Había pasado una semana entera bebiendo, claro que estaba ebrio pero aún cuerdo, al menos es lo que thor pensaba, que diría su padre si estuviera despierto, seguramente le daría un sermón de lo más rudo, su madre en todo caso andaría buscándolo por cada pasillo del castillo con una desesperación y preocupación incomparable, sus amigos… “en donde estarán mis amigos” pensó, se puso de pie y al instante todo su mundo se balanceaba de un lado al otro, su estomago gruño en protesta por la falta de alimento y el exceso de alcohol.
Aquellos pasillos que recorrió le fueron interminables, casi como un laberinto del que fue difícil que saliera, por fin llego a la cocina, abrió la puerta de golpe, todos los sirviente voltearon a verle con asombro, thor los recorrió con la mirada sin prestar verdadera atención, avanzó aún más hasta una mesa donde habían varios platillos aún sin terminar, tomó una cuchara y comió de ellos sin nada de elegancia.
Una mujer llamó su atención al instante, haciendo recordar aquella preocupación que rondaba por su cabeza, se puso de nuevo en pie, tirando al piso algunos recipientes y algo de comida.
Jane lo vio avanzar hasta ella, en un caminar torpe pero amenazante, sin querer su cuerpo se preparó para lo peor, pero el rubio se detuvo cuando la tuvo enfrente, la sujetó del brazo y sin nada de cuidado la saco de aquel lugar, la mujer sentía dolor en donde la mano de thor apretaba su brazo, aún así sabía que de nada serviría algún intento por liberarse, en uno de los pasillos por fin thor la dejo.
- Tu te encargas del servicio en mis aposentos- le aseguró el rubio, jane negó con la cabeza – no mientas, se que lo haces, también se que lo haz visto y sabes de quién se trata.
- Lo hacía señor, pero hace tres días, cuando se descubrió que usted no llegaba a dormir, sus amigos fueron a buscarlo y ellos… - Jane bajo la mirada – ellos encontraron a Loki, pensaron que era alguna dama de compañía – la voz de la mujer comenzaba a quebrarse – intente explicarles que era un nuevo sirviente, pero ellos no escucharon
Thor la sujetó con fuerza de la mandíbula hasta estamparla en la pared, las lagrimas de Jane escaparon de sus ojos.
- Que hicieron con el? – preguntó el rubio con furia.
- No lo sé, lo e buscado por todo el palacio pero no logro encontrarlo – a jane le costaba respirar y thor la liberó, ella se dejó caer por la falta de fuerza y el mareo que causó el golpe en su cabeza – señor… fue fradal al último que vi con Loki.
El rubio corrió hasta su habitación, la cama estaba hecha y las ventanas abiertas, la claridad del día hacía imposible ocultar algo en este caso a alguien “ en el baño” pensó thor con la esperanza de que Loki estuviese ahí escondido, sintió preocupación al darse cuenta de que no era así, ni siquiera se cambio de ropa, ya no se preocupo por su apariencia ni por el mismo, emprendió otra carrera hasta el lugar de entrenamiento, sus amigos solían estar la mayor parte del tiempo ahí.
Cuando llegó solo encontró a sif está sonrío al verlo.
- Thor te hemos estado buscando, en donde te habías metido- pero thor no contesto en cambio la tomo de los hombros con fuerza desmedida.
- En donde está fradal?- pregunto y sif bajo la mirada, thor la sacudió en un intento por que contestara. – el… encontró a una, un joven en tu habitación, sabes cómo es, le pregunto si podía comprar también sus servicios pero el chico no contesto, comenzó a llorar y a suplicar que no le hiciéramos daño, - el rubio escuchaba atento – Hogun propuso que lo lleváramos con alguien de la servidumbre, que ellos probablemente sabrían que hacer…
- Sif malditasea a donde lo llevaron! - thor se notaba exasperado.
- Fradal y volstagg lo llevaron a una casa de citas, tú sabes cuál – al decir aquello thor abrió los ojos con sorpresa, claro que sabía en cuál, pues en varias ocasiones acompaño a sus amigos y si bien el compraba el cariño de las numeres que se lo ofrecían, fradal compraba también el de los chicos.
Para Loki esto era peor que el castillo, ni bien llego a aquel lugar al que prácticamente lo habían arrastrado, lo encerraron en una habitación sin decirle nada, y con el paso de los minutos, aquella puerta se había abierto, para dejar entrar a un par de hombres, el jotun temió, sabía que algo malo sucedería, y cuando aquellos tipos comenzaron a tocarlo sin pudor alguno, se defendió de todas las formas posibles, una cosa era estar cautivo en el palacio, y otra muy diferente estarlo en un cuarto sin guardias.
No era bueno luchando, por su puerto que no, pero creyó que sus golpes y patadas surtirían algún efecto, grave error, estos eran dos hombres que lo superaban en todo, en fuerza y en malicia, su única opción era una, Loki que concentró lo más que pudo, en sus manos un destello verde iluminó la habitación un segundo y los hombres que estaban sobre el, golpeándolo y tocándolo salieron despedidos por el aire, uno de ellos se estrelló en la puerta, que por el mal estado y fuerza del impacto cedió y se partió dejando una salida, Loki intento levantarse, pero el cuerpo pesaba y dolía, su vista estaba nublada, en su piel blanca comenzaron a aparecer aquellas marcas que distinguían a su especie.
El jotun comprendió lo que sucedía, usar su magia lo volvía débil, por qué apenas tenía control de ella, gateo hasta la salida, se puso en pie con penoso esfuerzo, en los pasillos, mujeres y hombres se besaban sin poner especial atención en el, Loki no lo sabía pero aquellas personas podían simplemente pensar que estaba muy ebrio, o que su desarreglo y condición era debido a que se vio involucrado en alguna orgia.
Recordó el día que llego a asgard, el sol iluminando con fuerza, la claridad invadiendo cada calle, todo parecía radiante pero para el todo era ajeno, era un mundo hostil y de sufrimiento,
Su primera guarida fue un callejón que despues de tanto vagar descubrió era solitario, la primera noche que durmió ahí fue espantosa, olores fétidos, tierra cubriendo su piel, nada de comodidades y si a ello le sumaba El hambre, todo parecía ir empeorando.
Fue hasta el tercer día, que movido por la penosa necesidad Loki deambuló por las calles buscando algo que sirviera de comida, algunas personas se apiadaban de el y le regalaban las sobras que tenían, otras simplemente lo corrían de sus casa como si de una peste se tratara y a Loki le dolía el corazón, le dolía el cuerpo le dolía hasta el alma.
Acurrucado con la cabeza escondida entre sus rodillas, el gran príncipe de jotenheim, lamentaba su existencia y las horas pasaban lentas y agónicas, el llanto en su rostro había dejado algunas marcas, intento nuevamente ignorar las nauseas, la calidad de la comida lo había enfermado, levaba dos días en que los vomitos aquejaban casi todas las mañanas por las noches uno que otro desmayo lo hacían “descansar” sin preocupación alguna.
En el castillo thor seguía con la búsqueda, después de enterarse lo sucedido con Loki, fue a buscarlo en compañía de fradal pero nadie dio razón de el, y el rubio estaba con los nervios de punta, claro que se preocupaba por el jotun pero también por el hecho de que si alguien descubría que vagaba libre por asgard, se descubriría que fue el mismo thor quien lo saco del encierro, y ahí estaba el problema más grave, el sería juzgado por un alto crimen.
Loki sentía un dolor estremecer sus entrañas, en su vientre punzadas de dolor lo hacían quejarse, dolía tanto que sus fuerza lo abandonaban, desde aquel callejón, levanto la vista, la idea de volver a ese lugar no le agradaba, pero el temor a la muerte nuevamente doblegó su valor, se puso en pie y comenzó aquel lento y agónico andar, con la vista aún fija en aquel castillo cuyas Torres se levantaban por encima de cualquier otra construcción de la ciudad, por encima de su ser y sus anhelos incluso, por encima del amor a su libertad…
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