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Ancora qui por nunu

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Notas del capitulo:

¡Hola!

He vuelto con un nuevo capítulo, cumpliendo mis promesas como siempre, ah. Creo que no me canso de agradecer el apoyo tan bonito que le están dando a este fic, siempre terminan dejándome con una sonrisota por sus comentarios, me alegra un montón saber que no solo yo disfruto escribiendo, si no que hay personitas que disfrutan leyendo este pedacito de locura que he traído.

No siento más, ¡bienvenid@s y espero disfrutes la lectura!

PD: realmente SUFRÍ DIEZ RÍOS porque como dije antes, el shonen no es lo mío, perdón de antemano(?) 

 

Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto y yo solo aporté un granito de ideas para que el NS al fin sea feliz como merecen.

Sin esperar orden alguna el escuadrón ANBU se alineó estratégicamente para enfrentar la inesperada amenaza. Sorprendidos al notar que estaban encerrados en una especie de barrera de chakra electrizada, el jefe del equipo se acercó al Hokage para informar la situación, mientras observaba en la distancia al hombre desconocido levitando a varios metros con sus brazos extendidos al cielo.

—Lleven a los aldeanos a un lugar seguro, no sabemos lo que está planeando este sujeto y es mejor despejar el área —ordenó el Séptimo—. Sakura-chan, tú también.

—Pero, Naruto… ¿planeas enfrentarte solo a él?

—Estoy seguro de que esta es la persona que ha lastimado a Sasuke. Si es así, debe ser alguien muy peligroso, y nos tiene encerrados en su barrera. Los ANBU y yo nos encargaremos de detenerle.

—Si es quien ha herido a Sasuke-kun, yo también debo luchar. ¡Nadie pondrá un dedo sobre los miembros de mi familia!

—¡Sakura-chan! —reprendió con severidad— si realmente quieres proteger a tu familia, quédate con Sarada en un lugar seguro, dattebayo.

—¡Hokage-sama! —otro miembro del equipo ANBU se acercó agitado— La barrera está extendiéndose poco a poco por toda la villa, ¿cómo lo detenemos?

Naruto empuñó sus manos, preocupado por la situación. En un momento como ese, desconociendo todas las habilidades y las intenciones del enemigo, era muy difícil planear una estrategia eficaz.

Pero él no era alguien capaz de pensar racionalmente en un momento como ese.

—¡Vamos, Kurama!

Su cuerpo fue protegido por la espesa y brillante capa de chakra que le proveía Kurama, otorgándole aquel aspecto intimidante que hizo que muchos le miraran con asombro, poco acostumbrados a ver aquella faceta poderosa de su Hokage.

—¡Naruto, ten cuidado!

Sakura gritó, suspirando con angustia antes de mirar al ANBU. Lo mejor que podían hacer era llevar a las personas a un lugar seguro, tal como Naruto lo dispuso.

Con la velocidad de un rayo, Naruto se detuvo justo en la cima de la montaña de los Hokages y tomó impulso para elevarse a la misma altura de su enemigo y lanzarle el primer golpe, que fue bloqueado por el brazo ajeno. Inmediatamente una danza de puñetazos sonoros cargados en chakra y patadas en el aire se inició entre los dos, aunque los demás solo podían ver dos flashes, uno de luz amarilla y otro de luz azul, por la velocidad a la que se enfrentaban.

—¿Quieres a Sasuke, verdad? —Inquirió el rubio a todo pulmón, cruzando mirada con su enemigo justo antes de elevar su pierna derecha para bloquear un ataque de su parte —¡¿Qué planeas hacer en esta aldea?!

—¿No son demasiadas preguntas, Hokage-sama? —Replicó con burla, apartándose varios metros.

—¡No me jodas! —Los destellos de su chakra se tornaron más rojizos, preso de la furia.

Naruto extendió varios de los brazos formados por las colas de Kurama en dirección a Tomohisa, quien intentaba esquivar los golpes con extrema dificultad. El rubio logró atraparle con uno de los brazos y lo estrelló contra la superficie de la montaña, ocasionando un estruendoso sonido y levantando una nube de humo. Inmediatamente Naruto acortó la distancia, dispuesto a noquearlo con un rasengan hecho con otra de las colas.

—¡Habla de una maldita vez-dattebayo!

El rasengan golpeó contra el suelo, dejando en consecuencia grietas profundas. Tomohisa había logrado hacer un jutsu de reemplazo y se levantó tras Naruto, lanzándole una ráfaga de kunais explosivos que, por supuesto, no tardó en esquivar.

Las explosiones nublaban su vista a causa del humo, pero se mantuvo siempre alerta y protegido gracias a Kurama.

—Si sigues atacándome, no podré decirte lo que quieres saber.

El fuerte viento agitó los cabellos azules de Tomohisa mientras volvía a levitar. Naruto se elevó también, esta vez preparando varias bolitas pequeñas de bijuu-dama.

—Eso pensaba. —Añadió Tomohisa, manteniendo aquella sonrisa sardónica que comenzaba a tornarse insoportable para Naruto.

El Hokage permaneció estoico, esperando con impaciencia.

—Voy a contarte una historia, esa de las que nadie habla porque están más ocupados por alabar a los héroes. Los mal-llamados héroes. —Sus ojos se tornaron más oscuros, al recordar el motivo de sus acciones. Su voz sonaba llena de repudio, profunda, amarga— Hace muchos años, tantos que ya no puedo recordar, existía el clan Nimura en el País del Remolino. Éramos vecinos del clan Uzumaki, tan poderosos como ellos, y así como ellos eran conocidos por su longevidad y sus jutsus de sellado, nosotros teníamos la habilidad temida de controlar el chakra de nuestros oponentes por lo que en caso de una guerra, tendríamos la victoria asegurada. Nadie podría contra los Nimura. Pero éramos un clan pacífico, deseábamos la paz y la prosperidad para nuestro país. Jamás obramos mal, y nos dedicábamos a entrenar shinobis con poca experiencia para que pudieran controlar su propio chakra y tener mejores técnicas. Éramos considerados una cuna de entrenamiento militar. Cuando comenzaron los rumores de una posible guerra, el País del Remolino empezó a dividirse, cada aldea con sus propios intereses, y cada clan… queriendo tomar el control militar. Fue entonces cuando todos se lanzaron contra los Nimura, temiendo que nuestro poder sería una ventaja, nos convertimos en el objetivo principal no solo de nuestro propio país, si no de los países vecinos. Incluyendo esta maldita aldea que aún sigue en pie.

Tomohisa hizo una pausa y sus facciones se desfiguraron completamente, las venas en sus ojos enrojecidas y su frente marcada, la forma torcida de sus labios y la mano que tiraba constantemente un puñado de su camisa, delataban la ansiedad que le estaba consumiendo, en un estado psicótico.

—El clan Uzumaki se unió a otros clanes, y al darse cuenta de que gracias a nuestras habilidades poseíamos lo más cercano a la inmortalidad, recurrieron a hacer desaparecer a los Nimura con sus jutsus de sellado, enviándolos a todos a una dimensión paralela, donde solo existe la amargura, el dolor, vagando eternamente mientras contemplamos el transcurso de la vida aquí en este plano sin poder cruzarlo. Todos felices, ¡todos viviendo! ¡Y nosotros sellados en un infierno del que jamás podríamos salir! —Llevó ambas manos a su cabello y jaló varios mechones que se enredaron entre sus dedos. Naruto le observó fijamente, incrédulo— pero… pero yo logré sobrevivir. Así que escapé, huí y me oculté y escondí también capacidades especiales. Viví una vida solitaria, consumiéndome en mis deseos de algún día poder levantarme y tomar venganza por mis propias manos. Entonces pasaron los años y una nueva guerra estalló: la tercera guerra ninja. Era mi oportunidad, logré unirme como infiltrado en el ejército de otra aldea y estaba a tan solo un paso de cumplir mi objetivo, pero un ninja de Konoha me detuvo. Un hombre que se hacía llamar Minato descubrió la única forma de derrotarme, y fui sellado también. Él se convirtió en un héroe y yo miraba los días pasar, vagando en ese infierno eternamente. Las almas que fuimos selladas nos llenamos de oscuridad, estamos podridos por dentro, ansiábamos la libertad y volver a recibir aire en nuestros pulmones. No sé qué es día ni qué es noche, solo existía quemándome en esa oscuridad, y lo único que me sostuvo fue la idea de algún día ser libre. Pero entonces, pasó… el destino puso en mi camino la puerta a un nuevo mundo. Un hombre cruzó hacia nuestra dimensión, se refirió a sí mismo como un viajero interdimensional. Cuando lo vi... supe de inmediato que en esos ojos estaba mi salvación, mi boleto de vuelta a este mundo. Él desconfiaba de mí, pero traté de ganarme su confianza ayudándole a recorrer la dimensión en la que estaba sellado. Le mostré lo mejor de mí, arriesgué mi vida yendo a los huecos más profundos de ese inframundo para que él obtuviera la información que necesitaba para proteger a su aldea y fue de ese modo que en agradecimiento, este hombre me devolvió la libertad. Su nombre es Uchiha Sasuke.

Los ojos de Naruto se abrieron de par en par al escuchar el nombre de su amigo y de inmediato empuñó sus manos. Tomohisa continuó.

—Finalmente, una vez pisé este plano, decidí que necesitaba encontrar el modo de que Sasuke abriera un portal para que las demás almas selladas pudieran venir a este mundo y así, juntos iniciaríamos nuestra venganza. Haríamos conocer a todos el mismo infierno por el que estuvimos nosotros por tantas décadas. Sasuke era la única persona con las habilidades y poder suficiente, el poder de un dios, para ayudarnos a todos a cruzar. Le conté una conmovedora historia y empaticé con él y la desaparición de su clan. Por supuesto, no le dije de mis planes de destruir este mundo... —Soltó una carcajada amarga y nuevamente, su semblante se endureció— Cuando estaba abriendo el portal para ayudarme a traer a "mi familia", lo entendió, no sé cómo lo hizo pero lo percibió todo. Se dio cuenta de todo el chakra maligno y de mis reales intenciones. Sasuke cerró el portal y decidió devolverme al lugar del que me trajo. Sin embargo él desconocía mis capacidades, y dejé en su cuerpo la marca de mi chakra que destruye las células desde adentro y descompone todo el organismo. Sí, una habilidad que obtuve gracias a estar tanto tiempo encerrado en ese lugar tan podrido.

Las bijudamas de Naruto se hicieron más grandes mientras su chakra hervía en la furia más pura, pero Tomohisa no parecía intimidado en lo absoluto.

—Y ya que Sasuke no está dispuesto a darme lo que necesito voluntariamente, entonces lo haré por la fuerza. En un principio pensé en destruir tu preciada aldea para honrar el nombre de mi clan, después de todo, aquí nació Minato, ¿verdad? Uzumaki Naruto… —Una capa de chakra oscura, con ramificaciones comenzó a proteger su cuerpo— decidí que ahora mismo, me sirves más vivo que muerto. Te usaré para traer a Sasuke a mí. Y luego acabaré con los dos.

Antes de que Tomohisa hiciera cualquier cosa, Naruto lanzó las bijudamas, pero el peliazul logró desintegrarlas en el aire, extendiendo sus manos para cubrirlas con su chakra y hacer desintegrar las bolas de energía. Inmediatamente, sus brazos se elevaron al cielo y las mismas ramificaciones de su cuerpo comenzaron a esparcirse por la barrera oscura que tenía sobre toda Konoha. Segundos después una ráfaga de alfileres de chakra caía como tormenta sobre toda la aldea, explotando todo a su paso y clavándolse en los ANBU y las personas que todavía transitaban por la villa y que hasta ahora no había conseguido evacuar.

Los gritos desesperados de dolor hicieron eco por toda Konoha. Las víctimas se retorcían adoloridas en el suelo, con lamentos desgarradores. Algunos escupían sangre, las pieles de otros comenzaron a quemarse. Varios de los alfileres de chakra cayeron sobre Naruto, haciéndolo caer contra el suelo cuando los sintió clavarse en su cuerpo, atravesando el manto protector que Kurama le ofrecía.

—¡AAAGH!

Tomohisa sonrió satisfecho, viendo los resultados de tantos años de espera.


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“Todo lo que puedo hacer ahora es usar técnicas defensivas, nada de lo que haga tocará a este clon” Sasuke pensó, retrocediendo varios pasos mientras estaba protegido por su Susanoo, que a esas alturas comenzaba a mostrar más y más grietas, “pero tampoco me dejará escapar, me seguirá si intento huir… necesito regresar a Konoha”.

Sasuke continuaba bloqueando los ataques que llegaban hacia él, pero sabía que sus movimientos poco a poco se iban haciendo más lentos y menos precisos, le costaba hacer uso de su propio chakra a esas alturas y estaba seguro de que era por aquella herida. Tomohisa le tenía controlado, estaba consciente, pero a esas alturas, le preocupaba más lo que pudiera hacer contra la aldea que contra sí mismo, después de todo, sabía que Tomohisa le necesitaba vivo para abrir el portal.

Fue entonces que, en medio del análisis de la situación, notó algo que antes había pasado por alto: cada vez que el clon lanzaba un ataque, por breves segundos su figura se distorsionaba, como si se tratase de un holograma. Sasuke sonrió para sí mismo al entender lo que estaba sucediendo.

—Muy bien, es hora de que te vayas.

Sasuke se detuvo y haciendo uso de la inestable fuerza que tenía, con su mangekyo trató de mantener el Susanoo activo tanto como pudo y su ojo izquierdo brilló por efímeros instantes para abrir un portal.

El clon de Tomohisa frunció el ceño, y terminó por sonreír.

—Entonces ya te diste cuenta —dijo—, pero estar del lado del bien te ha vuelto menos perspicaz de lo que pensaba. Te has tardado.

—Lo admito, me he vuelto un poco lento —replicó, con aquella altitud altiva que le caracterizaba—, pero te agradezco por el entrenamiento.

Aquel clon estaba hecho con chakra residual de las almas selladas en la otra dimensión, por lo que era un clon virtual que si bien podía atacar, no podía ser tocado.

Su ojo izquierdo se enfocó, tratando de mover el portal en dirección hacia el clon. Tomohisa intentaba escapar pero sus movimientos no eran tan rápidos, después de todo el original había hecho uso de gran cantidad de chakra, dejando poco a disposición. Sasuke se sorprendió a sí mismo al descubrir su capacidad de mover el portal, aunque lento y con demasiado esfuerzo, consiguió reunir suficiente energía en la distorsión para poder succionar el clon y dejarlo atrapado. Rápidamente selló el portal, el Susanoo se deshizo y él cayó al suelo, sin energías. Aquello le había consumido demasiado y nuevamente, la herida volvía a hacerle retorcer de dolor.

—Necesito…

Por un momento creyó perder la consciencia, pero unas manos grandes se posaron sobre su hombro.

—¡Sasuke!

El Uchiha ladeó el rostro y sonrió agotado.

—¿Te has quedado ayudando a una anciana en el camino y por eso has tardado, Kakashi?

El peliblanco le miró apenado aunque soltó una carcajada por lo bajo y le ayudó a ponerse de pie. Las piernas de Sasuke tambalearon, y pasó su brazo por el hombro de su ex-maestro para mantener el equilibrio.

—Mira todos los dolores de cabeza que nos has causado.

—Lo siento —Sasuke suspiró—, pero creo que Tomohisa se ha dirigido a Konoha, necesito llegar rápido —agregó jadeante.

—No creo que podamos ir muy a prisa en la condición en la que estás —replicó Kakashi—. ¿Tomohisa?

—Te explicaré en el camino.

Sasuke tosió reiteradas veces pero aquello no le impidió emprender marcha tan velozmente como pudo para ir a Konoha. Si algo le pasaba a la aldea, y a Naruto, sería enteramente su culpa.


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Naruto parpadeó confundido cuando notó que los alfileres de chakra clavados en su cuerpo no ocasionaron en él lo mismo que estaba haciendo en los demás.

“Es gracias a mí, Naruto” —Habló Kurama— “Estoy usando mi energía para protegerte. Tomohisa puede controlar los circuitos de chakra para acceder al organismo de su oponente, pero definitivamente no puede controlar el chakra de un bijuu”.

“Entonces ya sabes qué hacer, Kurama. ¡No podemos permitir que alguien de esta aldea salga lastimado-ttebayo!”

El Hokage se puso de pie, con la determinación centelleando en su mirada.

“Pero si hago eso tú estarás desprotegido, mocoso”.

“No planeé convertirme en Hokage para cuidar mi propia espalda, si no para proteger a estas personas. ¡Date prisa!”

“Tú… realmente no vas a cambiar. Haré lo que pueda”. —El bijuu resopló con una sonrisa orgullosa, aunque preocupado por su jinchuuriki.

Inmediatamente, el manto de energía dorada de Kurama se extendió por el gran perímetro de la aldea, alcanzando a todas las víctimas y a los habitantes que aún no habían sido afectados al tratar de esconderse para protegerse. Gracias al poder que heredó años atrás durante la guerra por parte del Sabio de los Seis Caminos, Naruto logró regenerar poco a poco a las víctimas a costa de su propia energía.

Tomohisa se dedicó a observar cómo todo marchaba tal como fue planeado, aunque sabía que no podía sostener el enfrentamiento por mucho tiempo o estaría en desventaja. Finalmente, todas las piezas estaban acomodadas para su victoria.

Naruto trató de mantenerse de pie pero cayó de rodillas, debilitado al haber drenado gran parte del chakra de Kurama y el propio tratando de proteger a los demás. Y fue entonces que Tomohisa aprovechó para dar su estocada final. Lo último que vio Naruto antes de perder la consciencia, fue unas hebras de cabello azul nublándole la vista justo después de que algo impactara contra su cabeza.


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Las horas pasaron tortuosas y los caminos se hicieron tan largos para Sasuke. En medio de su desesperación por regresar a la aldea, ni el constante dolor que le agotaba la respiración ni la debilidad por el uso excesivo de sus poderes oculares parecían ser un impedimento. Jamás se detuvo en su andar, apoyado del hombro de Kakashi en todo momento.

El cielo se oscureció, dándole paso a la noche.

—He sido un estúpido —se reprochó a sí mismo—. No entiendo cómo pude caer en un engaño tan absurdo cuando todo siempre estuvo frente a mis ojos.

—Viniendo de ti, yo tampoco puedo creerlo —confesó Kakashi, negando vagamente—, pero no necesitas reprocharte más. Naruto no es un oponente fácil para nadie, así que te aseguro que Konoha está en buenas manos.

—Ese es el problema… ese idiota pondrá su cabeza en una bandeja por la aldea.

Kakashi le miró de reojo silenciosamente por breves instantes.

Ambos se detuvieron en seco cuando llegaron a la entrada de Konoha, y fue tan dolorosamente evidente toda la destrucción que dejó el enfrentamiento a su paso que Sasuke observó el panorama con terror. Muchas personas corrían con angustia de un lado a otro, los escuadrones ANBU rodeaban toda la entrada y cada punto estratégico de la aldea. Niños, jóvenes y ancianos lloraban con desespero; ninjas médico levantando a las víctimas. Lamentos por todos lados, angustia, temor. Entre más se perdían en las calles de la aldea más desesperante y lúgubre se tornaba el ambiente.

Nada pudo salir de la boca de Sasuke ni de Kakashi, sin embargo, el Uchiha se soltó del Sexto y corrió como pudo, aunque débilmente, con intenciones de ir a la torre del Hokage. Kakashi le siguió detrás.

Una vez estuvieron en la zona central de la aldea, Sasuke se detuvo justo frente al hospital al notar la silueta de Shikamaru discutiendo con algunos ANBU, varios ninjas del equipo médico y Sakura. Sus ojos se cruzaron con los de su esposa en ese momento.

—¡Sasuke-kun! ¡Kakashi-sensei!

Ante el llamado de sus nombres, todos los presentes giraron a verles.

Shikamaru frunció el ceño y rápidamente interceptó a los dos hombres que llegaban, seguido por Sakura.

—¿Te das cuenta de lo que ha pasado por tu culpa? —Shikamaru palmeó con fuerza el pecho del Uchiha en claro reproche. Sasuke tambaleó, pero Kakashi logró sostener su espalda. —¡La aldea está destruida, hay heridos por todos lados y el enemigo se ha llevado a nuestro Hokage!

—¿Qué dices? —Espetó Kakashi, anonadado.

Sasuke abrió sus ojos de par en par y su corazón se detuvo. Dejó de sentirlo latir en su pecho.

—Shikamaru, por favor, no es momento de-

—¡Ya basta! —interrumpió el consejero del Séptimo— Todo lo que hacen es justificar a Sasuke una y otra y otra vez. Y entiendo todo lo bueno que has hecho por la aldea, pero no por eso puedo pasar por alto toda esta masacre que pudo ser evitada de no ser por tu silencio y autosuficiencia. Nadie pone en duda lo que haces solo porque Naruto siempre está de tu lado, incluso si esto nos afecta. Si esto le afecta particularmente a él.

Señaló acusatoriamente al Uchiha, quien no lograba procesar del todo sus palabras. Su mente todavía seguía hundida en el pensamiento de Naruto en manos de Tomohisa y el ataque a Konoha.

La mirada de Sakura estaba cargada en tristeza y preocupación. Incluso si quería apoyar a Sasuke, era consciente de que todo el problema se salió de control porque su esposo había resuelto resolver todo por cuenta propia.

—Boruto y Sarada también salieron afectados por el ataque. —Agregó Shikamaru, y las piernas de Sasuke temblaron.

Era incapaz de pronunciar palabra alguna.

Sin pensarlo dos veces, el Uchiha trató de ingresar al hospital, pero la voz de Shikamaru le detuvo.

—No están adentro. Boruto, Sarada y Himawari están siendo cuidados por Hinata en su casa, afortunadamente no fue demasiado grave para ellos. Pero pudo haberlo sido.

Sasuke cerró sus ojos y frotó su sien con fuerza, tratando de organizar sus pensamientos. Era demasiado por procesar y la culpa no le permitía decir algo coherente. No era capaz de mirar a nadie a la cara.

Todo lo que había intentado proteger fue lastimado. Nunca se sintió tan débil, tan indefenso, tan estúpido, tan merecedor de nada. Y no existía peor juez para Sasuke que su propia consciencia. Las cosas que con los años construyó en un intento por remediar las heridas que dejó en los demás, ahora estaban siendo destruidas como un castillo de naipes. Así, tan frágiles y etéreas.

—Lo mejor que podemos hacer es planear una estrategia para rescatar a Naruto. Y Sasuke… —Kakashi le dirigió la mirada— debes darnos toda la información sobre el enemigo.

Shikamaru estuvo de acuerdo, y también apoyó la moción de Sakura de tratar las heridas de Sasuke o no estaría en condiciones para un nuevo enfrentamiento.


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Efectivamente, Sasuke habló con el equipo de inteligencia después del tratamiento de sus heridas y compartió todo lo que sabía sobre Tomohisa y sus habilidades. Explicó cómo habían ocurrido los hechos y cuáles eran sus objetivos, también habló sobre su capacidad de controlar el chakra de otros, logrando destruir las células de sus víctimas lo que conseguía una muerte inminente. Añadió el dato sobre los clones virtuales y que además, Tomohisa no poseía un circuito de chakra propio por lo que en pocos ataques, se drenaba rápidamente y su manera de recargarse era a través de su acceso a la dimensión de las almas selladas, que si bien no poseía poder suficiente para traerlas a este plano, al menos lograba hacer una apertura de suficiente calibre para poder absorber la energía que necesitaba. Por último, que la única manera de detenerle, era volviendo a sellarle.

Si bien Sasuke se había convertido en el segundo Hokage al mando cada vez que Naruto estaba ausente, esta vez no tenía demasiado voz ni voto debido a las circunstancias. En ese momento los ojos de todos estaban puestos sobre él, señalándole como el culpable de la tragedia. Él mismo no se sentía en condiciones para recurrir a la autoridad que Naruto le había otorgado desde hace tiempo.

Una vez todo el protocolo hubo terminado -que le hizo sentir que perdía tiempo valioso en el que podría ir tras la búsqueda de Naruto-, Kakashi tomó el mando temporal de Konoha y Shikamaru secundó la decisión.

Atormentado por la culpabilidad, antes de reunirse en la torre como fue acordado, Sasuke dio una vuelta por la casa de la familia Uzumaki. A causa de sus malas decisiones, no solo la aldea se vio en peligro y ahora Naruto estaba lejos, si no que sus hijos terminaron como víctimas en la mitad de todo.

Tocó un par de veces la puerta que ya conocía de memoria, y pocos segundos después, unos pasos al otro lado del umbral le confirmaron que alguien se acercaba. Hinata se sorprendió al ver a Sasuke en su casa, aunque no se le hizo extraño, después de todo estaba segura de que le habían informado sobre la situación.

Ella le permitió el ingreso aunque ninguno supo qué decirse, más que un saludo cortés. Los tres niños reposaban juntos en la sala sobre un futon. Sasuke se arrodilló y luego de ver a Boruto dormido profundamente, su vista se enfocó en Sarada, con el cabello negro cubriendo parcialmente su rostro y cuando el mayor apartó algunos mechones, pudo notar varios raspones en sus mejillas y frente.

—Lo siento. —Murmuró, incluso si sabía que su hija no le escucharía.

Hinata ya le hubo comentado que recibieron medicamentos para el dolor, por lo que estarían sumamente somnolientos.

—Sasuke-san.

El aludido ladeó el rostro para ver a Hinata. Con los años se acostumbró a verla como la esposa de Naruto, pero en noches como estas, cuando tenía el corazón tan expuesto por todo lo que estaba sucediendo últimamente, la amargura podía reflejarse en sus facciones. No eran celos, en lo absoluto, después de todo ya era un adulto que a golpes maduró y esos sentimientos los consideraba infantiles. Tal vez era pesadumbre, incomodidad, y la inquietud de saber que ella estaba esperando algo de su parte.

—Gracias por cuidar de Sarada.

Sasuke se puso de pie, disponiéndose a salir, pero la voz de Hinata le hizo reconsiderar la decisión.

—Naruto-kun es una persona muy importante, no solo para esta aldea.

El Uchiha empuñó su mano suavemente y felizmente, su túnica impedía ver cualquier movimiento de frustración. Claro que lo sabía, nadie mejor que él lo sabía, y no necesitaba que alguien se lo recordara, pese a que entendía que ella solo estaba preocupada por su esposo y su única intención era asegurarse de que Naruto estuviese bien.

—Él volverá a casa, incluso si debo dar mi vida a cambio de la suya.


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Kakashi, Shikamaru y Sasuke ahora estaban reunidos en la oficina del Hokage, en plena madrugada.

—Preferiría que te mantuvieras dentro de la aldea, los consejeros están a la espera de otro desliz tuyo para lanzarte de cabeza a algún juicio —explicó Shikamaru.

—Soy el único que se ha enfrentado a ese hombre y conozco los alcances de su poder. —refutó Sasuke.

Shikamaru suspiró fatigado.

—Soy consciente de eso, y no hay muchos que tengan tu nivel de combate. Eres el único que puede traer de vuelta a Naruto —concordó, sin embargo.

—Aún así no irás solo —intervino Kakashi— te enviaremos en un equipo de cuatro.

—Más personas a mi cargo complicará las cosas.

—A estas alturas ya deberías estar consciente de que lo único que consigues trabajando solo es empeorar las cosas —añadió Shikamaru con obviedad.

Un breve silencio se instauró en la sala.

—El equipo que enviaremos es uno especial —dijo el Sexto—: necesitarás un ninja médico con conocimiento de la técnica del oponente y gracias a este ataque, nuestra mejor kunoichi estará a la altura de las circunstancias. También es importante tener a alguien con técnicas de largo alcance y finalmente, un shinobi inteligente que pueda planear estrategias si es que acaso tú vuelves a ponerte tonto. Sakura, Sai y yo iremos contigo.

Sasuke parpadeó un par de veces y cerró sus ojos, exhalando suavemente. Algo dentro de su pecho se sintió cálido ante la sensación de saber que no estaba solo, que aún habían personas dispuestas a entregar todo de sí por su bienestar incluso si cometía errores. Pero la culpabilidad no le abandonaba, y muy en lo profundo de su alma la angustia de haber puesto a Naruto en esa situación le enceguecía.

—Sobre lo otro… —agregó Shikamaru— descubrimos que había un miembro de los ANBU filtrando la información de la aldea al enemigo, al parecer bajo los efectos de un genjutsu. Ha sido él quien inició todos los rumores sobre Sasuke. Ya lo tenemos con el equipo de inteligencia, una vez termine el interrogatorio, lo ideal es que Sasuke sea quien dirija el equipo de rescate.



El reloj marcó las cuatro de la mañana cuando Sai y Sakura llegaron a la oficina del Hokage, justo después de que Shikamaru les entregara los resultados del interrogatorio poco tiempo después. Los cuatro rodeaban el escritorio -y momentos atrás, Sasuke no pudo evitar notar las grietas sobre la madera, pero no quiso preguntar nada por el momento- observando atentamente el enorme mapa extendido de punta a punta. Sasuke levantó el marcador de tinta roja y rodeó con un círculo la pequeña mancha que representaba la aldea del Pétalo.

—Yendo por aire en una de las aves de tinta de Sai, reduciremos el tiempo de viaje a por lo menos tres horas —explicó Sasuke—. Según el reporte del interrogatorio, su escondite real está en las ruinas de una base militar que se usó en tiempos de guerra.

—Lo más seguro es que esté lleno de trampas —comentó Sai, y los demás asintieron.

—Tomohisa está esperando que yo vaya por Naruto, debilitarme nuevamente para dejarme fuera de la batalla y de ese modo no tendrá que enfrentarse a nosotros directamente, no hasta que pueda obtener lo que quiere, así que es probable que hayan muchos riesgos por el camino. 

—Y es por eso que estaremos contigo —dijo Kakashi—. Así que, andando, chicos.

El recién reunido Equipo 7 inició su viaje aéreo gracias al ave que Sai dispuso para la misión más importante de los últimos años para ellos. Sasuke enmendaría sus errores, aunque el precio a pagar fuera más alto de lo que pensaban todos.

 

Notas finales:

Tengo que decir que estoy muy ansiosa por lo que viene a partir de ahora para este fic, de hecho, el capítulo que sigue tendrá la primera escena que vino a mi cabeza cuando decidí escribir Ancora qui, por lo que le tengo un aprecio particular (y quizás, quizáááás consideren venir a leer con pañuelos). 

Gracias por leer, por seguir este fic y por apoyar el NS. 

Mencioné en mi otro fic que estoy preparando un one-shot que será publicado en los próximos días (seguramente el miércoles), así que acá dejaré un breve adelanto: 

Every inch of you:

Ninja-verse. NS. Adult content.

(...) Naruto se repite mil veces en la cabeza que no es para tanto, que falta poco para que Sasuke vuelva y se encuentra a sí mismo pegado al calendario que cuelga tras la puerta de la habitación contando día tras día, tachando con una equis roja el infame número que deja atrás y calculando cuántos quedan por delante. Se ríe al descubrirse como una adolescente enamorada, porque da igual cuánto tiempo pase, en lugar de disminuir la ansiedad y el entusiasmo de verle luego de estar separados por las misiones que ambos deben cumplir, lo cierto es que los años juntos solo hacen que Sasuke se clave más en su alma. 

Han sido casi cuatro semanas sin Sasuke, y comienza a echar de menos ese ceño fruncido, las discusiones tontas por cualquier tontería(...)

 

En esta ocasión no habrá adelanto del próximo capítulo solo porque no quiero revelar demasiado(?) ¡Nos leemos el próximo sábado! Feliz fin de semana.

Próximo capítulo: eclipse de luna

 

 


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