Sherlock Holmes no volvió a entablar una conversación con John por días, El rubio salía de Baker Street por las mañanas temprano con Mary y no volvía hasta el anochecer, a veces durante su regreso al apartamento encontraba a Holmes en la misma posición en la que lo había dejado durante la mañana, con la mirada perdida en el espacio, no podía evitar preocuparse por la salud de Sherlock…pasaba meditando horas inmerso en su palacio mental, no comía ni bebía nada. Cualquiera diría que el ingenioso detective estaba pasando por una depresión…John se estaba cansando de la creciente tensión y la prolongada mudez entre ambos.
Una noche llegó con especial buen humor y vio a Sherlock con una de sus batas recostado en el sillón con los ojos fuertemente cerrados, y las manos juntas bajo su barbilla…el detective definitivamente no daba señales de vida.
—¿Estás en algún caso?, dijo John para romper el hielo—mientras miraba una intrincada telaraña construida por Holmes en la pared de la sala, repleta de datos que se conectaban de alguna enrevesada forma. Esperó unos instantes mirando de reojo a Sherlock mientras se sentaba en su cómodo sillón, pero el detective no se dio por aludido— así que ahora ignorarme es tu nuevo habito eh…pues bien Sherlock, entiendo que hemos pasado por…momentos difíciles pero…vivimos juntos, no podemos evitar dirigirnos la palabra por siempre…aunque tu…tu si podrías—dijo sonriendo con algo de incredulidad, conocía tanto a ese presumido— bueno Sherlock entonces…¿sin resentimientos? Extraño resolver crímenes juntos…mi blog ha estado abandonado por semanas…— bromeó, finalmente volteó el rostro hacia el rizado, quien seguía en la misma postura de antes— hey Sherlock, ¿me escuchas? — interrogó John dejando en evidencia su preocupación.
El Doctor Watson optó por acercarse al sillón donde descansaba el cuerpo de Holmes, palpó su muñeca…su pulso era muy bajo, acercó una de sus manos hacia el rostro de Sherlock, su respiración era lenta, excesivamente lenta…algo andaba mal , definitivamente, intentó sacudirlo para sacarlo de su ensimismamiento pero fue inútil, el detective no despertaba, una familiar puntada en la boca del estómago lo hizo removerse inquieto…tocó su frente, el detective tenía algo de fiebre, quizás su cabeza se sobrecalentaba…como un ordenador trabajando a toda marcha, “¿que estaría pensando? ¿Qué lo tenía tan ensimismado?”
Sin embargo, a pesar de su inconsciencia temporal y su delgadez por el escaso alimento que estaba dispuesto a ingerir a diario seguía viéndose perfecto, sus rizos enmarcando su rostro, cayendo sutilmente por su frente…sus ojos únicos ahora cerrados, sus carnosos labios que contrastaban con su tez extremadamente pálida. “Concéntrate John pensó para sí”…debía olvidarse de Sherlock, sin querer sus ojos seguían fijos en los labios del detective…
En ese momento Holmes abrió lentamente los ojos casi con pereza, para encontrarse con un John preocupado y tentadoramente cerca…—estás aquí…—susurró con voz más grave de lo normal
—Hola…al fin estás despierto—respondió John con una pequeña sonrisa, también estaba susurrando
—¿de verdad estoy despierto? —preguntó Holmes vacilante
—claro que si…Sherlock
—estoy cansado de las crueles bromas de mi mente…quiero asegurarme que esto es…real—dijo entrecerrando los ojos con confusión, miraba desorientado hacia las paredes de la sala ¿estaba drogándose otra vez? de pronto se incorporó, sus ojos se iluminaron como si tuviese una gran idea, pero las piernas le fallaron, haciéndolo desplomarse al instante a peso muerto, john los sujetó a tiempo por los brazos evitando que cayera al suelo.
—¿Estás drogado…otra vez?
—¿Por qué lo dices…?
—es que…alucinas más de lo normal—respondió John con algo de sarcasmo.
En ese instante sus ojos se iluminaron— Lo tengo…tengo la fórmula para atraparlo— dijo con una sonrisa algo perversa
—Entonces tienes un caso—indagó Watson poco convencido.
—Pues…claro estoy en un caso, soy detective consultor…es lo que hago. Yo no me la paso perdiendo el tiempo todo el día paseando con mi noviecita John…uso mis sentidos, resuelvo intrincados rompecabezas, me comprometo con mi trabajo—replicó con severidad
—Si…bueno, en este estado no estás apto para atrapar a nadie Sherlock, te tomaré la temperatura y luego te prepararé una sopa y un baño caliente…y comerás la maldita sopa ¿entendiste? —ordenó con algo de brusquedad.
—En estos momentos emerge tu espíritu de soldado…tu tono autoritario al ordenarle a la gente…
—Claro, soy soldado…es lo que hacemos—se burló john dejando entrever cierto orgullo, iba a entrar a la cocina cuando Sherlock lo interrumpió— John…a pesar de todo lo que ha sucedido yo…quiero que entres en el caso, eres necesario
—¿por mis modestos aportes a los casos?
—porque me haces falta—confesó Sherlock desviando la mirada, ¿sus mejillas se habían sonrojado? —después de todo…que haría sin mi Blogger—dijo con tono sobreactuado
—ohh dios, no lo arruines Sherlock, estabas redimiéndote momentos antes—exclamó John, Sherlock también sonrió, al parecer le había hecho mucha gracia su propio comentario, por fin la tensión se comenzaba a disipar entre ambos.
Sherlock comió quizás por primera vez en días— no se como puedes sobrevivir sin mi ayuda Sherlock, eres como un niño…—exclamó John sorprendido
—Claro que puedo, soy perfectamente autónomo e independiente—se defendió mientras devoraba la sopa.
—m…¿cuándo fue la última vez que ingeriste algo sólido?
—no como durante mis casos…me vuelve lento, además comer es aburrido.
—Comer te mantiene vivo Sherlock, tu baño está listo…respondió, Holmes intentó incorporarse una vez terminada la comida, pero sus piernas fallaron nuevamente, ¿Qué tan débil estaba? — ¿Sherlock como te sientes?
—La cabeza me da vueltas—confesó por lo bajo, no recortaba la última vez que se había sentido tan volnerable físicamente— estoy bien John, te preocupas demasiado— respondió Sherlock aparentando tranquilidad, al comenzar a caminar se tambaleó, nuevamente los brazos de John fueron un buen soporte para ayudarlo a caminar, Sherlock mantenía la mirada distante, parecía algo perdido. Al llegar al baño John pensó que lo más prudente sería retirarse y darle su intimidad para desvestirse, pero Sherlock solo se sentó en un extremo de la tina con los ojos entrecerrados y la mirada perdida…parecía estar a punto de desmayarse
—Te ayudaré—dictaminó con seguridad.
—No, estoy bien John…no es apropiado—intentó detenerlo el moreno, no quería llevar a John a una situación en la que ambos se sintieran incómodos y expuestos…además los ánimos estaban demasiado sensibles aún.
—Sherlock, no volveré a repetirlo…estás débil, soy doctor y uno de tus amigos más cercanos— dijo comenzando a desprender a Holmes de sus vestimentas, cuidando de no rozar la piel de Holmes, no pudo evitar observar los múltiples moretones y cortaduras que se propagaban a lo largo de sus costillas , John se sobrecogió ante lo que veía ¿Cuáles habían sido las actividades de Sherlock esos últimos días como para terminar en ese estado tan lamentable? ¿acaso estaba practicando boxeo o algún tipo de lucha? Con razón las fuerzas le fallaban, tenía la mayor parte del cuerpo magullado.
—Yo no tengo amigos— dictaminó Holmes con severidad ignorando la atenta mirada de John por el daño de su cuerpo, pero luego de una pausa dramática sonrió y dijo con tono divertido—solo tengo uno
—Me parece haber escuchado eso antes—respondió John con diversión, rememorando los buenos tiempos…en los que aún nada se complicaba entre ellos…Luego de todos los tormentosos hechos acontecidos durante las ultimas semanas al doctor Watson jamás se le pasó por la mente estar bañando a Sherlock Holmes, aun tenía muchos sentimientos encontrados por ese complejo ser humano, el nudo en su garganta seguía intacto cada vez que recordaba las palabras y desconsideradas actitudes de Sherlock…pero no podía negarse a ayudarlo, quizás su prioridad siempre sería el bienestar de Holmes, tal vez estaba destinado a velar por el engreído detective. Comenzó a pasar la esponja por la pálida espalda de Holmes, invadida por numerosas cicatrices y moretones, lavó cuidadosamente esos rizos de ensueño, Sherlock parecía dormitar tranquilamente, John se inclinó para lavar su pecho, en donde algunas heridas seguían sin cicatrizar completamente…Sherlock abrió los ojos y lo observó con intensidad—¿qué tienes? —preguntó Watson aclarándose la garganta, intentando mantener la compostur y no bajar la mirada hacia la envidiable anatomía de su compañero.
—se siente bien…es relajante
—sería bueno que te relajaras con más frecuencia no crees…este estilo de vida que llevas, le está haciendo daño a tu salud, mírate ni siquiera puedes sostenerte en pie
—gracias John
—¿por qué?
—por preocuparte…—dijo entrecerrando los ojos, John lo ayudó a salir de la tina ileso sin resbalarse, le tendió algunas toallas para que pudiese secarse con tranquilidad. Pese a todo Watson intentaba disimular su nerviosismo ante la comprometedora situación en la que se encontraba…mantenía sus ojos fijos en el rostro de Sherlock para evitar admirar el resto de su cuerpo húmedo y goteante…finalmente terminó ayudándolo a ponerse el pijama
—¿qué te sucedió? … ¿por qué tienes tantas heridas y moretones recientes en el cuerpo?
—se ven peor de lo que están…estoy sanando rápido—evadió el detective
—te daré un calmante para el dolor y un relajante muscular— dijo mientras pasaba la toalla una y otra vez secando los bien formados rizos de Holmes, Sherlock parecía agotado…”no debe haber dormido por días” pensó John esbozando una sonrisa, el detective yacía profundamente dormido en su cama, iba a cerrar la puerta cuando Sherlock comenzó a hablar dormido “John…john Watson…yo te…” entonces frunció el ceño y detuvo repentinamente su inconsciente confesión, como si la parte fría y racional del cerebro de Sherlock oprimiera las emociones que amenazaban por salir entre sus sueños. John suspiró con resignación y cerró la puerta tras él… “yo también Sherlock…yo también” dijo negando con la cabeza cabizbajo mientras caminaba lentamente hacia su habitación.