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El último Milagro de Sherlock Holmes por sherlocked221B

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Notas del capitulo:

Gracias a todos los que siguen este fanfic, por favor no olviden dejar sus comentarios al final del capítulo

gracias a quienes han dejado sus impresiones en los capítulos anteriores :) realmente son una fuente de inspiración para seguir con la historia 

un gran abrazo!

John caminaba sin rumbo fijo por las calles de Londres con las manos en los bolsillos, se detuvo a contemplar el Rio Támesis con cierta nostalgia, no podía transitar por la ciudad  sin recordar las numerosas aventuras vividas con Sherlock en cada rincón, escuchaba el eco de sus palabras en el viento y a cada paso sentía la lúgubre presencia del rizado como un fantasma tras de él. “Tal vez he terminado de enloquecer” pensó para si mismo. Se encogió de hombros, se sentía sucio, su cuerpo se había convertido en una prisión, cada recuerdo de  las caricias de Sherlock Holmes en su piel eran ahora la prueba de una vil mentira…finalmente sonrió con amargura…se sentía plenamente usado para un experimento físico por parte del detective, se había convertido en la marioneta de sus juegos.

 ¡Cómo no lo previó! … ¿en qué universo Sherlock tomaría la iniciativa en un encuentro amoroso? … Holmes no era un ser humano normal, quizás por mucho que le costara aceptarlo la gente tenía razón… el detective sí era una máquina sin sentimientos después de todo, un autómata…un Sociópata. Quizás él en su irremediable romanticismo había visto la humanidad donde no la había…tal vez todas las reacciones y sutiles expresiones que percibió en Sherlock cuando compartían tiempo juntos fueron una mera ilusión de su propia mente…Holmes jamás había sentido algo más que simpatía por él.  

De improviso una voz familiar lo sacó de sus deprimentes pensamientos, alzó el rostro alarmado.

—¿Mal día? — John volteó y su rostro se iluminó brevemente con una sincera sonrisa, era ella…Mary, quien lo observaba con una simpática sonrisa irradiando de su pálido rostro, era reconfortante tener cerca su animada energía en estos oscuros momentos.  

—¿Cómo sabes que yo…? — dijo John respondiendo lentamente, algo distraído.

—¡Tu rostro es un poema! —exclamó ella con franqueza, puso su mano sobre el hombro de John mientras lo miraba con preocupación— tienes unas ojeras muy marcadas y los ojos hinchados…no es complicado notar que estas pasando por un momento difícil, tu tristeza es muy notoria sobre todo para una mujer…—

¿Intuición femenina? —dijo John en tono de broma, era increíble lo rápido que Mary mejoraba su estado de ánimo—Si…bueno supongo que no puedo negarlo—admitió …¿y tú acaso me estas siguiendo? —

—Eso te gustaría— sonrió ella desviando la mirada…observando distraídamente hacia la ribera del río—me gusta caminar por aquí cuando necesito pensar…este paisaje me trae cierta paz que necesito de vuelta en mi vida, sobre todo en días grises como éste, días en los que sería mejor no existir—John frunció el cejo…algo se escondía tras aquellas palabras, Mary era muy alegre pero solía evadir las referencias a su vida personal, era el tipo de personas que aparentaba no tener problemas en su vida…pero John comprendió que quizás ella también estaba triste…nostálgica tal vez…ambos estaban muy solos.

Se observaron por largos minutos, no era un silencio incómodo…John consideraba que era confortable, Mary parecía ver a través de él…parecía estar escuchando las verdades que él jamás admitiría frente a los demás…verdades que solo Sherlock Holmes había tenido el privilegio de saber.

De pronto Mary lo abrazó, fue un acto impulsivo…John no correspondió al gesto, no tenía fuerzas para demostrar afecto de ningún tipo, un gran nudo se había formado en su pecho…un dolor punzante que amenazaba con volverse insoportable —sé cómo te sientes John…te veo—susurró Mary, escondiendo el rostro en su regazo. Esas simples palabras fueron suficiente para que las lágrimas que antes amenazaban por salir de sus ojos siguieran su camino por sus mejillas, comenzó a llorar siendo sacudido por poderosos espasmos, necesitaba un amigo. Alguien que lo apoyara…se sentía roto por dentro…y el único responsable de ese dolor punzante era Sherlock Holmes.

Pasaron el día Juntos, hablaron de banalidades, vieron una película…por una vez en mucho tiempo John se sintió como un civil más caminando por Londres…Con Sherlock siempre se sentía dentro del campo de batalla, el detective traía la guerra frente a Watson, la adrenalina corriendo por sus venas, sus sentidos alerta…Ahí estaba de nuevo, Sherlock apareciendo en sus pensamientos. Al anochecer John se encontraba nuevamente ante la puerta del 221B de Baker Street, se sentía nervioso, sabía que Sherlock estaría en el piso, juntó valentía para atreverse a traspasar el umbral de la puerta y subir por la estrecha escalera hasta ver la sombra de la esbelta silueta del detective en la pared proyectada por las llamas de la chimenea.

***************************************************************

 Sherlock había estado dando vueltas por el piso como loco toda tarde, agitando en el aire el arco de su violín como si de una espada se tratase , cuando eso lo aburrió tomó el revolver y comenzó a dispararle a la pared. Su humor de ese día se había vuelto  horrible...intolerable, tanto que la Señora Hudson había salido huyendo del piso tras unos hirientes comentarios de su parte. 

¡Donde rayos se había metido John! Justo cuando Lestrade les había asignado un nuevo caso el rubio desaparecía…una nueva duda asaltó su mente  ¿por qué ansiaba que volviera el rubio con tanta desesperación? John lo ayudaba a pensar, si era eso…no era muy brillante pero como conductor de la luz para producir las deducciones adecuadas en el cerebro del detective era incomparable…si, solo era eso.

No, ¡estúpido! ¡estúpido! Se repetía una y otra vez así mismo, le había hecho daño… una sensación extraña en el fondo de su garganta lo inquietaba, sentía remordimiento… la escena de la mañana, su diálogo con Mycroft y luego el enfrentamiento de John pasaba una y otra vez por su mente…sentía culpa, por haber herido al único ser humano que se había interesado en él…al único que de verdad le importaba.

Su cerebro trabajaba a toda velocidad haciéndolo idear numerosos escenarios hipotéticos en los que se disculpaba y John lo perdonaba rápidamente, pero luego de esas horas su mente comenzó a traicionarlo ¿Qué estaría haciendo John? Estaba deprimido…no tenía muchos amigos, no era una persona que confiara con facilidad en la gente…había solo una persona en la que se había apoyado emocionalmente todo ese tiempo…Mary Morstan, entrecerró los ojos y apretó los labios con fuerza, comenzó a sentir como se aceleraba su corazón…una extraña impotencia estaba embargando su cuerpo, provocándole una sensación desconocida hasta ahora.

John apareció finalmente en el piso, Sherlock posó su mirada en él un breve instante, olisqueó el aire para reconocer al instante el perfume de esa mujer en el cuerpo de John…sus suposiciones eran acertadas, el aroma estaba demasiado impregnado…la camisa de John arrugada, no estaba así por la mañana,  los ojos enrojecidos del rubio, su actitud cansada, el lodo de sus zapatos…ahora seco, pero demostraba humedad, demasiado oscuro… característico de la zona de Londres cerca del Támesis…un cabello rubio de mujer en la solapa de su chaqueta. Era demasiado evidente, Mary se había acercado a John, aprovechándose de su deprimente estado emocional…se habían encontrado en el río, hacía horas a juzgar por los restos de barro seco en los zapatos de John, y habían pasado toda la tarde juntos… ¿Qué había sucedido entre ellos durante ese tiempo?

—Ah…así que habías salido—dijo intentando aparentar total indiferencia, enarcando las cejas a modo de  sorpresa, estaba sentado en el sofá frente a la chimenea haciendo vibrar las cuerdas de su violín con maestría.

—necesitaba tomar aire— dijo John dirigiéndose a la cocina, no tenía ánimos de estar frente  a Holmes.

Sherlock arrugó el entrecejo, algo ofendido al sentirse ignorado…se incorporó y dejó que sus deducciones hablaran por sí solas con tono incisivo—el aire del río es bastante fresco al parecer…ayuda a pensar, el paisaje es increíblemente bello y relajante…más cuando se está con la compañía adecuada…de seguro fue un gran día con Mary…—dijo con sarcasmo, pero no pudo continuar John se volteo con fiereza y lo enfrentó

—¿para qué es toda esta palabrería? ¿Qué pretendes con esto? Presumir de tu gran intelecto…evidenciar que me puedes leer como un libro abierto cada vez que se te da la gana…déjame en paz Sherlock, haznos un favor a todos los que te rodeamos y dale un descanso al intelectualoide. ¡compórtate como un ser humano normal por una vez!

—no hay nada más aburrido que los humanos normales en sus vidas normales—se burló Sherlock resentido, John cogió un vaso con agua y se disponía a subir a su habitación cuando Sherlock tomó su mano repentinamente, John intentó sacudir el brazo para terminar con su agarre de una vez, pero Sherlock volteó tomándolo de la nuca obligando a mirarlo, se veía realmente triste… ¿arrepentido quizás? su mirada estaba cristalizada. Juntó su frente con la de John quien había enmudecido ante el arrebato del detective. —Lo siento…dijo Sherlock cerrando los ojos fuertemente

—¿qué? … ¿a que te refieres?

—perdón…por todo…yo…me comporté como un idiota.

—ya estoy acostumbrado…el detective volvió a observar a Watson y acarició su mejilla

—si tú supieras…todo lo que sucede aquí—dijo indicando su cabeza—…entenderías…

—sería más fácil si me ilustraras…si fueras lo suficientemente valiente para admitir lo que sientes, lo que piensas.

—yo no soy así John…—dijo Sherlock ladeando la cabeza con desdén demostrando su arraigado orgullo.

—no…contigo todo es complicado, y ya estoy cansado de intentar entenderte Sherlock y de justificar cada una de tus desconsideradas actitudes conmigo, de intentar seguir las pistas que dejas, nunca podré seguir el ritmo de tus razonamientos…—John se disponía a alejarse, pero Sherlock lo empujó repentinamente hasta una de las paredes de la sala, el vaso con agua cayó al piso rompiéndose pero poco importó.

—John espera—susurró mirándolo con urgencia, estaban tentadoramente cerca…John ladeó el rostro para intentar mantener cierta distancia mientras el detective parecía luchar consigo mismo para decidirse de una vez por todas a confesar lo que sentía, John volvió a empujarlo para alejar a Holmes definitivamente y volver a su espacio de confort, estaba cansado de ese juego, de las falsas ilusiones y de estrellarse contra el duro pavimento de la realidad cada vez que una leve esperanza se asomaba en su relación con el rizado, pero al darse cuenta de las intenciones de John, en un último arrebato el detective juntó sus labios con rapidez, John no reaccionó, se quedó estático mientras Sherlock con nerviosismo continuaba el beso delicadamente.

John intentó oponerse, quiso alejar el rostro del detective ejerciendo presión con sus manos, pero uno de los brazos de Sherlock juntó ambas manos del rubio y las elevó por sobre su cabeza, ¿de donde había sacado esa fuerza Holmes?, mientras que con la otra mano sostenía firmemente el rostro del doctor Watson, finalmente John se rindió, los cálidos labios de Sherlock envolvían los suyos apabullando sus sentidos,  enredó sus dedos en los desordenados rizos de Holmes con desenfreno, quien aprovechó para abrazar a John apasionadamente y juntar sus cuerpos.

Sherlock aún sentía el aroma de Mary en la ropa de Watson, quería eliminar cada rastro de la esencia de ella en el cuerpo de su amante, deseaba hacerlo suyo…solo suyo. Nadie jamás podría sentir a John como él. Abrió con maestría la camisa del rubio para comenzar a atacar su pecho con besos y lamidas... John se retorció bajo sus caricias, intentando contener los gemidos que amenazaban por salir de su boca. Sentía como la excitación crecía entre ambos, necesitaban estar juntos…se complementaban tan bien. Sherlock se arrodilló jugueteando con el cinturón de John, bajando la cremallera de su pantalón… “te está usando…otra vez” resonó una voz en el fondo de la cabeza del doctor, sacándolo de su turbación.

­—No—dijo el doctor Watson con firmeza, poniendo una mano sobre su pantalón,  evitando que Sherlock lo bajara.

—John por favor...

—¡He dicho que no!…—dijo jadeante, empujando a Sherlock quien perdió el equilibrio y se desplomó—no quiero volver a ser parte de tus “experimentos” no soy un objeto al que puedas usar para satisfacer tu maldita curiosidad Sherlock… ¿nuevamente estás drogado? Claro…este tipo de arrebatos no son propios de tu personalidad…¿acaso luego de intimar ibas a presumir de esto nuevamente con Mycroft?

—John tu no entiendes…nada de eso es verdad…tienes que escucharme—insistió Holmes  

—El problema Sherlock es que no puedo creerte, durante la mañana le dices a tu hermano lo que él quiere escuchar y ahora me planteas la versión que yo quiero oír para seguir alimentando falsas esperanzas, sabes manipularnos a todos los que te rodeamos para tus propios propósitos. Te conozco, se que eres capaz de fingir con total credibilidad sensaciones y sentimientos con tal de conseguir tus objetivos…no puedo creer que esto sea real…

—¿Por qué no? ­—preguntó Holmes con incredulidad

John negó con la cabeza, era tan obvio…tan simple, como Holmes podía no verlo—Porque yo jamás seré suficiente para ti, hasta Mycroft lo ha notado…soy un simple doctorcillo un ser humano más…jamás podría estar a la altura del brillante detective Sherlock Holmes…

—John…—Sherlock sintió el impulso de disuadirlo de cada una de sus palabras, confesarle finalmente lo que sentía…¿Cómo John podía dudar de todo esto tan fácilmente? —John tú…me importas…—dijo al fin con dificultad.

—¿Te importo? —preguntó con ironía esbozando una mueca parecida a una sonrisa—Cuando fingiste tu muerte y me hiciste creer por 2 años que mi mejor amigo se había suicidado frente a mis ojos… ¿te importó lo que yo sintiera? ¿te molestaste en comunicarme que seguías vivo? Más de 30 personas lo sabían Sherlock, pero no me dijiste porque temías que pudiese cometer alguna “indiscreción”… durante el caso de la célula terrorista te burlaste de mi con la bomba, expresé mis más profundos y sinceros sentimientos por ti creyendo que íbamos a morir en ese vagón de tren…luego de eso te fuiste huyendo como un cobarde ¿te importó lo que yo sintiera ante tu burla y luego tu rechazo? Hoy por la mañana ¿te importó el daño que me ibas a provocar al decirle todo eso a Mycroft? El daño que me provocarías al usarme físicamente para tus propios propósitos…

—No…—respondió Sherlock por lo bajo

—no…porque a Sherlock Holmes no le importan las otras personas, no se preocupa por ellas…solo le importa él, sus experimentos y sus casos…y es capaz de llevar las cosas a límites insospechados para resolverlos, sin importar a quien puedas pasar a llevar Sherlock…porque eres un sociópata—dijo John mirando al detective con fiereza a los ojos. Luego de una pausa agregó —Hoy estuve con Mary…ella es agradable, simpática…inteligente y divertida…me gusta pasar tiempo con ella, se que le gusto y pienso darle una oportunidad…quiero ser franco para que no vuelva a suceder este tipo de arrebatos entre nosotros—

—John, escúchame—pidió el detective, elevando la manos con impaciencia.

—No Sherlock, tu escúchame a mi…Mary es buena para mí. Ella me hace bien…estoy cansado de llorar y sufrir por ti, primero tu supuesta muerte, ahora esto…no estoy dispuesto a que me vuelvas a hacer daño. tu y yo desde ahora somos colegas de trabajo. Eso es todo—declaró John con frialdad

Sherlock no respondió, pero algo cambió repentinamente en él al escuchar esa última frase, su mirada se tornó glacial e inexpresiva, al igual que sus gestos, se incorporó y con un asentimiento de cabeza demostró que había comprendido cada palabra formulada por John, finalmente se giró elegantemente sobre sus pasos dirigiéndose camino a su habitación, en donde cerró la puerta con suavidad. Una vez adentro se dejó caer, apoyando su espalda en el marco de la puerta, escondiendo la cabeza entre sus brazos, mientras mentalmente se repetía a sí mismo “¡estúpido! ¡estúpido! ¡Lo arruinaste!”

Notas finales:

gracias por leer 

por favor no olviden dejar sus comentarios 


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