Naruto... Ah no, no, no. Me refería a cualquier chico que me gustara. Tal vez Naruto... Si no estuviera bailando frente a nosotros, con una chica que podría ser su novia. Una diosa contoneándose entre sus piernas. Creo que lo último que haría sería fantasear con que un chico bailara de esa forma para él.
Me molestaba, me enfuería casi. Tener que verlo allí sonriendo como si no rompiera un solo plato, simulando que es la hierba más verde del todo el campus.
Abracé a la chica por la cintura y la atraje a mi pecho, ella se sorprendió un poco pero no se detuvo. Bailó haciendo fricción en todo mi cuerpo, tratando de encender una llama inexistente.
Miré en dirección a Naruto, apoyando mi mentón en el hombro de la chica. Estaba concentrado bailando, hasta que levantó la vista y me miró casi de casualidad. Se sorprendió, supongo que de la forma tan vulgar con la que sostenía a esa chica contra mí.
Se quedó perplejo mientras que seguía bailando. De repente la música se detuvo y comenzó otra canción un poco más lenta, con un beat casi imperceptible simulando los latidos del corazón, el sonido era tan brutalmente sexy que sentí como mi cuerpo se prendía.
Vi cómo Naruto se mordió los labios y pasaba uno de sus brazos por la espalda de la chica con la que bailaba, formando un abrazo casi posesivo. Nunca me quitó la mirada de encima, a pesar de que me había ignorado unos minutos antes y entonces me di cuenta de que ibamos a un ritmo similar.
Sentí como la respiración se me entrecortó un poco y así como él, no le quité los ojos de encima. Me miraba de una forma tan provocativa que casi me hacía pensar que me deseaba, que estaba dispuesto a tirar por la borda toda su heterosexualidad solo para tener la oportunidad de abrazarme justo como lo hacía con aquella chica.
Y a pesar de que el alcohol casi me hacía sentir como si tambien fuera a tirar por la borda esos cinco años de intentar sacarlo de mi cabeza, no podía evitar sentir esa especie de desprecio.
-Mm, bastardo- dije en voz alta modulando de forma exagerada para que entendiera cada sílaba de mi boca, ya que con lo alto que estaba la música ni yo mismo pude escuchar mi insulto.
Él entrecerró los ojos un poco molesto y en respuesta sólo se relamío los labios.
Levanté los hombros para hacerle notar que me importaba un bledo si se había molestado. Entonces soltó una risita muy visible, lo que obviamente me molestó un poco más, entonces abrió la boca.
"Ven aquí" dijo según lo que leí de sus labios, señaló a la chica entre sus brazos y entonces la tomó un poco más abajo de la cintura. La chica se sostuvo de su cuello impresionada y yo solo sentí una punzada bajo el estómago y tragué grueso.
Él realmente quería que yo fuera esa chica, quería que fuera hasta allá y me dejara abrazar de esa forma mientras sentía las vibraciones de la música recorrer la superficie de mi piel. Apoyar su mano en mi espalda baja para atraerme todo lo que quisiera hacia su entrepierna, tratar de fusionarnos en una danza perversa para lograr bajar su cabellera dorada hasta mi cuello y presionar esa sonrisa insolente contra mi piel, todo bajo el efecto del alcohol que se estaba llevando mi cordura.
-¡Ah! -gemí contra el cuerpo de esa chica. Ella se detuvo y miró hacia bajo.
-Mm, mira eso. -dijo contemplando mi erección a través del pantalón. Entonces presionó su cadera sobre mi nuevamente.
-¡Ahg! -exclamé tomándola de los brazos para obligarla a detenerse.
-Entonces, eso de que prefieres a los chicos es mentira. -dijo burlona.
-Si sigues haciendo eso mientras veo tu cara, te juro que verás que es verdad por que se me va a bajar -le dije siendo todo lo grosero que quería. Alguien tenía que pagar por hacerme pasar por esa situación.
Ella arrugó la frente y yo solo me limité a poner los ojos en blanco. Le di una última mirada a Naruto que trataba de averiguar qué estaba sucediendo desde donde me observaba. Y le mostré el dedo del medio antes de largarme de la pista.
Gracias a Dios todo estaba a oscuras. Excepto por las luces de colores que daban contraste, pero sabía que nadie vería mi penosa situación. Además de aquella pobre chica, también decidí echarle la culpa al alcohol.
Ese sentimieto de desgracia aun no desaparecía, pero por el amor de Dios, qué podía ser peor que lo que acababa de pasarme.
En una esquina del club vi los letreros de los baños y vi que estaban algo abarrotados, así que me devolví a la barra.
-Itachi... ¡Itachi! -lo llamé sacudiéndolo un poco para depegarlo de su chica. Luego me acerqué a su oído para que pudiera escucharme -Necesito ir al baño ¿No hay alguno particular? El público está lleno.
-Claro, en el piso de arriba, dile a la chica de la barra que te acompañe.
-Ahg, prefiero ir solo. -Le dije teniendo un ligero rechazo hacia las chicas en este instante.
-Vale, pero ten cuidado.
Asentí y caminé hacia unas escaleras que dirigian al piso de arriba. Nunca había estado allí y por lo visto nadie quería que alguien subiera hasta allí, por que había una pequeña cadena que cerraba el paso, también había un cartel que dificilmente pude leer.
Ignoré eso y pasé por encima de la cadena. Delante de mí había una puerta blanca que empujé con cuidado para abrirla. Se trataba de una habitación bastante simple, había una cama inmensa con sábanas blancas y dos mesas de luz a cada lado, blancas al igual que la alfombra debajo de mis pies. Estaba tan pulcro que casi me dio verguenza no pedir permiso para entrar.
En medio de la borrachera tambien pude notar una pared de cristal que daba vista al club y a la fiesta que se desarrollaba en el piso de abajo. Me mordí los labios, tenía una curiosidad que me picaba sin remedio, así que antes de meterme al baño para ocuparme de este maldito asunto, me arrodillé sobre la cama y me asomé a la pared de cristal.
Desde donde estaba podía verlos a todos beber y bailar como si no importara nada más, como si pasaran la vida seguros de que nadie los jodería tanto como a mi me jodieron en la secundaria. Vi a la chica con la que estaba bailando un poco molesta conversando con sus amigas, también vi como mi hermano se estaba besando con la chica que sostenía. Nunca jamás había visto que hiciera algo parecido cuando salía conmigo, ni siquiera estando ebrio. Supongo que aprovechó la ocasión de escaparme de su vista para dejarse llevar un poco, y por supuesto que esa chica nunca despreciaría los labios de Itachi.
Me quedé viéndolos por un momento. Que dicha poder besar a la persona que te gusta delante de todo el mundo, sin miedo a que te critiquen o te señalen con el dedo. Sentí envidia de no poder ser capaz de demostrar todo mi amor como solo lo hacen los valientes. En cambio, tenía que salir huyendo a un cuarto oscuro y apartado para poder desahogar mi cuerpo de las consecuencias que habían dejado las provocaciones de la persona que amo... Es decir, que amaba...
En un instante las lágrimas subieron a mis ojos y se asentaron con tranquilidad como si mi vista se tratara de un árido desierto que debía humedecer una laguna apacible. No podía ser que ni siquiera estaba seguro de mis sentimientos, de lo que estaba seguro es que nada en realidad había existido entre nosotros. Naruto solo fue un compañero de clases que me encantó con un terrible hechizo que él nunca tuvo idea de que había lanzado sobre mi. Y que triste es vivir haciendo como si no importara.
-Sasuke -me llamaron desde atrás. Bajo la oscuridad del cuarto solo pude ver como la puerta se abría y volvía a cerrarse dando paso a una silueta.
-Itachi... -dije en voz baja al notar la presencia un poco más alta que el promedio, además el único que podría saber que estaba allí era él.
Volví la mirada hacia la pared de cristal, evitando que me vea llorar.
-Itachi... No puedo más-. Dije sollozando. -Se que te prometí esperar una hora y media, en realidad no sé cuánto ha pasado, pero necesito que nos vayamos, lo siento.
Sentí como las lágrimas brotaban desbordándose por el desierto de mi cara y no pude hacer nada para evitarlo.
-No puedo soportar ver a Naruto un minuto más-. Dije llavándome ambas manos hacia el rostro.
-No sabía que me odiabas tanto-. Dijo la voz detrás de mí. Luego me di cuenta de que no se trataba de Itachi.
Jadeé asustado y me di la vuelta para encararlo. Ya estaba tan cerca de mi que me tomó una mano apresurado. Volví a jadear.
-Lo siento, se que no quieres verme otro minuto más-. Dijo Naruto sujetando mis dos manos ahora. -Pero no puedo dejar que te vayas, no luego de encontrarte así.
Lo miré con los ojos bien abiertos, diciéndome a mi mismo que debía estar imaginando cosas. Rozó mis manos con suavidad para limpiar el agua salada que había caído sobre ellas y lo hizo de una forma tan dulce que me dejó sin respirar. Era real.
-Naruto...
-¿Me odias por lo que te dije cuando bailabas?- dijo sin mirarme a la cara. -Lo siento.
-No, yo...- dije sin quitarle los ojos de encima. -Yo debería disculparme por haberte insultado.
Con su cabeza gacha, así como estaba, sonrió, como acordándose de lo que había pasado.
-...Tu puedes decirme todo lo que quieras-. Dijo tranquilamente -Después de tanto tiempo, y a diferencia de cómo debería sentirme, no puedo odiarte u odiar nada de lo que me digas, así se trate de un insulto.
Me sentí confundido por un instante. Pero dentro del pecho mi corazón comenzaba a derretirse. Hablaba calmadamente, con tanta ternura que no casi no podía resitirme. Apretó mis manos y me atrajo más hacia él.
-¿Ha pasado mucho tiempo, no? Supongo que aunque te diga todo esto ya dejé de gustarte.
-Mm.- exclamé sin poder seguir aguantando las lágrimas. -¿Cómo sabes que yo...
-Eras muy obvio, o yo era muy intuitivo- respondió rápidamente mientras que levantaba la mirada. -Puedo comprender que el amor puede transformarse en odio cuando tiene mucho tiempo tratando de salir...
-¿No que eres muy intuitivo?- respondí a punto de volverme loco. -¿No puedes ver que estoy llorando por que no puedo tenerte? Lo último que estoy pensando en estos momentos es si puedo odiarte o no, por que simplemente no puedo...
Se quedó mirándome sin pestañear, luego su cara se tornó en el gesto más dulce que nunca había visto. Soltó mis manos y acercó su cara hasta la mía, casi tocando nuestras bocas.
-Entonces creo...que valió la pena esperar-. Concluyó para darme un beso rozando mis labios con sumo cuidado. No pude hacer nada más que cerrar los ojos y sentir como la suavidad de sus labios se movía contra los míos, como su respiración se confundía con la mía y cómo sus pestañas acariciaban mis párpados.
Proto me quedé sin aliento y pronto el mareo por parte del alcohol comenzó a indicarme que estaba a punto de perder el control de mi cuerpo.
Abrió su boca presionando sus labios para que mi boca hiciera lo mismo y lo logró sin esfuerzos. Luego metió su lengua hasta rozarla con la mía.
-Mmff- exclamé apretando sus manos. Aun seguía sujetándome, así que no podía ni tratar de abrazar su cuello, era una pequeña tortura que me provocaba los escalofríos más prolongados que nunca había sentido, además de su suave lengua recorriendo cada rincón de mi boca.
-Mm, sabes a Whisky- pronunció en un susurro contra mi boca.
Sentí de nuevo esa punzada bajo mi estómago y levanté un poco las rodillas tratando con todo el esfuerzo del mundo que no viera mi entrepierna.
-¿Qué haces?- me preguntó en otro susurro, entonces soltó una de mis manos para sujetar mi muslo derecho.
-¡Ah! -gemí un poco asustado y avergonzado al mismo tiempo.
-¿Pensabas que no notaría que estabas así? -dijo tomando mi muslo izquierdo. Mis manos habían quedado libres por completo, pero las ocupé para tratar de frenar sus muñecas que intentaban abrir mis piernas de par en par.
-No hagas eso- dije en voz baja clavando las uñas en su piel.
-Sasuke... -Dijo mi nombre deslizando cada silaba entre sus dientes con un nivel se melosidad que me hizo estremecer.
Deslizó sus manos sobre mis rodillas hasta casi llegar a mi intrepierna. Usó sus pulgares para presionar el pequeño espacio que lo separaba de mi erección que se notaba bajo la ropa. Una sensación vibrante se apoderó de mi espalda y la arqueé tratando de contenerme.
Acercó su rostro a mi pecho sin soltarme y se apoyó de mis muslos para acercarse todo lo que podía. Se sentó delante de mi, arrimando sus piernas bajo las mías, obligándome a entrelazarlas detrás de su espalda, literalmente, lo tenía entre las piernas.
Tomé aire varias veces y apoyé mis brazos atrás de mi espalda para sostenerme. Él inmediatamente ocultó su cara en mi pecho, mordiendo cualquier cosa que encontrara. Sus dientes se clavaron un poco más arriba de mi pezón, y humedeció con su lengua la camisa que aún traía puesta.
-Discúlpame -dijo apoyando su frente contra mi pecho - De verdad he bebido demasiado... No me puedo controlar.
Eché la cabeza hacia atrás sintiendo el placer que me recorrió el cuello causado por su respiración. De verdad tenía a Naruto entre mis piernas sin poderse controlar... Tenía que ser un sueño.
De repente apretó más sus manos y no contuve el gemido de sorpresa. Comenzó a rozar mi erección que en ningún momento se desanimó y no tuve más remedio que abrir más las piernas.
-Mm...ah...- exclamé extasiado. Estaba apunto de venirme, no podía negarle eso a mi cuerpo después de tantas fantasías con este rubio de protagonista. Comencé a mover mis caderas desesperado. -Naru...-
Se inclinó sobre mi cuello y con toda la experiencia que gastaba bajó la bragueta de mi pantalón, apartó mi ropa interior y encerró mi miembro en su mano.
-¡Ahh!- cerré los ojos conteniéndome. La verguenza comenzó a asomarse en mis mejillas y orejas. No podía venirme en su mano -Espe-espera...-
-Mm...- gimoteó con un pequeño berrinche y no paró en ningún momento -¿Cómo me pides que espere, Sasuke?
Su pregunta retumbó en mis oidos y no hice nada más que suspirar. Cada vez que decía mi nombre me temblaba todo el cuerpo.