No sabía como sentirme, últimamente mis pensamientos eran autodestructivos, mi mente me gritaba una y otra vez que yo jamás seria suficiente y por eso todos terminaban abandonándome. Odiaba esta mierda.
¿Qué tenia el que yo no? ¿Será que su papel de victima hace que quieran protegerlo? No puedo comprenderlo.
En fin, miraba todas las llamadas y mensajes perdidos que tenia de Masamune y me dolía mucho porque sabía que tendría que enfrentarlo tarde o temprano y que eso indicaría que debía dejarlo ir con el idiota de Ritsu quedándome nuevamente solo, sin nada.
“Nos vemos en el parque” fue lo único que pude enviarle mientras me preparaba para quebrar mi corazón una vez mas
Me puse mi chaqueta de jean mis zapatos habituales y me encamine a mi destino: aquel parque que había presenciado como una vez Usagi me dejo hecho trizas y ahora Takano pero antes iba a pasar por la heladería de mi amigo Kisa para comprar uno de chocolate ya que me daría ánimo. Cuando entre lo único que pude observar fue a un castaño arrodillado ante mi amigo con un ramo de flores y una sincera mirada:
-Kisa san eres lo que mas amo en el mundo y si me dejas prometo hacer las cosas bien ahora, prometo jamás negarte y amarte como debe ser- no pude describir la sorpresa que sintió el mas bajo al tener al amor de su vida frente suyo pidiéndole disculpas. Pensé que lloraría.
-claro que si idiota pero la próxima te matare- y sin mas se besaron demostrándose todo el amor que se tenían mientras yo decidí seguir mi camino para no interrumpirlos pero al menos tenia una sonrisa ya que uno de los dos iba a ser feliz.
Camine y camine pensando en todo y a la vez en nada, en los momentos que viví con Masamune, en como me abandono sin ni siquiera pensarlo por Onodera quien no era tan fuerte como yo, no había vivido todo mi pasado.
Al llegar al lugar me senté en un banco y contemple a algunas parejas que pasaban por allí, felices, sin tiempo de pensar en que algún día se separarían, patéticos.
-lo siento me retrase un poco- allí se encontraba el, el dueño de mis pesadillas y de mi insomnio, aquel que juro que me protegería y ahora se encuentra destrozando cada parte de mi restante corazón.
-no quiero excusas ni disculpas ni siquiera un lo lamento, solo quiero saber… ¿Por qué?- no lloraría, no le daría el placer de verme roto una vez mas
- resulta que Ritsu es mi amigo de infancia y lo perdí por un accidente en donde yo tenia amnesia y no pude recordarlo hasta hace unos días. Lo lamento Misaki se que debía amarte y corresponderte pero no quiero mentirte, amo a Onodera- sabia que no me elegiría, lo sabia y aun así guardaba la minima esperanza de que yo valdría un poco mas que el castaño.
Sin poder aguantar lo bese, bese aquellos labios que ya no serian míos, que desde ahora le pertenecerían a otra persona, pero ahora se sentían fríos, con carencia de amor.
-misaki…- parecía querer llorar pero era su decisión, no mía
Decidí entonces marcharme, sin mirar atrás, solo nuevamente. La vida me puso duras pruebas que debía enfrentar, el destino no quería que yo fuera feliz, solo eso explicaba el porque todas mis relaciones terminaban fallando.
Mire al cielo y estaba por llover, mi corazón se encontraba destrozado, sin ganas de seguir amando, con ganas de irme lejos, volar como si fuera un ave.
Cuando estaba de regreso mi celular sonó insistentemente y al contestar la voz de mi hermano sonaba eufórica:
-¡Misaki! ¡Nos mudaremos! Conseguí un mejor trabajo en donde tendré tiempo para cuidar de ti y de mi novia- ¿novia? Eso no me lo había comentado
-de acuerdo…-fue lo único que podía decir. Nada me ataba aquí, nada podía consolarme ya.
- esta bien. Reserve un pasaje para que salgas mañana. Nos vemos aquí en Osaka mi querido hermanito- sin mas corto… mañana… me parecía una buena idea.
-¡Misaki!- esa voz… la reconocía tan bien…
-usagi san- al susurrar eso todos los buenos momentos que viví con el volvieron, haciéndome sonreír porque ese chico seguía siendo muy especial en mi vida.
-¿ocurrió algo?- si usagi, ocurrió que mi alma esta muy cansada.
-solo…rompí con Takano san- mis lagrimas querían salir, pero no lo permitiría, el jamás volvería a verme débil, nadie lo haría.
-oh…lo siento mucho… era un idiota- reí un poco al recordar que si el me hubiera amado antes quizás todo esto no hubiera sucedido pero si no amas a alguien, no puedes obligarlo, porque no podías amarme si no lo sentías.
-lo se… en fin debo irme. Mi hermano me espera mañana en Osaka- tu también fuiste idiota por tardar tanto
-¿te iras de viaje?- pregunto mientras una mirada triste se posaba en sus ojos.
-si… uno muy largo- no me sentía de animo para explicar las cosas, solo quería llegar a mi casa y desplomarme en mi lugar seguro, aquella almohada que escuchaba todas mis quejas y llantos.
-Misaki… yo- sin esperar me tomo la mano y deposito un beso en ella. Eso no me lo hubiera esperado- lo lamento tanto… lamento haber tardado tanto en confesarme. De verdad eres la única persona que he amado- tan tarde… mi corazón ya no escuchaba
-Quien sabe. En un futuro podríamos estar juntos. Adiós Akihiko- sin más le sonreí y posteriormente me dirigí a mi hogar. Había cerrado una etapa en mi vida, una etapa que solo me había traído dolor pero también mucha emoción y felicidad.
Esa noche en mi cama me permití ser débil, me permití llorar, me permití ser libre y pensar en mi mismo pero no duro mucho ya que mi celular comenzó a sonar insistentemente:
-¿Misaki?- esa voz que estaba en mis pesadillas
-Ritsu…- respondí con frialdad, el me había arrebatado todo, no podía agradarme.
- lo lamento. De verdad, si yo hubiera sido diferente…quizás podríamos haber sido buenos amigos- quizás…pero el destino nos hizo enemigos.
-cuida de Takano. Es una buena persona- solo eso pude decirle antes de cortar la llamada y aventar mi teléfono.
Quizás algún día mi desagrado por el se vaya… como cuando hacíamos algunos trabajos juntos y reíamos pero…eso no sucederá pronto.
Al siguiente día sin mirar atrás me dirigí a la estación de trenes acompañado por mi mejor amigo quien no paraba de llorar ni de aferrarse a mi cuello
-te extrañare tonto. Avísame cuando te acomodes e iré a visitarte con Yukina- su sonrisa era radiante y yo de verdad me profesaba muy orgulloso de ambos
-Me alegra mucho que seas feliz. De verdad Kisa- sin mas ambos nos abrazamos y yo estaba a punto de subir al tren cuando ese peliplata apareció nuevamente y sin esperar nada me abrazo protectoramente.
-Te esperare. Esperare a que estés listo para volver y así no dejarte ir jamás- sus palabras sonaban tan lindas, después de todo ya sea siendo amigos, desconocidos o pareja nos amaríamos de la misma forma.
- De acuerdo. Es una promesa- le extendí mi dedo meñique y el lo entrelazo, marcando así aquel juramento de que algún día nos volveríamos a encontrar y esta vez seria para siempre.
-Adiós a ambos- dije y así el tren partió, llevándome a un nuevo destino, a una nueva vida junto a mi hermano, a una nueva escuela, a…quien sabe.
FIN.