John despertó algo confundido, era difícil no creer que todo lo acontecido la noche anterior no fuera más que un sueño producto de su atormentada imaginación, estaba por levantarse para dirigirse a su consulta cuando su móvil captó su atención, había recibido un mensaje
“tienes un día exacto para decidir.
La amenaza terrorista en Londres se elevó a crítica”
SH.
Incluso de todo el daño causado Sherlock creía tener el derecho de exigirle plazos, texteó una rápida respuesta
“Te daré mi respuesta cuando yo lo decida Sherlock, deja de presionarme”.
JW.
Se dirigía al baño cuando recibió instantáneamente una respuesta
“Mantendré informados a los terroristas para que aguarden hasta que decidas colaborar…
PD: ¿Te dejarás ese bigote?, te envejece…no quiero que me vean caminado por Londres con un anciano
SH.
John entrecerró los ojos…como olvidar a Sherlock y sus ofensivos comentarios, no se molestó en responder, Sherlock podía seguir escribiéndole mensajes el resto del día si iniciaba una discusión.
Frente al espejo del baño pudo notar el evidente descuido de su imagen personal, Holmes tenía razón después de todo, necesitaba algo que lo sacara de ese estado depresivo, y bueno…respecto al bigote, al parecer todos los odiaban…hasta la señora Hudson dio su opinión al respecto sin que nadie le preguntara. Suspiró y comenzó a esparcir una buena cantidad de crema para afeitar sobre su rostro.
El día transcurrió con una lentitud exasperante, inevitablemente luego de atender a cada paciente John pensaba en lo aburrido que era desempeñar un empleo normal…preguntándose que estaría haciendo el detective en estos instantes, lo imaginaba parado frente al muro frente a un montón de fotografías pegadas, esforzándose por encontrar alguna conexión, algún patrón entre los sujetos…”tan perfecto”, dijo para sí mismo, esos fríos ojos de mirada intensa, su camisa demasiado ajustada, las manos juntas bajo su mentón mientras pensaba, sus labios cerrados en una línea recta, demostrando total concentración y compromiso con su trabajo…John sacudió la cabeza, por qué esas imágenes le venían a la cabeza en este momento…”solo estoy confundido” se repetía, “aún no me creo que siga vivo”…”no soy gay” volvía a repetirse desesperado.
Sin embargo, debía admitir que necesitaba cambiar de rutina urgentemente o enloquecería en su empleo como médico general…claro que su vida con Sherlock no podía catalogarse como rutinaria, siempre había algo nuevo que hacer, cada caso que aceptaban era único y el detective los resolvía de la forma más ingeniosa e inesperada…eso sin contar los múltiples peligros que ambos enfrentaban y la adrenalina fluyendo por sus venas al perseguir a los criminales…haciéndolos sentir vivos
John debía asumirlo de una vez por todas…se había vuelto dependiente de las emociones que Sherlock Holmes producía en él, necesitaba estar bajo su influencia, sentir su cerebro esforzándose al máximo para intentar seguirle la pista a las deducciones del detective…escuchar las melodías de su violín que le ayudaban a “pensar” o compartir un simple diálogo cotidiano con él en el apartamento… necesitaba desesperadamente estar junto a Sherlock, sin darse cuenta una sentimiento desconocido comenzaba a apoderarse de su capacidad de raciocinio.
Sherlock se encontraba mensajeando con algunos de los integrantes de su red de vagabundos, ninguno de los individuos frente a su pared se comportaba extrañamente, con excepción de uno…pronto todo comenzaría a moverse…de pronto escuchó ese inconfundible golpe del paraguas de su hermano en la entrada del piso, definitivamente Mycroft no había aguantado las ansias de fastidiarlo.
-¿no me invitarás a pasar? -preguntó Mycroft con falsa cortesía
-no te invité a venir.
-quería saber como van los avances con el caso- dijo Mycroft dirigiéndose hacia el muro en donde Sherlock tenía toda la información organizada.
-deja de entrometerte, encontraré tu célula terrorista y lo sabes
-ya perdimos a un agente…quien se sacrificó para proporcionarnos esta información
-no debió hacerlo, es obvio que solo intentaba impresionar-dijo Sherlock con tono despectivo -por qué no me ahorras tiempo diciéndome tus reales motivos para venir de una vez por todas… ¿acaso crees que me estoy drogando de nuevo?
-se bien que no…al parecer el reencuentro con John Watson no salió como esperabas ¿verdad?
-salió bien – declaró tajantemente el detective.
-mentira, John estaba devastado, y no lo culpo…estoy seguro que como siempre no tuviste ningún tipo de tacto para darle la noticia.
-hablas como si tu fueras experto en relaciones humanas -dijo Sherlock rodando los ojos
-John está sintiendo Sherlock, quizás eres demasiado estúpido para darte cuenta…
- ¿darme cuenta de qué? -dijo Sherlock incrédulo, intentando pensar en algo que no haya notado en reencuentro con John durante la noche anterior. Mycroft le respondió con una cínica sonrisa - ¿qué, conozco ese silencio?
-siempre te dije que te involucrabas demasiado con el doctorcillo- declaró el pelirrojo.
-involucrarme, no me involucré… ¿de qué estás hablando?
-está bien Sherlock…te creo, pero ¿y él? acaso John no se involucró demasiado…el amor es una desventaja Sherlock, tan simple, pero sus efectos pueden ser devastadores…John no caería en depresión por la muerte de cualquier amigo, visitaba tu tumba cada día, su vida estuvo estancada hasta que volviste, ¿eso no te dice nada?
-espero que no estés insinuando… -replicó el detective con incredulidad.
- ¿insinuar? …ja estoy completamente seguro…John Watson está enamorado, desde hace mucho, solo que era demasiado lento como para darse cuenta de eso mientras vivía aquí…pero ahora ha tenido 2 largos años para pensar y aclararse… ¿cómo afrontarás esto querido hermano? -Sherlock miraba al mayor de los Holmes incrédulo John no estaba…entonces recordó la noche anterior, la inapropiada cercanía de John, sus ojos dilatados, el pulso acelerado del rubio…lo delataban, Mycroft tenía razón
- ¿por qué no me dijiste esto antes si ya lo habías notado? -pregunto Sherlock levantando la voz.
-porque quería saber si eras capaz de deducirlo por tu cuenta…para todos los demás es un hecho extremadamente obvio, pero tu…eres ciego frente a las emociones humanas, no es adecuado que John vuelva a vivir en Baker Street, la situación se volvería lamentable para él ¿no crees? El frio e inexperto Sherlock Holmes rechazándolo y alejándose de su vida una vez más…
-si John viene o no a vivir acá no es decisión tuya Mycroft -dijo Sherlock con actitud amenazante
-así que ya se lo insinuaste…mis buenos deseos para la feliz pareja, veremos como resuelves este problema hermanito - dijo Mycroft con ironía.
John subía por las escaleras, escuchaba el eco de una conversación entre las paredes, finalmente cuando estuvo en el segundo piso vio a los hermanos Holmes fulminándose con la mirada en medio de un silencio sepulcral.
-Sherlock! …creí que estabas solo, puedo volver más tarde si…-
- ¡no es necesario doctor Watson! - dijo Mycroft incorporándose y saludándolo con un apretón de manos- yo debo retirarme, los dejo a solas para que conversen. Sherlock mantenme informado de los avances en el caso. Buen día - dijo saliendo acompañado del repiqueteo constante de su paraguas a cada paso. Sherlock no se movía de su asiento, parecía haber quedado en blanco…
-Parece que fue una discusión difícil-comentó el doctor luego de observar expectante la mudez de Sherlock por un rato, en ese instante los ojos del detective se posaron en él, parecía estar contrariado y molesto como si fuera a explotar de un momento a otro.
-John- fue todo lo que pudo decir el menor de los Holmes mientras arrugaba el entrecejo sacudiendo la cabeza con impotencia.