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El último viaje de Jack por Izuspp

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Notas del capitulo:

Para compensar la falta de actualización, este capítulo está más extenso que de costumbre. Tampoco es que es super largo, pero prepárense para leer un poquito más que lo normal :3

 

 

Capítulo 8

El flechazo de Cupido

¿Podría ser que estuviese volviendo a experimentar ese sentimiento? ¿Era acaso posible enamorarse de otra persona?

Jack vivió por muchísimas décadas y jamás experimentó lo que era sentir amor romántico, hasta que llegó Ashi. Aunque había aceptado que lo suyo jamás podría ser, y que al menos fue hermoso mientras duró; no podía evitar extrañarla y sentirse desdichado. Pensaba que ella sería por siempre su único y verdadero amor, y que no podría llegar a sentirse de esa manera por ninguna otra mujer.

Y probablemente, tenía razón. Lo que el samurái no se esperaba, era que podría llegar a desarrollar sentimientos parecidos, por un hombre. A pesar de que de dónde él venía, ese tipo de relaciones no eran desconocidas e inclusive en ciertos casos eran bastante normales1; nunca pensó que le pudiese ocurrir a él. Además, según sus tradiciones ni siquiera su caso en específico aplicaba, era una situación totalmente distinta.

Por otro lado, Jack no se atrevía a darle un verdadero significado a aquello que sentía cuando estaba con Johnny. Pero lo que más le robaba la paz en ese momento, era pensar el porqué de pronto, su amigo se había vuelto tan atento con él. Haciéndole mucho más difícil la tarea de desechar los sentimientos diferentes a la amistad que le atormentaban.

Desde hacía un tiempo atrás, Johnny había cambiado su trato para con él. Jack casi podía describirlo como “dulce” y “atento”. No le desagradaba en absoluto, por el contrario, no recordaba muchas ocasiones en su vida, en las que hubiese llegado a sentir tanta paz y felicidad. Pero siempre había algo que le molestaba y le arruinaba toda aquella dicha que Johnny le hacía sentir.

El samurái se encontraba, como tantas otras noches; sufriendo de insomnio. Sentado sobre su bolsa de dormir, escuchaba el vaivén apacible de la respiración de Johnny, quien dormía tranquilamente sobre la cama a su lado. Jack sonreía, al ver cómo el despreocupado hombre descansaba, mientras él, estaba hecho un mar de confusiones. Se dedicó entonces a recordar las cosas buenas que había experimentado últimamente, todo gracias a Johnny:

La visita a la playa fue toda una revelación, allí fue donde Jack comenzó a sospechar levemente que sentía algo más allá de la amistad hacia Johnny. Aunque inmediatamente desechó ese alocado pensamiento y se lo atribuyó a que, nunca había podido tener tampoco una relación de amistad tan cercana y estrecha, con ninguna de las personas que había conocido en su vida.

Pero todo se volvía más confuso cada vez. El primer cambio que notó, fue que Johnny dejó de hacer payasadas durante sus clases. Se las tomaba más en serio que nunca y ya no había rastro de alarde ni esa actitud narcisista que siempre mostraba, aún siendo un novato. Johnny ponía muchísima atención a lo que su maestro le indicaba, y ejecutaba sus movimientos con una precisión y elegancia, totalmente ajenos a él. Jack no pudo evitar pensar que Johnny era un hombre bastante apuesto y varonil, y que era atrayente observarlo comportarse de esa manera.

También, Johnny se había vuelto menos perezoso. Cuando estaban en la casa, se esforzaba por ayudarle a hacer los quehaceres del hogar. Aunque no se le daba muy bien, y decidieron que era mejor que no se acercara a la cocina, cuando casi quema toda la casa al tratar de hacer unas tostadas. Pero Jack podía apreciar el esfuerzo que daba el rubio, para poderle ayudar a él y a Bunny. Si bien ni ella ni Jack, se explicaban la razón del repentino cambio del hombre; no era algo que les desagradara en absoluto.

“Tal vez mi Johnny ya está madurando.” Fue lo que Bunny pensó, sintiéndose orgullosa de su retoño, sin llegar a imaginarse que Johnny simplemente, estaba intentando por todos los medios, conquistar a Jack.

Y eso fue solo el comienzo. Constantemente, Johnny se encontraba invitando a Jack a salir a distintos lugares y hacer todo tipo de actividades. Resultó ser que el fortachón hombre no era torpe para todo, había cosas en las que era realmente habilidoso. Como el día en que se le ocurrió llevar a Jack a patinar a la pista de hielo que había en su ciudad.

Jack se sorprendió y se maravilló de ver lo ágil que era el rubio en el hielo. Llegando a verse hasta grácil y elegante, con movimientos que demostraban una habilidad pulida por años. Jack se sintió un poco mal con él mismo y se recriminó haber sido tan prejuicioso con Johnny, ya que en el momento en el que el rubio puso un pie en el hielo, Jack estuvo preparado para correr a sostenerlo si era que se tropezaba y caía, pero fue todo lo contrario.

Ese día se divirtieron en grande, Jack sorpresivamente no era tan habilidoso para patinar, así que Johnny le tomó de la mano y continuaron patinando juntos, aunque para la mayoría de la gente era de lo más extraño, ver a dos hombres adultos tomados de la mano; a ninguno de los dos le importó. Johnny era demasiado distraído y hasta tonto; como para darse cuenta que estaban haciendo algo que no se veía bien a ojos ajenos. Por su parte Jack, simplemente no tenía motivo por el cual pensar que hacían algo raro para los demás, para él no tenía nada fuera de lo usual divertirse junto a su amigo. O casi nada, a excepción del agitado palpitar de su corazón, al sentir el fuerte agarre de la gran mano de Johnny, envolviendo la suya.

Luego de patinar, ese día fueron a comer al restaurante del viejo Pops, uno de los pocos amigos que Johnny tenía. El rubio le indicó que tomara su lugar en una de las mesas vacías del local, mientras que él se acercó al mostrador para hablar con el hombre mayor. Jack pudo verlos cuchicheando, bastante serios. Se preguntaba qué sería su tema de conversación, para que tomaran unos semblantes tan sombríos, pero él era lo suficientemente respetuoso y recatado, como para indagar en los asuntos personales de otros.

Minutos después, Johnny regresó mostrando una alegre y despreocupada sonrisa, indicándole que pronto les servirían su comida. Jack no se atrevió a preguntarle nada y le restó importancia al asunto, al ver que su amigo era el mismo de siempre. Salvo por esos momentos en los que atrevidamente, posaba su mano sobre la del samurái, mientras hablaba y con su dedo índice, comenzaba a acariciar el dorso de la mano de Jack.

Ese tipo de situaciones, solo continuaron siendo más frecuentes, a conforme el tiempo pasaba. Parecía que Johnny le había tomado una confianza tal, que no desaprovechaba oportunidad para tener contacto físico con él. Jack se preguntaba si eso era algo común entre amigos en esa cultura, o si habría algún significado más. Pero aquella situación hasta ese momento no le molestaba y tampoco le incomodaba, simplemente no podía dejar de preguntarse el porqué cualquier toque de Johnny se sentía tan bien. O ¿por qué escalofríos recorrían su cuerpo, cada vez que el rubio le hablaba de tan cerca? No era capaz de explicarse por qué sentía agradables cosquillas en todo su cuerpo, si era que Johnny llegaba a abrazarle o cuando tomaba su rostro entre sus manos, para acariciar suavemente sus mejillas.

Aunque el momento en el que Jack definitivamente se aceptó a sí mismo, que no podía seguir ignorando aquellos sentimientos que florecían en su corazón, fue en aquella ocasión: Johnny le había dicho uno de tantos días, que tenía una sorpresa para él. Así que Jack dejó que su amigo le guiara hasta un lugar de la ciudad en el que había un parque japonés. Al principio Jack agradeció mucho que Johnny quisiera llevarlo a un lugar que le recordara un poco su tierra natal, aunque de “japonés” no tuviese mucho el parque.

Pero el samurái no se esperaba que, en medio de aquel lugar, se encontrara un verdadero y enorme árbol de cerezo, de aquellos que tanto amaba. Y no solo eso, sino que también estaba en flor en ese momento, poblado de las más hermosas flores color rosa, que llenaban su corazón de una extraña mezcla entre alegría, nostalgia y tristeza.

—Johnny, ¡esto es simplemente maravilloso! Es justo como en mi hogar. — Exclamó emocionado.

—El gran Johnny solo quiere lo mejor para su querido amigo Jack. — Alardeó el rubio.

—Pero, ¿cómo lo supiste?

—Bueno, — Johnny entonces se acercó a Jack y pasó uno de sus fornidos brazos, sobre los hombros del asiático; observando hacia el imponente árbol, mientras que a su vez, Jack le miraba a él. — recordé que me habías hablado sobre estos árboles en varias ocasiones; en las historias que me cuentas sobre tu hogar. Pensé que te sentirías un poco como en casa si te traía aquí a ver este. — Dicho eso, Johnny volteó a ver a Jack, mientras con su mano daba un leve apretoncito en su hombro, y le sonreía galantemente.

Jack pudo casi literalmente sentir el “flechazo”, del tal cupido del que tanto hablaba el Johnny de antaño, cuando intentaba conquistar a alguna mujer. El hecho de darse cuenta de que Johnny sí le ponía atención cuando le relataba cosas sobre su vida y su pasado, sumado al hermoso gesto que había tenido y la manera en la que lo trataba; le hizo dejar atrás toda duda que pudiese tener: sentía algo por Johnny. Y si bien no podía afirmar que aquello era amor, tampoco podía negar que era justo el mismo tipo de emociones que sintió por Ashi alguna vez.

“Me temo que esto es algo muy malo…”

Jack se acomodó en su bolsa de dormir, mientras se preguntaba si el mismo Johnny sentía algo por él y debido a eso era que había cambiado tanto su trato. Inclusive, había dejado por completo de perseguir mujeres. Pero luego le pareció que era una idea muy tonta, ya que estaba más que claro que Johnny estaba totalmente loco por las mujeres, enamorarse de un hombre era prácticamente imposible. Así que la única conclusión a la que llegó Jack, fue el hecho de que Johnny no tenía muchos amigos y probablemente se había apegado mucho a su amistad.

“Pero esto que siento dentro de mí, este sentimiento olvidado y enterrado por mi corazón, esto no es amistad, querido Johnny. ¿Qué acaso el cruel destino continúa burlándose de mí?”


Desde que Johnny se había aceptado estar enamorado de Jack, había decidido ir con todo su arsenal hasta lograr conquistarlo. El rubio no iba a dejar pasar la oportunidad de su vida por nada, siendo que siempre había tenido mala suerte con las mujeres, pensaba que era obra del destino, que Jack se llevara tan bien con él. Así que siendo Johnny tan genial y apuesto como lo era; lo natural por supuesto sería que Jack terminara también enamorándose de él.

Y su línea de pensamiento no estaba tan lejos de la realidad. Los esfuerzos que se estaba tomando por lograr llegar al corazón del japonés, estaban rindiendo frutos como no se lo imaginaba. Johnny se esforzaba día a día, para demostrarle a Jack que era alguien que valía la pena. No le importaba cuánto tiempo le llevara, ni las alocadas cosas que tuviese que hacer, como por ejemplo ayudar en la limpieza de la casa o dejar de lado sus fantásticos movimientos de karate y enfocarse en los que Jack le enseñaba. A como diera lugar, cumpliría su objetivo.

Un día, Johnny pasó frente a una tienda en donde divisó una revista que titulaba “Conquista a tu hombre con estos sencillos pasos.” Sin dudarlo ni un segundo, entró a la tienda y la compró, corriendo a casa para leer aquella importante información que acababa de adquirir.

Uno de los pasos que la revista describía, decía claramente que debía mostrarle al hombre de su interés, sus habilidades y fuertes, para que se diera cuenta de lo buen partido que era. Johnny pensó por un largo rato algo en lo que fuese especialmente bueno, pero no pudo dar con nada en específico, sintiéndose frustrado de saber que tal vez, no era tan buen partido después de todo. Pero al ver el hielo de la refrescante bebida que su madre le servía en ese momento, recordó que curiosamente, nunca le había ido mal patinando sobre hielo.

Así que decidió llevar a Jack a la pista para mostrarle sus habilidades. Johnny se pavoneaba de un lado al otro de la pista, complacido al ver cómo Jack se encontraba estupefacto al observar sus movimientos. Pero luego fue el turno de Johnny para sorprenderse, ya que él pensaba que su maestro era perfecto y bueno en todo, pero resultó ser que no se le daba tan bien el patinaje. De modo que una brillante idea se cruzó por su cabeza: un poco temeroso, pero disimulando bien los nervios; se atrevió a tomar la mano de Jack, arrastrándolo a la pista junto a él.

Johnny estaba más que encantado al ver que la reacción de Jack fue positiva, pero sobre todo, pensaba que era uno de los mejores días de su vida. Finalmente había sido lo suficientemente valiente como para tocar a Jack. Tomarle de la mano era uno de los sentimientos más maravillosos que había experimentado en su vida y los nervios de sus manos se movieron hacia su estómago, en donde aquellas tan mencionadas mariposas, revoloteaban como locas; causándole una agradable sensación y el rápido palpitar de su corazón.

Luego de eso, a Johnny se le ocurrió que sería buena idea consultar con el viejo Pops acerca de lo que sentía por Jack. Así que matando dos pájaros de un tiro, llevó a Jack a comer la sabrosa comida que servía en su restaurante y de paso, consultó con su amigo.

—¡Vaya hijo, esto me toma por sorpresa! — El viejo se rascó la cabeza con incomodidad, al darse cuenta de las nuevas preferencias de Johnny. —¿Estás seguro? Digo, siempre has perseguido mujeres desde que eras un adolescente, no entiendo porqué ahora te interesas por… un hombre… — Dijo en un susurro.

—Tan seguro como que me llamo Johnny Bravo. — Aseguró. — En fin, no tengo mucho tiempo, o Jack comenzará a sospechar, es muy inteligente ¿sabes? — pronunció orgullosamente, como presumiendo lo genial que era Jack. — ¿Qué consejo puedes darme, Pops?

—Pues, esta no es mi área de conocimiento Johnny, pero creo que lo mejor sería simplemente decirle lo que sientes ¿no crees? Siempre ha sido fácil para ti confesarte, ¿qué te detiene ahora?

—Nunca me importó que las nenas me rechazaran, simplemente iba y buscaba alguna otra. Pero, solo hay un único Jack, no hay nadie más como él y no quiero arruinar mi oportunidad.

Pops se sorprendió muchísimo de aquella actitud, y sonrió pensando en que había llegado finalmente, el momento en el que Johnny había madurado y se comportaba como todo un hombre. Así que se limitó a palmear su hombro, mostrándole una amplia sonrisa.

—Ya verás que al final todo saldrá bien, hijo. Sólo tienes que seguir tus instintos.

No muy seguro de lo que eso quería decir, Johnny se dirigió hacia donde se encontraba Jack, sonriéndole lo mejor que pudo para que no sospechara nada. Entonces, se le ocurrió intentar una de las técnicas que describía la revista que había comprado: propiciar el contacto físico.

Aquella revista decía explícitamente que era importante que hubiese contacto cada vez que se diese la oportunidad. Pero ya que había superado la barrera de tomar la mano de Jack, Johnny simplemente pensó que podía ser igual que siempre y atreverse a más, como lo hacía con las mujeres. Sabía que aunque por lo general ellas terminaban golpeándolo por su falta de respeto al espacio personal, con Jack sería totalmente otra cosa y no se equivocó.

Mientras hablaba animadamente sobre cualquier tema sin importancia, “disimuladamente” posó su mano sobre la del samurái, sintiendo como se crispaba un poco por la sorpresa; sin embargo, Jack no la retiró. Así que Johnny aprovechó para acariciarle con descaro, mientras continuaba hablando como si nada hubiese pasado. Tal vez, el oscuro de sus lentes le engañaba, pero Johnny podía jurar que las mejillas de Jack se habían coloreado de un hermoso color rosa pálido.

A partir de allí, Johnny no perdió tiempo ni oportunidad de tocar a Jack. A veces lo hacía sutilmente, como si fuese por accidente que sus manos o sus brazos se rozaran. En otras ocasiones, simplemente dejaba salir su actitud vivaracha y despreocupada; atreviéndose a abrazarlo fuerte pero cariñosamente. Cuando Jack se encontraba entre sus brazos, Johnny se sentía completo, aunque también temeroso de que su maestro pudiese sentir o escuchar los fuertes latidos de su corazón.

Pero no había sensación más maravillosa en el mundo, que estrechar a Jack deseando poder mantenerse así por muchísimo tiempo y poder hacerlo todos los días del resto de su vida. No había sensación mejor para Johnny, salvo tal vez, por la vez en la que fue aún más osado y se atrevió a seguir sus instintos a como le había dicho Pops. Johnny tomó el rostro de Jack delicadamente entre sus manos, acariciándole suavemente con sus dedos y acercándose poco a poco, observando los enigmáticos ojos oscuros del asiático. Johnny se perdió por un momento en aquella intrigante, pero atrayente mirada, tanto que estuvo a punto de besarlo. Pero se arrepintió, temiendo ir muy rápido y que todos sus esfuerzos fuesen en vano. Así que únicamente, le sonrió con dulzura y se alejó como si nada hubiese pasado, aunque su corazón quisiese salir de su pecho de los nervios que le había causado aquella deliciosa cercanía.

Johnny continuó estudiando la revista y sus consejos que le habían resultado bastante útiles, uno de ellos decía que debía poner atención al hombre de su interés, y sorprenderlo con algo de su agrado. Algo que fuese realmente significativo para él, como alguno de sus pasatiempos, su equipo de deportes favorito, algo de su infancia; cosas por el estilo. El rubio lo pensó por mucho tiempo, ya que por lo general no le ponía demasiada atención a lo que Jack le contaba, aunque a conforme su interés por él crecía, esa situación había cambiado.

Entonces recordó que Jack le había mencionado venir del “Japón del pasado” y que una de las cosas que más le gustaba hacer, era sentarse a meditar bajo la sombra de los árboles de cerezo, los cuáles eran sus favoritos. Johnny ni siquiera sabía cómo se veía ese árbol, así que hizo una exhaustiva investigación de cinco largos minutos en internet, en donde se dio cuenta que sabía exactamente dónde encontrar uno de esos en su ciudad.

Y no se había equivocado, Johnny infló su pecho con orgullo al ver la reacción de Jack, cuando le llevó a ver aquel árbol. Inclusive le pareció de lo más tierno, ver cómo lo había conmovido un simple árbol, que si bien era bastante bonito, para Johnny no era más que una planta enorme.

Luego de todos aquellos éxitos, Johnny estaba muy satisfecho con su progreso, o al menos con el hecho de que había podido hacer feliz a Jack. Pero finalmente, llegó al último punto en el artículo de su revista, que curiosamente coincidía con el consejo que le había dado Pops: “Confiesa tus sentimientos. No siempre el hombre tiene que ser el de la iniciativa, los hombres se ven atraídos por una mujer que toma las riendas de la situación y no tiene miedo de expresar lo que siente por él. ¡Anímate! Y verás que conseguirás a tu hombre en menos de lo que piensas.”

Obviando por completo que todos los puntos de la revista estaban enfocados para mujeres que deseaban conquistar a algún hombre, Johnny pensó que si su amigo y la revista lo decían, no le quedaba de otra que hacer caso y dar el paso final hacia su conquista romántica. Así que leyó los consejos que la revista daba con respecto a su confesión. Uno de ellos decía que no debía ser algo muy vistoso o extraordinario, que sería mejor hacerlo naturalmente, para que el hombre lo viera como algo espontáneo y no algo planeado y controlado, a fin de que no se asustara.

Johnny decidió que lo mejor sería simplemente soltárselo así sin más, estando en su casa. Eso sí, Johnny pensó muy bien lo que quería decirle, no fuese que metiera las patas y arruinara todo lo que había hecho durante tanto tiempo. Así que, cuando sintió que ya tenía bastante claro lo que quería expresar, esperó a que Jack se preparara para dormir.

—Descansa Johnny. — Le deseó las buenas noches, como lo hacía siempre desde que vivía ahí.

—Espera Jack, hay algo de lo que quisiera hablarte. — Johnny estaba muerto de nervios, y esta vez le estaba costando mucho esfuerzo ocultarlos, pero ya estaba decidido, ese era el momento en el que le confesaría sus sentimientos a Jack.

—Claro, puedes contar conmigo para lo que sea. ¿Hay algo que te esté preocupando? ¿O acaso quieres que te cuente alguna historia para dormir?

—No, no es nada de eso. Lo que yo quiero decirte es que… ¿por dónde empezar? — A Johnny se le había olvidado por completo todo lo que había ensayado en su mente, y los nervios realmente estaban jugando en su contra en ese momento. Así que como no tenía otra opción, decidió que lo mejor era simplemente decir lo que pensaba en ese momento. —Jack yo…

— ¿Qué es Johnny? No te preocupes. — Jack le sonrió con dulzura, instándolo a que hablara.

— Jack, sé que esto sonará como un disparate para ti, pero me he dado cuenta de que bueno… ya sabes, eres un hombre bastante atractivo, ¿qué digo? Muy atractivo, por supuesto yo lo soy también, así que pensaba que tal vez, tú… y yo…

—¿Sí?

—Lo que quiero decir es que, me parece que es tiempo de que subas en el tren del amor de Johnny. — Dijo torpemente, una de las líneas que tantas veces había utilizado con las mujeres.

—Me temo que no estoy comprendiendo muy bien qué es lo que me quieres decir. Si fueses tan amable de elaborar tu idea para poder entenderla mejor, te lo agradecería mucho Johnny.

—¿Por qué tiene que ser tan difícil contigo? — Se quejó ante el cada vez más confuso Jack. — Escucha, Jack. Estoy tratando de decirte que, me di cuenta de que nunca tuve éxito con las nenas, porque jamás me había enamorado en serio de ninguna. Así que no me importó si me rechazaban una y otra vez, nunca me lo tomé en serio. Pero contigo es distinto, yo… yo estoy enamorado de ti, Jack. — Al terminar de decir esto, Johnny dio un profundo suspiro, e hizo algo aún más impactante que lo que acababa de decir: se quitó los lentes.

Jack estaba estupefacto ante las palabras de Johnny. Estaba confirmándole las ligeras sospechas que tenía con respecto a su cambio de actitud y su buen trato. Johnny realmente se sentía atraído por él y no era solo eso; le estaba confesando estar enamorado. Y como si eso no fuera suficiente shock, como queriendo demostrarle lo serio que estaba siendo con su declaración, por primera vez desde que lo conocía, Johnny le mostró sus ojos.

El samurái observó aquellos ojos del más hermoso color azul cielo2 que jamás había visto en su vida, y por un instante se sintió como hipnotizado. La seriedad que le mostraba, disipaba toda duda, si hubo alguna, de que lo que Johnny le decía era verdad.

Johnny estaba enamorado de Jack y Jack, estaba enamorado de Johnny. Ninguno de los dos se explicaba cómo habían llegado a eso, pero así eran las cosas.

—¿Y bien? ¿Qué dices Jack? — Le interrogó Johnny, mostrando preocupación ante la falta de respuesta del samurái, quien estaba como petrificado.

—Johnny yo… te agradezco. Estos sentimientos son preciosos para mí, me siento halagado, no sabes cuánto. — Jack lo pensó por un momento antes de seguir, ya que podía ver cómo la esperanza abandonaba poco a poco los ojos desnudos del hombre frente a sí. — Me siento muy dichoso Johnny, y me atrevo a confesar que me siento de la misma manera hacia ti. No quería aceptarlo, pensaba que estaba confundido, pero ahora veo todo claramente. También estoy enamorado de ti Johnny y últimamente, he sido muy feliz viviendo a tu lado; más de lo que he sido en otras épocas de mi vida.

La felicidad y la esperanza regresaron a los ojos de Johnny, quien cambió el cabizbajo semblante que estaba mostrando ante el inevitable rechazo; por uno de alegría. Tomó ambas manos de Jack entre las suyas y le sonrió ampliamente.

—¿Eso quiere decir que… tú y yo…?

— Lo siento Johnny, pero no puedo…

 

Continuará….

 

Notas finales:

 


 

 En el Japón antiguo, en la época de los samurais, había una costumbre llamada Wakashudo. No quiero entrar en detalles, pueden googlearlo por ustedes si les interesa saber a profundidad sobre el tema. Pero básicamente, un adulto tomaba a un adolescente como amante hasta que cumpliese la mayoría de edad y luego él podría tomar a un adolescente como su amante y así sucesivamente. En ocasiones no solo sentían atracción física y sexual por ellos (a pesar de que esos eran los “criterios” para escogerlos) y no solo los utilizaban para tener sexo, sino que también les enseñaban cosas sobre el honor, la lealtad, el código del guerrero y otros tipos de cosas. También había otros tipos de relaciones homosexuales, como jóvenes que prácticamente servían como “geishas” masculinos. Y cosas por el estilo, como les menciono, pueden buscarlo en Google.

 Que yo sepa, jamás se revelaron los ojos de Johnny, aunque tampoco tiene como mucha ciencia porque, si ven el show, todos tienen los ojos como un par de puntos negros xD. Así que decidí que fuesen azules, primero para que fuese más contraste del japonés de ojos oscuros con el gringo de ojos azules; pero por otro lado, porque he visto fanarts en donde dibujan a Johnny con ojos azules y me gusta más así.

 

Espero que haya valido la pena la espera. No estoy totalmente segura, pero creo que el próximo será el capítulo final. Todo depende de cómo me salga lo que tengo planeado escribir.

Ojalá me puedan dejar sus comentarios, lo apreciaría mucho.


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