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Ancora qui por nunu

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Mientras intentaba subir este capítulo, muy estúpidamente terminé borrando el anterior, sin saber en qué clase de lapsus entré y lo peor es que lo noté cuando ya había subido este así que he tenido que trabajar el doble para re-editar todo y actualizar. Al final para no complicarme la vida, decidí hacer un 2x1, siendo que el "capítulo anterior", para los que alcanzaron a leer, ya sabrán que era un capítulo extra con un flashback de la noche en la que Naruto se embriagó. Mil disculpas por mi torpeza.

En consecuenca, esta entrega es el doble de larga que todos los otros capítulos. Había mencionado que me ha costado mucho escribir la parte "shonen", pero hoy que escribía nuevos capítulos, me encontré disfrutando un montón narrando. Y si Kishi ha metido las patas en su propia obra, yo también puedo, tsk(?) 

Para saber lo que Naruto y Sasuke no han podido olvidar te sugiero que leas el preludio, Eclipse de sol, eclipse de luna

Portada.

Disclaimer: los personajes (menos el villano) pertenecen a Masashi Kishimoto.

Flashback:

 

Sasuke procuró ir tan rápido como sus piernas le daban, incluso si el dolor intentaba retener su andar. Se detuvo en seco, justo con la mano sobre el pestillo de la puerta de salida, cuando escuchó un aparatoso sonido y varios pasos inestables. No tuvo que preguntarse de qué se trataba: Naruto regresaba trastabillando en medio de su somnolencia y embriaguez para alcanzarle.

—¡Espera, dattebayo! —llamó el rubio.

—¿No estabas dormido?

El Uchiha no se giró para verle, solo mantuvo su mano sobre el pomo.

—Sí, sí. Pero… —Naruto se apoyó cuidadosamente de la pared para no perder el equilibrio, e hipó graciosamente. Terminó riendo con torpeza.

—Si te quedas dormido en el suelo, ya no será mi problema.

Las facciones de Sasuke se arrugaron, tratando de contener las punzadas de su herida que comenzaban a molestar de nuevo. Se exaltó vagamente cuando la mano de Naruto se posó sobre su hombro y lo siguiente que sintió fue la frente ajena apoyándose contra la curvatura de su nuca.

—Sshh… quédate así, solo así.

Un canturreo bajito de su voz, taciturno, casi como un arrullo hizo que Sasuke relajara sus facciones y se permitió cerrar los ojos. Cálido, todo era cálido, cuando solo se escuchaba la respiración pesada de Naruto, y estaba seguro, que los latidos de su propio corazón también se hacían notar.

—No puedo olvidar —murmuró—. Sasuke, Sasuke, Sasuke…

Nunca el llamado de su nombre le hizo sentir tan débil. Sasuke apoyó su frente contra la superficie de la puerta y empuñó su mano con vehemencia en el pestillo. Naruto frotó la nariz contra la curvatura de su hombro y sintió su piel erizarse.

—Has bebido demasiado —replicó—, ve a tu habitación.

—Te irás si te dejo marchar ahora, ¡hip! —dijo Naruto, hipando nuevamente, lo que le hizo reír—, y tengo miedo-ttebayo.

Lo único en lo que podía pensar Sasuke era en su necesidad de que Naruto callara de una vez. Cada palabra que salía de su boca era más dolorosa que las punzadas en sus costillas. Calaba hondo, tan profundo que le costaba respirar.

—Naruto, no es la primera vez que estaría fuera de la aldea y-

—No, no de eso. —Interrumpió, tomándole de los hombros para forzarle a dar media vuelta sobre su propio eje.

La espalda de Sasuke chocó suavemente contra la puerta y Naruto elevó su diestra, temblorosa por su estado desorientado gracias al alcohol, para alcanzar la mejilla de su compañero. Sus dedos apartaron varios mechones de cabello oscuro que cubrían el rostro que tanto añoraba ver, y Sasuke dejó escapar un suspiro. Siempre había sido bueno conteniendo sus sentimientos, tanto que a veces creía haberlos dejado atrás, entonces… ¿por qué se deshacía con una caricia? Y no fue si no hasta ese momento, que recordó cuánto le necesitaba.

—De esto. —Agregó Naruto, con la mirada nublada. Posó el pulgar sobre los labios de Sasuke, y deslizó delicadamente para borrar el hilillo de sangre que había manchado su piel por la tos de hace momentos atrás.

Sasuke creyó deshacerse en sus brazos por un momento, pero no pudo hacer otra cosa más que abrir los ojos y hundirse en el océano profundo que eran aquellas pupilas.

—Tal vez… tal vez no lo he dicho lo suficiente, por eso es posible que a veces no lo recuerdes, pero... —hizo una pausa, tratando de modular correctamente las palabras, sin saber si era su ebriedad o la ansiedad de tenerle cerca, o el nudo en su garganta, lo que nublaba su mente—. Tú le has dado un sentido a mi vida, por eso, si tú me faltaras, yo perdería la cordura. No sabría qué hacer ni a dónde ir… jé, puedes culpar al sake, estará bien, dattebayo. Así que vive, tienes que vivir. Solo así yo podré vivir. Vive, o te estarías llevando todo de mí contigo.

Se miraron en silencio por algunos instantes. Naruto parpadeaba pesadamente y sus labios temblaban, y Sasuke ya no tenía energía para pretender que el hombre frente a él no hacía vibrar cada fibra de su ser. Su voz le quemaba el alma, el calor de su viento que avivaba el fuego en su interior, la mano gentil sobre su mejilla repartiendo caricias, y esos ojos… esos ojos llenos de calma, de tenacidad, de amor infinito. Nadie le miraba con tanta adoración como lo hacía él, Sasuke lo sabía. Naruto estaba impregnado tan profundamente en él, lo tenía en sus venas, haciéndole hervir la sangre; todo su universo giraba en torno a poder ver esa sonrisa. Una vez más, solo una vez más.

Una sonrisa que no era suya.

Un nuevo suspiro, un lamento en su fuero interno que jamás fue dicho, pero lo gritaban sus ojos negros. Una palabra, una caricia más, ¿qué tan egoísta sería arriesgarlo todo por un beso?

—Voy a vivir, porque cada vez que imagino mi futuro, veo tu cara arrugada y mil canas en tu cabello, con la espalda encorvada y tu mano sobre mi hombro, sonriéndome como idiota, porque ya no tendremos las manos llenas, ni tendrás que ser Hokage ni yo un viajero. Seremos solo dos, hablándonos de los sueños que aún tenemos, riéndonos de nuestras memorias, porque todo esto al final habrá valido la pena.

Naruto sonrió tontamente ante sus palabras, con el nudo haciendo añicos su garganta y los ojos empañados. Ocultó el rostro contra el cuello de Sasuke, quien le rodeó la espalda con su brazo para mantenerle cerca. Sus dedos se perdieron en las hebras doradas de cabello, trazando figuras abstractas mientras él también reposaba la mejilla contra su hombro. No hizo falta hablar, no necesitaban decir nada más. Era suficiente tenerse así. Tenerse cerca bastaba para saciar sus corazones necesitados del otro, aunque sea por un instante efímero.

—No puedo olvidar, Sasuke.

Y Sasuke no dijo nada ante su insistente confesión. Su única respuesta, fue aferrarse con más urgencia al cuerpo de Naruto. No quería dejarle ir.

Pero tampoco podía quedarse.

 

 

Presente:

 

Sus dedos tamborileaban inquietos sobre la superficie del escritorio, observando con impaciencia a los presentes. Kakashi venía acompañado de una ninja médico especialista del área forense, y por la expresión afanosa que se revelaban a través de los ojos del Sexto, Naruto advirtió que las cosas eran mucho más serias de lo que hubiese imaginado. Él conocía muy bien a su maestro, y no necesitaba tener el rostro al descubierto para que el rubio pudiera comprender el mensaje que transmitía su mirada.

—¿Cuáles son las noticias?

Kakashi decidió ser él quien abordara el tema, dada la gravedad de las circunstancias y lo delicado de los descubrimientos, sabía que con Naruto no era una conversación que pudieran tomarse a la ligera. Por tal motivo fue Kakashi y no Shikamaru quien resolvió hacerle frente a la revelación de la información en esta ocasión. La kunoichi por su parte, cargaba consigo firmemente entre sus brazos la documentación respectiva que soportaba las evidencias de la investigación realizada por el equipo médico, absolutamente confidencial y protegido por varios sellos secretos de Konoha.

—Naruto —el de cabellos blancos murmuró, tomándose su tiempo para explicar—, se han examinado exhaustivamente los cadáveres hallados en la cercanía de la aldea, pero debo pedirte que conserves la calma frente a lo que vas a escuchar.

Al escuchar sus palabras, Naruto juró sentir como si su corazón hubiese empezado una carrera frenética saltando desesperadamente dentro de su pecho. Apretó sus puños vagamente, y su semblante permaneció estoico aunque por dentro la ansiedad empezaba a consumirle. ¿Qué tan grave era todo para que Kakashi tuviese que hacerle aquella advertencia? No necesitó preguntar, pues su maestro continuó por cuenta propia.

—En primer lugar —mientras Kakashi hablaba, la kunoichi extendió el folder con la documentación con una leve inclinación respetuosa hacia el Nanadaime, quien recibió con amabilidad y, mientras deshacía el sello, escuchaba atentamente al mayor—, se ha determinado que los cuerpos encontrados provienen de ninjas de la aldea del Pétalo, una villa pequeña que se formó por desplazados y familiares de los caídos en la última guerra. La causa del fallecimiento no puede ser explicada con precisión, pero se presume que es alguna clase de jutsu que mata desde adentro a su víctima, pues los tres contaban con la misma destrucción en sus tejidos y varios órganos dañados. No es algo que hayamos visto antes alguna vez,  así que la posibilidad de que se trate de un jutsu de línea sucesora todavía está en estudio.

El Séptimo comprendió todo a cabalidad y asintió, haciéndolo saber así, no obstante su ceja levemente alzada también avisaba que esperaba por el resto de la información. Kakashi, por supuesto entendió la señal, pero intentó encontrar las palabras adecuadas en su mente para poder exponer lo siguiente.

—Sobre las marcas en sus espaldas, efectivamente, se tratan de un mensaje que han intentado enviarnos: “destrucción”. Sin embargo, los hallazgos respecto a esas heri-

—¡No puede entrar aún, el Nanadaime está en una reunión! Tsk, qué problemático es esto…

La voz de Shikamaru interrumpió la conversación, seguido de un grosero portazo a la puerta que quedó abierta de par en par, revelando al otro lado del umbral la silueta de una mujer de edad avanzada, con las arrugas realzando con mayor énfasis el disgusto evidente en sus facciones.

—Lo que tengo que decirle a nuestro Hokage no puede esperar.

Todos los presentes giraron el rostro hacia la puerta para observar a los nuevos invitados. Shikamaru se excusaba con la mirada al no poder detener a la mujer, quien no lucía precisamente como si quisiera disculparse por la maleducada interrupción.

—¿Qué está pasando aquí-dattebayo? —Cuestionó el rubio, reconociendo a la mujer como la actual representante del Consejo de Konoha, quienes en el transcurso de los años todavía continuaba presente dentro del gobierno de la aldea.

Naruto intentó sonreír con cierta amabilidad, dedicándole posteriormente una mirada a Shikamaru quien no tardó en cerrar la puerta y caminar hasta posarse al lado del rubio. Kakashi suspiró con resignación, ya sabiendo de antemano el motivo de la presencia de la anciana en el lugar y sabía que las cosas estaban por llegar a niveles de fatalidad como no había ocurrido en años. Por su parte la kunoichi se sintió intimidada ante la presencia de tanta autoridad en un solo recinto, por lo que se limitó a permanecer en silencio, sin saber en dónde meter la cabeza.

—Es lo que necesitamos saber nosotros, Nanadaime. ¿Qué es lo que está ocurriendo aquí? —La anciana habló severamente, descolocando por unos momentos al rubio— espero que tenga una buena respuesta a lo que le voy a preguntar, porque no estamos dispuestos a seguir tolerando esta situación: ¿por qué está encubriendo las fechorías de Uchiha Sasuke?

Naruto parpadeó un par de veces, y sus ojos azules pasaron de Shikamaru a Kakashi, y de Kakashi a Shikamaru, como pidiendo una explicación a la pregunta que no entendía. Ninguno tuvo que contestar nada, pues la mujer continuó reclamando.

—Han corrido rumores desde hace varias semanas sobre Uchiha Sasuke, quien está ocultando información importante a los altos cargos sobre sus últimas misiones y descubrimientos. Y no solo eso, si no que al parecer, también regresó a Konoha y permaneció internado en el hospital cerca de una semana y solicitó que su estadía fuera un secreto, todo esto apoyado por su esposa, y muy seguramente por usted también, Nanadaime. Su esposa fue atrapada in fraganti intentando deshacerse de los registros médicos y por si fuera poco…

La pausa duró unos breves segundos, pero Naruto lo sintió eterno. Si antes su corazón bombeaba frenéticamente, esta vez se había detenido por completo pues ya no lo sentía en su pecho. Estaba anonadado, y la incredulidad no le dejaba procesar correctamente toda la información recibida.

—No me diga que no sabe las últimas noticias.

—¿De qué se supone que tengo que ent-

—Justo, hace un momento, estaba por entregarle la información al Hokage. —Kakashi interrumpió.

—Con todo respeto, Rokudaime, pero esta aldea no necesita líderes que cubran las espalda de potenciales criminales.

Al escuchar aquel término algo se disparó en la cabeza de Naruto, pero el raciocinio le ganó esta vez. Necesitaba mantenerse en calma, pero para alguien como él resultaba demasiado difícil sobretodo si el nombre de Sasuke estaba atado a algún comentario negativo sobre su pasado. Shikamaru apretó la mandíbula en clara tensión, queriendo refutar con todas sus fuerzas algo para defender a Naruto, pero sabía que por jerarquía no podía permitirse esas acciones.

La vista de la anciana se enfocó en la ninja médico, quien no refirió nada hasta el momento hasta que sintió todas las miradas sobre ella, exigiendo respuestas de su parte. Por un momento la muchacha se sintió morir y que en cualquier instante de ese encuentro sería su cabeza la que terminaría rodando por el suelo. 

—Bien… —La joven tomó aire profundamente y procedió a explicar— Sobre las heridas encontradas, se obtuvieron dos resultados: el primero está relacionado directamente con la herramienta con las que fueron infligidas estas marcas. Se trata de un kunai fabricado por la tienda de provisiones de herramientas que antes trabajaba para el Clan Uchiha.

Naruto soltó una carcajada con cierta amargura y su mirada no tardó en afirmarse. Sus manos permanecían empuñadas, como su único mecanismo para mantenerse en calma frente a las acusaciones que, claramente, estaban haciendo a su amigo sin fundamento alguno.

—¿Entonces está insinuando que el kunai pertenece a Sasuke? Esa tienda ha buscado nuevos mercados desde que el Clan Uchiha dejó de existir, cualquiera en todo el País del Fuego podría tener una herramienta proveniente de ese lugar-ttebayo.

La kunoichi negó rápidamente con el terror afianzado en sus ojos temerosos. Enojado, el Hokage lucía más intimidante de lo que alguien alguna vez pudo haber creído. Excepto la anciana consejera, por supuesto, a quien no le temblaba la voz debido a sus años como miembro del consejo y el respeto que se había ganado en la aldea.

—Además del kunai, también se encontraron muestras de material genético de Uchiha Sasuke en las heridas. —La joven mujer juraba que si no era la consejera la que cercenara su cabeza, sin duda lo haría Naruto, pues su cara era todo un poema que revelaba tan claro como el agua la ira que contenía en ese momento.

—De parte del consejo, he venido a decirle, Nanadaime, que si el sobreviviente de ese clan problemático está planeando algo contra Konoha, esta vez no seremos tan blandos para perdonar sus crímenes como lo hicieron durante el sexto gobierno. Hemos tenido mucha paciencia con esta nueva política en el que infructuosamente han intentado trabajar, pero para nosotros, Uchiha Sasuke sigue siendo un renegado tan indeseado como Orochimaru, por más que intenten tapar el pasado.

Un silencio denso y pesado se sentó entre las cuatro paredes de la oficina, que no tardó en ser reemplazado por una respiración profunda y posteriormente, el rechinar de la silla delatando que el rubio se había puesto de pie. El aterrador sonido de un fuerte estruendo producido por los puños de Naruto rompiendo un golpe seco enfurecido contra el escritorio exaltó a todos los presentes. Sus ojos se habían oscurecido a tal grado que parecían rojizos, sus colmillos sobresalieron casi inhumanamente y las marcas en sus mejillas se afianzaron a tal grado que resaltaban su apariencia de zorro. Naruto estaba a un nivel colérico de furia que desde hace años no despertaba, pero nadie, nunca, podría manchar el nombre de Sasuke y mucho menos frente a su propia cara. Finalmente, el sutil “crack” que resonó como eco fue el aviso de que el escritorio se había quebrado por el ímpetu con el que Naruto clavó sus puños.

—¡NO VUELVA A PRONUNCIAR EL NOMBRE DE SASUKE CON SU SUCIA BOCA! —El gruñido emitió un eco sobrecogedor que recorrió la espina dorsal de más de uno. Y aunque no se veía a simple vista, su chakra hervía a la par, pero era suficiente para todos con percibir la carga de su aura. —¡Cómo puede venir aquí a lanzar acusaciones solo basados en presunciones y supuestos! Sasuke es un ninja de Konoha, y como tal ya ha cumplido su condena con trabajo duro, ayudándome a reconstruir esta aldea y unificando a mi lado el mundo ninja. Todo lo que soy, todo lo que hemos logrado, ha sido gracias a su fidelidad y dedicación a Konoha. ¡Esta aldea sigue de pie y en paz porque él ha entregado más de diez años de su vida a protegernos!

Naruto no tomó aire en ningún momento. Su voz sonaba desgarrada, casi rota por la misma rabia que hacía arder la sangre en sus venas, quemándole, lastimándole, haciéndole doler cada rincón de su ser. Con su diestra señaló acusadoramente a la anciana consejera, quien aún no creía estar recibiendo esa clase de trato por parte del Hokage.

—Usted y toda esta aldea deberían estar agradecidos de poder dormir tranquilos por las noches gracias a los sacrificios de Sasuke.

—Ha sido una desgracia para esta sagrada aldea que el amigo de un criminal esté ocupando ese puesto como Hokage.

Otro golpe, esta vez con su palma abierta hizo vibrar el escritorio.

—Sasuke… —El murmullo tembló en sus labios y su respiración inestable no le dejaba coordinar correctamente las palabras— estoy seguro de que tiene una buena explicación para este malentendido.

—Nanadaime, su deber es proteger Konoha, no apoyar las decisiones erróneas de sus amigos. Por ser tan flexibles con los desertores, sobretodo los Uchiha, es que ha habido caos y destrucción. El apellido Uchiha solo está relacionado con los peores eventos de nuestra aldea, y-

—CÁLLESE. ¿Qué diablos pueden saber ustedes? ¡Sasuke no es un criminal! Y si vuelvo a escuchar algo como eso LE VOY A-

—¡Naruto! —Kakashi interrumpió, posando una mano en el hombro de su ex-alumno en un intento por calmarle. Estaba seguro de que de no hacerlo, Naruto se arrepentiría por haber reaccionado tan impulsivamente.

El rubio reaccionó de inmediato, cerrando una vez más, sus puños con impotencia y apretó sus ojos con fuerza, intentando por todos los medios olvidar todas aquellas crueles palabras dirigidas hacia Sasuke. No podía soportarlo.

—Averiguaré personalmente qué es lo que está pasando. Le garantizo que es una confusión, y que Sasuke nos aclarará todo y juntos seguiremos velando por la paz de Konoha como hasta ahora. No hay necesidad de alarmarse tan prematuramente ni sacar conclusiones sin mayor evidencia.

—Como Rokudaime, también me haré responsable y le haré frente a esta situación. Estamos trabajando para descubrir la verdad sobre estos eventos.

—Rokudaime —Por primera vez en varios minutos, la anciana decidió hablar—, entiendo su posición, pero ellos ya no son unos niños. Uzumaki Naruto es el Hokage ahora, no tiene que tomar en su espalda la responsabilidad por sus acciones. Si ese Uchiha está obrando contra la aldea, será el Nanadaime quien responda. Si esto llega a los oídos de los otros kages tendremos problemas con la Alianza. Lo mejor es convocar una junta interna.

—Me haré cargo-dattebayo —replicó inmediatamente, con absoluta determinación—. Y puede hablar con mi consejero Shikamaru sobre las fechas.

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La espesa neblina que nublaba lo que debería ser el precioso paisaje colorido de aquel bosque de flores le indicó a Sasuke que algo no marchaba bien. En varias ocasiones tuvo la oportunidad de recibir acogida en la aldea del Pétalo, y reconocía que pese a ser una villa bastante pequeña y con una economía en lento crecimiento, las calles eran sumamente organizadas y bonitas, y las zonas circundantes llenas de bosques con hermosos campos de flores, cascadas y ríos que mantenían vivo el verde de todo el lugar. Su particularidad, justamente, era la flora y por tal motivo habían nombrado la recién fundada aldea como Pétalo.

—Sé que estás aquí. Acabemos con esto.

Una tenue masa de chakra traslúcida invisible para ojos normales no pasó desapercibida para la aguda visión de su rinnegan. La masa iba de un lado a otro, a la velocidad de un rayo, subía y bajaba, iba de derecha a izquierda, y luego dibujaba trazos circulares por aquí y por allá.

—¿Así que ya has decidido venir voluntariamente a mí? —La risa sardónica que llenó sus oídos fastidió a Sasuke—. Es grato saberlo, porque no deseaba matarte innecesariamente, ni mucho menos lastimar tu preciada aldea.

Una nueva carcajada le siguió a la aparición de varios flashes de colores alrededor de la masa de chakra, que poco a poco fue tomando la silueta de una forma humana.

—No vas a matarme, ni vas a tocar lo que es preciado para mí, porque tú vas a morir aquí mismo.

Y mientras pronunciaba aquellas palabras, la profunda luz roja de su ojo derecho se encendió y el destello lila de su ojo izquierdo anunció que estaba listo para el enfrentamiento.

—Uchiha Sasuke… —El hombre juntó sus manos entre sí y se estiró lo suficiente para hacer tronar sus dedos desagradablemente— tu arrogancia me enferma.

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—Naruto, entiendo que te cueste calmarte, pero necesitas ser más racional. Tu reputación como Hokage está en juego, esa no fue la manera apropiada de dirigirte a la representante de la junta del Consejo.

—¡Kakashi-sensei, sé que tienes razón! Pero yo no puedo tolerar que pisoteen el nombre de Sasuke de esta manera.

—Aún así, Nanadaime —fue Shikamaru esta vez quien, con más libertad, se permitió dar más opiniones sobre el tema una vez se quedaron solos los tres—, es mejor que no seas tú quien se precipite a reaccionar. Nunca ha sido un secreto que Sasuke ha estado bajo la mirada de muchos altos cargos aquí y que aún después de todo lo que ha hecho por Konoha, no confían en él. Lamentablemente, lo cierto es que lo que está haciendo es bastante sospechoso.

—¿Tú sabías de esto, Shikamaru? ¿Y Sakura-chan también? ¿Por qué nadie me había dicho nada? ¡No lo entiendo, dattebayo!

—Para evitar reacciones como la que tuviste hoy. —Se excusó el consejero, permitiéndose dejar un breve suspiro—. Todos saben en el País del Fuego saben lo rápido que te alteras cuando el nombre de Sasuke sale a protagonizar algún evento. Ni Sakura ni yo estábamos de acuerdo con aceptar la petición de Sasuke de no revelarte nada de su estadía en el hospital, pero pensamos que al final era mejor decisión que él te dijera las cosas. Al parecer nunca lo hizo, tal como suponíamos.

—Iré a buscar a Sasuke. —Naruto se puso de pie, dispuesto a tomar la túnica que reposaba en el espaldar de su asiento, pero Kakashi fue más rápido al detenerle verbalmente.

—Es mejor que permanezcas en la aldea, si sales de aquí no sabemos cómo podrían ponerse las cosas. Yo iré a buscar a Sasuke.

—¡Pero, Kakashi-sensei!

—¡No seas imprudente, Naruto! —Reprendió Shikamaru.

Naruto permaneció en silencio, aunque las dudas se acumulaban pesadamente en su cabeza y ya empezaba a sentirse mareado con tanta información incomprensible.

—Anoche…. anoche ese bastardo escupía sangre, pensó que estaba dormido y que no lo noté —apretó sus puños y su mandíbula se tensó dolorosamente—. Sé que lo que está ocultando pone su vida en peligro. Sé que Sasuke me necesita ahora, y que el motivo por el que no ha pedido ayuda es porque no quiere poner una carga más en mis hombros. Él siempre ha sido así… siempre está cuidándome, cuidándonos, siempre ha estado solo. Kakashi-sensei, Shikamaru, lo siento… pero esta vez las cosas se harán a mi modo.

Los otros dos le observaron en silencio y se miraron mutuamente, como comprendiendo en silencio los sentimientos de Naruto. El sonido de la puerta les sacó de sus cavilaciones, y pidiendo permiso con la mirada, Shikamaru se acercó lo suficiente para recibir a quien sea que estuviese buscando al Hokage.

Una sonrisa densa y agotada se dibujó en los labios de Naruto que intentaba mostrar amabilidad pero la calidez jamás llegó a sus ojos.

—Bienvenidos-ttebayo. —Saludó el rubio, pretendiendo que no había estado alterado momentos atrás. —¿Terminaron su misión exitosamente, Equipo 7?

Konohamaru, Boruto, Sarada y Mitsuki asintieron afirmativamente, aunque ninguno lucía particularmente entusiasmado. Luego de un breve intercambio de información en donde el Hokage pidió que los reportes fueran dados a Shikamaru pues él tenía algo urgente que resolver, Konohamaru y Mitsuki partieron de la oficina, pero Sarada insistió en quedarse con tanto desespero que Naruto no pudo negarle algo a la más joven.

Boruto se mantuvo cruzado de brazos, mirando con desgano a su padre.

—Nanadaime. —Sarada titubeó por un momento, tantas miradas encima le ponían nerviosa, pero lo que quería decirle era aún más importante. —¿Es verdad…? ¿Es verdad que papá está planeando algo contra la aldea?

Boruto resopló y Naruto abrió los ojos de par en par, completamente anonadado.

—¿De dónde has escuchado esa tontería, Sarada? —La poca calma que consiguió hasta el momento comenzaba a esfumarse y el calor se expandió por todo su cuerpo.

—Los aldeanos —fue Boruto quien respondió, al ver a Sarada inquieta—, es de lo único que se está hablando. ¡Apenas entramos a la aldea empezamos a escuchar esos rumores-ttebasa!

—Algunos dicen que él era un criminal peligroso, que nuestro clan está maldito —Sarada empuñó sus manos y sus ojos se humedecieron, pero le avergonzaba mostrarse tan débil ante el Hokage.

El silencio fue tortuoso entre esas cuatro paredes. Todas las miradas caían sobre el mayor de los rubios, como esperando cualquier reacción de su parte.

—Todo esto es un infortunado malentendido que vamos a resolver. Sasuke es el protector de este mundo, no un enemigo. Y tú debes estar orgullosa de ser una Uchiha. Boruto, Sarada, no esparzan más esos rumores y permanezcan en silencio. Alguien intenta manchar el nombre de Sasuke, pero nosotros no vamos a permitir eso, ¿verdad-dattebayo?

Esta vez trató sonreír un tanto más espontáneo, en un intento de darle seguridad a la Uchiha, pese a que Boruto al ser tan perspicaz no estaba demasiado convencido, incluso dentro de toda la admiración que sentía hacia su maestro, muchas de las cosas que se murmuraban en la aldea tenían sentido.

En un impulso, Naruto estuvo dispuesto a salir corriendo de la oficina, pero la mano de Kakashi sobre su pecho le detuvo.

—Naruto. —El de cabellos blancos habló firmemente— Entiendo que esto se está saliendo de tus manos, pero no es el momento de ser impulsivo.

La silueta del mayor se esfumó en una nube de humo, dejando incrédulos a todos los presentes. Kakashi había desaparecido.

—¿Un clon? —Los más jóvenes parpadearon y se miraron confundidos.

—Naruto —Shikamaru habló—, yo iré a averiguar quién, por qué y cómo se ha filtrado información confidencial tan rápidamente por la villa. Me encargaré de llegar a la base de esta cadena. Tú deberías ir al hospital y hablar con Sakura.

El rubio resopló con frustración, pero con los genin presente, tenía que controlar sus actos si no deseaba preocupar a Sarada. No significaba que se quedaría cruzado de brazos.

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—Siento su olor cada vez más cerca, pero percibo algo más. Otro tipo de chakra… es muy maligno.

Kakashi, quien seguía su trayecto a través del espeso bosque, iba guiado por el olfato de Pakkun. Esa mañana apenas Shikamaru le dijo que Sasuke se marchó de la aldea nuevamente supo que algo estaba mal, su aguda intuición jamás fallaba, y por eso había decidido emprender marcha tan pronto se enteró de su partida para poder alcanzarle pese a que Sasuke le llevaba algunas horas de ventaja. Sin embargo, optó por dejar un clon en Konoha por si tenía que encargarse de algunas otras cosas, sobretodo respecto a las emociones descontroladas del Hokage.

—Debe estar con el enemigo. —Kakashi afirmó, frunciendo el ceño con inseguridad.

—Es posible. Sin embargo, el olor permanece en el mismo lugar. No se ha movido del perímetro.

—Sea lo que sea que esté ocurriendo, debemos darnos prisa. Tengo un mal presentimiento sobre esto.

 

.

.

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—Lo siento, Naruto.

Sakura dejó escapar un suspiro resignado y la preocupación se reflejaba en sus nublados ojos verdes.

—Dímelo todo ahora-dattebayo.

La pelirrosa asintió con angustia y con un gentil movimiento de su mano le invitó a ingresar a uno de los consultorios y así tener más privacidad. Luego de asegurarse de que nadie más escucharía, prosiguió.

—Sasuke-kun… —hizo una pausa, tratando de coordinar sus palabras. La mirada la mantuvo contra el suelo todo el tiempo antes de encarar a su amigo— lo encontré hace casi una semana cuando fui a despedir a Sarada en la entrada de la aldea. Estaba muy lastimado.

—¿Y qué ocurrió?

—Aquel día perdió la conciencia en mis brazos a causa de la hemorragia. Bajo el efecto de los sedantes, me pidió que me cuidara, y que cuidara de ti y de Sarada, que él debía estar lejos. Cuando despertó intenté cuestionarle sobre lo que dijo pero refirió no recordar nada y solo me ordenó que no te dijera ni una palabra de su regreso, y que una vez estuviera mejor, resolvería sus problemas.

—¿Realmente no tienes idea de su situación? ¿no sospechas de algo? ¡Sakura-chan, eres su esposa, dattebayo! —Alzó el tono de voz con desespero y se frotó el cabello impaciente.

—Podré ser su esposa pero Sasuke-kun nunca dice nada. ¿Te lo ha dicho a ti, que eres su mejor amigo? ¡Así es él!

Naruto calló por largos momentos que resultaron dolorosos. Maldijo en voz alta y Sakura estuvo a punto de romperse en llanto, pero se mantuvo estoica.

—Anoche llegó a casa —agregó, y Naruto se alertó de inmediato—, no se veía nada bien. Solo tosía sangre una y otra vez, así que le examiné. Encontré algo bastante perturbador que antes no entendía, pero después de ver los resultados esta mañana de los cuerpos hallados pude hacer la conexión. Sasuke-kun fue herido con el mismo jutsu por el que murieron esos shinobis. Quien le haya atacado, tiene gran capacidad para manejar la circulación de chakra de su oponente, pero a un nivel mucho mayor. Nuestras células se alimentan de chakra, así que cuando esta persona tiene acceso a nuestro sistema, no solo logra alterar nuestra capacidad de moldear energía si no que destruye las células y en consecuencia, los tejidos. Si Sasuke-kun no hubiese llegado a tiempo anoche, su pulmón derecho estaría colapsado. Acabo de pasar esta información al resto del equipo médico para seguir estudiando este jutsu, de lo único que estoy segura ahora mismo es que es un proceso que no se detiene y Sasuke-kun podría estar en peligro si se enfrenta solo a este enemigo.

Naruto llevó la diestra a su frente y frotó su sien, tratando de no perder el control al escuchar aquellas palabras. Se maldijo una y mil veces en silencio, y se reprochó a sí mismo haber permitido que el tiempo pasara en lugar de escuchar a su intuición apenas sintió que algo iba mal. Al final del día era su culpa y de nadie más, que Sasuke estuviera en esa situación.

—¿Naruto?

El rubio no se percató del tiempo en que estuvo mentalmente ausente, castigándose por todo. Quiso sonreír pero en su cara solo se plantó una mueca difusa que hablaba de angustia y temor. Sin decir ni una palabra más, el Séptimo se dio media vuelta para clavar su vista en la ventana del consultorio. No perdió tiempo para romper los cristales de un puñetazo y saltar desde allí, apoyándose del marco, con la intención de marcharse de la aldea. Si no hacía algo pronto se arrepentiría el resto de su vida.

—¡Naruto! —Sakura gritó su nombre a todo lo que dieron sus pulmones, cuestionándose qué tan mala idea había sido contarle lo que sabía. Decidió entonces perseguirle, saliendo como pudo del consultorio para ir tras su amigo. —¡Naruto, espera!

Pero Naruto no escuchaba razón alguna, y saltando de techo en techo, se abrió camino a través de la aldea ignorando cualquier llamado. Solo tenía una cosa en mente: proteger a Sasuke.

No obstante, antes de continuar el camino tuvo que detenerse en seco. En medio de su agitación, la neblina oscura que se extendió paulatinamente como manto por todo el cielo en el área de Konoha le hizo estremecer. Aquella energía tan perversa que comenzaba a respirarse en el ambiente le obligó a elevar la vista y fue cuando confirmó que, efectivamente, algo comenzaba a cubrir toda la periferia de la aldea, haciendo que el solo hecho de intentar tomar aire se tornara difícil. Sakura se detuvo junto a Naruto, igualmente confundida por lo que estaba ocurriendo.

—¿Qué…?

Pero ninguno de los dos tuvo tiempo de decir algo más. En medio de la oscuridad que convertía el día en noche intempestivamente, varias burbujas de colores se dibujaban en un punto alto justo sobre el monumento a los hokages. Naruto frunció el ceño, tratando de identificar la presencia desconocida a tantos metros de distancia.

—¡¿QUIÉN ERES?! —Gritó el rubio, llamando la atención de las personas que caminaban por las calles de la villa, quienes observaban con temor e incredulidad el evento inesperado que amenazaba la seguridad de Konoha.

Olía a peligro.

Las burbujas tomaron forma poco a poco, delatando la silueta de un hombre joven, colmillos desgastados, mirada afilada y largo cabello azul. Estaba cruzado de brazos, observando con una sonrisa autosuficiente a cada uno de los presentes, hasta que sus ojos castaños se posaron directamente en su objetivo: el Hokage. 

—¿Que quién soy? —Repitió, extendiendo sus manos hacia el cielo con energía. —Yo soy…

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.

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—Nimura Tomohisa —fue la voz de Sasuke la que vibró con el viento—. Así que esta vez en lugar de huir, has enviado un clon para enfrentarte conmigo. Pero no es cualquier tipo de clon… —pensó— estoy seguro de haberle atravesado con mi chokutō, pero aún así… es como haber atacado a una sombra. ¿Acaso es una técnica parecida al kamui de Obito? No, es algo más. —Sasuke frunció el ceño, sosteniendo firmemente su katana contra el pecho empalado de su enemigo, quien mantenía la sonrisa en su rostro— ¿Dónde está el tú original?

—¿El yo original? —Tomohisa torció una sonrisa, haciendo desaparecer su forma como vaho en el viento y volvió a tomar su figura humana a unos cuantos metros de distancia. —Podrías tratar de averiguarlo en lugar de perder el tiempo enfrentándote a un clon.

Sasuke mantuvo su posición de ataque, apuntando directamente con su katana al de cabellos azules.

—Ya veo —asintió el Uchiha, endureciendo sus facciones—, sabes que no estás en condiciones de enfrentarte a mí directamente, por lo que tu objetivo es ponerme entre la espada y la pared. ¿No es así?

—Sabía que no sería tan fácil contigo —el peliazul llevó un mechón de cabello tras su oreja—, aunque tenía fe en que serías un hombre sensato y en lugar de poner en riesgo la seguridad de tu aldea, escucharías mi propuesta y te unirías a mí sin oponerte. De cualquier modo estás equivocado en algo… —llevó ambas manos al frente, formando un sello con sus dedos— porque eres tú quien no está en condiciones para enfrentarse a mí.

Una sonrisa fue suficiente para activar su técnica y Sasuke se encogió sobre sí mismo, adolorido, con un hormigueo punzando dolorosamente la herida aún fresca en su costado derecho.

—¡Agh...! —Gimió asfixiado, dejándose caer de rodillas al suelo mientras trataba de mantener sus ojos abiertos. Incluso si sentía que su cuerpo comenzaba a quemarle hasta el punto de desear arrancarse la piel, no podía bajar la guardia.

—Es solo un recordatorio del regalo que te di en nuestro anterior encuentro. Y una muestra de lo que podría experimentar los habitantes de tu aldea y, sobretodo, el Hokage que tanto intentas proteger.

Con las piernas temblorosas por el dolor, Sasuke se puso de pie nuevamente, intentando erguirse tan valientemente como pudo. Jadeante, con algunas perlas de sudor humedeciendo su frente, estaba decidido a que nadie pondría un dedo sobre lo que ama.

—Ya te lo dije, Tomohisa: no tocarás lo que es preciado para mí, porque irás de vuelta al sitio de donde te saqué.  “Pero es cierto que me tienes acorralado en un laberinto sin salida. Ahora mismo, no tengo demasiadas opciones”.

Sasuke dio un barrido visual al escenario, procesando rápidamente todas las alternativas posibles. Fue entonces que una voz taladró en su cabeza y le hizo sonreír para sí mismo con melancolía.

"Tú le has dado un sentido a mi vida, por eso, si tú me faltaras, yo perdería la cordura. No sabría qué hacer ni a dónde ir… jé, puedes culpar al sake, estará bien, dattebayo. Así que vive, tienes que vivir. Solo así yo podré vivir. Vive, o te estarías llevando todo de mí contigo"

Cuando una ráfaga de chakra oscuro cayó contra él, Sasuke extendió la primera etapa del brazo de su Susanoo para protegerse, notando cómo quedaban algunas grietas en su manto de chakra.

—Supongo que… yo tampoco puedo olvidar, Naruto.

Su sonrisa se extendió un poco cuando el recuerdo de Naruto le hizo recuperar la fortaleza. Él era su viento, el que mantenía la llama de su voluntad de fuego encendida. Viviría para él. Por él.

 

 

Notas finales:

Un capítulo más y por fin comenzará la odisea-drama super-duper romántica entre Naruto y Sasuke, además de que también sabremos (en el siguiente) qué era lo que tanto ocultaba nuestro Uchiha. 

Muchas gracias por seguir esta historia, ¡nos leemos en el siguiente capítulo! 

 

Próximo capítulo: vals de viento y fuego

Los gritos desesperados de dolor hicieron eco por toda Konoha. Las víctimas se retorcían adoloridas en el suelo, con lamentos desgarradores. Algunos escupían sangre, las pieles de otros comenzaron a quemarse. Varios de los alfileres de chakra cayeron sobre Naruto, empujándolo contra el suelo cuando los sintió clavarse en su cuerpo, atravesando el manto protector que Kurama le ofrecía.

—¡AAAGH!

Tomohisa sonrió satisfecho, viendo los resultados de tantos años de espera.

 

 


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