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Los hijos de Odín por MichaelJ2099

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-¿Qué estas haciendo Thor? Mamá nos matará si se entera.-Susurró el menor de cabello negro.

-Pero no se enterará hermano.- Le respondió mientras le pellizcaba la mejilla.

-Vamos, haz tu magia.- Añadió mientras Loki lo miraba con una pizca de temor.

-Que sea una araña gigante, eso las asustará.

-Aún no sé hacerlas tan grandes.-Le respondió el menor que movió la muñeca de su mano en círculos y trazaba invisibles conjuros en sus dedos. De pronto, una terrible, negra e inmensa araña apareció bajo sus pies.

-Ahí la tienes.

Thor la tomó sin vacilar y gateando por el suelo llevo el imaginario objeto dentro de la sala donde reposaban las nanas y sirvientas de de los dos príncipes mimados. El rubio no perdió el tiempo y colocó la araña sobre un almohadon de colores, pronto lo dejó en su sitio en uno de los muebles de la sala. La cual, conectaba al jardín, mismo que era el favorito de los hermanos pero que varias travesuras sufrió. La última orden de Odín fue castigar al par, privándoles del jardín por un buen tiempo. Esto era obvio que no serviría de nada.

Arduo y veloz regresó con su hermano menor y ambos esperaron que el plan funcionase.

Fuera del castillo la vida seguía su curso, las villas estaban más verdes que nunca, los puertos siempre repletos de buena pesca y los poderosos guerreros contentos de tener a una dama entre brazos a quien entregarles el corazón. Parecía una fiesta diaria, todo esto fue levemente detenido cuando del castillo digno de un trueno se escucharon los chillones gritos de las mucamas y nanas del lugar.

-¡Ahora!-Exclamó Thor y tomando de la mano a su hermano, se echaron a correr mientras los adultos corrían pavoridos por el miedo del gran insecto negro que acosaba con comerles.

Una vez cruzado el portal de cristal, se perdieron entre los arbustos. Con la respiración agitada se adentraron entre la espesa vegetación. Prontamente los límites del castillo se hacían visibles y un gran muro de piedra caliza no serían suficiente para detener a los hermanos.

-Creo que estamos yendo demasiado lejos.

-Vamos Loki, yo sé que quieres conocer el pueblo. Padre y madre dicen que no estamos listos, pero tenemos ya siete años, ya somos casi hombres.-Decía Thor victorioso.

-Tengo mis dudas sobre tu razonamiento hermano.-Dijo por lo bajo. Los siete años, no parecían para Loki una edad óptima para escapar de las puertas que los protegían. Con una última mirada hacia el castillo miró el brazo extendido de su hermano.

-Vamos, hermano.-Dijo una vez más y le sonrió, de esa manera que Thor solamente podía. El más joven le regresó el gesto y lo tomó del brazo. Ambos se pusieron en cuclillas.

-¿Listo? A la cuenta de tres, saltaremos.

Loki asintió.

-Uno... Dos... ¡Tres!

Y con la potencia de los vástagos de Odin, cruzaron fácilmente el muro de un solo brinco. La adrenalina les corrió por las venas, las miradas fugaces que se dedicaron eran de dos pilluelos que adoraban ese momento, que se sintieron libres de las ataduras de un par de príncipe y rápidamente giraron la vista hacia el suelo que les prometía una aventura sin igual...

O al menos eso creían. Efectivamente, los hermanos conocían a la perfección la distribución de los jardines reales, los pasillos y habitaciones, los pasadizos secretos y los pequeños tuneles. Sin embargo, no eran muy diestros en el conocimiento del exterior del castillo y es por ello que su primera experiencia fuera de este, fue... Espinosa.

El grito de dos niños se hizo presente en el véstibulo. Los guardias se miraron unos a otros y corrieron dentro. Frigga venía dejando tras de si un camino de chorreante agua.

-¡Es que estos niños no dejaran que pueda tomar un baño en paz!-Exclamó más asustada que molesta. Y con las damas a sus espaldas se acercó a la puerta.

Pronto Odín apareció frente al par de infantes y los miró con una sonrisa ladina mientras soltaba una risilla.

-¡Ay estos niños!-Exclamó. La imagen ante él, era demasiado cómica para que ni él mismo pudiese reirse. Los niños en su inocente creencia no pudieron prever que tras el muro que habían saltado una larga zarza crecía tranquilamente, y en cuanto cayeron las espinas se habían encajado entre sus ropas y piel. Ambos lloraban, Thor con el llanto ahogado en el ceño fruncido y Loki a lágrimas sueltas mientras gemía más de vergüenza que de dolor.

-¡Mis bebés!-Gritó Frigga cuando llegó al lugar, enseguida pidió ayuda a las nanas quienes sacaron a las criaturas de la zarza. En eso Frigga se giró violentamente hacia Odin teniendo especial cuidado en golpearle el rostro con su cabello mojado.

-¡¿Por qué no los ayudaste enseguida?! ¡¿No los ves que estan sufriendo?!-Le recriminó y su esposo no pudo más que solo tener una sonrisa en los labios.

-Tranquila mujer, estos niños no son como cualquier infante de los nueve reinos, son asgardianos, poderosos niños que no podían ser gravemente dañados por las espinas de una inofensiva zarza.

Los infantes pronto estuvieron de pie de nuevo. Tenían espinas alrededor de todo el cuerpo.

-Además, era obvio lo que pretendían.-Odín miró a su hijo Thor que seguía aguantándose las lágrimas que estaban a punto de caer por su rostro.

-¿Te lo dijo Heimdall?-Preguntó Thor molesto.- Su padre se hincó para estar a su altura.

-Mi adorado Thor, la próxima vez que quieras huir, cambia tus botas de combate por unos simples zapatos de cuero de res, la suela no te delatará y evita reírte cada que te muevas.-Le acarició la mejilla y después se giró a Loki que no intentaba ocultar su llanto ni su culpa.

-Mi travieso Loki, me has sorprendido, eres mas cauteloso que tu hermano, pero tu magia aún falta que la controles. El rastro que has dejado de la araña pronto se desvaneció y la energía depositada en la ilusión corrió como una bola de energía a tus pies.- Hizo el mismo gesto de acariciarlo y volvió a reir.

-Heimdall no es necesario para ver las travesuras de dos niños, mis hijos.

Frigga relajó el rostro.

-Vamos dentro, quitemosle las espinas a ambos.

Y fue así que los pequeñuelos de Odín se adentraron de nuevo en el castillo, no seguros si salir sería una buena idea.

-Debí haberles dicho que tenía pensado llevarlos al muelle el día de mañana.-Se dijo Odín quien soltó una sonora carcajada al ver que la visita a la ciudad se demoraría más por las travesuras de los príncipes. Por última vez giró su vista sobre su hombro para verlos.

-Mis adorados hijos, prometen ser grandes guerreros y estrategas ¿No lo crees Heimdall?

Y en su voz resonó una voz profunda: "Si, mi señor".

-Espero que tu también te hayas divertido con esta puesta en escena de los niños.-Y con una última risa se fue.

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-¿Loki?

-¿Qué quieres Thor?-Le respondió mascullando. Ambos hermanos se encontraban en sus respectivas camas mientras todo su cuerpo estaba cubierto con pequeñas vendas y ungüentos de color verde. El dolor que les había dejado la experiencia espinosa les dejaría un par de días adoloridos.

-Lamento mucho haberte hecho salir de esa manera.-Dijo su hermano mayor.

Loki relajó la mirada.

-Yo quería quedarme a leer los libros que papá me trajo del reino de Vanaheim.-Hizo un puchero mientras ignoraba a su hermano con la mirada.

-Lo sé... Y lo lamento, creí que sería buena idea. Debí haberme quedado contigo como dijiste.

-No hubiera servido de nada, ni sabes leer.

-¡Aún!-Exclamó Thor un poco ruborizado. La notoria inteligencia que su hermano menor poseía rebasaba con creces a Thor quien se destacaba aún más en las habilidades físicas.

-Cielos, tengo frío, pero sé que las nanas siguen molestas por lo de la araña. Que molestia, son tan sensibles. No era para tanto.

Su hermano mayor rió por lo bajo.

-Esa fue una excelente araña a mi parecer, hermano.-Y le dedicó una sonrisa. El ojiverde asintió con el rostro algo apenado. Pero enseguida intentó darse calor con los brazos. Debido a los múltiples cortes que la zarza había generado, tenían que permanecer solamente en su ropa interior, así que con el torso desnudo era normal que sintiesen la gélida noche que se colaba por la ventana.

El mayor con todo el dolor de su cuerpo intentó incorporarse.

-¿Qué estas haciendo? Te vas a lastimar más, tonto.

E ignorando esto, dio tres pasos que lo llevaron a tumbarse en la cama con su hermano. Quedó con su rostro a la altura del pecho de Loki.

-Vete a tu cama.

-No, dijiste que tenías frío.

Y extendió su brazo sobre el delgado cuerpo de Loki. Este pronto sintió un rubor subir por su rostro. Estas muestras de afecto, siempre le sorprendían. No sabía por qué, muchas veces se sintió ajeno a los afectos de su padre y de su madre, como si algo le dijese que no eran diseñados para él. Del mismo modo se sentía con Thor, así que fue dificil para él aceptar la caricia.

Con un poco más de problema subió hasta tener a su hermano frente a frente. Thor boca abajo y Loki boca arriba. El niño de ojos azules lo abrazó con más gusto y se aseguró de acomodar la cabeza de su hermano menor en su pecho.

-Descansemos hermano, ya estoy ideando un nuevo plan de escape.

-¡THOR!-le gritó el menor.

 


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