Luego de lo sucedido aquella noche Usagi comenzó a ignorarme. Le molestaba mi presencia, se notaba cada vez que iba a buscarlo a su casa y el ponía cualquier excusa para evitar salir conmigo. Es doloroso pero tendré que acostumbrarme ya que cruzar la línea a veces trae sus duras consecuencias.
Me levante de mi cama sin ganas de nada, como siempre, me lave los dientes, tome mi mochila y Salí rumbo a esa cárcel que me recibía todos los días. Se que me quejo pero en realidad la escuela es como una segunda casa para mi.
Al llegar a mi salón de clases lo que vi me impacto: por primera vez Akihiko estaba sentado con alguien que no era yo, y eso me dolió.
-oye Ritsu, aquí me siento yo- dije enfadado mirando a ese ladrón de ojos verdes que me miraba con cinismo.
-Aki Chan me invito. Creo que tendrás que buscarte otro lugar Misa Chan- juro que algún día en la clase de gimnasia le estrellare un balón en su cabezota.
-Takahashi, siéntese ¡ahora mismo!- el profesor Kamijou no se caracterizaba por su paciencia por lo que empecé a buscar algún lugar disponible y lo encontré: al lado de Takano Masamune.
No es que lo odie, pero no tenemos una gran amistad ya que el es un chico demasiado enigmático.
Trate de ponerle vibras positivas al asunto y me senté a su lado esperando que no pregunte el por que estaba allí.
-bueno mocosos, comenzare a dictar así que ni se les ocurra demorarse o hacerme repetir- saque mis cosas de la mochila y me di cuenta de algo: no tenía mi cartuchera.
Genial día para olvidarse los útiles Misaki.
Reuní todas mis fuerzas y con una voz amable y serena me dirigí a mi compañero de banco.
-Takano, ¿no tienes algo para que pueda escribir?- susurre mientras el me veía con sus ojos color miel y su típica expresión neutral para luego girar su rostro a la hoja en la que estaba escribiendo e ignorarme por completo.
-¿Cuál es tu problema?- le pregunte histérico. Según mis cálculos yo no había sido malo con Masamune.
Un libro estrello contra mi frente, señal de que el demonio Kamijou ya había perdido toda la paciencia.
-salga del aula- señalo molesto mientras yo me resigne a caminar fuera de allí y dirigirme al patio escolar mi lugar preferido de la escuela.
“nada podría salirme peor” pensé tristemente ya que una lagrima cayo por mi mejilla. Estaba cansado de sufrir, de llorar por ese estupido amor no correspondido, pero es todo lo que me queda.
Me tire en el fino pasto y cerré mis ojos esperando que aquellos pensamientos tristes se deshagan como todo aquí.
Cuando abrí mis ojos sentí un gran peso encima mío, iba a asfixiarme pero cuando divise aquel pelo plateado no pude evitar sonreír.
-pensé que seguías enojado conmigo- dije mirándolo mientras el se acostaba a mi lado.
-estaba confundido, pero tu amistad vale mucho para mi Misaki. Olvidemos lo que paso esa noche por favor- ¿Cómo podría olvidarlo si fue lo mejor del mundo? ¿Como podría si quiera considerar borrar aquellas caricias de mi memoria? Eso no sucedería
-claro, pero no me ignores porque duele Akihiko- ser un poco sincero no me mataría. Oculte tanto tiempo mis emociones que ya no aguanto.
-si, lo se y por eso lo siento. Además debo contarte algo y tenias que ser el primero en saberlo-amaba ser la persona en la que mas confiaba pero a la vez no quería saber nada de Onodera.
-esta bien. Puedes contarme, pero antes vamos por un helado.- siempre nos escapábamos del establecimiento para tener nuestras charlas, así que con cuidado salimos de allí y fuimos rumbo a la heladería de siempre la cual era atendida por mi amigo Kisa.
-Misakiii- dijo el azabache sonriendo y chocando puños.
-kisaa. Dame lo de siempre- sonreí mientras veía como Akihiko lo miraba con mirada asesina al pequeño Shouta.
-claro- me extendió los helados y nos sentamos en una banca fuera del establecimiento, lo notaba nervioso y por ende sabia que no seria nada agradable para mi.
-ya, habla- ordene mirándolo a la vez que el sonreía ampliamente y probaba su helado.
-En estos días Ritsu se acerco más a mí, y logre que me diera una oportunidad de enamorarlo. ¿Sabes lo que significa? Que pronto Será mi novio.- tendría que estar acostumbrado a esto, pero el dolor cada vez es peor, cada vez me consume mas.
Decidí no callarme, decidí que por una vez seria valiente, que no me importarían los demás si no lo que yo siento.
-ven conmigo- jale de su brazo y lo lleve a aquel parque cerca de la laguna, lo deje parado en un lugar y me arrodille.
-Misaki, ¿Qué haces?- pregunto curioso mientras yo levantaba el rostro y lo miraba con total decisión.
-Akihiko, ¡sal conmigo por favor¡- sus ojos se agrandaron y su vista se desvío pero yo seguía mirándolo fijamente, admirándolo porque quizás seria la ultima vez que estemos en esta cercanía.
- ¿Que significa esto?- susurro con voz apagada
- Desde que nos conocimos estoy enamorado de ti usagi san. Todo este tiempo lo oculte pero ya no puedo mas. Me duele ver que Ritsu no sepa valorarte cuando yo daría lo que fuera para que me miraras como a el- seguí mirándolo de manera suplicante mientras quitaba todo este peso que tenia, todo lo que calle durante años por fin Salía a la luz y me desesperaba no saber su respuesta.
-dame la oportunidad…de enamorarte- susurre mientras agachaba la cabeza. Nunca sentí tanto miedo en mi vida
- pensé que eras mi mejor amigo, pensé que estarías siempre a mi lado apoyándome… fue mi error. ¡Fue mi maldito error pensar que tu te alegrabas por mi! ¡No puedo creerlo! Ahora entiendo tu amabilidad, ahora comprendo por que paso lo de aquella noche, en cada oportunidad te aprovechabas de mí ¿cierto?
-jamás seria capaz de hacer algo en tu contra usagi san. Jamás haría nada para lastimarte- solo veía furia en sus ojos, una furia que no seria fácil de superar.
-es que no puedo creer que fuera tan imbecil. ¿Pensabas que me iba a enamorar de mi mejor amigo? ¿Realmente creíste que te Daria una oportunidad?
Sus palabras se clavaban en mí como dagas.
-¿sabes que? Olvidemos esto. Por favor, no soportaría perderte- en un ultimo intento por arreglar nuestra rota amistad lo abrace. Sentí ese calido cuerpo por última vez. Anhelaba tanto que me correspondiera, pero eso no sucedió. En su lugar me aparto y dos ojos violetas me miraron sin ninguna expresión.
-No cambiare a Ritsu por ti, ni lo pienses. Desde hoy ya no eres nada para mí. Olvídame y olvida todo eso que sientes.-
Sin más se fue por aquel camino iluminado por el atardecer, me dejo vacío, solo, sin nadie a mi lado.
Las lágrimas no salían, este dolor era tan profundo que no podía reaccionar, solo me quede allí, esperando a alguien que me extienda su mano, que me rescate de aquel pozo en el que estaba por entrar.