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Teenlock: Sherlock in high School por sherlocked221B

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Esa mañana estaba especialmente helada, las calles de Londres se escarchaban por las bajas temperaturas, otorgándole un paisaje invernal a pesar de estar en plena primavera—Y…¿has sabido algo de nuestro caso? —se atrevió a preguntar John mientras caminaba rumbo a la escuela con actitud casual intentando calentar sus manos con su aliento.

—¿nuestro caso? —replicó Sherlock y por un instante cierta satisfacción invadió sus facciones, para luego volver a la eterna seriedad de su rostro—Lestrade me confiscó la maleta—admitió con fastidio.

—¿eso cuando ocurrió? ¿estuvo en el apartamento?

—seeeep, antes de que llegaras ayer, acababa de irse

—vaya y ¿hay nuevos avances?

—tu dime… ¿alguien te ha llamado últimamente a tu móvil John? ¿algún número desconocido? —John abrió los ojos con sorpresa, había estado tan ocupado pensando en el asunto de Sherlock y Stacy que había ignorado por completo una llamada perdida de un número oculto, enseguida sacó su móvil y se lo mostró a Sherlock quien sonrió repentinamente animado.

—el mensaje que envié desde tu móvil tuvo excelentes resultados, el asesino recibió un mensaje que solo puede ser de la víctima pocas horas después de su “supuesto” deceso, debe haber entrado en pánico y ahora tenemos su número, veremos si logramos ponernos nuevamente en contacto, con un poco de suerte…lograremos que muerda el anzuelo—dijo arrebatándole con maestría el aparato a John y tecleando con rapidez un mensaje de texto.

—espera ¿no llamaremos a Lestrade? —preguntó John confundido

—no, solo estorbarían…siempre lo hacen, tengo una mejor idea ¿Quieres ir a comer?

—pero y la escuela Sherlock—protestó el rubio

—olvida la escuela—dijo él con un ademán  de manos, restándole importancia.

—¿por qué?

—porque esto es más interesante—dijo Sherlock observándolo directamente a los ojos, dedicándole una profunda mirada para luego morderse el labio inferior y hacer un rápido movimiento de cejas, tentándolo a seguirlo

—como lo odio—farfulló John por lo bajo, Sherlock Holmes sabía exactamente como convencerlo, eso era jugar sucio.

—¿qué hacemos aquí? Sherlock —preguntó John observando el letrero del restaurant italiano

—conozco al dueño de este local, Ángelo, hace unas semanas la probé a Lestrade que ese hombre estaba en otro lado el país cuando se cometió un doble homicidio del que lo acusaron, así que quedó libre de cargos…bueno más o menos, es inocente de ese crimen al menos.

—has estado ocupado—replicó John al escuchar esa nueva historia, habían muchas cosas que Sherlock se guardaba para sí.

—A Sherlock, pero si es mi aspirante a detective favorito, lo que quieras del menú es gratis, para ti y para tu cita—dijo un hombre fornido con una enorme sonrisa, mirando a Holmes con gratitud 

—no nosotros…yo no soy su…—John intentó aclarar la confusión alarmado, los colores se le subieron al rostro al instante, Sherlock lo observó con extrañeza, por lo que decidió retractarse—está bien, muchas gracias

—es increíble—dijo Sherlock observando a través de los grandes ventanales del local

—¿Qué? …acaso crees que el asesino solo aparecerá aquí de improviso

—me refería a ti—dijo el rizado, volteando a ver a John— ayer estabas besándome y moviéndote insinuadoramente contra mi cuerpo acorralándome contra la pared del apartamento y ahora se te suben los colores al rostro porque Ángelo te llama “mi cita” e intentas negarlo…no soy un experto en esto de los sentimientos pero debes admitir que estás dando mensajes contradictorios.

—¿así que asumes que esto es una cita? —dijo John con una sonrisa entre sus labios, observando a Sherlock quien tenía sus manos juntas bajo su mentón y lo observaba con expresión ligeramente divertida, se percató que ambos se habían aproximado sin ser conscientes de sus movimientos y habían bajado la voz, sus rostros estaban peligrosamente cerca.

—tal vez…—susurró Sherlock, John sintió sus alientos chocar, no pudo evitar imaginarse a sí mismo levantándose de su asiento para luego sentarse sobre las piernas de Sherlock y devorar sus labios a besos, ignorando a todos los presentes que los rodeaban. Ángelo trajo pasta por lo que debieron separarse abruptamente

—Jamás me habría imaginado comiendo pasta en el desayuno

—la imaginación lo es todo John, es lo que nos permite desarrollar capacidades mentales impresionantes y darle a nuestra vida un significado más allá de nuestra mundana y ordinaria existencia…la imaginación es extremadamente útil para el oficio que desempeñamos

—así que tienes una gran imaginación ¿eh? Y como esperas usarla para  para atrapar al asesino

—¿quién caza en medio de la ciudad?, elige a sus víctimas entre la gente sin ser visto, ¿en quién confiamos y no lo conocemos?

—¿en quién?

—no tengo idea—admitió Sherlock bajando la mirada, jugando con su pasta en el plato— pero en el mensaje que escribí le di la dirección de esta calle, sé que aparecerá por alguna parte y sus actitudes lo delatarán, el lenguaje corporal es lo que acusa a las personas aunque intenten ocultar sus verdaderos propósitos, solo hay que saber descifrar sus detalles, el cuerpo manifiesta tus mas oscuras intenciones.

—¿enserio jamás habías hecho esto con alguien?

—¿de qué hablas? ¿resolver crímenes?

—una cita…

—ah…no, no es mi estilo—replicó Sherlock sin inmutarse en lo absoluto.

—¿y cuál es tu estilo Sherlock?

— percibo algo de duda en tu tono de voz—anunció Holmes con sus manos juntas bajo su mentón

—¿de verdad antes de mí no hubo nadie? Me refiero a chicas…

—esa no es mi área—respondió con seguridad.  

—bueno…chicos, lo que está bien, por cierto

—sé que está bien…

—pero en algun momento debiste sentir atracción por alguien…

—antes de ti no sentía absolutamente nada, ni tenía…necesidades—admitió

—¿necesidades?

—De carácter corporal

—¿y cómo es?… —inquirió John con su total atención puesta a las siguientes palabras formuladas por la persona que más le había importado en su corta vida.

—es extraño, sentir mi organismo respondiendo a los estímulos, mi cerebro secretando endorfinas, la claridad de mi mente bloqueándose, mi cuerpo reaccionando ante tu cercanía, tus roces, besos y caricias…sentir curiosidad en ese plano, como dije es extraño y…nuevo además hay otros efectos colaterales

—¿cómo cuáles?

—sentimientos

—qué clase de…

—Mira ahí—interrumpió Sherlock alarmado, un taxi se había detenido en la esquina de la calle, y el pasajero acababa de voltear observando directamente hacia el restaurant—¡vamos!

—hey Sherlock, espera…—John se puso de pie de improviso siguiendo al rizado quien se había puesto a correr tras el taxi, cuando John consiguió darle alcance Sherlock detuvo abruptamente su improvisada persecución.

—no los alcanzaremos así—comunicó por lo bajo pensando en otras posibilidades para detener al asesino.

—¿entonces qué pretendes?

—silencio, necesito pensar—Sherlock puso sus manos a cada lado de su sien y cerró los ojos con fuerza, como si intentara realizar un ejercicio mental increíblemente complejo—descubrí una ruta alterna—ven, es por aquí. John corrió tras ese muchacho que actuaba como un sabueso al olor de su presa, lo siguió por los techos de algunos edificios de Londres y continuó corriendo por los callejones, en ocasiones veía al taxi pasar frente a sus narices, a poca distancia de ellos, Sherlock continuaba corriendo sin titubear un segundo, estaba siguiendo una ruta trazada previamente y John lo comprendió ese muchacho tenía una especie de mapa mental de Londres en su cabeza

Finalmente lograron anteponerse al automóvil dando por finalizada la persecución, Sherlock lo detuvo mientras sacaba una credencial de policía del bolsillo de su abrigo—deténgase, policía—Abrió la puerta del pasajero y al instante su expresión cambio de triunfo a completa decepción al comprender su error—no es él, es extranjero, su bronceado es muy reciente, es su primer viaje a Londres…acaba de arribar en la ciudad hace no más de dos horas.

—¿ustedes son la policía? —preguntó el hombre con un inglés mal pronunciado.

—si, ¿todo bien? —inquirió Sherlock adoptando la estoica postura de hombre de ley

—si…—replicó el turista con incredulidad

—genial, bienvenido a Londres—dijo Sherlock para luego retirarse sin darle un vistazo más al confundido turista  

—si tiene problemas, solo avísenos—dijo John intentando tornar su voz algo más gruesa de lo que en realidad era, para aparentar mayor edad

—eso fue gracioso…

—¿de qué hablas?

—el “bienvenido a Londres—Sherlock sonrió con auténtica diversión

—¿ya recuperaste el aliento? —interrogó mientras observaba atentamente hacia los verdaderos policías que el pasajero de taxi había contactado y que ahora se dirigían directo a reprenderlos—sígueme—dijo lanzándose a correr nuevamente por los estrechos y laberínticos callejones de Londres que habían sobrevivido a la modernización de la ciudad, en uno de ellos Sherlock se detuvo, no había escapatoria, se quitó el abrigo depositándolo en un rincón  dejando expuesta su ajustada camisa blanca, se abrió algunos botones

—¿Ahora qué hacemos?, nos alcanzarán…no quiero ir a la cárcel—dijo John preocupado, observando hacia todas partes, definitivamente no había escapatoria sin encontrarse con los policías de frente.

—tengo un plan, es poco ortodoxo, pero puede funcionar—los apresurados pasos de los policías cada vez estaban más cerca—ven…

—Sherlock que haces debemos dar la vuelta

—ya no hay tiempo

—¿entonces que quieres que haga? —replicó John sin comprender

—bésame.

Cuando los policías llegaron al lugar solo vieron algunos ebrios en los costados de las callejuelas y a dos adolescentes hormonales besándose apasionadamente en una esquina de un solitario callejón, supusieron que los impostores a quienes buscaban habían tomado alguno de las rutas alternativas que proporcionaban los callejones anteriores conectados con esa calle y dieron la vuelta.

Sherlock tomó a John de la nuca para profundizar el beso, abriéndose paso entre esos labios deliciosamente tentadores, jugando con sus lenguas, en un arrebato mordió el labio inferior de John quien emitió un imperceptible gemido, se separó lentamente de él, con la respiración acelerada y el deseo a flor de piel—esa fue una pequeña venganza de mi parte por todas las marcas que dejaste en mi cuello el día de ayer—dijo con malicia, John también sonrió observando las rozadas marcas que ahora adornaban el pálido cuello del detective, mientras ppor precaución dirigía su mirada hacia el lugar donde minutos antes habían estado los policías, asegurándose de haberlos perdido.  

—¿cómo supiste que esto iba a funcionar?

—no lo sabía…pero la gente se siente incómoda ante las muestras de afecto público por lo que prefieren mirar hacia otra parte o retirarse rápidamente del lugar, es psicología básica—explicó Sherlock con aire presumido relamiéndose los labios enrojecidos por los besos de John.

Notas finales:

gracias por leer! y recuerden dejar sus comentarios, me gusta leer sus impresiones. un gran abrazo!


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