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Los ópalos de Baker Street por EmJa_BL

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Notas del capitulo:

El próximo capítulo es muy importante a nivel argumental, por lo que lo publicaré la semana que viene sin falta para no teneros en ascuas. Mientras tanto os dejo este extra. Disfrutad.

John soñó con la primera y única vez que diseccionó el cadáver de un omega varón. Era tan solo un estudiante y hacía apenas un año que había descubierto que él mismo era un omega, y ahora estaba allí, frente a ese hombre que no se parecía de nada a él y con el que sin embargo guardaba más similitud de la que le gustaría.

 

El profesor comenzó a explicar los problemas que existía a aquellas alturas de siglo para averiguar el sexo secundario de las personas hasta que se manifestaban los primeros síntomas con la madurez sexual.

 

Existían unas pruebas bastante fiables que permitían identificar un alfa. Desde su nacimiento, los alfas presentaban determinadas anomalías genéticas como mandíbulas con cuatro pares de colmillos especialmente afilados y en el caso de las mujeres alfa, además, genitales retráctiles con conductos similares a los de las hienas hembras, lo que originaba que la mayoría de ellas, si llegaban a concebir murieran junto con sus hijos durante el parto por complicaciones. Pero los omegas eran un caso aparte.

 

No existía ningún indicio obvio, al menos que los médicos hubiesen descubierto, de que una persona era omega en lugar de beta antes del primer celo. Ninguna anomalía externa visible, aunque conforme se acercaba el momento del primer celo un omega comenzaba a mostrar signos como fiebre, dolor abdominal y muscular en general, síntomas que sin embargo podrían corresponderse a muchas enfermedades. No era hasta que comenzaba la emisión de hormonas, cuyo olor es característico y singular de cada persona, que un doctor podía diagnosticar con certeza que un individuo era omega.

 

La emisión de hormonas iba seguida del aumento del libido y poco después comenzaba un ligero sangrado que marcaba el máximo fértil de un omega. La segregación de hormonas llegaba a su culmen con el único objetivo de atraer a un alfa y reproducirse.

 

John cerró los ojos durante un instante para intentar calmarse. Él no había experimentado ni dolor, ni fiebre, solo unas leves molestias, antes de la llegada de su primer celo. Había surgido sin más, de repente, causándole una gran conmoción y la pérdida de su virginidad al ser violado. Aquello era demasiado para Watson. Nunca había sospechado ser omega, no estaba preparado, y encima se acercaba su próximo celo y aún no sentía nada. Ni siquiera estaba emitiendo olor. ¿Era una especie de broma? ¿Cómo podía ser omega?

 

De repente se vio obligado a abrir los ojos, el profesor había dado la orden de que los equipos procediesen con la disección y John contempló con espanto al hombre que tenía frente a él. Era un criminal de mediana edad que acababa de ser ajusticiado con una apariencia más viva que muerta, pero eso no era lo que le causaba impresión a John, no, él estaba acostumbrado a esa clase de cosas, pero esta vez iba a descubrir con terror partes de su cuerpo que no se imaginaba poseer.

 

Procedió con la mayor estoicidad que pudo, y fue sorprendente dado el estado de alteración en el que se encontraba. Se oía a sí mismo respirar con fuerza, casi hiperventilar y sentía la sangre pulsando furiosamente sus venas. El proceso fue largo y tedioso, tuvieron que abrir un corte longitudinal en el abdomen del cadáver y retirar diversos órganos que entorpecían la visión del órgano genital secundario, pero pronto estuvo ante los ojos de John. Una pequeña y extraña bolsa que conectaba con recto y a la cual se unía por las trompas de falopio a los dos ovarios.

 

El profesor les indicó que abriesen la bolsa para descubrir la apariencia que tenía la entrada que la conectaba con el recto. Estaba relajada y semiabierta. Un pequeño anillo rosado, ensangrentado.

 

- Introduzca el dedo, señor Watson. - le sobresaltó la voz del profesor detrás de él y John tembló antes de comprobar que la obertura era un músculo flexible. - Como pueden ver, se trata de una válvula. En estos momentos se encuentra relajada pero su estado normal permanece cerrada hasta la época del celo, por eso es prácticamente imposible el embarazo a no ser que la pareja logre forzar la entrada, lo que puede causar un peligroso sangrado y la muerte. Sin embargo, cuando el celo lleva, la válvula se abre como ven y si la penetración se realiza desde el ángulo adecuado permite que el miembro de la pareja llegue hasta a cámara uterina y en caso de ser un alfa puede producirse un nudo al hincharse la cabeza del pene, lo que ocasionaría unas posibilidades de embarazo de casi un 100%. Si esto llega a ocurrir, el acto debería prolongarse una media hora después de la eyaculación, que es el tiempo que tardan los músculos del alfa en volver a la normalidad. Un intento por parte de alfa de salir antes de esperar este tiempo provocaría un desgarro fatal.

 

John retiró el dedo, con la mirada borrosa. Estaba mareado y no estaba seguro cuánto tiempo más podría aguantar en aquella clase. Intentaba respirar hondo y recordarse a sí mismo que a pesar de no haber terminado los estudios ya debía considerarse un doctor, un profesional.

 

- La detección de esta válvula puede percibirse con un simple examen rectal, pero, salvo casos excepcionales, nunca antes del primer celo. Hasta entonces existe una membrana que la cubre y que se desprende durante el primer celo. En circunstancias normales, el primer celo de un varón omega acontece entorno a los dieciocho años y a partir de entonces una o dos veces al año, coincidiendo en muchas ocasiones con cambios de estación. Y debemos tener en cuenta que... - el profesor siguió hablando y hablando, pero Watson ya no le escuchaba. Con la máxima discreción, se retiró de la sala de disecciones y fue al baño del hospital a limpiarse.

 

Se restregó las manos con el jabón compulsivamente hasta que se le enrojeció la piel mientras apretaba los dientes hasta causarse dolor de cabeza.

 

- No, no puede ser... - mascullaba entre dientes John, maldiciéndose a sí mismo y aquel estúpido profesor. Se suponía que a universidad sería discreta con respecto a su condición. Su padre había pagado un buen dinero para ello y el propio John había comenzado a trabajar, reduciendo sus horas de sueño a apenas cuatro, para poder pagar la deuda que ello le había ocasionado.

 

Watson alzó la mirada y vio su propio rostro en el espejo. Era cierto que tenía una apariencia infantil a pesar de su edad, un rostro redondo de ojos grandes, y una baja estatura, pero no era una apariencia tan femenina como la de los otros omegas varones que había conocido. Bajo la mirada mientras se palpaba con una mano. Nada de pectorales prominentes, ni caderas marcadas, era más bien de figura recta, como cualquier otro hombre normal. Si acaso tenía unas nalgas abultadas, pero eso no era un signo distintivo de los omegas tampoco.

 

Cuanto más se miraba, John más se convencía que era imposible que él fuese omega. Él debía ser beta, como toda su familia, una persona normal. Sin embargo, había sufrido su primer celo, pero John sabía que no podría estar del todo seguro hasta que realizase otro único e inequívoco examen.

 

Con la determinación de un científico que busca la verdad a pesar de las consecuencias, corrió hacia el piso que compartía para encerrarse en su habitación.

 

Se desnudó rápidamente y se quedó parado, nervioso. ¿Cómo debía hacerlo? ¿Cuál sería la mejor posición? Tras mucho pensar finalmente se tumbó en la cama y llevó un de sus dedos a su ano y comenzó a introducirlo.

 

Aquella sensación no tenía nada de placentero y era hasta molesta, después de todo ni siquiera estaba lubricado. Sin embargo, eso no le detuvo. Tanteó con la yema del dedo la parte superior del intestino buscando la válvula y saltó de la impresión dando un grito cuando la rozó.

 

Asustado, apartó su mano, respirando con fuerza. Intentaba contenerse, retener toda a angustia que sentía, pero no podía, era demasiado para él. Sollozando de forma desgarradora, se contrajo sobre sí mismo tirado en la cama. 

 

La verdad ya era innegabe: John Hamish Watson era omega.

 

Notas finales:

Se que no ha sido muy extenso, pero sin embargo me ha llevado varias horas de reflexión escribirlo (por increible que parezca XD). Quería buscarle un sentido lógico (dentro de lo que cabía) a la ambientación omegaverse y he hecho mi propia interpretación basándome en las normas generales, mi propio criterio y el estudio de otros animales que padecen celo (concretamente los perros). Si tenéis alguna duda o queréis discutirme algo estaré encantada de responder preguntas o debatir.


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