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Tu la guerra, yo la muerte. por MichaelJ2099

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El alba despunta apenas por el lejano horizonte, el sol apenas ha comenzado su camino y la corona dorada anuncia su paso. Las largas noches han provocado que cada vez más el astro rey se retrase en su ascenso, eran cerca ya del medio día pero nubes oscuras todavía no decidían moverse. Sobre la larga línea dorada logró divisar pequeños puntitos oscuros, pronto se convirtieron en líneas verticales y mientras el mar acarreaban con más fuerza sus olas aquellas figuras formaron varios mástiles y del presuroso navío sus remos más que nada alas dirigían sus cabezas hacia tierra.

Tanto tropas como voluntarios tomaban largas sogas y los varones se preparaban para ayudar en el desembarque. La capa ondeante llegó entre ellos y asomando su perfil duro tensó los brazos. 

Un clarín saliendo de las entrañas de los navíos anunciaron finalmente el arribo, los muelles se llenaron de movimiento, los largos puentes se llenaron prontamente de preciados guerreros revestidos en blancas ropas. Bajaron cargamentos de armas y provisiones. Primero uno, después otro, otro más. Así hasta sumar la cantidad de 20 navíos que durante gran parte de la mañana llegaron a los puertos de Asgard.

Ayudando en las maniobras una mano se posó en el hombro del rey del sitio. Vanir, igualmente taciturno y de blancos cabellos rulados se abrazó al rey en símbolo de apoyo. 

-Que la gracia esté contigo rey Thor.- Pronunció y el mencionado solo sonrío. 

-Mi pueblo ayudará a desembarcar, tan pronto tus hombres hayan bajado por favor vengan al palacio, esta todo listo para acogerlos. 

Vanir miró de soslayo el puente arco iris permanecía destruido, su imponente figura se quebraba en medio del gran mar. Thor notó la mirada del rey y mencionó:

-Debido al ataque, no tuvimos tiempo de ponerlo en construcción. Sin embargo, con lo que sabemos ahora, es mejor que esté cerrado, será un camino fácil cerrado. 

Asintió el rey de los magos. Mientras las monturas subían por las largas calles y entre las altas torres doradas Vanir pudo ver muchas obras de reconstrucción totalmente detenidas. El rostro del rey de Asgard todavía se veía radiante, en él las marcas de la guerra que no se sabía perdida ni ganada aún no se asomaban por su rostro. A veces pensaba que era aún muy joven, pero es que no hay una edad real para la cual uno esté preparado para todo aquél invierno de incertidumbres. 

-Mi pueblo ahora mismo se refugia en el palacio mismo, hemos procurado que únicamente los encargados de la tierra salgan, las mujeres están a cargo del suministro de bienes y solvencia para los ancianos y enfermos. Incluso los niños están felices de congregarse con mi madre y las doncellas para continuar con las lecciones de estudio que todos deben llevar. Se están acomodando en los primeros bordes, es un poco más apretada la llegada pero en cuanto nos vean estarán nuevamente esperanzados. 

Como lengua de profeta, los hombres aullaron en júbilo al verlos entrar y el paso se abrió con premura y reverencias. Vio sonrisas y lágrimas en el camino al salón real, los más jóvenes se esforzaban por salir adelante pero siempre había una lágrima seca, una espalda encorvada y cansada, rodillas que ya no encontraban el apoyo y descansaban. 

El pueblo exprimía toda gota de felicidad pues combinada con el sudor de su frente se volvía motor para continuar. Ahora quedaba preguntarse... ¿hasta cuando? ¿hasta dónde llegará?

Vanir intentó no entrar en aquél territorio ajeno, Thor estaba por descubrirlo. Miró la espalda erguida de su regente y una vez entrados en el gran salón las puertas se cerraron con un gran estruendo.

Thor subió los primeros escalones y alzó la palma de su mano hacía el cetro que reposaba en su atril. 

-La gema de la mente, entonces.

El solo nombre fue suficiente para que Thor se quedara helado dándole la espalda, escuchó un suspiro y terminó de tomar el cetro. Invitó a Vanir a tomar asiento en la mesa de mármol blanco.

-Enseguida te traerán alimentos y bebida. Quiero recibirte con la bienvenida más cálida. Descansa del largo viaje. - Hablaba con una cierta calma, hasta cierto punto impropia de él. Vanir leía en los labios fruncidos del rubio el resquicio de una máscara, algo estaba intentando ocultar.

-Comprendo que ahora se siente mucho mejor a diferencia de la última vez que entablamos conversación.

Bajó la mirada, enseguida fingió distracción cuando entraron los pajes con varias jarras de vino, lomo asado, verduras hervidas en caldo de res mientras se cocinaba todavía una pasta a las brasas de un pequeño horno. El aroma golpeando la faz del rey mago se vio animada enseguida.

-Muchas cosas han cambiado desde que nos vimos la última vez.- Mencionó y Thor se sirvió en una gran copa. 

-Demasiadas en muy poco tiempo, cierto. Entenderás que uno toma su porte de rey hasta atravesar dificultades que nunca parecen detenerse, como si al momento en el que te sientas en el trono una tormenta decide caer, al mismo tiempo que un volcán se activa y un terremoto agita los árboles y a tus murallas.

Thor alzó las cejas, finalmente parecía comprender la verdad de aquella metáfora. 

-Parece broma, pero es anécdota.- Resumió en tono bromista, Vanir rió por lo bajo. Comieron un poco más y soltaron varios comentarios sin detenerse en algún tópico en específico. Bajo la mesa, Thor tensaba los pies y a momentos los movía tamborileando el suelo, al segundo siguiente se detenía.

-Mi señor Vanir, usted ha ayudado tanto a mi pueblo desde el ataque de los Jötnar que tendrá toda la eternidad para disfrutar de nuestra amistad y apoyo en todo momento. 

Su voz, ronca y con un semblante frío le miraba de frente. Vanir dejó el cubierto sobre la mesa y una vez el bocado cayó en su estómago contempló al joven rey. Estaba llegando a un punto de inflexión, algo que parecía prever, era demasiada 'positividad' y aunque lo admiraba por ello, temía que la consumación de una actitud que Thor había descalificado tanto de su padre con anterioridad ahora estuviese saliendo a la luz.

Asgard, como buenos guerreros, eran grandes en el acto del camuflaje. Como depredadores esperando el mejor momento para saltar sobre su presa.

-Su última estadía larga, fue antes de que los jötnar nos atacaran y hundieran a mi pueblo en un terrible frío. Que sus visitas después del evento eran para dirigir el envío de ayuda y de la búsqueda de un ejército perdido de gigantes de fuego.

-Lo dice como si hubiesen pasado años de esos eventos, he estado pendiente de su nación desde entonces.

Thor tragó.

-Lo sé, y es por ello que ahora que alabo su amabilidad y ruego por su ayuda es que quiero contarle los pormenores de un giro de acontecimientos que no solo nos obligan a darle la vuelta a una página, sino que nos muestran un panorama tan distinto al que imaginábamos. Incluso para mí, que con una imaginación infantil de hace miles de años tenía y mi mentecilla buscaba las mil y un formas en las que esta guerra se llevaría acabo lo que ahora ocurre dentro de los muros de mi hogar, ¡su hogar también, rey Vanir! sobrepasan lo que pude prever.

Vanir parpadeó varias veces.

-¿A qué te refieres muchacho?

La forma tan informal, era la voz de un padre que no era Odín, pero que se estaba preparando mentalmente para que el niño ante él arrojase la verdad de una travesura que había ocultado muy bien. 

-¿Qué es lo que dices esconder en tus murallas?

-Mis guerreros han jurado silencio total sobre el asunto y algunos de mis pajes, los que llevan más tiempo también lo saben.

-Saber qué.

-En estos momentos... En mi torre más alta, tengo resguardado al futuro rey de Jötunheim y a su hermano mayor.

Los ojos grises del mago se abrieron incrédulos y pronto volvieron a su estado normal, jamás pensaría que el rey de Asgard jugaría con un tema tan delicado, pero su silencio que claramente quería decir: "Cuéntame más" fue claro y cortante a la vez.

-No es la primera vez que ellos han estado aquí.

-¿Cómo que no es la primera vez? ¿Odín los vio antes de caer en el sueño?

Thor asintió.

-Los tuvimos alojados aquí por varios meses.

En su mente sabia y vieja no tuvo que dar más pistas, se levantó del asiento y caminó como si fuese un león en su jaula. En su mente, pudo ver la cabellera echada hacía atrás y los ojos verdes de aquél que se movía sigiloso y distante a todo momento, que guardaba silencio en medio del barullo y en su momento le hizo la corte a su hija. 

Después estaba el hermano menor, alto, fornido, opuesto a su hermano mayor; ruidoso y volátil. Lo recordaba animoso yendo de un lado a otro como perro faldero con la princesa de Alfheim. 

Una vez que sus imágenes inundaron su mente dio un puñetazo a la mesa y sin importar su imagen, el duro mármol crujió y una grieta apareció. Thor pudo casi sentir la ira y la fuerza impregnada en aquél golpe, miro a Vanir, sus cabellos grises ahora regados por su oculto rostro.

-Debí llevármelos y encerrarlos cuando tuve oportunidad.- El tono sombrío incluso provocó que los cabellos de la nuca del rubio se tensaran. 

-Tenían todo un plan, fuera de nuestras manos e imaginación; todo estaba perfectamente en su lugar cuando llegaron a nuestros reinos.

-¿Fueron ellos los que te dieron la información que me hiciste llegar?

-Si.

-¿Y les creíste?

-Al igual que usted, he estado muy escéptico pero mi pueblo por lo menos al día de hoy sigue con vida, hace mucho que feroces animales de la tundra y aves de rapiña hubiesen acabado con nosotros de no ser por ellos.

-¿Les has dado poder?

-No más allá del cobijo de mi hogar.

-Pero tu pueblo no lo sabe.

-...

Thor tragó saliva. Vanir intuyó el titubeo del joven.

-¿Es por el hecho de que amas a uno de ellos? ¿de que tu mitad lleva ahora en su vientre el engendro de ese sujeto? ¿es por eso? 

Se sentó y se acercó a él con severa mirada.

-Si haz obtenido esta información, no debes esperar su siguiente movimineto, debemos acabar con ellos.

El rubio le miró con la misma fiereza.

-No, ellos no son la amenaza que creemos. Ya me he equivocado en demasía.

Vanir negó con violencia y se puso de pie.

-¡Están jugando con tu mente! ¿Sabes a lo que me refiero? Si todo esto es cierto, que sé que lo es, ellos pudieron engañar mi arte mágica, conspiraron contra mi gente para que los dejásemos libres. No me tienes que decir más, sé ahora como es que el cofre de los antiguos inviernos que había estado resguardado en mi nación llegó a sus manos. ¡Hundieron tu amado pueblo en desgracia!

-Nos utilizaron, es cierto, pero ellos también lo han sido. Por ello se fueron sin dar pelea, fue la única manera en la que evitaron que el cofre acabara con nosotros como lo hizo con Alfheim.

El rey anciano seguía meneando la cabeza, se llevaba las manos a los labios, a la barba y frotaba con dureza intentando comprender la pérdida de razón del regente de Asgard, era muy joven, era su peor defecto para el trabajo que tenía que desempeñar.

-Odín tenía razón, aún no estabas listo.

Fue Thor quien ahora se puso de pie.

-No le permito que las decisiones de mi padre sean tomadas a la ligera. Él tenía miedo a lo que me iba a enfrentar, pero al final, aquí estoy dando la cara. He decidido resguardarlos aquí, Aren cuyo nombre original es Býlestir es el heredero al trono de Jötunheim y del mismo modo, en la sinceridad de un trono ajeno me ha contado de las penurias a las que su pueblo está sometido bajo el yugo de su padre. Está en total acuerdo de jugar a nuestro favor si eso le asegura su puesto en un reino que pretende reconstruir.

-No entiendo Thor, ¿por qué te has dejado embaucar por esas patrañas?

Una copa terminó en el suelo cuando Vanir se apoyó en el filo del mármol resquebrajado, pronto se incorporó.

-Tu no sabes lo que ellos son capaces de hacer.- Masculló con un dedo al aire.

-Lo puedo imaginar.

-La imaginación no puede brindarte la sensación de ser torturado en vida y jamás morir.- Mascullaba su voz, aguantando un grito de dolor.

-Tu jamás lo sabrás y tampoco lo deseo, prefiero tu ignorancia que el conocimiento del tormento que te estoy confesando.

El rey rubio no parecía comprender aquella furia y dolor guardados en su más profunda garganta. 

-Tienes que acabar con ellos. Si ese sujeto del que hablas es el rey futuro, úsalo como trueque. Que te devuelvan la paz momentánea hasta que tu pueblo se reconstruya y puedan crear un gran ejército. Sino lo haces, vendrán por su vástago.

-No hay tiempo.- Se adelantó el joven Thor.

-Por el momento, hemos tenido un enfrentamiento directo con Laufey.- Su solo nombre lo pronunció en susurro y Vanir casi se vuelve tan blanco como su ropa.

-Esa bestia estuvo aquí...

En ello, Thor se alejó le dio la espalda y buscando su cetro apretándolo duramente en su palma prosiguió:

-El hijo mayor de Laufey. Loki, su nombre original es Lygar, es la carta maestra que tenemos dentro de todo este gran desvalijo de energías y golpes entre naciones.

Su pecho subía y bajaba con la adrenalina.

-A mi lado. A un lado de Asgard, ha jurado lealtad y ha protegido la ubicación de su hermano lejos de aquí con una gran ilusión.

-¿Me estás diciendo que ha podido engañar con un simple truco de magia?

Thor guardó silencio y una brisa entró al mismo tiempo que una antorcha crujía. Se acercó varios pasos hasta estar bien de frente y tomarlo del brazo.

-¿Recuerda usted la desaparición misteriosa de Jötunheim? ¿el atraco en las minas de Muspelheim?

No obtuvo respuesta pero sabía que era afirmativa.

-Loki pudo hacer todo eso... solo. Su poder ha rebasado en muchas cosas el mismo conocimiento de mi madre.

¿Un ser más poderoso que una antigua doncella de la raíz? Imposible.

-¿Desde entonces ese muchacho ha estado detrás de nosotros? haciéndonos perder el tiempo en juegos.

Thor asintió.

-Vanir, el es muy valioso.

El rey endureció de nuevo el rostro.

-Sé que lo es para ti.-Susurró.

- ¿Pero lo es para tu gente?

Quedaron con el rostro tenso frente a frente. En el instante siguiente las puertas se abrieron.

-¡Padre! - exclamó Syn y trotó graciosamente hacía los brazos del rey, quien estrechándola a su figura le llenó la frente de besos y acomodó sus negros cabellos.

-Estás a salvo hija mía.- Decía y miraba por encima del hombro femenino los ojos azules del rey. La discusión se había distendido pero el tema no había terminado. 

-Claro que lo estoy. He hecho lo que me has pedido con mucho ahínco.

-¿Tu lo sabías? - la miró fijamente con una mano tras la nuca femenina. Syn borró la sonrisa y regresó a una mirada de no comprender lo que se le decía.

-¿Saber qué?- preguntó inocentemente. 

-Los sujetos que aquí se esconden.

Syn miró de reojo a Thor.

-Loky y Aren.- Añadió.

-¿Han preferido mantener la mentira entonces? - dijo Vanir sin mirarlo directamente. 

La mujer se le plantó de frente y le tomó de los costados del rostro.

-Tienes que aceptarlos. - Su voz resonó dura y serena a la vez. Vanir negó.

-No, esto no es lo que me pediste.

Thor no comprendió el hilo de la conversación. 

-Tendrás que hacerlo, ellos son los que necesitan estar aquí y ahora. Sé que pueden demostrártelo del mismo modo que lo han hecho con nosotros. 

-¿Nosotros? ¿se han atrevido a ponerte la mano encima?

En un momento estuvo a punto de recriminar las preguntas inquisitivas cuando la puerta se abrió. Un encapuchado entró a la par que Sif, al ver a Vanir hicieron una reverencia y esperaron a que se les autorizara hablar.

-Rey Vanir, ellos están aquí para ayudar, ahora mismo lo están haciendo.- Dijo mirándolo, en ello se giró al encapuchado, al descubrirse pudo ver la silueta morena de Aren, sus cabellos negros alborotados y los ojos verdes que miraban de soslayo al rey de Vanaheim. En cuanto el rey lo miró alzó la quijada como desaprobando su presencia.  Tomó a Syn del hombro queriendo apartarla pero ella se rehusó. 

-¿Que noticias tienes?- Preguntó el rey de Asgard.

Aren mirándolo habló:

-Encontramos un intento de fogata y una zona donde las plantas todavía se ven inclinadas, algo de peso mayor al de un animal pasó por ahí. Creemos que su intención no era acampar solo estar en la zona más alta para poder visualizar desde allí el reino. 

-¿Es posible que viesen desde esa altura?

Aren asintió, Sif añadió:

-No tienen mucho que se fueron, probablemente en cuando el sol salió deben todavía seguir por las fronteras Hugin y Munin ser perdieron en la deriva tal cual fueron tus órdenes. 

-¿Qué es lo que está pasando? - Preguntó Vanir. 

Thor explicó la situación:

-Ayer por la noche, sufrí un ataque de insomnio y mientras recorría el palacio pude ver una lejana luz internada en los bosques, no había modo alguno de que se tratase de uno de los nuestros. Era pasada de la media noche. En ello iba a disponer de mi caballo y mis hombres para poder ir a investigar cuando decidí despertar a Aren.

El mencionado solo agachó la cabeza. 

-Sabemos que los últimos ataques han sido provocado por los jötnar así que no erré en consultarlo. Aren, continúa por favor:

Con el rostro enrojecido de molestia Vanir lo miró de arriba a abajo y lo escuchó:

-Cuando el rey Thor acudió a mi, le sugerí que fuese menos llamativo con la cuadrilla de exploración, propuse que me moviese yo y un acompañante además de los cuervos del rey para poder investigar. Lo que ahora mismo vimos, es un pequeño campamento que no se pudo completar en lo que va de la noche, pero conozco las huellas de lo que vi y de las marcas en los árboles.

Miró a Vanir y a Thor.

-Son mi gente, están a las afueras. No sabemos si se trata de una sola intención de exploración, pero es seguro que pronto intentarán un ataque directo, en vista de que las bestias utilizadas han sido neutralizadas por el ejército y la ayuda de mi hermano. Ahora mismo necesitamos más ayuda, toda el apoyo físico posible ya que Loki...

Thor alzó la mano en réplica y Aren guardó silencio. 

-Su llegada ha sido una posible luz de esperanza, por favor, ayúdenos, ya lo oyó, necesitamos estar preparados. Hágalo por mi pueblo agradecido con usted, no nos dé la espada ante la guerra inminente. Mis hombres están preparados pero muchos están cansados de la incertidumbre, su estancia aquí nos dará ánimos y podremos contener el ataque hasta que podamos deshacernos de la gema del infinito.

Vanir bufó con la última frase.

-Eso es algo titánico, Thor. Necesitarás más que un solo ejército, ¿qué hay de ese tal Loki? ¿qué piensa el aportar en todo esto?

El rubio tensó la quijada y se sumieron en silencio. Poco después Thor volvió a hablar:

-Quisiera comentarle lo que ha sucedido, pero en privado, ya que es un favor muy grande el que deseo pedirle.

Al oír esto, los demás dieron una última reverencia y se alejaron.

-Quiero que él esté presente.- Añadió Vanir y Aren supo que debía detenerse en el acto. Sif no detuvo el paso aunque lo aminoró solo para ser tomada del brazo por Syn y continuar su camino hacía la salida. 

-Será mejor que los dejemos solos.- Dijo en susurro.

Las puertas se cerraron y ahora solo quedaron los tres. Aren todavía dándoles la espalda respiró hondamente. Lentamente se giró para ver los ojos acusadores sobre él. Vanir caminó hacía él y le miraba como quien mira una rata.

-Vanir.- Lo llamó Thor, el rey y el todavía príncipe se miraron con dureza. El anciano regresó la vista al rubio.

-¿Qué me pedirás? ¿qué una fuerzas con ellos? ¿qué les dé una parte de mi poder para que puedan derrocar el supuesto infierno que se vive en las tierras heladas? 

El rubio negaba cada acusación con el cansancio de quien escucha una historia repetida otra y otra vez.

-Quiero pedirte que cures a Loki.

Aren miró de reojo al rey.

-¿Qué es lo que padece que no puede ser curado por tu gente y los conocimientos de tu madre?

Tragó saliva.

-Perdió el potencial de sus poderes cuando Laufey le arrancó los ojos. Aren, aquí presente me explicó la importancia de los sentidos en los centros de poder de cada uno de los reinos. 

-Muy mal de tu parte no saberlo.- Regañó como el padre que era. Thor sintió el rostro enrojecerse en vergüenza. 

-Hemos podido reconstruir sus órganos pero es incapaz de regresar su vista. Debe haber algún modo de que pueda volver a ver, de esa manera el tendrá una vida normal y nos podrá ayudar. Estoy seguro de que debes saber alguna forma.

Su voz casi suplicante dejó entrever la fibra sensible que cruelmente lastimada había dejado el estado precario de su objeto amado. Arrebatado de sus manos, devuelto en piel de enemigo, tomado por el corazón de otro y ahora: invidente. Vanir pudo percibir su dolor que reflejado en su hermano menor pudo igualmente notar.

-Sé que somos las últimas personas en las que podría confiar, pero créame cuando le digo que él prefirió perder sus ojos antes de confesar todo lo que habíamos vivido aquí y aprendido.

-¿Por qué fue interrogado él y no tu?- Cuestionó Vanir.

-Mi padre, no me cree capaz más allá de dar órdenes a los ejércitos y derribar cuantos hombres se me atraviesen, sabe que seré el rey pero por lo visto - miró a Thor - no planea dejar el trono pronto y ahora he pasado de ser su posesión más valiosa en descendencia a ser solo un mueble más de su pared de trofeos. Jamás me cuestionó sobre lo que pasó aquí solo tomó interés cuando mi hermano gemelo, Helblindi estuvo de acuerdo en tomar posesión de mi cuerpo y mente en varias ocasiones. No está interesado en otra información que pueda tener.

-Y ahora ellos creen que no te encuentras aquí con ellos. ¿No es así?

Aren asintió.

-Tu hermano intentó protegerte de ser un trofeo más para tu padre pero en cambio, al decir que no hay nada 'valioso' en Asgard ha dejado en claro que es necesario un ataque a estás tierras. No hay nada que recobrar, solo destruir. Es lo que mejor hace tu especie.- Finalizó Vanir.

-Me has traído para que mis hombres mueran.- Añadió mirando a Thor.

-¡No, si peleamos juntos...!

-¿¡Contra una gema del infinito!? - gritó.

-Si Laufey ha perfeccionado su poder sobre ella, en cuanto nuestro hombres estén a su alcance hará que se vuelvan contra nosotros. Laufey es un salvaje que evitará ensuciarse las manos, usará la artimaña más sucia de todas que es tomar posesión de lo más sagrado para nosotros como reyes; nuestro pueblo. Finalmente lo pondrá en nuestra contra.

Se sentó con cansancio en la silla vacía cerca.

-No hay plan lo sé, pero tampoco quedarse de brazos cruzados es la solución; por ello, Vanir, te pido que cures a Loki. Con su poder, estoy seguro de que podremos combatirlo.

-Espera, ¿qué? ¿piensas usar a mi hermano como arma de guerra? - se adelantó Aren.

-¡No puedes dejarle semejante tarea!

-Él estará a cargo de ayudarnos a defendernos, deberías acostumbrarte ya que tu tienes el deber de matar a tu propio padre. Escuchaste lo que Hela dijo al igual que todos.

Vanir también lo sabía. Solo un jötun de sangre pura podía liberar al pueblo de Jötunheim de la barbarie de Laufey, pero... ¿qué es lo que había que salvar? se preguntaba todas las noches Aren, amaba sus tierras pero sus gentes estaban tan corrompidas que rogaba a las estrellas cada día que al final de aquella guerra hubiese algo que salvar en esas tierras congeladas. Algo más que castillos y furia contenida.

-Hay un modo.- Anunció Vanir en voz baja. El rostro de Thor se iluminó.

-¿Cuál es?

-Las memorias de alguno de sus conocidos. Sin embargo, es sumamente complicado.

Thor no comprendió.

-¿Qué quieres decir con las memorias de sus conocidos?

-Para devolverle la vista, hay que darle un 'vistazo' a través de los ojos de alguien más. A través de una conexión de mentes mientras el que está dando provee de 'imágenes' solo así el otro podrá recobrar su capacidad de ver. Es una unión creada no solo por magia sino por fuerza vital de ahí que sea tan complicado, quien le dé esas imágenes deberá ser alguien con quien conexión sea más poderosa que cualquier otra.

A cada palabra Thor lograba esperanzarse aún más, no importaba lo complicado, si seguían las instrucciones al pie de la letra lo lograrían.

-¡Hagámoslo! - Exclamó y miró a Aren sonriente.

-Yo seré quien le dé esos recuerdos, lo tengo grabado en mi mente desde mi uso de razón.- Añadió Aren.

-Pero no los voy a ayudar.- Sentenció Vanir.

Los ánimos sucumbieron hasta lo más profundo del suelo.

-¿Qué? ¿por qué? - preguntó Thor y le tomó del hombro buscando respuestas. Vanir se puso de pie y le retiró con aspereza el brazo del hombro.

-Hace casi dos mil años, uno de mis hombres fue atacado por tu queridisimo Loki en las minas de Muspelheim y le dejó ciego al robarle parte de sus memorias. 

Miró a Aren.

-Todo ello con la finalidad de encontrar el cofre de los antiguos inviernos bajo mi resguardo.

Thor recordó que cuando había pisado las tierras de Alfheim cuando su padre lo había enviado, se había topado con ese hombre a quien Thor vio sucumbir con los poderes del jötun disfrazado. 

-¿Por qué no lo curaste como me dices?

Vanir tenía una expresión fría.

-Ellos eran de mi guardia especial, no eran solo soldados y un requisito para poder serlo es que deben borrar las memorias de su familia con respecto a él y solo tener la información adquirida de su preparación como magos guardianes. Esto con la finalidad de llevar a cabo un largo camino de alineamiento de alma-mente que ningún lazo pueda perturbar. Ese hombre, por voluntad fue borrado de la mente de su familia y de sí mismo para poder servir en el palacio bajo mi tutela. Sin nadie que lo recordase antes, ¿cómo podía devolverle la vista? y si no pude curar a uno de los míos ¿por qué debería hacerlo con quién le ocasionó tal desgracia?

El silencio siguiente nadie más lo pudo romper. Vanir sostuvo una mirada cargada de molestia hacia el rey de Asgard. Poco después emprendió su camino y salió de la sala dejando al rey y al futuro rey confundidos y mudos.

-¿Puedes adivinar que es esto? - decía dulcemente la mujer rubia mientras le pasaba un fruto pequeño de color rojo.

-Fresa.- Contestó Loki poniendo el fruto a un lado. Sonrió ante su triunfo.

-Excelente, vamos esta.

Liv le puso en la mano una fruta de color amarilla con su corona aún adherida. Se sentía no del todo suave, un poco rugosa y la corona que aún tenía estaba dura.

-Guayaba.

-Muy bien Loki.- Dijo la mujer mientras tomaba el fruto de la mano del invidente, esta vez Loki ya no se esforzaba por enfocar cosas que no podía ver, mantenía sus ojos perdidos en el espacio y respondía girando la cabeza por donde el sonido viniese.  Curiosa transformación de la noche a la mañana había comentado Liv mientras él se encogía de hombros y decía: "tu primo es muy intenso en eso de ser sincero".

Sonrió.

-Es suficiente, haz acertado en 18 de 20, estimular tus otros sentidos te ayudará a mantener tus niveles de energía estables en lo que recuperas tu vista.

-¿Crees que de verdad la recuperaré? - su voz un poco apagada sorprendió a la rubia quien continuó pelando las frutas que estuvieron presentes en el examen serían usadas ahora como refrigerio. Las hojas sobre ellos se mecieron con una brisa, era agradable estar en la torre de la princesa. Liv no respondió enseguida.

-¿Crees estar listo para adaptarte a este estilo de vida? - preguntó  y solo obtuvo un bufido intentando emerger una risa.

-Ten fe Loki, sé que podrás recuperarlo.

-Querrás decir recuperarla.

-Me refería a Thor.

Sus ojos aunque imposibilitados se abrieron de par en par. 

-Aunque admito que no pensé que jugarías la carta de los celos, Thor es muy sensible en ese exterior lleno de músculos si no la usas sabiamente podrías alejarlo en vez de atraerlo.

Loki negó con la cabeza.

-Creo que estás mal entendiendo las cosas.

La rubia sonrió de lado.

-Usar a su mejor amigo no me parece muy limpio pero tampoco lo que él hizo con tu hermano y contigo.

-Espera un momento, yo no me le he insinuado a Fandral. ¡Él es que parece no querer dejarme! Desde que Thor aceptó nuestra presencia en Asgard Fandral fue relegado de sus actividades como mi 'viligante' y aún sí ha permanecido a mi lado como si de un perro faldero se tratase.

Liv seguía sonriente mientras le servía y acercaba un tenedor a los dedos de Loki.

-Entonces buen amigo, eso quiere decir que tienes un talento innato para atraer a rubios libertinos con buen rostro pero idiotas en muchas ocasiones.

Descrito de esa manera, finalmente la sorpresa se borró del rostro del moreno que soltó una pequeña risa.

-Sé que piensas que soy un maldito por no poner mi distancia con Fandral pero...

-Escucha, no importa qué es lo que tu y Thor hayan tenido, la realidad es que ahora él y tú están tan ocupados en buscar un sitio para sí mismos que volver a mezclarse con emociones ajenas no sería lo más sensato en estos momentos.

Loki se sintió reprimido y con deseos de argumentar lo contrario pero es que en realidad no parecía haber argumento alguno para ello.

-Es por ello que no tiene fin práctico el que te estés martirizando, ni él tampoco, dejen de verse al rostro de manera heridas y acepten lo que pasó, les ayudará a saber si están destinados en el futuro a estar juntos. Sino lo es... te diré que Fandral te traerá muchos dolores de cabeza.

-Ya basta de meter a Fandral en todo esto.- Se llevó los frutos a los labios mientras sonreía tontamente. 

-¿Lo quieres?

Guardó silencio.

-¿Por qué deseas saberlo? Me ofende pensar que crees que mis sentimientos están para saciar curiosidades.

Liv negó y le tomó de la mano.

-No, lo siento, no es eso lo que quise dar a entender. Pero, te he visto tan aturdido y con tantas preguntas en tu rostro que quise decirte una para que al menos tu atención solo se dirigiese en solo una cosa que no es menos importante.

El jötun sonrió de medio lado, pero había un poco de duda y amargura en el gesto de sus labios.

-No puedo decir que le quiero, pero tampoco que lo odio. Aún así...

Liv aguardó.

-Me siento cómodo con él, y no podía admitir que me sentía bien de ser acobijado por alguien más. Lo quiero por lo que es ahora en mi mundo, un cobijo y amigo, pero... no podría definir aún qué es lo que él provoca en mí. Ansiedad, incertidumbre, vértigo cuando siento su aliento cerca de mí pero también... amargura, como si estuviese cometiendo algún pecado imposible de pagar. Fandral una vez dijo que mi mayor defecto no era no expresar amor, sino que no me permito el recibirlo de los demás. No sé sino recibo su afecto por este defecto o porque siento que acercarme a él sería perder a Thor para siempre.

La joven no siguió con la conversación y se limitaron a comer sus refrescantes frutas hasta quedar saciados. 

-¿Cómo te has sentido?

-Cada vez duermo menos, Aren se preocupa porque me ve más cansada y suele mecerme en sus brazos. Dice que es porque el bebé está despierto y se mueve tanto que no me deja dormir.

-Si, no sé que tan agradable sea para ti saber que tiene conocimientos de ambas vertientes parentales.

La joven rió.

-Admito que también hubiese sido gracioso verlo embarazado a él.

Loki  hizo una mueca.

-Aunque es parte de los jötnar el tener ambos órganos reproductores no me imagino a Aren corriendo de aquí para allá con un barriga. La muchacha se percató de una risa ansiosa en él. Los hermanos se habían visto brevemente durante la noche cuando el menor salió por órdenes de Thor ante la posible amenaza ajena.

-Espero que hayan regresado ya.- Dijo Liv.

-Seguro que si, tal vez estén finalmente diciéndole al rey Vanir de nuestra presencia. Me pregunto si querrá llevarnos como prisioneros ahora.- Sin preocupación pronunciaba las palabras. 

-No lo permitiríamos.

-No es que tengamos muchas cartas a nuestro favor, la ayuda de Vanir será esencial ahora que estamos en el ojo de un huracán y no sabemos hasta cuando durará.

El huracán arrojaba desde sus fauces el terrible presagio. Así son los desastres, inesperados, devastadores y en este caso capaces de demoler el techo de la torre de la princesa. Los muros echos pedazos salieron volando en todas direcciones cuando el objeto desconocido impactó. Lo que quedó de las plantas que crecían salvajes se cubrieron del polvo a causa de los escombros. Una mano pálida salía por debajo de un gran montículo de pequeñas piedras. Loki tosió, ahogándose entre el resto del techo caído, sentía un terrible chillido en el interior de sus oídos producto del impacto.

-¿Liv? - no podía escucha si quiera su voz.

Palpó con las manos los escombros, sintió el corte limpio de una de ellas contra su mano, respingó pero continuó.

-¡Liv! ¡Responde por favor! - gritó, intentó sacar medio cuerpo todavía bajo algunas flores y más parte del techo caído.

Le carcomía la desesperación, sus ojos inútiles ardían aunque no pudiese usarlos, sus oídos no podían darle pista alguna, el dulzor de las frutas comidas habían desaparecido. Su cuerpo finalmente salió debajo. 

-¡LIV! - gritó, no podía estar lejos, estaba tan solo a su lado, tenía que estar cerca de ella. Rogó a los cielos que sus oídos dejasen de pitar en aquél infernal sonido, cerró los ojos intentando concentrarse, era cierto que cuando se perdía uno de los sentidos los demás se abrían exponencialmente.

¡Por favor! ¡¿dónde está?!

Pensaba desesperadamente.

-Lo...ki... 

Un susurro, su oído cual felino se alzó, se agachó hasta poder sentir las rocas desperdigadas, con mucho cuidado de donde pisaba, pudo sentir una mano, y unos cabellos regados. Con toda la fuerza que tenía arrancó de encima de ella cuanto obstáculo estuviese interponiéndose. Cuando finalmente pudo sentir medio cuerpo la tomó por debajo de los brazos.

-Tengo que sacarte de aquí.

Gimió de dolor cuando se sintió nacer de las entrañas de piedra. Loki todavía débil no pudo contener todo el peso y Liv terminó encima suyo. Le apartó los cabellos del rostro con las manos.

-Por favor dime que puedes ver.

-Puedo... pero... me duele mucho el vientre.

Loki la palpó y pudo sentir que bajo su vientre las ropas estaban empapadas.

Por el Yggdrasil que eso sea agua. Pensó.

-Escúchame, necesito que me guíes hacia la salida, tenemos que llevarte a las cámaras de recuperación.

Ella asintió con lo que le quedaba de fuerza, como pudo Loki se la echó a la espalda y pasó sus rechonchos brazos alrededor de su cuello.

-A la izquierda, cuidado con unas piedras, parecen afiladas.- Murmuraba entre dolores. Entre resbalones y un par de caídas llegaron hasta donde la puerta debía estar, había menos escombro y de un gran empuje pudo ceder.

Antes de caer al suelo de bruces pudo escuchar los cascos de los soldados que corrían.

-¡PRINCESA! - exclamaron. La tomaron como pudieron. Loki sabía que debía ponerse de pie, nadie lo ayudaría. Apoyándose primero en una pierna luego en la otra. Hasta que sintió un brazo que le rodeó el costado. 

-Él también está herido.- Agregó el desconocido que Loki no podía enfocar, con el apoyo de su cuerpo dirigieron a ambos por el pasillo a zancadas.

-¿Qué ha sucedido? - preguntó el invidente.

-No estamos seguros, estábamos en este lado del castillo cuando escuchamos el estruendo, nos dividimos de nuestra tropa original, algo debió ocurrir en el frente.

-¿Qué diablos es eso? - cuestionó otro más alejado.

-Parecen... bolas de hielo gigantes.- Murmuró sin comprender exactamente sus palabras. Los ojos del joven se abrieron de par en par. Se removió del agarre y casi tropezándose se irguió.

-Necesito ir al frente.

-¿Estás loco? no hay nada que puedas hacer allá. 

Sintió una pequeña ráfaga en su rostro. Un soldado había movido su mano frente a él.

-¿Eres ciego no es así? no tiene caso. 

-Entonces iré solo.

-Te matarás en las escaleras.

-Llévalo.- Agregó uno de voz ronca. Liv se alejó en los brazos de los soldados y Loki volvió a ser tomado por el brazo para ser conducido.

-¿Estas seguro?

-Nunca lo he estado tanto.

Las piernas ardían por el gran peso que sobre ellas fue impuesto, pero conforme avanzaban intentó con todas sus fuerzas darles el vigor necesario, tenía que estar en óptimas condiciones. Se limpió la suciedad del rostro e incluso intentó acomodarse las ropas. 

Durante todo el trayecto se habían escuchado por las alturas como algo continuaba chocando contra el castillo, más bien, contra el escudo.

-¿Por qué continúan si no pueden entrar?- se preguntaba el soldado. Loki temía que hubiese manera alguna de destruir los escudos, su ansiedad crecía como un fuego en su pecho. En ello, tras largos escalones pudo sentirse recibido por la voz de Aren.

-¡LOKI! 

El soldado lo dejó en brazos de su hermano.

-¡Por los dioses! ¿qué ha ocurrido?

-Recibimos un impacto.  Liv fue llevada a las cámaras de recuperación. 

Aren lo puso contra un pilar y estuvo a punto de salir corriendo pero su hermano lo detuvo.

-Espera... ¿qué está pasando? ¿qué fue lo que nos impactó allá?

-¿Hay también otra de esas cosas allá arriba? ¿en la torre? - cuestionó con dureza el hermano menor.

-No sé de qué cosas hablas.

Aren lo tomó de los hombros.

-No sé que sean exactamente pero son bolas de hielo, se han comenzado a estrellar en el frente del gran castillo, sabemos que han sido enviadas desde la frontera con una fuerza impresionante. Hemos activado los escudos, los ases están siendo resguardados pero... no todos pudieron entrar a tiempo, una parte de la entrada se derrumbó.

Loki sintió amarga la voz de su hermano y no pudo pronunciar palabra.

-Ve con ella, yo me quedaré aquí.

-Pero si tu también estás malherido. Te llevaré con ella.

Pero se resistió.

-Necesito ver a Thor, necesito que me muestre a como dé lugar esas extrañas 'bolas de hielo'.

Aren se lamió los labios con preocupación, veía el rostro sucio de su hermano, las ropas maltrechas y una pierna que sangraba levemente desde la rodilla.

-Yo lo llevaré, ve a ayudar a las tropas, tenemos que hacer que esas cosas despeguen de nuestros escudos.- La voz de Fandral sonó imperiosa y Aren quiso discutir.

-Confía en nuestros médicos, ahora mismo una gran cantidad de gente se dirige hacia allá por los estragos, te necesitamos aquí.- Le ordenó.

Hubo un silencio pero Aren finalmente respiró hondamente, probablemente asintiendo.

-Parece que tienes un imán para los golpes.- Añadió Fandral con descaro mientras tomaba a Loki y lo subía a su espalda. Corrió con premura y junto con Aren llegaron a la zona principal, se escuchaban los chillidos de los ases, de mujeres, de hombres y niños. Había llantos desconsolados y mucho movimiento.

-¡Corran a la sala principal! - gritaba con toda su energía el espadachín. 

-¿Dónde está Thor? - preguntó.

-Ya lo veras... bueno... es un decir.

¿Cómo podía ser un idiota en momentos como aquellos? sintió el calor sobre su piel, tal vez porque habían salido finalmente, escucharon golpeteos de armas y gritos todavía a la lejanía.

-¡Recojan a los granjeros! ¡están atrapados en el bosque!  - gritó el rey y supo entonces Loki que un hecho sin precedentes estaba ocurriendo y el era solo un topo ciego.

-¡Thor! - gritó Loki esperando obtener respuesta, no fue inmediata pero sintió su mano tras su nuca.

-¿Qué te ha ocurrido? ¿estás bien?

-Me encontraba con Liv cuando el techo se vino abajo.

Thor se enrojeció.

-Ella está bien, está siendo atendida en estos momentos.- Agregó Loki.

-¿Ha que has venido? Es el peor momento para que un lisiado esté aquí.- Comentó molesto.

-Necesito ver esas extrañas cosas.- Contestó.

-¿Qué otra cosa pueden ser? ¡Hielo macizo! Mis hombres han podido encontrar el punto de fuga de los impactos, estamos listos para partir hacía allá.

-¿¡LAS MONTURAS ESTÁN LISTAS!? - gritó hacia otra dirección que el moreno no pudo encontrar.

Un grito de guerra se escuchó como contestación y las monturas terrestres y voladoras salieron a toda prisa.

-¡Thor, espera! 

-¡VANIR, TOME A SUS HOMBRES CUIDEN A MI GENTE, AHORA MISMO SALDREMOS!

Pero no obtuvo respuesta esta vez. Lo escuchó haciendo un "¡JA!" y supo entonces que estaba en pleno vuelo con Sleipnir. 

-Con un demonio.- Masculló Aren, tomó a Loki y lo acercó hasta la gran circunferencia de hielo. Antes de que continuase, le susurró al oído.

-En cuanto lo toques, sabrás qué es.

No le daba nada de confianza aquella frase y aguardó unos momentos, contra su piel lastimada sentía el frío que emanaba aquel objeto gigante. Alzó la palma de su mano y la colocó encima del gran témpano. No le quemaba, no podía, por sus venas corría la sangre de un gigante de las nieves.

Cerró sus ojos mientras continuaba inspeccionando, aunque daba lo mismo lo ayudaba a concentrarse mejor.

-Esas cosas no se están derritiendo.- Argumentó Fandral.

-El ataque terminó, pero al menos unas cien o más de ellas están regadas por los territorios al palacio y la ciudad.

Silencio. Quiso decirles, necesitaba concentrarse, rogó por un poco de la magia que debía estar todavía dentro de él, aunque engullida y apagada en cenizas, tenía que quedar al menos retazos de lo que era. 

Ayuda, necesito ver. Necesito ver lo que hay delante de mí.

Murmuraba para su interior y quería convocar a la voz molesta de aquél antecesor que gustaba de hacer monólogos que provocaban dolores de cabeza dignos del mismísimo Hel. Nada venía, nada acudía a él en esos momentos. Solo una señal.

Solo un zumbido. Un pequeño hilo de vibración. Luego se apagó. Tras varios segundos surgió de nuevo y como una oleada llegó hasta la palma de Loki.

En ese preciso instante Thor pudo escuchar una voz. Su nombre era gritado cual rugido de bestia. El rey se giró y pudo ver al invidente llamándole.

-¡REGRESA! ¡ES UNA TRAMPA!

Al igual de inesperado que el primer impacto, la bola de hielo estalló en miles de pedazos que rasgaron la piel de los que aguardaban demasiado cerca, de su interior cual huevo de gallina subía como la marea una figura pristina.

Aren, se aterrorizó cuando vio como un gigante emergía y se erguía, pero había algo alrededor de él. Una armadura hecha del mismo hielo que había activado los escudos del palacio, brillaba casi como si en efecto tornasol se volviera rojiza.

-Que las valkirias nos ayuden.- Susurró Fandral ante la temible imagen. 

Loki... Solo podía escuchar el silencio previo a la muerte segura.

 


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