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You Gave Me A Home por KuroAshi_ZxS

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos! Lamento, encarecidamente, haber tardado tanto en volver. Mis motivos son dos, principalmente: tenía exámenes; y realmente quise hacer un buen trabajo, por el que rehíce el cap al menos cuatro veces ¡Una locura! Pero cumplí, también doblemente: traje un cap de más de seis mil palabras, y agregué a cierta personita, que varios preguntaban por él desde el inicio

Como advertencia principal, deben estar muy atentos. Es un cap con muchos giros, que usualmente dividiría en dos, para evitar confusiones. Pero les prometí una actualización más contundente, así que solo les adelantaré, que en la guerra, nunca existe solo un campo de batalla: siempre son peleas simultaneas.

Mis agradecimientos especiales a: Amu, KuroTan y ringo ringo ¡Muchas gracias por comentar!

Mil disculpas por los posibles errores ortográficos.

“Eso no es nada” inquirió Tony, evidentemente satisfecho con ser capaz de lucir a su pareja “Hace un par de años, detuvo un helicóptero a mano limpia”

“¡Tony!” murmuró Steve, quién en esos momentos, tenía su rostro y cuello completamente sonrojados “No es para tanto”

“Lo es, y completamente sexy” en ese momento, las luces de la habitación comenzaron a parpadear, al tiempo que su teléfono vibraba en su bolsillo: una llamada entrante, con una enorme ‘A’ brillando en la pantalla. Una oficial “¿Qué ocurre?” preguntó, cada vez más asustado.

“Se dio cuenta” la voz de Strange le hizo sudar frío “con la Gema del Espacio, Thanos se dio cuenta que abrimos un portal. Debió sentirlo” la voz usualmente calmada del doctor, sonaba en extremo preocupada “Su ejército está aquí, y estoy completamente seguro, que vienen por el Capitán”

xxxxx

Seguro la palidez en su rostro le había delatado, pues sus compañeros rápidamente se pusieron de pie, dirigiéndose a la salida de emergencias. Steve también parecía inusitadamente serio, solo preguntando en voz mortalmente calmada “Es por mí ¿verdad?”

Un nudo se formó en la garganta de Tony, solo siendo capaz de asentir, mientras Bucky explicaba al resto por qué debían abandonar el lugar. Que era una emergencia. El castaño sabía que su novio nunca le perdonaría si mentía sobre una situación que ponía a todos en peligro, a sus seres queridos y familia, por lo que dejó que Clint llamara a Natasha y al resto de los Vengadores: el ensamblaje era necesario.

Thanos no era un idiota, y ellos precisamente tampoco. Sabían que había una buena posibilidad que el Titán se diera cuenta de sus planes, gracias a el primer hechizo de transportación que habían realizado. Y estaba casi seguro que lo había hecho, pero había esperado pacientemente a ver cómo se desarrollaban los acontecimientos: si alguno de ellos perdía la vida, simplificando su tarea un poco más.

No era sorprendente para él, al menos, que Steve se diera cuenta inmediatamente lo ocurrido. Ya no poseía un oído mejorado, pero su inteligencia estaba aún allí. No era del tipo regular, como la suya, un experto en ciencias y matemáticas: era un hombre capaz de hacer los planes y estrategias más locos, pero eficaces. Analizaba patrones, y lograba destruir a sus enemigos, con tanta facilidad que a veces, resultaba aterrador.

Eran en esas ocasiones, que entendía porque su padre había mencionado que contaban con una enorme suerte, que su novio estuviera de su lado. Incluso con un cuerpo como el suyo, de haber sabido HYDRA u otra organización sobre lo que era capaz, no habrían tardado mucho en reclutar. A favor o no de su voluntad.

Pero ahora, su mente debía enfocarse. Su misión era otra.

Tendrían que llevar a los amigos de Steve a un lugar seguro, a las afueras de la ciudad. No dudaba que Rhodey fuera el hombre para el plan, con una armadura tan pesada como la suya, podría protegerlos, hacerlos pasar por simples civiles. Pero él no podría ir con ellos, ni Thor tampoco: una Gema dependía de ellos, la Gema del Alma.

Era la más importante, y seguro por la que Thanos apuntaría primero. Leyendo entre las palabras de Stephen, éste había mencionado que vendrían por su líder. Eso significaba que la segunda piedra, escondida en Wakanda, estaría segura hasta nuevo aviso: con el doctor siendo parte del grupo encargados de llevarlos y traerlos de regreso de otra dimensión, no tendría el poder suficiente para defenderla. Shuri y T’Challa seguro podrían cumplir sin problemas con la labor. Y contaba con que sus compañeros ya habían dado en sobre aviso a la imponente Pantera Negra.

Tendrían quizás diez minutos, antes que las fuerzas de la Orden Negra entraran en contacto con la atmósfera terrestre. Luego de su última incursión, Tony y Rocket habían trabajado durante semanas para colocar satélites rodeando la Tierra: emitirían rápidamente una señal, alertando el peligro.

“Debes irte” Tony tomó las manos de Steve entre las suyas, a sabiendas que era un hecho difícil de afrontar. Su novio nunca le había dado la espalda una pelea, pero ahora era un ser humano más, de cuya vida dependía la de una pequeña niña. No podía permitírselo.

De haber sido otra la ocasión, habría aceptado sus planes, permitiendo que formara parte del equipo táctico. Sería una adición perfecta, pero si su destino dependía que huyera, era lo único que podía hacer.

Al notar el ceño fruncido del chico, tuvo la certeza, que estaba pensando lo mismo que él. No podría resistirse a su mirada, por lo que activó su armadura, escondiendo su rostro de aquellos ojos suplicantes. Era quizá, la primera pelea de los Vengadores en que no podrían combatir codo a codo. Y eso les dolía a ambos.

“Debes irte” repitió, con la voz dura, sin emociones gracias al sintetizador. Era lo mejor, poner desde ese instante, una barrera entre ellos.

“Tony…Mary, ellos…”

“Estarán bien, pero no podrán hacerlo si tu no los acompañas. Tenemos los portales, tú fuiste quién tuvo esa idea”

“Ya casi no queda tiempo. No para que puedan huir antes que me encuentren. Para utilizarlos”

Esas palabras, de no ser por su traje, habrían derrumbado a Tony sin miramientos. Era lo que temía, que la firma de Steve fuera demasiado notable gracias al contacto previo con las Gemas, y que les atacaran en pleno escape. Pero no tenían otra opción, no con los Guardianes fuera, en el espacio, intentando ganar un ejército para ellos. Eran una adición importante, y en Estados Unidos, solo contaban con un pequeño equipo para luchar.

No podrían defender a Steve y a sus seres queridos, además de las Gemas, al mismo tiempo. Debían separarse. Llevarlos al refugio de Hong Kong.

Sabía que tenían poco tiempo para cubrir la distancia, pero siempre habían sido conocidos por lograr lo imposible.

El fulgor en la mirada del soldado le dijo lo que necesitaba, lo mucho que estaba dispuesto a sacrificarse otra vez. Aquello le aterró, le hizo sentir como el sudor corría por su espalda: no podía permitirlo, pues estaba seguro que de ser necesario, Steve sería incluso de acabar con una bala lo que Thanos podría terminar más tarde.

Al notar que el auto de Natasha se acercana, se decidió. Por él, por Mary. Por su familia. Steve podría odiarlo eternamente, perder su confianza; pero era mejor que verlo muerto.

Se acercó, rodeando su cuerpo con sus brazos, como si buscara consuelo. Sin dudarlo, el chico respondió, viendo de reojo como Mary se abrazaba a su abuelo, pálida por el miedo y por el temor de la pérdida  “Steve, te amo…”

“Yo también. No sabes cuánto, Tony”

“quizás…algún día, puedas perdonarme…” murmuró, con la voz rota.

“...¡Espera! ¡¿Qué?!”

Su cerebro, como siempre, era rápido; pero ya no tenía un cuerpo para acompañarle. Utilizando la tecnología de nanobots, separo parte de su armadura, de la capa de repuesto, para crear unas fuertes esposas. Lo arrojó sin miramientos dentro del vehículo, solo momentos después que Rhodey habría la puerta para Evelyne.

“No, maldita sea ¡No lo hagas, Tony!”

“No hay otra opción. Tu y yo lo sabemos” y el hecho que había logrado que Steve maldijera, rompía su corazón un poco más.

Despegó, ignorando los gritos de protesta de Mary, sabiendo que era una situación desesperada. Sus amigos también parecían reacios, pero entendiendo lo que ocurría, le habían dejado marchar.

Vio a través de la interfaz como cada quien seguía el plan, implícito entre ellos, tan acostumbrados a pelear juntos que casi no necesitaban palabras. Natasha conduciendo ahora la limusina, dejando a Happy fuera de peligro de ese modo. Rhodey les seguía de cerca, con la armadura activada.

Las alarmas sonaban por todo el lugar. La gente escapaba, tras meses de preparación, para un ataque de ese tamaño. En las enormes pantallas holográficas, aparecían las instrucciones, iguales en cada una de las ciudades.

Claro, venían por Steve, pero nunca sabrían si la Orden Oscura atacaría a otro lugar de manera paralela.

Por otro lado, Bucky, Bruce y Clint ayudaban a despejar las calles; sobre todo para los turistas que entraban en pánico inevitablemente. No era difícil distinguir al ex soldado del invierno, ya con su largo abrigo fuera, revelando su brazo de metal. Pero sus mejillas brillaban por las lágrimas, por la desesperación, por el miedo de perder a su mejor amigo tras recuperarlo solo días antes.

“Has tomado la elección correcta, Hombre de Hierro, aunque eso quizá acabe con nuestras vidas” exclamó Thor, con su armadura ya puesta, gracias a la magia asgardiana. Era el único en acompañarle, siendo uno de sus bateadores más pesados “pero hay mucho en juego. Más de lo que se puede estimar”

Sus palabras, contrarío a tranquilizarlo, le amargaron aún más. Se sentía culpable, a sabiendas de la situación de su reino. Los refugiados se habían instalado en Noruega, en un sector lo suficientemente protegido, para que nadie que no supiera de su existencia, pudiera encontrarlo.

Valkyria y Heimdall, el anterior guardián del Bifrost, estaban a cargo de los asgardianos. Thor había decidido solo aceptar la corona una vez que la guerra contra Thanos terminará, sin saber si podría mantenerse con vida. Cómo le había dicho en el pasado durante diversas ocasiones, a veces el precio era demasiado alto.

Lo había pagado Steve meses atrás, y quizás, ahora fuera su turno.

“FRIDAY…muéstralo” pidió, desconectando sus altavoces, sin ser capaz de responderle al dios del trueno.

En una esquina de su HUD, brilló con fuerza el dibujo que le había regalado Steve. Necesitaba toda la fuerza que podría reunir, y no se creía capaz de ver una fotografía de su novio sin derrumbarse. Rompería su determinación, viendo su rostro sobre puesto con la imagen rota que este le había regalado momentos atrás. Acabaría por volver, y era algo que ninguno podía permitir.

Temía por Mary y su novio, su hermoso pero idiota Steve, quién estaba determinado a perder nuevamente su vida. Y Tony no quería que él rompiera su promesa, la que le había hecho su sobrina, si aún había una mínima oportunidad de salir airosos de ese encuentro.

Era también por ello que habían creado una entramada red de trampas, algo que el soldado no conocía del todo, pero que podrían darles el tiempo necesario para reagruparse. Y salvarles la vida, o comprarles al menos un poco de tiempo.

Con ayuda de Loki y Stephen, habían creado Gemas falsas: su firma era idéntica, pero momentos después de tocarla, se rompería en miles de pedazos. La falsa se encontraba en su base, querían darle al Titán un camino muy marcado a seguir, desviándolo del camino correcto: el Santuario de Nueva York.

Por ello no solían mantener a los niños en el lugar. La llegada de Steve era una ocasión especial. Pero ahora agradecía que tanto Cassie como los hijos de Clint, se encontraran en la escuela. Incluso los gatos de Mary se encontraban fuera, en el veterinario: el viaje inter dimensional los había descompensado, y esa mañana, Laura había prometido encargarse de ellos, mientras estaban de viaje en Washington D.C.

Lo habían decidido de ese modo poco después de la muerte de su líder, a sabiendas que poseer dos piedras en un mismo lugar era arriesgado, pero lo sería más si al menos no intentaban engañar a Thanos. Una vez lo habían hecho, en su planeta natal: ahora solo debían soportar el tiempo suficiente para esconder a Steve, llevarlo por el portal que habían ocultado a las afueras de la ciudad al Santuario de Hong Kong.

Habían puesto algunos de ellos en puntos estratégicos del país, una idea de su Capitán, poco antes de perder la vida, que ahora era realmente útil. Steve había visto su pelea contra la Orden Oscura gracias a las grabaciones de la armadura, y al ver que Wong salvaba su vida gracias a uno de ellos, ese plan se había formado en su mente. Se trataba de entradas que solo funcionarían una vez, transportándolos a uno de los Santuarios de elección.

Pero no contaban con uno cerca de su base. Contaban con Strange y su capacidad para crearlos, y aquello ahora les jugaba en contra.

Al menos, T’Challa si contaba con ese plan. El palacio real estaba abandonado, aparentemente, y la población reubicada lejos de sus inmediaciones. Eran los lugares más seguros del planeta, y seguramente Thanos no creería que pondrían una Gema en el mismo lugar donde había atacado la última vez. Podrían usar la estupidez a su favor, por una ocasión en su vida.

Ellos mismos podrían ensamblarse, trayendo al ejército oscuro a una zona poco poblada, lejos del peligro. Esa era la idea original, pero gracias a su visita al Smithsonian, se encontraban en el foco de una enorme ciudad. En plena capital, y la distancia entre ambos puntos era casi de cuatro horas. Con su armadura podría hacer el vuelo en solo una, pero gracias a que Thor ahora controlaba el Bifrost, solo debían esperar el momento de encontrarse completamente solos, para recurrir a esa técnica.

Lamentablemente, Thor no era exactamente diestro en el uso del puente arcoiris. Dos, o quizás tres personas, era su límite. Terminaba arrastrando árboles e incluso casas en sus intentos. Era un verdadero milagro que la primera vez que lo había utilizado, no había herido a nadie de los suyos por equivocación.

Así que, apenas salieron de la ciudad, se transportaron directamente a la base. Y el silencio en el lugar, era ensordecedor: la sede que tanto habían amado, que era su segundo hogar, se encontraba destruida hasta los cimientos.

“¡Hermano!” exclamó Thor, con los ojos anegados en lágrimas. Ya había perdido a Loki una vez, lo había visto morir en sus brazos. Al igual que Tony con su novio, había jurado protegerlo, y no podría perdonarse que el Titán acabara con su vida por segunda vez.

El dios rápidamente se lanzó contra los escombros, levantando con facilidad rocas enormes y trozos de pared. Tony se unió a él, intentando comunicarlos por el sistema de navegación, dar con su ubicación. Algo estaba interfiriendo, y para su alivio, un escudo de color rosa pronto brilló en medio del caos.

“Wanda, hey ¡Chicos!” el ingeniero sintió cómo su respiración se aceleraba, pues solo segundos después de comprobar que se encontraban realmente a salvo, se desmayó en sus brazos. Loki se encontraba siendo asistido por Thor, en sus mismas condiciones: mortalmente pálido y respirando con dificultad, pero vivo y cálido “¿qué…es lo qué…?”

“Una trampa” escupió Scott, intentando frenar el sangrado del brazo de Sam “solo momentos después que Strange te hablara, nos emboscaron. Estuvieron aquí todo el tiempo, la llegada del ejército fue solo una distracción”

“Saben donde está la Gema” Hope tenía una pierna rota, y a pesar del evidente dolor que debía estar sufriendo, se encontraba luchando por permanecer consciente. Wong intentaba entablillarla, darle los primeros auxilios correspondientes “Lo lamento, no fuimos capaces…teníamos que protegerlos…”

“Maximoff nos lo dijo” Strange parecía evidentemente molesto, enfadado consigo mismo por no ser capaz de ayudar “que su Capitán, en la primera batalla, les dijo que no harían sacrificios si podían evitarlo. Ella y Loki, con sus últimas fuerzas, hicieron el escudo antes que el edificio cediera. Van Dyk y Lang nos protegieron, intentaron retrasarlos cuanto pudieron” hizo una pausa, golpeando los restos de un mueble con su puño desnudo. La ira brillaba con fuerza en sus características “no ha pasado mucho tiempo desde que se fueron, seguro nos creyeron muertos. Pero la magia que nos protegió interfería en las comunicaciones, no pudimos avisarles a tiempo…¿dónde está el Capitán?”

“intentando llegar al portal de DC” respondió el castaño “pero las líneas...están cortadas”

“creímos que si traíamos al ejército aquí, ellos podrían huir” prosiguió Thor, evidentemente preocupado, pero aliviado al saber que su hermano estaba vivo “podríamos evitar que les hicieran daño...pero no creí que los emboscaran”

“Tendremos que confiar que Steve y el resto sean capaces de huir” comentó Falcon, cabizbajo.

Tony apretó con fuerza su mandíbula, negando con la cabeza, intentando contactar a Natasha una vez más. Aquello había sido premeditado, debió seguir sus instintos, lo sabía. Ahora estaban separados, aún más que antes, y sin posibilidades de regresar. La línea no parecía contactar, por lo que Thor y él llegaron a un acuerdo: regresar directamente a Nueva York, a por el Santuario. Solo Scott se encontraba en condiciones de seguirle, por lo que tras utilizar sus repulsores para cerrar la herida de Sam, partieron.

Minutos después, incluso lo que pareciera ser un siglo, la espía finalmente se puso al habla “Situación” gruñó, activando los altavoces una vez más.

“Su majestad logró huir antes que llegara el ejército. Se encuentran a salvo, huyeron por el portal, junto con la princesa y Okoye” respondió esta, con la voz calmada: un tono demasiado falso, que hizo que Tony perdiera los estribos.

“Estamos hablando de Steve aquí, Romanov. Y si no me dices en los próximos segundos que está pasando, te juro que yo…”

“Lo tienen, Tony…lo tienen, maldita sea”

En el momento en que la Orden Oscura dejaba atrás la sede y el verdadero ejército llegaba a Washington, ya con los datos de donde se encontraba Steve, fueron rápidamente atacados. Nadie sabía que tenían las coordenadas de su ubicación, por eso el resto se quedó atrás, protegiendo a la población. Pero aquello costó su estrategia por completo.

Steve repetía una y otra vez lo ocurrido con Tony, verle partir, sin poder hacer nada para evitarlo. Se sentía destrozado, pero entendía sus motivos. El mismo lo había hecho una vez, el sacrificio que le había costado y dado tanto al mismo tiempo.

“Steve…no, no quiero que eso ocurra. Por favor… Tony, va a morir…”murmuró Mary, subiéndose a su regazo.

Era la segunda vez que le llamaba por su verdadero nombre; y ese hecho, lograba que su corazón latiera con rapidez. Entendía que su sobrina estuviera aceptando poco a poco su realidad, y esa era una clara muestra. Pero además lo estaba haciendo con Tony, se había encariñado con él. Tanto, que ya no utilizaba el “señor” antes de su nombre.

Todos estaban asustados, se notaba en sus miradas y gestos. Incluso Evelyne lucía una expresión derrotaba: podría no estar feliz con su relación, pero eso no significaba que se alegrara de la muerte de alguien más.

También se sentía dolido por el hecho de no poder consolar a Mary, no con sus manos atadas frente a él, limitando sus movimientos. Natasha no permitiría que nadie intentara desatarlo, aunque sus esfuerzos fueran completamente en vano.

Por ello, debió conformarse con que la pequeña le abrazara, besando suavemente su cabello “Mary, él… no lo hará. Es muy fuerte, no le has visto combatir. No caerá, no si de su voluntad depende” era difícil decir aquello, pues recordaba nítidamente la enorme cicatriz en su abdomen: una infringida por su propia tecnología, gracias a Thanos y su extraño sentido del humor.

“No quiero que ni tú ni él se vayan. Quiero quedarme. Quiero que él forme parte de nuestra familia. Y los voy a perder” sus sollozos se volvieron más descontrolados, y saber con certeza la decisión de su sobrina, apresurada pero no por ello menos verdadera, fue devastador.

Con cuidado de no lastimarse, tomó sus manos en las suyas. No sabía cómo apaciguar su ánimo, con el propio por los suelos.

“¿Qué ocurrirá?” preguntó con temor Roberta, no solo por ellos, sino que también por las nuevas personas que habían conocido. Nadie se atrevió a responder, a sabiendas que poner eso en palabras, sería asumir el triste destino que les deparaba.

En esos momentos, la radio se encendió. Steve intentó prestar atención al diálogo entre Nat y Bucky, ambos discutiendo en ruso. Estaba un poco oxidado, pero pudo entender lo fundamental: el ataque había comenzado. Y a juzgar por lo que había dicho Tony, sobre ocupar el portal, era bastante obvio que la Viuda Negra intentaba dirigirlos allí para huir directamente a Hong Kong.

Pero como ambos habían predicho, el tiempo no era suficiente. Necesitarían un golpe de suerte para salir ilesos de allí. Por eso Tony y Thor jugarían de carnada para ellos.

Rhodey les seguía de cerca, el ensordecedor rugido de los propulsores era toda la respuesta que necesitaba. Fue gracias a ello que la limusina no explotó en ese instante, pues la primera horda de alienígenas, los abordó de frente. Eran de la misma clase que había atacado Wakanda tanto tiempo atrás, esos seres con cuatro brazos y enormes colmillos. Y todos parecían dirigirse hacia donde se encontraban.

Aquello solo podía significar una cosa.

“¡Viuda!” exclamó Steve, entrando una vez en el papel de Capitán “¿Puedes contactarlos?”

“No, algo está interfiriendo. El Bifrost es explicable, pero la base…” la espía mordió con fuerza sus labios, hasta el punto de hacerlos sangrar “Una maldita emboscada”

“¡Chicos!” por el comunicador, la aterrada voz de Clint, solapada con los gritos de Rhodey, haciendo lo imposible para protegerlos “decenas de esos tipos están en su camino, solo un pequeño grupo intenta detenernos. Pero son lo suficientemente duros para evitar que nos abramos paso por las calles”

“Steve…tengo miedo…por favor...” murmuró Mary en su oído, y fue entonces que lo decidió.

Habían caído en una trampa, de lleno, y eso era algo que no podrían cambiar. Con solo dos vengadores a su lado, no podrían salir todos con vida. No sabía qué ocurría si seguían intentando huir, qué pasaría con Tony, pero no podía quedarse a averiguarlo. Era demasiado peligroso.

Incluso su madre temblaba por el miedo, era la primera vez que se enfrentaba cara a cara, con las adversidades que el universo guardaba para ellos. Ya lo habían vivido con los Chitauri, pero este era otro nivel: solo lo querían a él, pero eso no significaba que se dejaría vencer: Tony les había intentado comprar tiempo, y eso podría hacerlo con facilidad.

“Cariño, escucha...debo irme…” susurró en el oído de la pequeña, apresurandose a seguir, antes que pudiera protestar “no romperé nuestra promesa. Necesito que confíes en mí. Volveré. Por ti y por Tony. Pero si no hago esto ahora, todos podrían morir”

Mary tomó su rostro entre sus manos, obligándole a mirarle a los ojos. Estuvo así durante unos segundos así, como si buscara algo, hasta que finalmente asintió con renuencia. Las lágrimas en sus mejillas delataban su dolor, el temor a la pérdida, pero se mantuvo unida: capas de valor, manteniéndola de pie, solo por su petición.

“Ve, pero no te atrevas a dejarme atrás. Fred también te necesita”

“No te preocupes. Te quiero”

“Yo también. Muchísimo. Siempre serás mi tío, pase lo que pase”

Con ello, se preparó. Con lentitud, a sabiendas que la atención de Natasha se encontraba centrada en la calzada, palpó con sus manos la manija de la puerta. Dentro de poco alcanzarían una curva, debía llevar a cabo su plan antes que eso ocurriera.

Mary, captando su idea, se bajó de su regazo. Debido a una nueva explosión, acabó catapultada a los brazos de Walter, quien se encontraba a su lado. Fue entonces cuando la comunicación con sus amigos se reestableció, entrecortada, pero lo suficientemente clara para ser capaz de entenderles

“Mandaremos a Hulk con ustedes” la voz agotada de Bucky sonó en la línea. Segundos después, un potente grito se dejó sentir, uno que conocía como la palma de su mano.

“¡No! ¡Lo necesitaremos, Bruce no puede gastar todas sus fuerzas!” ignoró olímpicamente las miradas interrogantes de sus amigas, quienes no podían coincidir la imagen del amable doctor, con aquella exclamación que reverberó en todo el automóvil “Solo confíen en mí”

“¡Steve...!”

Antes que Natasha pudiera terminar esa frase, abrió la puerta y se lanzó fuera del auto. Natasha no podría frenar de golpe, o acabarían estampados contra los edificios. El propio Rhodey se vió incapaz de acercarse, intentando romper una barrera enemiga, sin mayor éxito.

Steve rodó por la acera, gruñendo entre dientes, intentando minimizar su impacto. Se dió un golpe en la cabeza, del cual manaba abundante sangre, lo suficiente para hacerles creer a sus captores que se encontraba desmayado. Apretó con fuerza la mandíbula, pues mientras uno de ellos le tomaba por la unión de las esposas, sintió como sus hombros protestaban por el peso inerte de su cuerpo. Pero se mantuvo así, hasta que la gravedad y las afiladas garras de aquel ser, acabaron por romper la barrera.

Nuevamente tuvo que tragar un gemido de dolor, con sus brazos escurriendo sangre, con pequeñas heridas causadas por el alienígena. No dudaba que solo estaba verificando que se tratara de su objetivo, pues no tardó mucho en tomarle en sus brazos, ahora más consciente de su fragilidad. Era un humano como el resto, después de todo, sin suero que le ayudara a curar.

Con la expresión oculta por su cabello, vió como poco a poco el ejército se retiraba. Claro, lo querían a él, y al parecer vivo. Era una situación mejor de la que podía imaginar, seguro Thanos planeaba darle el golpe final con sus propias manos.

En algún momento entre su secuestro premeditado y la llegada a la nave nodriza, se desmayó. El dolor no cedía un ápice, y su cuerpo protestaba por el cansancio y la pérdida de sangre. Con el cabello ocultando su mirada, se atrevió a dar un vistazo al lugar: una habitación estéril, con solo dos enemigos custodiándole.

No podía entenderlos, pero fue capaz de ver un enorme mapa holográfico en una de las paredes: Nueva York. Y aquello le dijo todo lo que necesitaba. Seguro iban por una de las piedras, y desde que Tony había vendido la Torre Avengers, solo el Santuario podía ser el refugio adecuado para ella.

Esos seres, al menos, si habían curado sus brazos. No era perfecto, pero era la confirmación que necesitaba: lo necesitaban vivo, y en buen estado. Quizás dado su estado, y al darse cuenta que se había desmayado, no habían vuelto a esposarlo. Su falla, y su boleto a la salida.

Lentamente, al darse cuenta que se encontraban distraídos, se arrastró directamente hacia la puerta más cercana. Tuvo cuidado de no dejar un rastro de sangre, cruzando sus brazos contra su pecho, para que su camisa absorbiera cualquier residuo. Estuvo deambulando durante un tiempo por la nave, hasta que dió con lo que buscaba: la plataforma de lanzamiento.

Al parecer, simplemente se lanzaban hacia la ciudad, sin importarle si seguían o no vivos gracias a esa maniobra suicida. Y si no utilizaban ningún tipo de vehículo, no tenía muchas opciones. Peligroso, pero no era la primera vez.

Tomando impulso, corrió hacia  la abertura, justo en el momento en que uno de ellos se lanzaba en caída libre. Se aferró con todas sus fuerzas a su espalda, utilizando su peso a su favor, para obligarlo a caer de frente.

Lo logró, matando a la criatura en el proceso, pero él tampoco salió indemne de la situación. Seguía olvidando una y otra vez que ya no era tan resistente como antes, y las costillas que se había roto, eran una clara muestra.

Se puso de pie, tambaleante, dirigiéndose a una de las calles adyacentes a esa avenida. Jadeos escapaban de sus labios, sintiéndose desfallecer, pero obligándose a dar cada paso, a no caer inconsciente. Seguro para esos momentos, se habrían percatado que había escapado.

Su plan inicial era escapar cuando llegaran a la base, donde creía que se encontraba la piedra. La segunda seguro estaba en Wakanda, su segunda mejor opción. E inclusive, hacer una parada en alguna ciudad, que estuviera lo suficientemente cerca de un portal, para acceder a él sin causar mayores problemas.

Estaba incomunicado, herido, y no sabía cuánto tiempo había transcurrido. Quizá, solo quizá, debió pensarlo mejor; pero algo dentro de sí le decía que había tomado la decisión correcta. Esos cortes y quebraduras algún día sanarían, pero ya no la vida de sus seres queridos.

En un estacionamiento, notó cómo un joven luchaba por encender su motocicleta. Sus manos temblaban por el miedo, y a juzgar por los paquetes que llevaba consigo, se había retrasado en evacuar debido a ellos.

El soldado frunció el ceño, evidentemente molesto por su falta de juicio, pero quizá eso podría ayudarlo. Sería un paseo doloroso, y aún no estaba seguro si dirigirse al Santuario o buscar otro de los portales. Era algo que resolvería a su debido tiempo, si es que lograba escapar.

“Hijo, necesito que me prestes tu motocicleta” hace mucho, años atrás, que no ocupaba su mejor voz de mando. De un verdadero Capitán. Pero tuvo el efecto deseado: el chico frenó en seco sus movimientos, mirándole confuso.

“Estás loco, vete. Escondete, que se yo. No dejaré que me maten por tu culpa” gruñó a modo de respuesta, intentando valientemente abandonar el lugar. Pero en ese momento Steve se quitó la gorra y las gafas, que milagrosamente no había perdido hasta ese momento: eso bastó para quitar cualquier otra idea del adolescente “Ca…Capitán América… se suponía que usted”

“Lo se, pero no hay tiempo de dar explicaciones” agradecía a quien fuera en esos momentos, que su rostro fuera el mismo que antaño, pues solo entonces el chico fue capaz de creerle. Extendió una de sus manos, y sin vacilación, este le entregó sus llaves “gira en la siguiente intersección y corre lo más rápido que puedas, fuera del centro de la ciudad. Allí estarás a salvo”

Sin esperar su respuesta, se subió a la motocicleta, encendiéndola sin vacilar. Su rostro se había vuelto mortalmente pálido, ya sabiendo cual sería su dirección: el Santuario. Y es que sabía que su vista no le fallaba, pero había notado a Peter dirigiéndose hacia el lugar, sin saber el riesgo que corría. Debía detenerlo. Tony no podría reponerse si perdía al chico una vez más, era casi como un hijo. Y él entendía ese sentimiento mejor que nadie.

Tomó una ruta alternativa, la misma que el muchacho, por suerte alejada del centro de la conmosión. Una de las más rápidas hacia el Santuario. yYa sin siquiera pensar en sus heridas, solo haciendo lo posible por llamar su atención. Era casi imposible, y a la velocidad que se dirigía el muchacho, pronto le perdería de vista.

Cerrando los ojos con fuerza, hizo lo único en sus manos en ese momento: estrelló la motocicleta contra el suelo, lanzando tal grito de dolor, que solo entonces Peter se percató de su presencia.

“Señor ¡Oh, Dios! ¡¿Se encuentra bien?!” El Hombre Araña aterrizó a su lado, comprobado sus heridas. Con cuidado le volteó, para verificar su pulso, cuando se dió cuenta de quién era en realidad “Ca-Capitán Rogers ¿cómo es posible…?”

Solo en esos momentos se percató que en realidad, Peter aún no sabía que había vuelto. Era imposible alejarlo del camino de los superhéroes, pero Tony le había contado que había sido tajante en el asunto: relegado a trabajos de reconstrucción, bajo la excusa que su tía necesitaría pasar tiempo con él, aún demasiado dolida por la pérdida y los meses en completa soledad. Por ello no sabía de sus planes, y tampoco quería emocionarlo, si estos no resultaban.

“No debes ir allí” respondió entre toses, permitiendo que el chico le ayudara a incorporarse. En su mente, le envió una disculpa al dueño de la motocicleta: era una belleza, pero definitivamente estaba arruinada “Van por la gema...no se cual es, pero son demasiados…”

“Por ello mismo debo ir” la determinación refulgía en su mirada, pero también preocupado ante su deplorable condición “Si me dijera donde...como…”

“Definitivamente no, no te pondré en peligro” se puso de pie con dificultad, pero fue capaz de mantener el equilibrio “Ir por la puerta principal solo nos dará problemas. Debe estar atestado de los miembros de la Orden, y solo tú puedes luchar. Yo...solo sería un estorbo…”

“En ese caso, solo debemos utilizar la puerta de atrás”

Steve le miró, de hito en hito, sorprendido por sus palabras. No solo se trataba por el hecho que Peter asumía que irían ambos, sino porque era una idea sorprendentemente buena. Había una entrada secreta al Santuario, por un edificio anexo: era el único portal con el que contaba, pues los que los conectaban a otros sectores, habían sido eliminados, evitando así que sus enemigos pudieran seguirles el paso.

Todo objeto de valor estaba retirado, centrando sus fuerzas y poder en Londres y Hong Kong. Estaban en un equilibrio precario, pero que funcionaba. Y con Thanos siendo la mayor de las amenazas, no contaban en realidad con otra opción.

“Usted es demasiado terco, y no me dará información gratis” la voz de Peter le arrancó de sus pensamientos “es lo que me dijo hace mucho tiempo el señor Stark. Y si debo permitir que me acompañe...me aseguraré de protegerlo…”

Las mejillas del soldado se calentaron, evidentemente orgulloso, pues su novio le conocía a la perfección. Sería un camino largo, y duro. Pero tendrían una oportunidad “Se que robar no es lo tuyo...pero necesito una mano aquí. No planeo estar indefenso, si la hora de combatir llega”

“¿Qué necesita?” preguntó con seriedad el chico, y cuando Steve apuntó a una tienda al final de la calle, supo enseguida a qué se refería.

Menos de diez minutos más tarde, Steve se encontraba en el Santuario. Peter le había llevado hasta allí, cargándolo con cuidado, tras vendar sus heridas de manera improvisada con sus telarañas. Ese mismo tiempo se la habían pasado discutiendo, pero al final había ganado: mientras se dirigía a buscar la gema, pues era el único que había estado allí antes, el chico se comunicaría con los Vengadores, gracias a la red de auxilio.

El edificio aún soportaba la horda de ataques que recibía sin descanso, seguro gracias a la magia ancestral que lo protegía. Pero a pesar de ello contaba con poco tiempo, antes que Peter regresara por él, como había prometido. Mantuvo en todo momento las armas que había robado Peter, una automática y una metralleta, mientras trotaba hacia la anterior biblioteca del Santuario. Allí, en medio de todo, brillaba espectralmente una de las Gemas. Steve la reconoció al instante, pues fue la misma que una vez le había quitado la vida: la piedra del Alma.

Con el corazón encogido en un puño, se acercó con lentitud, a la espera que se activara una alarma, o un contra hechizo. Pero nada ocurrió. Fue capaz de tomarla en sus manos, resguardado por un viejo relicario, muy parecido al que utilizaba el doctor para usar la Gema del Tiempo. Quizás Stephen había ocupado sus firmas para desbloquearla, por si alguna vez necesitaban sacarla del Santuario. Y era extrañamente reconfortante, si no es que era un poco vergonzoso, que también lo hubiese incluído a él, aunque por ese entonces se encontrara muerto.

Corrió hacia donde estaba la entrada secreta, en el preciso instante que los vidrios estallaban a su alrededor. La explosión le mandó a volar un par de metros, soltando la Gema y la metralleta. Sentía sus cabeza rellena de algodón, escuchando a lo lejos como distintas voces le llamaban. Pero solo fue capaz de ponerse de rodillas y vomitar todo el contenido de su estómago, antes de percatarse que con la magia debilitada del Santuario, el relicario que escondía la piedra también se había roto.

Su atención solo se encontraba centrada en ella, y en uno de sus enemigos, a solo pasos de apoderarse de ella. Por lo que con un último esfuerzo, se lanzó en la misma dirección, ignorando los trozos de vidrio que le provocaron nuevas heridas. No podía permitir que Thanos se hiciera con su poder, que acabara con las vidas de miles, si él podía evitarlo. Por Mary, por Tony y por Peter. Por todos a quién amaba en ese mundo.

En el instante en que sus dedos hicieron contacto, sintió como su cuerpo se derretía. El abrasador dolor llenó cada rincón de su mente, instándole a ceder, pero su determinación era cientos de veces mayor. Una vez había sido más sencillo simplemente ir, a sabiendas que no había nada para él en ese mundo. Pero no ahora.

Casi, si es que no era producto del delirio, estaba seguro que en medio del resplandor, vió a una figura sonriendo con suavidad, conforme. Fue entonces que el dolor cedió, de un segundo a otro, como si nada hubiera pasado. Sostuvo frente a su rostro, notoriamente confuso, la gema que ya no le hacía daño. En cambio, su tacto era calmante y refrescante, casi como una disculpa. No podía entender cómo es que seguía vivo. Si es que lo estaba.

“¿Steve?” una voz sumamente conocida llamó su atención, dándose cuenta que Tony se encontraba allí, con un guantelete en alto, protegiéndolo de los enemigos. Pero más importante, es que se encontraba vivo. Aunque su rostro le hizo tener un breve ataque de pánico, pues parecía a partes sorprendido y angustiado.

Siguió el camino de su mirada, percatándose del motivo de su expresión. Ahora entendía el motivo por el cual el dolor se había ido, y es que sus heridas se habían curado. También su ropa, antes algo más grande y ancha, le quedaba a la perfección. Y cuando llevó sus manos a su cabello, lo notó más largo y poblado, al igual que su barba.

“Imposible…” murmuró, en evidente estado de shock. Tartamudeó un par de veces, antes de ser capaz de preguntar “¿Estoy de vuelta?”

“Estas de vuelta” confirmó Tony, y entonces, una nueva horda de enemigos se cernió sobre ellos, cubriendo la luz del sol.

Notas finales:

Espero sinceramente les haya gustado, y como siempre, cualquier duda pueden dejarla en los comentarios.

Espero no sonar muy pretenciosa, pero antes que alguien me pregunte, les diré que el motivo por el que hice a Steve tan arriesgado e inconsciente en estas escenas, es porque no está acostumbrado a luchar sin su factor curación. Básicamente ha hecho lo mismo que otras veces...pero siendo una persona como cualquier otra. Eso trajo sus consecuencias, creanme que lo hizo.

Y para quienes lo pedían ¡Peter al fin se une!

En el siguiente cap, habrá una pelea de verdad. Espero que se sientan conformes con mi idea de como Steve podría regresar, pero espero sus opiniones, o posibles mejoras ¡Nos vemos entonces, cuídense mucho!


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