John abrió los ojos con dificultad, arrugó el ceño al instante se sentía desorientado y adolorido, su mirada aún borrosa recorrió la pálida habitación a su alrededor, desconociéndola por completo hasta que sus orbes se posaron en una enorme tabla periódica colgada en una de las paredes. Los recuerdos acudieron como chispazos a su mente, Sherlock drogado, la sonrisa cínica de Brook, la trampa de Stacy, el conductor, los labios húmedos de Holmes envolviéndolo todo, su aroma apabullando sus sentidos…aumentando su deseo. Sacudió la cabeza intentando apartar esos pensamientos, dormitó un poco más hasta que un suave murmullo lo hizo percatarse de que no estaba solo en la cama, se volteó para ver la pálida piel del pecho de Sherlock descubierta, abrió los labios con asombro, no podía evitar quedarse pasmado observando ese pálido cuerpo sin imperfecciones, subió lentamente sus ojos hasta llegar a ese rostro siempre serio, con una expresión que rayaba en lo grave, su ceño levemente fruncido, sonrió al ser consciente de la gran contradicción que representaba su compañero de cama “ justo cuando creo que estás junto a mí ya te has perdido en las profundidades de tu ser”…pensó, la mente del rizado en esos momentos podía estar deambulando a cientos de kilómetros de distancia, esa mirada perdida lo delataba.
Se quedó contemplándolo largos minutos en completa quietud, esperando no interrumpir su trance, pero de pronto las ganas de besarlo se hicieron incontenibles, y estiró su cuerpo acortando la estrecha distancia que los separaba, depositando un tierno beso en una de sus mejillas, los ojos de Sherlock se movieron instintivamente hacia John, pero su expresión no cambió en lo más mínimo.
—Así que finalmente has despertado —dijo por lo bajo, su voz sonó más grave de lo habitual
—así es—dijo John restregándose los ojos con pereza —deberías ser tu quien tardara en despertarse, tu recibiste una buena dosis de droga—enfatizó en la última palabra, haciendo una sutil mueca de desaprobación al recordar a Sherlock completamente ido la noche anterior.
—m…creo que después de todo el cuerpo no olvida los viejos hábitos —replicó Sherlock con una expresión divertida, mientras sus labios se jactaban en una sonrisa cruel. John bufó con desaprobación
—Las drogas no son un tema para sonreír Holmes, tus adicciones son algo serio
Sherlock pareció no escuchar la reprimenda, pareció recordar algo importante —no es que me moleste —dijo al fin el rizado cambiando de pose, volteándose repentinamente hacia John mientras apoyaba su rostro en una de sus manos.
—¿a qué te refieres?
—tu hábito de dormir más de la cuenta—susurró Holmes por lo bajo.
—¿ah no? —preguntó John incrédulo, mirándolo con extrañeza por el repentino cambio de tema, ¿acaso Holmes deseaba evadir esa conversación, reemplazándola por una trivialidad? Lo observó con cierta desconfianza ¿acaso Sherlock podía fingir esa naturalidad al cambiar de tema? ¿era capaz de imitar esa espontaneidad dando vuelta con maestría el rumbo de la conversación? ¿o estaría siendo auténtico...? se reprendió a sí mismo por sus propios cuestionamientos internos, quizás pasaba demasiado tiempo con ese muchacho después de todo…se le estaban pegando sus viejos hábitos.
—es un espectáculo fascinante verte dormir a mi lado… —soltó Sherlock repentinamente, sus ojos se clavaron en las pupilas de John, quien tragó saliva instintivamente, sin saber que responder ante ese comentario, “me tiene…nuevamente me tiene donde quiere” suspiró asumiendo su derrota, sabiendo que no podría retomar el tema inicial, Sherlock Holmes había tomado el control de la conversación.
—así que…me observas dormir—dijo al fin entrecerrando los ojos, aun con un rastro de desconfianza en sus palabras ¿por qué Sherlock perdería el tiempo observándolo dormir a él? Después de todo Holmes siempre tenía cosas más importantes que hacer.
—hablas dormido… —replicó Holmes entrecerrando los ojos con cierta diversión pueril
—¿he dicho algo que sea de tu interés esta noche? —preguntó John con un tenue sonrojo en sus mejillas, Sherlock le dedicó una mirada intensa con sus ojos verdiazules.
—…tú eres de mi interés —dijo en un susurro imperceptible. John tuvo que esforzarse para escuchar su respuesta y aun así creyó que lo había imaginado, pues en ese mismo momento Holmes ya había saltado de la cama rumbo al baño. Se sorprendió al ver que el rizado había dormido completamente desnudo a su lado, y no le importó cubrirse en lo absoluto mientras caminaba con paso resuelto hacia el tocador.
**********
— ¿No hablaremos de lo que sucedió anoche? —preguntó John, alzando la voz desde la cocina mientras tomaba un largo sorbo de café. Sherlock estaba de pie, perfectamente vestido con una camisa blanca ajustada a su cuerpo, apoyó sus manos a cada lado y observó a John levantando las cejas.
—¿estás seguro que quieres hablar de lo sucedido? —dijo a modo de desafío
John tragó el último sorbo, para luego dar un largo suspiro —me refiero a Brook…él te drogó Holmes, no estoy seguro de que quería—comenzó el rubio, intentando nuevamente retomar la conversación inconclusa.
—era una droga de sumisión —replicó Sherlock con seriedad
—¿entonces él quería abusar de ti?
—¿por qué me querría a mi de entre toda la gente? Piensa John, él puede tener a quien desee…
—Sherlock, ¿entonces qué esperaba? —insistió John esforzándose por seguir las vagas pistas que Sherlock iba revelando.
—las drogas de sumisión también cumplen otras funciones…—declaró
John arrugó el entrecejo sin entender hacia donde se dirigía la conversación
—Vamos John, ¿aun no lo pillas? Según recuerdo quieres estudiar medicina…—recordó Holmes, el rubio arrugó la nariz con frustración, sabía que a Holmes esto le estaba resultando divertido.
—pues no lo sé…quería influenciarte a hacer algo…quiere que le entregues una cosa, algo que solo tú puedes darle…bajo los efectos de la droga harías lo que el te pidiera
Sherlock ladeó la cabeza en forma de aprobación, lo había pillado, Brook quería algo que Sherlock tenía
—qué es
—no es algo que tengo…es algo que solo yo sé…Brook podría tener lo que quisiera, pero el conocimiento…eso es lo que que me hace único a sus ojos
—sigo sin entender, ¿qué es lo que quiere Sherlock?
—algo que está aquí — dijo indicando su sien con su dedo índice — …oculto en mi mente…algo que él jamás tendrá —susurró al fin, más para sí mismo que para John.
El rubio suspiró con evidente frustración, Sherlock hablaba en código, no podía evitar enfadarse cuando no comprendía lo que Holmes estaba indicando, sabía que él jamás estaría cerca de descubrir lo que Sherlock maquinaba en lo profundo de su mente “jamás estaré a su altura” pensó mientras observaba las últimas gotas en su taza de café
—Entonces sabes lo que quiere…al menos tenemos algo—suspiró resignado, Sherlock no respondió, pareció sumergirse nuevamente en el intrincado mapa de datos codificados que había armado sobre la pared. Finalmente el rubio sintiéndose algo inútil, se encogió de hombros, observando la decadente cocina con todos los estantes vacíos y pensó en ir de compras, después de todo Holmes jamás haría las compras, era el tipo de cosas que él consideraba inútiles y “aburridas”.
—pensé que insistirías un poco más—replicó Sherlock ccon cierto tono de decepción en la voz, que John percibió como una especie de reproche.
John se detuvo frente a las escaleras y retrocedió un par de pasos. Así que después de todo Sherlock lo había estado ignorando a propósito esa mañana. Asomó el rostro hacia la sala y vio a Holmes en la misma posición en la que lo había dejado, totalmente sumido en sus pensamientos ¿estaría aparentando esa concentración solo para fastidiarlo? Finalmente bufó enfadado, ese muchacho lo volvería loco, se iba a voltear para ir de compras cuando de reojo vio como Sherlock con maestría volteaba el rostro y una sonrisa ladina se asomaba en su pálido rostro,
—y bien…¿qué sucede Sherlock? Voy a la tienda ahora
—así veo…—replicó levantando las cejas con cierto aburrimiento
—¿y a qué viene tu comentario? —dijo John enfadado
—intentaba retomar la conversación que habíamos dejado inconclusa minutos antes…
—¿te refieres a las compras? ¿acaso necesitas algo? …si es así dilo de una vez…no voy a seguir perdiendo el tiempo—dijo John volteando sobre sus pies para luego salir enfadado desde la sala, pero algo se lo impidió, Sherlock lo había tomado del brazo obligándolo con un certero movimiento a detener su avance, acorralándolo contra la pared donde descansaban esos enrevesados esos códigos
—No John…no me refiero a las compras, solo intentaba retomar nuestra conversación, así que te pregunto… ¿no hablaremos sobre lo que sucedió ayer?
—si te refieres a Brook…no me has dicho nada útil para ayudarte —comenzó John contrariado, pero sus palabras fueron selladas por un beso intenso, no tuvo tiempo de reaccionar, Sherlock había hecho caso omiso a sus protestas, envolviendo sus labios con maestría mientras juntaba sus cuerpos de golpe. John tras unos instantes de sorpresa envolvió sus dedos con cierta vehemencia entre los oscuros rizos de Sherlock, sintió el cálido aliento del rizado recorrer la sensible piel de su cuello.
—no me refería a Brook, John—susurró Sherlock entre jadeos—no me he olvidado de esta noche ni por un instante en toda la mañana—confesó con la voz más grave de lo normal.
—¿quieres que terminemos lo que comenzamos anoche? —se atrevió a preguntar John con las mejillas sonrojadas, presa de la pasión del momento
Sherlock elevó el rostro, a pesar de su actitud seria, Watson logró ver una chispa de deseo translucirse a través de esos ojos claros—es lo que más deseo—suspiró cerrando los ojos, uniendo sus cuerpos con cierta violencia, John pudo sentir la evidente excitación de la entrepierna de Holes rozando insinuadoramente contra su estómago, pero Sherlock se separó nuevamente murmurando una pequeña disculpa—pero debe ser especial—dijo finalmente, repitiendo las palabras formuladas por John la noche anterior
—Pensé que no lo recordabas…—susurró John con las mejillas encendidas—tenía miedo de que lo olvidaras, que solo fueran efectos colaterales de la droga…
—Jamás podría olvidar algo como eso John Watson—ambos sonrieron por un instante, manteniendo sus miradas conectadas, por primera vez en varios días la mirada de Sherlock se ablandaba dando paso a una faceta distinta…mucho más humana “el autómata desaparece” pensó John. Pero al instante siguiente esa dulzura había desaparecido de su mirada, dando paso al ser controlador y medido de siempre—bueno Watson, me preguntaste hace un rato si necesitaba algo de ti…—dijo relamiéndose los labios con cierta diversión
—pues…si, eso es lo que dije—replicó John aturdido por el cambio de ánimo de su compañero
—pues…si no es mucha molestia—dijo Sherlock remarcando cada palabra—tu…me podrías
—si…—dijo John entrecerrando los ojos, dispuesto a rendirse ante ese joven de rizos oscuros.
—¿ me podrías traer leche? Y unas galletas…la verdad ya no hay, intenté gritarle a la señora Hudson pero no escuchó—dijo resueltamente mientras volvía a sumergirse en su trabajo.
John farfulló un par de maldiciones por lo bajo, solo Sherlock Holmes era capaz de cambiar radicalmente de actitud dejándolo aturdido con sus cambios de humor—me terminarás volviendo loco...
Apenas John se alejó del piso, Sherlock se dirigió hacia la chimenea y sacó un pequeño trozo de papel perfectamente incrustado en uno de los recovecos del cráneo, observándolo con cierta satisfacción, había memorizado cada uno de los 40 números y letras tras solo un vistazo, Mycroft debía ser más cuidadoso con sus secretos de estado…por fin había conseguido lo que el joven psicópata de Brook quería con vehemencia, en sus manos estaban las vidas de miles de civiles, solo tenía que saber como utilizar su ventaja—el juego ha comenzado…—susurró con satisfacción.