Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ancora qui por nunu

[Reviews - 66]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola de vuelta! 

Primero que todo, muchas gracias por el interés mostrado a esta historia, han sido muy amables con sus comentarios y ojalá nos quedemos juntos durante todo este sube y baja de emociones (porque les garantizo que vienen cosas muuuuy intensas). 

Todos los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.

—Esto realmente es tan problemático.

Shikamaru llevó su diestra tras su nuca, frotando la zona como intentando liberar la tensión muscular. Un suspiro resignado se escapó de sus labios y negó con un gesto sutil de su cabeza.

—Shikamaru… serán solo un par de días más, solo debes guardar el secreto hasta entonces. —Sakura juntó sus manos y se inclinó un par de centímetros como una petición semi-formal a su amigo. Su expresión reflejaba claramente lo apenada que se sentía por las circunstancias—. Si Naruto llegase a enterarse, haría todo un escándalo.

—Y con justa razón —interrumpió rápidamente—, mira que ocultarle que Sasuke está en el h-

—¡Shikamaru! —la pelirrosa se apresuró a tapar la boca del muchacho, evitando que dijera aquello en voz alta— él ha pedido expresamente que lo ocultemos, no quiere preocupar a Naruto innecesariamente. Además, ya se está recuperando, las heridas no son de absoluta severidad.

—Naruto ha dicho que le enviaría hoy un mensaje, ¡va a darse cuenta! ¿a qué rayos está jugando tu esposo? Lo que ocurrió tiene que reportárselo al Hokage.

—Lo sé, lo sé. Y yo tampoco comprendo a Sasuke. No ha querido decirme nada, si no fuera porque despedí a Sarada en la entrada de la aldea, jamás hubiese percibido que él estaba como moribundo en las periferias de Konoha. Se negó a recibir atención aquí, y sólo accedió cuando prometí mantenerlo en absoluto secreto. Intenté curarle en casa, pero necesitaba más equipos médicos y…

—Entonces sí es de gravedad.

Sakura hizo una pausa y tomó aire profundamente, elevando su vista al cielo.

—Un poco, pero ya está mucho mejor. Dice que hablará con Naruto cuando se haya recuperado.

—Pero dudo que diga toda la verdad. Si no quisiera ocultar algo, no estaría recluido en el hospital a escondidas.

La pelirrosa se abrazó a sí misma con cierta pesadumbre. Ella quería comprender toda la situación, y por de más estaba decir que se encontraba aterrada y preocupada por el estado en el que encontró a Sasuke y las cosas no mejoraban por el hecho de que el Uchiha insistía en negarse rotundamente a revelar información alguna. Ella sabía que su esposo estaba acostumbrado a callar, pero al menos, cuando algo amenazaba el bienestar de la aldea, él era capaz de hablarlo con Naruto y encontraban una solución. Entonces, ¿por qué esta vez era diferente? No era la primera vez que regresaba herido, ni la primera vez que algo buscaba, presuntamente, perturbar la paz. Sakura quería entender, pero nada tenía sentido.

—Por cierto… ¿tú qué haces aquí? —La pelirrosa parpadeó al caer en cuenta de la inusual presencia de Shikamaru en el hospital de Konoha, por tal motivo no pudo evitar preguntar—. ¿Visitando algún pariente?

Nara negó de inmediato, frunciendo sus labios perezosamente.

—Encontramos unos cuerpos esta mañana a las afueras de la aldea, así que pasaba a hacer revisión de cómo va la investigación en la morgue y fue como casualmente me topé con el registro de Uchiha Sasuke —explicó con sufrida paciencia, todavía muy poco convencido de que ocultarle esto a Naruto fuera buena idea, porque estaba seguro de que su amigo tarde o temprano se enteraría—; y si yo fuera tú, quemaría esos registros inmediatamente.

—Lo haré apenas le demos el alta, todavía hay protocolos tediosos que debemos cumplir.

Aunque intentó no decir nada al respecto, algo en la mente de Sakura resonó ante el comentario de Shikamaru sobre los cadáveres en Konoha. Frunció el ceño con cierta sospecha, y prosiguió su camino hacia la habitación de su esposo luego de despedirse del consejero Nara.

Lo cierto es que a ella tampoco le parecía correcto ocultarle el regreso de Sasuke a Naruto ni, mucho menos, sobre el estado en el que lo encontró hace unos días atrás. Pero peor opción le resultaba ir contra la petición de su esposo y más aún sin saber qué era lo que realmente estaba pasando y qué relación tenía el extraño comportamiento de Sasuke con los cuerpos que Shikamaru refirió que habían sido encontrados aquella mañana.

—Sasuke-kun.

Rompió el silencio justo después de haberle dado un par de golpecitos a la puerta y ante la afirmativa del Uchiha, prosiguió al interior de la habitación y tomó asiento en la silla justo en paralelo a la cama. Sasuke continuaba con la vista perdida en el cristal de la ventana.

—Sasuke-kun, hoy conseguí autorización para que continúes tu recuperación en casa, ya que has sanado casi completamente.

—Gracias —replicó escueto, aunque en esta ocasión ladeó el rostro para ver a su compañera—, entonces iré ahora.

Y aunque intentó ponerse en pie, Sakura se levantó primero para sujetarle por los hombros e incitarle a que volviera a recostarse en la cama.

—Pero aún no puedes, no seas impaciente. Durante la noche podremos hacerlo. Además… si sales ahora, quizás Naruto se de cuenta de que estás aquí.

Incluso si intentó replicar algo al respecto y la dureza de sus facciones delataba el desacuerdo, lo cierto es que Sakura tenía razón. Aún no se encontraba lo suficientemente bien como para siquiera fingir que podía levantarse correctamente y enfrentar sin problemas a Naruto sin ser cuestionado. La herida profunda en el costado derecho de su torso le había costado una hemorragia lo considerablemente aguda como para hacerle perder la consciencia antes de poder poner un pie en la aldea hace días atrás.

Fue en ese momento que Sakura quiso cuestionarle por qué tanto misterio, cómo había quedado en ese estado, si lo que encontró Shikamaru estaba relacionado y por qué no confiaba en ella lo suficiente para decirle las cosas. Por un instante también temió por la seguridad de su hija, quien recientemente se había ido con su equipo a una misión. Sin embargo, no fue capaz de decir nada. 

.

.

.

Naruto arrugó una hoja de papel manchada luego de que el tintero se le hubiese resbalado de las manos. Rechinó los dientes con frustración mientras lanzaba la bola contra el canasto de la basura sin preocuparse de no haber estado ni cerca de atinar, e ignoró el hecho de que hubiese caído al suelo, acumulándose como una pila de desastres junto a las demás hojas. No tenía suficiente concentración siquiera para preocuparse de que Shikamaru le reprendería por el desorden.

Durante toda la tarde se cuestionó qué tan desesperado sería enviar un halcón mensajero para el Uchiha, pero el mal pálpito retorciéndose en el centro de su pecho y la inusitada ansiedad tan poco típica en él que comenzaba a causarle torpeza exagerada y más importante aún: preocupación. No era la primera vez que Sasuke se iba de la aldea por mucho tiempo sin comunicarse, tampoco sería la última y eso lo sabía. Su amigo solía mandar reportes ocasionales, muchas veces solo para anunciar que continuaba con vida y que todo estaba en orden en las fronteras que en ese período habría visitado. Por tal motivo aquella sensación de intranquilidad le tenía tan impaciente, pero decidió apelar a la racionalidad por unas cuantas horas más antes de apresurarse cual acosador desesperado por obtener noticias. Lo justificaba por el hecho de que la última vez que vio a Sasuke, se notaba bastante fuera de sí, preocupado por algo y renuente a hablar al respecto. Naruto le conocía mejor que nadie.

“No puedo seguir haciendo oídos sordos a mi intuición”, se dijo a sí mismo, mientras formaba algunos sellos para invocar un halcón mensajero que no tardó en aparecer justo sobre su hombro dejando una estela de humo a su paso.

Pensó por un breve instante sobre qué debería escribirle. No quería sonar demasiado formal, pues a pesar de ser el Hokage, Sasuke seguía siendo su amigo; aún con todo pensó que sonar excesivamente casual, explícito e informal no sería apropiado, menos si por algún motivo el mensaje llegase a parar a manos enemigas.

Luego de dibujar algunos trazos presurosos sobre el pergamino, lo enrrolló cuidadosamente y dejó un sello que solo podría ser abierto por Sasuke. Aquello era algo así como un código secreto y privado que tenían entre los dos para reconocerse de ser necesario.

—Encuentra a Sasuke y entrégaselo aunque de esto dependa tu vida-ttebayo —murmuró, atando el rollo a la garra derecha del ave—. Veamos…

El rubio cerró sus ojos en un intento de concentrarse en recibir la energía natural con el objetivo de identificar el chakra de Sasuke. Con los años, Naruto había aprendido a extender la capacidad de percibir el chakra de otras personas a través del senjutsu en un perímetro mucho más amplio de lo que consiguió hacer incluso en la Cuarta guerra ninja, por lo que si Sasuke se encontraba dentro de ese rango podría conocer aproximadamente a en qué ubicación se encontraba y así poder enviar al halcón con mayor precisión.

Abrió sus ojos intempestivamente cuando no tuvo que buscar demasiado: el chakra de Sasuke resonaba intenso en sus radares, tanto que casi podía palparlo.

—¿Acaso…?

Frunció el ceño con confusión; ¿por qué nadie le había dicho que Sasuke ya estaba en Konoha? ¿desde cuándo y por qué no se había presentado todavía?

Ignoró cualquier cosa y salió de la torre Hokage para salir a las calles de la aldea, tratando de guiarse por la energía que recibía para seguir el chakra de su amigo. A veces olvidaba que era el líder de Konoha y actuaba como un ciudadano más, lo que le costaba algunos tirones de oreja de cuando en cuando, especialmente por parte de Sakura, Kakashi y Shikamaru quienes insistían en que debía “comportarse a la altura de un Hokage”. Pero en ese momento el instinto le decía que no se quedara quieto y se sentara a esperar. No podía, no cuando olía tan de cerca el peligro.

—¡Dónde demonios estás-ttebayo! —Le habló a la nada, levantando el tono de su voz y robándose algunas miradas de los transeúntes, muchos quienes por respeto se dedicaban solo a admirar al héroe desde lejos y otros murmurando aquí por allá lo sorprendente que era verle desde cerca.

Apresuró sus pasos a medida en que caminaba y sentía su chakra latir mucho más intenso, casi como si estuviera al lado suyo. Sus facciones se endurecieron cuando notó la dirección a la que se dirigía; no era la casa de la familia Uchiha como hubiese esperado, ni tampoco la entrada a Konoha si es que acaso apenas estaba llegando a la aldea. Pasó por alto los llamados de algunos de sus amigos, saludando sin demasiada atención ni mucho menos intención de detenerse, solo continuaba caminando, cada vez con el corazón palpitándole tan frenéticamente que lo sentía cosquillear en el centro de su pecho, con la tensión incrementando y el calor recorriéndole el cuerpo entero.

Y entonces lo vio; a varios metros de distancia, frente a las puertas del hospital de Konoha, se cubría con una túnica de tono azul oscuro la silueta de un hombre considerablemente alto, caminando con cierta inestabilidad mientras se apoyaba del brazo de quien claramente no era otra si no Haruno Sakura. Una fuerte corriente tan intensa como un rayo le recorrió de pies a cabeza y le nubló el pensamiento por un efímero instante. Sus pulmones se llenaron de aire y su voz rompió el silencio.

—¡SASUKE! —Gritó, notando cómo la silueta se paralizaba ante la mención de su nombre. Naruto supo que le había escuchado, pero no entendió por qué Sasuke fingió ignorarle mientras proseguía su camino a donde, suponía, era su vivienda con su esposa. La mirada que intercambió con Sakura antes de verla proseguir su camino le dejó aún más preocupado.

La incredulidad se reflejó en los ojos totalmente abiertos del Uzumaki. Sasuke deliberadamente optó por hacer oídos sordos a su llamado, y Sakura en la distancia lucía impotente. Pero, por supuesto, él es Uzumaki Naruto y por lo tanto un impulsivo, un huracán arrollador por excelencia.

Sus pasos fueron mucho más rápidos esta vez, y considerando que Sasuke caminaba con cierta dificultad no tardó en alcanzarle. 

—Sasuke, Sakura-chan. —Habló casualmente, pretendiendo no haber notado que había sido ignorado momentos atrás. Sakura sonrió con cierto nerviosismo y Sasuke elevó la vista hacia el frente, intentando divisar con mayor claridad el camino. —¿Cuándo llegaste a la aldea y qué haces aquí-ttebayo?

Sakura quiso responder, pero nada inteligente le vino a la cabeza. Por su parte, Sasuke tardó unos segundos en hacer sinapsis y proceder a inventar alguna excusa.

—Llegué hace pocas horas, solo estaba aquí por revisión rutinaria. Pensé en ir a verte mañana a primera hora —replicó con tranquilidad, irguiéndose un poco más en un intento por fingir que no pasaba nada—; a Sakura la encontré por casualidad en el hospital así que decidimos ir juntos a casa.

Naruto parpadeó un par de veces, pues no era recurrente en Sasuke extenderse a dar tantas explicaciones, lo que le hizo martillar el golpe de la inquietud con mucho más énfasis en la cabeza. Al menos estaba vivo, pensó.

—Estás herido.

Y, por supuesto, tampoco fue capaz de morderse la lengua al percibir la expresión adolorida que el Uchiha intentaba ocultar infructuosamente.

—Los ninjas nos herimos constantemente —replicó como si se tratase de lo evidente. Sakura se mordió los labios, concentrándose en ayudar a Sasuke a caminar pues no era capaz de mirar a Naruto a los ojos.

“No uno como tú”, quiso replicar el de ojos azules, pero recurrió a todas sus fuerzas para no refutar nada al respecto. Quizás Naruto nunca había sido tan astuto como sus otros compañeros, ni mucho menos el más perceptivo, pero cuando su intuición le avisaba que algo estaba mal nunca fallaba y esta vez confirmaba sus sospechas: Sasuke ocultaba algo. Y algo muy grave.

—Te espero mañana temprano-ttebayo.

Su respuesta calmada le hizo largar un suspiro de alivio a Sakura, quien sonrió apenada en su despedida al Uzumaki. Aunque ella también presentía algo, el hecho de no tener que lidiar con eso esta noche le tranquilizaba; ya hablaría ella misma con Naruto posteriormente si es que acaso su esposo no se animaba alguna vez a contarle algo.

Por su parte, Sasuke ladeó el rostro débilmente para ver partir a Naruto desde ese incómodo ángulo, torciendo los labios en un gesto pensativo. Muchas cosas comenzaban a acumularse como peso en su espalda y caían como escombros en su cabeza, muchas que no podría decir, no todavía, no cuando tenía tantas cosas que proteger y prefería hacerlo con sus propias manos.

 

Notas finales:

¡Gracias por llegar hasta aquí! Poco a poco se va desnudando eso que Sasuke está ocultando y los problemas comenzarán seriamente. ¿Será capaz de abrir su corazón a Naruto y decirle la verdad? ¿nos dejará comiéndonos las uñas por tantas preguntas sin respuestas? ¡quédate a seguir leyendo los siguientes capítulos para saberlo! 


Próximo capítulo: conteo hacia el desastre

—¿Sabes, Sasuke…? —Su voz resonó suave, como un murmullo, como una melodía arrulladora que calentó el corazón del Uchiha y le obligó a rehuir a la mirada penetrante del Hokage—. Quisiera que recuerdes que somos una familia de shinobis, y que no estás solo.

Pero creo que voy a tener que ser un poco más… generoso con mis saludos. Konoha no está reaccionando tan rápido como lo necesitamos. Quiero decir: el niño Uchiha no está reaccionando tan rápido como lo necesitamos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).