Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Strunz por Momino

[Reviews - 342]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Avisos parroquiales en las notas finales, mis pequeñxs.

 

Capítulo 3

Sakura me esperaba en mi casillero después de la clase de biología. —¿Puedo sólo irme a casa, ttebayou? —le pregunté mientras cambiaba mis libros de texto.

Se echó a reír. —¿Estás teniendo un mal día?

—Se podría decir, de veras —Por un segundo, pensé en elaborar más mi respuesta, pero ¿qué podía decirle?—. Llegué tarde esta mañana. Ya sabes cómo puedes arruinar tu día a partir de allí, en serio.

Nos dirigimos al final del pasillo, charlando sobre la fiesta del viernes y lo que íbamos a usar. Realmente no había pensado mucho en ello, y decidí que llevaría pantalones vaqueros y una camisa.

—Todo el mundo se lo toma en serio —explicó—, ya que no tenemos demasiadas razones para usar algo realmente lindo por aquí.

—Acabamos de tener el baile, ttebayou—gemí, sabiendo que no tenía nada elegante que vestir.

Sakura puso en marcha su conversación de rutina sobre las universidades a las que iba a aplicar. Ella tenía la esperanza de que ser aceptada en Universidad de Kyoto. La mayoría de los estudiantes aplicaban allí.

—Naruto, realmente necesitas empezar a aplicar —insistió mientras agarraba un plato de lo que parecía ser filete de res—. Te vas a quedar sin tiempo.

—¿Sabes? Lo escucho de mi madre todos los días, dattebayou. Lo haré cuando decida a dónde quiero ir, de veras —El problema era que no tenía idea a dónde ir o qué hacer.

—No tienes tanto tiempo —me recordó rápidamente.

Sai ya estaba en nuestra mesa, y me lancé a mi propia condena en el momento en que me senté. —Así que, ¿no puedo usar jeans en la fiesta? ¿Tengo que llevar traje, ttebayou?

—¿Eh? —Sai parpadeó y me miró.

—Sakura me dijo que tenía que llevar un traje la noche del viernes. Eso realmente no se encontraba en mis planes, de veras.

Sai cogió el tenedor y empujó la comida alrededor de su plato. — Debes usar un lindo pantalón de vestir. Tenemos que vernos como modelos esa noche, y vestirnos para la fiesta.

—Somos solamente seis, dattebayou.

Karin resopló y repitió: —¿Cómo modelos?

—Sí, como modelos. Puedes tomar prestado una de mis camisas de manga larga. Tengo suficientes. —Sai se concentró en sus habichuelas.

Algo no andaba bien con él. No comía y ahora sugería que yo podía llevar una de sus ropas. —Sai, no creo poder entrar en ninguno de ellos, de veras.

Giró su rostro apuesto al mío, con las comisuras de sus labios hacia abajo. —Tengo un montón de ellos que puedes usar. No seas tonto, Naruto.

Lo miré fijamente, atónito. —Voy a parecer una salchicha bien empaquetada, dattebayou.

La mirada de Sai se lanzó sobre mis hombros, y todo lo que iba a decir murió en sus labios. Los ojos se le agrandaron y su rostro se puso pálido. Tenía miedo de dar la vuelta, casi esperando encontrar un conjunto de funcionarios del DOD paseando por nuestra cafetería en sus trajes negros.

La imagen en mi cerebro era tan divertida como aterradora.

Poco a poco, me volví en mi asiento, preparado para ser echado al suelo y esposado, o lo que fuera que ellos hicieran. Me tomó un momento encontrar aquello por lo cual Sai se paralizó, y cuando lo hice, me sentí confundido.

Se trataba de Sabaku No Gaara, el hermano de en medio, como me gustaba llamarlo, quien era... ¿amigo de Sai? ¿Su novio?

—¿Qué está pasando, ttebayou? —pregunté, girándome al pelinegro.

Su mirada se precipitó hacia mí. —¿Podemos hablar más tarde?

En otras palabras, no era algo que podía decir delante de los demás.

Asentí con la cabeza y miré detrás de mí. Gaara fue por su comida, pero me fijé en otra persona.

Pain estaba junto a las puertas de la cafetería, explorando la multitud en busca de alguien. Su mirada encontró nuestra mesa y sus ojos color gris se clavaron en mí. Sonrió, mostrando una serie de dientes ultra blancos, y saludó.

Agité mi mano en respuesta.

—¿Quién es? —preguntó Sai, frunciendo el ceño.

—Su nombre es Yahiko Pain —dijo Karin, mirando su almuerzo. Ella lo empujó con el tenedor, como si esperara que saltara de su plato y huyera—. Es el chico nuevo en nuestra clase de biología. Me enteré de que está viviendo con su tía.

—¿Investigaste sus archivos personales o algo así, dattebayou? —le pregunté, divertido.

Karin resopló. —Lo oí hablar con Aburame Shino. Él lo interrogaba.

—Creo que vendrá hacia aquí. —Sai me observó, su expresión era inescrutable—. Él es lindo, Naruto.

Me encogí de hombros. Era muy lindo. Pain me recordaba a un surfista, eso era sexy. Y era un ser humano. Puntos extra por eso. —Es agradable, también, ttebayou.

—Agradable es bueno —dijo Sakura.

Agradable era genial, pero... Eché un vistazo hacia la mesa a mis espaldas. Sasuke no se había sentado con nosotros hoy. Parecía encontrarse en una acalorada discusión con Sasori. Ino tampoco estaba esta vez. Extraño. Mis ojos volvieron a Sasuke.

Levantó la cabeza en ese exacto momento. La sonrisa en su rostro se desvaneció. Un músculo de su mandíbula se tensó. Se veía... enojado.

Maldición. ¿Qué hice ahora?

Sai me dio una patada debajo de la mesa, y me di la vuelta.

De pie junto a mí estaba Pain. Una sonrisa nerviosa se dibujó en su rostro mientras sus ojos se posaban sobre la mesa. —Hola.

—Hola, ttebayou —dije con una amplia sonrisa—. ¿Quieres sentarte?

Asintió con la cabeza, y tomó el asiento vacío a mi lado. —Todo el mundo sigue mirándome.

—Ah, eso debería desaparecer en un mes o algo así, en serio—le dije rascándome la mejilla.

—Hola —chilló Karin—. Soy Karin con una K, y ellos son Sakura y Sai. Somos los geniales amigos de Naruto.

Pain se echó a reír. —Encantado de conocerlos. Estás en bio también, ¿cierto?

Karin asintió con la cabeza.

—Así que, ¿de dónde eres? —preguntó Sai, con su voz sorprendentemente firme. La última vez que había oído ese tono fue cuando Ino se había presentado en la cena con Sasuke, antes de empezar las clases.

—De Hokkaido—Después de otra ronda de “ah” sonrió—. Mi tío se cansó de la ciudad, así que quiso irse tan lejos como fuera posible.

—Bueno, esto es lo más lejos que puede conseguir —Karin hizo una mueca después de tomar un bocado de su comida—. Apuesto a que el almuerzo es mejor en Hokkaido.

—No. También allí es cuestionable.

—Entonces, ¿cómo te adaptas a tus clases? —Sakura cruzó las manos sobre la mesa, como si fuera a hacer una entrevista para el periódico escolar. Todo lo que necesitaba era lápiz y papel.

—Bien. Es una escuela mucho más pequeña que la anterior, así que he sido capaz de encontrar mis clases con facilidad. La gente es más agradable aquí, a excepción de todas esas miradas. ¿Y tú? —se volvió hacia mí—. Puesto que todavía eres técnicamente nuevo...

—Oh no, te cedo por completo el estatus de chico nuevo. Pero es muy agradable por aquí, dattebayou.

—No pasa mucho, sin embargo —agregó Karin.

La conversación transcurrió con facilidad. Pain fue súper amable.

Respondió cada una de nuestras preguntas y se apresuró a reír. Resultó que tenía gimnasia con Karin y arte con Sakura.

De vez en cuando, me miraba y sonreía, mostrando un conjunto de dientes blancos y rectos. No tenía comparación con la sonrisa de Sasuke —cada vez que él se decidía en agraciar nuestro mundo con su presencia— pero era agradable. Y también llamaba la atención de las otras chicas y donceles. Sus ojos seguían volando hacia atrás y adelante entre nosotros. Mis mejillas se volvían más calientes con cada segundo.

—Daremos una fiesta el viernes por la noche —Karin me dedicó una rápida sonrisa—. Estás más que invitado. Los padres de Sai nos están dejando su casa mientras están fuera este fin de semana.

Sai se puso rígido, con el tenedor a medio camino de su boca. Él no dijo nada, pero me di cuenta de que no le agradaba la invitación.

¿Cuál era su problema? La mitad de la escuela parecía estar invitada.

—Eso suena bien —Pain me miró—. ¿Tú irás?

Asentí con la cabeza, girando la tapa en mi agua.

—El rubio no tiene cita —agregó Karin, con una mirada astuta.

Mi boca se abrió. Un movimiento muy suave.

—¿No hay novio? —Pain sonaba sorprendido.

—No. —Los ojos de Karin brillaron detrás de sus lentes—. ¿Tú dejaste a alguien atrás en Hokkaido?

Sai se aclaró la garganta, mientras parecía que la comida en su plato se había vuelto de sumo interés.

Avergonzado, quise esconderme debajo de la mesa.

Pain se echó a reír. —No. Sin nadie. —Su atención volvió hacia mí—. Pero me sorprende que tú no tengas novio.

—¿Por qué, dattebayou? —Quise saber, preguntándome si debía sentirme halagado. Como si mi genialidad fuera tan extrema que no podía estar solo.

—Bueno —dijo Pain, acercándose. Cuando habló, fue justo en mi oído—. Ese tipo de allí. Ha estado mirándote desde que me senté. Y no se ve feliz.

Sai fue el primero en buscar. Sus labios formaron una sonrisa tensa.

—Ese es mi hermano mayor...

Pain asintió con la cabeza mientras se echaba hacia atrás. — ¿Ustedes salieron o algo así?

—No, dattebayou —dije. Cada músculo de mi cuerpo me exigía echarle un vistazo—. Él es sólo...  Uchiha Sasuke.

—Ajá —dijo Pain, estirándose. Me dio un codazo en el brazo. —Así que, ¿no hay competencia?

Mis ojos azules se abrieron. Rayos. Era audaz. Su nivel de atractivo subió diez puntos. —Es poco probable, ttebayou.

Una lenta sonrisa se apoderó de la boca de Pain. Su labio inferior era carnoso, se veía completamente besable. —Es bueno saberlo, porque me preguntaba si querías comer algo después de la escuela.

Wow. Eché un vistazo a Sai, que parecía tan sorprendido como yo.

Tenía toda la intención de averiguar por qué actuaba de manera extraña sobre Gaara, y luego hablar con Sasuke acerca de las cosas raras que me habían estado sucediendo.

El pelinegro malinterpretó mis dudas. —Podemos reunirnos mañana después de la escuela.

—Pero...

—Está bien. —Su mirada parecía decir: sal, diviértete. Sé normal. O tal vez esa era mi ilusión, porque no parecía muy contento con el interés del surfista en mí—. No hay problema, Naruto —agregó.

Yo podría esperar un día más para hablar con Sasuke. Eché un vistazo a Pain y nuestros ojos se encontraron. Me encontré asintiendo.

La sonrisa permaneció en su rostro el resto de la comida.

Hacia el final, me derrumbé, y tuve que mirar porque todavía lo sentía. Pain había estado en lo cierto. Sasuke nos observaba. No a mí, pero sí al chico sentado a mi lado. No había nada amable en la línea dura de su mandíbula o en el tono agudo de sus ojos.

La mirada de Sasuke se deslizó a la mía. Hubo un revuelo dentro de mi pecho. Traté de soltar el aliento, pero me sentí traspasado. Mis labios cosquillearon.

Sin duda, no había competencia.

 

 

Pain y yo decidimos ir a Ichiraku después de la escuela.

Tomamos coches separados. El viento aullaba cuando llegamos allí, tirando de las ramas desnudas de los árboles que rodeaban el aparcamiento, así que nos precipitamos en el interior.

Sus mejillas estaban rojas, debajo bronceado, ya que tomamos asiento cerca de la crepitante chimenea. —Creo que nunca me acostumbraré al viento de aquí. Es brutal.

—Tampoco yo, ttebayou—dije, frotándome las manos frías sobre los brazos—. Y me han dicho que se espera un montón de nieve para cuando llegue el invierno, de veras.

El interés iluminó sus ojos, haciendo que su color gris destacara.

Lejos de ser tan brillantes como los de Sasuke, sin embargo. —Es un clima perfecto para el snowboard, entonces. ¿Lo practicas?

Me eché a reír. —¡Me mataría en dos segundos, de veras! Fui a esquiar una vez con mi mamá y no fue bonito, ttebayou.

Pain sonrió y después desvió su atención hacia la camarera para tomar nuestras órdenes. Sorprendentemente, no me sentía nervioso. Mi estómago no soltaba chispas cuando nuestras miradas se encontraban. Mi piel no se sentía hormigueante a su lado. Y yo no estaba seguro de lo que eso significaba. Parecía tan... normal.

Me contó sobre el surf, mientras esperábamos mi ramen de cerdo y su taza de te. Le dije que lo más cerca que había estado de surfear había sido ver a los chicos en Tokio. Yo no tenía ese tipo de coordinación, y él trató de convencerme de que no era tan difícil.

Reí bastante. Nos tomamos nuestro tiempo para comer. Estando con él, ya no pensaba en extraterrestres, o en la amenaza del DOD, o en Arums. Fue la hora más relajante que había pasado en mucho tiempo.

Cerca del final, rasgó una servilleta en pequeños pedazos mientras me sonreía. —Así que, ¿tienes un blog?

Sorprendido, asentí con la cabeza y me di cuenta que había dejado mi mundo nerd fuera del camino. —Sí, me encantan los libros. Comento sobre ellos en el blog, dattebayou—Hice una pausa—. ¿Cómo lo sabes?

Pain se inclinó hacia delante y susurró: —Te observo. Sé la clase de cosas nerds que haces, pero he encontrado tu blog. Me gusta la forma en que escribes tus comentarios. Muy ingenioso, Naru. Y se nota que te apasiona.

Halagado y completamente victorioso por el hecho de que él leyera mis comentarios, le sonreí. —Gracias. El blog es realmente importante para mí, ¡de veras!  La mayoría de la gente no lo entiende, dattebayou.

—Oh, te entiendo completamente. Yo solía tener un blog sobre surf.

—¿En serio?

Asintió. —Sí, echo de menos el surf y los blogs, la conexión con gente de todo el mundo que comparten mi misma pasión. Es una comunidad bastante impresionante.

Este hombre era perfecto. No se burlaba de mí como Sasuke lo hacía sobre toda mi cosa con el blog. Geniales puntos para Pain. Tomé un sorbo de mi bebida mientras miraba por la ventana. Nubes oscuras y gruesas cubrían el cielo. —Cuando te vi por primera vez, supe que eras una persona que practica surf. Tienes esa mirada, ttebayou.

—¿Qué tipo de mirada es esa?

—Tienes la mirada de chico surfista. El cabello anaranjado, el bronceado, las perforaciones... Es muy lindo, ¡en serio!

—¿Lindo? —Arqueó una ceja, yo me comencé a poner nervioso.

—De acuerdo. Es ardiente, dattebayou.

Sonrió ante mi risa exagerada. —Me gusta como suena.

Tenía una de esas personalidades, al igual que la de Sai, con la que no puedes dejar de sentirte a gusto. Un cambio agradable de la sensación de alfileres y agujas que tenía estando con Sasuke.

Cuando salimos de la cafetería, cerca de las cinco, no podía creer cuánto tiempo había pasado. El viento soplaba en mi pelo, pero yo seguía disfrutando mi tarde con Yahiko Pain, como para preocuparme por el hecho de que no me había puesto una chaqueta todavía.

Él me dio un codazo. —Me alegra que hayas venido conmigo, Naru.

—A mí también, ttebayou —Hice girar mis llaves cuando nos detuvimos en su camioneta.

—No suelo ponerme a mí mismo en esa posición —Se apoyó en el capó, cruzando los tobillos—. Ya sabes, preguntándolo así, frente a una mesa repleta de extraños.

Un fuerte viento enfrió mis mejillas calientes. —Pareces muy seguro, de veras.

—Lo soy cuando quiero algo.

Poniéndose la capucha, se movió hasta quedar frente a mí. Oh, demonios. ¿Iba a besarme? Me había encantado la tarde fácil que acabábamos de pasar, pero, bueno... yo no me sentía bien dejándolo avanzar. No sabía qué pasaba con Sasuke, si es que realmente pasaba algo, pero no era justo fingir que estaba completamente libre. Tenía sentimientos hacia Sasuke, sólo que no me sentía seguro de lo que significaban.

Pain se inclinó hacia mí y me congelé.

Por encima de él, las ramas se balanceaban y gemían bajo la fuerza del viento.

Hubo un fuerte crujido, y mi cabeza se irguió. Una de las ramas gruesas se rompió bajo el peso del viento. El pánico saltó en mi garganta mientras la rama bajaba hacia donde Pain se encontraba. No había manera de que pudiera moverse lo suficientemente rápido, y el tamaño de la rama prometía grandes daños.

La rigidez se precipitó sobre mi piel, crepitando entre las capas de ropa. Sentí como los minúsculos vellos en la parte trasera de mi cuello se erizaban. Con el corazón acelerado, me lancé hacia adelante y pensé que había gritado: “¡detente!”, pero fue sólo en mi cabeza.

Y la rama se detuvo... en el aire, suspendida por la nada.

 

La rama colgaba allí, flotando como si estuviera atada por una cuerda invisible. Mi respiración resonaba en mi pecho, sin llegar a exhalar. Detuve la rama, yo hice eso. El pánico y el poder se apresuraron a través de mí, dejándome mareado.

El ojigris me miraba, sus ojos desorbitados, ¿Con qué? ¿Miedo? ¿Emoción? Dio un paso a un lado y levantó la mirada. La fiebre de energía me dejó al mismo tiempo. La pesada rama se estrelló, formando grietas en el pavimento como lo hubiera hecho en el cráneo anaranjado de Pain. Mis hombros cayeron mientras exhalé el aire. Un dolor agudo y cortante estalló detrás de mis ojos e hice una mueca de dolor.

—Wow... —Pain pasó una mano por su puntiagudo cabello—, eso pudo haberme matado.

Tragué saliva, incapaz de hablar. Una descarga se agitó a través de mí, tocando mis costados. Sentí y reconocí el cálido cosquilleo pasar por mi nuca, pero no podía moverme. Este pequeño “suceso” debilito mi energía, y mi cabeza... latía con fuerza, un tipo de dolor aterrador que indicaba que algo andaba mal.

Maldición, ¿qué era esto? ¿Estaba teniendo un aneurisma?

—Naruto... está bien —dijo mi “cita”, dando un paso hacia adelante mientras sus ojos miraron detrás de mí.

Una mano cálida y fuerte se enrolló alrededor de mi brazo. —Naruto.

Me hundí ante el sonido de la voz de Sasuke. Girándome hacia él, bajé mi cabeza, protegiéndome el rostro con mi cabello. —Lo siento, ttebayou —susurré.

—¿Él está bien? —preguntó Pain, sonando preocupado—. La rama...

—Sí. Está bien. La rama caída lo asustó. —Cada palabra sonaba como si hablara con los dientes apretados—. Eso es todo.

—Pero...

—Nos vemos luego. —Sasuke empezó a caminar, llevándome con él—. ¿Estás bien, dobe?

Asentí, mirando al frente. Todo parecía demasiado brillante para un día nublado. Demasiado real. Toda la tarde había sido perfecta. Normal. Y yo la había arruinado. Cuando no respondí, Sasuke tomó las llaves de mis dedos entumecidos y abrió la puerta del pasajero.

El pelinaranja gritó mi nombre, pero no me atreví a mirarlo. No tenía ni idea de lo que debía estar pensando, pero sabía que no podía ser algo bueno.

—Entra —dijo Sasuke, casi con suavidad.

Por una vez, obedecí sin rechistar. Cuando se subió al lado del conductor y movió el asiento hacia atrás, me rompí. —¿Cómo... cómo estás aquí, ttebayou?

No me miró mientras encendía el motor y salía de la plaza de estacionamiento. —Conducía por aquí. Le diré a Sai y Gaara que recojan mi coche.

Volviéndome en mi asiento, vi a Pain cerca de su coche. Todavía estaba de pie allí, como lo habíamos dejado. Nudos retorcieron mis entrañas. Me sentí enfermo. Atrapado por lo que había hecho.

—Sasuke...

Su mandíbula se apretó. —Vas a fingir que no pasó nada. Si él toca el tema, le dirás que se movió fuera del camino. Si llega a sugerir que tú... que tú detuviste esa rama, ríete de ello.

El entendimiento me llegó. —¿Tengo que actuar como tú lo hiciste al principio, dattebayou?

Asintió bruscamente. —Lo que ha pasado allá atrás nunca sucedió, ¿me entiendes?

Cerca de las lágrimas llenas de impotencia, asentí.

El silencio dio paso a los minutos. A mitad de camino, el dolor de cabeza se relajó y me sentí casi normal, excepto que era como si me hubiera quedado en vela toda la noche. Ninguno de los dos habló hasta que él se detuvo en la entrada de mi casa.

Sasuke tiró las llaves del contacto y se reclinó. Me miró de frente, sus ojos protegidos por una larga onda de cabello negro. —Tenemos que hablar. Y tienes que ser honesto conmigo. No parecías sorprendido cuando hiciste eso.

Asentí de nuevo. Estaba furioso, y no podía culparlo. Yo, probablemente, los había expuesto a todos ellos a los humanos, un humano que podía ir a la prensa, quien podía hablar en la escuela y quien podía llamar la atención del DOD. Podían averiguar que los Luxen tenían habilidades especiales. Podían saber sobre mí.

Entramos a mi casa vacía. El aire acondicionado central soplaba el calor de los conductos de ventilación, pero yo temblaba incontrolablemente mientras me sentaba en el sillón reclinable. —Planeaba decirte, de veras.

—¿En serio? —Sasuke se puso de pie delante de mí, abriendo y cerrando las manos a sus costados—. ¿Cuándo, exactamente? ¿Antes o después de que hicieras algo que te pusiera en peligro, usuratonkachi?

Me estremecí. —¡No pensé que esto sucediera! Todo lo que quería era tener una tarde normal con un chico...

—¿Con un chico? —Escupió, sus ojos llameando de un negro intenso.

—¡Sí, con un chico normal, dattebayou! —¿Por qué sonó tan sorprendente? Tomé una respiración profunda—. Lo siento. Tenía la intención de ir a verte esta noche, pero Pain me pidió que fuera a comer con él y yo sólo quería una maldita tarde con alguien como yo, maldición.

Su ceño fue tan profundo que pensé que su cara se había agrietado. —Tienes amigos que son normales, Naruto.

—¡No es lo mismo, Sasuke!

El pelinegro pareció captar lo que yo realmente quería decir. Por un instante, sus ojos se agrandaron y juraría que hubo un destello de dolor en ellos, pero luego desapareció. —Dime lo que está pasando, ahora, Naruto.

La culpa se disparó a través de mí, tirando detrás de ello púas puntiagudas se clavaban profundamente. —Creo que tengo bichos extraterrestres, porque he estado moviendo cosas... sin tocarlas, de veras. Hoy, abrí la puerta de la clase al Sr. Hatake sin tocarla. Él pareció creer que fue una corriente de aire, ttebayou.

—¿Con qué frecuencia ha estado sucediendo?

—A intervalos por alrededor de una semana. La primera vez fue la puerta de mi casillero, pero pensé que fue una casualidad, así que no dije nada, ttebayou. Entonces, pensé en querer un vaso de té, y el vaso salió volando del gabinete y el té se empezó a verter por sí solo en la nevera. ¡Demonios! La ducha se encendió sola, puertas se abrieron y, un par de veces, la ropa voló de mi armario. —Suspiré, me encontraba agitado, en algún momento me agarraría de los cabellos rubios—. ¡Mi habitación era un desastre, ttebayou!

Una risita se escapó. —Bonito.

Mis manos se hicieron puños. —¿Cómo puedes pensar que esto es divertido, teme? ¡Mira lo que pasó hoy! ¡No tenía la intención de detener esa rama! Quiero decir, no quería que lo golpeara, pero no fui consciente de detener la maldita cosa, dattebayou. Toda la cosa de curarme me cambió, Sasuke. Si no lo has adivinado aún, yo no podía mover cosas antes. Y no sé qué es lo que me está pasando, ¡de veras! Tengo un terrible dolor de cabeza y luego me siento agotado. ¿Qué pasa si me estoy muriendo o algo así?

Sasuke parpadeó y de pronto estuvo a mi lado, sentado en el brazo de la silla. Nuestras piernas tocándose. Su respiración agitó mi cabello. Retrocedí mientras mi ritmo cardiaco se aceleraba. —¿Por qué tienes que moverte tan rápido? Está.... mal, ttebayou.

Suspiró. —Lo siento, Kitsune. Para nosotros, movernos rápido es natural. En realidad, es más esfuerzo disminuir la velocidad y parecer “normal”, como tú dices. Supongo que olvido que tengo que fingir cerca de ti.

Me dolía el corazón. ¿Por qué todo lo que digo últimamente sale como una crítica?

—No te estás muriendo, dobe —dijo.

—¿Cómo lo sabes?

Sus ojos se aferraron a los míos. —Porque nunca dejaría que eso sucediera.

Lo dijo con tanta firmeza que le creí. —¿Qué pasa si me estoy convirtiendo en un extraterrestre, Sasuke?

Una mirada cruzó su rostro, como si quisiera reír, y no podía obtener el por qué. Lo hizo sonar absurdo. —No sé si eso es posible, usuratonkachi.

—Mover cosas con mi mente no debería ser posible, bastardo.

Suspiró. —¿Por qué no me lo dijiste cuando sucedió por primera vez, dobe?

—No lo sé, dattebayou —dije, sin poder apartar la mirada—. Debí haberlo hecho. No quiero ponerlos en peligro a ustedes. Te juro que no lo estoy haciendo a propósito, ¡en serio!

Sasuke se echó hacia atrás. Sus pupilas se volvieron luminosas. —Sé que no estás haciendo nada a propósito. Yo no hubiera pensado en eso.

Se me cortó la respiración mientras él sostenía mi mirada con sus ojos extraños. La sensación punzante regresó, expandiéndose sobre mi piel. Cada centímetro de mí se hizo dolorosamente consciente de él.

Se quedó en silencio por un momento. —No sé si eso fue un producto de mi curación en ti por esas veces o cuando te conectaste con nosotros durante el ataque de Momoshiki. De cualquier manera, es obvio que estás usando algunas de mis habilidades. Nunca he oído hablar que esto haya ocurrido antes.

—¿Nunca? —susurré.

—Nosotros no curamos humanos, dobe. —Sasuke se detuvo, frunciendo sus labios—. Siempre he pensado que tenía algo que ver con la exposición de nuestras habilidades, pero ahora me pregunto si es más que eso. Si la verdadera razón es porque nosotros... cambiamos a los humanos.

Tragué saliva. —¿Así que me estoy convirtiendo en un alienígena, ttebayou?

—Kitsune...

Todo lo que podía pensar era en la película Alíen, y esa cosa arrastrándose fuera del estómago del chico, a excepción que la mía sería una bola de luz brillante o algo así. —¿Cómo podemos detener esto, Sasuke?

El Uchiha se puso de pie. —Quiero probar algo, ¿de acuerdo?

Mis cejas se arquearon. —Está bien...

Cerrando los ojos, dejó escapar un largo suspiro. Su forma parpadeó y se desvaneció. Unos segundos más tarde, él estaba en su verdadera forma, irradiando una potente luz azul y blanca. Tenía la forma de un ser humano, y yo sabía que sería caliente al tacto. Todavía era extraño verlo así. Me condujo de regreso al punto, el cual olvidaba a veces, que él no era de este planeta.

Di algo para mí. Su voz susurró en mis pensamientos.

En su verdadera forma, los Luxen no podían hablar en voz alta. —Eh, ¿hola, ttebayou?

Su carcajada hizo cosquillas en mi interior. No así. Dime algo, pero no en voz alta. Como lo que pasó en el claro. Tú me hablaste, entonces.

Cuando estuvo curándome, escuché sus pensamientos. ¿Volvería a pasar?

Tu luz es muy bonita, pero me está cegando, dattebayou.

Escuché su inhalación fantasmal. Todavía podemos escucharnos el uno al otro. Su luz se atenuó, y estuvo de pie frente a mí de nuevo, sólido, sus ojos turbados. —Así qué, ¿mi luz te cegaba, eh?

—Sí, lo estaba, ttebayou —Jugué con el cuero alrededor de mi cuello—. ¿Estoy brillando ahora? —Por lo general ocurría cuando ellos entraban en su verdadera forma, dejando detrás un leve rastro.

—No.

Así que eso cambió, también. —¿Por qué todavía puedo escucharte? Actúas como si no debiera.

—Tú no deberías, pero seguimos conectados.

—Bueno, ¿cómo hacemos para no estar conectados, dattebayou?

—Es una buena pregunta —Se estiro distraídamente mientras su mirada vagaba por la habitación—. Hay libros por todas partes, Kitsune.

—Eso no es realmente importante en estos momentos, teme.

Una mano tendida. Un libro voló fuera del sofá a su mano. A medida que se dio la vuelta, levantó las cejas y su mirada se movió rápidamente.

—¿Su toque mata? En serio, ¿qué es esto que estás leyendo, dobe?

Rodé de la silla, agarrando el libro y sosteniéndolo cerca de mi pecho. —Cállate. Me encanta este libro, bastardo.

—Ajá —murmuro Sasuke.

—Bueno, volvamos a las cosas importantes. Y deja de tocar mis libros, dattebayou.—Me senté de vuelta en donde había estado—. ¿Qué vamos a hacer, Sasuke?

Su mirada se posó en mí. —Voy a averiguar lo que está pasando contigo. Sólo dame algo de tiempo.

Asentí con la cabeza, esperando que tuviéramos el tiempo suficiente. No se sabía lo que haría el próximo accidente, y lo último que quería era exponer a Sai y los demás. —Te das cuenta de que todo esto es porque tu...

Arqueó una ceja.

—Es porque de repente me gustas, ttebayou.

—Estoy bastante seguro de que te gustaba antes de esto, Kitsune.

—Bueno, tú tenías una tremenda manera de demostrarlo, bastardo.

—Es cierto —admitió—. Y ya he dicho que siento la forma en que te traté. —Tomó un respiro fortalecedor—. Siempre me gustaste, dobe. Desde el momento en que me enseñaste tu dedo medio.

—Pero no empezaste a querer pasar tiempo conmigo hasta después del primer ataque, teme,  cuando me curaste. Tal vez ya estábamos empezando a, como... transformándonos juntos o lo que sea, dattebayou.

Sasuke frunció el ceño. —¿Qué pasa contigo, Naruto? Es como si tratarás que convencerte de que no es posible que te guste. ¿Eso hace que sea más fácil decirte a ti mismo que no tienes sentimientos por mí?

—Me trataste como a un estorbo por meses, idiota. Lamento si me es difícil creer que cualquier cosa que tú sientas es real, ttebayou. —Me senté en el sofá—. Y no tiene nada que ver con lo que yo siento, ¡de veras!

Sus hombros se tensaron. —¿Te gusta ese chico con el que estabas?

—¿Pain? No lo sé. Es agradable, ttebayou.

—Se sentó con ustedes hoy en el almuerzo, dobe.

Mi ceja se arqueó. —Porque no había un asiento libre y es un mundo libre donde las personas pueden elegir dónde quieren sentarse, teme.

—Había asientos libres. Pudo haberse sentado en cualquier otro lugar de la cafetería, usuratonkachi.

Me tomó unos segundos para responder. —Está en mi clase de biología, Uchiha. Tal vez sólo se sentía a gusto conmigo, porque los dos somos alumnos nuevos, dattebayou.

Algo cruzó por su rostro, y entonces estuvo de pie enfrente de mí. — Se quedó mirándote. Y, obviamente, quería pasar tiempo contigo fuera de la escuela, dobe.

—Tal vez le gusto —dije, encogiéndome de hombros—. Karin lo invitó a la fiesta del viernes.

Los ojos de Sasuke se oscurecieron a un negro rojizo. —No creo que debas estar cerca de él hasta que no sepamos qué pasa contigo moviendo cosas, usuratonkachi. Tú haciendo esa cosa con la rama fue solo un ejemplo. No podemos permitir que se repita.

—¿Qué, ttebayou? ¿Se supone que no deba salir o estar con nadie ahora?

Sasuke sonrió. —Cualquier persona humana, sí.

—Como sea, idiota. —Negué con la cabeza, poniéndome de pie—. Esta es una conversación estúpida. No estoy saliendo con nadie de todos modos, pero si lo fuera, no me detendría sólo porque tú lo dices, dattebayou.

—¿No lo harías? —Su mano salió disparada, metiendo un mechón de cabello detrás de mí oreja—. Tendremos que ver eso, dobe.

Di un paso a un lado, manteniendo la distancia entre nosotros. —No hay nada que ver, bastardo.

El desafío llenó sus ojos. —Si tú lo dices, Kitsune.

Cruzando los brazos, suspiré. —Esto no es un juego, Uchiha.

—Lo sé, pero si lo fuera, ganaría. —Parpadeó y apareció por la entrada del vestíbulo—. Por cierto, he oído lo que Kiba ha estado diciendo.

El calor invadió mi rostro. Otro problema, pero menos importante en el gran esquema de las cosas. —Sí, él es un patán. Creo que son sus amigos, ttebayou. En realidad, me pidió disculpas, y luego, cuando aparecieron sus amigos, les dijo que yo intentaba rogarle.

Los ojos de Sasuke se estrecharon. —Eso no está bien.

Suspiré. —No es gran cosa, de veras.

—Tal vez no para ti, pero lo es para mí. —Hizo una pausa, cuadrando los hombros—. Yo me ocuparé de ello, dobe.

Continuará...

Notas finales:

He entrado a clases de nuevo, mi último año de la carrera, y eso significa una cosa: Las actualizaciones no serán tan rápidad como antes (andaba de vacaciones, esa temporada).

Lo sé, duele mucho, a mi me duele, pero haré todo lo posible por actualizar lo más pronto posible, sin mencionar de que trabajo los fines de semana y me tomaré varios dias también libres para seguir escribiendo esta historia, porque como les dije aún tengo 7 capítulos adelantados.

Es lo único que realmente les quería comentar, además de que al fin me puse al tanto de sus comentarios y todos están contestados, tanto los de esta temporada como los de Scarlat.

No me queda ahora sí más que decir. Esperaré ansiosa sus conclusiones y lo que piensan que pasará, eso me hace muy feliz y me animan a pensar que todo esto vale la pena.

¿Nos leemos pronto?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).