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El último viaje de Jack por Izuspp

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—¿De qué querías hablarme Johnny? — Interrogó Suzy, sumamente confundida. Era extremadamente raro que su amigo acudiera a ella, es más; si lo pensaba, era la primera vez que Johnny tenía la iniciativa de buscarla.

—Ehh… yo… bueno… — El hombre se arrepentía de haber buscado la ayuda de Suzy, ahora que tenía que decirle las cosas de frente. Pero después de todo, no tenía a nadie más a quien acudir. Le daba mucha pena contarle algo así a su madre y ni qué pensar de hablar con el idiota de Carl o el viejo Pops. Pensaba que de seguro no le entenderían, de hecho, ni él mismo lograba entenderse en ese momento.

—Es sobre Jack, ¿cierto? — Acertadamente atinó la muchacha, sin necesitar una confirmación, ya que en ese momento el rostro de Johnny se puso totalmente rojo.

—¿Cómo lo sabes, enana?

—Es obvio. De otra forma no estarías tan incómodo. Jack logra hacerte comportar de unas maneras muy extrañas Johnny. ¿Y bien? ¿Qué ocurre con Jack?

—Escucha, niña. Sé que esto sonará algo extraño… — comenzó el rubio, rascando su nuca con incomodidad, sin saber realmente cómo decirle a Suzy lo que sentía. —es extraño para mí también. Ya sabes, siempre he tratado de conquistar mujeres y todo eso pero… Jack… ¡agh! No sé exactamente qué es lo que pasa…

—Estás enamorado de Jack. — Afirmó Suzy con seriedad.

—¡¿E-enamorado?! — Tras sus gafas oscuras, los ojos de Johnny se abrieron a más no poder. Él mismo, al no ser tan brillante, no se había dado a la tarea de darle un nombre al sentimiento que había desarrollado por su amigo.

—¿Es eso posible? Es decir, los dos somos hombres y yo adoro a las mujeres…

—¿Has estado enamorado alguna vez Johnny?

—Yo… — ¿qué era realmente estar enamorado?, se preguntaba. —No, no lo creo.

—Estar enamorado significa querer estar con esa persona todo el tiempo, querer su felicidad y su bienestar. Significa adorar sus virtudes y sus defectos, sentirse la persona más dichosa del mundo a su lado. Estando enamorado, sientes unas divertidas cosquillas en tu estómago y tu corazón se acelera cuando ves a la otra persona. ¿Has sentido eso por Jack?

—Sí… — Admitió Johnny cabizbajo y derrotado.

—¡Anímate Johnny! En estos tiempos, es muy normal enamorarse de alguien sin importar su género. Además, nunca has tenido suerte con las mujeres, puede que siempre hayas estado destinado a estar con un hombre. ¿No lo crees así?

—¡Tienes razón! ¿Si no qué otra explicación habría para que las nenas se resistan a los encantos de Johnny? Obviamente, es porque los encantos de Johnny no son para ellas, sino para ellos. —El rubio se carcajeó escandalosa, pero también nerviosamente.

—¿Entonces qué harás? ¿Le confesarás tus sentimientos a Jack?

— Claro que sí niña, Johnny no es ningún cobarde que se guarda sus sentimientos ¡A conquistar a Jack se ha dicho! — Se propuso con los ánimos totalmente renovados. Después de todo ¿quién podría negársele a Johnny Bravo, cuando ponía en práctica todo su arsenal de cortejo? —Te veré después, enana. Johnny tiene que hacer su plan.

—De acuerdo… — La muchacha tenía sentimientos encontrados: por un lado estaba feliz de ayudar a Johnny, pero por otro; siempre tuvo la esperanza de que él algún día le aceptaría, ya que ninguna otra mujer era capaz de verlo como ella lo veía. Confiaba en que con el tiempo, el hombre se daría cuenta de que ella sí le apreciaba y le amaba por quien era y sin importarle como se comportaba. Pero prácticamente, estaba renunciando a su sueño en ese momento.

— Te lo agradezco, Suzy… — Pronunció Johnny, dándole la espalda algo incómodo. Después de todo, desde que era una niña siempre le había molestado Suzy, aunque tenía que admitir, que siempre sabía qué hacer y le ayudaba si era que lo necesitaba.

Al escuchar esas palabras sinceras por parte de Johnny, Suzy se sorprendió mucho, pero también se sintió feliz.

—Cuando quieras Johnny… — Sin decir más, sonrió melancólicamente y abandonó la residencia de los Bravo. Derrotada, pero satisfecha de haber podido ayudar. En el fondo, sabía que jamás tendría oportunidad con Johnny, y si se era sincera, él y Jack hacían muy buena pareja.


Johnny se encerró en su habitación, sentado sobre su cama para idear el plan perfecto para conquistar a Jack. Pensó en que no tenía nada de experiencia con chicos y que no podía aplicar las mismas “técnicas” que utilizaba con las mujeres; que después de todo, jamás le habían funcionado. Johnny podía ser egocéntrico, tonto y confiado en extremo en sus encantos; pero ahora que estaba enamorado realmente, era todo distinto.

—¿Conque enamorado? — Se repitió así mismo, intentando asimilar la magnitud de la situación. Era cierto, él jamás se había sentido así con ninguna mujer y todos sus rechazos e intentos fallidos, simplemente no le afectaban. Pero si se ponía a pensar, no creía poder resistir que Jack le rechazara, era demasiado importante para él y lo que sentía era muy fuerte, algo jamás experimentado antes.

—No puedo arruinarlo esta vez, ¿qué podrá ser bueno para conquistar el corazón de Jack? — Al escucharse a sí mismo, Johnny se avergonzó, tomó su almohada y hundió su rostro totalmente apenado. Más luego, sonrió satisfecho. El solo contemplar la posibilidad de que Jack correspondiera a sus sentimientos, le hacía infinitamente feliz, y borraba toda duda de su mente.

Así que el rubio, se dedicó a dejar de pensar por un momento en él mismo, y con papel y lápiz, comenzó a hacer una lista de todas las cosas que sabía sobre Jack, para poder planear su estrategia y no fallar esta vez, como lo había hecho muchas veces en el pasado.

—Oye Jack. ¿Mañana es tu día libre, cierto? ¿Te gustaría tener una cita con el gran Johnny? — Le preguntó a Jack en la noche, cuando estaban preparándose para ir a la cama. Jack había trabajado ese día, mientras tanto Johnny se había dedicado a trazar su fabuloso plan de conquista y no pensaba perder tiempo.

— ¿Una cita?

— Es decir, ¿quisieras ir de paseo conmigo? ¡Vamos hombre, sé que te gustará! Ya sabes, para distraerte del trabajo y todo eso. —Alarmado y avergonzado, por el estúpido comentario que había hecho, se apresuró a corregirse, aunque estaba muy nervioso.

—Eso me agradaría mucho, amigo Johnny. Siempre estoy feliz de acompañarte. Tal vez podríamos intentar probar suerte nuevamente con las señoritas. Te ayudaré.

—¿Qué? No, no, no, no. — Johnny se acercó a Jack, posando su mano sobre el hombro del asiático. —Esta vez seremos solo tú y yo. ¿Qué te parece?

Ante tal ofrecimiento, y el gesto de Johnny, Jack logró que sus mejillas se sintieran algo cálidas y se tiñeran de un muy pálido rosa.

—De acuerdo, Johnny. Eso estaría muy bien. — Terminó aceptando con una sonrisa amable, sintiéndose internamente aliviado, de no tener que ayudar a Johnny a conquistar mujeres


 

Al día siguiente, Jack se sorprendió muchísimo de que Johnny se hubiese levantado temprano y sin ayuda. En la madrugada ya estaba preparándose para su viaje de ese día. Satisfecho, Jack comenzó a cocinar su desayuno, mientras el rubio se bañaba y hacia las seis de la mañana, ya los dos estaban totalmente listos para partir.

—Si no es mucho inconveniente que pregunte Johnny, ¿hacia dónde nos dirigimos? — Preguntó el samurái curioso, mientras montaba en la parte trasera de la motocicleta de Johnny.

—¡Es una sorpresa! No seas aguafiestas Jack, solo confía en el buen Johnny.

—De acuerdo, estoy seguro de que será muy entretenido e interesante.

—¡Nos vamos! — Declaró Johnny emocionado, arrancando su motocicleta y saliendo a toda velocidad.

En el camino, Jack no pudo evitar sentirse contento. Estando abrazado a la amplia espalda de Johnny, le hizo sentirse en cierto modo “protegido”. No era como si lo necesitase, o si de verdad hubiese algo que lo pudiera dañar en ese mundo. Tampoco era como si Johnny de verdad pudiese protegerlo, era lo suficientemente débil y cobarde, como para necesitar ser defendido, a pesar de su complexión física. Pero Jack sentía una especie de protección distinta: la de su corazón. Sabía que junto a Johnny, podía sentir paz y alegría, como nunca antes.

De modo que, con esos pensamientos en su mente, Jack casi inconscientemente, se aferró mucho más al cálido cuerpo de Johnny y se dio el lujo de apoyarse completamente sobre su espalda, llegando a cerrar los ojos también. Pero esto no pasó desapercibido para el conductor de la motocicleta, quien comenzó a sentir cómo su rostro ardía ante la repentina acción de su nuevo objetivo amoroso.

“¡Cielos! Los métodos de Johnny para el amor, son muy efectivos”

Después de un par de horas conduciendo, por fin llegaron a su destino.

—Johnny, ¡esto es maravilloso!

—Sabía que te gustaría. — Declaró orgulloso el rubio. Había decidido llevar a Jack a la playa, pero no a cualquiera, sino a una playa a la que nadie iba nunca, así podrían estar solos.

Johnny la había descubierto unos cuantos años atrás. Estaba de paseo con su madre y se alejó de ella persiguiendo a unos cangrejos. Cuando se dio cuenta, no sabía dónde estaba su madre, así que decidió que la manera más rápida de buscarla, era nadando. Con la mala suerte de que nadó totalmente al lado contrario y terminó en una playa que, al parecer no estaba abierta al público, pero era sumamente hermosa.

Al final, utilizando su instinto materno, Bunny logró encontrar a su hijo y así fue como pudo regresar a salvo. El hombre había quedado tan encantado con aquel pacífico lugar que, soñó por años poder tener una cita allí con alguna hermosa mujer. Jamás se imaginó que algún día iba a poder cumplir su sueño, y mucho menos, que iba a ser con un hombre y no con una chica.

Los hombres procedieron a colocar una manta que llevaban, al pie de una palmera que les proveería de sombra, para sentarse sobre ella a ver el mar. Era el lugar perfecto para relajarse, cosa que a Jack le hacía mucha falta. Constantemente se encontraba estresado a causa de la impotencia de no poder conseguir dinero más rápidamente, así que se esforzaba mucho trabajando y estar en ese lugar, sin preocuparse por nada; le caía de maravilla.

Entonces, luego de un rato de estar sentados en silencio, Jack únicamente sintió el peso de Johnny, quien se había quedado dormido y cayó como piedra sobre él. El rubio no estaba acostumbrado a madrugar, y no soportó mucho tiempo antes de caer víctima del sueño.

—Johnny, Johnny… — Jack intentó despertarle, pero no tuvo éxito. Así que rio ligeramente y lo acomodó sobre sus piernas. Acariciando su brazo lentamente, y procediendo a cerrar sus ojos también, escuchando el sonido de las olas y el viento que movía las palmeras; logrando quedarse dormido igualmente.

Jack no supo cuánto tiempo se quedaron dormidos, pero despertó al sentir agua en sus pies. Durmieron tanto, que la marea ya les estaba alcanzando y se estaban mojando.

—Johnny, ¡despierta! La marea está subiendo. — Intentó levantar al rubio.

—Cinco minutos más, mami… — Murmuró Johnny, quien medio abrió los ojos y fue recuperando la consciencia lentamente, solo para darse cuenta de que estaba dormido sobre las piernas de Jack. Al notar eso, se despabiló por completo y se levantó de un salto, totalmente avergonzado.

—¡Lo lamento Johnny! No era mi intención asustarte, pero me temo que debemos irnos, la marea está subiendo y ya no podemos quedarnos más en la playa. Además, ya ha de ser hora de almorzar. ¿Te parece si regresamos y buscamos algún lugar a dónde poder comer?

—Eh, sí, como quieras… — Johnny se maldecía internamente. ¿Cómo pudo haberse quedado dormido? Su plan era tener una super romántica cita en la playa con Jack, pero terminó arruinándolo todo como de costumbre. Aunque se tuvo que admitir, que descansar en el regazo de Jack, no estuvo nada mal.

Salieron de allí en la motocicleta de Johnny, llegando rápidamente a la zona comercial, en donde había tiendas, negocios y restaurantes. El rubio recordó haber comido deliciosamente en uno de aquellos lugares, cuando su madre lo llevó de paseo, así que decidió entrar al lugar al que habían ido aquella vez.

—¿Cómo supiste que me encantan los mariscos, Johnny? — Exclamó Jack, sorprendido, cuando el mesero le entregó el menú y se dio cuenta de que en ese restaurante únicamente servían comida marina.

—Oh bueno… Ya sabes, Johnny siempre está atento y quería solo lo mejor para ti Jack. — Declaró galantemente, disimulando a la perfección que había atinado por mera coincidencia.

—Me dejaste sorprendido. — Admitió el samurái con una sonrisa.

Ambos hombres procedieron a ordenar, y Johnny no pudo evitar asombrarse al ver la dicha con la que Jack comía sus camarones. El asiático por lo general era muy recatado para todo, y siempre se mostraba serio, pero Johnny ahora agradecía su golpe de suerte, ya que jamás había visto a Jack comer con tantas ansias y esa amplia sonrisa en su rostro; sintiéndose completamente satisfecho.

Sorpresivamente para Johnny, su cita había sido todo un éxito. Luego de comer, decidieron dar un paseo por el distrito comercial de la costa, observando las tiendas y conversando animadamente. Comieron helados, caminaron por el muelle, a Johnny le persiguió un perro, logrando hacer reír mucho a Jack; y en fin se la pasaron de maravilla. Mucho mejor de lo que Johnny se esperaba, dados sus antecedentes de citas fallidas con mujeres. Pero resultó ser que con Jack, no tenía que esforzarse de más, simplemente ser él mismo era suficiente.

Cuando iban de regreso, Johnny repasó en su mente los eventos del día, sumamente complacido con el resultado. Sin embargo, le molestaba que no pudo hacer ningún tipo de progreso “romántico” con Jack. No pudo tomarle de la mano, tampoco abrazarle o coquetear con él propiamente, ya que cada vez que lo intentaba, algo le detenía.

“No lo arruinaré con Jack, será mejor ir poco a poco.”

Por su parte Jack, no podía estar más contento. Definitivamente había pasado uno de los mejores días de su vida desde que había llegado a esa época y todo era gracias a Johnny. Un inexplicable calor invadió su cuerpo. Esa sensación perdida hacía tiempo, pero que también temía volver a sentir. Era algo bastante parecido a lo que había llegado a sentir con su único amor.

“Ashi…”

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

 


 

Gracias por leer, espero les continúe gustando y se animen a dejar alguna opinión al respecto.


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