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Ancora qui por nunu

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La tensión podía palparse densa en el ambiente. El silencio lúgubre que llenó los rincones de las cuatro paredes que componían la estancia de la oficina del Hokage le hizo revolver la boca del estómago a Naruto, quien permanecía con la mirada fija en los ojos negros del hombre erguido a un par de pasos de distancia, siendo separados apenas por el escritorio de roble notablemente desorganizado, detalle que no pasó desapercibido para Sasuke, quien observaba con cierto desdén la fila de documentos convirtiéndose en pequeñas montañas de desorden.

—¿Has considerado limpiar esto? —Con su diestra abrió paso cuidadosamente por el caminito central de la mesa para despejarlo un poco, haciendo a un lado algunos objetos. Naruto bufó, haciendo un sonidito parecido un silbido.

—Sasuke… —Sus ojos azules parecieron oscurecerse por un breve instante que hizo tensar la espina dorsal del mencionado, aunque aquello naturalmente no se manifestó en su faz—. He estado esperando pacientemente a que me des una respuesta-ttebayo. La última vez que estuviste aquí dijiste que esta vez me dirías, pero regresas herido y sin decirme ni una sola palabra.

El azabache no mostró señal alguna de decir algo al respecto. Él escuchaba atentamente las palabras de su amigo, ignorando las leves punzadas que de cuando en cuando sentía en el costado derecho de su cuerpo; un recordatorio bastante claro que lo que hace pocos días había sucedido y de lo que se negaba a revelar hasta el momento.

—Aún no he descubierto nada concreto, solo teorías y suposiciones banales por aquí y por allá. Sobre mi herida… —Elevó la mano hasta la zona afectada y se encogió de hombros, tratando de restarle importancia—. Tuve un enfrentamiento menor con shinobis de otra aldea que planeaban una revuelta y no estuve en mis mejores condiciones. Como ves, estoy de pie y no ha pasado nada.

—Tú no eres alguien que saldría herido a tal grado de no poder caminar bien solo por tener un “enfrentamiento menor” —Hizo el gesto elevando sus manos a la altura de su cabeza y movimiento sus dedos índice y medio en señal de comillas— con shinobis de otra aldea.

—¿No crees que estás comenzando a sobreestimar mis capacidades? —Arqueó una ceja con cierta ironía y torció una sonrisa sutil en sus labios que no alcanzó sus ojos—. También soy un humano, ¿lo sabías?

—Si se trata de ti, nunca se te sobreestima demasiado. Nadie ha luchado contigo tanto como yo y salido ileso en el proceso. —Hizo una pausa para soltar una carcajada mientras elevaba su mano derecha— ¡Bueno, casi ileso-ttebayo!

Esta vez la sonrisa en el rostro el Uchiha, aunque tenue, fue un tanto más espontánea y sincera. Las secuelas de su último enfrentamiento con Naruto realmente serían imborrables. Aunque quiso decir algo más, fue interrumpido por la voz del rubio que sonaba un tanto más seria que momentos atrás.

—¿Debería creerte?

—¿Hay motivos para que no me creas? —Se atrevió a replicar de inmediato, tratando de mantenerse estoico y determinado, pero algo dentro de sí estuvo a punto de flaquear y agradeció que Naruto apartara la mirada y enterrara la vista en las formas mal dibujadas de madera del escritorio. Deseaba que dejara de cuestionarle tanto.

El silencio volvió a acumularse en los espacios vacíos entre los dos por breves momentos que parecieron eternos para el heredero del sharingan.

—¿Sabes, Sasuke…? —Su voz resonó suave, como un murmullo, como una melodía arrulladora que calentó el corazón del Uchiha y le obligó a rehuir a la mirada penetrante del Hokage—. Quisiera que recuerdes que somos una familia de shinobis, y que no estás solo.

—¿A qué viene eso? No seas tan sentimental, usuratonkachi —una risilla ronca y orgullosa escapó de su garganta—. No necesitas hacer tanto drama por nada, en tanto sepa algo te haré llegar la información.

—Confío en ti.

Sasuke no dijo nada al respecto pero no podía negar el regocijo al escuchar sus palabras; una extraña mezcla de dicha a la que se le sumaban grandes dosis de culpabilidad al reconocer para sus adentros que no estaba siendo del todo honesto. Prefirió emprender marcha fuera de la oficina, pero apenas hizo amago de retirarse, la voz de Naruto volvió a retenerle.

—¡Espera! —Levantó el tono de su voz, aunque sin ser realmente escandaloso— Aún no he terminado. Necesito que veas algo.

La gravedad en el tono de su voz le hizo intuir al azabache que se trataba de algo realmente serio. Acercó entonces sus pasos hacia el escritorio nuevamente, lo suficiente para ver desde distancia prudente el folder que el Hokage hojeaba tan atentamente. Naruto conservaba sus cejas fruncidas, en un estado pensativo bastante pronunciado y la torcedura de sus labios fue la confirmación que Sasuke necesitaba.

No dijo nada y se dedicó a observar silenciosamente cómo Naruto apoyó ambos codos contra el escritorio, abriendo el libro de par en par en dirección a Sasuke, y extendió sus manos bajo el soporte duro del folder para servirle de apoyo. Sasuke comprendió el mensaje y se inclinó para hojear despacio, leyendo atentamente la información sin pasar por alto el detalle gentil del rubio.

El Uchiha elevó la mirada para confrontar al Séptimo, delatando el shock que le causó leer aquel reporte.

—¿Esto es…?

—¿Sabes algo al respecto?

Sasuke permaneció en silencio y dio un par de pasos hacia atrás, negando con inusual efusividad de su parte.

—¿Estás seguro?

Un suspiro de suspenso escapó de los labios de Sasuke.

—¿De dónde sacaron esto?

—Bien… —Naruto frotó el arco de su nariz con cierta impaciencia, comenzaba a detestar tantos misterios sin resolver y algo le decía que quizás Sasuke podía tener conocimiento al respecto—. Ayer al amanecer un grupo ANBU que volvía de una misión encontró en las periferias de Konoha tres cadáveres de dudosa procedencia. No tenían identificación alguna, ni marcas de ningún tipo, pero estaban tan cerca del territorio de la aldea que enviaron el reporte y Shikamaru sugirió que sería mejor examinarlos. Después de unos breves estudios en la morgue, aún no han logrado identificar cómo han muerto estos shinobis ni qué jutsus fueron empleados en ellos, al parecer es algo desconocido pero… al revisar sus cuerpos encontraron eso que ves en el folder. 

—Heridas hechas con un kunai en la región dorsal, y lucen como trazos de katakana.

—Como si intentaran enviar un mensaje-ttebayo. Al unir los símbolos, “destrucción” es la palabra que revelan estas marcas.

Sasuke volvió a echarle un vistazo a las fotografías ordenadas cuidadosamente en el folder y sus piernas temblaron por un momento, pero fue capaz de permanecer firme en su posición sin hacer notar el nerviosismo que comenzaba a hacer latir su corazón con frenesí.

—Naruto… —Hizo una pausa, como intentando encontrar las palabras adecuadas— no, realmente no tengo conocimiento de esto.

Pese a todo, era cierto que Sasuke no tenía idea alguna, aunque no dejaba de sentirse inquieto por las sospechas que esos actos amenazantes empezaron a despertar en él. Y si estaba en lo cierto, lo mejor era que se marchara de la aldea cuanto antes.

—Bebamos esta noche.

La invitación el Uchiha le descolocó por completo, como si acaso fuera el mejor momento para tener una salida casual cuando sucesos extraños amenazaban la tranquilidad que tenían hasta la fecha. Sin embargo, difícilmente podría negarle algo a Sasuke, no cuando extrañó a su amigo y ansiaba verle. Estaba seguro de que existían más cosas que no quería decir, pero con el paso de los años comprendió que con el azabache lo mejor era tener paciencia, incluso si tiempo atrás, cuando eran jóvenes, hubiese optado por romperle la cara a golpes hasta sacar las palabras de su boca.

.

.

.

Varias burbujas de múltiples colores se asomaban entre las paredes viscosas y humeantes del pequeño recinto, cargado de tanta energía oscura que casi podría compararse con el chakra maligno que alguna vez poseía Kurama. El ambiente era pesado, denso, a una persona normal probablemente le costaría respirar entre el vapor sofocante que desprendían aquellas paredes sin forma. El olor era bastante putrefacto, pero la silueta masculina arrodillada en mitad del lugar parecía tener la resistencia suficiente para soportar ese ambiente inhóspito sin pestañear.

—¿Ya enviaste el mensaje?

—Lo he hecho. —Una sonrisa torcida reveló un par de colmillitos desgastados y amarillentos. La mirada siniestra del sujeto no tenía nada que envidiarle a la maldad que desprendía aquel ambiente. Parecía que le estuviera hablando a la nada, o a las paredes mismas, y si cualquiera le viera desde lejos juraría que se trata de un loco conversando solo—. Pero creo que voy a tener que ser un poco más… generoso con mis saludos. Konoha no está reaccionando tan rápido como lo necesitamos. Quiero decir: el niño Uchiha no está reaccionando tan rápido como lo necesitamos.

Un gruñido resonó punzante y doloroso, vibrante, revelando el desagrado por aquella respuesta. El receptor de aquella queja no lucía preocupado en lo absoluto.

—Mis disculpas, maestro, ya sabe usted que esa aldea es hueso difícil de roer. Sobretodo teniendo a alguien como Uzumaki Naruto, un héroe de guerra, de kage y pacificador.

—Los medios no importan en tanto cumplas con el objetivo. Y que sea pronto, porque el tiempo se está acabando.

Las burbujas comenzaron a tornarse más efervescentes y el vaho que desprendían nublaban el lugar. Segundos después paulatinamente las paredes viscosas fueron cayendo hasta convertirse en nada y solo dejar la estela en el viento de un ligero humo y a un hombre inclinado en medio del bosque, como si aquel lugar jamás hubiese existido. No obstante, la sonrisa permaneció siniestra y espeluznante en sus labios.

—Déjelo en mis manos, maestro.

Notas finales:

¡Muchas gracias por leer! Te espero en el siguiente capítulo.

 

Próximo capítulo: lo cerca que estás

—Sasuke…

Naruto parpadeó pesadamente, balanceándose un poco de izquierda a derecha, muy sutilmente, llevando al Uchiha consigo en el sutil vaivén debido al lazo que aferraba su hombro. Sorprendentemente Sasuke no se quejó y prefirió que Naruto terminara de hablar.

—¿Puedo embriagarme esta noche?

 

 


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