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El último Milagro de Sherlock Holmes por sherlocked221B

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Su nublada vista solo pudo distinguir oscuras siluetas moviéndose lentamente a su alrededor…escuchó una voz lejana, pero por más que se esforzaba no alcanzaba a entender que le pedía. Alcanzaba a oír las detonaciones a lo lejos, fuertes explosiones destruyéndolo todo a su paso, sus ojos volvieron a enfocar las macabras escenas que se desenvolvían a su alrededor. Policías de Scotland Yard apuntando hacia los edificios en donde estaban escondidos los francotiradores de Sebastian entre las sombras, algunos de los funcionarios desplomándose heridos en el tiroteo dejando un charco de sangre bajo sus cuerpos.

Sherlock se tocó la cabeza, estaba desorientado y no podía moverse, una punzada de dolor invadió su rostro, retiró la mano y pudo ver sus dedos ensangrentados, lo habían herido cerca de la oreja, por suerte la bala no había interceptado su cráneo.

—¡Sherlock vamos debes moverte! ¡Sherlock! —por fin sus sentidos volvieron a agudizarse y logró enfocar la fuente de la voz que lo llamaba desesperadamente

—John…—susurró desconcertado, acercando su mano al rostro del rubio, Pero este lo sujetó fuertemente por el brazo, jalándolo para ayudarlo a incorporarse

—Sherlock tienes que ponerte de pie, debemos salir de aquí—exigió John con urgencia, finalmente recorrió con su mirada la azotea, a unos cuantos pies de distancia el cuerpo de Sebastian Brown yacía inerte, la expresión de su rostro sin vida se gravó a fuego en su memoria, la misma expresión que tenía Moriarty tras su suicidio.

Su nublada vista dio paso a una visión más nítida logrando divisar la grisácea cabellera  de uno de los policías…era Lestrade, estaba atrincherado tras una de las paredes de ladrillo en la azotea y disparaba de vez en cuando hacia los edificios, había por lo menos 6 policías caídos entre muertos y heridos, la escena era digna de una tragedia griega. Se apoyó en John para incorporarse y salir huyendo del lugar, sin embargo presintió lo que iba a suceder a continuación, era fácil reconocer a John, con ese cabello rubio y su baja estatura, los francotiradores no dudarían en apuntarle, se abalanzó sobre él cayendo nuevamente ambos al piso, no sin antes sentir una fuerte punzada de dolor en el costado izquierdo, se mordió los labios para no quejarse, le habían dado…Pero al menos John seguía a salvo, ambos se arrastraron hasta un muro que se levantaba en una esquina del edificio. Les sirvió de protección para cubrirse de la lluvia de balas que se alzaba sobre sus cabezas.

—no debiste…no debiste venir, esto fue estúpido—comenzó a atacar Sherlock intentando mantenerse firme a pesar de sus heridas

—¡no empieces ahora Sherlock! Debemos concentrarnos en salir vivos de aquí

—John yo…—comenzó nuevamente el detective, no iba a darse por vencido tan fácil, John acababa de exponerse ante un peligro inminente, haciendo que todos sus esfuerzos por mantenerlo a salvo no sirvieran de nada.

—que te calles de una vez—regañó el doctor—…tu fuiste quien nos metió en esto para empezar—el detective observó al rubio con expresión grave deseando decirle que esto era precisamente lo que había intentado evitar…pero era plenamente consciente de que este era el peor momento para comenzar una discusión. Bajó la vista y vio el arma que John Watson sostenía firmemente en su mano mientras el doctor se mantenía atento a la inminente situación de amenaza frente a él, de momento los policías estaban reduciendo a los secuaces del maniático de Brown.

—Fuiste tu…—susurró Sherlock en un tono tan bajo que si John Watson no hubiese estado a centímetros del rizado no habría escuchado esa acusación.

En el preciso segundo en que Sherlock Holmes vio el modelo del arma que el doctor Watson cargaba consigo, su cerebro comenzó a trabajar a una velocidad extraordinaria haciéndole recordar cada detalle, cada instante de lo sucedido antes de caer al piso y perder la consciencia. Sebastian Brown propinándole un puntapié, escapando de él, quien había tenido el impulso de arrojarlo al vacío, luego de ese golpe se recordó a sí mismo resbalando golpeándose la cabeza contra el concreto, el dolor, las pulsaciones, la desorientación…posteriormente vio a Brown robándole el arma y apuntándole al rostro, quitándole el seguro para terminar con la vida del detective y al instante siguiente Brown desplomándose con un impacto de bala en su nuca, un certero disparo de una arma de mano pequeña, el disparo había sido efectuado desde atrás a unos 10 metros de distancia, el ángulo indicaba que el asesino era más bajo y se encontraba esperando el momento preciso, escondido en la escalera, junto a la puerta de emergencia, un buen lugar para bloquear la atenta visión de los francotiradores…y el arma… Sherlock la conocía muy bien, era una de las más antiguas posesiones de John Watson, sus ojos apenas abiertos pudieron divisar una borrosa figura de cabello rubio corriendo hacia él, entre las balas de los francotiradores, era un milagro que siguiera vivo y más que no hubiese recibido disparo alguno.

John se volteó a verlo, en sus ojos había una extraña mezcla de rabia y tristeza sus labios fruncidos, ese gesto de fastidio en él, había leído la carta…lo sabía todo, y aun así había hecho hasta lo imposible por venir a salvarlo—tu me obligaste a hacerlo…te pusiste en peligro, no me dejaste opción Sherlock—reprochó con ira.

El rizado iba a dar respuesta a ese comentario, pero se percató que los disparos habían cesado, asomó sigilosamente el rostro por un costado del muro que los protegía y vio a Lestrade incorporándose y haciéndole señas para que salieran, la situación ya estaba controlada, era seguro.

­El detective comenzó a caminar con su típico paso arrogante, intentando mantener la compostura y no hacer notar el escozor de su costado izquierdo en donde sentía la sangre escurrirse a borbotones. —Lamento est…—un fuerte golpe fue propinado por el detective inspector como toda respuesta.

—5 hombres…5 hombres perdí por ti esta mañana, por tu obstinación de resolver esto solo, pudiste pedir ayuda Sherlock, la habrías obtenido…pero no…Si John no me hubiese contactado a tiempo…ahora estarías muerto Holmes, ¿sabes cuan patético te ves en estos momentos? No quiero que hables, no quiero escucharte ni ver tu cara, luego arreglaremos cuentas, ahora tengo un equipo de trabajo al que proporcionarle primeros auxilios—Sherlock esbozó una mueca que oscilaba entre  la arrogancia y el orgullo herido, las palabras amenazaban por salir de su garganta, tenía tantas cosas que decirle a Lestrade, tanto que reprocharle, mal que mal…lo había conducido a uno de los criminales que lo había confundido todo este tiempo, había atrapado al asesino de todas esas víctimas…bueno…más o menos, el autor de esas atrocidades yacía en el piso con los ojos abiertos de par en par y una sonrisa espeluznante, deseaba restregarle en la cara muchas verdades…pero John se inclinó junto a él y tomó su brazo  para ayudarlo a levantarse, sus ojos se encontraron unos instantes y luego el doctor paseó su mirada por el nefasto escenario que se presentaba a su alrededor, Sherlock lo imitó, vio a esos muertos y heridos…algunos los conocía, se había burlado del intelecto de muchos de ellos pero no merecían morir…no tenían por qué dar su vida, no por él…era su culpa. Se tragó cada una de sus palabras luego de un suspiro y asintió con resignación.

Iba a aceptar el apoyo que John le ofrecía para levantarse cuando se percató inoportunamente de las gotas de sangre que escurrían por el interior de su abrigo cayendo al piso, tiñendo el concreto, la expresión de Watson varió desde la tristeza al terror.

—¡Greg, él está herido! —gritó sin importarle las miradas poco amistosas de todos a su alrededor, abrió con un rápido movimiento el abrigo que Sherlock intentaba apretar la prenda contra sus costillas para ocultar su herida.

—no, estoy bien…—replicó el rizado con actitud neutral, restándole importancia al asunto, después de todo había otros que necesitaban mayor apoyo que él en esos momentos.

—tienes suerte de estar parado sobre un hospital, llamaré a un paramédico, debemos bajarte, no vaya a ser que te nos mueras ahora, después de tanto esfuerzo…—dijo con ironía, Sherlock le dedicó una expresión consternada, Greg se comunicó por el portavoz solicitando un escuadrón antibombas urgentemente.

—¿escuadrón antibombas? —interrogó Sherlock confundido al escuchar al detective inspector

—tu amiguito el lunático—replicó Lestrade indicando el cuerpo sin vida de Brown—deseaba volar en pedazos todo el edificio, aun no sabemos por qué…quizás solo para darle un toque de dramatismo a su insano espectáculo.

—literalmente deseaba borrar la historia que había forjado su predecesor y crear una nueva a partir  de las ruinas.

—¿de qué hablas? —interrogó John sin entender, el rizado abrió la boca para contestar, pero vio aparecer la camilla con los paramédicos que habían solicitado y Sherlock tuvo que postrarse para ser llevado al salón de operaciones. John lo vio alejarse y lo estremeció la escena tan similar a la de su sueño, Sherlock nuevamente tenía el rostro ensangrentado, aun su mirada estaba algo perdida, pero lo había salvado…había logrado  llegar a tiempo evitando que Sherlock Holmes sacrificara su propia vida, recordó la primera vez que vio a Holmes arriesgando su vida solo para probar su inteligencia, casi pudo verlo nuevamente tomando esa píldora entre sus manos, siendo desafiado por el taxista…esto no era demasiado diferente… “algunos viejos hábitos nunca cambian” pensó para sí, negando con la cabeza.

*************************

—Qué tal

—bien…bastante bien

—¿seguro? Asesinaste a alguien

—no era una muy buena persona verdad…de todas formas no es la primera vez que mato para evitar que cometas alguna estupidez…—dijo John por lo bajo, volviendo a recordar la escena con el taxista, ocurrida hace ya varios años—¿cómo te encuentras? —interrogó John mientras se restregaba la frente con cansancio, acercando una silla a la cama de Sherlock.

—como si me hubiesen disparado en el abdomen—replicó Sherlock con total indiferencia

—los doctores dijeron que tuviste suerte, la bala te atravesó, pero no alcanzó a quedar incrustada en tu estómago, en unas semanas supongo que podrás volver a hacer estos estúpidos sacrificios suicidas que solo se te ocurren a ti—sus ojos se encontraron comenzando una batalla de miradas, John estaba de un humor terrible.

—no fue una estupidez—corrigió luego de un tenso silencio—…todo estaba plenamente calculado john, iba a…

—escucha Sherlock… no me interesa saber como pretendías salir de allí, cuando llegué a la azotea tu plan no parecía estar saliendo del todo bien ¿o sí?

—¿por qué estás…tan enfadado?

—porque me ocultaste que ibas a dar tu vida para intentar protegerme

—está bien, debo admitir que en eso me equivoqué…pensé que él solo me quería a mi…pero no, Sebastian deseaba destruirnos a todos, todos quienes me rodeaban…era su objetivo.

—yo no necesito que me protejas—dijo John manteniendo sus ojos fijos en los orbes claros que tenía enfrente, enfatizando en cada sílaba de la última palabra.

—John…

—no necesito que te sacrifiques por mi Sherlock… ¿acaso no te das cuenta? Dices que somos una pareja, pero…estas decisiones que cambiarán la vida de ambos las tomas sin siquiera informarme, me obligas a aceptar pasivamente la opción que tu elijas

—por favor John…un maniático estaba obsesionado conmigo y deseaba asesinarte, no nos dejaría en paz ¿qué esperabas que hiciera? —interrogó el detective como si aquella aseveración fuese lo más obvio del mundo.

—confiar en mí, hablarlo conmigo Sherlock, esto no se trata del peligro que Sebastian representaba para ambos…se trata de tu maldito ego, amas ser el héroe, quien siempre salva la situación, querías ser el genio que engañó al villano nuevamente, deseabas ser el listo de la historia. Pudiste pedir ayuda…a tus amigos Sherlock, las personas que te quieren, te valoran y desean que sigas con vida

­—¿amigos? Lestrade estuvo desconfiando de mi todo este tiempo, pensaba que me había vuelto loco o que era el asesino de todos esos turistas… ¿Cómo crees que me hace sentir eso John? Además…en esta situación solo hay un elemento relevante, mi objetivo principal…Sebastian Brown debía ser detenido—El doctor Watson se había puesto de pie, su exasperación llegaba a límites insospechados, en esos momentos le pareció una estupenda idea caminar hacia la salida e irse de allí a despejar su mente o terminaría arremetiendo contra un Sherlock recién operado…y aunque no lo mereciera, el detective necesitaba descansar, las alteraciones le podían provocar complicaciones en su delicado estado, dio unos pasos decididos a convertirse en una salida dramática pero un fugaz pensamiento lo detuvo…probablemente no tendrían tiempo de una conversación como esta en su ajetreada vida juntos, pronto vendría Lestrade y Mycroft y la prensa…si iban a resolver el asunto debían hacerlo ahora o nunca, John respiró hondo y dejó que toda su incertidumbre, su dolor e ira se verbalizaran en palabras

—y tú…¿acaso pensaste cómo me haría sentir el hecho de perderte de nuevo? ¿De verdad piensas que puedo comenzar de cero sin problemas Sherlock, que puedo superar esto y rehacer mi vida? Al menos debiste respetar mi derecho a decidir… ¡y qué si quiero ir contigo! aunque sea un maldito plan suicida, aunque me cueste la vida… no me importaría sacrificar mi vida si es por esta juntos… ¿lo entiendes? Pero esa es mi elección… quiero que dejes de decidir por mí.

—John yo…—Sherlock mantenía una actitud titubeante, se relamió los labios antes de continuar, por fin la máscara de arrogancia y orgullo se caía para dar paso a sus verdaderos sentimientos, a ese hombre vulnerable lleno de dudas, miedo y contradicciones que quizás solo John Watson tenía el honor de conocer —no lo hice por mi ego…yo creí que hacía lo correcto para…mantenerte a salvo, no puedo permitir que te hagan daño, eres…importante, eres lo más importante...en mi vida—confesó el detective con los ojos fuertemente cerrados—si era necesario sacrificarme por ti para que tu estuvieses a salvo…lo haría. Brown era peligroso, por momentos llegué a pensar que tan peligroso como Moriarty, cada vez que pensaba que lo tenía…que había caído en mi trampa, escapaba…estaba un paso delante de mí y no sabía que esperar, no tenía el control de la situación, él era impredecible, tenía miedo de perderte, sus amenazas despertaron dudas que nunca antes creí. deseaba mantener la cabeza fría, la razón primando sobre la emoción como lo he logrado durante toda mi vida, intentaba controlarme, pero simplemente no podía, me ardía la sangre con tan solo pensar que ese lunático pudiese dañarte.

John guardó silencio unos minutos, acariciando el largo y pálido brazo de Sherlock entrelazando sus dedos, si…él también se sacrificaría si la ocasión lo dispusiera, había considerado que el plan de Sherlock era tan estúpidamente arriesgado, se había cerrado en su impotencia, la cual le había impedido ver que si a  él le tocase enfrentar una situación similar probablemente actuaría de la misma forma, incluso esa mañana no le importó el riesgo a la muerte, las balas pasando a centímetros de él, no le había importado arriesgar su vida solo para rescatar a Sherlock, supuso que el detective se refería a ese impulso ciego que iba más allá del instinto de supervivencia…

—perdóname John…—susurró Sherlock

—supongo que…después de todo, se hacen locuras por amor—replicó el doctor con una sonrisa resignada, tomó la mano de Sherlock y la apoyó en su propia mejilla—escucha, aún estoy realmente molesto, y no quiero que vuelvas a ocultarme este tipo de cosas…los altercados que hayas tenido en el pasado con todos esos maniáticos son problema tuyo…no quiero saber mayores detalles, me basta con que estés a salvo nuevamente junto a mí…pero los problemas que ambos tengamos a partir de ahora en nuestra vida juntos, son privilegio mío Sherlock, no quiero que me mantengas al margen de tus inquietudes, miedos o aprensiones…ya deja de guardarte tanto, deja de intentar cargar con el peso del mundo sobre tus hombros, no es sano…ni es necesario, aunque no lo creas solo eres un humano.

Sherlock cerró los ojos con cansancio, acarició las manos de John junto a él, había pensado tanto en que no volvería a disfrutar de su cercanía, de su aroma y calidez, pensó que lo perdería, estaba resignado a eso…pero frente a todo pronóstico lógico, John Watson había cambiado sus planes—me has salvado de tantas formas John—dijo Sherlock en tono bajo, con los ojos aun pacíficamente cerrados

—y me temo que tendré que continuar haciéndolo…ya que mi novio es un idiota—replicó John con cierta ironía y un leve toque de diversión en la voz, Sherlock frunció el entrecejo ofendido, iba a abrir los labios para contestar a aquella provocación cuando las filosas palabras que amenazaban por salir fueron interrumpidas por los labios de John acomodándose sobre los suyos, tentándolo con una leve caricia, no pudo hacer nada más que continuar con el exquisito roce de labios, el doctor Watson se inclinó profundizando el beso, acariciando el rostro de Sherlock cuidadosamente—pero lo amo así…tal cual es—replicó John, Sherlock le dedicó una mirada risueña y con algo de osadía reclamó nuevamente los labios de John, jugando con la punta de su lengua entre los labios de su pareja, habrían permanecido así por horas expresándose su mutuo afecto, sin embargo escucharon una voz algo avergonzada que los hizo separarse abruptamente.

—Lo siento… ¿interrumpí algo? Bueno no fue mi intención…

—ya…deje de titubear Lestrade, diga a que vino de una vez—acusó Sherlock con indiferencia, aunque no pudo evitar el leve enrojecimiento de sus mejillas.

—La verdad necesito hablar contigo Sherlock…creo que es mi turno de aclarar la situación…y además…—Lestrade frunció los labios en una mueca de preocupación muy conocida para Sherlock, algo andaba mal—han salido  a la luz nuevos homicidios protagonizados por el perturbado de Brown antes de morir, uno de ellos fue cometido en Baker Street…acaban de informarnos que encontraron una nueva víctima, aún no la hemos identificado, solo sabemos que se trata de un varón.


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