Yuri miraba a ambos alfas sin saber qué hacer, sentía una tensión enorme en el ambiente, además de poder percibir el enojo en las feromonas de su novio. Por su parte, el rubio alfa seguía manteniendo la sínica sonrisa, sin despegar los ojos del moreno.
- ¿Entonces ahora él es tu pareja, Otabek? -Preguntó, acercándose a ellos para extender una mano al rubio ruso.- Como mencioné antes, mi nombre es Adrik Válkova.
Otabek, sin despegar la mirada del contrario, tomó la mano de su novio para salir del lugar, notando la cara de confusión de su amado mientras que el alfa simplemente metía su mano dentro de la bata, sin despegar su pesada mirada de ellos.
- ¡Altin! ¿Qué pasa? -Yuri preguntó, notando que el agarre en su mano se hacía cada vez mas fuerte, lastimándole.- Sueltame, me haces daño. -Eso pareció encender el chip en la cabeza del alfa, quien soltó su mano con rapidez.
- Lo siento cariño... -Pararon una cuadra después, el kazajo se giró para plantarle un beso en la frente, envolviendo su cintura entre sus brazos, escondiendo su rostro en el cuello del menor y aspirando las dulces feromonas que el omega desprendía.
- ¿Estás bien? -El rubio alzó una ceja, fijando sus verdes ojos en los oscuros del mayor, todo lo que había pasado anteriormente le hacia dudar sobre el estado actual en el que se encontraba su pareja.
El moreno giró su rostro, rehuyendo su mirada de la de su amado, no quería cuestiones en ese momento. No después de... él.
Yuri, por su parte, no entendía nada. Sentía que era algún secreto que su novio le ocultaba, pero él no era una persona paciente, todo le caía mal últimamente, así que, poniéndose firme, cruzó sus brazos y miró duramente al kazajo.
- Dime qué sucede, Otabek. No quiero que me ocultes nada.
- Yura... -Su boca se abrió para decir algo más, pero simplemente ni una palabra salió. Los suspiros que dejó salir fueron pesados.- Vamos por un trozo de pastel y unas bebidas, te cuento todo allí ¿sí, amor?
Al ruso no le quedó de otra más que asentir. Sabía que no obtendría explicación alguna en ese momento.
Emprendieron camino hacia la motocicleta del mayor, colocándose los cascos por seguridad una vez que llegaron a ella. El moreno esperó hasta sentir los brazos de su amado alrededor de su cintura para encender la motocicleta, emprendiendo camino entre las calles con destino a la cafetería que siempre frecuentaban. El pastel de fresas y el frappé de vainilla era delicioso.
No tardaron más de 20 minutos. El kazajo estacionó fuera del local, quitándose el casco para guardarlo junto con el de Yuri. Colocó la seguridad correspondiente y prosiguió a entrar, el rubio se había adelantado para escoger una mesa. Estaba nervioso, eran contadas las veces que se sentía así. Entre ellas, el pedirle a Yuri que fuera su novio.
Divisó los largos cabellos rubios y se fue a sentar con él, al instante un chico se acercó para atenderlos, proporcionándoles el menú, para retirarse alegando que regresaría en unos minutos para tomar la orden.
El ruso ni siquiera abrió el menú, sabía a la perfección que pediría, pero el sí lo hizo, también sabía que iba a pedir pero no quería comenzar tan rápido con aquello.
Esperaron a que el hombre regresara para levantarles el pedido y el moreno supo que era momento para hablar. Yuri lo miraba con una ceja alzada y la mirada endurecida.
- ¿Y bien, Beka?
- Yuri... -Suspiró de nuevo, buscando rápidamente las palabras.- Sabes que antes de reencontrarme contigo yo viví en varios lugares.
- ¿Y eso qué tiene que ver...?
- En esos lugares donde viví conocí a Adrik. Al principio no nos caíamos bien, ya sabes... ambos somos alfas, pero con el paso del tiempo nos dimos cuenta que teníamos cosas en común. -Yuri escuchaba atento, sospechaba por cuál camino se estaba yendo la conversación.- Así que nuestra amistad comenzó a crecer y crecer, sin poderlo evitar ambos nos enamoramos. Él pensaba que jamás encontraría a su destinado, yo sabía que tú eras el mío, pero a decir verdad tampoco tenía mucha esperanza de reencontrarme contigo... Así que decidimos intentarlo...
En ese momento, Otabek se vió interrumpido por el joven mesero, quien les llevó el pedido a la mesa. Ambos agradecieron y esperaron a que se fuera.
- Entonces... -El rubio picó un pedazo de su pastel, llevándose el tenedor a la boca para saborearlo. Tan delicioso como siempre.- ¿Entonces antes de mí estuviste en una relación con un alfa?
Otabek asintió. No le agradaba hablar de eso. Pero siendo su pareja debía contarle. Más por todo el tiempo que llevaban juntos.
- Estuvimos juntos un año, a escondidas del público. En ese momento era extraño que dos alfas hombres estuvieran juntos. Aún lo es, pero en ese entonces lo era más. Adrik fue bueno, realmente lo amé, pero debo admitir que él no es del tipo de persona que le guste salir con un solo hombre... sabes a lo que me refiero.
- ¿Te fue infiel? -El kazajo asintió.
- Me fue infiel con un amigo de ambos. Los dos me lo ocultaron, todos los sabían pero temían que al decirme me enojara, pero creo que fue peor eso por todo el tiempo que dejaron pasar.
Otabek, 17 años.
Estaba terminando el semestre en Canadá, hablaría con Adrik sobre las vacaciones que tomaría. Quería regresar a Kazajistán para ver a mi familia.
Aprovecharía que estaría feliz por la fiesta que organizaron algunos compañeros del aula, así que, me dirigí en mi bicicleta a la casa donde se llevaría a cabo.
Por la hora que era, Adrik ya debería estar allí. Dejé la bici en una esquina de la casa, colocando la cadena para evitar algún robo, aunque sabía que todo era seguro y no había, pero era mejor la precaución.
Me adentré, notando la cara de espanto de un compañero, pero le resté importancia. Seguí caminando para buscar a Adrik y lo vi, parado en medio de la cocina, apresando el cuerpo de nuestro mejor amigo entre la barra del centro y el cuerpo del rubio, devorándole la boca.
- ¿Adrik? -Pregunté incrédulo. Estaba comenzando a enojarme más que sentirme triste. Los dos se separaron y pude notar una mueca de culpa. Tal vez la sentían o tal vez la estaban fingiendo, pero no se pondría a averiguarlo.- ¿Para esto querías llegar antes que yo, eh? Pues bien. -Me di media vuelta y salí de allí, tomando de nuevo mi bicicleta.
Milagrosamente no estaba triste. Ni él sabía el por qué.
Simplemente sabía que no quería verlo de nuevo.
- Después de eso me estuvo buscando por un buen tiempo, alegando que era mi culpa el que él buscara a alguien más, pues no quería tener nada sexual con él en ese tiempo. Yo no sabía que eso era tan importante para él... Al final terminamos peleados, llegamos a los golpes por todas las estupideces que comenzó a decir de mi al intentar dejarme en mal. Regresé a Kazajistán con un ojo morado y un labio partido. Al cabo de los meses regresé a Rusia para seguir entrenando y fue cuando te reencontre. Ya sabes todo lo demás...
Yuri no sabía que decir, estaba enojado pero a la vez se sentía sin derecho de ese sentimiento. Otabek podía haber hecho lo que quisiera de su vida porque no estaban juntos, pero le molestaba el hecho de que jamás le contó de esa relación y estaba seguro que si no lo hubiese encontrado, nunca le hubiera contado aquello.
//
El teléfono de la casa del ruso comenzó a sonar, así que el kazajo se levantó del sofá para contestar la llamada.
- Otabek Altin ¿Por qué no llevaste a Yuri a la terapia? El psicólogo me habló para avisarme.
- Victor... -Llevó una mano a su rostro, frustrado. Yuri estaba enojado con él, hasta se había encerrado en su habitación y lo último que le faltaba ahora eran reclamos.
- Yuuri está muy enojado contigo.
- Victor. -Le cortó el rollo, bajando la voz.- Me niego a que Yuri vaya con él a terapia y menos para hablar sobre los problemas que...
- ¡No Otabek! Primero estabas desesperado por esto y ahora te niegas. Voy a decirle a Yuuri que él lo lleve. Si tu problema es que sea alfa, con eso de resuelve. Pero no quiero que hundas más a Yuri.
- Sabes que no hundiría a nadie. Y no quiero que Yuri haya con él porque...
- Ni una palabra más, Altin. -Esta vez fue Yuuri quien le contestó, colgando la llamada después.
Se sentía ansioso y frustrado.
Victor estaba al tanto de aquella historia, le había confesado todo en un momento de debilidad, en un momento donde no sabía qué hacer con el recuerdo del alfa y el amor incontrolado por su destinado. Estaba dividido y Victor le había ayudado a superarlo.
Pero recordaba cual fue el error... Jamás le dijo el verdadero nombre del alfa.