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Amor, que complicado sentimiento. por Wendy128

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Notas del capitulo:

Los personajes pertenecen al señor Masami Kurumada yo sólo los uso para dar rienda suelta a mi imaginación 

Durante el resto del día Milo se dedicó a sus deberes dejando por la paz el tema del chico de a lado, una vez que terminó su tarea se tiró en su cama y abrió una ventana de chat donde pudo ver que su amigo Aioria le había mandado un mensaje.
-Que tal bicho!?, oye esta tarde vamos al bar de siempre no?-
-Hola gato, esta bien nos vemos a las 9-
Cerró la sesión y se dispuso a darse una ducha para después cambiarse y salir a su encuentro con su amigo, al salir a su portal vio por unos momentos hacia la casa de Camus pero enseguida retomó su camino alejándose de ahí.
 Mientras tanto Camus estaba tranquilo sentado en la sala leyendo con una taza de café a un lado de el, de repente su mente recordaba a Milo y las sonrisas que le dedico durante el día y sin poder evitarlo la sangre se agolpaba en sus mejillas no quería admitirlo pero algo tenia ese muchacho que le causaba un raro sentimiento en el pecho que no sabia o se negaba a admitir que era, cansado de eso decidió mejor ducharse y acostarce de una vez ya que nunca fue de su agrado el trasnocharse.
Milo finalmente llegó al bar y en la entrada ya lo esperaba Aioria acompañado de un par de chicos que llamaron enseguida su atención, se acercó a ellos y con su típica sonrisa seductora les cuestionó sobre sus nombres.
-Hola me llamo Shaka- dijo uno un poco mas bajo que el de cabellos rubios y ojos azules.
-Yo soy Afrodita mucho gusto- este último que tenia cabello y ojos de un todo azul pálido se enganchó enseguida del brazo de Milo con una enorme sonrisa en sus labios.
-El gusto es mio- respondió Milo pasando su brazo por la cintura de Afrodita.
-Entremos de una buena vez no?- Apuró Aioria a los otros y sin mas caminaron hacia el interior y buscaron una mesa con buen acceso a la pista de baile, pidieron unos tragos y empezaron una charla amena comentando banalidades hasta que empezó la musica mas movida y Afrodita prácticamente arrastró a Milo a la pista, se movía demasiado bien contra el y Milo sentía que el calor empezaba a subir en el, aprovechando que la gente estaba muy amontonada Afrodita acercó su mano a la entrepierna de Milo dándole un ligero apretón que le arrancó un pequeño gemido a este, se puso de puntillas para alcanzar los labios ajenos y darle un demandante beso húmedo, al separarse le dedicó una mirada sugestiva, pudo apreciar claramente como sus ojos comenzaban a opacarse producto del licor mezclado con la creciente pasión en su interior, Milo no resistió mas y lo tomó de la muñeca para arrastrarlo fuera de ahí, apenas llegaron a un motel cerca del bar, Afrodita pudo comprobar que Milo podía ser todo un animal en la cama ya que apenas, entraron a la habitación y lo despojó de sus prendas de manera brusca a la vez en que mordía cada pedazo de piel que era dejada al descubierto produciendo múltiples marcas rojizas por todo su cuerpo, sin mas lo recostó en el suelo boca abajo colocándose detrás de el, lo penetró disfrutando al máximo su estreches y deleitando sus oídos con los gritos de placer que arrancaba de sus labios, las embestidas eras firmes, golpeaba contra el punto de mayor éxtasis de Afrodita quien solo atinaba a impulsarse hacia atrás con sus manos y separar sus piernas para que Milo llegase mas adentro de el, sus ojos se volvían blancos, debido a la fuerza del impacto entre ambas caderas la punta del miembro de Afrodita se friccionaba de una manera deliciosa contra la alfombra del suelo, era demasiado placer para el por lo cual no pudo soportar mas, explotó dejando salir su esencia y recibiendo la de Milo con gusto en su interior disfrutando hasta el final del hormigueo del orgasmo, recuperando un poco el aliento para continuar con esa noche hasta que se les acaben las energías.
A la mañana siguiente Milo despertó atravesado en la pequeña sala de la habitación que recordó rentar la noche anterior, se levantó y a su lado pudo ver el cuerpo de Afrodita, le dio una nalgada dejando escapar una risa burlona  y se recostó sobre el pasando su lengua por su cuello provocandole un espasmo ligero, logrando que  despertara por fin, le ayudó a levantarse y lo llevó a su casa.
En el camino Afrodita le dijo que desde que lo vio le llamo mucho la atención y le pidió intentar tener algo pero Milo se negó amablemente dando como excusa que no tenia tiempo suficiente para dedicar a una pareja y se retiró dejando a Afrodita con el deseo de vengarse por el desplante que le hiso. 
Milo ya no fue al colegio debido a que ya pasaba del medio día, después iría a entregar sus trabajos pero por lo mientras, su estomago le pedía a gritos comer por lo que se dirigió a una cafetería por un buen desayuno.
 
Por otro lado, Camus realizó su rutina de siempre y asistió a la escuela como de costumbre percatándose de la ausencia del chico nuevo, negando en automático " como es posible que falte el segundo día de clases??" no le dio más importancia y se dedicó a poner atención a la clase durante el reto del día, al final regresó a su casa pero antes pasó al súper a comprar la despensa y una que otra chuchería para matar el tiempo, estaba concentrado cocinando cuando escuchó el timbre sonar, dejó lo que hacia para acercarse a la mirilla y ver quien llamaba, un resueño escapo de sus labios al percatarce de que del lado contrario de su puerta estaba el chico nuevo, después de calmarse un poco finalmente abrió encontrándose con la típica sonrisa de su compañero -Hola!, disculpa pero aún no se como te llamas...- comentó Milo apenas reparando en ese detalle.
-Me llamo Camus- contesto ocultando lo mejor que pudo su incomodidad y extendiéndole su mano diestra en saludo.
Milo estrechó enseguida la mano que le ofreció y continuó con el motivo de su visita- Realmente es bueno tenerte a un lado Camus, creo que puedes darte cuenta de que no asistí hoy a clase así que me preguntaba si podrías pasarme los apuntes de hoy-.
- ammm, esta bien espera un momento en lo que voy por ellos- 
- si tomate tu tiempo yo espero- después de esto camus subió a su alcoba tomando sus libretas de apuntes y regresando enseguida a lado de Milo, le extendió dichos objetos y el otro los recibió con un ligero roce entre sus manos que sólo aumentó la incomodidad en Camus quien no dijo nada mas y se quedó en su sitio mientras milo le agradecía y le prometía regresarle sus útiles antes de que termine el día, Camus cerro la puerta retrancandose de esta e inhalando profundamente se dirigió de nuevo a la cocina para retomar lo que hacia antes de la interrupción de Milo.


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