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Cuarteto de pequeñines por NeblinaLlameante

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Notas del capitulo:

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DRABBLE 2: EN MIS BRAZOS

Categoría: Familia

 

N/A: Mi reto esta vez fue escribir sobre familia. Si bien no es mi temática favorita, tengo un headcanon que alguna vez pensé como fic: Durante la reconstrucción después de la guerra, Naruto dio con una mujer que agonizaba al tiempo que daba a luz a su bebé. Teniendo al frente a uno de los héroes, le dijo el nombre de la niña y que, por lo que más quisiera, la cuidara en su lugar.

 

El resto, Sasuke se los puede contar.

.

Cuando Tomoe fue a su habitación, no esperó que su padre la siguiera. Creyó que le dejaría hacer su rabieta antes de intervenir, y no supo qué hacer sino sentarse en su cama, quitarse el porta-kunais y observarlo recargado en la puerta.

— Vete — Pidió. No lo gritó, porque a papá Sasuke nunca se le grita, pero no tenía ganas de enfrentarse al sermón porque aún no se le quitaban las ganas de llorar.

Sasuke arqueó la ceja; se adentró en la recámara y cerró la puerta. Luego caminó hasta la cama y se sentó a su lado.

— Le has hablado muy mal a tu padre — Dijo con voz firme.

Ella lo sabía, pero en ese momento no lo pensó. Aún no se sentía lista para disculparse.

— No me importa — Respondió, aunque la voz le tembló y sus labios se curvaron conteniendo un sollozo.

— Sí te importa, lo he visto por la cara que pusiste cuando se fue — Su tono no admitía réplicas —. Le has herido, pero lo que me interesa saber es por qué lo has hecho.

La niña dio un respingo, insegura de poder contenerse si empezaba a hablar. Su papá Sasuke era así, sabía algunas cosas incluso antes de que se las dijeran. Él sabía que ella, por impulso, dijo aquellas palabras horribles a su papá.

Pensó en no responder, pero recordó lo de unas horas atrás, sobrepuesto con lo ocurrido minutos antes y la expresión dolida de Naruto antes de irse.

"Ojalá me hubieras dejado en esa aldea"

— Unos chicos de la academia me dijeron que no soy hija del Hokage, que sólo soy una huérfana de la guerra que llegó aquí por lástima — Apretó los puños —. ¡Me dijeron que no tengo sangre Uzumaki o Uchiha, y que soy patética!

Se tapó los ojos y dejó de contenerse. Durante unos minutos, sólo se escucharon sus sollozos y el sonido de fuera. En ese tiempo, Sasuke no dijo nada ni intentó acercarse; probablemente pensando en esas palabras.

Sólo hasta que los sollozos se detuvieron y sus manos abandonaron los ojos enrojecidos, su padre habló.

— ¿Tú no te sientes como nuestra hija? — Era una pregunta extraña. ¿Cómo es sentirse hijo de alguien? Pensó en sus compañeros y sus padres en la salida de la academia, mimándolos. Pensó también en sus padres, en Naruto escapando de la oficina para ir a buscarla y a veces acompañado de Sasuke, que volvía de una misión. Ambos cariñosos, cada uno a su manera. Y ella se sentía feliz por eso.

— Creo que sí, pero no lo soy — Murmuró con tristeza. Desde esa mañana se veía más como una intrusa.

— ¿Cómo que no lo eres? Siempre lo has sido, Tomoe — Aseguró su padre.

— ¿De qué hablas?

Ante su confusión, Sasuke suspiró y pasó un brazo por sus hombros. Dejó que recargara su cabeza en su hombro y dio unas palmaditas en su espalda.

— Nunca creí en algo como el destino, Tomoe, se me hacía una estupidez — Apretó uno de sus hombros —. Pero luego llegaste a nuestras vidas y pensé que no podía ser una coincidencia. No sería tan perfecto si lo fuera.

Tomoe intentó verlo a los ojos.

— Papá me dijo que mi madre le pidió cuidarme.

— Sí, pero de entre todas las personas a quienes pudo decirle, ella escogió a Naruto, un chico de apenas diecinueve años que vagaba entre las aldeas destruidas por la guerra para ayudar — Respondió —. ¿Por qué él y no familias que podían cuidar a uno más?

Con esas palabras, Tomoe empezó a tranquilizarse.

— Tu padre estaba solo. Tuvo que volver aquí sin saber cómo cuidarte ni a quién pedir ayuda. Y de entre todos, eligió al amigo que regresaba de viaje. Conoces mi historia, imaginarás mi sorpresa.

Tomoe rió. Naruto disfrutaba mucho contar cómo había salvado a Sasuke, aunque según este último, siempre cambiaba algunas cosas o las exageraba.

Igualmente, eran historias divertidas, y bonitas también.

— Yo no me sentía bien en ese entonces, a pesar de lo que hice. Necesitaba a alguien, pero no me sentía listo para admitirlo — Hizo una pausa —. Tu padre tampoco sabía lo que quería. No lo supo, dice, hasta que me vio intentar cargarte con un solo brazo.

Tomoe sonrió. Sí, Naruto también contaba mucho esa historia.

— Tal vez él y yo habríamos estado juntos de cualquier forma, pero tú nos uniste en el momento en que más lo necesitábamos — Depositó un corto beso en la cabeza de su hija —. Por eso estamos convencidos de que, aún si no tienes sangre Uchiha o Uzumaki, siempre has sido para nosotros, y nosotros para ti.

— ¿Aunque no resalte en la academia como tú y papá?

— ¿Naruto te dijo que él resaltó? En realidad tenía las peores notas...

— ¡¿Qué?!

— Recuerda que a veces tu padre es mentiroso — Replicó Sasuke —. Pero en algo nunca miente y es en que te ama, y ahorita debe estar triste y tú tienes que hacer algo.

— ¿Como qué? — Preguntó Tomoe.

— Tal vez una cena especial de ramen acompañada de una disculpa. Creo que es lo menos, sobre todo porque le hiciste ir por ti a la escuela por pelearte con esos niños.

— No los quiero en mi equipo, papá — Se quejó la niña.

— El destino no puede ser tan cruel — Respondió con burla. Tomoe hizo un puchero —. Ya deberías estar en la cocina.

Luego de un último abrazo, la niña dio la vuelta para salir de la habitación. Hasta que recordó...

— Nunca me dijiste por qué dejaste que te colocaran el brazo de nuevo. Sólo recuerdo que papá dijo que no lo querías.

Ante la pregunta, Sasuke sonrió de nuevo y la miró, con ese cariño que siempre le mostraba cuando le daba las buenas noches o le contaba alguna de las historias de cuando ella era bebé. Fue entonces que de verdad entendió lo que él había querido decir.

Eran sus padres, y la amaban. Y ella los amaba mucho también.

— Porque quería sostenerte en mis brazos— Respondió.

 

FIN.

Notas finales:

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