Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Infierno por jotaceh

[Reviews - 73]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos!!

Espero que estén muy bien y que todos sus sueños se estén cumpliendo!!!

Aquí les traigo un nuevo capìtulo!!!

 

Y una canción: T-ara and Davichi We were in love

 

Gracias por leer!! Los adoro!!! :D

Capítulo 14: El deseo de Alice

 

-Has cambiado mucho el último tiempo…- escuché una voz familiar.

 

Estaba en mi cuarto, sentado frente al escritorio redactando un trabajo para el colegio, cuando de pronto, y sin haber sentido su presencia, escuché la voz de Felipe.

 

-Creo que podría decir lo mismo de ti… -me di media vuelta para observarlo.

 

Se creó un silencio incómodo, siempre hemos sido cercanos, dos hermanastros que han vivido juntos desde la infancia, y que ahora, tras todo lo sucedido, se han separado de tal manera que me sorprende tenerle en mi propia habitación.

 

-No sabía que quisieras a Esteban…- el muchacho se refería a mi supuesta relación.

 

-Lo que sucede es que me di cuenta que todos tienen pareja muy fácil, por lo que quería intentarlo también…- él comprendió mi sarcasmo, sabía que me refería a su repentina relación con la nueva.

 

Cerró la puerta y se acercó hasta mí, me observó detenidamente a los ojos antes de responderme.

 

-Alice y yo… es un tema complicado que no puedo contarte…- se excusó sin decirme nada, todo seguía siendo igual de misterioso.

 

-Como todo en tu vida… Primero me dices que quieres verme muerto, que soy el único impedimento para que poseas la herencia… Luego resulta que serás padre, tan solo que todo acabó cuando encontraron muerta a Valentina… Mágicamente después de eso, ya no quieres verme muerto, sino que me amas y que siempre lo has hecho, solo que no podemos estar juntos porque… no me dices la razón… Creo en tus palabras, me ilusiono pensando en tu amor y ¿para qué? Si finalmente te quedas con la nueva… ¿A qué estás jugando? ¿Qué quieres conseguir de mí? ¿Al final todo es por la maldita herencia?- le encaré preguntando por todas las dudas que ha generado.

 

Le vi complicado, se alejó unos pasos y prefirió observar por la ventana. ¿Qué intentaba hacer? Parecía como si estuviera ideando una mentira, una nueva forma de despistarme, sin embargo, no le dejaría, porque quería saber la verdad.

 

-¿Tienes algo qué decirme? ¿Puedes ser sincero por una vez en tu vida? –me alteré, no podía soportar un segundo más de misterio.

 

-Nunca he querido que te mueras, siempre he tratado de protegerte… Valentina estaba obsesionada con la herencia Grimaldi, era ella quien quería deshacerse de ti. Seguí su plan porque estaba embarazada, porque me chantajeó con eso, pero nunca iba a permitir que te hiciera algo… Lo que te dije la otra vez aquí es cierto. Sí, te amo… tan solo que no podemos estar juntos… Créeme que sufro cada noche por eso…- me tomó de los hombros y me respondió, podía ver en sus pupilas la sinceridad, la congoja de todo lo que ha debido vivir.

 

-¿Entonces por qué estás con Alice? –seguía sin comprender.

 

-Ya te dije, es algo que no te puedo contar…. Pero confía en mí, es una muy buena razón…- insistía en ocultar sus razones.

 

No podía creer en sus palabras, todo parecía tan orquestado, como parte de un plan, como si estuviera utilizándome. Quité sus manos de mis hombros y me alejé, no quería tenerle cerca y es que por primera vez le veía humano, sin aquella aura de amor que ha creado mi corazón entorno a él.

 

-Puedo entender que no quieras estar conmigo porque tu madre te dijo que somos hermanos… Es una excelente razón, sin embargo, el hecho que aquello me lo haya contado la misma chica con la que ahora estás… me parece sospechoso… ¿Será que has cambiado de aliada? Como ya no tienes a Valentina, ahora estás usando a la insulsa de Alice para lograr tus propósitos… -ya no tenía vuelta atrás, había decidido contar todos los secretos que sabía.

 

-¿Qué estás diciendo? ¿Ella te contó? ¿Lo supiste todo este tiempo? –Felipe no podía dar crédito  lo que acababa de escuchar, no se lo esperaba.

 

-Te lo acabo de decir… Podrías ser sincero tú también y contarme qué es lo que planeas con la extranjera…- quería desenmascararlo.

 

-Algún día te darás cuenta que no todos quienes te rodean te quieren hacer daño… Espero que no lo entiendas cuando sea demasiado tarde…- no dijo más y se marchó de mi habitación.

 

-Si quieres que te dé un consejo… será mejor que averigües bien lo que te dice Pamela, porque muchas veces las madres le mienten a sus hijos para protegerlos -mencioné antes que se marchara. No esperé a su reacción y le cerré la puerta en la cara.

 

Le amo, de estoy más que seguro, tan solo que después de todo lo que ha sucedido, me cuesta creer en cualquiera persona. ¿Y si me he enamorado de un monstruo? ¿Puede ser posible que mi amado sea en realidad mi verdugo?

 

Intenté ser fuerte, encarar al hombre que amo, tan solo que no tengo tanta fortaleza. Sucumbí ante mi ambición y caí nuevamente en la tristeza. ¿Acaso importa las verdaderas intenciones de Felipe? Si tan solo supiera que no somos hermanos, quizás se atrevería a estar conmigo. Podría entregarle todo lo que poseo y es que nunca me ha interesado, podría sacrificar todo lo que me heredará don Diego con tal de estar a su lado, cualquier precio es ínfimo en comparación a la dicha que me entregaría su amor.

 

Esa noche no pude dormir, mi cabeza repetía una y otra vez la conversación que habíamos tenido, comenzaba a sacar conclusiones, a idear soluciones a aquel problema. ¿Qué lo ha llevado a los brazos de Campbell? ¿Puede ser que esté involucrado su padre? Él me había mencionado que quería protegerme, ¿esto es parte de su plan?

 

Asistí  a clases sin ánimos, toda la energía que me había revitalizado tras saber los sentimientos de mi ahora primo, se habían desvanecido. Caminé por inercia hasta mi salón, y me senté en mi puesto. No pasaron muchos minutos antes que lo hiciera Alice.

 

-Supe que tuviste una discusión con Felipe - tal parecía que ella siempre se enteraba de todo.

 

-Fue por tu culpa –le respondí sin mirarla a los ojos.

 

-Lo sé y por eso quisiera que fueras a mi casa después de clase…- por fin alguien quería contarme la verdad. Aunque entendía que podía ser una trampa, como la primera vez, decidí aceptar y es que saber la verdad detrás de ese romance era todo lo que quería en ese instante.

 

-Muchas gracias, te prometo que no te arrepentirás. Mi padre se hará cargo de todo para que Diego no se dé cuenta –no me importaba lo protocolar, solo escuchar sus razones.

 

Esperé con ansias que sonara el timbre de final de jornada. Todo hubiera sido tranquilo, si no fuera por la insistencia de Esteban en demostrar que me ama y que es el candidato ideal para mí.

 

-Quiero invitarte al cine después de clases –comentó mientras caminábamos abrazados por el corredor principal.

 

-Lo siento, ya tengo planes –dije sin más.

 

-¿Vas a salir con alguien? –los celos invadieron al muchacho.

 

-Sí, voy a ir a la casa de Alice porque me va a contar la razón por la cual está con Felipe…- pude haber mentido, decirle que se trataba de un trabajo en grupo, tan solo que no me importaba su enojo, porque no siento nada por él.

 

-Felipe, Felipe, Felipe… ¿no puedes sacártelo de la cabeza? ¿Qué es lo tan grandioso que tiene? –me soltó para comenzar a gritar.

 

Todos los que estaban a nuestro alrededor nos observaron extrañados y es que el muchacho se salió completamente de sus casillas.

 

No pude prever lo que sucedería y es que sin mediar palabras, Esteban me dejó y comenzó a correr por el patio, algo estaba buscando. No había que ser un genio para comprender que quería encarar a su más poderoso contendiente, y eso, era algo que no permitiría.

 

Corrí detrás de él para hacerle entender que no era una buena idea y es que, ya todos se habían centrado en nosotros. Una discusión con mi hermanastro significaría que todos supieran lo que sucede, que se enterarán de mis sentimientos por él. No, no podía dejar que eso sucediera.

 

-¡Esteban, espera! –gritaba detrás de él, sin que me hiciera caso.

 

-¡Contigo quería hablar! –le gritó a Felipe cuando le encontró.

 

De pronto, estábamos los tres en medio del patio, siendo mirados por todos nuestros compañeros, expectantes por saber qué sucedía, sedientos de hacerse con el chisme.

 

-Por favor, no hagas ninguna estupidez… si mi papá se llega a enterar de lo que siento, me llevará muy lejos para alejarme de él… Y no nos veremos nunca más –le susurré al oído antes que cometería un error, debía convencerlo.

 

En parte me hizo caso y es que no dijo palabra alguna contra Felipe, porque decidió solo golpearlo fuertemente en el rostro. Lo observó con odio mientras mi hermanastro se limpiaba la sangre de su labio y tal como había llegado, se marchó. Por lo menos no había revelado nada y el pecoso tampoco aprovechó de empatar, solo se quedó parado frente a nosotros mientras nos veía retirar.

 

-¿Acaso no te das cuenta que te hace daño? Deberías entender de una vez que nunca van a poder estar juntos…- fue lo último que me dijo Esteban antes de entrar a su salón.

 

Respiré aliviado y seguí con mi impaciencia por la reunión que tendría al finalizar las clases.

 

Todo ocurrió como la primera vez. Le señalé a mi chofer que iría a la casa de una compañera a hacer un trabajo. El carro de Alice nos llevó hasta un sector alejado de la ciudad, donde fui adormecido y cuando volví a la normalidad, ya me encontraba en la casa ubicada frente al mar.

 

-Hace mucho tiempo que quería volver a verte Lucas…Me alegra que no te haya sucedido nada -al primero que vi fue a Christopher, quien me cuidaba en el cuarto de invitados.

 

-¿Y su hija donde está? –fui al grano.

 

-Todo a su debido tiempo Lucas –me detuvo el hombre, antes de comenzar a acariciar mi cabello.

 

Me sonreía tiernamente mientras veía cada detalle de mi rostro. Me hacía sentir incómodo y es que hace mucho tiempo nadie me miraba de aquella manera, con tal cariño, con tanto amor. ¿Por qué me quería tanto si apenas me conocía? ¿Acaso tanto amó a mi madre?

 

-Tenerte frente a mí me hace recordar a Carolina… Saber que tengo una parte de ella frente a mí me llena de alegría –comentó al percatarse de mi sorpresa por su cariño.

 

El hecho de verle más amoroso que la primera vez me hacía comprender que algo le sucedía, podía distinguir cierta tristeza conocida en sus ojos, estaba pasando por un pésimo momento y reencontrarse conmigo le hacia bien.

 

-¿Amó mucho a mi mamá? –le pregunté después de un tiempo.

 

-¿Quién no? Ella era un ángel, todos quienes la conocimos la amamos –terminó acariciando mi mejilla.

 

En ese momento entró al cuarto Alice, quien al vernos tan cercanos sonrío sinceramente.

 

-Me alegra verlos juntos –se sentó a nuestro lado en la cama.

 

Christopher decidió abrazarnos a ambos, cerrando los ojos y llenándose con aquel sentimiento que tanto le repletaba. Por un segundo era parte de su familia, como si también fuera su hijo y me amara de la misma manera que  Alice.

 

-Los dejaré a solas –se marchó el hombre.

 

La muchacha respiró hondo al darse cuenta que era el momento de decir la verdad. Me observó a los ojos y suspirando, extendió sus manos para entregarme unas fotografías en las manos.

 

-Esa era yo hace tres años… Siempre amé tener el cabello largo, me gustaba trenzarlo y peinarme de todas las maneras que se me ocurrieran –fue lo primero que mencionó.

 

Vi aquellas imágenes en las que parecía feliz, con su cabello castaño claro al viento, tan brillante y sedoso que parecía sacado de algún anuncio comercial.

 

-¿Qué tiene que ver tu pelo con todo esto? –fui al grano sin mucho tacto.

 

La muchacha entendió que guardaba cierto rencor hacia ella y es que me había quitado el hombre a quien amo, sabiendo de antemano mis sentimientos. Me había traicionado.

 

-Lucas… me estoy muriendo –susurró antes que una lágrima comenzara a recorrer su mejilla.

 

Ahora podía comprender a qué iba con el asunto de cabello.

 

-¿Tienes cáncer? –consulté más calmado.

 

-Fui diagnosticada a los doce años…¿Puedes creer lo cruel que ha sido la vida conmigo? No sé si Christopher te lo ha dicho, pero soy adoptada, mis padres me abandonaron cuando nací… Por fortuna mi papá me recogió y me dio todo el amor que podía necesitar… Hasta que enfermé y todas nuestras vidas se fueron a la mierda. He seguido todos los tratamientos que los doctores me han recomendado, pero ninguno ha podido detenerlo… Puedes luchar, pero llega un momento en que al no ver resultados, te das cuenta que tu destino es inminente y que no puedes huir de él… Me voy a morir, y antes que eso suceda, quería venir a este país para conocer el pasado de mi papá y vivir el recuerdo de su amada… -la escuché detenidamente, mientras ella narraba lo que ha sido calvario.

 

Se limpió el rostro y es que no podía parar de llorar. Hizo un intento y tomando aire, continuó con su relato.

 

-Mi idea era conocerte, que fuéramos amigos, que mi padre te pudiera ver… nunca pensé que sucederían esos asesinatos, y que todo se complicaría. En medio de eso, conocí a Felipe… ¿Sabes lo devastado que estaba después de la muerte de Valentina?... Siempre supe que lo amabas, tan solo que me fue inevitable no enamorarme de él… Su cariño, la ternura que posee… Quería ayudarlo, sacarlo de aquel abismo en el que se encontraba, quería darle mi amor… -se detuvo para contemplar mi reacción.

 

-Sé que es difícil para ti, especialmente después de saber que son hermanos... –buscaba justificarse, solo que la detuve.

 

-No lo somos… He hecho pruebas de ADN y su madre le ha mentido, nosotros no somos hermanos, tan solo que no se lo he contado porque está contigo –fui tajante.

 

Al enterarse de ello, Alice no pudo detener más la tristeza. Su rostro se empapó de lágrimas y el llanto repletó la habitación.

 

-Sé que estoy siendo muy egoísta, pero… Por favor, déjame pasar mis últimos días al lado del hombre de quien me enamoré. Nunca pensé que podría sentir esto tan profundo, y no quiero irme de esta vida sin poder disfrutarlo… Él lo sabe todo y si está a mi lado es por pena, te lo prometo, no siente nada por esta moribunda –la chica estaba desesperada.

 

Podía ver la pena en su rostro, el miedo de estar sola, de partir sin haber vivido lo suficiente. Su corazón no podía soportar tanto y por ello, con el alma afligida, se arrodilló frente a mí para suplicarme, para pedir que le dejara vivir la única oportunidad de amor que posee.

 

-Te lo imploro, déjame vivir este amor… Soy egoísta, pero es porque es mi última oportunidad… Sé que moriré pronto, solo te estoy pidiendo un poco de tiempo, nada más… -estaba deshecha, completamente destruida frente a mí.

 

Al observarla me sucedió algo extraño en el pecho, algo que jamás había sentido antes estaba aflorando como una margarita debajo de la nieve. Mi corazón estaba contraído, podía sentir la tristeza de alguien diferente de mí, podía empatizar con su sufrimiento, era como si mi alma no hubiera muerto nunca, como si siguiera siendo aquel ser puro que falleció en los brazos de su madre. Toda la podredumbre había desaparecido y me encontraba convertido en otro ser, en el que tal vez me hubiese convertido.

 

No fui capaz de pronunciar palabra, pero asentí con la cabeza, dejaría que Alice viviera su amor con Felipe mientras le alcanzara la vida. La muchacha alegre, se lanzó a mi brazos para agradecerme. Pude sentir sus lágrimas empapando mi hombro, el calor de aquel cuerpo que lentamente se extingue.

 

 

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).