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Y es color azul por alex solano

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-¡maldita sea! ¡Se escapa!-


El Robin con largos saltos, evadía todos los obstáculos en las azoteas de los pequeños edificios, en persecución del S.R frio, que huía a pie en la calle solitaria de Bludhaven. Una patrulla de rutina. Pero no tan de rutina. Grayson se había ido con avispa y chico bestia a la torre, junto con la alienígena. No lo iba negar, le cabreo más de lo que había pensado. Todo sonrisitas por aquí y por allá antes de irse del apartamento. Se suponía que irían al teatro, uno de los pocos artes que apreciaba junto con su madre, claro, antes de asesinar a alguien. Algo muy cliché como la muerte de Abraham Lincoln. Pero no, prefirió su hermano mayor atender esto primero, cuando lo había recontra prometido de llevarlo, convenciéndolo que era una misión de emergencia. Incompetentes, pensaba. Solo se quedó, sentado de cabeza en el cómodo sofá, mirando las películas presentadas en los canales. Suerte cuando su padre envió un aviso al bati-comunicador que se le había quedado en casa por la prisa de irse con los demás. No lo pensó dos veces y saco su uniforme con la katana. Un robo de químicos, nada interesante. Hasta que sus queridísimas esculturas de hielo cobraron vida. Magia, sin duda. Ahora si se pondría interesante. Fueron un reto sí, pero fue cuestión de una media hora para destruirlos a cortes. No hace mucho que está en persecución desde los techos al hombre de hielo, que le disparaba de vez en cuando.


Con solo un tiro de navaja, pudo rasguñarle un muslo, haciéndolo caer en el pavimento.


-se acabó- bajo a la calle, desenfundando la katana, pateo el arma fuera de su alcance, apuntando el filo brillante a su yugular.


La risa que se le escapaba al hombre de casco lo desconcertó. El sonido de un tictac lo alarmo. Reacciono tarde, cuando unas esferas a sus pies que rodaron estallaron. El humo gris inundo la media cuadra. El humo entro en su tráquea. Le dio un sabor agrio a su paladar. Le pareció arder sus pulmones y la nariz comenzando a sangrar. Tapándose la boca y nariz con la capa, corrió fuera de la nube. Cayendo de rodillas cerca de un cubo de basura, vomitando su comida pasada. Era como fuego líquido ardiente por todo el esófago. Trato de enfocar su visión, alcanzando a ver las luces de un vehículo doblar por la siguiente cuadra y desaparecer a toda prisa, rechinando los neumáticos.


Chasqueo la lengua frustrado, pateando el cubo. Cayendo sentado en el asfalto, jalando su cabello enojado. Mientras recuperaba su estado por el gas tóxico.


Patético


Se le escapo dos criminales en frente de sus narices, con lo que sea que hayan robado. Aturdiéndolo con la nube toxica, vomitando patéticamente en un cubo. ¿Qué diría su madre ante esto?, se preguntó sarcástico. Probablemente le rompería los meñiques por dejarse vencer tan tontamente.


La sensación de vértigo lo hizo acostarse en el concreto, cerrando los ojos, respirando más pausado. Esperando que el efecto desaparezca. Los ojos probablemente los tenia rojos de la irritación, la boca tenía un mal sabor, agrio y seco.


Pensó en su hermano mayor. Debe estar pasándola bien con los demás. Más que con él. Otra vez chasqueo la lengua. Tenía que reportar esto, le parecía vergonzoso informar y que su padre se entere que no tuvo éxito.


Tomo su motocicleta con la reluciente R brillando en amarillo. Acelero a fondo, tomando gran velocidad entre las calles de Bludhaven, iluminadas con los faroles, en dirección a Jump city. El aire golpeando su rostro le alivio, despejando sus fosas nasales de todo gas restante. Inhalo profundo, ardiéndole cada vez menos la garganta y pecho. No iba hacer mucho. Para su conveniencia están de misión, no habrá casi nadie en la torre. Simple, podría entrar, subir de piso y escribir su informe lo más rápido que pueda y salir. No quiere más humillaciones. Cúlpenlo en ser perfeccionista. Entre más tiempo pasaba, más se debatía si informar o no. A le lejos diviso la torre T entre las curvas de las carreteras y faldas de los cerros. Brillante y enorme como siempre.


Apago el motor en la entrada de la torre, aun lado de la hermosa fuente de agua en el centro. En la izquierda del batimóvil que probablemente fue estacionado por Dick. Frunció el ceño. ¿Su hermano no se había llevado el Bati-mobil de su padre? Eso es inusual. Cada vez que tenía la oportunidad se llevárselo la tomaba. Debió utilizar otro tipo de transporte.


Caminando entre pasillos y tomando el elevador al recibidor, más se frustraba al tener que admitir que no era tan hábil como decía ser. De alguna forma sentía que decepcionaba a todos, que no cumplía con las expectativas de sus hermanos y padre.


El sonido de unas risas y bullicio le sacaron de sus pensamientos. Frunció el ceño al no recordar nada de una reunión. Se suponía que la torre estaba solitaria. Dick se lleva usualmente casi la mitad del equipo. ¿Tal vez fue falsa alarma y no había peligro? ¿será alguna junta sorpresa que no pudo enterarse?, podría ser eso, estaba casi en coma hace unas horas. Hizo cuentas con sus dedos de alguna reunión de rutina del mes. Alguna celebración ridícula de chico bestia, o la llegada de algún héroe nuevo. Las reuniones del mes solo eran en el último día, apenas estaban en 13 de julio. Héroes nuevos no recuerda haber sido informado. Jon le falta un año más para ingresar, con su respectiva supervisión, al ser el mismo como una especie de tutor. Maldijo al súper hombre al ofrecerle eso a su padre. No era tan malo de todas formas, le caía bien Jon, solo que nunca lo diría a voz alta. La última de las opciones era alguna ridícula fiesta improvisada del chico verde. Apretó el mango de katana al pensar en eso. Cancelo su salida solo por una estúpida fiesta. Ahora sí que le daría una patada mortal en lo que le hace ser alfa.


No estuvo preparado para ver la escena cuando las puertas corredizas se abrieron.


Oh pero que sorpresita.


Si acertó en alguna ridícula reunión informal, la pancarta extensible en todo el centro de la sala lo decía, "Titanes Generación 1". Estaban los veteranos jóvenes titanes por lo que veía. Avispa, con su clásico traje amarillo con negro, esta vez decidió tener el cabello castaño lacio en una trenza, riendo con el vaso de cristal lleno de algo que podía identificar como Whysky. El velocista no era diferente, estaba balbuceando cosas que no se entendían, arre costado en el suelo, vestido de civil. A una de las esquinas estaba los actuales titanes. Raven incomoda mirándolos con un vaso de jugo, deseando que la mataran de una vez. Chico bestia coqueteaba otra vez con Terra, que ni le daba la hora. Escarabajo azul hacia pulsos con veloz, algo muy infantil en su opinión. Le desconcertó ver a Conner, él no fue un Titán. Hasta ahí bien, pero sí que fue una patada en el estómago al ver que todos gritaban escandalizados, observando como el primer Robin era besado por la tamariana. En el centro de todos, con una botella girando lentamente.


Eso lo sintió como carbón encendido en sus intestinos.


No le gusto para nada la sensación.


Hasta este punto no sabía cómo reaccionar. Si quedarse ahí, mirando el espectáculo. Pasar de largo hasta la computadora. Llamar a su padre e informar la situación. O irse de ahí, sin decir o informar nada, como si nunca hubiera pasado.


Voto por la última. Total era lo que aun principio iba hacer. Aunque su respuesta de reacción fue muy tarde, cuando ya había entrado en el ascensor, su nombre pronunciado a voz alta por escarabajo azul detuvo toda conversación en la sala. Oprimió el botón del primer piso, haciendo un gesto de despedida a todos antes que las puertas se cerraran, mirando los ojos abiertos del acróbata que lo observaban en su dirección.


No iba a comportarse como chiquillo inmaduro, pero no se explicó que hacia pateando contra la pared enojado. El sonido del elevador deteniéndose lo hizo detener, adoptando postura rígida, aparentando salir lo más tranquilo que podía.


Era una mierda.


Si, Dick le había mentido. Pero todas las personas mienten todo el tiempo. ¿Por qué no deja de sentirse así? Él también ha mentido, pero la verdad si dolió verlo divertirse, con los demás, mientras besaba a la que se suponía que era su ex. Se trató de controlar. No quería que le afectara más que lo había visto en ese besó.


¿Qué mierdas le importaba? ¡Al Diablo Grayson!


Revisando su teléfono mirando la hora, siendo ya las 2 de la madrugada. Reviso su bandeja de mensajes. Ni uno solo.


A veces odiaba ser tan humano. A veces se arrepentía a ver conservado sus sentimientos en vez de matarlos como le había aconsejado su abuelo.


Le dolió que nadie le hubiera avisado siquiera. Se veían todos de lo lindo festejando sin él. Hasta habían invitado a la copia barata del hombre de acero. Lo que si odiaba más, es que le quedo mortificando ese beso, que se veía que los dos participantes disfrutaban. No quería ponerle nombre, de verdad. Pero la palabra traición celos llegaba a su mente. No quería nombrarlos, porque eso conllevaría a admitir que amaba a su hermano mayor de una forma romántica.


Se subió a su moto, acelerando a foto, rechinando el neumático contra el asfalto. Avanzando en pura hasta la salida de los terrenos de la torre T. no tenía algún lugar en mente, pero no le importo.


Avanzados ya unas largas horas, el olor a sal, con el sonido del agua rompiendo contra las rocas le dio una idea donde estaba. El reloj marcaba las cinco y media, comenzando el color anaranjado salir en su frente. Ciudad costera. No le importo las señales de tránsito, acelero, saltando del borde la carretera del barranco, en una altura considerable, cayendo en la arena de la playa, levantando el polvo en una nube, pisando el freno del manubrio, dejando la huella profunda del neumático.


Se bajó de la motocicleta, mirando las pequeñas olas que se deslizaban en la arena hasta volver el basto azul. Una respiración profunda lo hizo tentar en dormirse ahí mismo. Se quitó el antifaz de sus ojos, descubriendo los ojos jade, haciendo algunas muecas de estiramiento. Enterró la katana de su espalda a la arena como bandera de proclamación de territorio.


Odiaría lo que iba hacer.


Los cordones de sus botas altas las comenzaron a desatarse, tirando de ellas hasta sacárselas del pie, acompañadas de un suspiro de gusto, al sentir el aire golpeado contra la planta de su pie cuando se quitó el calcetín negro.


El agua mojando sus dedos lo hipnotizó. Odiaba y a la vez gustaba de esto. Mirando sus dedos siendo bañados por el agua salada y la arena.


Escucho a Tim mencionar que lo hizo una vez, en sus momentos de ira, perdiéndose en el Batplane hasta alguna playa desconocida, siendo Timothy Drake y no Red Robin.


Ser nadie debe ser fantástico.


Ser Damián Wayne no era tan bueno. Se sentía cansado de ser Damián. Robin era un escape de ser Damián, ser otra persona que combate el crimen, repartiendo justicia. Pero comenzaba a pesar la capa. No sabía cómo su padre lidiaba tanta personalidades, como millonario mujeriego, como el oscuro caballero y como el gruñon Bruce sin cansarse.


De verdad se preguntó que tenia de bueno el Damián. La verdad no lo veía, no veía que tenia de bueno. Solo sabía que este joven que caminaba en la arena no era ni Damián y ni Robin. Porque ninguno de los dos personajes haría lo que está haciendo.


Y si era honesto, se sentía muy bien ser nadie.


No ser el Damián perfeccionista, el principito de Gotham, el hijo perdido de Bruce Wayne y heredero, tanto de sus empresas, como del liderazgo de la liga de asesinos. Tampoco ser el Robin rebelde, el justiciero sanguinario, el detective en formación bajo el manto oscuro de Batman.


Ser nadie se sentía muy bien en estos momentos. Siempre se preguntaba qué sería de él si fuera común y corriente.


No sabía cuándo había caminado, pero no tenía la mente de ser consiente en ese momento. Se quedó embelesado por el show que comenzaba a ver. Entre las arena, salían los pequeños reptiles con caparazón. Grises en todo su cuerpo, con un tono más oscuro en su pequeño caparazón. También a veces no odiaba no haber matado las emociones que le quedaban. En la orilla estaban las aves depredadoras esperando. No sabía si interrumpir el orden natural o armar escandalo para que las malditas aves se fueran, después de todo, sigue odiando las aves.


Mas las gaviotas, esas malditas se atrevieron una vez a manchar su persona con su excremento.


Se paró, agitando sus brazos y lanzando patadas al aire, ahuyentando a los voladores del camino. Miro como las tortugas, una por una, se iban metiendo en el agua salada, siendo arrastradas por las olas al mar.


No se controló en la tentación de tomar la última. Tomándola con las manos, mirando las pequeñas extremidades moverse. Tenían un estanque en la mansión, que fácilmente podría adaptarlo para la tortuga.


-¡Hey!- dio un salto asustado cuando escucho el grito.


Miro en todas las direcciones, con el nervio al vivo. No se había quitado su traje, la motocicleta con la katana estaban a unos metros. Hasta el más idiota podría unir cabos y gritar eres Robin.


El destello verde arriba lo hizo mirar en esa dirección. Chasqueo la lengua molesto al ver que era el linterna, bajando en su dirección.


-Hola, ¿Qué haces aquí amiguito?-


-T.T. no te importa Jordan-


-¿Qué tienes ahí?-


Le mostró el dedo medio al linterna, que lo miro ofendido. Pero la sonrisita no le dio buena espina. Unas esposas brillantes salieron de la nada, uniendo sus brazos por detrás de su espalda. El piloto le quito de la mano al animal, que quitecito descansaba en la palma.


-¡maldita lámpara de pacotilla! ¡Suéltame!-


La linterna le dedico una sonrisa divertida, mirando al pequeño omega que trataba de romper las esposas. Bajo el reptil hasta arena, depositándolo con cuidado.


-¡¿Qué crees que haces?!- grito molesto, viendo al animal caminar hacia el agua.


-salvándolo de ti, ¿tú qué crees que haces?-


El tono de la pregunta lo hizo comprender que el linterna se preguntaba que hacía en la mitad de la nada, en ciudad costera en vez de Bludhaven o Gotham. La imagen del acróbata pasándola bien con la tamariana le revolvió el estómago.


-T.T no importa...- se sentó en la arena, resignado al sacarse las esposas verdes de sus muñecas, mirando como la tortuga pequeña avanzaba hasta ser arrastrada por el agua. De verdad la quería.


-Enano, ¿tu padre sabe que estas aquí?-


-no y no quiero que lo sepa-


-¿entonces debería llamar a uno de tus hermanos?-ofreció.


-¡ni se te ocurra!-


Que los llamen y luego empiecen a molestarlo, no gracias. Aunque, Jason estará demasiado ocupado anudando con alguna prostituta por ahí. Tim debe estar en algún caso a las afueras de Stark City. Y su hermano mayor Dick, con lo que paso no quería volver a verle la cara. Prefería su padre en estos casos.


Hal no era estúpido, notaba el aura que se cargaba el menor de los Wayne. Podía comprender al menos un poco, él era del medio de tres hijos en total, una familia de alfas, siendo el un omega y su hermano menor un beta. Muchas veces escapa y hacia una travesura, este caso no parecía ser tan lejano.


La motocicleta mal parqueada, las armas regadas en la arena. El rostro descubierto y las botas tiradas le deban una idea de lo que pasaba. Pero no se atrevía a comentar algo, con el carácter que se carga el Robin, no quería arriesgarse a una apuñalada.


Aunque su impulsividad le gano.


-¿te escondes de tus hermanos?-


La pregunta lo golpe de sorpresa, pero no quiso hacer escándalo por eso, ya era bastantemente humillante que lo señalen como un niño.


Ya lo iba a mandar mil veces a la mierda, ¿Qué le importaba de todas maneras?. Pero enserio estaba casando de ser Damián. El piloto tenía cara de no dejarlo ir hasta que su curiosidad sea saciada.


-solo del estúpido de Grayson. La perra de Jason no me importa, debe estar cogiendo por ahí. El sabiondo de Drake está demasiado ocupado siendo perfecto, ni atenderá la llamada. Llama a padre si quieres. T.T-


Ok, veía que el tema estaba aún delicado como para tocarlo, no presionaría el carácter de mil demonios del niño.


-recoge tus cosas-


El menor chasqueo la lengua, obedeciendo. No le tomo mucho tiempo ponerse las botas con el antifaz y recoger todas sus pertenencias, además de borrar las huellas de la motocicleta en la arena. Hal creo una burbuja, encerrando la motocicleta con el menor abordo. Se elevó poco a poco por los cielos. Hasta tener una altura que fuera considerablemente razonable para que nadie los viera.


Damián estaba arres costado contra la motocicleta, sentando en la burbuja verde brillante. Mirando distraídamente la tierra desde las alturas.


-¿Bruce está en Gotham?-


Se lo pensó. Se supone que debería estar con Dick por un mes. No había pasado siquiera la semana. El presentarse en la mansión, a estas horas de la madrugada, con el linterna escoltándolo, no creía que le agradara mucho a su padre. Sin mencionar que se escapó de Dick, fue derrotado por S.R frio y espantapájaros patéticamente. A estas alturas Batman debe saber del incidente. El estúpido de Drake ya debería estar retorciéndose en frente de la computadora. Pensó.


-no-


-¿ah?-


-llévame a Bludhaven-


-¿Por qué ahí?-


-no quiero molestar a padre ¿de acuerdo?, Llévame con Grayson-


Su hermano mayor era la mejor opción en estos momentos. El alfa era un poco alcahueta, aparte que también lo matara su padre si se entera que lo dejo escapar. Debe estar recorriendo por toda la ciudad buscándolo, con las uñas ya mordidas.


-de acuerdo...- murmuro el linterna tomando nueva dirección.


Miro de reojo al menor. Se notaba que había pasado algo importante, pero no quería embarrarla demasiado con su boca suelta. Si prefirió ir con el acróbata, debe ser que en verdad no quiere que su padre se enoje con él. Además que tenía una sensación de leve alivio en el pecho al no tener que ver al alfa de la noche. El tenía también sus propios problemas y dudas.


Viendo la gótica ciudad, con cuidado descendió al callejón, aun lado del edificio departamental donde residía el primer Robin.


-¿te gustan las tortugas?- pregunto de repente el piloto.


Damián levanto una ceja ante la pregunta. No quería alargar más esto, contesto con sinceridad.


-si-


El Jordan le dio una enigmática sonrisa, despidiéndose con la mano, elevándose en el aire al cielo, perdiéndose en las nubes.


Arranco la motocicleta, saliendo del callejón, mirando a todos lados en busca de algún civil presente. Confirmando que no había nadie a estas horas, desactivo la cámara del garaje del edificio, abriendo la puerta de metal, corriéndose por la izquierda, abriéndole el paso.


Con rapidez se adentró, pasando los distintos vehículos hasta llegar a una pared falsa, que se elevó por arriba, rebelando un garaje oculto del justiciero acróbata. Entrando y cerrando la pared de inmediato.


Miro el bati-móvil estacionado, muy seguramente el oji-azul estaba en el departamento esperándolo. Suspiro resignado, enfrentando su destino.


El edificio contaba con unos barrotes pegados en la pared que sirviendo como escaleras, y res baladilla secreta directo del apartamento del mayor al garaje. no tenía ganas de quitarse el traje. Subió por las escaleras, cada paso que daba, mas estresado se sentía. No tenía mucha energía para pelear en una discusión con mamá gallina. Apenas llego al piso, movió la pared de su frente, corriendo el librero falso del apartamento. Estaba todas las luces apagadas, iluminando el espacio los rayos del sol naciente. Anaranjados y tenues. Si Grayson no lo ha derribado en los próximos 3 minutos, significaba que estaba afuera, buscándolo entre los tejados y cornisas de gárgolas.


-¡Damián!-


Volteo a ver a la terraza, Nigthwing se bajaba del barandal, quitándose el antifaz, con la mirada azul entre angustiada, preocupada y enojada.


-¿se puede saber en dónde estabas?- le quito el antifaz de su rostro, mirándolo fijamente.


La mirada profunda azul le almendro un poco, pero no se dejó derrumbar.


-¿a ti que te importa?, estúpido mentiroso...- chasqueo la lengua con enfado, retándolo con la mirada.


El mayor se sobresaltó, no se esperaba tan pronto el contrataque.


-Damián...-


-Damián y una mierda. No estabas en una puta misión, estabas de parranda con los metiches de tus amigos y la fotocopia barata. Besándote en putiadero con la fenómeno de ojos raros-


-¡no le digas así!-


-¡le digo como se me dé la gana!-


-¡Suficiente!- la voz de mando se le salió sin querer. Se tapó la boca con ojos abiertos, mirando al de rasgos árabes, que apretaba sus puños y tenía todo el cuerpo tenso. Mirándolo con enfado e incrédulo.


-Damián lo siento no quise...-


Y se suponía que la había cagado, ahora mismo estaba seguro.


-púdrete- dio media vuelta hacia su habitación con los ojos ardiendo.


Se desprendió de la capa y el cinturón. Trato de cerrar la puerta con un puertazo, impedido por el pie del mayor.


-¡no me jodas Grayson!- empujo más su espalda contra la puerta, pero el mayor no cedió, un cuarto de hora de lucha y consiguió cerrarla con seguro. Tapándose los oídos ante las suplicas de su hermano al otro lado de la puerta.


-estúpido Grayson- se le quebró la voz.


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