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Y es color azul por alex solano

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Le costo un poco recobrar la conciencia, pero la oscuridad empezaba despejar su mente. Bufo al descubrir que todo fue un sueño. En vez de estar tranquilo en la mansión Wayne, o el apartamento de Dick, está encerrado en un cuarto rojo, con detalles dorados. La habitación era elegante, con gustos refinados, similares a los que tiene su madre. Muebles estilo similar al victoriano, los elegantes sillones de madera oscura, junto con el diván en la ventana enrejada. La cama era de envidia para cualquiera, doble con sabanas de seda. Pensó que lo llevarían a unas mazmorras, o una jaula, no esperaba que fuera una de oro. Suponía que el dueño trataba de impresionarlo, pero no estaba ni remotamente cerca. Incluso en la liga de asesinos, fuera de los entrenamientos y asesinatos, vivía de manera lujosa, no cambio mucho cuando paso a vivir con su padre.

El tiempo según sus cuentas, solo paso desde que el rubio lo llevo ahí, mínimo 3 días, sin verlo desde entonces. Son cuidadosos con él, demasiado. La comida sale de una plataforma pequeña debajo, con frutas y carne tierna, claro que la desecho esta última porque era vegetariano. Hubiera utilizado los cubiertos como armas o herramientas para escapar, pero son de plástico, y se aseguraban que la comida fuera fácil de ingerir. Barrotes en las ventanas reforzadas, la puerta es de titanio sin los grilletes.

Por mucho que le duela el orgullo, tuvo que aceptar el alimento, claro que hacerle sus respectivas pruebas si tenía algún veneno o sedante. No serviría escapar si tenía el mínimo de fuerzas.

Agradecía un poco la consideración del criminal de darle un baño en su habitación, quitándose las manchas de sangre seca. Aunque la ropa no existía, solo se cubría con un bóxer y una bata de baño. Su uniforme está en una esquina, roto y manchado. Sus armas parece ser que se las quedaron ellos.

Siseo un poco de dolor al levantarse. Aun no sanaban sus heridas, de las golpizas y cortes que Espantapájaros y frio le hicieron. Nada grave según el espejo, curarían con el tiempo, pero probable que dejen cicatriz.

Su hermano mayor probablemente estará desesperado, lo conocía bien, podía ser muy dramático y ahogarse en un vaso de agua si algo le llegara a pasar. La punzada de preocupación le inundo. Dick cuando esta frustrado, triste o enojado, tendía a beber. Nunca le gusto la imagen de un ebrio Grayson en la soledad de su apartamento.

Su padre dejo en claro que se iría fuera del planeta antes de que fuera secuestrado, así que no es opción para Dick que fuera con él. Tal vez fue con Drake para su disgusto, aunque no creía que lo ayudara. Jason tal vez, pero nunca se sabe con él. Bárbara sigue en su luna de miel, cogiendo a su compañero como cerda.

Hasta ahora se dio cuenta, que su querido hermano mayor era el único que parecía amarlo. No lo negó, le dolía pensar que a sus demás hermanos lo odiaban. Una vez más se preguntó, ¿Por qué Grayson lo quería? ¿Qué veía en el para que se empeñe tanto en cuidarlo?

Dejando el sentimentalismo de lado, ha recorrido toda la habitación, tratando de reconocer algún logo que le informe quien lo tiene preso, o la ubicación mirando desde la ventana, pero solo bosque. Las pequeñas heces de pájaros eran de mucha ayuda, no conocía todas las especies nativas de estados unidos, pero tal vez, sabiendo la dieta de algunas, e identificarlas en los desechos, podría saber en qué parte son más frecuentas las aves, como resultado saber en dónde diablos estaba.

Odiaba las aves, pero parecían ser parte de la solución de sus problemas.

-buenos días- dio un brinco pequeño del susto.

Una mucama entro como don pedro por su casa en la habitación, de lo lindo, alegre tomando sus sabanas. Hizo amago de aprovechar a escapar, pero dos gorilas se pusieron enfrente de la puerta. No lo dudo, tomo un cuchillo de plástico en su manga y tomo por detrás de la señora en el cuello, tomándola de rehén, con la punta directo en su ojo.

-apártense o le entierro esto por el ojo y la mato- gruño, sin hacer caso a los chillidos de la beta.

Ambos guardias lo miraron indeciso.

-te reto- una tercera voz se hizo paso detrás de ellos.

Damián tomo más fuerte a la mucama, tensando sus músculos, con los ojos verdes ardiendo al reconocer al rubio que lo trajo.

Impecable y fresco, vestido de camisa azul con pantalón café, sumado a sus zapatos de charol relucientes. Mirándolo divertido, con sonrisa graciosa.

-te reto pequeño, mátala si eres capaz, y te dejare libre-

Damián se mordió el labio, rasguño un poco el cuello de la sirvienta, con las leves gotas de sangre escurriendo, asustando a la mujer que rogaba. Hace tiempo que dejo de ser Damián Al Ghul, el infante asesino y promesa de la liga de asesinos. Era un Robin, un héroe, y con esfuerzo de los años que paso al lado de la familia de la noche, admitió que matar estaba mal, y se sintió culpable de las vidas que cegó, o algunas. Este no era el caso, la mucama era solo un peón, una empleada que cambiaba sus malditas sabanas. Ese hombre sabía de sobra que nunca podría asesinar sin un buen motivo.

Chasqueo la lengua frustrado, liberando a la mujer, que llorando, corrió fuera de la habitación. Los dos guardaespaldas se acercaron, pero ágilmente les hizo lluvia de golpes, cortándolos con el cuchillo de plástico, ahogándolos con las sabanas. Que Alà perdone su estupidez de dejarse secuestrar, pero sería el colmo dejarse someter por solo dos simples gorilas.

-excelente, simplemente excelente- los aplausos lo detuvo.

Otro personaje hizo presencia en la entrada de la habitación, aplaudiendo cual niño feliz, sonriente. No era muy viejo, pero tampoco joven, entre los cuarenta. Cabellos claros cafés iguales a sus ojos.

-¿Qué mierdas quieren conmigo?- gruño en posición de pelea.

-aunque es un poco mal educado. No importa, vamos al jardín, nos esperan- como si nunca lo hubiera escuchado, se fue. El rubio se acercó, pero estaba listo a pelar con dientes.

-resístete y sirviente por sirviente se muere… Junto con sus hijos en esta casa-

Una canasta golpeo el suelo. Detrás estaba una joven que no pasaba de los 17, aterrorizada por las palabras del rubio. Damián vio su expresión, más mortificado quedo cuando ella se llevó las manos a su vientre. Apretó sus puños de enojo, soltando el cubierto al suelo, con manos arriba.

-no voy a encadenarte. Pero tampoco te quitare el ojo encima, de ti depende si siguen respirando- le arrojo prendas a la cara.

-púdrete maldito pervertido-

-vístete rápido, en 5 te quiero listo- ignoro el insulto dando media vuelta.

 

 

-¡Titus!-

El ojiazul llamaba por todo rincón de la mansión, haciendo eco su voz por los grandes pasillos de la mansión Wayne. Nunca le diría al dueño que extravió a Alfred en algún lugar de metrópolis por estar volando con él en brazos. Gracias a su capa que pudo hallarlo cuando sobrevolaba en los parques. Alimentar a la vaca no era problema, incluso ordeñarle las ubres le era habitual ya que vivía en una granja. Su pequeña granja de conejos no era nada de lo que no podía manejar. Pero cuidar de animales y los animales de Damián son cosas diferentes. No sabía que tenían estas mascotas, pero pónganle un antifaz y capa, y serán iguales al Robin. Juraba que el gato sabia como matarlo mientras dormía. No estaba muy seguro de como se cuidan las supermascotas, Kripto va y viene por el mundo, Lobo, el compañero canino de su hermano mayor, le tenia miedo como para acercársele.

Debió haber escuchado a su padre, antes de irse con Batman al espacio exterior, las mascotas pueden ser iguales al dueño. Tendría en cuenta ese concejo la próxima vez. Es una suerte que contaba con el mayordomo en la mansión, que parecía ser el mismísimo mago de Oz para tener todo alguna solución que parecía mística.

-¡Titus!-

Quedarse en la mansión Wayne le ha sido gratificante a excepción de los problemas con los animales. El cuarto de invitados era mas grande que la sala de su casa, el baño era del tamaño de su habitación, la comida exquisita le hacia pedir triple porción, ni se diga que las miradas asombradas de sus amigos de Kansas, cuando los invito la semana pasada a jugar con él, y permiso respectivo del padre del principito de Gotham.

Pero ahora el ambiente era angustiante.

Entrecerró los ojos al reconocer una silueta entre los arboles de los jardines, acercándose más, le era más conocida.

-Oh…lo encontraste-

Jon no supo que debía decir después de eso.

Miraba atento al hermano mayor de los hijos de la noche, que con respecto a la imagen juguetona y amistosa que acostumbraba a ver, parecía que fue sacado de aquella película de Halloween con Michael.

El acróbata acariciaba la cabeza del gran danés, delicado y paciente. Esa probablemente sería una buena imagen si no fuera por su aspecto tan…peculiar. Un estilo mas salvaje suponía, como el típico chico rudo, parecido a Jason, que le daba sustos a media noche y se reía malicioso.

-lo siento…abrí la puerta para alimentar a los conejos, pero se me escapo-

Le dio un escalofrío al ver como los ojos casi teñidos en rojo sangre lo miraban, con un aroma algo agrio. Recordaba que su padre le había dicho, que un alfa con esos ojos, era mejor alejarse. Esa advertencia parecía ser la mejor por ahora, porque veía la espada de su mejor amigo en sus manos, con manchas que no quería saber que era.

-descuida, solo extraña a Damián- la sonrisa de comercial casi lo convención que todo estaba bien.

Asintió con duda, encadenan la correa al collar del gran danés.

Hizo una mueca al oler el aroma del Dick. Como alfa, le desagradaba también el hedor de testosterona de otro, pero le dio mareo al aroma de los sentimientos tan contradictorios.

Claro que también se angustiaba por Damián, es su mejor amigo. Ha cuidado con más esmero a todas sus mascotas, para que cuando aparezca el mayor, este orgulloso. Ha querido también poner su granito de arena en su búsqueda, pero solo dio vueltas por la ciudad con rayos x. siendo sinceros, no era detective como los héroes de Gotham. Usualmente cuando tenían misiones de ese tipo, Damián siempre sabía qué hacer. Casi se puso a llorar cuando acompaño una vez en un caso de Tim con Conner. Estropeo toda investigación sin querer.

-joven Kent, el almuerzo esta listo- saludo el mayordomo en la entrada.

-gracias Alfred-

-¿también se quedara a comer maestro Grayson?- pregunto con cautela al acróbata, ante el brinco del susto de Jon al no darse cuenta que estaba detrás de él.

-no Alfred. Solo vengo a buscar algo- murmuro cual computadora, entrando a la mansión.

Jon soltó la correa del perro, algo preocupado por el estado de Nigthwing. Alfred se le notaba la desesperación a kilómetros de distancia, era el abuelo que nunca pudieron tener los 4 Robins en esta familia.

Contaban con que el padre de familia regresara pronto, porque la tensión entre la manada era palpable en el oxígeno mismo.

Miro con intriga a Jason, sentado en el sofá de la sala de estar, mirando  a las escaleras pensativo, contando las balas desinteresadamente de sus cartuchos.

Alfred dentro de poco serviría la cena, iría a la vieja habitación de Richard, con la esperanza de convencerlo que comiera algún bocado.

-No-

-¿ah?- volteo a ver al segundo Robin cuando puso pie en el primer escalón.

-no lo molestes. Este en plena menstruación, mejor ni hablarle cuando esta así-

-pero la…-

Jason negó con la cabeza, siguiendo con la cuenta de municiones. Jon miro por ultima vez las escaleras oscuras, con las plegarias en la cabeza que volviera pronto Damián.

Reed Hood tomo su comunicador, marcando a los demás, que la cosa se puso peor.

Mientras que arriba, entre las penumbras de una habitación, el aroma se volvía pesado. Los dedos callosos acariciando las pinturas y bocetos del pequeño artista. Recorriendo la recamara ordena, acariciando las cortinas blancas, palpando la sabanas de ceda, llevándose a su rostro la camiseta, aspirándola profundamente, oliendo el dulce aroma familiar, y calmar el instinto.

 

 

El omega oji-jade murmuro maldiciones en árabe, imaginando mil y un escenarios de como mataría al rubio de su frente.

Relativamente fue sencillo vestirse con el kosode rojo, las dificultades estaban cuando entro otra mucama con bases, sombras, delineador y demás maquillaje. Es para hacerlo mas hermoso le dijo ella. No dudo en escupirle en el rostro al rubio, seguido de una patada giratoria al hombre que lo secuestro. Sonrió orgulloso al conseguir que se orillarla en el suelo, tratando de tomar aire. No dudo en escupirle sus verdades, y que no se maquillaría.

No estaban en la época victoriana ¡por Alá!

Desafortunadamente, este lugar de locos tenía un Alfred también, pero una versión femenina que también no duda en echarte tus 4 verdades a la cara. La anciana le recordaba a su abuelo mayordomo, tristemente. Refunfuño y solo acepto que le retocaran los ojos, resaltando sus orbes. Los moretones solo acepto en el rostro, no dejaría nunca que lo tocaran más allá del cuello.

Parecía que en el aspecto cultural son muy tradicionales. No solo era una, si no una mezcla y aculturación de varias naciones. Le parecía interesante la buena combinación entre lo japonés con el francés.

Al salir por un gran portón, se topó con un jardín que a su madre le daría envidia. Aquí se unía especias nativas de california baja con nuevo México, seguido de una arena blanca que bordea las flores purpuras, bien barrida. Detalles mayas en las empedradas y escalones. Ni se diga de los jarrones de barro en columnas pequeñas griegas.

-por aquí pequeño Robin- guio el rubio ante la molestia del menor.

El cantar de un ave le llamo la atención. Un espacio verde bien cuidado, se desfilaban engreídos los pavos reales blancos, abriendo sus plumas de la cola, luciéndose entre ellos. No muy lejos una persona les lanzaba semillas de alimento.

Acercándose más, reconoció mejor la silueta, un hombre, de contextura parecida de Jason. Un cabello oscuro negro, con la piel tersa blanca, sin ninguna peca o lunar de por medio.

-lo he traído-

El aquel alimentaba a las aves se dio vuelta. Damián lo miro de reojo, con un tenedor de plata enfundada en su larga manga, que pudo robar de una pobre chica de servicio, que accidentalmente se le cayó la loza.

El hombre para su frustración y cansancio, era alfa, igual que todo macho que se ha cruzado. Tenía unos penetrantes ojos oscuros, y un porte firme.

-tu debes ser el Robin. Disculpa toda descortesía de mi parte, yo soy…-

-Alessandro Kaen. Tu eres muy famoso en la pared de tiro el blanco de mi tía Nyssa- siseo.

Podría recordar perfectamente la lista negra de la hermana de su madre. Hay muchos rostros si, pero este graciosamente no se le paso por alto, menos por las palabras odio exageradas de su tía encima de la foto de aquel hombre.

-entonces mi madre ya debió hablarte de mí-

¿perdón? ¿madre?

-por esa expresión, me dice que no tiene idea ¿o sí? No es de extrañar que para Nyssa sea su sucio secretito. - dijo desinteresado.

-ni tanto, siempre hay bastardos de clan por ahí-

-pero ese no parece ser tu caso…- murmuro, acariciando la mejilla del Robin.

La plata brillo con el sol del mediodía, cegando momentáneamente. Una línea de sangre bajaba entre los dedos del mayor, sosteniendo el tenedor, que, por poco, se entierra en su abdomen.

-eres perfecto…- rio a suelta, quitandole el cubierto de su mano.

-se lo dije- exclamo el rubio detrás de ellos, puliendo su arma como si no pasara nada.

-¿perfecto para que mierdas si se puede saber?- gruño.

-lo sabrás con el tiempo. Por las cicatrices deduzco que podrías ser crucificado y aun pelear. Eres muy joven, ¿13 años tal vez? No tienes marca, probablemente seas aun virgen. Esos ojos… eres hermoso, un precioso omega-

- no me importan tus estúpidos halagos, no seré la perra de este lugar si eso piensas, primero te corto el pito o mi garganta antes que me toques-

-y claro que también ese carácter, terco e indomable. ¿eres hijo de Talía?, eso seria muy interesante. No tengo interés alguno en prostituirte, somos algo conservadores. Definitivamente eres un diamante. Rex, llévalo a la casa, prepara un espacio en la principal al mediados de la semana proxima. Ah…y ponle el collar-

 

 

 

-mejor dile-

-¿yo? ¿Por qué no se lo dices tú?-acuso.

-es tu mejor amigo ¿no?-

-¿Por qué no Megan?, ella es la más sensible de nosotros ¿no?-

-p-pero no podría. ¿Qué tal y si se molesta? ¿No debería Conner hacerlo?- todas las miradas se pusieron encima del mitad Kriptoniano, que miraba molesto a su pareja.

-saben que no tengo tacto para esto. Que Wally lo haga, son amigos antes que se formara el equipo.-

-¿saben qué?, ya me canse como ustedes como malditas gallinas eligen quien lo enfrenta. Yo lo hare- Roy Harper II, haciendo gala a su nombre, se hizo camino hacia la computadora.

-¡No! ¡Yo lo hare! ¡Yo lo hare!- grito el velocista. Dejar que el arquero pelirrojo le gritara sus verdades a Nigthwing era mala idea. Era el que menos tacto tiene, además que era tosco y agresivo. Mejor lo hacia él.

Wally camino hacia Dick, que concentrado, tecleaba en la computadora de monte justicia.

Desde hace 9 días que se veía al justiciero de Bludhaven venir con mucha frecuencia al monte justicia, hasta que prácticamente estaba pegado al aparato. Se veía cansado, con ojeras bajo sus ojos y desalineado. El uniforme se encontraba en ocasiones sucio, el cabello revuelto, y la Katana del Robin sanguinario parada peligrosa en una esquina. No quería mirar la sangre seca que la adornaba.

El alfa no se despegaba de la pantalla hasta que no encontraba algo de importancia. Salía en su motocicleta algún lugar, pero volvía más agresivo. El aroma agrio que comenzaba apestar el ambiente era pesado; Agresión, enojo, alerta, frustración y posesividad podían olerse emanando del acróbata.

Wally veía como comenzaba afectarles la testosterona de su mejor amigo a los demás, sacando la territorialidad de los demás dominantes del equipo a flote, y una tensión que podía cortarse con un dedo. Estaba muy preocupado, pocas veces lo había visto así, y no era nada bueno.

Todo comenzó cuando lo encontraron matándose a golpes con Jason, cuando estaban de vuelta de una misión, en las afueras de Bludhaven. Al principio pensaron que no era la gran cosa, esos dos se llevaban normalmente así. Pero todo cambio cuando comenzó a herir enserio con una katana al segundo Robin, con los ojos rojos brillantes, y mucha agresividad.

Tuvieron que sedarlo, llevándoselo a detención en monte justicia. Le pidieron explicaciones a Jason, pero estaba muy enojado como para charlar. Solo les dijo que el demonio había sido secuestrado. Yéndose a lamerse las heridas en Gotham.

-¿Por qué lo hiciste Dick?-

-secuestraron a Damián, y lo empezó a insultar-

-pero eso no es motivo de irlo a matar-

-lo siento. Prometo que no pasara- aseguro con sonrisa radiante, que le faltaba el aro de luz en su cabeza, y parecería aun ángel que no partía un plato.

Canario asintió satisfecha.

Debieron predecir que todo fue una actuación del acróbata. Tratándose siempre de Damián Wayne, demás que desaparecido, para Dick Grayson era el fin del mundo. No volvió agredir alguien del equipo, pero no podía decirse lo mismo con los que se encuentra cada vez que sale.

Hace mucho tiempo que la sociedad es civilizada, con la razón y no el instinto.

Pero su amigo era ahora más instinto, más animal, más salvaje que el tierno y divertido Nigthwing. Los ojos azules tiñéndose de rojo, más gruñidos que palabras, siempre marcando su espacio.

El equipo estaba angustiado, una alfa así traería problemas, temían que se hiciera daño así mismo. Le han ofrecido su ayuda en buscar a su amado hermano menor, pero el rotundo no de alfa, y el sí débil de un Dick cansado les confundía.

Megan salía hacer sus propias investigaciones, junto con Artemisa. Los demás no eran detectives, solo cuidaban a Dick que no hiera una locura.

-no lo hagas-

Roy miro sorprendido el dueño de la mano en su hombro deteniéndolo.

-Tim- saludo Conner con alegría, acariciando la mejilla de Red Robin y plantándole un beso en sus labios.

Para todos, era conocido que entre Megan, Conner y Tim, tenían la dinámica de un trio. Eran pocas ahora las relaciones de tres en la actualidad. Muy complicadas para sostenerlas. Aun no dan el paso del apareamiento. Una dinámica de un alfa con dos omegas requería mucho tiempo para hacerla estable.

-Jason se ha comunicado conmigo estos últimos días. Yo lo hare, es mi hermano, por lo tanto, mi responsabilidad-

-¿qué te paso en la mejilla?- pregunto el Kent al ver un moretón leve.

Tim evadió la mirada inevitablemente.

-¿fue él cierto?- susurro molesto, abriéndose paso a iniciar una pelea.

-no- le detuvo

-¡te pego! ¡Eres mi omega!-

-pero tú no eres mi familia…- murmuro serio.

Conner lo sintió como un golpe duro en la mejilla, sintiéndose herido.

-¿Qué dices?- pregunto dolido.

-no te lo tomes así. Pero tú no eres miembro de la familia Wayne. Esto solo nos concierne a nosotros.-

-¿familia? ¿Llamas los que tienen ustedes a una manada? - siseo. Tim lo miro de mala manera.

-es lo más cercano a una. Esta rota sí, pero sigue siendo una. Y nuestro error siempre fue ser demasiado resentidos y alejados. Dick esta así porque Damián está perdido. Nuestro hermano menor fue capturado, y nosotros no hicimos nada. Jason no lo hizo, y yo puse por delante mi trabajo. Bruce no está en el planeta, y la liga no le da importancia. Dime…¿Qué haría Dick en este caso?-

Conner pensó con más claridad.

- esta solo…-

-claro que sí. Sabe que ninguno de la familia saldrá a su rescate, porque piensa que lo consideramos un intruso, una oveja negra. Dick inevitablemente está ocupando el puesto como el alfa cabeza de manada, pues él es el segundo al mando por ser el primer Robin. Él tiene mejor conexión con Damián. Y cuando hay una buena conexión, es más doloroso perderlo. Esa conexión es más instintiva, por eso está ganando su parte salvaje. No es su culpa- señalo al acróbata.

-pero podemos ayudarlo- dijo esperanzado el velocista.

-claro que podemos, pero lo rechazara. Supongo que es mi culpa y de Jason. Vino a pedirnos ayuda y solo lo rechazamos. Si siente que no confía en su manada, no confiará en los demás, para algo importante como encontrar a Damián, lo hará solo. Entre más pase tiempo sin encontrarlo, más se sentirá herido. Un alfa que no puede solucionar los problemas de su manada se considera un inútil. En las dinámicas de nuestra familia, Damián sigue siendo un cachorro.-

-por eso debemos…-

-por eso deben quedarse al margen. Yo vengo ayudarlo como omega dentro de su paquete. Si quieren ayudarlo, deben hacerlo sin que se dé cuenta, o hacerse a un lado. Como esta ahora, es mejor que yo lo haga. Jason está informado de la situación y nos alcanzara. Barbara ya termino su apareamiento y viene con Stephanie. Solo falta convérselo que estoy para ayudarlo, y no me considere una amenaza.-

-¿no puedo acompañarte?- pregunto Kent.

-no puedes Conner. Esto tiene que hacerlo la familia. Debimos, debemos y queremos hacerlo-

Conner miro indeciso a Dick. Por mucho que le duela, él no debe meterse en asuntos de una manada como la Batfamily. Ya había aprendido mucho de las dinámicas de manadas, y él era ajeno a ella. Su presencia solo los provocaría.

-solo cuídate-

-¿cuidarme de Richard?. El sigue siendo él, no me dañara, solo que está un poco más…¿susceptible?- rio, dándole otro beso en los labios de su pareja.

Los demás miraron tensos como el Red Robin se acercaba con paso seguro al alfa, que no se despegaba en la computadora.

Conner rogo que Dick reaccionara de buena forma, mordiéndose las uñas en nervio y ansiedad. Wally estaba listo para correr a gran velocidad y sacar a Tim, si había agresión alguna de parte de su amigo.

-Dick-

El silencio abrupto los tenso. El acróbata detuvo sus dedos encima del teclado, quieto, en silencio que podía ser mortal.

Tim se obligó a controlarse cuando respiro el aroma de agresión y territorialidad. Libero poco a poco su aroma, en gesto de pedir permiso de acercarse.

El aroma arándano poco a poco se infiltro en su olfato, reconociéndolo como manada, bajando la tensión de sus hombros.

Red Robin se obligó por todo lo preciado de la tierra en no gritar cuando se giró Dick para verlo. Contarlo no era lo mismo que verlo. No sabía si tenía enfrente aun supervillano que el héroe de bastones. Ojeras negras entraba en el perfil, sumando al cabello revuelto, la expresión fría de su rostro, y los ojos mortalmente rojos, mirándolo.

-Hermano...-

-¿ahora soy tu hermano no?- gruño ronco, con el ceño fruncido.

-Dick. Vengo en paz, no trato de invadir ni de detenerte. Vengo a ayudarte-

-¿así como las ganas que tuviste de ayudarme en Stark City?- siseo, acercándose al espacio mortal de Drake.

Conner se le corto la respiración al ver cuan cerca estaban esos dos. No quería ver cuando el mayor se le lanzaría a arrancarle la garganta.

-me disculpo, pero mis razones tengo, y te las diré, pero no ahora que no es apropiado. No solo yo vengo ayudar, también toda la manada quiere encontrar a Damián- mostro su cuello sumiso, arrodillándose ante su hermano mayor.

Dick miro a su hermano. Poco a poco comenzaba a des tensionar la mandíbula, y aceptar la sumisión del omega. La pequeña sensación de que el orgulloso Tim, quería encontrar a su amado Damián le hacía feliz.

-gracias-

Se permitió soltar el aire retenido al reconocer al fin la voz habitual del Grayson, sin aroma de agresión de por medio, sino uno de aceptación. no dijo nada cuando antes de salir, tomo la katana del Robin sanguinario en su mano, no quería arruinar tan pronto la reconciliación.

La tarde les dio bienvenida. En muchas horas de trabajo, Dick dio un gran respiro al aire fresco cuando salió al aire libre. Un poco más despejado el juicio y saber que no estaba solo.

-¡muévanse perras! ¡que tengo examen mañana! - grito Stephanie desde el Batimovil.

Dick abrió los ojos con sorpresa al reconocer también a Bárbara de piloto. La motocicleta de Jason estaba parqueada a unos metros, con el dueño haciendo maromas con sus pistolas.

Su manada estaba aquí

-todos vinimos a buscar a Damián. Solo esperan tus ordenes Alfa-

-Alfa- grito juguetona la rubia.

-que sepan que por esta vez te llamo así fenómeno de circo…Alfa- murmuro Jason incómodo.

-aquí estoy estúpida…por cierto te buz peor que la mierda…Alfa- el mismo humor agrio de la pelirroja, negó gracioso Richard.

 

 

 

-solo una-

-no- gruño.

-Bats por favor… ¿Qué te cuesta una sola?- meneo la lata en su mano.

-no bebo en el trabajo- excuso.

-no claro que no. Estas viejo cierto…debes cuidarte el hígado, del cáncer…de la disfunción eréctil- murmuro eso ultimo bajo, pero el murciélago lo escucho ofendido.

-no tengo nada de eso, estoy perfectamente-

-¿así? ¿seguro? ¿Cuántos años tienes? ¿50?-

-46 Hal. Y sigo respirando- bufo.

-y supongo que aún se te para- bajo y alzo las cejas juguetón.

-eres un niñato- bufo Bruce, tomando la lata de mala gana.

-tengo 34 para tu información. Que yo no sea amargado, no significa que sea un niñato. Relájate Bats, bájale al Batman, y súbele el Bruce que tanto presumen por ahí que es el alma de la fiesta. O eso cuenta la leyenda…-

Bruce hizo una mueca, no le gustaba actuar de esa forma, pero debía llevar apariencias en su vida social como millonario.

-solo un montaje. No me gustan las fiestas- le dio un sorbo a su cerveza. Abrió un poco los ojos al darse cuenta que era ligera, casi sin alcohol. El linterna alzo una ceja divertido, menando la lata. Agradeció eñ gesto que pensara y respetara su deseo de mínimo alcohol en el oficio.

-¿entonces?...-

-¿entonces que Hal?- pregunto el murciélago algo casando.

-al fin aceptaste beber unos tragos conmigo. Sabía que no eras tan duro de roer- se dibujó una sonrisilla, sorbiendo la cerveza.

El Wayne frunció el ceño, recuerda cada una de las invitaciones del linterna al bar, todas rechazadas. No debía estar de parranda, menos ebrio cuando conduces y tienes 3 hijos, dos de ellos problemáticos y uno muy dramático.

-ya no estoy para fiestas…-

Le cansaba ser el Bruce mujeriego de la fiesta. Esforzarse en actuar en una era muy difícil, considerando su problemática personalidad que podría considerarse asocial. Le gustaba mejor las escasas tardes de cine clásico con su hijo menor, o el patrullaje tranquilo con Jasón. Las ferias de ciencias de Tim, o un café de buenos tiempos con Richard en sus visitas.

-¿Por qué?-pregunto el linterna.

-solo diré que ya estoy algo mayor para eso- dio otro trago a la lata.

No era tan viejo, pero tampoco tan joven. No sabia si era alguna crisis de los 40 o alguna mierda parecida. Para Oliver, le parecía un anciano. No sabia si concordar con esa idea, porque la tranquilidad, a pesar de ser muy escasa en su vida, la apreciaba mucho. Leer es un pasatiempo de gusto, hacer espacios lo más grande posibles para sus hijos, vacacionar en el área silvestre de sus propiedades en Canadá era tentadora, juegos de ajedrez con Tim no negaba, ni tampoco volar la cometa de Jon cuando venía a jugar.

La verdad le cayo como balde, pero menos fría que antes porque no era la primera vez que llegaba a esa conclusión.

Si se comportaba como todo un viejo…

Pero su justificación, que, en una vida pasada llena de acción, libertinajes y cuantas cosas mas oscuras, no estaba demás en preferir una vida de anciano que los otros de la liga.

-¿la verdad duele Bats?. Entre los fundadores, tu eres uno de los más viejos. Diana no sé cuántos siglos tiene, pero sigue en la acción después de todo. ¿ya viste la foto que publico en su viaje a Hawai? - alzo la ceja el castaño divertido.

-no, realmente no. Ser un viejo aburrido no es tan malo, teniendo un pasado turbulento. Quisiera mas seguido una vida tranquila, leyendo, con los cachorros correteando de aquí allá. Llevarlos a instituto, a su primer día de universidad, su matrimonio…-

Bruce le dio otro trago a su cerveza. Pesando bien, no se le hacia malo tener una parte de su vida tranquila sin disturbios. Es un héroe, tiene un deber y la acción entrando sin permiso por la puerta, pero, aun así, desear y tener por escasos minutos, una vida sin villanos, armas y capas, era gratificante. De algún modo u otro, con lo que tenía era feliz.

Tal vez con sentarse en leer enfrente de una terraza, en la mecedora de estambre como la casa de Clark en Kansas. Los cachorros jugando en el árbol, y llevándole flores a Martha Wayne.

Era consciente que últimamente ya no tenia ni una hora para su manada, pero al volver pensaba en tener un descanso de unos cuantos crímenes y misiones.

-es por eso que me gustas Bruce- Hal bebió de su lata, sin hacerle caso a la mirada confusa del murciélago.

-¿disculpa?-

-te disculpo-

-Hal- gruño.

-¿Qué? ¿acaso no puedo gustar de ti? - dijo como si hablara del clima ante la mirada perpleja del millonario.

-¿te gusto?, estas mas loco de lo que pensaba…- desvió la mirada hacia la tierra blanca.

-¿Qué tiene de malo?- esta vez miro a los ojos del magnate interrogativo.

Bruce abrió la boca para responder, pero solo consiguió tragar saliva y luego cerrarla. Nunca lo vio venir, menos del linterna. Muchas personas se le habían confesado, pero esta es la mas inesperada y repentina. Se frustro al no saber qué hacer, con la ansiedad a poro y nervio latiendo.

-porque soy yo-

Hal sonrió juguetón, ante el nervio del murciélago.

-porque eres tu es lo que me gusta. No me importa que seas viejo, ni que tengas hijos, ni tu maldita y asquerosa fortuna. Me gustas porque eres tú, madurito gruñón. No sabes cuánto me encantas-

Bruce ya le iba a cantar sus tablas, pero la escandalosa llegada de Guy con Clark desde el cielo lo hicieron callar. Hal lo miro más sonriente que el gato de Alicia.

-esto no se termina…- murmuro en voz baja el piloto antes de entrar a la nave.

El detective se enojó al sentir el pulso acelerado, poniéndose la meta de evitar por ahora al linterna.


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