John caminaba hacia la salida del baño de varones, aliviado al notar que la jornada de clases estaba por terminar, pronto podrían regresar a Baker Street junto a Sherlock. De pronto sintió un fuerte ruido tras él y al instante siguiente el humo inundó todo a su alrededor. Intentó gritar, pero no era capaz de escuchar su propia voz por el fuerte pitido en sus oídos, de pronto vio una silueta entre el polvo a su alrededor. Una alta y esbelta figura que ágilmente se hacía paso entre los escombros a su alrededor, su mente solo pudo concentrarse en esos ojos profundos que ahora lo observaban preocupados, bajó su mirada a esos labios que tenía enfrente, se movían con rapidez, intentaban decirle algo, pero no alcanzaba a oírlo. De pronto sintió como era cargado a rastras hacia uno de los pasillos.
—¡John! ¡John me escuchas! —gritaba Sherlock desesperado arrodillado frente al rubio—¡John reacciona! ¿puedes decirme que sucedió?
—yo…no lo sé—tartamudeó Watson mientras se palpaba la cabeza sintiendo el hilo de sangre caliente deslizarse por su frente, se encontraba absolutamente desorientado, observó a su alrededor y entre los escombros vio una masa de estudiantes cada vez más numerosa agrupándose a su alrededor.
—Vaya, por dios, ¿qué ha sucedido aquí? —inquirió el director apareciendo con actitud escandalizada entre el tumulto de colegiales.
Sherlock rodó los ojos al borde de la cólera, fulminó al director con la mirada para luego contraatacar con sus afiladas palabras—Explotó una bomba en el baño de hombres, y hay un estudiante herido al frente de sus narices, si yo fuera usted estaría llamando una ambulancia en este preciso instante antes de que alguno de los presentes lo acuse de negligencia ¡acaso no se da cuenta que John está herido! —gritó a todo pulmón enfadado. El director no tuvo tiempo para réplicas, sacó su móvil y marcó a emergencias, mientras los profesores alejaban a los estudiantes de la escena, pidiéndoles que volvieran a sus salas, pues estaban sofocando a John.
—¿Watson me escuchas? —preguntó Sherlock con el tono de voz suficiente para que solo John fuera capaz de escucharlo.
—no me llames Watson—susurró John tocándose la cabeza, Sherlock se desprendió de su bufanda y la acomodó en torno a la cabeza del rubio, apretando con la presión suficiente la herida de la nuca.
—Bien, John…promete que no te dormirás, debes estar despierto y alerta ¿entiendes? Cuando llegue la ambulancia debes estar consciente
—solo no me dejes solo—pidió finalmente el rubio
—eso jamás.
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John dormía plácidamente en la blanca camilla, a su alrededor había un montón de aparatos que emitían un ruido especialmente irritante para los oídos de Holmes, pero intentaba evadir los molestos sonidos a su alrededor y concentrarse en la evolución del Watson. Tras unos minutos sintió un sutil roce en una de sus manos, dirigió su mirada al rostro de John, pero este no se había inmutado en lo absoluto.
—Ya se que estás despierto, lo noté hace 4 minutos exactos—acusó el rizado sin moverse de su sitio, manteniendo su eterna seriedad.
—Como extrañaba al intelectualoide sabelotodo—farfulló John emitiendo una pequeña carcajada que al instante se convirtió en una mueca de dolor, llevó una de sus manos a la venda que cubría su cabeza—¡cielos como duele!
—no te la toques, está muy reciente aún, necesitas reposo.
—estoy bien, solo algo mareado—admitió el rubio cerrando los ojos al ver como la habitación le daba vueltas.
—secuelas de la explosión, no te debes poner de pie al menos por hoy
—¿me puedes explicar qué fue lo que sucedió?
—¿no recuerdas nada? —interrogó Sherlock enarcando una ceja con repentino interés
—solo un fuerte ruido a mis espaldas y luego un gran dolor en la cabeza y oídos.
—alguien puso una bomba en el baño— Sherlock sacó de su abrigo una bolsa de plástico con un aparato explosivo en el interior evidentemente detonado
—¿te robaste la bomba? —peguntó John con incredulidad
—Claro que sí, no creo que el director quiera una investigación en su colegio, intentará evitar cualquier intento de filtración de la información que dañe el prestigio de su amada institución, iba a borrar todas las evidencias—dijo con desprecio—es un inepto
—bien…¿pero qué hay de la bomba?
—es un diseño casero, evidentemente construido manualmente por un estudiante con gran conocimiento en química especialmente en componentes de combustión rápida—explicó rápidamente Holmes enarcando una ceja mientras revisaba los restos del detonante.
—¿por qué un estudiante Sherlock?
—¿Quién más entraría antes que tu al baño de varones sin llamar la atención en el horario en que toda la escuela se encuentra caminando por los pasillos? dije que eran componentes de combustión rápida, no hay más de 10 minutos de diferencia entre que este explosivo fue activado manualmente y tu ingresaste al baño. Ah…lo había olvidado, el personal ingresa en horarios específicos a limpiar los baños, durante la colación es la última limpieza…por lo tanto el baño ya había sido aseado hace por lo menos 30 minutos…el personal de limpieza queda descartado por ahora.
—bueno pudo ser un externo…
—aunque aborrezco esa institución educativa a la que nos obligan a ir debo admitir que la seguridad contra externos es bastante buena, he observado detenidamente el filtro que tienen en recepción con quienes entran.
—¿entonces fue intencional?
—Sospecho que si…esta bomba tenía un destinatario específico, estabas solo en el baño…todo fue calculado.
—alguien intentó matarme…—dijo John sorprendido, desviando la mirada.
—averiguaré quien fue John…y lo detendré, por ahora debemos enfocarnos en tu recuperación, pusieron ocho puntos en tu nuca, podría decirse que fue un pequeño rasguño, tuviste suerte…con un arma como esta pudiste salir mucho más dañado.
John vio la fecha en la televisión que tenía enfrente, había pasado casi un día inconsciente, observó Sherlock con suma atención, llevaba la misma ropa del día anterior.
—¿estuviste aquí toda la noche?
—y donde más iba a estar…Llamé a Lestrade y le pedí que enviara un operativo a investigar, aunque el director se desmaye de espanto…Pensándolo bien sería una escena divertida de ver.
—no cambias Holmes—dijo John sonriendo, mientras se acomodaba en la estrecha camilla—¿podrán darme de alta hoy?
—estás en observación, por ahora…debes descansar
—y tu debes dormir unas horas, Sherlock. Ve a Baker Street, estaré bien si los doctores me dan el alta puedo llamarte
—no será necesario, tengo gente vigilando, me mantendrán informado—informó Sherlock retomando su actitud presumida de siempre.
—¿Mycroft está enterado de esto verdad? ¿puso a su gente a investigar? —inquirió John frunciendo el ceño.
—eso no tiene ninguna importancia, lo elemental es que estás a salvo, este hospital nunca fue más seguro—dijo poniéndose su enorme abrigo mientras le guiñaba un ojo
—¿por qué a mi Sherlock? Pudo haber sido Anderson por lo de la otra vez en el callejón…
—¿Has visto las calificaciones de Anderson en química?, es un inútil…él no fue, ni sus brabucones, quedan totalmente descartados. La persona que construyó este aparato de caos fue alguien con un nivel de inteligencia bastante elevado. Ahora solo debes descansar, me encargaré de la investigación—Holmes caminó a la salida pero se detuvo justo antes de dar un paso afuera de la habitación, dudando si debía hacer lo que creía terriblemente inapropiado en un espacio como ese, volteó el rostro hacia John quien lo observaba algo melancólico, y finalmente volvió rápidamente sobre sus pasos, inclinándose para depositar un delicado beso entre los labios del rubio, quien cerró los ojos al instante, dejando escapar un pequeño suspiro de sorpresa ante el arrebato de Holmes—adiós John—el rubio lo vio alejarse sintiendo sus párpados pesados para luego caer nuevamente en un sueño reponedor.
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—Necesito que me hagas un pequeño favor—comenzó Sherlock con actitud relajada, entrelazando sus manos tras su espalda mientras se aclaraba la garganta, consciente de que debería tragarse su orgullo para realizar la petición que estaba por hacer.
Una esbelta figura a sus espaldas se aproximó lentamente hacia él, seguida por el repiqueteo constante de ese familiar paraguas negro—vaya, vaya…¿a cambio de qué?, sabes que ninguna información es gratis, debo realizar esfuerzos, mover influencias para conseguir lo que sea que quieras
Sherlock apretó la mandíbula con coraje—¿no puedes solo comportarte como un hermano medianamente decente y concederme el favor que vine a pedirte?
—vamos Sherlock, ambos sabemos que eso no sucederá, todo favor tiene su precio, nada es gratis en nuestro mundo…lo sabes.
—bien, ¿qué quieres a cambio? —inquirió el rizado impacientándose por la petulante actitud de su hermano mayor
—eso lo veremos luego…cuando menos te lo esperes te pediré algún trabajo en forma de compensación… estarás de acuerdo con mi propuesta, espero—dijo Mycroft manteniendo esa sonrisa de político perfectamente ensayada.
—necesito cualquier tipo de información relevante sobre el chico nuevo de la escuela, su nombre es Richard Brook
—vaya, que curioso… pensaba que estabas interesado en el joven Watson, me refiero a ese “encantador enredo amoroso” que has entretejido con él a lo largo de estos meses, que…adorable—se burló sin disimular su cinismo—que común te has vuelto Sherlock…siempre has sido lento, pero al menos antes te interesaban las cosas realmente importantes…
—Déjate de juegos, sabes bien que no siento ningún tipo de inclinación por el chico nuevo, y deja de referirte de esa forma hacia John
—ahh…entonces su historia de amor va enserio…vaya
—¿a qué te refieres? —preguntó el menor sin llegar a entender el verdadero sentido de esas palabras.
—por favor…es tan obvio, tan evidente que hasta resulta irritante, piensa Sherlock—El menor de los Holmes guardó silencio, observando a través de uno de los grandes ventanales de la oficina el amanecer en la enorme urbe londinense que se levantaba imponente frente a ellos—¿no logras captarlo? Hermano mío…estás perdidamente enamorado…espero que no sea contagioso.
—No vuelvas a decir algo como eso Mycroft—gruñó Sherlock desafiando al pelirrojo con la mirada.
—¿qué harás al respecto?, ¿me acusaras a nuestra madre? …por favor, te has vuelto igual de común que ellos, al menos ten el valor de admitirlo
—yo jamás seré como ellos…venirte a solicitar ayuda fue un error—Replicó el rizado saliendo del lugar dramáticamente a grandes zancadas
—te enviaré toda la información respecto a tu sospechoso del incidente antes de esta tarde. Saluda al joven Watson de mi parte…hazle saber que lamento profundamente lo sucedido—comunicó Mycroft alzando la voz a medida que Sherlock se alejaba
—seguro que lo lamentas—farfulló el rizado apretando los puños hasta que sus nudillos se tornaron blancos, mientras en su mente repetía una y otra vez “no estoy enamorado…no estoy enamorado ¡estúpido Mycroft!” ahora no podría sacar esa idea de su mente, no cuando había hecho un nido justo en el centro de su cerebro.