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Luna de Otoño por AniBecker

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Notas del capitulo:

Muchas gracias por sus comentarios, me hacen súper feliz ^^ 

Aquí traigo el segundo capítulo, espero guste :) 

Saludines :3 

-Las advertencias siguen siendo las mismas que en el primer capítulo. 

Capítulo II: La versión de Aomine

Después de estar hasta altas horas de la madrugada, Aomine, regresó a su casa. Abrió la puerta, y caminó por la sala con cuidado de no despertar a su hijo y a su novia, pero… estando en las condiciones que se encontraba, no lo consiguió, dándose un golpe con una mesita de cristal, haciendo caer un jarrón y él también al suelo.

Esto hizo que la luz del pasillo de la planta de arriba se encendiera, asomándose Daisuke desde las escaleras, seguido de Ryoko.

—¿Se puede saber qué horas son estas de regresar a casa?

—Tuve bastante trabajo —contestó mientras se levantaba.

—Claro. A las cuatro de la mañana acaba tu trabajo. Bien. Y encima así —vio cómo se sujetaba de la barandilla de la escalera para no tambalearse.

—¡Déjame! No tienes por qué sermonearme. Ni que fueras mi padre —dijo de mal modo.

—Tu padre no. Pero sí tu hijo. Así te ves patético. ¿Qué clase de imagen le estás dando a tu futura nuera?

—¿Es que no tengo derecho de divertirme, o qué?

—Divertirte —murmuró enojado mientras se le acababa la poca paciencia que portaba. Bajó las escaleras y lo sujetó del brazo—. Ahora mismo te das una ducha fría.

—¡Suéltame! No soy niño chiquito.

—Lo pareces —terminaron de subir las escaleras y lo condujo a la fuerza hasta su habitación. Lo metió en la ducha y le dio al agua fría.  

—¡Está helada! —se quejó queriendo salir de la ducha.

—Ahí quieto te quedas. Si está helada te aguantas, si no, no te hubieras puesto en estas condiciones. ¿Se puede saber a qué viene haberte emborrachado así?

—No es asunto tuyo.

—Pues muy bien. No, bien. Creo yo que ya eres demasiado mayorcito para ponerte a beber así —cortó el agua de la ducha y le aventó una toalla a su padre—. Ahora, vete a la cama. Mañana no te quejes del dolor de cabeza que tendrás.

El moreno se quedó aún dentro de la ducha, con toda la ropa empapada y la toalla aún en las manos.

—Daisuke yo… Lo siento…

—Será mejor que te cambies antes de pillar un resfriado y que descanses. Hasta mañana —salió del lugar para dirigirse a su habitación, dónde lo esperaba Ryoko.

—Buenas noches…

..

El de orbes zafiro llegó a su habitación, y se encontró a una preocupada Ryoko sentada en el borde la cama, esperándolo.

—¿Qué tal está tu padre?

—Le hice que se diera una buena ducha fría, y que se metiera en la cama. Lo peor que puede estar es que mañana tenga un dolor de cabeza horroroso.

—Tu padre se puso muy extraño desde que hablamos de mi familia y vio la foto que le enseñé. ¿Crees… Crees que esté así por mi madre?

—La verdad es que no lo sé – se sentó junto a ella en la cama —. Sé que… —tomó aire—… En el pasado, había algo que le atormentaba, debido a una persona. A la única persona que de verdad amó y perdió. Puede ser que no lo haya superado.

—¿Y piensas que esa persona puede ser mi madre? —preguntó asombrada.

—No digo que tenga que ser tu madre, pero… es demasiada casualidad.

—Creo que, cuando viajemos a Japón, nuestras preguntas por fin obtengan respuesta.

—Puede ser —le dio un beso en la frente—. Será mejor que volvamos a dormir, es muy tarde —ella asintió y ambos se metieron en la cama para seguir durmiendo.

Japón, Tokio

En su casa, Kise estaba en el dormitorio de Ryoko colgando el vestido de novia de su hija. Kagami acababa de llegar y no hacía más que buscar a su esposo.

—¿Dónde se habrá metido? ¡Ryouta! ¿Estás en casa?

—¡Sí Taigacchi, sube! ¡Estoy en la habitación de Ryokocchi!

Cuando el pelirrojo llegó a la planta de arriba y entró en la habitación de su hija, no pudo contener la risa al ver al rubio subido en una banqueta y colocando el vestido de novia, que había protegido con una funda de plástico y colocado en una percha, en uno de los brazos de la lámpara del techo.

—¿Se puede saber qué haces? Mira que ni si quiera llegar con tus 1,89cm —bromeó.

—Colgando el vestido, para que no se arrugue. Muy gracioso, esta casa tiene los techos muy altos a propósito, es normal que de esa forma no llegue a la lámpara.

—¿Y por eso estás poniendo tu vida en peligro?

—¡Qué gracioso! —dijo Ryouta que ya había conseguido colgar el vestido con los brazos puestos en jarras. En ese momento, la banqueta se tambaleó y el de ojos dorados perdió el equilibrio. Por suerte Kagami, alcanzó a cogerlo a tiempo

—Ya no tienes edad para andar haciendo estas cosas... A veces se te olvida que ya no eres un jovencito.

-—¿Qué insinúas Kagami? Tú tampoco eres ya un jovencito que tenga que ir de héroe rescatando a personas desvalidas —le siguió la broma.

—Si lo prefieres, te dejo caer...tú mismo.

—No te pongas chistoso, no serías capaz. 

—¿Ah, no?  

Kise y Kagami jugaban como si fueran dos niños. Su hijo Taisei, que había oído el escándalo que estaban montando, fue a ver qué ocurría. Cuando abrió la puerta de la habitación de su hermana, no podía creer lo que estaba viendo: su padre con su madre en brazos, bromeando con hacerlo caer y su madre pataleando...

—Desde luego...debería daros vergüenza....

—¿Tú no deberías de estar estudiando? —preguntó el ex de Kaijo a su hijo.

—Y eso estaba haciendo, pero con tanto jaleo no puedo.

—Ya... —dijo Taiga guiñándole un ojo mientras dejaba en el suelo a su marido—… Cualquier excusa es buena ¿eh?

—¡Jo, papá! ¿tú también?  

—Anda, termina y echamos un one on one, si te atreves claro...

—¡Prepárate porque te voy a dar una paliza que te alegrarás de que no sea un partido oficial porque pensarán de que ya no vales cómo basquetbolista! —aceptó el reto el pelirrojo menor, y volvió a su cuarto a terminar de estudiar.

—Da gusto verte tan contento —Kise lo abrazó por detrás.

—Es que lo estoy. En un par de días, Ryoko estará aquí de nuevo... Estoy tan orgulloso de ella y tan feliz de que haya encontrado un buen chico como Daisuke que la quiere y la hará tan feliz como se merece... Menos mal que no se parece a... —el de orbes rubís se detuvo. 

—A Aomine. No tienes por qué no pronunciar su nombre Taigacchi, sabes que no me importa. 

—Ya lo sé, perdóname. Después de tantos años, aún me siento raro si su nombre aparece en alguna de nuestras conversaciones, aunque sea de pasada, y sólo pensar en tener que verle...

—Sólo serán unos días. Después, desaparecerá de nuestras vidas para siempre.  

—Tienes razón. Voy a cambiarme y a ver cómo le va a Taisei —le dio un beso a su pareja y salió de la habitación.   

Mientras miraba el vestido, Ryouta pensaba en lo bonita que se vería su hija y empezó a recordar el día de su boda con Kagami, mientras una gran sonrisa iluminaba su cara. Pero, de repente, dejó de sonreír. 

—Daiki... pronto, muy pronto volveremos a venos. Pero esta vez no te encontrarás con aquel idiota y ciego de amor por ti al que le destrozaste el corazón. Ese Ryouta desapareció hace muchos años. Te llevarás una buena sorpresa, de eso puedes estar seguro.

El día también amaneció en Cleveland, y con él, despertó un resacoso Aomine. Se giró en su cama cuándo los rayos del sol le dieron en la cara. Miró el reloj de la mesilla y eran las doce de la mañana. ¿Cómo qué durmió tanto? Agradeció que hoy no tuviera ningún compromiso.

Se incorporó y se llevó su mano a la cabeza. Sin duda, le dolía bastante, y todo se debía a la gran borrachera que se pegó el día anterior.

Salió de la cama y se volvió a dar una ducha. Había pasado mala noche, no había parado de tener pesadillas, y estaba todo sudado. Por no decir, que necesitaba nuevamente agua fría. Sí que necesitaba esa ducha…

Después, se vistió y bajó, encontrándose en la sala a su hijo y novia, muy entretenidos mirando unos álbunes de fotos sentados en la gran alfombra de la sala. Cuando lo vieron bajar, dejaron de reírse. 

—Buenas horas de levantarse —dijo Daisuke cerrando un álbum y cogiendo otro.

—Perdón, no sé qué me pasó. Siempre acostumbro a despertarme temprano —se disculpó sentándose en el sillón que estaba detrás de ellos.

—Normal. ¿Y a qué horas querías despertarte con la que traías anoche?

—Ya, por favor… Lo sé… —se llevó sus manos a la cabeza—… ¿Qué ven?

—Daisuke me está enseñando sus fotos de cuándo era niño. Nunca había tenido oportunidad de ver fotos de él de pequeño —contestó Ryoko emocionada.

—Ah, ya veo —le sonrió—, aunque aquí no están todas.

—¿Es que hay más? – preguntó asombrada.

—Claro, en casa de mi madre hay varios más —miró su reloj de muñeca—, Ryoko, cariño, es hora de irnos si querías que fuéramos a visitar la ciudad.

—¡Es verdad! Se nos hace tarde. ¿Gustas acompañarnos, Daiki-san?

—No se preocupen, diviértanse. Igual aquí tengo pendientes.

—Pues entonces nos vemos esta noche. No vuelvas a hacer tonterías —regañó el peli azul a su padre.

—Puedes estar tranquilo. Venga, vete ya, que tienes a Ryoko esperando en la puerta —le dijo para evitar seguir siendo regañado.

 

Se medio tumbó en el sofá, recostando su cabeza hacia atrás y cerrando los ojos. Le seguía doliendo la cabeza a horrores, y su estómago estaba reclamando comida, no había probado nada desde ayer al mediodía, y eso era muy extraño en él.

 

—Ah… ¿Por qué hago estas cosas cuándo pienso en ti, Kise? ¿Hasta qué punto, sin estar presente, vas a seguir atormentándome? Pero pronto nos volveremos a ver las caras.

 

Dejó escapar un sonoro suspiro. No. No quería seguir pensando en él. Era lo mejor, si no, no aguantaría y tendría que volver a hacer lo de ayer. Agradeció que el timbre de su casa sonara, para así no seguir pensando.

 

Pensó que serían Daisuke y Ryoko, que se habían olvidado algo, pero se llevó una grata sorpresa al encontrar en la puerta de su casa a su antiguo senpai de la secundaria, Nijimura, con el que se había encontrado años atrás en su estancia aquí en Estados Unidos, y a otro senpai más, esta vez de su antigua preparatoria Too, Kousuke Wakamatsu, que, aunque no tuviera una buena relación años atrás, desde que se mudó allí también y que también era representante de deportivas, entabló amistad. Saludó sonriendo y los dejó pasar, guiándolos hasta la sala.

—¿Qué hacen aquí, tú no tienes que estar en tu Estado y tú en tu trabajo?

—Bueno, soy mi propio jefe, puedo ausentarme del trabajo —se encogió de hombros el peli negro —. Estoy tomándome un pequeño descanso con la investigación en la que estoy trabajando.

—Yo igual. Hoy no me toca nada de trabajo. Además, que ya me pedí unas vacaciones —respondió el rubio—. Y bueno, ¿Ya llegó Daisuke con su prometida?

—Sí, llegaron ayer. Pensé que eran ellos que se habían olvidado algo, porque no habían hecho nada más que salir. Es raro que no se lo hayan cruzado —comentó el peli azul.

—¿Qué? ¿Qué Daisuke ya está aquí y ni se dignó de decirme nada? ¡Valiente muchachito, cuándo lo pille! ¿Qué modales son esos de no ir a visitar a su tío preferido? —apretó su puño molesto, el ex seis de Too.

—¿Tío preferido? —Aomine achinó sus ojos—. Es que vino con Ryoko, y ayer aprovecharon para descansar, y hoy salieron a visitar la ciudad.  

—Claro que soy su tío preferido —infló su pecho con orgullo—. Y cómo no lo sea, que se prepare, porque si no me desquito con él todo lo que no pude hacer contigo —se tronó sus dedos, con una sonrisa malévola.

—Por favor, qué personal te lo tomas —le dio un codazo en el costado Nijimura.

—¿Cuándo viajáis vosotros para la boda? —le habló a sus dos amigos.

—Pues para cuando sea, yo tengo pendientes aquí.

—Igual, cuando sea la boda. ¿Y tú para cuándo vas para Japón? —la cara del moreno cambió con esa pregunta.

—Pues… Dentro de dos días… Voy sólo porque Daisuke quiere que viaje con ellos, pero por mí fuera, sólo viajaría para el día de la boda —confesó frotándose la sien.

—¿Y eso por qué? Mira que, siendo tus amigos, o al menos los únicos que te dirigen la palabra, nunca nos conteste nada. Ni qué fue lo que pasó con Kise, ni por qué no quieres volver a Japón —empezó con la conversación Shuzou. Aomine suspiró.

—Eso es algo… De lo que no quiero hablar…

—Tuvo que ser algo muy fuerte para que te callaras durante más de veinte años —intervino Wakamatsu.

—¿Qué fue lo que pasó? – insistió su ex integrante de Teiko—. Te hará bien contárnoslo.

—Aunque lo cuente ya nada cambiará. ¿Para qué recordar aquello?

—No digas recordar, porque por tu expresión, es algo que recuerdas cada día.

—Además – volvió a intervenir el de cabello negro—, a priori, somos los únicos amigos que te quedan —El de orbes zafiro los miró por unos instantes y suspiró.

—Está bien, pero no quiero interrupciones —los dos asintieron—. Todo empezó cuando vine aquí para convertirme jugador de la NBA.

Estaba muy ocupado con los entrenamientos. Quería destacar enseguida y ser titular con el equipo, ya que, aunque me ficharon por mi forma de jugar, no dejaba de ser un novato. Los entrenamientos me tenían tan absorbido que apenas tenía tiempo de llamar a casa y a los amigos. Tanto, que llegué a perder el contacto con todo el mundo, incluyendo a Kise. No quería que eso afectara a nuestra relación, pero por desgracia mi tiempo se fue reduciendo y terminó por afectar.

—¿Y por qué no se lo explicaste? —preguntó Nijimura.

—Lo hice y lo entendió. Sé que para él fue tan duro como para mí, pero me apoyó tal y como siempre lo hizo y soportó las escasas comunicaciones una vez al mes.

—No veo nada raro hasta ahora...-dijo Wakamatsu.

—¡Cállate y déjale seguir! —regañó molesto el peli negro, que estaba enfrascado en el relato.

—Uno de mis compañeros de equipo, se casaba, y no se le ocurrieron a los demás nada mejor que organizarle una despedida de soltero, con strippers incluidas. La fiesta se descontroló demasiado. A partir de ahí…sólo recuerdo que no me encontraba en el lugar dónde habíamos estado festejando, sino en un hotel —hizo una pequeña pausa y suspiró—. Cuando desperté con un dolor de cabeza horrible, sólo vi que una de las strippers estaba al lado mía, tan desnuda cómo yo. Por más memoria que hacía no conseguía recordar absolutamente nada.

—¡Lo sabía! ¿Se puede saber qué hiciste? —levantó la voz el rubio.

—Te repito que no lo sé. Pero muy listo no hacía falta ser para figurárselo —frunció el ceño.

—No, muy listo no fuiste, eso es cierto. Pero no entiendo qué tendría eso de malo, ya que sólo fue una aventura con una stripper. La mayoría de ellas están para eso, ¿no?

—Cómo sigas así te echo de mi casa y no te cuento más —amenazó el peli azul a su ex compañero de preparatoria.  

—Cállate ya, deja de interrumpir, los reproches para luego —dijo el otro, molesto—. Sigue, aunque no me está gustando la historia.

—Yo le pregunté qué fue lo que pasó y ella corroboró lo que se supone que pasó. Pero eso no era lo peor.  Cómo yo le dije que eso había sido un error y que mejor era que ninguno de los dos volviera a tener trato con el otro, a ella no le agradó esa idea. Estaba demasiado obsesionada, era una fan que aprovechó la situación. Por lo que, viendo que no le hacía caso, se encargó de divulgar lo supuestamente sucedido entre los dos aquella noche. Además, de decir que estaba embarazada. Eso era totalmente mentira.  

Entonces fue cuándo pensé que todo estaba maquinado por ella, porque expuso fotos nuestras que vendió a la prensa. Al ser alguien famoso, esa noticia corrió cómo pólvora.

—Entonces, Kise se enteró de todo aquello, ¿no?

—Bueno… Yo no le quise decir nada, ya que pensé que de América no saldría la noticia, pero me equivoqué.

—¿No le explicaste todo?

- Claro que lo hice, pero no me creyó. De todas maneras, poco había que explicar. Cómo se dice, una imagen vale más que mil palabras. Después de eso, renuncié a ese equipo y busqué que me contratase otro de otro Estado.

—¿Te fuiste dejándola embarazada? —preguntó Nijimura intentando tener tranquilidad en sus palabras, pero no lo consiguió—. ¡Por favor, cómo pudiste abandonarla!

—¡¿Te repito que fue todo mentira?! No se quedó embarazada. Fue toda una auténtica mentira por su parte, para conseguir que esa noticia cobrase más fuego, esa se hiciera famosa, ganara dinero con las entrevistas que le hacían y las fotos que vendió y de paso, conseguir que me quedara a su lado. ¡Pero era todo mentira! ¡NO estaba embarazada! —explotó Aomine cansado de que nadie le creyera.

—Vale, cálmate. Perdona, pero entiende de todo lo que nos estás contando —dijo Wakamatsu reclamando calma —. Pero ¿la prensa no sabía de tus preferencias sexuales? Eres gay, por favor, sería absurdo de estar con una tía —la mirada que le echó el de ojos azules sobresaltó al rubio—. Vale, vale, he dicho una tontería viendo que tuviste a Daisuke con una mujer.

—No. La prensa ni sabía que tenía una relación, ni con quién. Lo peor, es que me hicieron unas fotografías en una joyería, para comprarle un anillo a Kise y pedirle matrimonio, y la prensa ya inventó que a quién iba a pedirle matrimonio era a esa tipa, por el supuesto hijo.

—Entonces ¿qué pasó cuándo se enteró Kise?

—Yo fui hasta Japón, a buscarlo y aclarar las cosas. Cuando llegué hasta allí, nadie me quería dar razón de él, lo busqué por todas partes hasta que conseguí encontrarlo. Cuando lo vi, estaba llorando, y tenía algo en sus manos, y entonces…

FLASHBACK

—Kise, ¿dónde estabas? Me tenías preocupado.   

—Aominecchi, ¿qué significa esto? dijo el rubio extendiéndole una revista.

¿El qué? el moreno estaba completamente desencajado y leyó en voz alta el titularAomine Daiki le pedirá matrimonio a Lillie Jhonson, una stripper con la que pasó una noche y dejó embarazada.  

¿Quién es?

—No es nadie. 

¿Nadie? Así que por eso no te comunicaste ni una sola vez conmigo…

No, te equivocas, eso no es así.

¿No? Entonces, ¿no es verdad que has estado con ella?

Bueno yo... No lo sé, yo no recuerdo nada de lo que pasó, te lo juro, Kise trató de acercarse a ella, pero el rubio evitó el contacto con él —. Sólo sé que amanecí en un hotel, pero no recuerdo nada más.  

Las lágrimas de Kise se desbordaban por sus mejillas. 

No llores, me parte el alma verte así. No fue nada, ella no significa nada para mí. Es una obsesa fan que hizo todo este escándalo para conseguir fama y dinero.

¿Nada? ¡Está embarazada!

Yo... ¡Eso es mentira! Kise, te lo puedo jurar, se ha desmentido lo que ella ha dicho a la prensa. Es mentira, no está embarazada. Sólo me importas tú.  Yo… sólo vengo a pedirte que te cases conmigo.

¿Que te importo? No tienes ni idea del daño que me has hecho. Te esperé como un idiota y todo porque te quiero. El día más feliz de mi vida fue el día que por fin reconociste que tú también me amabas y ahora...ahora ya no me creo nada… Y con respecto a casarme contigo. ¡Antes muerto! No significas nada para mí, ni tampoco ninguna de tus palabras. Has destruido mi vida.

FIN DEL FLASHBACK

 

—Después de aquello, no volvió a dirigirme la palabra ni acercarse a mí. Yo lo llamaba todos los días, pero siempre me colgaba la llamada. Hasta que, una de las veces que volví a insistir en marcarle, la operadora me decía que ese número no existe, por lo que me figuré que cambió de número para así evitar que me comunicara con él.

Lillie me volvió a contactar, pero para pedirme perdón. Yo no quise creerle, porque había destruido mi vida, pero ella estaba totalmente arrepentida. Me dijo que su obsesión la llevó a cometer errores, y que, aquella noche no pasó nada entre ella y yo. Cuando estaban todos pasándosela bien y o sólo apartado tomando, me echó unas gotas de lo que fuera en mi bebida en un descuido, que hizo que ella consiguiera su propósito. Dice que no se atrevió a hacer nada después de quitarme la ropa y que… cómo yo no me acordaba absolutamente de nada, aprovechó para decir que habíamos pasado la noche juntos.

Me enojé mucho, le grité y recriminé todo. Eché todo lo que tenía dentro sobre ella. Me destrozó la vida… Pero verla de esa manera, pidiéndome perdón, hizo que, en el fondo, la acabara perdonando. Me prometió que no volvería a acercarse a mí. A día de hoy, cumplió su promesa.

Pero que Lillie me confesara la verdad y me pidiera perdón, no hizo que mi situación con Kise mejorara.

Me volví loco, perdí el rumbo y empecé a beber. Gracias a la que después se convirtió en mi mujer, logré asumir lo que había sucedido y salí de todo aquello. Me trasladé aquí, porque fui fichado por este equipo, y Daisuke nació tiempo después, pero nunca pude olvidar a Kise. Sus lágrimas siempre estuvieron dentro de mí, atormentándome por todo el daño que le había hecho. Hasta que ayer Ryoko me enseñó una foto de familia en la que aparece con Kagami y sus hijos y parece ser el colmo de la felicidad.

—¿Y qué esperabas, que te guardara el luto? ¡eres un egoísta! —exclamó Nijimura enojado.

—¡Claro que no! Porque todo aquello fue una mentira. ¡Una mentira!  

—¡Pero de igual manera, a Kise le hiciste daño!

—¡Te repito que fue una maldita mentira, una maldita mentira! ¿Te entra en la cabeza? —las voces estaban empezando a subirse entre el peli negro y el moreno.

—¡A mí no me grites así! ¡Te molesta que te digan tus verdades! No puedes decir eso cuando tú mismo también te casaste con otra ¿no? ¿No es lo mismo? Si tú dices que estabas muy dolido… ¿Cómo te casaste con una mujer, si se supone que te gustan los hombres? ¡Eh, dime!

—¡Ya vale! —se levantó de golpe enojado Aomine—. ¡No es lo mismo! ¡Porque yo, no hice nada!

—Tú, tú, tú. Sólo tú. ¿Te has parado a pensar qué fue lo que sintió Kise con todo aquello? Para él no debió de ser nada fácil, imbécil. Y me vienes con que está felizmente casado con otro. ¡Hipócrita!

—¡Todo en orden, por favor! Se están subiendo de tono, y son amigos, no se peleen. Es cierto lo que dice Nijimura-san, Aomine. No tienes nada que reprocharle a ese chico, aunque todo aquello hubiera sido al final una mentira de esa mujer —intervino Wakamatsu.  

—Lo siento, Aomine. No fue mi intención decirte las cosas de esa manera —se disculpó el peli negro.

—También me disculpo por ponerme a la defensiva. Chicos, si no os importa, quisiera estar solo en estos momentos —sus amigos se miraron y asintieron tristemente.

—De acuerdo, sin problemas. Gracias por haber compartido tu historia con nosotros.

—A vosotros por haberla escuchado… Gracias por seguir siendo mis amigos. Siempre os tuve a vosotros.  

Daiki se despidió de sus dos amigos y subió a la planta de arriba, para asomarse al balcón de su habitación. La brisa que corría le daba en la cara de manera agradable. Haber compartido todo aquello, que había tenido guardado durante más de veinte años… En parte le había hecho bien y le había hecho nuevamente a remover todos los sentimientos.

—De todas maneras… Esto no se va a quedar así. Pronto nos veremos cara a cara… 

 

 

 

 

Notas finales:

Nuevamente, gracias por leer y comentar :) 


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