, si te dijo algo cuando te marco, necesito saber que fue.


-Me gustaría saberlo a mí también...- comento Karma sujetando el parche que cubría su ojo izquierdo – cuando Nagisa entro en esa especie de trance, una luz celeste salía de su cuerpo y sus ojos eran de un color azul metálico y brillante... Se que hablaba... pero no pude entender nada, no sé si balbuceaba, cantaba, hablaba de una forma muy extraña... solo pude entender "Nihil est, quod possit impedire" (no hay nada que pueda interferir con sus planes) – confeso tratado de recordar algo más – después, solo extendió y la coloco sobre mi ojo, sentí como si me clavaran una aguja y la luz se desvaneció y Nagisa volvió a la normalidad, por decirlo de alguna forma, seguía retorciéndose en una pesadilla, intente despertarlo, pero no funcionaba, después el mismo recobro la conciencia y... bueno, Nakamura ya le conto el resto...


-Esto no es nada bueno – dijo Koro después de escuchar lo anterior.


-Si, lo supuse... ¿Qué tan malo es? – pregunto el pelirrojo poniéndose serio.


-Bueno, no sabemos del todo cual es el contexto, pero claramente fue una intervención divina, lo cual no nos augura nada bueno...


-También esta la cuestión de que el azulito dio la orden de que te mantuviéramos aquí hasta que complete su misión...- añadió la rubia metiéndose en la conversación – había olvidado decírtelo... Creo que dijo algo como "dile que lo amo y que no lo quiero ver hasta que termine aquí, después lo recompensare toda una noche..." o algo así entendí...


-Aunque me fascina la idea, sé que Nagisa jamás me prometería eso – respondió el pelirrojo poniéndose de pie con gran esfuerzo – con respecto a lo otro... Yo creo que no se va a poder, me marcho ahora mismo de regreso con él.


¿Y tú crees que te puedes mandar solo? – pregunto Koro-sensei sujetándolo con sus tentáculos – que no se te olvide que eres un demonio renegado, estas aquí a causa de tus heridas, pero si comienzas a pasearte libremente por este lugar, te las veras con Verrier, y ahí ya no meteré mis tentáculos por ti – le advirtió regresándolo ha la cama donde estaba – y si tengo que ponerte en una mazmorra para que me obedezcas, así lo hare, Karma.


-Eres bastante molesto, pulpo. ¿No escuchaste que dije "Me voy"? no voy a pasear, me largo de este lugar – refunfuño el pelirrojo tratando de soltarse – Yo debo proteger a Nagisa...


-En este estado no puedes protegerte ni a ti mismo, hombre – le respondió Nakamura mientras ayudaba a Koro-sensei a amarrar al pelirrojo a la cama – además, si Nagisa te ve antes de que termine su trabajo, podría mandarte aquí en peores condiciones – añadió.


-Muy cierto Rio, es mejor que aprendas a ser racional como ella, Karma – sugirió Koro-sensei – lo prudente será que te quedes aquí por un tiempo.


-Si claro... Y mientras me mata Okuda.


-Lo puedo seguir intentando – grito la mencionada desde afuera de la habitación.


- ¡Esa loca es más peligrosa que un serafín! – se quejo el demonio mirando a sus amigos de forma suplicante.


-Si, pero aquí podemos intervenir antes de que mueras, allá arriba, no.


¡Carajo!


 


.


.


.


 


-Superiora Esperanza, ¿cómo van los preparativos para la fiesta? – preguntaba un hombre mayor de cara desagradable mientras bebía directamente de una botella de vino.


-Van bien, su excelencia, pero irían mejor si hubiera respetado su promesa – respondió la mujer con molestia y rencor.


-Vamos, vamos... No lo pudimos evitar – se "justifico" el hombre – ella era tan sensual y fácil de engañar... Todos ansiaban probarla un poco, se nos paso la mano, pero no es como si alguien fuera a notar la ausencia de una huérfana.


-Nosotras si la notamos, nosotras si la padecemos... Ustedes son los únicos cerdos que siguen pensando que su ausencia no se nota – le replico la mujer mostrando el asco que sentía por él.


-Mira, Esperanza... Tu sabes que no es conveniente ponerte contra el obispado, a tu edad ya no te es conveniente nada, en realidad – le recordó el hombre apartando a la chica inconsciente que tenía junto el – te recuerdo que tu hiciste un juramento que no puedes romper, ya sabes las consecuencias.


-Por lo menos dejen a la otra chica – suplico la mujer impotente, tenía una gran presión en el pecho, un nudo se formaba en su garganta y sentía como su alma se quebraba a cada segundo que pasaba – ya tuvieron a una, dejen a la otra – suplico a punto del llanto.


-Te equivocas, Esperanza, te equivocas... solo cuatro gozamos el momento esa noche, lo que le espera a la pequeña es un grupo mayor... Y no podemos decepcionar a nadie, ¿de acuerdo?


-Espero el día en el que arda en el infierno, su excelencia – escupió la mujer antes de girarse para salir de ese lugar que le producía tanto asco.


-Eres cómplice en esto, Esperanza, arderemos juntos...


-Lo se... pero al final, arderas...


 


.


.


.


 


"La luna llora triste al ver como dos amantes tienen que separarse a causa de un tabú.


Llora lagrimas de sangre y tristeza.


Mejor la luna que aquel que los creo.


Llora suplicando a las estrellas que cubran la vista del creador para que ellos disfruten de su prófugo amor."


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).