Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dispara o dispararé por Nicole Prince

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡¡Hola!!


Como prometí, nuevo capítulo :) Sé que es un poco corto, es que debería de haber ido unido al anterior (aunque sean primera y segunda parte) pero me equivoqué -.-' Como compensación os pondré el segundo en un rato.

Capítulo 1, segunda parte: Te encontré.


 


Hanamiya escupió el chicle que llevaba masticando desde por la mañana. Le sonaban las tripas, tenía la boca seca y estaba de muy mal humor; maldecía sin pudor a todo aquello que tenía cerca. Encontrar a un hacker experto, no era tarea fácil. Súmale dinero, influencia, inteligencia y algún que otro truco sucio y tendrás una putada de tarea. Había tardado casi cinco meses; cinco meses de viajes, búsqueda y un profundo aburrimiento. Pero, al final, lo había conseguido ¿Quién iba a pensar que lo iba a llevar hasta ese barrio cutre? Razón tiene la gente que dice que esconder algo a simple vista, es la mejor forma de que nadie lo encuentre.


 


Se sentía frustrado, y tanto que sí. Realmente, no era algo tan extraño ver a Makoto de un humor de perros. Era atractivo y con sus delicadas facciones podría haber llegado a parecer alguien más delicado. Sin embargo, su sonrisa arrogante y el hecho que de cada cinco palabras que decía, tres eran tacos, ayudaban a crear una fachada a su alrededor ¿qué como había acabado como empleado de la Yakuza?


Hanamiya Makoto quedó huérfano a la edad de 7 años. Abandonado por todo aquel que algún día había conocido, se convirtió en un niño más de los que recorrían las calles de Tokyo; nunca nadie se fijaba en él. Invisible a los ojos de los adultos, el pequeño Makoto aprendió a cuidar de si mismo; robaba, corría, se escondía y, si hacía falta, mataba. Cuando lo que corre peligro es tu vida, no hay moral que exista. Hasta que, a los 9 años, chocó con los planes de la Yakuza. Para su desgracia, fue testigo de un crimen cometido; uno que se suponía no debía tener testigos. Pero él lo fue. A pesar de que era un niño de ocho años, había algo que sabia y es que nadie, nadie, debe interceder en los planes de bandas como esa. Aunque se daba por muerto, Hanamiya luchó con todas sus fuerzas. Y sin saber cómo, se salvó y fue adoptado por Kiyoshi Teppei.


De esa misma forma fue como se convirtió en uno de los mejores asesinos que existían en todo Japón. Lo entrenaron desde ese mismo momento en todo lo posible: artes marciales, cuchillos, pistolas, recursos informáticos y habilidades como abrir cerraduras, puentes, cualquier cosa.


 


Odiaba los recuerdos de su infancia, cuando ya no hay vuelta tras, quien coño quiere recordar. Hastiado después de tanto viaje, decidió que dejar un momento su puesto no era una mala idea, aunque sabía que definitivamente lo era. A pesar de que muy a menudo sus pensamientos tenían un matiz autosuficiente y arrogante, era el miedo a la mafia lo que le hacía ser tan meticuloso en su trabajo; tampoco lo aceptaría nunca. Era  consciente que si por dejar su lugar, su presa se escapaba, esta vez nadie lo salvaría. Había visto a ‘su padre’ matar a todo tipo de gentes, desde niños hasta compañeros de hacía más de 20 años, el no iba a ser una excepción. Entró en un restaurante de comida rápido y pidió cualquier cosa, sentándose en una de las mesas más aislada. Sentía un alivio extraño en el cuerpo, después de tanto tiempo por fin los había encontrado. Había sido uno de sus casos más difíciles y lo tenía mosqueado.


 


- “Encima de guapo, habilidoso ¿sabes?”- Pensó irónico.


 


Y es que, para su desgracia. Ese pelinegro de las narices, se había creado 9 identidades diferentes. Les había puesto a todas la misma foto y había reservado un pasaje de avión hacia diferentes lugares; todos alrededor del mundo. Por si no fuera poco, todos los asientos habían sido ocupados por personas en la fecha correcta. Esto había retrasado muchísimo la búsqueda de Makoto. Pero eso era agua pasada, ahora estaba allí y lo iba a encontrar.


No pasó mucho tiempo hasta que encontró el supuesto edificio donde vivía el pelinegro, sin embargo de eso hacía ya 5 días y no había novedades; Makoto comenzaba a desesperarse ¿Cuánto tiempo podía llegar a pasarse una persona dentro de casa? Nadie había salido ni entrado, ni una luz, ni una sombra. Estaba claro que el chico era precavido, tanto persianas como ventanas estaban completamente cerradas, nadie salía o entraba del edificio y la puerta, además de blindada estaba monitorizada. Esto, en conjunto, era un verdadero fastidio. Pero había otra cosa que lo traía mosqueado, desde hacia un par de días tenía la sensación que lo seguían ¿podía ser que su víctima hubiese puesto a alguien vigilando el edificio? Eso sería el sumun de la precaución.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).